“Los padres y los educadores somos los responsables de
detectar si nuestro hijo ve bien o no. El niño no sabe que ve
mal porque no conoce lo que es ver bien. Por eso, estar atentos a determinadas posturas o gestos es de mucha ayuda para poder detectar lo antes posible los problemas de vista”, afirma Sara Bueno, responsable del Área Docente del Grado en Óptica, Optometría y Audiología de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid. La experta comenta que algunos de los síntomas que nos pueden alertar de que algo no va bien son los siguientes: “Si el niño se acerca mucho a la televisión o al papel cuando escribe o dibuja, si inclina la cabeza, guiña los ojos, se cae con frecuencia, si su rendimiento escolar no es el adecuado, si tiene dolores de cabeza frecuentes u orzuelos o le molesta la luz. Hay otros más evidentes, como que no alinea correctamente los ojos (bizquea)”. Jorge Maguilla, vocal de comunicación del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía (Coooa), explica que lo que estudian en los niños es la agudeza visual; la capacidad binocular, para confirmar que los dos ojos estén bien coordinados para poder ver bien; y capacidad acomodativa, que es la encargada de hacer un correcto enfoque sin que aparezca cansancio. “Cuando el pequeño guiña un ojo o inclina demasiado la cabeza al leer puede existir anisometropía, una diferencia elevada de graduación entre un ojo y el otro”. La batería de pistas para reconocer que estamos ante un niño con alguna anomalía visual (como miopía, astigmatismo, hipermetropía o estrabismo) es la siguiente, según el Coooa: 1. Le cuesta ver bien lo que se escribe o proyecta en la pizarra o en la televisión.
2. Desvía un ojo o se queja de visión doble de manera constante o intermitente.
3. En actividades de cerca, ve doble o borroso de forma ocasional. Después, sufre fatiga constante, nerviosismo o irritabilidad.
4. Presenta una falta de interés por la lectura o pierde el hilo cuando está leyendo. Además, le resulta difícil recordar qué ha leído.
5. Al leer sigue el texto con el dedo, mueve mucho la cabeza o la tuerce. Mezcla las sílabas al leer.
6. La comprensión de la lectura para su edad es baja o, incluso, inexistente. Omite o añade palabras al leer, o también se salta de renglón.
7. Frunce las cejas, parpadea excesivamente o presenta otras deformaciones faciales cuando está leyendo.
8. Se tuerce al escribir y/o se sale mucho al colorear.
9. Al fijar la vista en alguna actividad inclina, gira o ladea la cabeza o la espalda.
10. Tiene dolores de cabeza frontales, náuseas o mareos por la tarde o después de desempeñar una tarea de cerca.
11. Sensibilidad exagerada a la luz.
12. Lagrimeo excesivo, ojos rojos o hinchados y se los frota con frecuencia.
13. Da pasos en falso, se cae con frecuencia o avanza la cabeza para ver mejor.
14. Vocaliza en voz baja cuando está leyendo.
15. Se observa una rigidez corporal cuando mira objetos de lejos.
16. Invierte letras o sílabas como, por ejemplo, confundiendo la “o” y la “a”, la “n” y la “m”, la “b” y la “d” y la “p” y la “q”.
17. Estrabismo o bizquera hacia fuera o hacia dentro. .