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CAPITULO V

Existencia negativa II
El ser humano ignorante no va más allá del concepto de Dios como un anciano, con una
larga barba blanca, sentado en un Trono de Oro, y dando órdenes a la Creación.  El
hombre de ciencia irá poco más allá antes de verse obligado a tender el Velo que llama éter,
y el filósolo irá todavía mucho más allá antes de tender el Velo que llama Absoluto. Pero el
Iniciado irá mucho mas allá, porque ha aprendido a pensar por medio de símbolos y los
símbolos son para la mente lo que las herramientas son para manos: una aplicación
extensiva de sus poderes,
El Cabalista toma como punto de partida Kether, la Corona, el Primer Sephirah, que
simboliza la cifra I, la Unidad, el punto dentro del circulo. Detrás de esto, coloca Los Tres
Velos de la Existencia Negativa. Esto es muy distinto que tratar de partir del Absoluto y
seguir así el trabajo hasta la Evolución. Quizá no conduzca inmediatamente hasta un
conocimiento preciso y completo del origen de todas las cosas, pero permite a la mente
tener un punto de partida, y si no tenemos un punto de partida, menos podemos esperar
tener uno de llegada.
Por lo tanto el Cabalista empieza donde puede, o sea en el punto que está todavia dentro del
alcance de la conciencia finita. Kether equivale a la forma o concepto más trascendental que
podemos concebir de Dios, cuyo nombre es Ehieh, que la versión autorizada de la Biblia
traduce como "Yo Soy", o, más claramente, el Ser Puro, Unico, Existente por Sí Mismo.
Pero estas palabras son palabras y nada más, a menos que sean capaces de transmitir algo a
la mente, y en sí mismas no pueden hacerlo. Hay que correlacionarlas con otras ideas antes
que se logre ese objeto o tengan algún significado. Sólo empezamos a comprender a Kether
cuando estudiamos a Kjokmah (Chokmah), el Segundo Sephirath, su emanación. Y en
realidad, sólo cuando vemos todo el desenvolvimiento de Los diez Sephiroth estamos en
condiciones de aproximarnos a Kether, haciéndolo con Los datos que nos da la clave de Su
Naturaleza. Al trabajar con el Arbol de la Vida es mucho mejor mantenerse siempre en
marcha más bien que detenerse en un punto determinado hasta haberlo dominado por
completo, porque cada cosa explica la otra, y la iluminación es el resultado de
la percepción de Las relaciones entre Los diferentes símbolos. Nuevamente repetimos que
el Arbol de la Vida es un método para utilizar la mente y no un sistema de conocimiento.
Sin embargo, por el momento, no nos estamos ocupando del estudio de Las Emanaciones,
sino de Los orígenes hasta donde la mente humana es capaz de penetrarlos, y, por
paradójico que pueda parecer, entraremos aún mucho más allá tan pronto como tendamos
el Velo, mucho más que si tratáramos de penetrar sin él a través de Las tinieblas. Por lo
tanto, resumiremos la posición de Kether en una sentencia, que quizá tenga poco o ningún
significado para el estudiante que considere por primera vez la materia, pero que, si se
conserva en la mente, comenzará a desenvolver su significado vívidamenté más tarde. Al
hacerlo así nos atenemos a la antigua tradición esotérica de dar al estudiante un símbolo
para que lo geste hasta que lo dé a luz en su mente, en vez de darle instrucciones explícitas,
que en realidad no le dirían nada preciso. La sentencia germinal que echamos
intencionalmente en la subconsciencia del lector es la siguiente: "Kether es el Malkuth del
Inmanifestado". Dice Mathers en la obra citada: "El océano Infinito de la Luz Negativa no
procede de un centro, porque carece de él, sino que se concentra en un centro que es el
numero Uno de Los Sephiroth manifestados, Kether, 1a Corona, el Primer Sephirah".

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