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Como consecuencia de la propagación del Covid-19 y de las medidas de contención

establecidas por el gobierno, la actividad económica mundial se ha visto gravemente


afectada.
En el caso de España, el sector servicios se ha visto especialmente afectado ya que es la
principal actividad económica del país, puesto que recoge casi el 80% de los empleos.
En el pasado mes de marzo todos los establecimientos comerciales del país se han visto
obligados a parar su actividad hasta que la situación mejore. A pesar de que los datos de la
noticia son escalofriantes, pertenecen solamente a la primera quincena de marzo, momento
en el que las consecuencias de la enfermedad ya habían afectado a la demanda externa pero
no al funcionamiento del mercado interno, siendo sólo el indicio a una grave crisis que
apunta ser más grave que la del 2008-2009.

La recesión de estos datos negativos dependerá, en primer lugar del tiempo que pase hasta
que se recupere la normalidad sanitaria y luego, de los ajustes económicos que haya que
hacer para minimizar los efectos de la crisis económica. Esto se debe a que se prevé un
escenario con un fortísimo incremento del desempleo, una caída de la producción, una
fuerte contracción de la demanda y en paralelo un previsible incremento de la deuda pública
por la caída de ingresos de la hacienda pública y el aumento de gastos sociales (ayudas al
desempleo…). Además es previsible que este impacto negativo se agrave en los autónomos
y en las pymes, un sector con menos músculo financiero para afrontar esta caída súbita y
más o menos larga.

A pesar de haberse visto afectado negativamente casi en su totalidad, el sector servicios se


trata de un sector muy amplio con una oferta de productos con demandas muy diversas.
Entre ellas nos encontramos con demandas muy elásticas, que se han visto menos afectadas,
y con otras inelásticas que han sufrido un impacto mayor.
Por un lado, los subsectores más afectados han sido aquellos que están orientados al
consumidor o los que dependen del contacto social como los viajes, el turismo y la
hostelería y, por otro lado, entre los más beneficiados se encuentran el comercio online y las
telecomunicaciones debido a la fuerte demanda de los consumidores por el teletrabajo o la
enseñanza online. Entre estas actividades hemos decidido centrarnos en 2: la hostelería
(muy afectada) y la sanidad (poco afectada)

En primer lugar, el sector hostelero se ha visto obligado a cerrar sus establecimientos,


paralizando la oferta de sus servicios indefinidamente. Se prevé que será el último sector en
volver a la normalidad por lo tanto miles de trabajadores se van a ver paralizados durante
meses, sin ingresos y con el deber de seguir haciendo frente a los alquileres, tributos y otros
gastos tanto financieros como de personal.

Se presume que en el momento en el que puedan volver a funcionar se establezcan medidas


de seguridad como el limite de aforo de los locales junto con medidas higiénicas para
garantizar la salud de sus clientes, estos factores harán que se reduzca la actividad que venía
siendo habitual, al mismo tiempo que provocarán un encarecimiento de los costes. Las
previsiones tanto económicas como las específicas del sector turístico, que repercuten
directamente en el sector de la hostelería, apuntan a una contracción fuerte de la actividad.

Además, en este sector la actividad está concentrada en autónomos y pymes que tienen
mayor debilidad financiera para hacer frente a estos recortes y parones de actividad, por lo
tanto es previsible que muchos de ellos no puedan continuar con la actividad una vez que
esta se normalice, lo que probablemente conlleve un incremento en las cifras de paro, al
mismo tiempo que sufra un parón en lo que respecta a nuevas inversiones, a pesar de haber
sido siempre un sector muy dinámico.

Por otro lado, la demanda se va a ver alterada por los cambios en la renta de los
consumidores que provocarán un cambio es la elección óptima de sus cestas de mercado ya
que la hostelería se caracteriza, en gran parte, por ofertar servicios de los que en una crisis
económica fuerte se pueden prescindir o disminuir fuertemente su consumo.

En cuánto a la elasticidad de la demanda, la sensibilidad de la cantidad demandada a las


variaciones de precio, nos encontramos con un subsector elástico en el que un cambio en el
precio del servicio genera un impacto en la cantidad que se demanda. Por lo tanto, en los
próximos meses se va a poder observar la disminución del precio de los servicios de este
sector provocado por la contracción de la demanda debido a la crisis. Esto se va a ver
reflejado, entre otras cosas, en el abaratamiento de viajes, hoteles y restaurantes.

Cómo consecuencia de las variaciones tanto en las restricciones presupuestarias de los


consumidores como en el precio de los servicios, la curva de la demanda va a sufrir un
movimiento hacia la izquierda.
En segundo lugar, nos vamos a centrar en la demanda de la sanidad y en su evolución a lo
largo de esta emergencia sanitaria.

En un primer momento, durante la propagación del virus, la demanda de la sanidad ha ido


creciendo progresivamente hasta el punto en el que se ha hecho tan grande que el mercado
no ha podido abastecerla, provocando el colapso de la sanidad.

Por otro lado, la demanda de los servicios sanitarios que se escapan del tratamiento del
Covid-19, ha decrecido debido al miedo al contagio de la enfermedad, esto ha ocasionado la
paralización de numerosas operaciones y tratamientos médicos ya que, por seguridad, sólo
se debe acudir a centros sanitarios en caso de emergencia.

Sin embargo, en un futuro próximo la demanda de este sector será una de las menos
perjudicadas ya que presenta una demanda rígida (inelástica) por lo tanto, la variación del
precio de bienes y servicios no van a provocar grandes cambios en la cantidad demandada.
Esto se debe a que ofrecen un servicio primordial y necesario para los consumidores.

Dentro del mercado sanitario nos encontramos con dos sectores: el público y el privado,
ambos van a sufrir el impacto de la crisis pero en diferentes medidas.
Por un lado, la sanidad privada va a ser el más afectado debido a la contracción de la renta
de los consumidores provocando un desplazamiento hacia la izquierda de su curva de
demanda. Esto se debe a que gran parte de la oferta de ambos sectores son bienes y
servicios sustitutivos, por lo tanto, la subida del precio de un bien privado va a aumentar la
cantidad demandada del bien público.
Por otro lado, la salud pública se podrá ver perjudicada por la reducción de ingresos
públicos y su consecuente ajuste en los gastos y servicios públicos que se presten. Teniendo
en cuenta que el gasto en sanidad publica es relevante dentro de los presupuestos del
Estado, parece bastante probable que se asista a un ajuste en este sector.

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