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Bioética

Parte I

Ética Normativa:

La ética normativa es la rama de la ética que estudia los posibles criterios


para determinar cuándo una acción es correcta y cuándo no lo es. Busca
principios generales que justifiquen los sistemas normativos y argumenta por qué
se deberían adoptar determinadas normas. Un ejemplo clásico de un criterio
semejante es la regla de oro.

Ética cuyo objeto de estudio son los problemas del sentido de la vida, el
destino del hombre y el contenido del bien y mal, del deber moral. La ética
normativa fundamenta teóricamente los principios, ideales y normas morales e
investiga en forma teórica las mismas cuestiones que surgen de manera
espontánea y se resuelven por la conciencia moral de una u otra sociedad o clase.
Toda concepción ética es normativa en última instancia, ya que expresa el ideal
moral de determinados grupos sociales. Para resolver la contradicción que
supuestamente existe entre la verdad científica y la moral, los neopositivistas
intentaron crear una ética “científica”, excluyendo de ella las cuestiones
normativas (Metaética).

La deontología sostiene que existen deberes que deben ser cumplidos, más


allá de las consecuencias favorables o desfavorables que puedan traer, y que
cumplir con esos deberes es actuar moralmente. Por ejemplo, cuidar a nuestros
hijos es un deber, y es moralmente incorrecto no hacerlo, aun cuando esto pueda
resultar en grandes beneficios económicos. Distintas teorías deontológicas difieren
en el método para determinar los deberes, y consecuentemente en la lista de
deberes a cumplir.

Ética Descriptiva:

Frecuentemente se entiende a la ética en el sentido de ética normativa, es


decir, se confunde esta parte con el todo. Sin embargo, mientras que la ética
descriptiva se ocupa de determinar qué se considera moralmente correcto en
determinada sociedad, la ética normativa reflexiona sobre lo que es moralmente
correcto y por qué.
La ética descriptiva formula enunciados de tipo no-normativo ya que se
limita a declarar lo que en determinada sociedad se considera correcto pero no se
sostiene la validez de la consideración, en estricto sentido, la validez no es una
consecuencia lógica de la aceptación generalizada de la norma.
Un enunciado normativo está apoyado en una argumentación lógica que
fundamenta por qué es correcta la aplicación de una norma, de manera que
sostiene y afirma su validez. Este tipo de enunciados son los formulados por la
ética normativa.

Ética aplicada
Es la rama de la ética que estudia la aplicación de las teorías éticas a
cuestiones morales concretas y controvertidas.Algunas de estas cuestiones son
estudiadas por subdisciplinas.

Teorías normativas

La ética normativa siempre ha estado presente en el pensamiento


occidental y se han propuesto distintas clasificaciones de sus doctrinas. Sin
embargo, la distinción entre éticas consecuencialistas y éticas deontológicas es la
de mayor fuerza y discusión en el ámbito contemporáneo.
Las teorías éticas también se pueden distinguir según los criterios que utilizan
para evaluar el bien moral. El bien moral se puede evaluar por:

 Consecuencias (ética teleológica, consecuencialismo)


 Disposiciones de comportamiento, rasgos de carácter y virtudes (ética de la
virtud)
 Intenciones (ética disposición)
 Objetivos hacia hechos morales, como objetivo de las evaluaciones morales
sobre la propiedad o la acción (ética deontológica)
 Optimización de los intereses o de las partes interesadas (de preferencia),
la ética utilitarista, de la felicidad (eudaimonía), o del bienestar.

Teoría Utilitarista:
El utilitarismo es una filosofía fundada a fines del siglo XVIII por Jeremy
Bentham, que establece que la mejor acción es la que produce la mayor felicidad y
bienestar para el mayor número de individuos involucrados y maximiza la utilidad.

La "utilidad" se define de varias maneras, generalmente en términos


del bienestar de los seres humanos. Bentham la describió como la suma de todo
placer que resulta de una acción, menos el sufrimiento de cualquier persona
involucrada en dicha acción. En la economía neoclásica, se llama utilidad a la
satisfacción de preferencias mientras que en filosofía moral, es sinónimo
de felicidad, sea cual sea el modo en el que esta se entienda. Esta doctrina ética a
veces es resumida como "el máximo bienestar para el máximo número".

Este término proviene de la palabra «útil», busca cumplir precisamente el


significado que le daba Bentham: aquello que resulta del cálculo entre el placer
que genera una acción menos el sufrimiento que dicha acción produce en las
personas involucradas en ella. Bentham quiso, ante todo, crear una filosofía que
fuera clarificadora y práctica, que pudiera delimitar sin atisbo de duda las leyes, la
psicología humana, los valores que la rigen o la responsabilidad de nuestros
actos.

La felicidad es identificada por Bentham con el placer y la ausencia de


dolor, algo defendido ya en Grecia por Epicuro. Bentham establece que, si
nuestras acciones promueven la felicidad de aquellas personas implicadas directa
o indirectamente, podremos concluir que son buenas acciones. El utilitarismo, al
identificar el bien con el resultado de una acción, es una ética teleológica (del
griego τέλεος: fin o finalidad) o consecuencialista.

Sin embargo, Bentham es consciente de que el mundo no es en blanco y


negro. Una misma acción no siempre produce únicamente dolor o únicamente
placer, sino que puede producir ambos. Pensemos, por ejemplo, en el consumo de
drogas: a corto plazo ofrecen placer, pero a largo pueden destrozarnos la vida. Se
hace necesario, por tanto, introducir algún tipo de mecanismo que nos permita
calcular cuánto placer o dolor va a resultar de llevar a cabo tal o cual acción. Para
ello, Bentham establece el llamado «principio de utilidad (…), aquel principio que
aprueba o reprueba toda acción de acuerdo con la tendencia en que parece
aumentar la felicidad del involucrado cuyo interés está en cuestión. O lo que es lo
mismo, lo que promueve o se opone a esa felicidad. Y digo toda acción cualquiera,
no solo de un individuo privado, sino también toda acción de gobierno».

La base de la conciencia moral del utilitarismo es este principio de utilidad,


que trata de alcanzar «la mayor felicidad para el mayor número de personas».  La
mayor cantidad posible de placeres para el individuo y su comunidad. De esta
forma, las cualidades, definidas empíricamente, pueden ser aprobadas o
rechazadas según su tendencia a aumentar, o no, la felicidad. Hemos de empezar,
por tanto, calculando el valor de todos los placeres y dolores probables que una
acción puede causar, atendiendo a su intensidad, duración, certidumbre, etc. Y
después de eso, observar qué se impone para decidir si una acción es buena o
mala.

Tipos de Utilitarismo

Utilitarismo del acto y de las normas

La forma tradicional de utilitarismo es la del utilitarismo del acto, que afirma


que el mejor acto es el que aporta la máxima utilidad. Una forma alternativa es el
utilitarismo de las normas, que afirma que el mejor acto es aquel que forme parte
de una norma que sea la que nos proporciona más utilidad.

Muchas personas utilitaristas argumentarían que el utilitarismo no sólo


comprende los actos, sino también deseos y disposiciones, premios y castigos,
reglas e instituciones.

Utilitarismo negativo

Es lo contrario del utilitarismo positivo. Defienden la producción del mínimo


malestar para el máximo número de personas, el prevenir la mayor cantidad de
dolor o daño para el mayor número de personas, considerando esta fórmula ética
como más eficaz que la de el mayor bienestar al mayor número de individuos, al
entender que hay más posibilidades de crear daños que de crear bienestar, y los
daños mayores conllevarían más consecuencias que los más grandes bienes.

Utilitarismo de preferencias

Define la utilidad en términos de satisfacción de las preferencias. Los


utilitaristas de la preferencia afirman que lo correcto para hacer es aquello que
produzca las mejores consecuencias, pero definiendo las mejores consecuencias
en términos de satisfacción de las preferencias ante todo.

Utilitarismo ideal

Reconoce la belleza, la amistad y el placer como los bienes que las


acciones deben buscar maximizar.
Teoría del Mandato Divino:

La teoría del mandato divino esencialmente dice que "lo moralmente


correcto" significa "lo ordenado por Dios", y "lo moralmente incorrecto" significa "lo
prohibido" por Dios. En el diálogo platónico llamado Eutifrón, hay una discusión
acerca de si lo que es éticamente correcto es aquello que los dioses nos ordenan.
En él Sócrates es escéptico y formula una de las preguntas más célebres de la
Filosofía: "¿es la conducta correcta porque los dioses así la ordenan, o la ordenan
los dioses porque es correcta?". El filósofo británico Antony Flew (1923-2010)
sugirió que "una buena prueba para la aptitud de una persona para la filosofía es
descubrir si puede captar su fuerza y su sentido".

El bien y el mal no son cosas independientes de Dios, sino que Dios


establece a voluntad. Matar está mal porque Dios así lo dice, pero si Dios dijera
que matar está bien, matar estaría bien. Es decir, la moralidad (lo que está bien y
mal) la establece la voluntad de Dios. Todo lo que está bien y mal podría ser al
revés si esa fuese la voluntad de Dios.

En la Biblia (Génesis 22:1-18) podemos leer el clásico ejemplo sobre esta


cuestión, cuando Dios ordena a Abraham asesinar a su propio hijo y éste le
obedece. En este pasaje de la Biblia vemos cómo Dios pone a prueba a Abraham.
Dios -una supuesta voz dentro de la cabeza de Abraham- intenta comprobar si
Abraham le obedece o si, por el contrario, éste sigue unos principios éticos ("no
matarás"). Abraham, obedeciendo la voluntad de Dios, intenta asesinar a su
propio hijo, pero Dios lo impide porque le bastaba con saber que Abraham le
obedecía. Entonces Dios se alegra por la obediencia ciega que le presta Abraham.

Si, según el mandato divino, el bien es obedecer lo que Dios ordena


entonces no podemos saber si esa orden es una orden de Dios o del Diablo, pues
no tenemos ninguna referencia sobre qué es el bien y qué es el mal. En cambio, si
Dios ordena hacer el bien entonces el bien precede a Dios. Esto quiere decir que
podemos hacer el bien sin necesidad de que Dios lo señale.
La teoría del mandato divino afirma que:

 Las sentencias éticas expresan proposiciones.

 Algunas proposiciones son verdaderas.

 Esas propuestas se refieren a las actitudes de Dios.

Teoría Cognitivista

La teoría del desarrollo cognitivo de Piaget es una teoría exhaustiva


sobre la naturaleza y el desarrollo de la inteligencia humana. Fue creada por
el psicólogo suizo del desarrollo Jean Piaget (1896–1980). La teoría se ocupa de
la naturaleza del conocimiento y de cómo los humanos gradualmente lo adquieren,
lo construyen y lo utilizan. La teoría de Piaget se conoce principalmente como una
teoría de la etapa de desarrollo.
Para Piaget, el desarrollo cognitivo era una reorganización progresiva de los
procesos mentales resultantes de la maduración biológica y la experiencia
ambiental. Creía que los niños construyen una comprensión del mundo que los
rodea, experimentan discrepancias entre lo que saben y lo que descubren en su
entorno, y luego ajustan sus ideas en consecuencia. Además, Piaget afirmó que el
desarrollo cognitivo está en el centro del organismo humano y que el lenguaje
depende del conocimiento y la comprensión adquiridos a través del desarrollo
cognitivo.  El trabajo de Piaget, mencionado anteriormente, recibió la mayor
atención.
“El cognoscitivismo es una teoría del conocimiento orientada a la
comprensión de las cosas basándose en la percepción de los objetos y de las
relaciones e interacciones entre ellos. El cognoscitivismo establece que la
apreciación de la realidad es adecuada cuando se pueden establecer relaciones
entre las entidades”

Para el cognitivismo, el conocimiento es funcional ya que cuando un sujeto


se encuentra ante un acontecimiento que ya ha procesado en su mente (es decir,
que ya conoce), puede anticiparse con mayor facilidad a lo que puede suceder en
el futuro próximo.

Objetivo de la Teoría Cognitiva:


El cognitivismo incluye todas aquellas teorías que se centran en el estudio
de la mente humana para comprender cómo interpreta, procesa y almacena la
información en la memoria. ? Es decir, el objetivo principal del cognitivismo es
descubrir cómo la mente humana es capaz de pensar y aprender.
Justicia:

La justicia es un principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la


verdad y dando a cada uno lo que le corresponde.

La justicia ha sido un tema abordado por diversos pensadores a lo largo de


la historia. Uno de ellos fue Platón, quien la considera la armonía de la sociedad.
Su discípulo Aristóteles la considera, en cambio, como igual proporcional, lo que
significa darle a cada cual lo que le corresponda y esto tiene que ver con sus
necesidades, aportes a la sociedad y méritos propios.

Otro autor que abordó el tema fue Santo Tomás de Aquino, quien tiene una
apreciación distinta del concepto de justicia ya que lo considera como una ley
natural. Es por esto que las personas tienen derechos naturales que han sido
otorgados por Dios.

Justicia como Virtud:

Igualmente la justicia ha sido entendida como virtud humana, puede ser


definida como el arte de hacer lo justo y de «dar a cada uno lo suyo» (en latín:
suum quique tribuere contenido en el Ars Iuris), básicamente esto nos dice que la
justicia es la virtud de cumplir y respetar el derecho, es el exigir sus derechos, es
otorgar los derechos a un individuo. Para diversos autores la justicia no consiste
en dar o repartir cosas a la humanidad, sino el saber decidir a quién le pertenece
esa cosa por derecho. La justicia es ética, equidad y honradez. Es la voluntad
constante de dar a cada uno lo que es suyo. Es aquel sentimiento de rectitud que
gobierna la conducta y hace acatar debidamente todos los derechos de los demás.

Todas las virtudes están comprendidas en la justicia. En definitiva, la


verdadera justicia es el arte de dar lo justo o hacer dar lo justo a un individuo,
basándose en los principios del arte del derecho, sin tener ningún tipo de
discriminación o preferencia hacia ninguna persona; de lo contrario se estaría
dando una justicia falsa y ello no sería «dar a cada uno lo suyo», sino «dar a él lo
que le toque», dependiendo de su clase social o raza, etc.

Teorías y Definiciones acerca de la Justicia:

Entre otras muchas teorías sobre la justicia, destacamos la de los filósofos:


 Platón: la justicia como armonía social. En su libro República, Platón
propone para la organización de su ciudad ideal, a través del diálogo de
Sócrates, que los gobernantes de esta ciudad se transformen en los individuos
más justos y sabios, o sea en filósofos, o bien, que los individuos más justos y
sabios de la comunidad, es decir, los filósofos, se transformen en sus
gobernantes.
 Aristóteles: la justicia como igualdad proporcional: Dar a cada uno lo que es
suyo, o lo que le corresponde. Dice que lo que le corresponde a cada
ciudadano tiene que estar en proporción con su contribución a la sociedad, sus
necesidades y sus méritos personales.
 Tomás de Aquino: la ley natural. Dice que los ciudadanos han de tener los
derechos naturales, que son los que Dios les da. Estos derechos fueron
llamados posteriormente derechos humanos.
 Para los utilitaristas las instituciones públicas se componen de una forma
justa cuando consiguen maximizar la utilidad agregada (en el sentido de
felicidad). Según esta teoría, lo justo es lo que beneficia al mayor número de
personas a la vez.
 Ulpiano: justicia es la constante y perpetua voluntad de darle a cada quien
lo que le corresponde.
 John Rawls: define la justicia como equidad, que consiste básicamente en
el principio de igual libertad, el principio de justa igualdad de oportunidades y el
principio de diferencia.
 Cicerón: «La justicia es un hábito del alma, que observado en el interés
común otorga a cada cual su dignidad».
Contemporáneamente han surgido teorías de la justicia de nivel meta, en el
sentido de que intentan la armonización o convivencia de diferentes teorías de la
justicia. Ejemplo de este tipo de enfoques es el de Gabriel Stilman en «Justicia de
justicias», donde se sostiene que «un sistema justo será el que realice y sintetice
democráticamente las concepciones particulares de la justicia de aquellos a
quienes afecta».
Parte II

Derechos Humanos:

Los derechos humanos son aquellas libertades, reivindicaciones y facultades, que


incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la
garantía de una vida digna. Significa que son derechos de carácter inalienable,
independientes de factores particulares como el estatus, sexo, orientación sexual,
etnia o nacionalidad; y no dependen del ordenamiento jurídico vigente.

Desde un punto de vista más relacional, los derechos humanos se han


definido como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la
persona y la sociedad, que permita a los individuos ser personas jurídicas,
identificándose consigo mismos y con los otros. Se caracterizan por ser
irrevocables, intransferibles e irrenunciables.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, fue adoptada por las


Naciones Unidas en 1948, señala que al nacer, todos los hombres y mujeres son
libres e idénticos en materia de derechos y dignidad y deja clara su postura de
rechazo hacia la esclavitud, la servidumbre, las torturas y los tratos que pueden
ser considerados como inhumanos, degradantes o crueles

Algunos de los derechos humanos más importantes:

 Prohibición de la tortura.
 Prohibición de la esclavitud.
 Derecho a la vida.
 Prohibición de la discriminación.
 Derecho de igualdad ante la Ley.
 Derecho a la Igualdad.
 Restricción del arresto arbitrario y del exilio.
 Derecho a una audiencia justa y pública.

Dignidad Humana:

La dignidad humana es el derecho que tiene cada ser


humano, de ser respetado y valorado como ser individual y
social, con sus características y condiciones particulares,
por el solo hecho de ser persona. 

Esta dignidad humana va de la mano con los derechos humanos


universales, es decir, con aquellas condiciones mínimas de existencia que se
merecen todos los seres humanos de manera automática y que no están
sometidos a debate o discusión por ningún juzgado.

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