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Dicen que Dios creó al burro y le dijo:

-Serás burro, trabajarás de sol a sol, cargarás sobre tu lomo todo lo que te pongan y vivirás treinta años.

El burro le contestó:

-Señor, seré todo lo que me pidas pero treinta años es mucho... ¿por qué no lo dejamos en diez años?

Y Dios creó al burrro.

Después Dios creó al perro y le dijo:

-Serás perro, cuidarás de la casa de los hombres, comerás lo que te den y vivirás veinticinco años.

El perro contestó:

-Señor, seré todo lo que me pidas pero veinticinco años son muchos... ¿Por qué no mejor diez años?

Y Dios creó al perro.

Luego Dios creó al mono y le dijo:

-Serás mono, saltarás de árbol en árbol, harás payasadas para divertir a los demás y vivirás quince años.

El mono contestó:

-Señor, seré todo lo que me pidas pero quince años es mucho... ¿por qué no mejor diez años?

Y Dios creó al mono.

Finalmente Dios creó al hombre y le dijo:

-Serás hombre, el más inteligente de la tierra, dominarás el mundo y vivirás treinta años.

El hombre contestó:

-Señor, seré todo lo que me pidas pero treinta años... es poco. ¿Por qué no me das los veinte que no
quiso el burro, los quince que rechazó el perro y los cinco que no aceptó el mono?

Y Dios creó al hombre.

Y así ... el hombre vive treinta años como hombre, luego se casa y vive veinte como el burro, trabajando
de sol a sol y cargando sobre sus espaldas el peso de una familia; luego se jubila y vive quince años como
el perro, cuidando de la casa y comiendo lo que le dan y termina viviendo cinco años como un mono,
saltando de casa en casa de sus hijos y haciendo payasadas para divertir a los nietos.

Y colorín, colorado... ¿por qué el hombre no se mantuvo callado?

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