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Durante siglos, la incógnita de cómo han podido ir surgiendo las distintas formas de vida ha sido

una pregunta que ha fascinado a la humanidad. Alrededor de esta cuestión se han creado mitos y
leyendas, pero también se han desarrollado teorías más completas y sistemáticas.
La teoría de Lamarck es uno de los intentos más famosos de proponer una idea de la evolución
de las especies en la que no hay una inteligencia divina que dirija el proceso.
VIDA:
Jean-Baptiste de Lamarck, fue un naturalista francés nacido en el año 1744. En su época, el
estudio de los seres vivos era una disciplina totalmente distinta a lo que es hoy en día la biología,
y es por eso que en ella se sostenían ideas relativas al funcionamiento de los procesos naturales
en las que intervenía lo divino, algo que resultaría escandaloso para los estándares científicos
actuales.
Lamarck hizo que la biología se independizase en gran parte de la religión.
EN QUE CONSISITÍA:
Su idea era que si bien el origen de todas las formas de vida podía ser creado espontáneamente
(presumiblemente por obra directa de Dios) pero que, después de esto, la evolución se iba
produciendo como producto de un proceso mecánico fruto de las propiedades físicas y químicas
de la materia con la que están formados los organismos y de su entorno.
La idea básica de la teoría de Lamarck era la siguiente: el entorno cambia, las formas de vida
luchan por adaptarse continuamente a las nuevas exigencias de su hábitat, estos esfuerzos
modifican sus cuerpos físicamente, y estos cambios físicos son heredados por la descendencia.
Es decir, que la evolución que proponía la teoría de Lamarck era un proceso que se sostiene en
un concepto llamado herencia de las características adquiridas: los padres transmiten a los hijos
los rasgos que adquieren a partir de cómo se relacionan con el entorno.
EJEMPLO DE LA JIRAFA:
En un primer momento, un animal similar a un antílope ve cómo su entorno se vuelve cada vez
más seco, de modo que la hierba y los arbustos empiezan a escasear cada vez más y necesita
recurrir a alimentarse de las hojas de los árboles con mayor frecuencia. Esto hace que estirar el
cuello se transforme en uno de los hábitos definitorios del día a día de la vida de algunos de los
miembros de su especie.
Así, según la teoría de Lamarck, los pseudo-antílopes que no luchan por acceder a las hojas
de los árboles estirando el cuello tienden a morirse dejando poca o ninguna descendencia,
mientras que los que estiran el cuello no solo sobreviven ya que al tener el cuello estirado este se
prolonga, sino que esta característica física (el cuello más largo) es transmitida a su herencia.
De este modo, con el paso del tiempo y de las generaciones, aparece una forma de vida que
antes no existía: la jirafa.
DE LA SIMPLICIDAD A LA COMPLEJIDAD:
Lamarck creía que el origen de las especies estaba encarnado en una forma de vida muy simple
que generación tras generación iba dando paso a organismos más complejos. Estas especies
tardías acarrean los rastros de los esfuerzos adaptativos de sus ancestros, con lo cual las
formas en las que podían adaptarse a las nuevas situaciones son más diversas y se da paso a
más variedad de formas de vida.
FALLOS DE LA TEORÍA:
Si la teoría de Lamarck se considera un modelo desfasado es, en primer lugar, porque hoy se
sabe que los individuos tienen un margen de posibilidades limitado a la hora de modificar su
cuerpo con su uso. Por ejemplo, los cuellos no se alargan por el simple hecho de estirarlo, y lo
mismo pasa con las piernas, los brazos, etc.
El segundo motivo por el que el lamarckismo falla es por sus asunciones acerca de la herencia de
las capacidades adquiridas. Aquellas modificaciones físicas que sí dependen del uso de ciertos
órganos, como por ejemplo el grado de musculación de los brazos, no se transmiten a la
descendencia, de manera automática, ya que lo que hacemos no modifica el ADN de las células
germinales cuyos genes se transmiten durante la reproducción.
Además, recientemente se ha descubierto un tipo de genes cuya función es reiniciar el
epigenoma de las formas de vida que están siendo creadas en su fase de zigoto, es decir,
asegurarse de que no existan cambios adquiridos que puedan ser heredados por la
descendencia.
WALLACE:
El 1 de julio de 1858 se presentaron en la Sociedad Lineana de Londres de forma simultánea dos
artículos de Darwin y de Wallace sobre la teoría de la evolución.
En su primer viaje, realizado con Henry Walter Bates en 1848, se propuso coleccionar y estudiar
una familia entera de escarabajos a fin de arrojar luz sobre el origen de las especies. Wallace era
un ávido coleccionista de escarabajos, afición en la que le introdujo Bates, como coleccionista
estaba interesado en la distribución de los animales en las áreas geográficas.
en 1854 realizó un segundo viaje recorrió la península de Malasia y Nueva Guinea Oriental
durante ocho años. Durante esos años envió colecciones a Inglaterra con más de un millar de
nuevas especies, pero fundamentalmente le permitió mediante la observación y el desarrollo de
teorías convertirse en algo más que un naturalista, en un biólogo teórico. En 1855 estando en
Borneo, en Sarawak propondría su primera ley en el libro On the law which has regulated the
introduction of species.
En 1857 sienta las bases de la biogeografía, observó en Nueva Guinea Oriental, en un conjunto
de islas (Aru), que las especies eran completamente distintas en lugares que eran climáticamente
similares y cercanos como Nueva Guinea y Borneo. Y sin embargo lugares como Australia y
Nueva Guinea tenían faunas muy similares
En 1858 envía a Darwin desde Indonesia su famoso manuscrito sobre la evolución, basado en el
conjunto de observaciones, en el desarrollo de sus tesis y también como Darwin, fijándose en las
teorías de Thomas Malthus.
Habiendo regresado de su segundo viaje, en 1865, publica un artículo donde detalla otro aspecto
fundamental en su visión sobre la evolución. En este artículo sobre una familia de mariposas
(Papilionidae), Wallace comenta que las especies son simplemente razas o formas locales muy
marcadas, que cuando están en contacto no se reproducen entre sí y que cuando habitan áreas
distintas se cree que se han originado de forma independiente y son incapaces de producir
descendientes híbridos fértiles. El concepto de especie biológica.
En 1876 publicó La distribución geográfica de los animales, compendio de sus observaciones, el
desarrollo de sus tesis, la biogeografía y su visión e intuiciones sobre la paleontología.
En 1889 publicó su obra fundamental, Darwinismo, el compendio de todas sus observaciones del
mundo, una visión coherente sobre la evolución. Aquí propuso otra hipótesis, lo que se denomina
efecto Wallace y que hoy sigue siendo tema de investigación en biología evolutiva. Walace, en el
libro " On the law which has regulated the introduction of species", sostenía que cada especie ha
aparecido de manera coincidente, en el tiempo y en el espacio, con una especie preexistente
estrechamente relacionada con ella. Las especies relacionadas entre sí tienden a aparecer en las
mismas áreas geográficas. El origen de las especies era un proceso genealógico. Y pone de
manifiesto la importancia del registro fósil.
Wallace propuso en 1889, la hipótesis de que la selección natural podría dar lugar al aislamiento
reproductivo de dos variedades al formarse barreras contra la hibridación, lo que podría contribuir
al desarrollo de nuevas especies. Wallace propuso el siguiente escenario: cuando dos
poblaciones de una misma especie han ido evolucionando por separado, adaptándose cada una
de ellas a las condiciones concretas de cada medio, con el paso del tiempo llegará un momento
en el que, si se cruzan, la descendencia híbrida estaría menos adaptada que cada una de las
poblaciones parentales y, en ese punto, la evolución tenderá a eliminar estos híbridos. Además,
bajo estas condiciones, la selección natural favorecería el desarrollo de las barreras de
hibridación, pues los individuos que eviten la hibridación poseerán una descendencia más
adaptada, contribuyendo así al aislamiento reproductivo de las dos especies iniciales y formando
nuevas. Wallace puso el énfasis en la importancia de la influencia del medio en la selección
natural, mientras que Darwin lo puso en la competencia entre individuos de la misma especie
para sobrevivir y reproducirse.
Pero donde hubo mayor discrepancia fue entorno a la evolución del hombre, no podía entender
que la sola selección natural pudiera explicar el origen de nuestra especie.
Una vez más su forma de observar las cosas, un pensamiento abierto, liberal entorno al hombre,
le llevo a divergir. Pensaba que si se daban las circunstancias adecuadas un hombre no
civilizado, con la instrucción adecuada podría hacer lo mismo que un hombre civilizado ya que
tenían los mismos atributos mentales, y que esto era difícil que se produjera si la selección natural
era el mecanismo del origen del ser humano, dado que esta solo promueve los rasgos útiles.
Concluyo que la evolución humana requería de la intervención divina.
Por otra parte, Wallace se convirtió en espiritualista y al mismo tiempo, comenzó a mantener la
idea de que la selección natural no podía considerar a los genios matemáticos, artísticos, o
musicales, así como las reflexiones metafísicas, el ingenio o el humor. Finalmente, dijo que algo
del «universo invisible del Espíritu» había interferido al menos tres veces en la historia. La primera
sería la creación de vida a partir de materia inorgánica. La segunda, la inclusión de la conciencia
en los animales superiores. Y la tercera sería la generación de facultades mentales superiores en
el ser humano. También creía que la razón de ser del universo era el desarrollo del espíritu
humano.
Estos puntos de vista de Wallace contradecían dos de los principios más fundamentales de la
filosofía darwiniana que estaba comenzando a emerger, los cuales son que la evolución no es
teleológica y que de ningún modo es antropocéntrica.
Fue considerado por Darwin como uno de los principales pensadores en la evolución del
momento, y es el naturalista más mencionado en el libro de Darwin Descent of Man (El origen del
Hombre), a menudo estando en desacuerdo.
Alfred Russel Wallace, es algo más que el acicate de Darwin, nos ha dejado un gran legado, no
solo su aportación a la teoría de la evolución mediante la selección natural, el co-descubrimiento
de este mecanismo, también definió el termino especie biológica, aunque hoy se le atribuye a
Ernst Mayr que lo propuso casi 100 años después, y fue el creador del campo de la biogeografía
evolutiva y fue pionero en la historia natural comparada.
Wallace publicó 22 libros y al menos 747 publicaciones menores, 508 de las cuales fueron en
revistas científicas, 191 de ellas en la revista Nature.

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