Renacer implica la creación (mediante trabajos conscientes y
padecimientos voluntarios) del hombre interior o el hombre
psicológico. El hombre interior es el Ser auténtico. «El hombre exterior (la personalidad, con su psiquismo inferior, común y corriente) no da puntada sin dedal: siente que le han pagado mal, se compadece de sí mismo, se auto-considera demasiado, y sí es soldado aspira a ser general, si es trabajador de una fábrica protesta cuando no le ascienden, quiere que sus méritos sean debidamente reconocidos, etc.» El renacimiento, o el surgimiento del Ser dentro de nosotros, exige luchar contra los Yoes que han falseado ese vehículo llamado "personalidad". La personalidad es heterogénea, la personalidad es el "mercurio seco", de los alquimistas. Para renacer, hay que saber aprovechar los días de bonanza y los días de adversidad, y así lo específica el Axioma Trascendente de este arcano Nº 78: «Días de Sol, noches de Luna, gracias por la buena y la mala fortuna». El renacimiento: Aparece en el centro de la lámina, que representa a este arcano, un iniciado derramando Atet (rocío, lluvia, agua) sobre la Bener, la palmera, símbolo del Ser. Lleva también un Serit (abanico) como emblema del espíritu, del fuego y del avivar de ese fuego por medio del pranayama (control de los fuegos por la fuerza del aliento). La palmera ha fructificado, símbolo de que las diferentes partes del Ser se han auto-realizado.