Desde hace tiempo me interesa el tema del aborto y lo discuto a menudo con
personas de distintas posturas y extracciones religiosas, sociales y académicas. Antes
de proseguir aclaro que estoy en contra del aborto en todas sus formas y en toda circunstancia, excepto peligro indiscutible de la vida de la madre (cosa harto infrecuente, en rigor); que esto no proviene de creencias religiosas, que no las tengo, sino de la reflexión cuidadosa de todos los argumentos tanto a favor como en contra y del respeto a la vida en todas sus formas, pero especialmente la humana en todos sus estadios. Pero contrariamente a lo que podría parecer hasta aquí, no es mi intención básica en estas líneas desarrollar una defensa a desde la concepción, sino analizar ciertos aspectos de la lógica de las discusiones sobre el tema del aborto, independientemente de la postura que cada uno adopte al respecto. A grandes rasgos, creo que podrían separarse las argumentaciones de mis “contrincantes” en tres grupos principales: Un ejemplo de argumento falaz: el de que no es una vida humana. Tomando las definiciones corrientes y aceptadas de “vida” y de “humana” esto no resiste el menor análisis. Lo que verdaderamente podría discutirse es si esta vida humana es además una persona, y como tal sujeta a derechos, entre ellos el más básico: a la vida. Y otro casi tan básico: el cuidado de su madre. Si el embrión no fuera una persona, nada habría que discutir y las mujeres tendrían derecho a abortar cuando quisieran, sin dar explicaciones más que al padre del bebé, con la misma facilidad con la que deciden teñirse o no el pelo o hacerse o no un implante de siliconas. Otros argumentos a favor del aborto son fácilmente rebatibles porque ya la ciencia, ya el sentido común, los echan por tierra. Ejemplo, el de que en realidad la mujer puede decidir libremente qué hacer porque es parte de su cuerpo. El embrión tiene, además de las obvias, dos diferencias básicas: no es completamente extraño a la mujer dado que ha heredado de ella la mitad de sus genes y es una vida humana. Pero tiene también algo en común: vive de la mujer y sus nutrientes aunque es un cuerpo distinto anidado en ella, como lo prueba el hecho de que su ADN sea único y distinto al de su madre, prueba fehaciente de que son dos personas distintas. Argumentos basados en “es una vida humana, pero no es persona”: Se argumenta que es un “proyecto de persona” o una “persona potencial”. Estos son los más difíciles de discutir, porque depende de algunos conceptos filosóficos debatibles. Normalmente no se llega a un acuerdo, pero ambas partes discuten con solidez y honestidad intelectual, sin faltar a la lógica. Cualquiera de las partes podría coincidir absolutamente con la otra con solo cambiar su concepto de “persona” y se puede estar de acuerdo en diversas otras cuestiones relacionadas con los valores. De cualquier manera es interesante diferenciar entre la gente que defiende la supuesta no – personalidad del embrión con un sustento fuente, pensado y analizado de la que lo hace por comodidad intelectual.