La Revolución industrial fue un periodo histórico comprendido entre la segunda
mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Gran Bretaña en primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la historia de la humanidad, desde el neolítico. La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su producción. Así es que en la Revolución industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra cualificada, y de este modo bajar costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo. Causas Máquina de vapor situada en el vestíbulo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la UPM (Madrid).Durante miles de años, la mayoría de los habitantes de la tierra vivió en la miseria, primero como cazadores y recolectores y luego como campesinos o jornaleros. Pero con la Revolución Industrial, al principio del siglo XIX, algunas sociedades cambiaron esta pobreza ancestral por una afluencia increíble. Historiadores y economistas han intentado comprender durante mucho tiempo cómo se produjo esta transición y por qué sólo se dio en determinados países. Un erudito que ha pasado los últimos 20 años estudiando archivos medievales ingleses ha propuesto respuestas asombrosas. Propone el historiador Gregory Clark, entonces las poblaciones que no han tenido tiempo para adaptarse a las limitaciones maltusianas de las economías agrícolas no podrán alcanzar la misma eficiencia de producción. Según Clark, los valores de la clase media necesarios para la productividad pudieron transmitirse cultural o genéticamente, pero parece inclinarse por la evolución como explicación. "Durante el largo periodo agrícola previo a la Revolución Industrial, el hombre se estuvo adaptando biológicamente al mundo económico moderno", escribe. "Por tanto, el triunfo del capitalismo en el mundo moderno podría radicar tanto en nuestros genes como en la ideología o la racionalidad”. Lo que se estaba heredando, en su opinión, no era una inteligencia más elevada: el ser cazador en una sociedad recolectora requiere unas habilidades considerablemente mayores que las acciones repetitivas de un trabajador agrícola. Se trata más bien de "un repertorio de aptitudes y disposiciones muy distintas de las del mundo pre-agrícola”. La reacción a la tesis de Clark entre sus colegas parece mayoritariamente favorable, aunque pocos coinciden con ella en su totalidad y muchos se muestran escépticos con el aspecto más novedoso: que el cambio evolutivo es un factor a ser considerado en la historia. Segunda Revolución industrial. Fue la segunda fase de la revolución industrial, la primera revolución, se inició a mediados del siglo XIX, entre los años 1850 a 1870, esta segunda revolución implícita una serie de desarrollos para la industria química, eléctrica, petróleo y acero. Fue la fase que le dio la fuerza y el perfeccionamiento de las tecnologías desarrolladas en la primera Revolución industrial. La segunda fase se distingue por la aparición de; nuevas fuentes de energía y nuevas industrias, innovaciones tecnológicas en transportes y comunicaciones, el triunfo del capitalismo industrial y financiero, así mismo surgieron nuevas potencias industriales como Alemania, Estados Unidos, Francia y Japón, que compartieron el liderazgo económico con Gran Bretaña. La segunda revolución industrial se expandió más a los países que en su primera fase en avances tecnológicos y científicos, causando que surgieran nuevas potencias. Se promovió la producción en serie, lo que acelero los tiempos personales y la producción se hizo más competitiva. Por otra parte, existió un aumento en el desempleo industrial, pero se impulsaron importantes descubrimientos tales como la invención del telégrafo, el automóvil, el aeroplano, la luz eléctrica y otros más. Los principales inventos y descubrimientos de carácter científico y tecnológico que contribuyeron a la mecanización de la industria y, en consecuencia, a su formidable desarrollo hasta finalizar el siglo XIX, fueron numerosos y variados e hicieron su aparición o se produjeron, mayormente, en Inglaterra, erigida, en la más grande potencia industrial y comercial del mundo, en el primer centro fabril del Orbe. Y, desde fines del pasado siglo, experimento también Estados Unidos de América un inusitado y portentoso desarrollo de su industria hasta rivalizar con Inglaterra. Poco después entraría en la escena Alemania, cuyos progresos inmensos sorprenderían al mundo desde las primeras décadas del presente siglo. Damos a continuación algunos de tales progresos científicos y tecnológicos. En general, la Revolución Industrial, generó muchas ventajas para incrementar la producción y agilizar el transporte. Aunque también, fue origen de nuevos problemas de orden socio-económico que con el tiempo se convertirían en el eje central de las luchas sociales y las reivindicaciones del trabajador asalariado.