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CapiTULo 6 DINAMICA DE LA POBLACION EUROPEA: DINAMICA NATURAL Y DINAMICA MIGRATORIA La evolucién demografica europea se explica a partir de la conjuncidn de su di- ndmica natural y su dinémica migratoria. Los cambios en el balance natural, conse- cuencia de una precoz transicién demografica, han conducido a la situacién actual, una etapa postransicional en la que nacimientos y defunciones tienden no solo a igua- larse, sino que conducen hacia una inversi6n del tradicional crecimiento demografi- co europeo. Las migraciones, por su parte, han desempefiado un papel diferencial, tanto en el tiempo como en el espacio. Las corrientes emigratorias europeas hacia ultramar, que caracterizaron durante tanto tiempo al Viejo Continente y que son un elemento clave para entender los procesos de europeizaci6n a escala planetaria, se frenaron en el transcurso de este siglo para consolidar un nuevo marco migratorio en el que emer- ge Europa, y mas concretamente, una reducida porcién del territorio europeo como centro de uno de los grandes sistemas migratorios mundiales. El nucleo de este siste- ma migratorio se mostraré capaz de absorber, durante algunas décadas, distintas oleadas inmigratorias procedentes tanto del resto de paises europeos como de territo- rios pertenecientes a otros continentes. Tras una época dorada de las migraciones, que contribuyen a engrosar los efectivos europeos con mano de obra necesaria en un periodo de expansién econémica, los paises europeos receptores de inmigrantes in- tentan cerrar sus fronteras y regular una presién migratoria creciente, determinada tanto por el crecimiento demografico en paises en vias de desarrollo como por las de- sigualdades socioeconémicas en el contexto de la globalizacién. 1. Las transiciones demograficas europeas. Modelos regionales 1.1. EL CAMBIO DE LA DINAMICA NATURAL EN LOS PAISES OCCIDENTALES: UN PROCESO PIONERO EN EL MUNDO Desde que se formulara por vez primera, alld por los afios treinta del siglo xx, sobre el tema de la transicién demografica se han vertido miles de paginas. A partir de los trabajos pioneros de autores como Thompson (1929), Landry —que ya ha- bla de la revolucién demogrdfica— y otros como Carr-Saunders, Davis, que le da 174 GEOGRAFIA DE EUROPA nombre, 0 Notestein, se ha generado una copiosa literatura que glosa, analiza y criti- ca esta materia y que, en definitiva, constituye el exponente de su éxito. Entre todas estas aportaciones pioneras se ha fraguado un corpus tedrico que, fi- nalmente, ha recibido el nombre de transicién demogréfica y cuyo gran éxito y difu- si6n le han asegurado un lugar preferente como marco teérico de referencia en algu- nas ciencias sociales. Este marco, muchas veces evocado como /a teorfa demografica por excelencia, explica los estadios sucesivos que conducen de un régimen demogré- fico antiguo, caracterizado por unas elevadas tasas de mortalidad y natalidad, a un ré- gimen demogréfico definido por una débil mortalidad y fecundidad. Esta teorfa, que sittia las fases histéricas que atraviesa toda poblacién en el curso del proceso de acce- so a la modernidad, tiene sus bases en la observacin de la experiencia europea. Pese a su simplicidad y a su base empirica, se ha destacado como virtud principal de esta teorfa el hecho de que sea el tinico esquema interpretativo que ofrece una vision sintética y coherente de los cambios demogrdficos contempordneos. No obstante, las criticas acerca de sus limitaciones también han sido puestas de manifiesto por diversos autores. Entre ellas cabe mencionar las insuficiencias respecto a su capacidad predicti- va, su olvido sobre el papel desempefiado por las migraciones como elemento regula- dor de la poblacién o sobre la interferencia de éstas en la interaccién entre mortalidad y fecundidad, y la poca atencin dedicada a la nupcialidad y a los mecanismos de difu- sin de los cambios demograficos entre distintos paises (Chesnais, 1986). Estas y otras Jagunas del modelo han sido sefialadas por J. Arango (1980), quien subraya la impor- tancia de algunas variables culturales junto con las de indole econémica. Los territorios europeos son, en conjunto, pioneros de este proceso de moderni- zacién demografica. La cronologfa de la transicién demogréfica permite establecer varias etapas de referencia: — A partir del siglo xvii se produce una reduccién de la mortalidad catastréfi- ca (epidemias, grandes hambrunas) que sera seguida de la disminucién de la mortali- dad ordinaria desde la primera mitad del siglo xix. — Durante la segunda mitad del siglo x1x se comienza a observar una reduc- cidn de la fecundidad. — Disminucién del crecimiento natural y progresivo envejecimiento demo- grafico desde los afios veinte del siglo xx. Segtin J. C. Chesnais (1986: 269), los dos rasgos diferenciales de la transicién demogréfica en los pafses europeos son: en primer lugar, el escaso relieve adquirido por el crecimiento natural, que presenta unas tasas inferiores al 2 % anual y, en se- gundo, el hecho de que se trate de una transicién demografica muy larga, con dura- ciones comprendidas entre los 75 y los 200 afios. Por otra parte, e] modelo de cambio demografico en Europa registra unas nota- bles diferencias regionales en cuanto a su secuencia temporal. Ello ha permitido esta- blecer una tipologia en funcién de] momento de inicio. de finalizacion y el periodo transcurrido entre ambos. Considerando casos excepcionales el proceso de transi- cin en Francia y en Irlanda—en el pais galo se produce una precocisima caida de la natalidad desde fines de] siglo xvi, mientras que en Irlanda se caracteriza por sus elevadas tasas hasta Ja segunda mitad del xx—. Chesnais Ppropone tres modelos re- gionales de transicién en Europa: CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 175 — Modelo nérdico: El cambio demogrfico, perceptible desde 1815, culmi- naré en 1965, dando como resultado una lenta transicién que se prolonga durante si- glo y medio. Este tipo se caracteriza por presentar el méximo crecimiento demogrifi- co hacia 1870-1880. Aunque su exponente mis claro es Suecia, se observa asimismo en Noruega, Finlandia, Reino Unido, Dinamarca y Paises Bajos. — Modelo occident Se trata de una transicién algo ms tardfa. Sus inicios entorno a 1875 y su culminacién hacia 1965 da lugar a una transicién que dura unos 90 afios y que presenta el maximo crecimiento demografico en torno a 1900. A este patron temporal responden pafses como Alemania, Bélgica, Suiza, Reptiblica Checa y Eslovaquia, Austria, Hungria y Polonia. — Modelo meridional y oriental: La duracién de la transicién demografica es también larga, entre 70 y 90 afios, ya que se prolonga entre el tiltimo cuarto del si- glo XIX 0 inicios del xx hasta los afios sesenta. El rasgo que lo distingue mas neta- mente del modelo occidental es que el perfodo de maximo crecimiento es mas exten- so y més tardfo que en el caso anterior, puesto que se observa siempre ya entrado el siglo xx. Este tipo de transicion es la experimentada por Italia, Espafia, Portugal, Grecia, Rusia, Bulgaria o Rumania. Estas variaciones regionales de Ia transicién demografica en Europa se corres- ponden a las diferencias de ritmo de transformacién econémica y social y, de hecho, ponen de relieve la importancia de la variable espacial, en el sentido de que los pro- gresos sanitarios y la limitacidn de los nacimientos se difunden siguiendo una pauta territorial que va desde el noroeste hacia el sur y el este del territorio europeo. En la actualidad, concluida desde hace décadas la transicién demografica en toda la geograffa europea, la natalidad y la mortalidad se hallan en niveles muy pro- ximos. Globalmente, en Europa se producen al aiio poco mas de 7,5 millones de naci- mientos y casi 8 millones de defunciones. La distribucién geografica de estos aconte- cimientos est4 en estrecha relacin con el peso demografico de los diversos paises, de manera que el grupo constituido por los seis estados mas poblados (Rusia, Alema- nia, Francia, Reino Unido, Italia y Ucrania) concentra, respectivamente, el 56 % de los nacimientos y el 63 % de las defunciones. Este balance descompensado se debe a que en Italia y Alemania, pero sobre todo en Ucrania y Rusia, el ntimero de falleci- mientos supera ampliamente al de nacidos. Idéntico saldo natural negativo aparece en diversos territorios de la antigua 6rbita comunista (los tres estados bilticos, Bielo- rrusia, Reptblica Checa, Bulgaria, Rumania, Hungria). Elandlisis de las tasas brutas de natalidad y mortalidad evidencia las diferencias geograficas existentes en la actualidad. Entre los estados més natalistas se hallan paf- ses dispares como Azerbaijan, Albania, Macedonia, Chipre e Islandia, mientras que los que presentan valores mas bajos se situan, salvo Alemania, en el 4mbito medite- rrdneo (Italia, Espafia, Grecia), 0 son repiblicas del antiguo bloque comunista (Leto- nia, Bulgaria, Rusia, Eslovenia, Repiiblica Checa, Bielorrusia). En el caso de las tasas brutas de mortalidad, la pauta territorial muestra una gra- dacion en direccidn oeste-este y sur-norte. Los niveles de mortalidad, mas bajos en general en los paises mediterraneos, aumentan a medida que se avanza hacia Europa oriental, hasta alcanzar los maximos valores en Letonia y Ucrania. 176 GEOGRAFIA DE EUROPA + Natalidad en Europa ——Nacmnentosouies == Tan ruin dain * Mortalidad en Europa =| Wm woes Fuente: Elaboraci6n propia.a partir de Conseil de I’ Europe: Evolution démographique récente en Exrope, 1998. Fic. 6.1. Dindmica natural en Europa, 1995. CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 177 1.2. La SEGUNDA TRANSICION DEMOGRAFICA, (LA CLAVE DE LA ACTUAL CAIDA DE LA FECUNDIDAD? Uno de los rasgos mas significativos de la poblacién en Europa es la reduccién de la fecundidad a niveles por debajo de reemplazo, es decir, con un indice sintético de fecundidad inferior a 2,1 hijos por mujer. Esta situacién no es nueva en el escena- rio europeo, puesto que en algunos estados se habia experimentado este fenémeno de manera transitoria en los ajios veinte y treinta del siglo xx. Alemania, Suecia, Fran- cia, Reino Unido o Suiza son ejemplos de fecundidad bajo reemplazo en el perfodo de entreguerras. Sin embargo, tras la segunda guerra mundial se produce una recupe- racion de la fecundidad hasta el punto de que se puede afirmar la existencia de un baby boom en gran parte de Europa. Esta recuperacion de la fecundidad no seria sino momentanea, y desde los aiios setenta, con los légicos desfases cronolégicos, los pai- ses europeos han ido disminuyendo progresivamente el nimero de nacimientos hasta presentar actualmente las tasas de fecundidad mas bajas del mundo. El mantenimiento de estos bajos niveles de natalidad y fecundidad ha suscitado un amplio debate entre los especialistas, y son multiples las teorias que intentan ex- plicar este singular comportamiento reproductivo. Las argumentaciones que hacen hincapié en un posible cambio de calendario de nupcialidad y fecundidad; los andli- sis de corte microeconémico que ponen en relacién la fecundidad con el coste econ6- mico pero también en términos de oportunidades de los hijos; las teorfas de tipo cicli- co, como la de R. Easterlin, que vinculan a los efectivos de una generaci6n con el ta- maiio medio de la familia, son algunas de las Ifneas de investigacién propuestas para justificar la caida de la fecundidad. Entre un extenso abanico de aportaciones desta- ca, por la resonancia que ha tenido entre la comunidad cientifica, la hipotesis de la se- gunda transicién demografica. Si bien atin no ha sido undnimemente aceptada, la for- mulacién del demégrafo neerlandés Dirk Van de Kaa goza de una creciente popu- laridad. Seguin esta hipotesis, en las sociedades posmodernas se estaria produciendo una transformacién de los valores y normas familiares. De la tradicional visidn de los hi- jos como inversi6n se pasa a una percepcién que sustrae a éstos de su utilidad econd- mica como fuerza de trabajo para la unidad familiar y fuente de seguridad para la ve- jez. La incorporacién de la mujer al mercado laboral, los avances tecnoldgicos en materia de anticoncepcién, la aparicién de nuevas formas conyugales y familiares son algunos de los rasgos que caracterizan a las poblaciones que se encuentran con tasas de fecundidad bajo reemplazo y que, por tanto, estén abocadas a una disminu- cién a largo plazo de sus efectivos. 1.2.1. La evolucién de la fecundidad en Europa Enel transcurso de las dos décadas que median entre 1975 y 1995 se ha produci- do un notable cambio en la fecundidad de los paises europeos. A primera vista, se puede afirmar que la fecundidad ha descendido de manera generalizada en el territo- rio europeo. No obstante, la evolucién reciente de la fecundidad responde a pautas mas complejas que la simple tendencia a la reduccién. Aunque con diferencias, los paises europeos presentaban una fecundidad relati- vamente baja en 1975. El indice sintético de fecundidad mis elevado se registraba en 178 GEOGRAFIA DE EUROPA CUADRO 6.1. Indicadores de fecundidad y de mortalidad de los paises europeos Indice simiético Esperanza de vida de fecundidad Mortalidad infantil al nacer* Pais 1975 1995 1975 1995 Hombres Mujeres Albania _ _ 70,4 fen 69,6 35 Alemania ne 1,3 a 3 73,0 79,5, Andorra a _ — 28 — _ Armenia 28 16 30,2 14,2 69,3 76,2 Austria 18 14 20,5 34 74,3 80,6 Azerbaijan 40 23 37,2 24,3 66,3 TAS Bélgica Si? 1,6 16,1 6.1 74.0 80,8 Bielorrusia 22 1,4 18,7 13,5 62,9 74,3 Bosnia-Herzegovina 24 _ 42.6 sani 69,7 75,2 Bulgaria 2,2 1,2 23,1 14,8 67,2 44 Chipre 2,0 21 15,0 8,5 75,3 79,8 - Croacia 19 1,6 23,0 89 68,6 15,9 Dinamarca 1 18 10.4 5.5 72,9 78.0 Eslovaquia 26 13 23,7 11.0 68,8 76,7 Eslovenia 22 1,3 17,3 S 71,0 78.6 Espafia 2.8 i 18,9 55 4,4 81,5 Estonia 2,0 1,3 18,2 14.8 64,7 76,0 Finlandia Bf 1,8 10,0 3.9 73,4 80,5 Francia 1,9 17 13,8 49 73,6 81,7 Georgia 2,5 = 32,7 68,7 76,1 Grecia 33 1,3 24,0 81 75,1 80,3 Hungria 24 1,6 32,8 10,7 66,1 74,7 Inlanda 34 19 6.4 72,3 779 Islandia 2,7 21 61 16,4 81.3 Italia 2,2 1,2 61 74,1 80.5 Letonia 2,0 1,3 18,8 64,2 75,9 Liechtenstein 1,5 _— — = Lituania 22 1,5 65,9 76.8 Luxemburgo 1S 1,7 73,5 79.6 Macedonia a7 2.0 70,1 74.0 Malta 2,2 1,8 74,9 79,8 Moldavia = 18 62,9 70,4 Noruega 2,0 19 73,5 81,0 Pafses Bajos 17 15 747 80.4 Polonia 23 1,6 68,5 77.0 Portugal aS 1,4 13 78.9 Reino Unido 1,8 ed 74,3 79.5 Repiiblica Checa 24 13. 10,5 75 Rumania 2,6 13 65,3 B.A Rusia 2,0 13 61.0 7B. San Marino 19 11 73.2 79.1 Suecia 1,8 1,7 76,5 Suiza 1,6 1,5 10.7 76,1 Turquia 5,1 2,6 128.6 65,9 Ucrania 2,0 14 19.7 62.8 Yugoslavia 2,3 19 43.0 69,9 * Datos correspondientes a 1996 0 al tiltimo afo disponible ** No se incluyen Ménaco y Estado Vaticano, FvEnte: Conseil de Europe: Evolution démographique récente en Europe, 1998. CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 179 Irlanda, Albania y Azerbaijan. Con excepcién de estos tres estados, todos los paises europeos ya habjan reducido su ISF por debajo de 3 hijos por mujer a mediados de los afios setenta. Algunos paises ya presentaban para esta fecha un ISF por debajo de reemplazo (Federacién Rusa y Ucrania en Europa oriental, Dinamarca, Finlandia, Letonia, Noruega, Suecia, Reino Unido en Europa septentrional y Croacia en Europa meridional). Los niveles mas bajos de fecundidad en 1975, en torno a 1,5 hijos por mujer, se registraban en las antiguas Republica Federal y Reptiblica Democratica de Alemania y en Luxemburgo. Pese a estos bajos niveles, en las dos décadas siguientes se asistiria a una acen- tuacién y una generalizacién del declive de la fecundidad. Esta tendencia, valida para el conjunto de Europa, merece algunas precisiones desde las perspectivas geogrifica y cronoldgica. En buena parte de Europa, la disminucién de la fecundidad es un fend- meno lento, como en Francia, Suiza 0 Paises Bajos, pero hay excepciones. En primer lugar, hay que sefialar la singularidad de la evolucién de la fecundidad en los paises nérdicos. En Suecia, y en menor medida, Finlandia y Noruega, se observa una tra- yectoria de la fecundidad contrapuesta a la del resto de pafses: partiendo de niveles de fecundidad inferiores a 2 hijos por mujer en los afios setenta, frenan la cafda de la fecundidad y lograron una recuperaci6n de las tasas. En Suecia se habja iniciado el declive de la fecundidad en la segunda mitad de los afios sesenta. Tras alcanzar los valores minimos en 1983, con 1,61 hijos por mujer, la fecundidad sueca reanuda la tendencia al alza y llega a superar la mitica barrera del reemplazo generacional en 1991. Esta evolucién ins6lita en una Europa cada vez menos fecunda y la recupera- cién de la fecundidad de las mujeres mayores de 35 afios suscitaron expectativas de que se produjera un nuevo ciclo ascendente. Los datos referidos a los Ultimos aos han acabado con estas esperanzas y el ejemplo sueco ha resultado ser, finalmente, un efimero episodio. En el polo opuesto estarfan las trayectorias de algunos paises meridionales como Italia, Espafia, Portugal y Grecia. Espafia, con 2,8 hijos por mujer en 1975, se situaba entre los paises mas fecundos en este periodo, pero la brusca reduccién de la fecundidad ha convertido este estado en el menos fecundo, no sélo de Europa, sino a escala mundial. El ISF correspondiente a 1997 ofrece la bajisima cifra de 1,15 hijos por mujer, muy por debajo de la necesaria para asegurar el reemplazo generacional. Finalmente, destaca la evolucién de los estados del antiguo bloque comunista caracterizados por una disminucién de la fecundidad relativamente reciente. En la mayor parte de Europa oriental se manten{an niveles de fecundidad superiores a 2 hi- jos por mujer hasta mediados o incluso finales de los afios ochenta, pero las transfor- maciones socioeconémicas experimentadas a partir del cambio de régimen politico han acelerado el proceso de adopcién de nuevos comportamientos demograficos. Asi pues, los tres estados bdlticos, Rumania, Bielorrusia, Bulgaria, Ucrania y, en general, todos los paises de Europa oriental, han experimentado un rapido descenso de su fe- cundidad hasta el punto de presentar valores netamente inferiores a los de pafses oc- cidentales precursores de este cambio. 1.2.2. Los determinantes de la fecundidad Aunque la fecundidad sea una variable compleja y resulte dificil establecer co- rrelaciones directas con otras variables demogrdficas y socioeconémicas, resulta de 180 GEOGRAFIA DE EUROPA Cuapro 6.2. Indicadores relacionados con la fecundidad, Paises seleccionados, 1996* Edad media —mujeres— Tasa bruia % nacimientos Tasa Pats Matrimonio Maternidad divoreialidad extramaritales de aborto! Alemania 21.6 28,4 21 17.1 16 ‘Austria 26.9 218 22 28.0 = Bélsica 26.0 28,7 28 14.6 68 Bielorrusia 22.0 24.9 42 149 615 Bulgaria 22,9 24,4 1,2 28,2 513 Croacia 24,3 27,6 0.8 7A 12.9 Dinamarca 29.2 29,3 24 463 16.1 Eslovaquia 21.6 248 18 14,1 19.7 Eslovenia 254 273 10 31.8 — Espafia 21.0 30,0 0.8 37 Estonia 23,7 25,9 3,9 53.8 Finlandia 27.9 29.8 21 99 Francia 26.9 29,1 2 124 Grecia 25.7 28.1 09 = Hungria 2.6 25.6 2.2 34.7 Islandia 29.0 28,8 20 — Italia 26,9 29.8 0.6 la Letonia 23,2 25,7 24 44.1 Lituania 22.6 25,8 30 344 Luxemburgo 26.7 29.7 2.0 7 Moldavia 217 25,1 3,1 38,8 Noruega 28,0 29,0 23 15.6 Paises Bajos 271.6 30,3 2.2 65 Polonia 22,3 26,9 10 = Reino Unido 26,7 28,6 29 — Repiblica Checa 22.9 26,1 32 20,7 Rumania 22,9 25,2 1,6 78,0 Rusia 22,7 25,1 3.8 684 Suecia 29,0 29.4 24 18.7 Suiza 213 29.5 23 84 Yugoslavia 241 26,8 07 54,6 + Datos correspondientes a 1996 0 ultimo afto disponible. 1. Niimero de abortos por 1.000 mujeres de 15 a 44 afios. FUENTE: Elaboracién propia a partir del Conseil de l'Europe: Evolution démographique récente en Europe, 1998. y United Nations: World Abortion Chart, 1999. gran interés analizar su interrelacién con temas como la nupcialidad y la formacién de la familia (edad de acceso al matrimonio, cohabitaci6n, divorcialidad, las nuevas formas familiares), el uso de anticonceptivos y la actividad femenina. El baby boom de los afios sesenta € inicios de los setenta esta en relacién con una etapa de florecimiento de la nupcialidad. Durante estas décadas se observa un cambio en Ia intensidad y el calendario de la nupcialidad que suponen una alteracién de las pautas tradicionales. Como sefiala Hajnal (1965), en Europa, al menos desde el siglo xvi ala segunda guerra mundial, coexisten dos patrones tradicionales de ma- trimonio separados por una linea imaginaria que se trazara entre Trieste y San Peters- burgo. Los territorios occidentales —englobados en el denominado modelo europeo de matrimonio—tenian un comportamiento singular debido ala relativamente tardia edad media de acceso al matrimonio y el elevado celibato definitivo femenino, frente CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 181 a una Europa oriental que compartiria rasgos de otros territorios extraeuropeos, como el precoz acceso al matrimonio femenino y su cardcter casi universal. Este modelo de matrimonio europeo definido por Hajnal, que habfa ejercido una funcién reguladora de la fecundidad durante largo tiempo, se altera tras la segun- da guerra mundial hasta los aifios setenta 0 inicios de los ochenta. El adelanto de la edad media de acceso y la casi universalizacion del matrimonio femenino que expe- rimentaron la mayoria de paises occidentales se deben considerar tendencias coyun- turales que se han vuelto a invertir en las dos tiltimas décadas. En Dinamarca, la edad media de las mujeres al primer matrimonio pas6 de 23,7 afios en 1975 a 29,1 afios en 1995, es decir, se incremento en mas de 5 aiios. Una evolucién similar, con aumentos superiores a cuatro afios durante el mismo periodo, es la que exhiben Finlandia, No- ruega, Islandia, Bélgica, Francia, Alemania, Paises Bajos y San Marino. Este nuevo retraso en la edad al matrimonio femenino contrasta con Ia relatiya estabilidad que muestra este indicador en paises orientales. De hecho, la antigua li- nea divisoria definida por Hajnal sigue vigente en la actualidad. A mediados de los afios noventa, la edad media de las mujeres al primer matrimonio oscilaba en Europa entre los 21 aiios (21.5 en Eslovaquia, 21,9 en Moldavia, Bielorrusia y Armenia) y los 28-29 afios (el maximo se situa actualmente en Dinamarca, seguida de Islandia y Suecia, con 28,6 y 28,7 afios, respectivamente). La importancia del anterior indicador de nupcialidad radica en la estrecha rela- cién que guarda con la edad media a la maternidad. Esta muestra una disposicién geografica en Europa casi idéntica a la edad de acceso al matrimonio, mas elevada en los pases occidentales, donde oscila entre los 28 y los 30 afios, y mas baja en los orientales, en los que suele situarse en torno a los 24 aiios. El retraso en la edad media al matrimonio y, en consecuencia, en la edad media a la maternidad, se acompaiia en las tiltimas décadas con un declive de las tasas de nupcialidad. A grandes rasgos, esta tendencia se inicia a fines de los afios sesenta en Suecia y Dinamarca y tras extenderse a principios de los setenta por gran parte de Eu- ropa occidental, se difundird por el sur de Europa en la segunda mitad de este dece- nio. En los paises orientales (Hungrfa, Polonia) se aprecian signos de este proceso muy recientemente. En parte, el descenso en la intensidad de la nupcialidad se asocia al incremento de la cohabitacién. Las uniones fuera del matrimonio no son un fendmeno nuevo, pero la forma de cohabitacién que se difunde desde los ajios sesenta a partir de los paises nordicos tiene algunos rasgos novedosos. Pierde el cardcter marginal o excep- cional que habja tenido tradicionalmente y se concreta en dos formas basicas de unin: en muchos casos, se trata de una «cohabitacion nubil», es decir, de parejas j6- venes —con edades comprendidas entre 20 y 35 aiios— que conviven como un pre- ludio 0 una alternativa al matrimonio; en segundo lugar, se incrementa la denomina- da «cohabitacion posmarital», con divorciados que optan por esta forma de union o que esperan contraer un nuevo matrimonio (Kiernan, 1996: 65). La incidencia de la cohabitacion en Europa estd en paralelo con el proceso de su difusién geogrdfica. En Suecia y Dinamarca, pafses pioneros, la proporcién de muje- res con edades entre los 20 y los 30 afios que cohabitan en relacién con el total de mu- jeres que viven en pareja supera el 70 %; cifras mas modestas, en torno al 50 %, apa- recen en Noruega y Finlandia. En otros paises occidentales —Francia, Paises Bajos, la antigua Alemania Federal—. es mas comin entre los menores de 25 afios. Esta di- 182 GEOGRAFIA DE EUROPA ferencia se explica porque en Escandinavia la cohabitaci6n suele ser una forma esta- ble de union, mientras que en otros pafses occidentales se utiliza como periodo tran- sitorio de unin sin hijos que precede al matrimonio. La cohabitacin y las formas que adquiere en Europa determinan, en gran medi- da, la importancia de los nacimientos ocurridos fuera del matrimonio. A mediados de los noventa aparecen grandes contrastes geogrdaficos en funcién de la proporcién de nacimientos extramaritales: entre los m4ximos valores, correspondientes a Is- landia (60,9 %) y Suecia (53 %), y los minimos, localizados en Chipre (1,4 %), Gre- cia (3 %) y Malta (3,2 %), existe una gradacién notable que desciende en intensidad a medida que se avanza hacia el sur y hacia el este. El] aumento de la divorcialidad, de los hogares unipersonales y monoparentales y, finalmente, la aparicién de nuevas formas familiares minoritarias como los LAT (living apart together, parejas que mantienen viviendas separadas) o los DINC (doy- ble income no children, parejas en las que ambos miembros trabajan y han optado por no tener descendencia) contribuyen también a explicar la evolucién reciente y los bajos niveles de la fecundidad europea. Por su parte, los avances en materia de anticoncepcién han facilitado el transito desde una anticoncepcién preventiva, destinada a evitar embarazos, a una anticon- cepci6n dirigida a planificar la fecundidad. En Europa, como resultado de la amplia informacién sobre métodos anticonceptivos, mds del 70 % de las parejas en edad re- productiva utilizan algtin método anticonceptivo. En los pafses occidentales, los mé- todos mas frecuentados son la pfldora, el DIU, la esterilizacion de algiin miembro de la pareja y los preservativos. El uso de estos tltimos estd incrementandose en los tlti- mos afios como prevencién ante el contagio del SIDA. Los paises del antiguo bloque comunista, con unos niveles de utilizacién de métodos anticonceptivos similares 0, en todo caso, ligeramente inferiores a los occidentales, se distingufan hasta tiempos recientes por recurrir al aborto como método de control de la fecundidad. Rumania es uno de los casos que se suele citar con més frecuencia a este propésito. En la primera mitad de los afios sesenta, Rumania registraba entre 3 y 4 abortos por cada nacido vivo. La prohibicidn del aborto en 1966 s6lo consiguié que se practicara de manera clandestina y que creciera, paralelamente, la mortalidad materna. A principios de los afios noventa, el recurso al aborto seguia siendo una realidad cotidiana: se contabili- zaban entre dos y tres abortos por cada nacido vivo. Tan sélo en los tiltimos afios, desde 1995, parecen haberse hecho accesibles otros métodos anticonceptivos moder- nos. Cifras también elevadas de abortos aparecen en otros paises de Europa central y oriental, como Hungria o Albania, en los que se buscan medidas capaces de regular y frenar la arraigada practica del aborto como via de contracepcién. Finalmente, entre los factores que inciden sobre la fecundidad se suele sefialar laimportancia de la educacién y el desarrollo de la actividad econdmica femenina. El alargamiento de la escolaridad, en especial el acceso de la mujer a estudios superio- Tes, suele dar como resultado un retraso de la nupcialidad y la maternidad y, en la ma- yoria de ocasiones, también suele implicar una disminucién en la intensidad de la fe- cundidad. En el mismo sentido se interpreta el efecto de la incorporacién de la mujer al mercado laboral, puesto que la compatibilizacién del ejercicio de alguna actividad profesional con Ja maternidad implica, en muchos casos, unos costes en términos de tiempo, dinero y oportunidades que actin como freno para la fecundidad. Sin em- bargo, el incremento en el nivel de instruccién y en la tasa de actividad no acaba de CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 183 explicar la magnitud del declive de este fenémeno. En Espaiia, por ejemplo, con la més baja fecundidad del mundo en la segunda mitad de los afios noventa, la tasa de actividad femenina registrada es claramente inferior a la de otros paises europeos. Frente al 67 % de mujeres danesas activas, en Espaiia, tan sdlo el 30,8 % de las muje- res mayores de 16 afios se declaran en esta situacién. El porcentaje asciende si se consideran edades reproductivas, sobre todo las menores de 40 afios, pero cabe tener en cuenta la incidencia de una elevada tasa de paro que afecta sobremanera al colecti- vo femenino espafiol. Entre las claves que contribuyen a esclarecer esta aparente contradiccién hay que considerar el peso de otros pardmetros, como la importancia relativa del trabajo a tiempo parcial, las prestaciones sociales destinadas a promocio- nar y proteger la maternidad y la dotacién de servicios tales como guarderias que fa- cilitan la compatibilizacién de un empleo con el ejercicio de 1a fecundidad. 1.3. LAS DESIGUALDADES ESPACIALES DE LA MORTALIDAD Europa presenta, en su conjunto, una situacién ventajosa en materia de mortali- dad en relacién con otras areas del mundo. Muchos paises europeos se encuentran en las primeras posiciones en cuanto a expectativa de vida. Sin embargo, en el territorio europeo aparecen algunos de los escasos ejemplos en el mundo de retroceso en los avances conseguidos respecto a la esperanza de vida. Tan sélo en ciertos paises de Africa subsahariana asolados por la incidencia del SIDA se observa un estancamien- to o una disminuci6n de este indicador. 1.3.1. De la revolucion epidemioldgica a la revoluci6n sanitaria Los cambios en la mortalidad europea son fruto de un largo proceso hist6rico. En muchos paises en vias de desarrollo, la acelerada disminuci6n de la mortalidad no va asociada a una mejora en los niveles de vida, sino que es consecuencia de la apli- cacién de técnicas y el uso de medicamentos cada vez mas eficaces. En cambio, en los paises europeos, la mortalidad se redujo de manera pausada y gradual, siguiendo una evolucién que combinaba estrechamente las mejoras en la higiene y en la ali- mentacién con los avances de la medicina. Al control de la mortalidad catastréfica (pestes, epidemias, hambrunas) le sucede una lenta reduccién de la mortalidad que, tras més de un siglo de lenta erosién, se estabiliza en niveles muy bajos. Esta lectura del descenso de la mortalidad, derivada de la teorfa de la transici6n demografica, se revisa y enriquece a partir de los trabajos de Omran. Este autor in- corpora nuevas claves que ayudan a explicar las transformaciones de la mortalidad. Asi, la transicién 0 revolucién epidemiolégica describe no sdlo el proceso de reduc- cién de la mortalidad, sino que relaciona este declive con una serie de cambios en las causas de muerte. Durante la primera etapa, correspondiente a una fase pretransicio- nal, la mortalidad est asociada a enfermedades transmisibles, infecciosas y parasita- rias, junto con enfermedades carenciales como la desnutricién. Una segunda etapa, la transiciOn propiamente dicha, supone no sélo una reduccion de los niveles de mor- talidad, sino que se cambia la incidencia de las enfermedades: se reducen las enfer- medades contagio-infecciosas y van cobrando importancia las enfermedades créni cas y degenerativas, junto con las sociopatias. Finalmente, este tiltimo grupo eclip: 184 GEOGRAFIA DE EUROPA en una etapa posterior. a las enfermedades transmisibles e infecciosas que, sin desa- parecer totalmente, pierden gran parte de su letalidad. En tiempos recientes. es nterpretacién ha sido revisada y se le ha afiadido una cuarta fase, que bajo la denominacién de revoluci6n sanitaria supone una progresiva reduccién de las enfermedades degenerativas, enfermedades crénicas y sociopatias. Esta etapa, que actualmente se observa en un conjunto todavia limitado de paises, est en relacidn con la aplicacién de nuevas y costosas técnicas médicas y con la ex- tensidn de la cobertura sanitaria en las sociedades mas avanzadas, como es el caso de buena parte de Europa occidental. Tras el grave accidente demografico que supone la segunda guerra mundial, Europa retoma la tendencia al descenso de la mortalidad emprendido un siglo antes. En los afios sesenta, la esperanza de vida era ya relativamente elevada en el conjunto de Europa, pero a partir de este momento se desencadena un lento proceso de diver- gencia en el seno de las poblaciones europeas que desembocard en unas desigualda- des muy evidentes entre las dreas occidentales y los territorios orientales. Mientras que en las primeras la mortalidad sigue su descenso aun ritmo moderado, en las se- gundas se produce un estancamiento y més tarde un retroceso de los avances conse- guidos. El declive mas grave tiene lugar en los estados que nacen tras la fragmenta- cién de la antigua URSS: Azerbaijan, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia o la misma Federacion Rusa han registrado un aumento de la mortalidad y un paralelo descenso de su esperanza de vida al nacer. 8 13.2. La mortalidad en Europa en los afios noventa El actual patron de mortalidad en Europa, como ya se ha indicado, se caracteri- za por su dualidad. Actualmente, la esperanza de vida al nacer se sitia en Europa en valores que oscilan entre los 61 afios (Rusia) y los 76,5 afios (Suecia) para los hom- bres y entre los 70,4 afios (Moldavia) y los 82,2 afios (Suiza) para las mujeres. La di- mensi6n territorial de estos indicadores pone en evidencia la veracidad de la afirma- cién de algunos autores que consideran que el Elba divide a Europa en dos regiones: la occidental, con altas esperanzas de vida al nacer, y la oriental, con expectativas de vida mas bajas. En efecto, todos los indicadores de la mortalidad muestran una neta divisién de Europa en dos mitades distintas. Esta divergencia entre territorios occidentales y te- rritorios orientales es un proceso que arranca de varias décadas atrds, pero que se acentiia tras el colapso de los regimenes comunistas. En el caso de la esperanza de vida al nacer de los hombres, aparece un conjunto de estados en los que este indica- dor supera los 75 ajios. En este grupo lider, encabezado por Suecia, se encuentran otros estados escandinavos como Noruega € Islandia, Suiza y dos paises mediterré- neos: Grecia y Chipre. El resto de pafses occidentales, salvo Portugal e Irlanda, supe- ran los 72,5 afios de esperanza de vida. En el polo opuesto aparece un grupo de paises con expectativas de vida excepcionalmente bajas en relacidn con los pardémetros eu- ropeos. En Rusia, Ucrania, Moldavia, Bielorrusia, Letonia y Estonia la esperanza de vida al nacer de los hombres no supera los 65 afios. Una pauta similar resulta del and- lisis de la esperanza de vida femenina. Nuevamente aparece una clara distincién en- tre paises occidentales y pafses orientales. En el primer caso, en la mayor parte de los estados las mujeres gozan de una esperanza de vida muy elevada, mis de 80 afios. CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 185 + Esperanza de vida al nacer Crs GB 7250750 + Tasa de mortalidad infantil | ea ae | | J woam0 mH 200 [emgage 3h ras SEA Fuenre: Elaboracién propia a partir de Population References Bureau: World Population Data Sheet, 1998. Fic. 6.2. La mortalidad en Europa, 1998. 186 GEOGRAFIA DE EUROPA ESTUDIO DE CASOS 6.1: MORTALIDAD Y SIDA EN EUROPA En el transcurso de las iltimas décadas, Ia irrupcién de esia nueva enfermedad ho su- puesto una alteracién importante de los pauias de la mortalidad en el mundo. El impacto del sida puede calificarse de notable por razones diversos: por la répide propagacién del virus, difundido o un ritmo vertiginoso sobre todo en paises en vias de desarrollo; por sus efectos so. bre el volumen de defunciones e incluso sobre la expectativa de vida de la poblacién de algu- nas Greas; y finalmente por su incidencia en el patrén de mortalidad de ciertos grupos de edad, puesto que se ha convertido en lo primera causa de muerte entre adultos j6venes en nu- merosos patses. . En comparacién con otras regiones —especialmente Africa subsahariana o el sur y sud- este asidtico—, Europa presenta un volumen de seropositivos y unas tasas de prevalencia de la enfermedad que se pueden calificar de modestas. A fines de 1997, ONUSIDA estimaba en 30,6 millones el nimero de personas infectadas en el mundo, de las que poco mas de 650.000 se lo- calizaban en Europa. Desde principios de los afios ochenta, momento en que el sida empieza a registrarse en Europa, se han notificado mas de 200.000 casos y han tenido lugar mas de 150.000 defunciones. Desde el punto de vista territorial, los estados europeos muestran unos contrastes acusa- dos en tres aspectos bdsicos: la intensidad de la enfermedad (numero de seropositivos, numero de casos notificados, las tasas de prevalencia), la secuencia temporal y, finalmente, las vias de contagio preferente de la epidemia. En primer lugar, cabe destacar la elevada concentracién de seropositivos en un reducido. ndmero de paises. Seguin las estimaciones de ONUSIDA, son ocho los estados que superan el umbral de los 25.000 seropositivos —encabezan la lista por este orden Espaia, Francia, Ucra- nig, Italia, Rusia, Alemania, Portugal y Reino Unido—, y en conjunto representan el 85 % de las personas infectadas en Europa a fines de 1997. Si se consideran las tasas de prevalencia entre adultos, se observan algunas variaciones respecio ¢ esta pauta: Portugal desplaza a Espana de la primera posicién y aunque en algunos paises coinciden elevados volumenes y elevadas tosos (Espafia, Ucrania, Francia, Italia), aparecen con ratios relativamente destacadas paises como Austria, Bielorrusia, Luxemburgo o Islandia. Esta situacién se puede matizar si se atiende al numero de casos notificados: en algunos paises de la Europa del este se observa una dife- rencia sensible entre el total de seropositivos y la cifra de enfermos que han desarrollado el sida. De este modo, en Ucrania, Rusia y Polonia se habian declarado poco mas de 1.200 ca- sos de sida hasta finales de 1997, si bien se estima en 162.000 el total de personas portadoras del virus. Esta aparente paradoja esté en relacién con la secuencia temporal de la difusién de la epidemia. En Europa occidental se detectan los primeros casos de sida desde fines de los afios setenta € inicios de los afios ochenta. En cambio, en los paises del antiguo bloque comunista, la expansién del virus es més tordia —los primeros casos se notifican en la segunda mitad de los ochenta e incluso bien entrada la década de los novenio— y mantienen una prevalencia baja hasta 1995. No obstante, desde este afio se ha sextuplicado la cifra de personas portado- ras del virus. Un caso espectacular es el de Ucrania, el pais més afectado en Europe oriental, que ho pasado de aproximadamente 1.500 seropositivos en 1994 a los 110.000 que se esti- man a finales de 1997. También en Rusia se he disparado el nimere de infectados en los tres Ultimos afos. Por otro parte, cabe sefalar las diferencias espaciales en cuanto a los modos de transmi- sién de la enfermedad. En Europa occidental y septentrional suele predominar la transmisién por via homosexual —més del 70 % de los casos en Holanda, Alemania, Dinamarca, Islandia, Gran Bretohia—, mientras que en lo Europa mediterrénea y en algunas de antiguas republicas comunistas desempefia un papel destacado la difusién entre usuarios de drogas inyectables —Espaha, Italia, Yugoslavia, Polonia y Ucranio—. La transmisién por relaciones heterosexuales, si bien en expansion en toda Europa, no ha constituido haste el momento el modo de propagacién més frecuente, hecho que explica los de- sequilibrios por razén de sexo entre los afectados de sido. En Europa, a diferencia de lo que ocu- rre en otras regiones como el Africa subschariana, los enfermos de sida son, en una proporcién muy elevada, hombres: en casi todos los paises europeos, los hombres suponen entre el 70 y CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DELA POBLACION EUROPEA 187 NS de seropositivos Prevalencia de adultos (%) 0,00 20,10 -@ @ weve | zal am se y= AR ~ Fuente: Elaboracién propia a partir de Population References Bureau: World Population Data Sheet, 1998. Fic. 6.3. Impacto territorial del sida en Europa. 85 % de los casos. Desde el punto de vista de las edades, el grupo de adultos jévenes es el mas representado. También desde el punto de vista de las tendencias a corto plozo difieren los paises occi- dentales de los que formaban parte del bloque comunista. Frente a lo clara expansién actual en muchos paises orientales, la mayor concienciacién social ho supuesto progresos relevantes respecto al seguimiento y lo prevencién del sida en Europa occidental. Las medidas preventi- vas, junto con la aplicacién de nuevos tratamientos con medicamentos ontirretroviricos han dado lugar a un descenso significativo entre 1995 y 1997 en el numero de nuevos casos de sida. 188 GEOGRAFIA DE EUROPA Las diferencias de niveles segtin el sexo es una constante bien conocida y par- cialmente explicable por razones biolégicas. En los paises de Europa occidental y meridional, esta diferencia se sittia en unos 7 afios; sin embargo, en algunos estados orientales se ha disparado esta diferencia debido a la sobremortalidad masculina (en Rusia, por ejemplo, son 12 los anos que separan la esperanza de vida de los hombres de la de las mujeres). Si se estudia la mortalidad segiin edades, cabe destacar tres fendémenos de inte- rés; en primer lugar, los bajos niveles alcanzados por Ja mortalidad infantil en casi todos los paises europeos: en segundo, el relativo aumento de las defunciones en gru- pos de edades jévenes —entre 15 y 35 afios— y, por ultimo, los progresos de la espe- ranza de vida a edades avanzadas. La mortalidad infantil es un indicador muy sensible a las condiciones socioeco- némicas y sanitarias de un territorio. Debido aque una gran proporcién de las defun- ciones ocurridas en los menores de un afio son defunciones evitables, los niveles de mortalidad infantil proporcionan una util aproximacién a las condiciones de mortali- dad de un pafs. Europa destaca, a escala mundial, por unas bajas tasas de mortalidad infantil. Un gran ntimero de pafses ofrece tasas inferiores al 10 por mil, e incluso en ciertos estados (Francia, Suecia, Noruega y Finlandia) este indicador ha descendido por debajo de 5 defunciones por cada mil nacidos. Esta situacién es consecuencia de una combinacié6n de distintos factores: mejoras en la higiene y en la nutricidn, las campafias de prevencidn de enfermedades infecciosas mediante el uso de vacunas, Jas nuevas técnicas sanitarias y, en general, una mayor atencién a los nifios que deri- va de la baja fecundidad. No obstante, en algunas dreas europeas se observan niveles de mortalidad infantil relativamente elevados. Tal es el caso de Albania, cuyos nive- les casi multiplican por ocho a los de Suecia o Noruega. El incremento de la mortalidad en edades adultas-j6venes es un fenémeno re- ciente cuya incidencia varia segtin el pais. De hecho, su efecto es poco perceptible en la mortalidad general o en la esperanza de vida al nacer, pero en las tiltimas dos déca- das se observa un timido crecimiento de las probabilidades de muerte entre personas adultas-j6venes —sobre todo los hombres— vinculadas con accidentes de trafico y la difusién de la epidemia del sida. En tercer lugar, cabe hacer una menci6n al alargamiento de la esperanza de vida en las edades avanzadas. En los paises nérdicos, por ejemplo, se calculaba una espe- ranza de vida para el conjunto de personas mayores de 65 aiios de casi 18 afios. Esta alta esperanza de vida en edades avanzadas ha generado una cierta sorpresa entre los expertos, acostumbrados a constatar que Ja mayor parte de las mejoras en la materia solfan producirse en edades tempranas —por reduccién de la mortalidad infantil— o medias. Sin embargo, son pocos ya los avances posibles en los bajos niveles de mor- talidad infantil, mientras que todavia queda margen para realizar progresos por la ctispide de la piramide de edades. Finalmente, desde el punto de vista de las causas de muerte no existen grandes diferencias entre los territorios occidentales y los orientales. En ambos casos se sigue una estructura de la mortalidad por causa similar, en la que las enfermedades cardio- vasculares tienen un peso muy importante en la mortalidad, junto con la incidencia de los distintos tipos de céncer. Segtin Jézan, mas que diferencias cualitativas entre Areas occidentales y orientales, existen diferencias cuantitativas, de manera que las altas tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y agentes externos se- EUROPEA 189 CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION Cvapro 6.3. Tasas de mortalidad estandarizada por causas. Europa occidental, * 1990 Hombres Mujeres Total Todas las causas 1.1164 595,32 7112: Enfermedades del aparato circulatorio 398.65 254,75 + enfermedades isquémicas del corazén 178,47 82,65 + enfermedades cerebrovasculares 97,70 79,98 Neoplasmas malignos 27741 151,19 + del aparato digestivo y del peritoneo 86,16 47.86 + de la traquea, bronquios y pulmén 77.80 13,88 + de mama = 31,69 Bronquitis crénica, enfisema y asma 28,20 9,33 Enfermedades hepaticas cr6nicas y cirrosis hepatica 23,93 9,80 16.20 Diabetes 14,96 15,28 15,34 Accidentes de vehiculos 21,82 6.84 14,10 Suicidio 17,25 6,10 11,30 * Incluye a los 12 paises de la CEE, antes de la ampliacién. Fuente: Eurostat (1995) Europa en cifras, 42 ed. rian responsables, en buena parte, de las muertes prematuras que recortan la esperan- za de vida en la mitad oriental de Europa. 2. Elcomportamiento migratorio europeo: un sistema complejo La movilidad de la poblacién es un fendmeno histérico que ha ido cobrando una importancia creciente desde hace siglo y medio. La modernizaci6n econémica, junto con las transformaciones demograficas, sociales y politicas que caracterizan este pe- rfodo contribuyen, en primer lugar, a una intensificacién de los flujos migratorios y, en segundo, a modificar los campos migratorios y las areas de influencia de estos flujos. A diferencia de otras dreas, sobre todo América del Norte, Europa fue durante largo tiempo un territorio emigratorio que se convertird en centro de recepcién de in- migrantes muy recientemente, en la segunda mitad del siglo xx. Otro rasgo que la distingue de EE.UU. y Canadé es el efecto que tiene la aventura colonial europea so- bre las migraciones recientes: los paises europeos han recibido inmigrantes, sobre todo, de los territorios que estuvieron bajo su dominio. Con todo, Europa no es un espacio homogéneo desde el punto de vista migrato- rio. Hasta principios de los afios ochenta, Europa era un mosaico en el que cada esta- do tenfa su propia historia migratoria. Numerosos paises se caracterizaban por la emigraci6n (Italia, Portugal, Espaifia, Irlanda, Reino Unido, Suecia, Polonia), mien- tras que otros (Francia, Suiza y, en menor medida, Alemania) habian mantenido una larga tradicién inmigratoria (Simon, 1995). El fin de la transicién demografica, la ex- pansion econémica y la demanda de mano de obra tras la segunda guerra mundial y la construccién comunitaria son factores que explican la tendencia a la convergencia de las distintas trayectorias migratorias y el establecimiento de un sistema migratorio europeo en la mitad occidental de Europa. Este sistema, por otra parte, se enfrenta desde hace un par de décadas a los retos de la mundializacién de los flujos migrato- 190 GEOGRAFIA DE EUROPA rios: extensién espacial de las areas de reclutamiento, diversificacién creciente de la movilidad y dificultad para controlar las corrientes migratorias que funcionan, cada vez mas, a escala planetaria. En Europa, calificada con frecuencia como tierra de migraciones, se producen actualmente multiples flujos migratorios que funcionan a escalas diversas —interna- cional, intracomunitaria, interregional, local— y que muestran dindmicas diferentes segtin los paises. Este apartado se ocupa del estudio de uno de los casos de movili- dad: las corrientes internacionales. 2.1. ETAPAS Y TIPOS DE FLUJOS MIGRATORIOS EN EUROPA En este apartado, dedicado a analizar los flujos internacionales que afectan al territorio europeo durante el tiltimo siglo, se establecen dos grandes etapas separadas por el fin de la segunda guerra mundial. Durante la primera etapa, hasta 1945, se mo- difica el tradicional papel emigratorio desempefiado por Europa y cobran importan- cia los flujos intraeuropeos. Desde 1945, la amplificacién de los movimientos migra- torios se acompajia de una multiplicacién de nuevas formas migratorias y una pro- gresiva extension de las relaciones migratorias de Europa con otras dreas del planeta. 2.1.1. Las migraciones en Europa hasta 1945 Durante las primeras décadas del siglo xx se inicia una lenta transformacién del sistema migratorio europeo. A lo largo del siglo xix y hasta 1930, Europa se habia ca- racterizado por ser un area emisora de emigrantes que dejaban su pais de origen para dirigirse a América del Norte y del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Algunas estima- ciones indican que entre 1815 y 1930, mas de 50 millones de personas dejaron Europa. Por otra parte, durante este mismo periodo se asiste a un incremento de la movi- lidad intraeuropea. El proceso de industrializacion y la urbanizacién contribuyen a explicar parte de estas migraciones, como las protagonizadas por polacos y ucrania- nos que se dirigian a trabajar en las industrias del carbén, el hierro y el acero de los emergentes centros de Francia, Alemania e Inglaterra, 0 el desplazamiento de un gran numero de eslavos procedentes de Reptiblica Checa y Polonia, atrafdos por los centros urbanos en expansién. Motivaciones de tipo religioso y social dardn lugar, en los albores de siglo, a la huida de cientos de miles de judios orientales. Ante la cre- ciente oleada de antisemitismo, la proliferacién de pogroms y la miseria econdmica, €stos optaran por establecerse en las pujantes dreas metropolitanas de Berlin, Viena, Paris, Varsovia o Praga. Finalmente, a estas migraciones este-oeste que recorren el continente hay que aiiadir otros flujos migratorios que se registran desde dreas menos desarrolladas de Europa occidental: los irlandeses migran al Reino Unido y los italia- nos buscan una oportunidad en Francia, Suiza y Austria. La primera guerra mundial y las transformaciones del mapa politico de Europa dardn lugar a nuevos movimientos migratorios. Durante el perfodo de entreguerras, las formas de movilidad mas destacables son el desplazamiento de personas y la lim- pieza étnica relacionada con la creacidn de nuevos estados, la migracién relacionada con el reclutamiento de mano de obra extranjera y la migracion de refugiados por ra- zones politicas y/o religiosas (Miinz, 1995). CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 191 A los mas de seis millones de personas que se vieron afectadas por un reasenta- miento forzoso, un proceso de limpieza étnica o la repatriacién como consecuencia de la nueva delimitacion de fronteras, se deben sumar las oleadas emigratorias gene- radas por la Revolucién soviética y el régimen nazi y las migraciones de tipo laboral. Estas tiltimas darén lugar a unos desplazamientos cada vez mds importantes, de ma- nera que en 1944 se estimaba en ocho millones la mano de obra de origen fordneo en los paises europeos. 2.1.2. Las migraciones en Europa a partir de 1945 Desde mediados del siglo xx, los movimientos migratorios ganan en intensidad y en complejidad. Segtin R. Miinz (1995), se pueden distinguir seis tipos de flujos migratorios masivos, algunos de ellos superpuestos en el tiempo, que han tenido un impacto relevante en el territorio europeo: — Migracién de posguerra, desplazamiento y limpieza étnica como conse- cuencia de la segunda guerra mundial, Yalta y Postdam. La segunda guerra mundial y la posterior recomposicién del mapa europeo dieron lugar a una importante oleada migratoria que afecté, basicamente, el centro y el sudeste europeos. Una estimacién aproximada de los principales flujos sitda en unos 15,4 millones las personas que de- jaron sus paises de origen. Destacan por su magnitud los flujos migratorios que afec- tan a Alemania. Unos 4,7 millones de personas desplazadas y migrantes forzosos fueron repatriados desde Alemania a diversos territorios orientales y la URSS. Entre 1945 y 1950, mas de 12 millones de personas de origen aleman huyeron o fueron des- plazados de este territorio. Destaca, en este sentido, el desplazamiento de casi ocho millones de refugiados alemanes y expulsados que se instalaron en la parte occiden- tal de Alemania, ocupada entonces por los aliados. Por otra parte, una vez creados dos estados alemanes independientes, comienzan a despuntar los flujos procedentes de la parte oriental en direccién a la occidental, que legarian a implicar 3,8 millo- nes de personas hasta la construccién del muro de Berlin en 1961. Las nuevas fronteras internacionales delimitadas en Yalta y Postdam supusie- ron asimismo el desplazamiento y reasentamiento de los polacos (més de 1,5 millo- nes), y de los checos y eslovacos. Los grupos de origen ucraniano, bielorruso y litua- no (unas 600.000 personas) tuvieron, por su parte, que abandonar Polonia y Checos- lovaquia y fueron reasentados en territorios de la URSS, Por tiltimo, cabe mencionar el caso de las mas de 100.000 personas de origen italiano forzadas a abandonar Istria y Dalmacia. — Migracién y descolonizacién. Este tipo de flujo esta relacionado directa- mente con la historia colonial de diversas naciones de Europa occidental. El proceso de descolonizacién supuso el retorno a sus paises de origen de un numero importante de colonos, soldados y empleados piiblicos de procedencia europea. Los ejemplos que ilustran este tipo de migraciones son abundantes: en 1962-1963, mas de un millén de personas dejaron Argelia tras el tratado de Evian para dirigirse basicamente a Francia; la migracién de numerosas personas desde Indonesia a los Pafses Bajos a principios de los afios cincuenta y el retorno y la inmigracién desde las colonias portuguesas hacia Portugal durante los afios setenta son otros exponentes de este hecho. — Migraci6n poscolonial. Se trata de un tipo de flujo migratorio estrecha- 192 GEOGRAFIA DE EUROPA mente relacionado con el anterior. Siguiendo a los retornados coloniales, los migran- tes procedentes del sur y sudeste asidtico, Africa y el Caribe, se desplazaron primero hacia el Reino Unido, Francia y el Benelux y mas tarde hacia Italia, Portugal y Espa- fia. El deterioro de las condiciones de vida en diversos paises del Tercer Mundo, los conflictos étnicos y politicos en los recién creados estados, junto con la creciente de- manda de mano de obra barata en Europa abrieron el camino a unos considerables flujos migratorios. El legado colonial facilité que la poblacién de diversos lugares se instalara en Jas antiguas metrpolis. En un primer estadio, este tipo de migracién se vio amplifi- cada por diversos paises europeos que garantizaban la ciudadanfa a los residentes de sus antiguos territorios ultramarinos 0 que facilitaban su inmigracién con la garantia de un estatus legal espec i |. Este tipo de migraciones ha transformado las areas me- tropolitanas de Europa occidental en espacios multiculturales, y ha conducido al es- tablecimiento de redes étnicas y a las denominadas «minorias visibles». Desde 1970, estas redes y minorias han creado unas cadenas migratorias que explican las conti- nuas cortientes migratorias. Este tipo de migracién persiste actualmente, pese a las altas tasas de desempleo y a las politicas de freno a la inmigracion de la mayoria de pafses de Europa occidental — Migraciones laborales. El cuarto tipo de migraciones se solapa en parte con el tercer tipo. Tras el fin de la segunda guerra mundial, las economias de Europa occidental, primero integraron a refugiados, personas desplazadas y retornados de las colonias. Hacia fines de los cincuenta, algunos paises empezaron a cubrir las necesidades crecientes de mano de obra barata mediante el reclutamiento de inmi- grantes procedentes de las antiguas colonias o de sus menguantes territorios ultrama- Tinos. En otros casos, esta demanda fue satisfecha gracias a la inmigracién de traba- jadores procedentes del area mediterrdnea (italianos, espafioles, portugueses, griegos y. mas tarde, marroquies, argelinos, tunecinos, turcos y yugoslavos), cuya instala- cién en paises occidentales se realizaba mediante acuerdos bilaterales. Estos flujos, caracterizados por la recepci6n de mano de obra extranjera, alcan- zaron su maximo auge en la primera mitad de los afios setenta. A mediados de esta década, la recesién econémica —consecuencia de la crisis del petréleo y la reduc- cidn de la capacidad de absorcién de los mercados laborales— dio lugar a una reac- cién en contra de estos flujos. Los empleadores y los gobiernos de Europa occidental frenaron la llegada de nueva mano de obra y comenzé un perfodo de regulaciones restrictivas de la inmigracidn. En algunos pafses, estas medidas condujeron a una disminucién de la poblacién extranjera residente —como en Suiza—, mientras que en otros la reduccién de las migraciones laborales se compensé con la Negada de in- migrantes acogidos a las campaias de reagrupacién familiar (fendmeno que ha con- Hevado cambios en la composicién de la poblacién extranjera, con incrementos sig- nificativos de la presencia de mujeres, nifios y adolescentes). Elcierre de fronteras de las tiltimas décadas ha dado lugar, por otra parte, a un incremento de la migracién irregular. Pese a las dificultades para evaluar su magni- tud, se estima que unos dos millones de migrantes ilegales residen en Europa occi- dental y meridional, concentrados en su mayor parte en Italia, Espafia, Grecia, Aus- tria y Alemania. — Migracion de elites. La movilidad internacional de las elites y la movili- dad de los ciudadanos ancianos con altos niveles de renta procedentes de Europa CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 193 ESTUDIO DE CASOS 6.2: LA MIGRACION TURCA EN EUROPA’ Turquie es un pais recién llegado @ Ia historia de la emigracién. Legolmente, la libre salida de ciudadanos de Turquia se produjo a partir de la adopcién de la Constitucién de 1961, en la que la entrada o la salida del pais se convirtié en un derecho fundamental. En 1993, 3.076.434 ciudadanos turcos habian establecido su residencio permanente en diversos paises de los cinco continentes. En Europa, su numero habia alcanzado la cifra de 2.536.783. La rapidez de esta migracién es impresionante. Casi toda emigracién tuvo lugar en sus inicios a invitacién de los paises industrializados. + Fases de la migracién turco o Europa Desde su comienzo, a finales de los afios cincuenta, la emigracién y asentamiento turcos en los paises europeos se desarrollé en seis fases principales. Durante la primera fase (1956-1961), determinados hombres de negocios turcos en Estambul actuaban como interme- rios para el reclutamiento de candidatos. Los trabajadores disponian de cartas de invitacién que incluian la garantia de empleo junto al apoyo financiero y el alojamiento durante el periodo de reclutamiento. Los reclutados eran trabajadores cualificados que se dirigian sobre todo alos astilleros de Hamburgo, Bremen y Kiel. Esta fase finaliza con la garantia de libre entrada en Ale- mania, tras la nueva constitucién de 1961. Ademds, los sindicatos alemanes, preocupados por prevenir la competencia de trabajo barato extranjero, urgieron al gobierno para clausurar las agencias de reclutamiento privadas. Estos cambios abrieron el camino a una importante oleada migratoria en la segunda fase (1962-1972). La explosién de la emigracién turca coincidié con la adopeién del primer plan quinquenal (1962-1967) en Turquia. Los artifices de este plan argumentaban que «la exporta- cién del excedente de mano de obra sin cualificar hacia Europa occidental representaba una de las posibilidades para aliviar el desempleo». Estos planificadores asumieron que la exportacién de trabajadores sin cualificacién facilitaria la adquisicién de especializacién y asi contribuiria a la industrializacién del pais. Esta percepcién y las crecientes necesidades del mercado laboral de Alemania occidental, especialmente después de la ereccién del muro de Berlin, condujeron o un increment masivo de la emigracién. Mientras que en 1960 dejaron Turquia 2.700 trabajado- res, el ndmero crecié hasta los 27.500 en 1963 y alcanzé los 615.827 en 1973. Durante la segunda fase, la exportacién de mano de obra dependia de las iniciativas de los respectivos gobiernos. Este significativo cambio se debe a la firma de una serie de acuerdos bilate- rales (en 1961 con Alemania occidental, en 1964 con Austria, Paises Bajos y Bélgica; en 1965 con Francia y en 1967 con Suecia}. Sobre la base de estos acuerdos, el reclutamiento se convirtié en un monopolio ejercido por el Servicio de Empleo Turco y los contratantes en los paises receptores. Una de las ideas principales de estos acuerdos era la naturaleza temporal del empleo, expresada en el principio de «rotaciémm, pero los trabajadores optaron por prolongar su estancia para cum- plir con su primera prioridad: ahorrar dinero para montar un negocio tras su retorno. En el transcurso de la tercera fase (1972-1975), estos paises se dieron cuenta de que la mano de obra extranjera se habia convertide en permanente. Desde 1973, con el trasfondo de la crisis del petrdleo, el reclutamiento oficial de trabajadores en toda Europa occidental llegé a un brusco final. Como consecuencia, los patses receptores empezaron a explorar nuevas politi- cas de integracién plena de estos trabajadores extranjeros legalmente admitidos. Se evité un nuevo flujo de migrantes ilegales con acuerdos de legalizacién de trabajadores clandestinos. La cuarta fase (1975-1978] se caracteriza por una reunificacién familiar a gran escala. Entre 1974 y 1980 el numero de menores de 16 arios turcos crecié un 129,8 %. En 1980, el 40.% de la poblacién turca en Alemania occidental, Suiza, Suecia y Noruega eran menores de 18 aitos. La ignorancia de la lengua del pats de acogida, los esfuerzos para adaptarse a una socie- dad distinta y las dificultades para beneficiarse de un sistema educativo lleno de normas compli- cadas agravaron los cambios demograficos, con lo que se reforzé la segregacién y la opcién del autoaislamiento en la red de familiares y amigos. La quinto fase (1978-1985) se caracteriza por la extensién de las actividades asociativas, la introduccién de requisitos en el visado y los incrementos en las peticiones de asilo. En los afios sesenta las asociaciones de trabajadores turcos servian de sustituto de los sindicatos y de redes de apoyo entre los turcos. Gradualmente, estas asociaciones se fueron involucrando en contro- versias ideolégicas y se convirtieran en satélites de partidos politicos extremistas del pais de ori- gen. Acompafiando estas actividades politicas informales, la prohibicién del reclutamiento en 194 GEOGRAFIA DE EUROPA Europa condujo a un incremento enorme de erefugiados politicos» solicitando asilo, hecho que generé hostilidad en la opinién publica y dio lugar a nuevas politicas més duras. Durante esta fase, todos los paises europeos comenzando por Alemania occidental introdujeron el visado para los turcos. Esta fase también esté marcada por una creciente xenofobia debida, en parte, al creciente desempleo. La sexta fase (de 1986 ala actualidad) se distingue por la determinacién de un gran néme- ro de trabajadores de asentarse en Europa, adquirir propiedades y abrir negocios. Actualmente, més de 78.000 turcos residentes en Alemania occidental son mayores de 55 afios y alrededor de 45.000 han comprado casas y condominios. Otros 33.000 turcos han creado empresas pri- vadas, asegurando unos 125.000 nuevos empleos. Se puede decir que la presencia turca crea nuevas demandas incluida la garantia de derechos politicos, la extension del derecho a voto yla posibilidad de la doble nacionalidad. Estas nuevas demandas indican que las politicas étnicas han ganado relevancia. Paralelamente a estas tendencias, la violencia fisica y los flagrantes ato- ques racistas también se han incrementado en importancia y volumen. * Elimpacto de la migracién en Turquia El impacto més importante de la migracién proviene de los remesas de divisas, que ayuda- ron a salvar los déficit de la balanza de pagos y proporcionaron un preciado cambio extraniero. Mientras que en 1964 las remesas ascendian a 45 millones, en 1980 superaban los 2.000 mi llones. Durante los afios sesenta y setenta los gestores politicos turcos utilizaron las remesos para mantener sobrevalorada la tasa de cambio, fomentando las importaciones pero no la in yersién extranjera. En el transcurso de los afios ochenta Ia politica turca cambid. Las remesas se mantuvieron en torno a los 2.000 millones anuales, en parte porque el gobierno turco estimula- ba les cuentas corrientes con elevadas tasas de interés. Mientras los programas de crédito pro- dujeron pocos resultados, los proyectos de participacién en inversiones funcionaron mejor. En 1962 se lanzaron las Cooperativas de Desarrollo del Pueblo, que pretendian generar empleo y usar los ahorros de los migrantes de una manera productiva. Otro instrumento para canalizar los ahorros de los trabajadores turcos hacia el empleo y la inversion fueron las Compaiiias de Trabojadores Turcos. Pese al reducido impacto en el empleo turco, hacia 1982, 104.773 accio- nistas residentes en el extranjero habian invertido 1,8 millones de délores y creado 20.753 puestos de trabajo. Ademds de estas iniciativas, los migrantes también utilizaron sus ahorros en consumo directo, vivienda o adquisicion de tierras. Un efecto destacado de la migracién laboral se observa en el sector de servicios. Un nu- mero relativamente bajo de migrantes estaba empleado en servicios antes de su partida (sdlo el 12 % seguin estimaciones). Sin embargo, las remesas incrementaron el tamafo del sector servi cios debido a la demanda de transportes, servicios financieros y comunicaciones Entre los inmigrantes turcos se ho dado alguna movilidad ocupacional, especiolmente de empleos agrarios a empleos industriales o terciarios. Sin embargo, la mayorla de trabajadores turcos en Europa no han experimentado ningin ascenso; de hecho, Turquia ha perdido un volu- men considerable de trabajo cualificado que se acento debido a la existencic paralela de una «fuga de cerebros». Del suefo del retorno se ha pasado gradualmente a una Postergacién del retorne para un lejano e indefinido futuro o al abandono de la ideo de repatriacién. En 1991, el 83 % de los tur- cos que vivian en Alemania occidental indicaban su renuencia a volver. El némero medio de re- tornos definitivos oscila, actualmente, entre los 30 y 40 mil al afo. Algunos poises evropeos como Dinamarca o Paises Bajos, donde los trobojadores mi- grantes tienen garantizados amplios derechos civiles, muestran un patrén mas armonioso de in- tegracién. Sin embargo, en estos paises, que admiten abiertamente ser wsociedades multicultu. rales» y que reconocen a los trabajadores inmigrados como «minorias étnicas», una interpreto- cién unilateral de la cultura/religion crea nuevas cislamientos e impide el ojuste de la segunda y tercera generacién Como conclusion, cabe sefalar que los turcos en Europa han optado por quedarse. Con- fian en que Turquia se integraré algin dia en la Unién Europea. Mientras tanto, su recepcién de- pende casi exclusivamente del desarrollo, en las sociedades receptoras, de politicas més demo- créticas y flexibles para su integracién armoniosc. +, Treduccién y adaptacion « partir de Abadan-Unat, N. (1995): «Turkish migration to Europen, en Cohen, R. (ed. The Combridge Survey or World Migration, Combridge, Cambridge University Press, pp. 279-264 CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 195 noroccidental suelen ser flujos que pasan inadvertidos. En el primer grupo se inclu- yen los directivos y especialistas altamente cualificados de compafifas multinaciona- les, estudiantes, universitarios, diplomados, artistas y empleados de organizaciones internacionales. En muchos casos, ellos también compiten con la poblacién local en materia de alojamiento y oportunidades de trabajo. Sin embargo, rara vez suelen ser objetivo de violencia xenofébica, dado que no son vistos como un problema, al con- trario de lo que sucede con los no privilegiados migrantes laborales. Recientemente, la migracién de personas altamente cualificadas de Europa oriental y los paises del CIS hacia occidente, etiquetada como brain drain («fuga de cerebros»), ha atrafdo el interés cientifico y polftico debido a dos motivos: en primer lugar, al temor de que algunos expertos puedan ayudar a paises del Tercer Mundo a construir artefactos nucleares; y, en segundo, a que este brain drain pueda retrasar Jas transformaciones econémicas y sociales tras la cafda del comunismo. También debe destacarse la migracién internacional de personas jubiladas con elevados ingresos, especialmente del Reino Unido y Alemania. Dichas personas se asientan en el sur de Portugal, a lo largo de la costa mediterranea en Espaiia, Francia e Italia y en el borde sur de los Alpes (Austria, Italia, Suiza). En contraste con la elite migrante por razones de negocios, estos ancianos migrantes, y sobre todo sus inver- siones en bienes inmuebles, generan resquemores entre la poblacién local. — Refugiados politicos y étnicos y solicitantes de asilo. Este tipo de migra- cién empezé como una corriente de refugiados politicos y de otros tipos de Europa oriental y el Tercer Mundo hacia Europa occidental y, en parte, se ha tornado una mi- graci6n originada por la pobreza. Durante mucho tiempo se trataba de diferentes oleadas de migracién directamente relacionadas con acontecimientos politicos 0 in- cluso pactos politicos, reguladas por la Convencion de Ginebra de 1951. En 1956-1957, unos 194.000 huingaros dejaron su pais justo antes de que las tro- pas soviéticas y el régimen de Kiidiir cerraran la frontera, estableciendo el Telén de Acero entre Hungria y Austria. Tanto ellos, como los 162.000 checos y eslovacos que huyeron de Checoslovaquia tras la ocupacién de su pais por las tropas soviéticas y los aliados del Pacto de Varsovia, fueron acogidos con simpatfa en los paises occi- dentales, siguiendo la légica de la guerra frfa. Sin embargo, los 4nimos empezaron a enfriarse tras la crisis del petréleo, y los polacos (unos 250.000) que huyeron en 1981-1982 de la ley marcial y la represidn politica no encontraron tan buena dispo- sicién. En 1989 se reanudan los flujos de refugiados en direccién a los paises occiden- tales. El desmantelamiento del Telén de Acero y la caida del muro de Berlin dieron lugar al desplazamiento de numerosas personas desde Hungria y la antigua Repwbli- ca Democratica de Alemania (mas de 344.000 personas dejaron la Alemania demo- cratica en noviembre y diciembre de 1989). Sin embargo, la mayor oleada de refugiados en el suelo europeo empez6 en 1991, cuando se produjo la ruptura y la guerra entre diferentes territorios enclavados en la antigua Yugoslavia. Mas de 5,3 millones de personas dejaron su hogar o fueron expulsadas. Mas de un milldn fueron capaces de llegar a Europa occidental, entre ellas 700.000 fueron reconocidas como refugiados politicos o al menos tolerados temporalmente. Cuando atin permanecen fuera de su pais un ntimero elevado de bos- nios, el estallido de un nuevo conflicto bélico en los Balcanes ha disparado de nuevo el ntimero de refugiados. La guerra y los procesos de limpieza étnica en Kosovo, con 196 GEOGRAFIA DE EUROPA Cuanro 6.4. Evolucién de las solicitudes de asilo en Europa occidental, Paises seleccionados (1980-1996) Pais 1980 1982 1984 1986 1988 1990 _——:1992 1994 1996 Alemania 107,8 37,2 35,3 99.7 103,1 193,0 438,2 127.2 116.4 Austria 9.3 63 72 8,7 15.8 22,8 16,2 Ae 7,0 Bélgica 27 3,1 ae aT St 13,0 17,8 14,3 12,4 Dinamarca 0,2 0,3 43 a8 47 5,3 13,9 6,7 59 Espafia — _— Md 23 33 6 11,7 12,0 47 Francia 188 22,5 15,9 23.4 31,6 56,0 28.9 26,0 17,2 Grecia - — 08 43 93 41 2.0 1,3 16 Italia = —_ 45 6,5 L3 47 2,6 18 0,6 Paises Bajos 1,3 12 2,6 32 15 21,2 20,3 52,5 22.9 Reino Unido ae 42 42 5,7 5.7 38,2 sad 42,2 27,9 Suecia — 120 14,6 19,6 29,0 84,0 18,6 58 Suiza 6,1 1k 73 8,6 16,7 36,0 18,0 16,1 18,0 Fuente: J. Salt, 1998, la salida temporal de casi un milldn de personas de Yugoslavia, ha supuesto una nue- va aparicin de este tipo de flujos en el escenario europeo. En 1983, s6lo 65.000 personas solicitaron asilo en los paises de Europa occi- dental. En 1986, el nimero se habia triplicado y era de 195.000. En 1992, 693.000 personas solicitaron asilo politico en Europa, dos tercios de ellas en Alemania. A partir de 1992, las restricciones de las leyes de asilo en Austria, Alemania y Suecia, y las regulaciones mas restrictivas de muchos otros paises han cambiado la situacién. El nimero de solicitudes de asilo politico en Europa ha descendido a 551.000 en 1993 y 2.322.000 en 1994. Esta presién sobre las solicitudes de asilo es, en el fondo, un efecto colateral no planeado de las politicas en contra de la inmigraci6n que se aplicaron en Europa occidental desde mediados de los setenta. El cierre de fronteras anuevos migrantes laborales de fuera de la UE dejé como vias posibles para la entra- daa Europa la reunificacion familiar, la repatriacién sobre una base étnica y el recur- so ala convencién de Ginebra sobre refugiados politicos. 2.2. LA GEOGRAFIA DE LAS MIGRACIONES EN EUROPA Europa dista mucho de ser un espacio homogéneo desde un punto de vista mi- gratorio, Mientras que en algunas areas los flujos principales son de salida, otras des- tacan por su cardcter inmigratorio, lo que permite establecer unas diferenciaciones geograficas en funcién de las migraciones. Una larga tradicién inmigratoria es la caracteristica mds notable de la Europa occidental desde esta dptica. Tras la se; gunda guerra mundial, las economias de estos paises absorbieron flujos de refugiados, desplazados y retornados de territorios colo- niales, y ya en los afios cincuenta comenzaron a incentivar la llegada de mano de obra procedente del area mediterranea (Espaiia, Portugal, Italia, Argelia, Marruecos), de otros paises en vias de desarrollo (Pakistan e India), junto con Turquia y Yugoslavia, consideradas también fuentes de mano de obra extranjera barata. Tras una etapa algi- da de la inmigracién (1960-1975), se intent6 frenar y controlar los flujos protagoni- CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 197 Cuapro 6.5. Evolucidn de los saldos migratorios en Europa. Grandes dreas (1950-1993) Areas 1950-1959 1960-1969 1970-1979 1980-1989 1990-1993 Europa occidental 4.2500 5.090.0 2.520,0 2470.0 3.860,0 Europa meridional -2.910,0 ~3.080.0 620,0 1,620.0 670,0 Escandinavia =50,0 70.0 200,0 240.0 220,0 Europa central y oriental —4.000.0 —1.920.0 -1.090,0 -2.280,0 -2.310,0 URSS/CIS 40.0 100.0 -370,0 430.0 -1.350,0 Fuente: R. Minz, 1995. zados por trabajadores que serfan sustituidos por la entrada de inmigrantes en razén de reagrupacién familiar. El sur de Europa, que habia mantenido unos importantes flujos dirigidos hacia América hasta mediados de siglo, desplaza su atencién hacia otros destinos euro- peos, como Francia, Alemania, Suiza y el Benelux. Durante las décadas de los cin- cuenta y los sesenta, la Europa meridional muestra un balance migratorio negativo estimado en unos seis millones de personas. Durante los afios setenta, los cambios politicos en algunos paises, junto con las nuevas politicas migratorias de los paises receptores cambiaron su tradicional naturaleza emigratoria, y mas de dos millones de inmigrantes se han instalado en estas areas a partir de 1980. A los flujos de los retor- nados de paises occidentales se afiaden nuevas corrientes migratorias, como la pro- cedente del Magreb, Africa subsahariana y Proximo Oriente, la de polacos, builgaros y albaneses desde fines de los ochenta y los flujos de jubilados en busca de nuevos sunbelts en Italia y Espaiia. En Escandinavia se mantuvieron los patrones migratorios hasta bien entrado el siglo xx. Los flujos migratorios mas destacados eran los que se dirigian hacia los te- rritorios extraeuropeos y la migracién de fineses y noruegos hacia Suecia. Desde los afios sesenta, Suecia, Dinamarca y Noruega comenzaron a recibir mano de obra pro- cedente del sur de Europa, pero la inmigracién no ha Ilegado nunca a adquirir los vo- lumenes de otros paises europeos. El rasgo mas sobresaliente de las corrientes migratorias en los paises de Europa oriental y los Balcanes es la importancia de los flujos en direccidn a los estados occi- dentales y la emigraci6n a ultramar. El establecimiento del Telén de Acero modificé este comportamiento, aunque no logr6 paralizar totalmente los desplazamientos des- de los paises comunistas. Yugoslavia, el unico pais que autoriz6 la emigracién de sus ciudadanos a partir de 1964, contribuyé a los flujos de migrantes laborales que se es- tablecieron en Suiza, Francia, Austria y Alemania. Los migrantes procedentes de paises del Este, considerados refugiados politicos y bien acogidos durante la guerra fria, han empezado a ser vistos con suspicacia en Occidente en los aiios noventa, mo- mento en que se han intensificado y diversificado los flujos con migrantes de tipo ét- nico, nuevos refugiados y migrantes laborales. El comportamiento migratorio de la antigua URSS es bastante similar al ante- rior, con un componente destacado de emigracién. Sin embargo, las restricciones en materia migratoria terminaron con los flujos tradicionales durante los afios cincuenta y sesenta. Las presiones de EE.UU. y de otros paises occidentales para liberalizar la politica emigratoria soviética dieron sus frutos una década més tarde, y mas de GEOGRAFIA DE EUROPA MGRACION WTRAEUROFEA oe 500000 # 1.900000 1.000.000 & 2000000 3 x 3000.00 + 2.500.000 3 EFECTIVOS DE RESIDENTES EN LA CEE POR PAISES DE DESTINO a % era, mi (GRGRAE De RUSES TEAGEROD BEGIN IOS lercorvos be RESIRINTES Pon PIS DE NINGRACON| FUENTE: Simon, 1995, Fic. 6.4. Migraciones internacionales en la CEE en 1990, CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 199 370.000 personas abandonaron la URSS en los afios setenta, muchas de ellas de ori- gen judfo. Una segunda oleada emigratoria se reemprenderia a partir de 1986-1987, con la salida de diversos grupos étnicos —alemanes, armenios, griegos—. Las previ- siones de flujos masivos que debian abandonar la antigua URSS no se han cumplido hasta la actualidad, aunque se observa un incremento de Ja movilidad entre los terri- torios que configuraban el anterior espacio soviético: la creacién de nuevos estados ha dado lugar al retorno de diversos grupos étnicos, entre los que destacan los prota- gonizados por rusos, ucranianos y biclorrusos. La Federacién Rusa presenta un saldo migratorio positivo en los afios noventa: el numero de inmigrantes superaba al de in- migrantes en 250.000 en 1992; en 440.000 en-1993; 810.000 en 1994, y en 500.000 en 1995. 2,3. LA POBLACION EXTRANJERA EN LOS PA[SES EUROPEOS El andlisis de la poblaci6n extranjera residente en los pafses europeos resulta, en buena medida, una sintesis de los complejos y diversos procesos migratorios que han afectado a estos territorios. La realizacién de una evaluaci6n de los voliimenes de po- blacién extranjera para el conjunto de territorios europeos entrafia algunas dificulta- des. Aparte de que se carece de fuentes y de Ja escasa fiabilidad de éstas, aparecen como obstéculos importantes la diferencia de criterio en el registro de los migrantes en los paises de Europa oriental, donde s6lo se contabilizan las migraciones conside- radas permanentes y, en segundo lugar, la incidencia de flujos no regularizados cuya significacién varia de uno a otro pats. ‘A mediados de los afios noventa, aproximadamente 20 millones de personas de nacionalidad extranjera residfan en los estados europeos. Esta cifra, por otra parte, se Cuapro 6.6. Evolucidn de la poblacién extranjera en Europa occidental. Patses seleccionados (1980-1996) Poblacion extranjera residente Miles % sobre poblacion total Pats 1980 1985 1990 1996 1980 1985 1990-1990 Alemania 4.378,9 5.241,8 7.3140 te 8,2 8,9 Austria 304,4 456,1 728,0 4,0 59 9,0 Bélgica 846,5 904,5 9119 8.6 91 8,9 Dinamarca 117,0 160,6 237,7 23 3,1 45 Espafia 2419 407,7 539,0 0.6 1,0 14 Francia 3.752,2 3.607,6 - 68 63 ns Grecia 233,2 229,1 155,0 Pay 23 is Ttalia 423,0 781.1 1,095.6 0,7 14 18 Luxemburgo 98,0 110,0 138.1 26,7 28.6 33,4 Paises Bajos $525 692,4 679,9 , 38 46 43 Suecia 388,6 483,7 526.6 ot 46 5,6 $2 Suiza 939.7 1100,3 1370,6 14 14,5 16,3 19,6 1. Datos correspondientes @ 1981; 2. Datos correspondientes @ 1982; (—) sin datos. Fuente: J. Salt, 1998. 200 GEOGRAFIA DE EUROPA Poblacién extranjera (%) Poblacién extranjera (miles) EQ «zs @ 28a5 5a10 >10 Sin datos sass as = | 1 3.750 7.500 FUENTE: Elaboracién propiaa partir del Conseil de I’ Europe: Evolution démographique récente en Europe, 1998. Fic. 6.5. La poblacidn extranjera en Europa, 1996. distribuye de manera muy irregular, puesto que mas del 90 % se concentran en la mi- tad occidental de Europa, con una trayectoria inmigratoria claramente consolidada tras la segunda guerra mundial. Por el contrario, los estados del antiguo bloque co- munista ofrecen unas cifras muy modestas, lo que constituye un claro exponente de su historial migratorio reciente. En el conjunto de Europa, son cuatro los paises que albergan a mas de un mill6n de extranjeros: con amplia diferencia sobre el resto, aparece en primer término Ale- CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 201 mania, con mas de 7 millones, Francia —méas de 3.5 millones—, Reino Unido —casi dos millones— y Suiza —1,3 millones—. A los estados precedentes cabe afiadir la poblacién extranjera residente en el Benelux, Austria, Italia, Espafia y Suecia para completar los principales centros de inmigracién internacional en términos absolu- tos. Hay que precisar, sin embargo, que la presencia extranjera en estos pafses no res- ponde a la misma dindémica. En Francia, Suiza y Suecia, el nimero de extranjeros no se ha incrementado de manera significativa en las ultimas dos décadas. En la Europa meridional, y en parte como consecuencia del cierre de fronteras de otros pafses occi- dentales, se experimenta una expansién de la inmigracién internacional desde inicios de los afios ochenta que se materializa en los casos de Italia y Espafia. Una evolucién distinta es la experimentada por otro grupo de paises encabezados por Alemania y Austria. En estos dos tiltimos, ya consolidados como paises receptores de inmigra- cin, se observa un fuerte incremento de poblacién extranjera en la década de los no- venta. Una perspectiva distinta es el andlisis del peso relativo de la poblacién de nacio- nalidad extranjera con relacién a la poblacién total. Los estados europeos presentan una gama de situaciones diversas que se pueden sistematizar en tres grandes grupos: — Estados con escasa presencia de poblacién extranjera (menos del 2,5 %): la mayor parte de Europa central y oriental (Republica Checa, Polonia, Rusia, Ruma- nia, Bulgaria), algunos paises escandinavos (Finlandia, Islandia) y la Europa del sur (Espafia, Portugal, Grecia). — Pajises con una proporcidn media de extranjeros (entre un 2,5 y un 5 %): Reino Unido, Irlanda, Paises Bajos, Dinamarca y Noruega. — Paises con un porcentaje de extranjeros elevado 0 muy elevado (mas del 5 %). Los estados de menor tamajio demografico son los que acusan un mayor peso relativo de poblacién fordnea: Andorra, Liechtenstein, Luxemburgo, San Marino y Suiza forman el grupo de paises en los que este colectivo representa mas del 10 %. También es alta la proporcin de residentes extranjeros en Francia, Alemania, Aus- tria, Bélgica y Suecia. En relacién con la composicién de la poblacién de nacionalidad extranjera resi- dente en los paises europeos cabe destacar tres rasgos: en primer lugar, la importan- cia de las migraciones intraeuropeas, que contribuyen de manera significativa a con- figurar estas aportaciones; en segundo lugar, la impronta dejada por la herencia colo- nial, que explica la presencia de determinados colectivos extranjeros en territorio eu- ropeo; finalmente, la diversidad de situaciones, que deriva, en ultimo término, de las trayectorias migratorias propias de cada estado (véase cuadro 6.7). El andlisis de las principales comunidades asentadas en los paises con mayor poblaci6n extranjera muestra la importancia de una tnica comunidad en el pais re- ceptor (turcos en Alemania; irlandeses en Reino Unido; fineses en Suecia; italianos en Suiza), mientras que otros pafses constituyen un crisol de flujos (portugueses y magrebfes en Francia; yugoslavos, turcos y alemanes en Austria; turcos, marroquies y alemanes en Paises Bajos). Por tiltimo, y al margen de las migraciones entre esta- dos vecinos, en este conjunto de los pafses con mayor inmigraci6n extranjera sobre- sale la presencia de ciertos colectivos, como los turcos, marroquies, yugoslavos y portugueses. A estos efectivos se deben sumar italianos y espafioles que, debido a las Cuanro 6.7. Poblacién extranjera segin nacionalidad en los principales patses receptores europeos a mediados de los afios noventa Alemania Francia® Reino Unido Suica Bélgica Poites Miles % Patses Miles % Poises Miles % Patses Miles % Patses Miles % 1. Turquia 1,965,6 28,1 Portugal 649.7 18,1 Irlanda $57.0 26,7 Italia 3671 27,5 Italia 2135231 2 S719 82 Argelia 6142 17,1 EEUU. 120.0 5,8 Portugal 129.6 9,7 Marruecos, «1440 15,6 3 3556 5.1 Marruecos $72.7 15,9 India 1150 5,5. Espaiia 1047 7,9 Francia 98,7 10,7 4 2634 38 252.8 7.0 Pakistan 81,0 3,9 Alemania 90,1 6.8 Turqufa 86,0 9,3 Si 29436 2160 6,0 Ntalia 80.0 3,8 — Turquia 78,0 5,9 Pafses Bajos. 75.0 8,1 6. 185,126 2063 5,7. Francia 610 2,9 Francia 34400 41 Espaita 48,9 5,3 7. 176.3 25 Turquia 197,755 Bangladesh 53,0 2,5 Austria 28,7 2,2 Alemania 34 8 1324 1,9 Bélgica 561 1,6 Alemania 52,0 2.5 Reino Unido 19.5 1,5 Reino Unido 28 9. Rumania 125.9 1.8 Alemania 52,7 1,5 Australia 48,0 2.3. Pafses Bajos 13.4 1,0 Portugal 25 10, Portugal 1175 1,7 ExYugostavia 52.515. Jamaica 47,0 2,3 BE.UU. 12,3 0,9 Grecia 22 10 pufses 4143.0 59,310 paises 2870.7 79,8 10 pafses 1.2140 58.3 10 pafses 897.7 67,4 10 pafses. 7166,2 83,0 Total 6.9905 100.0 Total 3596.6 100.0 Total 2.0840 1000 Total 1.3325 10,0 Total 923.0 100.0 tralia Paises Bajos Expatat® Austria® Suecia Paises Miles % Patses Miles % Patses Miles % Patses Miles % Patses Miles % 1. Marruecos 122.2 11,9 Turquia 1821 24,0 Marruecos 1111 18,2 ExYugoslavia 197.9 38,2 106.7 20,5 2. Ex Yugoslavia 73,5 7,2. Marruecos 158.7 21.0 Reino Unido 68.3 11,2 Turquia 1186 22,9 Bosnia-Herz, 47,7, 9.2 1. Alban 72600 7.1 Alemani 53.4 7,0 Alemania 49.9 8,2 Alemania 57,3 111 Yugoslavia = 40,4 7,8 4 57,3 56 — ReinoUnido 43.0 5,7_——Portugal 38,2 6,3 Rumania 18,5 3,6 Noruega 33,0 63 5. 44.7 4.4 Macedonia 29.9 4,0 Francia 34,3 5.6 Polonia 183° 3,5 Dinamarea «(26,7 5.1 6. Tin 414 4.1 Bélgica 24,1 3.2 Italia 22,6 3,7 Chequia 13° 2.2 Turqufa 220 42 7. China 353 3,5 Surinam 181 24 Peni 2123 Hungrfa 10.6 2,0 Polonia 16131 8. Alemania 324 3.2 Yugoslavia 180 2,4 Rep. Dominicana 20,4 3,3 Italia 86 1,7 Alemania 1 25 9% Senegal 32.0 3.1 Malia 17,5 2.3 Argentina 17,228 Suiza 49 0,9 — ReinoUnido 11,0 2,1 10. Rumania 28.8 28 Espana 168 2,2 Pafses Bajos 14,5 2,4 Bulgaria 36 07 FE.UU. 9118 10 patses 5403 52,8 10 paises 561.6 74.2 10 patses 397,765,210 patses 449.6 86,9 10 paises 325.6 62,6 Total 1022.9 100.0 Total 757.1 100.0 Total 609,8 1000 Total 517.7 100.0 Total 5198 100.0 * Datos correspondientes a 1990; ** Datos correspondientes a 1998. Furavre: Elaboracién propia a partir del Conseil de !'Europe: Evolution démographique récente en Europe, 1998: INE: Espaia en cifras, 1998; ISTAT: Rapporto annuale, 1998. CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 203 particularidades de su historial migratorio, se hallan incluidos tanto entre los paises con una mayor presencia en otros pafses europeos como entre los estados con mayor volumen de inmigraci6n extranjera. 3. Natalidad versus inmigracién. ,Un falso dilema en Europa? Europa se halla actualmente en una encrucijada desde el punto de vista demo- grafico. Las previsiones a medio y largo plazo apuntan, como se sefialé en el capitulo anterior, a un declive de la poblacién en numerosos paises. Si no se producen cam- bios significativos en las tendencias demogrdficas vigentes en la actualidad, se asisti- r4 ala emergencia de un nuevo ciclo demografico. En esta nueva etapa, la poblacién de los estados europeos se estancaré o experimentard un decrecimiento, mientras que en el resto del planeta se mantendré un ritmo de crecimiento moderado. Este rasgo diferencial de la poblacién en Europa da lugar a la paradoja. Al tiempo que se aboga por incentivar el crecimiento demografico dentro de las fronteras europeas, se de- fiende la necesidad de frenar el ritmo de crecimiento de otros territorios. 3.1. {CRECIMIENTO NATURAL O CRECIMIENTO MIGRATORIO? Las perspectivas demograficas previstas para el nuevo milenio plantean una se- rie de retos a las sociedades europeas. El primer tema que se suscita es el debate en torno a los posibles efectos del decrecimiento demografico. Ademds de ser una mate- ria de estudio para los especialistas, diversos colectivos estan interesdndose sobre las implicaciones de un posible declive demogrdfico. Los politicos, los planificadores y los medios de comunicacién se hacen eco de la inquietud que parece despertar este asunto, y proliferan los mensajes contradictorios sobre cuales serian los efectos a escala de los diferentes estados y en el contexto de un mundo cada vez mas interco- nectado, Tras siglos de tradicién poblacionista, una situacién nueva de crecimiento cero o de regresién demogréfica motiva recelos en amplios sectores sociales. Entre los mismos demégrafos no hay acuerdo sobre la dimensién y las consecuencias de una posible regresién de la poblacién. Mientras que algunas posiciones catalogan de alarmistas y catastrofistas las previsiones que apuntan a una pérdida de poblacién, en otros casos se aceptan estas tendencias como una caracteristica mas de las sociedades postindustriales. Por otra parte, y aun considerando deseable un cierto nivel de crecimiento, apa- rece un nuevo debate centrado en la cuestién de cual de los componentes de la diné- mica de la poblacidn deberfa constituir el aporte fundamental: las migraciones, con- cretamente, la inmigracién de efectivos extraeuropeos como en otros periodos, o un crecimiento como consecuencia de un balance natural de signo positivo, es decir, una recuperacién de la natalidad capaz de superar el creciente ntimero de defunciones re- lacionadas con el envejecimiento demogréfico. Esta dualidad plantea un dilema mas tedrico que real. En Europa, las tendencias en materia de fecundidad y natalidad es- tan condicionadas por una suma de preferencias y decisiones tomadas en la esfera privada de los individuos. Por el contrario, los flujos migratorios estan sujetos a una 204 GEOGRAFIA DE EUROPA regulacién que se lleva a cabo desde los poderes politicos. Sin embargo, la mayor parte de los gobiernos descartan la entrada de nuevos inmigrantes como una via para reforzar sus menguantes efectivos demograficos, de manera que se reducen conside- rablemente las opciones encaminadas a recuperar el potencial de crecimiento. 3.2. POLITICAS FAMILIARES Y POLITICAS MIGRATORIAS La creciente preocupacién por las cuestiones de indole demografica ha dado lu- gar a numerosos debates en torno a las medidas que deben aplicarse para frenar 0 mi- nimizar los efectos de una evolucién demografica de signo negativo. Pese a la inquietud que genera la baja fecundidad en la mayor parte del territorio europeo, los estudios comparativos sobre las politicas encaminadas a la intervencién sobre la fecundidad ponen de relieve la fragmentacién, y, en muchas ocasiones, la in- suficiencia de las medidas propuestas. De hecho, no existe una politica para incenti- var la fecundidad como tal, sino que la mayorfa de estados destinan fondos a la pro- teccién de la infancia y de la familia. Madge y Attridge (1996) sefialan que el rasgo mis notable desde una perspecti- va paneuropea es la inexistencia de una politica unificada respecto a la infancia y la familia. Incluso en el contexto de la CEE y la actual UE, esta materia se ha caracteri- zado por un elevado grado de indefinicién. Ni en el Tratado de Roma ni en el Acta Unica Europea se encuentran disposiciones y mandatos que atribuyan competencias en el desarrollo de politicas en este sentido. El Tratado de la Unién Europea amplia las competencias en materia social, pero presta poca atencién a las cuestiones rela- cionadas con la infancia y la familia. No obstante, algunos documentos —como el Libro Blanco de la Politica Social de la Comision Europea (1994)— y algunas insti- tuciones han dedicado esfuerzos para suplir estos déficit. Un ejemplo de ello es la Recomendacién de la Comisién Europea (31 de marzo de 1992) para incentivar aquellas iniciativas que facilitaran tanto a las mujeres como a los hombres la reconci- liaci6n entre su vida laboral y las responsabilidades derivadas del cuidado de los hi- jos. Estas iniciativas cubrian cuatro grandes reas: la provisién de servicios de aten- cidn infantil mientras los padres estén trabajando o buscando empleo o en curso de formacién; los permisos especiales para los padres con responsabilidades de criar ni- fios; ayudar a conseguir unas condiciones de empleo mds flexibles para las personas con hijos a su cargo, y, finalmente, una mayor equidad en las responsabilidades del cuidado de los hijos entre mujeres y hombres. Por otra parte, la misma Comisién Eu- ropea ha apoyado el desarrollo de programas de actuacién, redes y observatorios en torno a las cuestiones relacionadas con la familia y la infancia, como el Observatorio de Politicas Familiares Nacionales. Dada la escasez de politicas coordinadas a escala supraestatal, en la mayor parte de los estados se han llevado a cabo propuestas voluntaristas que deben interpretarse més en la clave de las politicas sociales que en la de una verdadera politica demografi- ca. Segtin Hecht y Lerindon (1993), las dos lineas de actuacién destacables en materia de fecundidad se dirigen, bien a la compensacion de las cargas financieras que generan los hijos mediante complementos econémicos y concesiones fiscales, bien a la mejora de las condiciones de la familia, sobre todo ayudando a la conciliacién de la familia y las responsabilidades laborales y prestando asistencia durante la infancia. CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 205 Las compensaciones destinadas a promover las familias registran formas distin- tas. En ocasiones son directas y no dependen del nivel de ingresos de las parejas, mientras que en otros casos estan dirigidas a beneficiar a los sectores sociales mas desfavorecidos. Asimismo, algunas veces guardan una relacion creciente con el ran- go de los nacimientos, como en Bélgica o Alemania, de manera que se incrementan conforme més numerosa es la familia. Otras formas de incentivar la natalidad son las rebajas fiscales, que generalmente reducen los coeficientes a aplicar en funcidn del tamafio de la descendencia. Los permisos remunerados por maternidad 0 paternidad —en la mayorfa de pai- ses son aplicables a uno de los dos progenitores— son una férmula de amplia difu- sidn. Su duraci6n varia en los estados europeos, desde las 8 semanas de Suiza alas 16 en Espaiia y Luxemburgo, con los casos destacados de los paises nérdicos, que facili- tan permisos de excepcional duracién (44 semanas en Finlandia y 65 en Suecia). Las variaciones territoriales aparecen también cuando se analiza el porcentaje del salario percibido durante estos permisos ya que, aunque algunos paises garantizan el total del sueldo (Alemania, Holanda, Espafia, Luxemburgo), en la mayor parte de casos se recibe una proporcién que suele situarse en torno al 75 %. Asimismo, se estén difun- diendo las posibilidades de acogerse a un permiso opcional para atender a los hijos durante la primera infancia. En ciertos paises de Europa occidental (Austria, Luxem- burgo, Alemania, Bélgica, Italia e Finlandia) se ofrece un permiso parcialmente re- munerado por periodos que oscilan entre los 12 meses en Italia o Bélgica a los 3 afios en Finlandia y Francia (unicamente para las mujeres con tres o mas hijos). Otros esta- dos facilitan este tipo de medidas pero sin garantizar ningtn tipo de compensacién econdémica, como en Espajia, Suiza, Noruega 0 Reino Unido. Finalmente, se estén multiplicando las medidas que ayudan a compatibilizar el desarrollo de las actividades laborales con la maternidad. En este sentido, destaca la creacién de plazas en guarderfas puiblicas, especialmente las destinadas a nifios entre tres afios y la edad escolar. Este amplio abanico de acciones, dirigidas a incrementar directa 0 indirecta- mente la formacién y acrecentamiento de las familias, muestra unos claros contrastes desde el punto de vista territorial. Los paises que han emprendido las actuaciones mas decididas en este terreno son los de Europa septentrional, caracterizados por su elevado grado de proteccién social, como Suecia o Noruega. En este tltimo caso, las metas del gobierno se centran en las politicas familiares y las que buscan la equidad entre ambos sexos. Se intenta facilitar tanto a los hombres como a las mujeres la combinacién de su participacion en el mercado laboral con el cuidado de los hijos. Los permisos de maternidad de un afio de duracidn se compensan con un 80 % del sa- lario normal, y existe la opcién de acogerse a un permiso de 42 semanas remunerado con el total del salario habitual. También se estan produciendo avances para que los padres de nifios pequefios puedan reducir su jornada laboral y obtener una exceden- cia en su puesto de trabajo de un afio. Estas medidas se complementan con un signifi- cativo incremento en el nimero de guarderias, de forma que, actualmente, un 60 % de los nifios entre | y 5 afios asisten a estos centros. Por otra parte, desde 1998 se ha impulsado un programa de apoyo financiero a las familias con hijos de un afio de edad que no asistan a guarderias ptiblicas (unas 60.000 pesetas mensuales). Este pro- grama contemplaba una ampliacion a los nifios de 2 afios a partir de enero de 1999. En Dinamarca se han aplicado distintas medidas para mejorar la situacién de las 206 GEOGRAFIA DE EUROPA familias con hijos de corta edad. Entre ellas se pueden destacar la posibilidad para los padres de gozar de un permiso parcialmente remunerado durante un afio para cuidar a los hijos; la firma de convenios colectivos que contemplan unas condiciones més fle- xibles para los empleados con hijos, incluyendo Ja introduccién de permisos pagados para cuidar a parientes enfermos y, finalmente, el gobierno se ha fijado como objeti- Vo ofrecer a todos los padres la posibilidad de que sus hijos sean atendidos durante las horas laborales, iniciativa que ha dado como resultado la creacién de 140.000 nuevas plazas en guarderias desde 1993. En la Europa meridional, en cambio, las medidas para incentivar la fecundidad son claramente insuficientes, y es la familia —en sentido extenso— la que ha asumido tradicionalmente las tareas de proteccién. Por ejemplo, las autoridades italianas han identificado tres grandes temas como puntos prioritarios de las politicas de apoyo a las familias: la ayuda a las familias en el cuidado de los nifios, facilitando la compatibili- dad de la procreacién con la vida laboral mediante la creacién de una red de servicios de guarderfa y con el incremento del apoyo financiero a las familias con hijos; en se- gundo lugar, se pretende ayudar a Jos jévenes a formar una familia, y, por tiltimo, la asistencia a las familias con miembros discapacitados. En algunos casos, las autorida- des locales estén empezando a aplicar determinadas politicas para incentivar la pro- creacién mediante compensaciones de tipo econémico por cada nacimiento. Este tipo de iniciativas se observa también en ciertos municipios espajioles, es- pecialmente en dreas rurales muy afectadas por la marcha —décadas atrés— de po- blacién adulta-joven y en las que es dificil asegurar el reemplazo demografico. En Espaiia, la creciente sensibilizacion sobre las cuestiones relacionadas con la reducida fecundidad ha comenzado a dar algunos frutos desde el punto de vista legislativo: aparte de los incentivos fiscales (deducciones sobre la base del tamafio de la familia), se estan introduciendo medidas para proteger a las familias monoparentales encabe- zadas por una mujer (en 1998 se inicié un programa dotado con presupuesto de 2.000 millones de pesetas para este fin), se consideran a efectos administrativos como fa- milias numerosas las compuestas por tres 0 mds hijos (dos hijos, en caso de familias monoparentales) y se facilita la contrataci6n de sustitutos durante los permisos remu- nerados por raz6n de maternidad mediante reducciones de las cuotas de la Seguridad Social. A estas iniciativas cabe sumar las emprendidas por las comunidades autono- mas, que suelen dirigir sus actuaciones a conceder ventajas fiscales a partir de un cierto ntimero de hijos. Finalmente, cabe hacer algunas referencias a los cambios respecto a las politi- cas en los paises del antiguo bloque comunista. En la mayoria de estados, las trans- formaciones del sistema politico han implicado algunas alteraciones en las tradicio- nales lineas de actuaci6n. En este conjunto de pafses se puede resaltar el caso de Hun- gria, caracterizado por un elevado nivel de prestaciones, que han ido fluctuando en telacién con los cambios en el escenario politico. En este pafs, las numerosas medi- das que durante décadas funcionaron con objeto de incentivar la Procreacion y ayu- dar a mejorar la situacién econdmica de las familias con hijos se cancelaron o altera- ron en 1994 a raiz de los cambios en el ambito politico, y se volvieron a recuperar en 1998. E] sistema hngaro consta de una gama amplia de ayudas a las familias: los permisos por nacimiento de los hijos (168 dias con la percepcién del 70 % del sala- Tio) y permisos por maternidad; las ayudas econdémicas por maternidad (un pago cuya cantidad ha.ido variando con el tiempo y que durante un cierto perfodo se ofre- CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y MODELOS REGIONALES DE LA POBLACION EUROPEA 207 cfa alas embarazadas en lugar de a las madres); los complementos de ayuda a las fa- milias (regulados por ley, de manera que se dirigen a las familias con menos de dos hijos en funcién del nivel de ingresos y a todas las familias con tres 0 més hijos); las ayudas econémicas para el cuidado de los hijos (en caso de que uno de los padres se quede en casa hasta que los hijos cumplan 3 afios); las ventajas fiscales, introducidas recientemente, y las ayudas para el pago de guarderfas, cuyo importe varia segiin los ingresos de la unidad familiar. Los elevados costes derivados de las politicas familia- res aplicadas en Hungria son cubiertos por el presupuesto estatal en su mayor parte, con un pequefio porcentaje asumido por la Seguridad Social y los empleadores. Las autoridades locales desemipefian un papel muy importante en las ayudas sociales y en el mantenimiento de las instituciones destinadas a los nifios. El otro componente susceptible de modificar las tendencias de crecimiento son las migraciones. Este tema es el que ha dado lugar a una literatura més abundante. Los partidarios del repliegue de Europa y los partidarios de la apertura a nuevas ex- periencias inmigratorias discuten, desde hace tiempo, las ventajas e inconvenientes de ambas posiciones, poniendo especial énfasis en las implicaciones para una fuerza laboral europea cada vez mas envejecida. A escala europea existen diversos organismos que han tenido atribuciones en materia de la libre circulacién de personas, bienes y capitales. Entre ellos destacan el Consejo de Europa, la Comunidad de Trabajo Nordica, la Comunidad Europea, la Unidn Europea, el Area de Libre Comercio Europea y el Grupo de Schengen. Estas instituciones han dado lugar a un cuerpo legal que se superpone a las competencias de cada uno de los gobiernos que las integran. Sin entrar en detalles puntuales, cabe sefialar que la mayor parte de los acuerdos transnacionales van encaminados a asegurar la libertad de desplazamientos de la po- blacion entre los pafses firmantes (como en el caso de la Comunidad del Trabajo Nor- dica, las disposiciones de la CEE y la UE, y los acuerdos de Maastricht y Schengen). Las facilidades crecientes para la movilidad interna en el espacio comunitario contrastan con los ingentes esfuerzos para controlar las migraciones provenientes de otras 4reas, sobre todo las procedentes de pajses en vias de desarrollo. El endureci- miento de los requisitos para obtener un visado, el control de las fronteras exteriores (que siguiendo el Acuerdo de Schengen supone la eliminaci6n de las fronteras inte- riores en el espacio de la UE) y los controles de documentacién (que tienen como meta la deteccién de inmigrantes en situacién irregular) son algunas de las medidas més generalizadas en una Europa que pretende encauzar los movimientos migrato- rios a partir de una politica restrictiva basada en el sistema de cuotas. Estas directri- ces generales encuentran algunas trabas derivadas de la coexistencia de las politicas propias en los distintos estados. Los intentos por armonizar las legislaciones estata- les con los marcos de referencia supranacionales no han dado, todavia, los frutos es- perados. En espera de instrumentos mis eficaces, los distintos gobiernos estan des- plegando sus propias politicas, que tienen, como punto en comin, una referencia cla- ra al control de la inmigracién —especialmente la proveniente de areas extracuro- peas—, que ha hecho a Europa merecedora de calificativos como el de la fortaleza blanca. Alemania, el pafs que mds inmigracién ha absorbido en el transcurso de la lti- ma década, se propone llevar a cabo una politica integradora de los extranjeros —los recién Iegados junto con los inmigrados en etapas precedentes, sus familias y las se- 208 GEOGRAFIA DE EUROPA g generaciones— asentados en su territorio. Las medidas para facilitar la inte- graciOn tienen como meta ofrecer a los extranjeros la igualdad de oportunidades, es- pecialmente en materia de empleo, y se estén levando a cabo reformas legales que, ademas de regularizar la situacidn de los numerosos ilegales, suponen unos cambios en la ley de ciudadanfa, que reconocen una sociedad multicultural. Sin embargo, el gobierno aleman pone €nfasis en la necesidad de limitar estrictamente la inmigracion de extranjeros de pafses distintos a la Unién Europea y el area econdmica europea, y en la prevenci6n de la inmigracién ilegal. Para aquellos que proceden de fuera de la Unidn Europea, Alemania tnicamen- te admite la reagrupacién familiar en los casos de los inmigrantes ya residentes en Alemania y de los perseguidos por razones politicas (la Ley de Asilo fue sustancial- mente reformada en 1993 para evitar abusos). También se han firmado numerosos acuerdos de readmision para enviar a sus paises de origen a los inmigrantes ilegales. Finalmente, hay que hablar de la inquietud que suscita la ampliacién de la Unién Eu- ropea hacia el este en el contexto de la libre circulacién de personas de los acuerdos de Schengen, que hacen pensar en la necesidad de prever perfodos transitorios antes de que estos acuerdos entren en vigor. En el sur de Europa, pafses como Italia y Espafia, que han constituido durante los tiltimos afios el principal puente de acceso a Europa desde el territorio africano, estén llevando a cabo procesos de regularizacién de los inmigrantes clandestinos. En ambos paises existe una gran preocupacién por la existencia de redes de traficantes de inmigrantes, y hay abierto un debate sobre las reformas necesarias en el marco le- gal —la Ley de Extranjerfa en el caso espafiol— para cumplir con el papel que les ha sido asignado desde la Union Europea de controlar la frontera sur, a la par que se in- tenta mejorar la situacién de los inmigrantes instalados en su territorio. En el caso de Noruega se estan evaluando las necesidades de reclutamiento de mano de obra para los préximos afios, y los resultados de los andlisis indican que se precisard una inmigracion neta de 20.000 trabajadores anuales para cubrir las actua- les necesidades del mercado laboral noruego. No obstante, se restringe el area de pro- cedencia a los territorios del 4rea econémica europea. En Suiza, que al igual que Noruega no se halla integrada en la Union Europea, se esta redefiniendo la politica migratoria en dos sentidos: en primer lugar la promo- cién de la movilidad entre los trabajadores europeos procedentes de la UE y de la EFTA, y se esta favoreciendo la participacion en la libre circulacién de mano de obra en Europa, y, en segundo lugar, se esté intentando mejorar la integracién de los ex- tranjeros residentes en el pais mediante medidas que ayudan a la formacién, informa- cién y comunicacién con los extranjeros, asi como actuaciones dirigidas a la adap- tacién del sistema escolar y a facilitar la naturalizacién.

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