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Sistemas de gestión de la

seguridad y salud en el trabajo


ISO 45001:2018

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MATERIAL DIDÁCTICO
Área Temática 1
Prevención de Riesgos Laborales

Unidad Didáctica1
Antecedentes históricos en España
Área Temática 1: PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES
Unidad Didáctica 1: Antecedentes históricos en España

1.1. Introducción

El presente curso tiene por objeto conocer en profundidad la Norma ISO 45001:2018
- Sistemas de gestión de la seguridad y salud en el trabajo, los requisitos que exige
a las organizaciones y cómo podemos implantarla en una empresa. Dada la
estrecha relación de dicha norma con la legislación existente en materia de
prevención de riesgos laborales y seguridad laboral, comenzaremos con un repaso
general de la normativa existente en España. Haremos un recorrido histórico de la
misma para centrarnos después en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y el
resto de normativa vigente a día de hoy para conocer sus requisitos y las
obligaciones que conlleva para empresas y trabajadores.

Después nos centraremos específicamente en la norma ISO 45001 conociendo su


estructura y terminología y a continuación veremos cómo desarrollar e implantar
en una organización el Sistema de Gestión correspondiente, viendo también cómo
sería el proceso de auditoría y certificación del mismo. Finalizaremos con la
elaboración de un caso práctico al que trasladar los conocimientos adquiridos.

La salud, entendida como el conjunto de las condiciones físicas en las que se


encuentra una persona, es uno de los bienes más importantes del ser humano.
Gozar de una buena salud nos permite disfrutar de la vida y desarrollar nuestro
proyecto vital en el mundo.

El trabajo es el esfuerzo que hacemos los seres humanos para producir algún tipo
de riqueza. Desde la aparición del ser humano en la prehistoria ha sido necesario
ejecutar algún tipo de trabajo para salir adelante: desde la caza, recolección de

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alimentos o fabricación de herramientas, hasta trabajos actuales propios del siglo
XXI tales como desarrollador de aplicaciones móviles o community manager.

El trabajo ha permitido al ser humano evolucionar, modernizar la sociedad, mejorar


el nivel de vida y es una gran fuente de riqueza no sólo económica sino también
social. Es obvio que el desarrollo de cualquier trabajo conlleva unas consecuencias
para la salud de las personas, que dependen de la tarea que se lleva a cabo, así
como de las condiciones y recursos que se emplean en la misma. Existe, por lo
tanto, un evidente foco de riesgos y potenciales daños que a lo largo de la historia
ha causado enfermedades, lesiones e incluso la muerte a un grandísimo número
de personas durante el desempeño de sus trabajos.

En consecuencia, la preocupación acerca de las condiciones laborales y los


riesgos que aparecen asociados al trabajo también ha sido un asunto de gran
importancia que, lógicamente, ha ido cambiando con el tiempo. A continuación
vamos a repasar de qué manera se ha producido esta evolución, centrándonos en
España, para entender cómo hemos llegado a la situación actual en la que es
clave la prevención de riesgos laborales en cualquier trabajo.

1.2. Hasta la Revolución Industrial (mediados S. XVIII) y el siglo XX.

Desde la antigüedad, pasando por la Edad Media y el Renacimiento no podemos


hablar de prevención de riesgos laborales. La preocupación del ser humano era
simplemente sobrevivir y las condiciones en las que cada persona desempeñaba
su trabajo venían dadas por las circunstancias sociales del individuo. Ya fuese un
campesino, ganadero, constructor de catedrales o soldados, lo único que podía
hacer era cumplir sus obligaciones y esperar que todo fuese bien.

Con la llegada de la Revolución Industrial se produce una transformación


económica, social y tecnológica que cambió para siempre el rumbo de la
Humanidad, pasando de una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso

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de animales a la sustitución de los mismos por maquinaria para la producción. Se
marca así un punto de inflexión en la historia que influye en todos los aspectos de
la vida de las personas, sobre todo en sus trabajos.

Lamentablemente, ese desarrollo no se ve acompañado de una preocupación por


las condiciones laborales. Por lo tanto, en las fábricas, talleres, etc. no se tiene en
cuenta para nada la salud de las personas. De hecho incluso se puede hablar de
un empeoramiento de las condiciones: los trabajadores se ven obligados a subsistir
y trabajar en pésimas condiciones, en las cuales además aparecen nuevos y más
graves factores de riesgo derivados del uso de maquinaria: contaminación, tóxicos,
calor, falta de ventilación, elementos mecánicos que se mueven con gran fuerza y
a alta velocidad, etc. Además las mujeres y los niños también trabajan sin que se
atiendan sus necesidades.

En caso de tomarse alguna medida relativa a la salud de los trabajadores, se trata


más bien de acciones que aseguren la continuidad de la producción y el buen
estado de la mano de obra (tratamientos de lesiones o enfermedades) más que
medidas que traten realmente de mejorar las condiciones o prevenir riesgos.
Con la aparición de las primeras movilizaciones obreras en el siglo XIX se comienzan
a dar los primeros pasos a la hora de regular las condiciones de trabajo. La primera
asociación de trabajadores en España fue la Asociación de Protección Mutua de
Tejedores de Algodón en 1840 en Barcelona. Las posteriores reivindicaciones de los
trabajadores llevaron a la primera huelga general del 2 al 11 de Julio de 1855 en
Barcelona.

Como resultado de las distintas protestas, en 1873 se aprobó la Ley sobre


Condiciones de Trabajo en Fábricas, Talleres y Minas, que se puede considerar la
primera que incluye una aproximación a medidas preventivas. Se prohibía el
trabajo a menores de 10 años, se limita a cinco horas la jornada laboral para
menores de 14 y se establece la necesidad de disponer de un botiquín y un
contrato con un médico que atienda los accidentes por efectos del trabajo.

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Trabajo femenino en una fábrica

Aún así, el incumplimiento de dicha ley fue muy amplio hasta tal punto que en 1884
fue necesario emitir una Real Orden que encargaba a los gobernadores civiles que
supervisaran el cumplimiento de la Ley.

1.3. De principios del Siglo XX hasta la Guerra Civil.

A principios del Siglo XX, el 31 de Enero de 1900, se aprueba la Ley de Accidentes


de Trabajo, conocida como Ley Dato (por el nombre de su principal impulsor,
Eduardo Dato). Se trata de la primera ley que incluye actuaciones concretas sobre
medidas preventivas en el trabajo como un estudio sobre los mecanismos
disponibles para evitar los accidentes o la elaboración de un catálogo de
mecanismos para impedirlos. También trataba de actuar sobre las consecuencias
económicas para los trabajadores y sus familias en caso de muerte o invalidez.

Posteriormente el 13 de Marzo aparece la Ley sobre Condiciones de Trabajo de


Mujeres y Niños, que determina los tipos de trabajo, condiciones y duración que
pueden desempeñar los menores y establece para las mujeres 3 semanas de
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descanso tras dar a luz, con su puesto de trabajo reservado y una hora diaria
remunerada para lactancia.

Se dispone así de un primer marco jurídico en el que se contemplan de manera


concreta medidas que persiguen cierto nivel de prevención en las actividades
laborales y se incluyen conceptos importantes, como por ejemplo, el derecho a
indemnización de los obreros en caso de accidente que cause incapacidad
(temporal o permanente) y la responsabilidad del patrón sobre los accidentes
ocurridos y su obligación de facilitar asistencia médica e indemnizar al trabajador
o su familia.

Como consecuencia de estas leyes se crearon diferentes organismos como el


Instituto de Reformas Sociales (1903), la Inspección de Trabajo (1906), el Instituto
Nacional de Previsión (1908) y el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (1920). Y el
3 de Abril de 1919, mediante Real Decreto, se aprobó la jornada laboral de 8 horas.

En el ámbito internacional, en 1919 se creó en Washington la Organización


Internacional del Trabajo, durante las conversaciones de paz que tuvieron lugar
con la finalización de la Primera Guerra Mundial.

En Enero de 1922 se reforma la Ley de Accidentes de Trabajo, aclarando que la


responsabilidad del patrón se mantiene en casos de accidente por imprudencia
profesional, es decir, como consecuencia de la ejecución habitual de un trabajo.

En la práctica, lo que se consigue es en primer lugar cierta mejora de las


condiciones de trabajo, derivadas de las posibles implicaciones que tendría para
el empresario la ocurrencia de accidentes y, en segundo lugar, la reducción de
horarios desproporcionados y excesivos, quedando regulada la jornada de 8 horas.

Como curiosidad, en 1912, la coloquialmente conocida como “ley de la silla”,


estableció la necesidad de facilitar un asiento a las mujeres trabajadoras en

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establecimientos no fabriles, tratándose así de la primera medida preventiva
asociada a trabajos no industriales.

Durante la Segunda República, a partir de 1931, se llevaron a cabo numerosas


reformas sociales. En el ámbito laboral, en consonancia con el compromiso
republicano de mejora de las condiciones laborales de los obreros, se trató de
mejorar sus derechos y la protección de su salud.

En este sentido se aprobaron diversas leyes:

• Ley de Contratos de Trabajo de 1931, que regulaba los convenios colectivos,


la rescisión de contratos, protegía el derecho de huelga y determinaba el
derecho a 7 días anuales de vacaciones pagadas.
• Ley de Seguro Obligatorio de Trabajo de 4 de julio de 1932 que establecía la
necesidad de un seguro de accidentes, manteniendo la responsabilidad
empresarial.
• Ley de Enfermedades Profesionales, promulgada el 13 de julio de 1936, que
incluía la primera lista de enfermedades consideradas profesionales, pero
que con la Guerra Civil no pudo desarrollarse.

Como hemos visto, a medida que avanza la Edad Contemporánea, se van dando
pasos hacia una mayor protección del trabajador, el establecimiento de medidas
preventivas y la compensación en caso de accidente.

1.4. Años de la dictadura.

Tras los años de la Guerra Civil, en los cuales es obvio que no se produjo ninguna
mejora en las condiciones de trabajo, surge la necesidad de reconstruir un país
dividido, recuperar el tiempo perdido y es necesario reactivar la industria para
cubrir las necesidades de la población, para lo cual se requiere un alto nivel de
producción.

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Ya en 1938 se elaboró el Fuero del Trabajo que establece derechos y deberes sobre
el trabajo, el tiempo de descanso, la retribución económica, el subsidio laboral y,
en materia de seguridad, las condiciones de salubridad e higiene, la previsión y
seguridad ante accidentes y los seguros sociales de maternidad, vejez,
enfermedades profesionales, accidentes e invalidez.

En 1940, el 31 de Enero, se aprueba el Reglamento General de Seguridad e Higiene


en el Trabajo, cuyo principal objetivo es “proteger al trabajador contra los riesgos
propios de su profesión, que ponen en peligro su salud y su vida”. El Reglamento
fue complementado por diferentes normativas específicas, como por ejemplo
iluminación de centros de trabajo (1940), seguridad en el sector de la construcción
(1952), trabajos prohibidos a mujeres y menores (1957) y actividades Nocivas,
Molestas, Insalubres y Peligrosas (1971).

En 1956 se implantan en España con carácter obligatorio para las empresas, los
Servicios Médicos de Empresa, con el objetivo de “(…) conservar y mejorar la salud
de los trabajadores, su protección contra los riesgos médicos genéricos o
específicos del trabajo y contra la patología común previsible, la promoción
adecuada del personal hacia los distintos puestos de trabajo y su tutela biológica
para el aumento eficaz del rendimiento individual y colectivo”. En el fondo, no
existía una política eficaz de prevención de los riesgos.

En la práctica, quizá debido a la represión de la dictadura a las organizaciones


sindicales (que debían ejercer sus actividades en la clandestinidad y no pudieron
obtener sus reivindicaciones), quizá por las altas exigencias de ofrecer a la
sociedad un alto nivel de producción para cubrir sus necesidades dado el
aislamiento político y económico de España respecto de su entorno, no se
consiguió controlar los riesgos laborales de manera eficaz y se llegó a una cifras
enormes de accidentes de trabajo, con un alto nivel de mortandad. No se puede
hablar de una adecuada prevención de los riesgos laborales. Por ejemplo, pese a

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que existían distintos pluses de peligrosidad, toxicidad o penosidad en distintos
trabajos, no eran más que una excusa para aceptar condiciones de trabajo
peligrosas a cambio de una pequeña contraprestación económica adicional.

Trabajos en altura

Había que actuar al respecto y, en 1971, se aprueba el Plan Nacional de Higiene y


Seguridad en el Trabajo y se promulga la Ordenanza General de Seguridad e
Higiene en el Trabajo. Dicho Plan marcaba las principales áreas de actuación
siguientes:
• Conseguir una auténtica concienciación en la sociedad acerca de los
perjuicios del trabajo, para valorar la necesidad de la realización de una
auténtica Higiene y Seguridad.
• Poner en marcha las herramientas técnicas necesarias para que los
trabajadores tuvieran un asesoramiento adecuado acerca del riesgo y el
control del mismo.
• Coordinar los distintos organismos administrativos para un mejor uso de los
recursos
• Llevar a cabo acciones divulgativas y de formación a todos los niveles.
El Plan constituye una primera aproximación a unas auténticas medidas
preventivas reales y prácticas. Comenzó a aplicarse con buenos resultados en
cuanto a la reducción de la siniestralidad laboral en los años siguientes.
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1.5. Hasta la actualidad

Durante la transición a la Democracia se produjeron un gran número de reformas


a nivel legal e incluso territorial. En 1978 se aprobó la Constitución Española, vigente
hasta nuestros días, que sienta las bases de una nueva organización autonómica
del Estado. Ese mismo año se crea el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en
el Trabajo y en 1980 se elabora el Estatuto de los Trabajadores, donde se reconocen
como derechos fundamentales del trabajador la integridad física, la seguridad e
higiene.

A lo largo de los años 80 las comunidades autónomas van adquiriendo las


competencias de poner en práctica las leyes en materia laboral promulgadas por
el gobierno central. Esta serie de medidas dieron buenos resultados,
consiguiéndose en el periodo 1974-1984 reducir a la mitad el índice de accidentes
laborales.

Con la incorporación de España a la Unión Europea en 1985 aparece la necesidad


de adecuarse al marco regulatorio europeo ya que desde Europa se muestra
mucho interés en la puesta en marcha de mejoras preventivas laborales en los
distintos estados miembros. Con la aprobación de la Directiva 89/391/CEE en 1989
por parte de la Unión Europea surge la obligación de hacer importantes cambios
en la legislación española. Esta Directiva incluye los siguientes principios de
prevención:

• Evitar los riegos


• Evaluar los riesgos que no se puedan evitar
• Combatir los riesgos en su origen
• Adaptar el trabajo a la persona, con el fin de reducir los efectos en la salud
• Tener en cuenta la evolución de la técnica
• Sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún peligro

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• Planificar la prevención integrando la técnica, la organización del trabajo,
las condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los
factores ambientales en el trabajo
• Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la individual
• Dar las debidas instrucciones a los trabajadores.

Como consecuencia de esta adaptación, a partir de 1987 se producen múltiples


negociaciones entre gobiernos, sindicatos y patronal encaminadas a la
elaboración de una ley nacional que unifique las necesidades de todas las partes
y se armonice con la normativa que exige la Unión Europea.

Equipos de protección como medidas preventivas

Finalmente, en 1995, con retraso sobre el plazo dado por la Unión Europea que
terminaba en 1993, se aprueba el 8 de Noviembre la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales 31/1995 (LPRL) vigente hasta el día de hoy (tras varias revisiones y
modificaciones. Se dispone por fin de una herramienta que permite abordar una
mejora progresiva de las condiciones de trabajo cuyos objetivos principales son:
“determinar un cuerpo básico de garantías y responsabilidades preciso para
establecer un adecuado nivel de protección de la salud de los trabajadores frente
a los riesgos derivados del trabajo y de sus condicionantes” y de manera más
específica: “promover la seguridad y la salud de los trabajadores”.
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Posteriormente se han aprobado y añadido nuevas normativas que se mantienen
vigentes. Podemos encontrar más de 300 entre órdenes, reales decretos, leyes,
resoluciones, etc. relativas a prevención y gestión laboral, locales e instalaciones,
equipos de trabajo y protección individual, productos químicos y agentes
ambientales, riesgos ergonómicos/psicosociales y trabajos específicos. En el
siguiente capítulo revisaremos algunas de las más generales e importantes, así
como la LPRL con más detalle.

Como intentos de mejora en esta materia, en 2007 se aprueba la Estrategia


Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2007-2012 buscando avances en la
mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo, con la participación
y colaboración de todos los implicados en la prevención de riesgos laborales.

Por último y hasta el día de hoy, continúa vigente la actual Estrategia Española de
Seguridad y Salud en el Trabajo para el periodo 2015-2020.

A lo largo de esta unidad hemos adquirido una perspectiva general acerca de


cómo se han tratado los riesgos laborales a lo largo de la historia en España. Desde
tratarse de algo completamente insignificante (pese a su impacto en la salud de
las personas) que se ignoraba por completo tanto por empresas como por
gobiernos, hasta ser a día de hoy una preocupación fundamental a todos los
niveles de la sociedad, encontrando un marco regulatorio muy específico y
exigente.

Dicha importancia se tiene en cuenta, no sólo por posibles accidentes, sanciones


económicas o repercusiones legales para las empresas, sino por ofrecer a los
trabajadores las máximas garantías al respecto de su salud en el desempeño de

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cualquier tipo de trabajo, desde aquellos más puramente físicos, con manejo de
maquinaria o elementos peligrosos, hasta los más intelectuales o relajados y,
aparentemente, inocuos para la salud.

En este sentido, como veremos en próximas unidades, los Sistemas de Gestión de la


Seguridad y Salud en el Trabajo basados en la Norma ISO 45001:2018 van a
proporcionar a las organizaciones los mecanismos y herramientas necesarios para
controlar su actividad, los riesgos asociados a la misma y ayudarán a mejorar el
compromiso de todos (trabajadores, empresarios, etc.) a mejorar de manera
continua en la prevención de los riesgos y el aseguramiento de la salud de todos.

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