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𝓟𝓻𝓲𝓶𝓮𝓻𝓪 𝓶𝓾𝓳𝓮𝓻 𝓮𝓷 𝓹𝓻𝓮𝓷𝓭𝓮𝓻 𝓾𝓷 𝓹𝓮𝓫𝓮𝓽𝓮𝓻𝓸

𝓸𝓵í𝓶𝓹𝓲𝓬𝓸, 𝔂 𝓮𝓵 𝓲𝓶𝓹𝓪𝓬𝓽𝓸 𝓼𝓸𝓬𝓲𝓪𝓵 𝓰𝓮𝓷𝓮𝓻𝓪𝓭𝓸

Enriqueta Basilio Sotelo nació el 15 de julio de 1948 en ciudad de Mexicali, Baja California y
falleció el 26 de octubre de 2019. Fue una mujer que pasó a la historia por ser la primera en
encender un pebetero olímpico, con motivo de los Juegos Olímpicos de México en 1968, los
primeros celebrados en América Latina. Se destacó en la especialidad de atletismo.

Se destaca de su biografía, en 1968 Enriqueta Basilio ya era considerada una figura


predominante del atletismo en México. Esto le hizo ganar méritos para ser seleccionada por
el comité olímpico para ser portadora de la llama que iluminaría la celebración del máximo
evento deportivo, esta vez a realizarse en tierras mexicanas. La elección de Queta para
encender el pebetero marcó un hito en dicha competición porque por primera vez una mujer
tendría semejante honor.

En esos días su mayor sueño era competir en las olimpiadas, algo difícil porque realmente
no tenía mucha experiencia. De hecho sólo había participado en dos torneos
internacionales: los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, en 1967, y una
competencia en Cuba al año siguiente. Por eso no esperaba correr en la olimpiada. Ni
mucho menos encender el pebetero. Queta Basilio cuenta que el comité organizador decidió
romper con la costumbre de asignar a un hombre la tarea de encender el fuego olímpico.

Enriqueta dio por inaugurada la celebración de los Juegos Olímpicos México 68 un 12 de


octubre y a partir de esa fecha se convirtió en una figura histórica. Fue la primera mujer en
realizar este acto en los primeros Juegos Olímpicos realizados en suelo latinoamericano y
los únicos hasta el momento.

En los Juegos Olímpicos del 68, Basilio tenía 20 años de edad y tuvo la habilidad para subir
los escalones que la llevaron al pebetero del Estadio Olímpico Universitario, ante cien mil
espectadores, así como los atletas que se habían reunido para la ceremonia.

A pesar de que el gesto como tal es un acto de hecho simbólico, en el caso de Enriqueta
Basilio tuvo un significado social que ubicó por primera vez a una mujer en el centro de
atención en el área deportiva mundial. Después de esta aventura, Basilio fue adquiriendo
mayor notoriedad en su país y en el mundo. Para conmemorar la gesta olímpica de México
68, la propia Enriqueta fue la organizadora y participe de un evento conocido como
Recorrido del Fuego Simbólico por la Paz y el Deporte, el cual se realiza en la capital
mexicana cada año.

Queta Basilio quedó oficializada como portadora de la antorcha olímpica, por eso en los
años siguientes tuvo otras oportunidades de realizar este gesto en otros eventos. Por
ejemplo lo hizo en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014 y de nuevo en
los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, donde fue antorchista durante el recorrido de la
llama por la ciudad capital mexicana.

Desde Basilio, varias mujeres han encendido los pebeteros olímpicos. Sus logros atléticos
no fueron tan memorables y nunca más compitió en unos Juegos Olímpicos, pero inscribió
su nombre en la historia del deporte mundial.

Decidida y con elegancia ascendió los 90 escalones, saludó al mundo por los cuatro puntos
cardinales y realizó el acto ritual.

“No sólo prendí el fuego olímpico, encendí el corazón de las mujeres”, dice a cinco décadas
de haber ingresado a la historia olímpica, en su regreso a la UNAM, sentada al pie de ese
pebetero que la marcó para siempre.

Enriqueta Basilio falleció el 26 de octubre de 2019, a los 71 años de edad tras pasar sus
últimos años con la enfermedad de Parkinson. Queta Basilio fue considerada la mejor atleta
femenina de su época.

El impacto social generado que por primera vez una mujer prendiera el pebetero olímpico
fue inmenso, ya que durante esos tiempos las mujeres no tomaban lugar para realizar este
tipo de acciones. Este episodio la convirtió en un emblema para las mujeres en México,
sobre todo las deportistas, sin embargo, su elección para este acto tan representativo de
todos los Juegos Olímpicos no fue bien recibido por sus colegas hombres. Enriqueta Basilio
asegura que también había otros significados en el hecho de que una mujer encendiera el
fuego olímpico: “La lucha por la justicia, por la solidaridad, por no seguir permitiendo que nos
sigan rechazando o haciéndonos menos, también en el deporte, ahora el deporte no es
amateur; es profesional, por donde quiera que lo vean”.

En aquella ocasión, la elección de una mujer para realizar tan meritoria acción no solo era
un caso fuera de lo común, sí no que además se trataba de una mujer latina. Para ese
entonces las mujeres en el deporte eran más bien escazas y su reconocimiento no había
alcanzado el nivel deseado. En aquella época el mundo era distinto y ese año marcó un
parteaguas en muchos sentidos.
𝓡𝓮𝓯𝓵𝓮𝔁𝓲ó𝓷
El hecho de que una mujer por primera vez encienda el pebetero olímpico fue magnifico,
marco la vida de las demás mujeres que no solo no habían sido reconocidas
deportivamente, sino las mujeres que abarcan todos los ámbitos y áreas ocupacionales.
Este acto la convirtió en un emblema para las mujeres y les dio la esperanza para cumplir
sus sueños aun siendo mujeres. Fue una gran idea e influencia que hayan elegido a una
mujer para realizar dicha acción, ya que comúnmente en esas fechas las mujeres no eran
muy participes de los acontecimientos realizados. Fue un cambio no común que eligieran a
una mujer para realizar dicha hazaña, pero este acto marcaría la vida de todas las mujeres
deportistas que no tenían la oportunidad o no se le había dado, para poder realizar sus
sueños y metas. Desde Basilio, varias mujeres han encendido los pebeteros olímpicos, por
lo que se nota que ella tuvo una gran influencia para que esto pudiera pasar

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