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Transfiguracion Cuarto Dia Completo PDF
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El amor oblativo es imposible sin la oración, porque el amor oblativo es fruto de una
convicción de fe.
Amor oblativo es ir, de alguna manera, contra los propios impulsos, por amor a Dios.
Este tipo me calumnió, qué ganas de vengarme, pero su Padre es mí Padre, tengo
que perdonar y olvidar, entonces, tengo que morir al impulso de venganza.
Este tipo me despierta terribles sentimientos de envidia, tengo que morir, en Dios y
por Dios, a este típico sentimiento de envidia, porque su Padre es mí Padre.
No, por el contrario, solo que gran parte de las veces es mal canalizado, esto es,
es un amor de interés, que espera compensaciones, y es susceptible de
transformarse en fuente de sufrimiento a la menor sospecha de que el otro no gusta
de mí, me ofendió, no me acepta más, mientras que el amor oblativo pasa por
encima de las reacciones impulsivas.
“Por eso, nosotros, al ofrecer el capítulo anterior (“Vacíos de Sí”), colocamos una
base sólida, el fundamento indispensable para que el Sueño de Oro de Jesús pueda
ser una realidad” (Transfiguración – Capítulo 3 – punto 1)
Para alcanzar este objetivo tenemos que ir, paso a paso, desarrollando
paralelamente la teoría, que es todo lo que aprendemos en la Biblia, en el Antiguo
y el Nuevo Testamento, lo que es también el propósito de este libro Transfiguración,
y la práctica. Viviendo y aprendiendo; aprendiendo y practicando.
¿Ustedes han visto a un herrero herrar un caballo? Él toma la pata del caballo, la
afirma entre sus piernas, coloca la herradura sobre la pata, toma un clavo y lo
martilla; después martilla la herradura, ¿ustedes saben por qué él da golpes al clavo
y a la herradura?... porque si él martillase solo la herradura, ella no se afirmaría.
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Así sucede también en nuestra vida: para poder caminar bien necesitamos dos
cosas: profundizar en la espiritualidad y hacerla vida. Dar un “martillazo” en la
espiritualidad y otro en la vida… Y así deberá ser siempre para armonizar estos dos
momentos: aprendiendo y viviendo, viviendo y aprendiendo.
Oración:
“LA GRACIA DE COMUNICARSE”
Libro Encuentro # 47
Señor Jesús,
Llamaste “amigos” a los discípulos
porque les abriste tu intimidad.
Pero ¡qué difícil es abrirse, Señor!
¡Cuánto cuesta rasgar el velo del propio misterio!
¡Cuántas trabas se interponen en el camino!
Pero sé bien, Señor, que sin comunicación
no hay amor
y que el misterio esencial de la fraternidad
consiste en ese juego de abrirse y acogerse
unos a otros.
La Biblia dice que “Dios es amor” (1 Juan 4, 8) “Pero ¿Dónde está la prueba
palpable de que Dios es Amor? La prueba es Jesús, con su vida y su obra:
Misericordioso, sensible y perdonador”. (Padre Ignacio Larrañaga).
Para aprendernos las verdaderas lecciones de amor con Jesús, nuestro Maestro,
tenemos que conocer, estudiar y practicar día a día sus enseñanzas, leyendo,
meditando y rezando la Palabra de Dios.
De nuevo insistimos sobre el secreto del amor oblativo que es un excelente refuerzo
para la base de lo que pretendemos: “Lo repetiremos mil veces: el misterio del amor
fraterno consiste en imponer las convicciones de fe sobre las emociones
espontáneas” (Transfiguración – Capitulo 3 – punto 2)
Y ¿qué son las convicciones de fe? Son aquellos criterios y decisiones emanados
de la misma fe.
Y ¿qué son las emociones espontáneas? Son aquellos impulsos que brotan
instintivamente del mundo inconsciente.
Lo primero es la fe.
Pablo, en la carta a los Hebreos 11, nos dice que todo “fue por la fe…”.
Y aún en 1 Pedro 1, 5 él nos dice: “El poder de Dios nos protege, por medio de la
fe”.
La fe en Jesús nos da la “cura perfecta” para nuestra alma, así está escrito en
Hechos 3, 16b: “Fue la fe en Jesús la que le dio la cura perfecta”.
La humildad solo nos puede llenar cuando nos vaciamos de nuestro amor propio.
Y hacerlo, cuesta mucho. Pero, ya sabemos: lo que cuesta poco, vale poco, y lo que
cuesta mucho, vale mucho. Es practicando pequeños actos de humildad que
llegaremos a ser humildes.
Lo tercero es el coraje: coraje para mirar de frente una situación, aunque sea
dolorosa y estresante, y ahí, con mucha serenidad, “colocar su ‘enemigo’ en el
rincón de la memoria y, en plena intimidad con Jesús, sentirlo con el corazón,
abrazarlo con los brazos de Jesús, como si tú fueras Jesús”. (Transfiguración –
Capítulo 3 – punto 9)
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Coraje para perdonar. Coraje para decir si cuando es si y no cuando es no. Ser
prudente en las decisiones, pero firme en las resoluciones. Así como nos dice el
Señor: “Es una orden! ¡Se fuerte y valiente!” (Josue 1, 9)
El verdadero coraje es más paciente que audaz. En Lucas 13, 31 – 32, vemos el
coraje de Jesús: “También entonces llegaron algunos fariseos, y le dijeron a Jesús:
“Vete de aquí, porque Herodes te quiere matar”. Jesús les contesto: “Vayan y digan
a ese zorro: mira, hoy y mañana expulso a los demonios y sano a los enfermos, y
pasado mañana término”.
Coraje para modificar el modo de ser, las actitudes, para enfrentar situaciones
difíciles.
No todo lo que se enfrenta puede ser modificado, pero nada puede ser modificado
hasta que es enfrentado. Y lo que no puede ser modificado, ya sabemos: “¡Padre,
en tus manos lo entrego!” Es la hora del abandono.
La disciplina es una de las piezas importantes para el éxito sobre nosotros mismos,
esto es, la victoria sobre nosotros mismos. Para lograrlo, tenemos que estar atentos
y mantener una rígida disciplina sobre los impulsos de nuestro inconsciente. “Las
características de los impulsos son la sorpresa y la violencia. Cuando estamos
descuidados, somos capaces de cualquier barbaridad, de la que después nos
arrepentimos” (Sube conmigo). Antiguamente los cocheros conducían grandes
carruajes con tres o cuatro parejas de caballos, y con mano firme sujetaban las
riendas con las que disciplinaban a los caballos, llevando el carruaje hasta su
destino final.
Nosotros también necesitamos ser así como el cochero: saber disciplinar con
firmeza nuestros “caballos”, contener nuestros impulsos agresivos, tales como la
ira, el odio, la impaciencia, el rencor... cada uno de estos sentimientos es un
“caballo” que necesitamos sujetar con mano firme, para que ellos no lleven el
carruaje de la vida hacia el precipicio… Cada vez que conseguimos dominar
nuestros impulsos agresivos nos estamos disciplinando para vivir mejor.
Jesús nos dice en Lucas 21, 19: “Con vuestra perseverancia es que salvaréis
vuestra vida”.
** *
Con nuestra realidad espiritual fortalecida por la fe, la humildad, el coraje y la
disciplina, comenzamos a “Dar los primeros pasos en la concretización del Sueño
de Oro, ‘conjugando’, de manera conjunta y complementaria los cuatro verbos:
comprender- respetar –aceptar- perdonar. Para sintetizar de alguna manera el
contenido de los cuatro verbos, tenemos la divina palabra misericordia”.
Y sí quisiéramos definir de alguna manera al Jesús de los Evangelios sería con esos
dos adjetivos, que en el fondo son una sola cosa: compasivo y misericordioso”.
(Transfiguración – Capítulo 3 – punto 10)
En 2 Corintios 1, 4 Pablo nos da esta joya: “El Señor nos consuela en todas
nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos consolar a otros en cualquier
aflicción”.
Hace muchos años atrás, en torno de 1945, salió en la revista “Selecciones” una
historia real sobre dos jóvenes muy amigos que fueron llamados a la II guerra
mundial. Fueron juntos al mismo batallón. Un día hubo una terrible lucha contra el
enemigo y el comandante percibió que estaban muriendo muchos soldados y
ordeno que todos retrocediesen, volviendo a la base.
Al llegar a la base uno de los amigos vio que el otro no había regresado. Se dirigió
al comandante y le dijo:
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“Mi amigo no regresó del campo de batalla, señor. Pido permiso para ir a buscarlo”.
El oficial respondió:
“Permiso denegado. No quiero que usted arriesgue su vida por un hombre que
probablemente está muerto.
El soldado no obedeció la orden y salió en busca del amigo. Horas más tarde
regresó, mortalmente herido, trayendo a su amigo muerto.
“¡Yo le dije que él estaba muerto! ¡Ahora perdí dos hombres! ¿Valió la pena dar tu
vida por un cadáver?
Así como el Señor nos consuela, consolemos a nuestros hermanos. De este modo
iremos realizando concretamente, día tras día, el Sueño de Oro de Jesús: “Qué
todos sean uno con El”, pues el amor fraterno se basa en la experiencia del ¡todos
somos uno!
* * *
Ustedes que participaron de este Retiro, han podido descubrir y experimentar, una
relación más cercana con Dios a través de Jesús. En una palabra, han aprendido a
DETENERSE.
Desde la oración, van a descubrir que lo Divino y lo humano tienen que ir tomados de la
mano, aprendiendo a liberarse de traumas, complejos, temores, angustias, ansiedades,
miedos y tristezas (Somos también Escuela de Vida).
Amigos: en muchas ocasiones hemos escuchado que debemos rezar, que la oración es
importante y esencial en la vida espiritual, pero nunca o pocas veces se dice cómo
hacerlo.
Déjense transformar por Él, contacten al Guía que les invito a vivir este retiro que hoy
gozosamente hemos culminado para que continúen profundizando en esta relación
amorosa con DIOS PADRE mediante la vivencia de un Taller.
Servicios:
Taller de Oración y Vida Adultos- 15 sesiones.
Taller de Oración y Vida para Jóvenes (17 a 18 años en adelante)- 10 sesiones.
Taller de Oración y Vida para Adolescentes “Caminando con Jesús” (12 a 18 años en
adelante)- 9 reuniones.
Taller de Oración y Vida para niños “Evangelizando niños” (7 a 12 en adelante)- 10
reuniones.
*En este momento en que el final del Retiro nos envuelve, elevemos nuestra alma y
pidamos a María, nuestra Madre Santísima, que se quede con nosotros, nos renueve
completamente para que podamos ver como la vida es hermosa, permanezca a nuestro
lado en nuestros Tiempos Fuertes, enseñándonos a orar, así como enseño a Jesús.
Y ahora, para finalizar esta jornada de reflexión y oración, vamos a agradecer a Nuestra
Señora su presencia constante y pedirle que continúe cuidando de nuestro corazón, de
nuestra vida, de nuestro camino.
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Canto:
María de Jesús
Libro Senda #. 17).
BENDICIÓN FINAL
“Quien quiera que seas, navegante por estas páginas del libro
“Transfiguración”:
Huyan de tus horizontes las nubes de los miedos, y brille para siempre el azul
sobre tu cielo.
Amén
Dios te bendiga