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El País
Los impuestos que el mundo necesita
La creciente inequidad a escala global y el declive del Estado de bienestar requieren un
mayor compromiso en el pago de tributos
El sistema fiscal del mundo necesita una importante revisión”, admite Jesús Lizcano, presidente
de Transparencia Internacional España. Vivimos una era donde un puñado de gigantes
tecnológicos y sus dueños son más poderosos y ricos que naciones enteras el secreto bancario,
el fraude y la elusión fiscal de las grandes corporaciones.
La sostenibilidad de los sistemas públicos (pensiones, sanidad, educación) está atravesada por la
fragilidad; el desempleo, en muchos países, es un drama y el universo de la robotización y la
inteligencia artificial amenaza a los trabajadores.
Un estudio reciente del periódico británico revela que las grandes multinacionales pagan
muchos menos tributos ahora que antes del crash de 2008. En concreto, la tasa efectiva (la
proporción de beneficios que esperan pagar) ha caído un 9% desde la crisis financiera. Un
descenso que llega al 13% en las grandes firmas tecnológicas. las grandes compañías de la
revolución digital, que han encontrado en multitud de territorios con una tributación ínfima
(Luxemburgo, Irlanda, Bélgica, Holanda) su particular patio de recreo. El daño es profundo. Los
países europeos perdieron 5.400 millones de euros entre 2013 y 2015 en impuestos de Google y
Facebook, porque diluyeron sus beneficios a través de esas jurisdicciones.
Sociedad civilizada
La Comisión Europea presentó en marzo pasado una propuesta para gravar con un 3% a los
grupos tecnológicos con una facturación global superior a 750 millones de euros y 50 millones
en Europa. El Ejecutivo español planea recaudar 600 millones en 2018 y 1.500 durante 2019
para financiar “provisionalmente” la subida de las pensiones de este año (1,6%) y del próximo
(1,5%).
VICTOR HUGO MAMANI GERONIMO
De hecho, los técnicos calculan que si las multinacionales tecnológicas tributan de media ahora
un 9,5%, gracias al nuevo recargo llegarán, como mucho, al 10%. Una tasa a años luz del 23%
con el que se grava a las compañías de ladrillo y cemento. Los millonarios tienen más
influencia, poder y pueden generar ingresos sin trabajar. “Una persona que se emplea por
20.000 euros al año y otra que recibe lo mismo pero invirtiendo están en posiciones diferentes”,
censura el estudio. Y añade: “Un aspecto clave de la acumulación de riqueza es que se
retroalimenta: la riqueza engendra riqueza”. Por eso el economista Thomas Piketty propone un
impuesto global sobre el patrimonio que grave con un 5% o 10% a las fortunas superiores a 10
millones de euros.
Que alguien que gana más de 100 millones de dólares al año debería pagar al menos el 90%. Y
dado el tamaño de la economía digital, se desmorona el argumento de que gravar a los
superricos solo captaría una pequeña cantidad de dinero comparado con la dimensión de los
flujos mundiales. Los robots destruyen empleo. ¿Habría que gravarlos para compensar a las
personas despedidas? “Un impuesto a los robots per se conduciría a una gran cantidad de
disputas legales sobre si una maquinaria en concreto es un robot o no Por lo que no parece una
buena idea”, argumenta Frank Levy, economista del MIT. “Es mejor aumentar los gravámenes a
las empresas, ya que la instalación de robots hará que los negocios resulten más rentables”.
Los economistas del banco plantean una devaluación fiscal. Reducir las cotizaciones sociales y
aumentar los impuestos indirectos. La econometría funciona sobre el papel. Una disminución de
2,3 puntos en las cotizaciones puede financiarse con un aumento de dos puntos en los tipos de
los gravámenes indirectos. Esto aportaría 200.000 nuevos puestos de trabajo y un aumento de la
riqueza a largo plazo del 0,7%. Sin embargo, esto no es nada comparado con paraísos fiscales
que ocultan, según Gabriel Zucman, profesor de Economía en Berkeley (California), 8,7
billones de dólares.