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Ninguna de estas tres etapas logró, no obstante, conformar una ciencia de los
hechos de la lengua, y es en este punto precisamente donde se
encuentra el corte epistemológico promovido por Saussure:
mientras que los presaussureanos trabajaban con "las lenguas"
Saussure, discípulo de Bopp y de Paul, en medio de una tradición
positivista, intenta ordenar ese caos a través del estudio ya no de "las
lenguas" sino de "la lengua", más específicamente, del
mecanismo de funcionamiento de la lengua.
El objeto de estudio
La lengua, para Saussure, no es la cosa que la lingüística estudiaría con exclusión de toda otra,
sino algo muy diferente, a saber, el obiectum, el fin al que tiende dicha investigación: ésta
partiendo de todo lo que, en una forma u otra, puede ser denominado 'lingüístico' y, reelaborando
críticamente el análisis subjetivo del hablante, debe llegar a reconstruir el sistema
lingüístico al que tiende dicha investigación que actúa en una determinada situación histórica.
La totalidad de los hechos calificables como 'lingüísticos' constituye la materia; la lengua
como sistema formal es el objeto. En realidad, la lingüística tal como la concibe Saussure,
no desdeña ningún tipo de consideración (psicológica, sociológica, fisiológica, estilística) de
los hechos lingüísticos, y se plantea solamente el problema permanente de coordinar la
pluralidad de consideraciones en la unidad de un fin específico, a saber la reconstrucción del
sistema de valores que hace que una entidad lingüística sea tal unidad lingüística determinada
Saussure piensa en el carácter esencialmente universal del habla humana. Así, a su
juicio, las tareas de la lingüística son:
1) Los sonidos son articulados por el aparato fonador y percibidos por el oído.
2) Los sonidos se corresponden con ideas, y de este modo se forma una unidad
fisiológica y mental, de sonido y de significado.
3) El lenguaje tiene un lado social y un lado individual, porque pertenece a toda
una comunidad y, también, porque cada uno de los hablantes en particular lo
conoce y lo tiene, para decirlo de alguna manera, internalizado en su mente.
4) El lenguaje supone, a la vez, un sistema en un tiempo determinado
(por ejemplo, el español bonaerense de fines del siglo XX) y una evolución
previa (que en el caso del español se remonta al latín vulgar y, aún más atrás
en el tiempo, a un hipotético indoeuropeo). En suma, el lenguaje es en
cada momento una institución actual y un producto del pasado.
Entonces como es "el punto de vista el que crea el objeto", Saussure considera que es
imprescindible que la lingüística se defina como ciencia, estableciendo con claridad
cuál es su objeto de estudio: Saussure impone la primacía del punto de vista como
criterio metodológico. La perspectiva es el comienzo de delimitación del objeto de
estudio.
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calle Cordoba, gracias a la organización del sistema que es mayor que cada
unidad.
Entonces, podemos concluir que cuando hablamos de sistema, en la realidad
lingüística debe buscarse en oposiciones y relaciones que se establecen
en el marco de una organización mayor. El planteo saussureano se
sostiene sobre el principio de sistematicidad: es ante todo el sistema el que hay
que deslindar y describir.
De este modo se abandona la idea de que los datos de la lengua valen por sí
mismos y son "hechos" objetivos susceptibles de ser considerados
aisladamente. Las entidades lingüísticas no se dejan determinar más que
en el interior del sistema que las organiza y las domina, y las unas en
relación con las otras. No valen sino en tanto elementos de un
sistema. Por lo tanto es el sistema el que hay que deslindar y describir. La
noción positivista de "hecho lingüístico" es sustituida por la de relación, ya
no se considera cada elemento en sí, sino como parte de un conjunto. MUY
IMPORTANTE!!!!
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De Mauro señala el carácter de la distinción entre lengua y habla y cómo
debemos entender dicha relación.
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uno de ellos se determina por su relación con los otros, es decir que forman un
sistema.
Vale la pena agregar, que este sistema de valores significantes y significados no está
formado por materiales fónico-acústicos o lógico-psicológicos, sino que, al contrario,
es él lo que da forma en determinadas figuras, a dichos materiales: es,
pues, en este sentido, forma. Esta forma es abstracta desde el punto de vista de la
realidad perceptiva; es, en cambio, concreta, desde el punto de vista de la
conciencia de los hablantes, quienes se atienen a ella en su actividad verbal. Puesto que
la lengua, en tanto forma, deriva su validez de los hablantes y sólo de ellos, la
lengua es, precisamente en tanto forma, radicalmente social. La arbitrariedad del
signo es el principio prioritario en el ordo rerum: es la base en que se apoya el
edificio de la lengua en cuanto forma, la regla fundamental de todo posible juego
lingüístico; la distinción entre lengua como forma y habla, como realización es la primera
verdad a la que se llega una vez que se ha reconocido el carácter radicalmente
arbitrario del signo.
La semiología
Dspués de haber fundamentado el objeto de la lingüística, Saussure reflexiona
sobre el lugar que ocupa la lengua en la vida social y la filiación de la
lingüística como disciplina.
Al plantearla como sistema de signos, Saussure halla el principio de funcionamiento de
la lengua en su carácter semiótico. Por él define su naturaleza, por él la
integra al conjunto de los sistemas del mismo carácter y le da un lugar de
preeminencia entre ellos.
A eso se circunscribe su dominio, dominio que además de la lengua comprende otros
sistemas homólogos a ella aunque, a su juicio, menos importantes: la escritura, el
alfabeto de los sordomudos, las formas de cortesía, etc.
Y es precisamente por ello que, para Saussure, lejos de integrarse a las
ciencias preexistentes, la lingüística forma parte de una ciencia que debe ser
construida, una “vasta ciencia de los signos” que se ocupará de los sistemas del
mismo orden en el conjunto de los hechos humanos: la Semiología.
De este modo, queda planteado el programa de la semiología como ciencia que
se fectivizará: se puede concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en
el seno de la vida social. Tal ciencia sería parte de la psicología social y por
consiguiente de la psicología general. Nosotros la llamaremos semiología
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