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INICIO (/) / EXPOSICIONES (/EXPOSICIONES) / RICARDO GOMEZ CAMPUZANO (/EXPOSICIONES/RICARDO-GOMEZ-CAMPUZANO) / RETRATO (/EXPOSICIONES/RICARDO-GOMEZ-
Retrato
Ricardo Gómez
Campuzano Consolidación de una nueva clase
(/exposiciones/ricardo-
gomez-campuzano)
Éxito y olvido
(/exposiciones/ricardo-
gomez-campuzano/exito-y-
olvido)
De Bogotá a España
(/exposiciones/ricardo-
gomez-campuzano/de- Ricardo Muñoz Izquierdo © Banco de la República
bogota-espana)
El retrato fue uno de los grandes temas en el arte colombiano a comienzos del siglo
Paisaje
(/exposiciones/ricardo-
XX. Los más importantes artistas de la época acudieron a este género no solo para
gomez-campuzano/paisaje) demostrar sus habilidades en cuanto a la representación de la gura humana, sino
para tener acceso a un cuerpo social que les brindara la posibilidad de relacionarse
Neocostumbrismo con una élite poderosa económica y culturalmente. La pintura académica, que
(/exposiciones/ricardo-
coincidió con el triunfo de la Regeneración, cumplió así con la tarea de contribuir a la
gomez-
campuzano/neocostumbrismo) diferenciación social de los grupos sociales acomodados frente a las clases
populares.
RETRATO
(/EXPOSICIONES/RICARDO- Ricardo Gómez Campuzano fue uno de los retratistas más encumbrados de su
GOMEZ- época y el sucesor de grandes guras como Epifanio Garay (1848-1903) y Ricardo
CAMPUZANO/RETRATO) Acevedo Bernal (1867-1930). Sus retratos de hombres, mujeres y niños ilustran la
sociedad bogotana del momento, que encontró en este género su temática
El estudio
(/exposiciones/ricardo-
predilecta. Aunque al principio su pintura estuvo sumergida en la tradición
gomez-campuzano/el- paisajística, como se evidencia con su participación en la Exposición del Centenario,
estudio) fue después de su segundo viaje a España cuando reforzó su práctica en este
género, que a partir de entonces se convirtió en uno de los temas recurrentes en su
El artista
pintura.
(/exposiciones/ricardo-
gomez-campuzano/el-
Parte de la preparación del artista bogotano en la Academia de San Fernando en
artista)
Madrid fue la consagración al estudio de la gura humana. Esto, sumado a la
Cronología in uencia de la pintura de los grandes maestros que copió en el Museo del Prado y
(/exposiciones/ricardo- al estilo que aprendió de sus profesores Joaquín Sorolla, Julio Romero de Torres y
gomez- Manuel Benedito, demuestra la importancia que tuvo en su formación la pintura
campuzano/cronologia)
académica española. Sus retratos, de gran delidad y verismo, son prueba del hábil
manejo en el dibujo, las proporciones, el color y la composición, que reforzó a su
paso por España. /
Aunque durante las primeras décadas del siglo XX la crítica volvió los ojos
Casa Gómez Campuzano
(/multimedia/casa-gomez- favorablemente sobre la obra de Ricardo Gómez Campuzano, en especial sobre sus
campuzano) paisajes, se debe decir que los juicios sobre sus retratos no fueron del todo buenos.
Así por ejemplo, en 1929, Caballero Escovar escribió: “Creemos que Gómez
Campuzano vale más en el paisaje que en el retrato. Y que sus telas mejores son
aquellas que muestran tierra caliente, tierra de sol"1 y en 1939, el crítico e historiador
de arte Gabriel Giraldo Jaramillo añadió: “Gómez Campuzano trabaja
incansablemente en el perfeccionamiento de sus paisajes; ama la tierra y sabe
comprenderla; sus retratos nos parecieron suaves, bien dibujados aunque no todo lo
hondos que quisiéramos“.2
Pero no toda la crítica fue mala. También hubo defensores. Incluso, después de su
estadía en España, muchos críticos reconocieron la evolución del artista en este
género, en el que día a día ganó mayor seguridad y prestigio. Así pues, en cuanto el
artista bogotano comenzó a exponer con mayor frecuencia sus retratos, los
comentaristas de arte comenzaron a apreciar su potencial y le dieron un lugar como
retratista al joven pintor. Es así como re riéndose a la exposición de Gómez
Campuzano en el parque de la Independencia en 1928, Joaquín Tamayo sostuvo:
“”
La nota dominante en esta exposición son los retratos y estudios
de gura. Gómez Campuzano, después de numerosos ensayos, ha
logrado un triunfo de nitivo; hay en estas obras un adelanto seguro
sobre las presentadas en años pasados, y en la generalidad se
observan rasgos de verdadero gusto. Sobre todas se destaca de
manera notable por su técnica, el retrato de la señorita Inés
Delgado Padilla. Obra de vida, suavemente modelada, de tonos
elegantes, tiene los rasgos de nidos de la pintura española.3
Mientras la clase obrera surgió a la par con el desarrollo industrial y el impulso que
se le dio a las obras públicas; la burguesía se consolidó cultural y políticamente.
Este grupo social, que tuvo como modelo a Europa, poco a poco comenzó a alterar
las representaciones simbólicas más cotidianas tales como la moda, las buenas
maneras, la arquitectura y la cultura, entre otros elementos que entraron a regir la
diferenciación de clases.
In uenciado por la pintura del artista español Diego Velázquez (1599-1660), Ricardo
Gómez Campuzano se valió de los contrastes, las medias luces y el claroscuro en
algunos de sus retratos. Del mismo modo, utilizó el fondo negro con evidente
oportunidad. En este ámbito son dignos de atención los retratos del pintor Eugenio
Peña (1930), condiscípulo del artista bogotano y paisajista de la Sabana, y
de Ramón Barba (1934), reconocido escultor de la época. Este retrato, en el que
Campuzano representa a Barba envuelto en una amplia mantilla española y con la
pipa en la mano, resulta admirable por su penetración psicológica. El uso de una
gama cromática de grises y negros, con un fondo de inspiración barroca, sumada al
dominio de la técnica, convierten esta obra en una de las más representativas del
artista.
Gómez Campuzano quiso jar en los semblantes, sobre todo en los femeninos, la
encantadora y amable frialdad bogotana5 y con ella, la simpatía y la belleza de sus
modelos. Su predilección por el retrato femenino tuvo eco en todas sus
manifestaciones, desde las damas de la alta sociedad, en las que se incluyen los
retratos que hizo para las señoras de las familias prestantes del Canadá, hasta los
retratos de gitanas y mujeres hispanas que trabajó en España bajo la tutela de sus
maestros Julio Romero de Torres y Manuel Benedito, imágenes que retomaría en
Colombia usando como modelos a sus familiares y amigas.
Aunque Gómez Campuzano pintó variedad de retratos femeninos, entre ellos los de
numerosas jóvenes bogotanas que en la década del veinte asistieron con
entusiasmo a su taller en el segundo piso del Teatro Faenza,6 sus obras más
sentidas son las de su esposa, Inés Delgado Padilla, a quien conoció en una de las
sesiones de pintura y con quien se casó posteriormente. Inés, quien había estudiado
artes en la academia privada de Marcel Hess en Bruselas, no solo fue su modelo
predilecta, sino una de sus críticas más estrictas y la persona que, con cariño, se
dedicó a su hogar y a la crianza de sus siete hijos.
/
Solo el intimismo del retrato de familia distanció al artista bogotano de su interés
por registrar el entorno social. Así, junto con las clases dirigentes, Gómez
Campuzano pintó su entorno más cercano conformado por amigos y familiares.
Como parte del grupo familiar, no solo se cuentan los retratos de su esposa y de sus
hijos Inés, Isabel, Beatriz, Ricardo, María Cecilia, Lucía y Margarita, a quienes pintó
solos o en grupos familiares saturados de profunda ternura humana, sino los de sus
padres, hermanos, sobrinos y nietos. Con ellos, varios autorretratos que el artista
bogotano pintó en diferentes momentos de su vida.
Campuzano fue uno de los pocos pintores que se especializó en retratos de niños.
Sus pinturas en este género, que también trabajó por encargo, se caracterizan por su
suavidad y delicadeza, así como por la capacidad de re ejar la inocencia de los
infantes. Asimismo, el artista abordó con destreza el tema de la maternidad,
plasmando en sus lienzos la ternura y el amor que une la gura de la madre con el
hijo. Sobre las escenas de este género, presentes en obras como La madre
joven (1929), Inés e Isabel (1933), e Inesitas(1930), el artista advirtió:
“”
Cuando estaba soltero pinté más de un lienzo con ese asunto: la
madre y el hijo, tan enternecedor en algunos cuadros de Carriere.
Pero al examinarlas ahora, he encontrado esas viejas obras mías
de otro tiempo completamente falsas. Para evocar escenas de ese
género, es preciso haberlas sentido y vivido, como las vivo y siento
yo desde que me casé. Por eso creo que las ‘Maternidades‘ que
guran en esta exposición, tienen, a falta de otros méritos, el de ser
hondamente sinceras.7
La religión ocupó un lugar especial en la vida del pintor bogotano. Nacido en una
familia de sangre antioqueña y de un importante linaje bogotano, el artista creció en
un hogar tradicional de arraigada fe cristiana, en el que se expresaba el respeto por
la Iglesia y la devoción mariana. Religioso y devoto, como lo describe su hija María
Cecilia Gómez Delgado, y como es evidente en sus pinturas del Sagrado Corazón y
en las escenas que pintó del Rosario en familia, Ricardo Gómez Campuzano
frecuentaba la iglesia todas las mañanas antes de comenzar su trabajo en el taller.
Siempre tuvo muy buenas relaciones con las jerarquías eclesiásticas,
especialmente, con monseñor Emilio de Brigard quien era su primo y amigo cercano.
De los retratos que el artista bogotano realizó de los altos jerarcas de la Iglesia, se
puede mencionar el de monseñor José Vicente Castro Silva, quien durante 38 años
fue rector del Colegio Mayor del Rosario. Ese retrato fue un encargo que le hizo
monseñor, y que después de su muerte fue llevado a la universidad para entronizar
su imagen. También se cuentan los retratos del padre Rafael Almanza, capellán de la
iglesia de San Diego en Bogotá, quien fue amigo y sacerdote bautismal del artista.
En algunas oportunidades, Gómez Campuzano lo retrató frente a la iglesia de San
Diego en Bogotá, construcción que admiró por su bella arquitectura. Finalmente, se
pueden mencionar los retratos del arzobispo de Bogotá, Crisanto Luque, y de Ismael
Delgado, padre jesuita conocido dentro de la curia arzobispal y tío de su esposa Inés
Delgado Padilla.
1
Enrique Caballero Escovar, “Lienzos de Gómez Campuzano“, Universidad, núm. 134
(Bogotá, 18 de mayo de 1929). . Volver arriba
2 Gabriel Giraldo Jaramillo, “Balance artístico 1938“, Cromos XLVII, núm. 1156
(Bogotá, 28 de enero de 1939). . Volver arriba
3 Joaquín Tamayo, “La exposición de Gómez Campuzano“, Cromos XXV, núm. 609
(Bogotá, 19 de mayo de 1928). . Volver arriba
/
4 Javier Ocampo López, Historia básica de Colombia, 276. . Volver arriba
5 Daniel Samper Ortega, “La exposición de Gómez Campuzano“, Cromos XXVII, núm.
660 (Bogotá, 18 de mayo de 1929). . Volver arriba
6 De regreso en Colombia, en 1927 Campuzano abrió un taller en los altos del teatro
Faenza. Este espacio, al que con el tiempo se le llamó ‘El hogar de la joven‘, fue muy
concurrido por jovencitas de la sociedad, que acudieron allí para ser retratadas por
el prestigioso artista. . Volver arriba