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En la película La Ciénaga de Lucrecia Martel, la imagen es igual de importante que el

sonido. En el primer párrafo se muestra nuestro desacuerdo con lo que dice Gascó en
relación a la imagen y su relevancia. Desarrollamos nuestra posición hablando en el
segundo párrafo de la imagen en “La Ciénega”*, en el tercero de los planos, en el cuarto
la escenografía, en el quinto del poder de la imagen como anticipación y terminamos
afirmando que tanto el sonido como la imagen son importantes en la película de
Lucrecia Martel.

En un artículo sobre la película, Daniel Gascó afirma que la imagen es poco relevante:
“En La ciénaga importan menos el trueno que su estruendo […]. El sonido sucede
entonces, comparece siempre en primer plano, mientras que las imágenes, si surgen,
llegan después”1. Asimismo, Gascó asegura que: “Antes que la imagen el sonido marca
la unidad de todo el relato” 2 y “Más que la parte visual las palabras y sonidos indican
amenazas, afectando casi siempre acontecimientos futuros”3. La crítica de Gascó es
acertada, pero relega a la imagen, para el crítico esta última guarda detalles que
fácilmente pueden ser perdidos de vista. Empero, la imagen aporta a la creación de una
atmósfera propia en la película a través de cuatro elementos.

El primero es la piel un elemento que muestra la vulnerabilidad y la tensión sexual en


los personajes de la película. Entendemos vulnerabilidad cómo momentos en que los
personajes no están en guardia y muestran su lado más humano. Es a través de sus
defectos físicos que nos identificamos con los personajes (marcas, cicatrices, heridas,
lunares, arrugas, etc.). Esto se ve reflejado en las siguientes escenas: Mecha quejándose
de las cicatrices que marcan su escote, el cambio de actitud de Jose, después de que
Perro le golpea la nariz durante una fiesta, tras este hecho la expresión facial de Jose es
débil. La tensión sexual es expresada mediante la piel, la cual funciona como una forma
de comunicación indirecta del deseo reprimido entre los personajes, esto provocado por
el ambiente veraniego, que de alguna forma obliga a los personajes a usar poca ropa. Un
ejemplo de esta tensión es la relación entre los hermanos Jose y Verónica cuando ambos
juegan, corren y se manchan las piernas al caerse en el barro; otro momento es cuando
Jose entra al baño sabiendo que su hermana se está bañando, hace a un lado una parte de
la cortina y la roza con la pierna. Por tanto la vulnerabilidad y la tensión sexual se
manifiestan a través de la piel en varias escenas de la película.

El segundo elemento son los planos que utiliza Martel para contarnos la historia. Utiliza
la cámara en mano durante los momentos de tensión y movimiento. Por ejemplo,
cuando unos chicos persiguen a las niñas con globos de agua o durante la fiesta de
carnaval. Por otra parte, la cámara toma planos estáticos, centrados en las camas de los
personajes, planos que aportan a la idea de que “La Ciénaga” terminará desembocando
en un punto carente de movimiento.

1 Daniel, Gascó. “Días de estío en “La mandrágora””. Básicos filmoteca siglo XXI. 10
nov. Del 2011. Impreso.
2 Loc cit.
3 Loc cit.
El tercer elemento es la escenografía, “La Mandrágora” está construida a partir del
desorden. A pesar de que las criadas estén limpiando la hacienda constantemente, la
dueña de la hacienda (Mecha) se queja del trabajo poco eficiente que realizan. Es cierto
que las criadas limpian, como también es cierto que el desorden de la casa es
abrumador. Entonces, el caos que envuelve “La Mandrágora” es interminable. Pero, se
debe destacar que este caos no sólo aporta a la atmósfera caótica y sofocante de la
película. También favorece a la construcción de un ambiente familiar, despreocupado.
Al mismo tiempo, los espacios herméticos (el cuarto de Isabel o el de Mecha) se
convierten en puntos de encuentro para compartir, confabular o pelear.

El cuarto elemento es el poder de las imágenes para anticipar sucesos, algunas escenas
sugieren algo que puede ser captado visualmente. Por ejemplo, la escena en la que
Isabel se encuentra con su novio (Perro). Detrás de ellos, se ve a una mujer sosteniendo
a un bebé, lo cual sugiere que Isabel está embarazada. Esta lectura no podría formularse
fácilmente si el espectador escuchara sólo un llanto de bebé.

En conclusión, el sonido cumple un rol importante de cohesión y anticipación de los


hechos, como lo asegura Gascó; sin embargo, la imagen es igual de importante porque
aporta a la atmósfera. Ambos se complementan: el cine es una fusión de audio y video
(además de otros recursos cinematográficos). Gascó insinúa que es esta combinación la
que vuelve relevante La Ciénaga al decir “De repente es nuestro ojo el que oye, nuestra
oreja la que mira, permitiendo es esta imagen fluya.”4. (571 palabras)

4 Loc cit.

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