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LA VIOLENCIA Y EL PROBLEMA

AGRARIO EN COLOMBIA

Alejandro Reyes Posada*

1. Presentación la tiene su origen histórico en las guerras de


guerrillas locales o generalizadas del siglo pa­
Este trabajo presenta una visión de conjunto de sado y en el período de violencia política y so­
lo que podría llamarse la geografía de los con­ cial que estalló abiertamente, luego de medio
flictos agrarios del país, examina las modalida­ siglo de incubación, entre 1946 y 1966, en casi
des de violencia que acompañan a los procesos todo ei país.
regionales de configuración de las estructuras
La consecuencia más notable de los procesos
agrarias y, finalmente, analiza las posibilida­ de violencia es la expulsión del campesinado y
des y los límites de la intervención estatal en la concentración de la propiedad rural. A su
los conflictos mediante políticas de reforma vez, el hambre de tierras y recursos producti­
agraria. No se tratan los problemas del Chocó y vos del campesinado se expresa en movimien­
el archipiélago de San Andrés y Providencia, tos dirigidos a la invasión de haciendas, en
que serán presentados en una próxima versión corrientes migratorias hacia frentes de coloni­
de este trabajo. zación, en marchas campesinas por servicios
públicos y en diversas formas de relación con
A lo largo de la argumentación se busca mos­ movimientos armados revolucionarios o clien­
trar cómo la dinámica de los conflictos sociales telas armadas de propietarios y narcotrafican-
puede explicarse al considerar las formas his­ tes. La valorización de áreas de producción
tóricas de apropiación de la tierra y las modali­ agropecuaria, por su incorporación a mercados
dades de subordinación y resistencia del cam­ externos o su comunicación a centros de consu­
pesinado a tales procesos. La violencia en sí mo, estimula los variados métodos de recom­
misma es una base precaria para la constitu­ posición de la gran propiedad en los frentes de
ción de derechos, pero pone en movimiento colonización, dentro y fuera de la frontera agrí­
procesos de legitimación histórica, mediados
cola.
por el Estado, que sí pueden hacerlo. Estos
procesos conducen a darle cauce a la específica El hecho de que el mapa de conflictos armados
productividad de la violencia en la afirmación o coincida en lo fundamental con las áreas de
negación de derechos para distintos adversa­ colonización de las últimas cuatro décadas, no
rios sociales en conflicto. Una buena parte de hace sino expresar que el origen del problema
las estructuras de propiedad consolidadas de está en las regiones campesinas densamente
las regiones tradicionales de la frontera agríco­ pobladas, inmersas en la estructura social del
latifundio-minifundio y especializadas en la
producción de alimentos baratos y oferta de
* Sociólogo, investigador del Instituto. mano de obra.

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^oiombia parece haber dejado atrás el momen­ y montañas andinos del sur y oriente del país,
to en el cual la expansión de la frontera agríco­ con epicentro en los antiguos dominios muiscas
la abrió válvulas de escape a la presión campe­ de Cundinamarca y Boyacá, y en las áreas de
sina por la tierra. Los crecientes costos huma­ pijaos y paeces del Tolima y el Cauca y las de
nos, políticos y ecológicos de la colonización de cuaiqueres de Nariño e inganos del Putumayo.
las tierras marginales de la Amazonia y la Ori- El segundo proceso fue una secular expansión
noquía, la presión sostenida de los campesinos de las haciendas de la Costa Atlántica y de los
andinos por acceder a más tierras y recursos valles interandinos, mediante la ocupación vio­
productivos, y el estallido de conflictos abiertos lenta de tierras indígenas con ganaderías ex­
entre propietarios y campesinos sin tierra en tensivas, que sirvieron para alimentar las po­
casi todos los departamentos del país sugieren blaciones esclavas ocupadas en la minería del
que en adelante la solución del problema agra­ oro.
rio no podrá evadir la realización de una refor­
ma de la tenencia de la tierra. La cuestión real A finales del siglo pasado y comienzos del pre­
es determinar si el sistema político asumirá el sente se desarrollaron los procesos de coloniza­
liderazgo de la reforma o si ésta tendrá que ción de las tierras templadas de las tres cordi­
hacerse desde abajo, en conflicto abierto o la­ lleras, al impulso de la producción de café.
tente con el sistema institucional.
Este proceso, cuyo resultado más espectacular
Cualquier intervención del Estado en la cues­ pero no único fue la colonización antioqueña,
tión agraria debe empezar por reconocer la estudiada inicialmente por James Parsons (1),
existencia de verdaderos conflictos de intere­ conformó una estructura de propiedad más
ses opuestos entre grupos humanos, con dis­ equitativa que la de los altiplanos y valles in­
tinta capacidad de articulación de sus deman­ terandinos. Sin embargo, el alto valor de la
das y de acceso a los recursos del poder. Con­ producción cafetera fue uno de los factores cla­
secuentemente, el Estado debe garantizar las ve para explicar el encarnizamiento de las lu­
posibilidades de conformación de movimientos chas violentas a mediados del presente siglo,
participativos, que permitan a los actores co­ uno de cuyos motivos centrales fue el despojo
lectivos trazar su “mapa de ruta”, luchar por de la producción en épocas de cosecha y la
su desarrollo y hacer posible la convivencia, al apropiación de parcelas por cuadrillas arma­
instituir la negociación y el respeto a la legali­ das, encubiertas bajo la lucha entre liberales y
dad de los derechos de los adversarios. conservadores.
El último proceso de ocupación territorial es la
colonización contemporánea del piedemonte
2. Configuración histórica de las estructuras orinoquense y amazónico, y de los valles bajos
agrarias regionales del Patía, el San Juan, el Atrato y la región de
Urabá, de las faldas de las serranías de San Je­
Las distintas etapas de ocupación del territorio rónimo y San Lucas, de la región suroccidental
han desplazado geográficamente los focos de de la Sierra Nevada de Santa Marta, del valle
los conflictos agrarios. La temprana ocupación del Magdalena Medio y de las Sierras del Cata-
impulsada por el régimen colonial español con­ tumbo y de Tibú. En este proceso debe incluir­
sistió en el repartimiento de indios y la conce­ se también la nueva colonización antioqueña,
sión real de mercedes de tierras a los peninsu­ ya no campesina sino capitalista, de las áreas
lares, y se estableció en los altiplanos andinos costeras del Chocó y el Darién.
densamente poblados, en el litoral atlántico y La ocupación española se realizó a costa de la
algunas áreas vecinas del río Magdalena que destrucción de numerosas culturas indígenas y
controlaban el paso hacia el interior del país. ocasionó una de las mayores catástrofes demo­
gráficas conocidas en la historia (2). Su carác-
A partir de esa primera ocupación española se
iniciaron dos procesos complementarios. Pri­
mero, el mestizaje de indígenas, españoles 1. James Parsons, Antioqueño colonization in Western Colom­
pobres y africanos desbordó las estrechas fron­ bia. U. of. California Press, Berkeley, 1949.
teras de las reducciones y pueblos de indios, y 2. Woodrow Borah, "La demografía histórica de la América
Latina: fuentes técnicas, controversias, resultados”, Univer­
consolidó una ocupación campesina minifun- sidad Nacional, Facultad de Ciencias Humanas, Departa­
dista en las tierras marginales de los altiplanos mento de Historia, Bogotá, 1972.
32 ANALISIS POLITICO No. 2

ter inicial fue eminentemente depredador y comunicarse, de transar o de participar en formas


solo más tarde, durante el siglo XVII, estabilizó institucionales de negociación (6).
la estructura agraria a partir del vértice del
dominio hacendario, con una capa media de Mientras la subordinación social, militar y polí­
campesinos españoles y mestizos pobres y una tica del indio pasa a sus descendientes mesti­
amplia base de indígenas, sometidos al tributo zos como una profunda herida en su identidad
en trabajo y productos bajo distintos arreglos individual y colectiva, que le impide vivir y
de tipo colonial. construir su destino como propio, la identidad
española, separada definitivamente de su terri­
torio original, se reproduce en los criollos, has­
Las guerras de independencia contra la metró­ ta nuestros días, en una cultura que descansa
poli española fueron lideradas en muchas re­ en el honor y el prestigio social basados en la
giones por los hacendados, como lo señaló el
propiedad de la tierra, sin una vinculación ne­
historiador Juan Carrasquilla Botero para la
cesaria con el trabajo productivo, el desarrollo
Sabana de Bogotá (3), situación que contribuye
técnico o el enriquecimiento colectivo. Esa cir­
a explicar el conflicto entre las élites locales y
cunstancia explica las características sui gene-
el poder central durante las guerras civiles del
ris del latifundio en nuestro medio: en contras­
siglo XIX. También ayuda a explicar la cons­
te con la enorme disponibilidad de tierras natu­
tante imbricación entre la propiedad hacenda­
rales de que dispone, su contribución al pro­
ría y el poder político, mediada por la figura del
ducto social, al empleo y al ahorro es mínima.
gamonal (4).
También permite entender el potencial de vio­
lencia que es capaz de desplegar el latifundio
Una de las constantes de las guerras civiles del cuando siente amenazados sus privilegios por
siglo XIX fue la asignación estatal de la propie­ la colonización campesina y las políticas distri­
dad de los llamados “baldíos nacionales” a los butivas de la tierra.
militares vencedores, en un típico caso de otor­
gamiento de botines de guerra (5). A diferencia del indio y el criollo, el negro en­
cuentra en el orgullo su tabla de salvación, que
lo lleva a defenderse de la esclavitud y la se­
3. La identidad cultural y la lucha por la tierra gregación en el aislamiento y la conservación
de la propia cultura, refugiándose en las regio­
El indio colombiano, sometido por la superior nes menos hospitalarias y propicias para la
violencia del español y luego del criollo, encon­ multiplicación. Ya en 1956, Luis López de
tró su única posibilidad de sobrevivir en el de­ Mesa señala claramente la relación que existe
sarrollo de una cultura de la resistencia, en la entre la segregación territorial y el crecimiento
mezcla racial que le otorgó algún derecho a sus demográfico de las poblaciones africanas en
descendientes mestizos y en su retiro a zonas Colombia:
de refugio territorial cuando le fue posible.
Antonio García expresó la relación dialéctica El haber sido emplazados los dichos negros en regio­
entre la subordinación y la rebelión, referida al nes deletéreas, Atrato, Magdalena, Bajo Cauca y
campesinado de origen indígena, cuando escri­ Costa del Pacífico, v. gr., detuvo su natural prolifera­
ción, y así se comprende que habiendo tenido Antio-
bió: quia y el Chocó igual censo, de unos diez mil habitan­
tes más o menos, en 1650, hoy los hijos de aquélla,
emigrados incluso, pasen de tres millones, y los de
La contrapartida del status de inmersión campesina esta otra región no lleguen a ciento cincuenta mil ( 7 ) .
(en la forma de enajenación personal) es la subver­
sión: subordinación pasiva y subversión violenta
constituyen, paradójicamente, el anverso y el reverso Mientras los chocoanos, articulados entre otros
de la misma medalla. En términos estrictos, éstas son por el movimiento “cimarrón”, vinculan su
dos figuras dominantes de la sociología de la incomu­ presente lucha por el desarrollo con la defensa
nicación: ambas expresan incapacidad radical de
de su identidad étnica y su liberación del status

3. Juan Carrasquilla Botero, Comunicación personal. 6. Antonio García, “La estructura de inmersión campesina”,
4. Véase el excelente estudio de Femando Guillén Martínez, en El problema agrario y los medios de comunicación colecti­
Raíz y futuro de la revolución, Tercer Mundo, Bogotá, 1963. va, CIESPAL, Quito, 1966, p. 176.
5. Jorge Villegas y José Yunis, La Guerra de los Mil Días, Car­ 7. Luis López de Mesa, Escrutinio sociológico de la historia co­
los Valencia Ed., Bogotá, 1979. lombiana. Ed. Bedout, Medellín, 1970, p. 110.
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de colonia interior del país, los campesinos cos­ invadidas por campesinos se explica como una
teños comienzan a entrar masivamente en una reacción colectiva a esta expulsión de la década
confrontación por la tierra con los “blancos”, anterior. No hubiera sido posible, sin embargo,
término con el que se designa a los terratenien­ que este movimiento de invasiones conservara
tes dueños de ganaderías extensivas en la re­ durante los años setenta un carácter esencial­
gión. Los indígenas paeces y guambíanos del mente gremial y pacífico si no hubieran media­
Cauca, por su parte, organizados en el Consejo do dos condiciones: una, los comités campesi­
Regional Indígena del Cauca —CRIC— libran nos de invasión de haciendas estaban sólida­
una lucha defensiva por la recuperación de las mente estructurados por vínculos de parentes­
tierras usurpadas y la restauración de su iden­ co propios de clanes familiares (8); y dos, el
tidad cultural. Esta lucha centenaria es una gobierno creó la Asociación Nacional de Usua­
prueba elocuente del desarrollo de una cultura rios Campesinos —ANUC— como instrumento
de la resistencia como identificación cultural. legítimo de organización campesina para apo­
yar la reforma agraria, lo que impidió la reac­
ción violenta de los propietarios afectados.
Estos ejemplos señalan que el problema de la
tierra tiene dimensiones mucho más vastas y
complejas que el simple problema técnico de Las invasiones de haciendas ocurrieron en la
aumentar la producción o modernizar el lati­ mayor parte del departamento de Córdoba, la
fundio. La lucha por la tierra es parte de un totalidad de Sucre, el centro y sur de Bolívar, el
conflicto centenario por la supervivencia y la sur del Atlántico, el norte y centro del Magda­
identidad, contra quienes identifican sus pro­ lena y el centro y sur del Cesar. En algunos
pios intereses como los intereses generales del departamentos las invasiones y la compra de
desarrollo y la modernización. las tierras por el Instituto Colombiano de la
Reforma Agraria —INCORA— lograron rea-
sentar en la tierra hasta una sexta parte de las
4. El problema agrario en las regiones familias expulsadas, como fue el caso de Sucre,
colombianas donde obtuvieron parcelas unas cinco mil de
las treinta mil familias desalojadas en los años
a. La Costa Atlántica sesenta. La represión violenta desatada duran­
te el gobierno de Pastrana Borrero (1970-1974)
La característica general que domina la confi­ y el freno total a la reforma agraria ordenado
guración de la estructura de propiedad y uso por el gobierno de López Michelsen (1974-
del suelo es la monopolización extensiva de las 1978) debilitaron la organización campesina y
antiguas sabanas y bosques naturales, ahora frustraron la dinámica de democratización
transformadas mayormente en pastizales, por agraria de comienzos de la década de los años
una reducida élite de propietarios. Esta situa­ setentas, dejando prácticamente sin resolver el
ción obligó al campesinado a someterse a los conflicto por la tierra. El tristemente célebre
variados arreglos de arriendo de tierras y apar­ Estatuto de Seguridad del gobierno de Turbay
cería, mediante los cuales los agricultores des­ Ayala (1978-1982) legitimó la injerencia plena
montaban una parcela de selva, cultivaban ali­ de la represión militar en los conflictos agra­
mentos y luego sembraban pastos para la ga­ rios, amedrentó a los grupos campesinos por la
nadería del propietario. Cuando este proceso persecución y el aniquilamiento de sus líderes
agotó los bosques naturales, a mediados de la y produjo, como reacción, el acercamiento del
década de 1960, la vinculación de los campesi­ movimiento campesino a las organizaciones
nos a las haciendas perdió su función económi­ guerrilleras (9).
ca. Simultáneamente, el impulso a la reforma
agraria durante la Administración Lleras Res-
trepo (1966-1970) indujo a grandes y medianos
propietarios a expulsar masivamente de sus 8. En mi estudio Latifundio y poder político, formación de las
tierras a las familias de arrendatarios, quienes haciendas en Sucre, Bogotá, CINEP, 1976, hice un análisis
de parentesco de los miembros de los comités de recupera­
alimentaron la migración a los centros urbanos ción de tierras, que confirma esta observación.
de la Costa y a Venezuela. 9. Para un análisis sobre el Estatuto de Seguridad, sus antece­
dentes y significado político, véase el trabajo colectivo de
Alejandro Reyes, Guillermo Hoyos y otros, en “Estatuto de
El conflicto generalizado por la tierra, que se Seguridad", Controversia, Nos. 70-71, CINEP, Bogotá,
inició en 1971 con más de dos mil haciendas 1978.
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Desde los años setentas, las políticas económi­ cial énfasis en la distribución de la tierra como
cas privilegiaron la modernización agrícola del estrategia preventiva de conflictos abiertos a
latifundio con miras a la exportación, y algunas gran escala. La región integrada por el baio y
regiones de la Costa Atlántica presenciaron el medio Sinú y las sabanas de Sucre, donde una
aumento de los cultivos empresariales del algo­ población de arrendatarios y aparceros ante­
dón, sorgo, arroz, ajonjolí y palma africana. riormente vinculada a las haciendas fue expul­
Los polos de esta transformación de las viejas sada masivamente de sus parcelas y solo en
haciendas ganaderas fueron las regiones de mínima parte reincorporada a la tierra durante
Montería y Cereté (Córdoba), San Pedro (Su­ el primer lustro de los años setentas, y la re­
cre), Magangué y María La Baja (Bolívar), gión del valle del río del Cesar, que atrajo en
Manatí y Repelón (Atlántico), y Chiriguaná, los setentas una importante migración de cam­
Codazzi y San Alberto (Cesar). En tres de estos pesinos recolectores de algodón, que presionó
departamentos —Córdoba, Bolívar y Atlánti­ adicionalmente la demanda por tierras en una
co— la modernización empresarial se sustentó de las áreas de mayor concentración de la pro­
en las inversiones públicas de los distritos de piedad agraria del país.
riego construidos por INCORA, realizadas pre­
suntamente para beneficiar la agricultura cam­ Finalmente, dos regiones costeñas tienen con­
pesina. flictos armados con intervención militar del
Esta modernización, sin embargo, se produjo Estado. El sur de Córdoba, alrededor de la Se­
dentro del contexto estructural del latifun­ rranía de San Jerónimo, y el valle alto del Sinú
dio (10), lo que explica la facilidad con la cual y la angostura de Urrá, por una parte, y la re­
las plantaciones agrícolas de la Costa Atlántica gión del Magdalena Medio entre la Serranía de
revierten nuevamente a ganaderías extensivas San Lucas y la Cordillera Oriental en su paso
cuando aparecen trastornos del mercado exter­ por los dos Santanderes. En ellas existe un
no o de la producción de materias primas, conflicto por la apropiación de la tierra que ha
como fue el caso de la crisis algodonera de polarizado a colonos y terratenientes, con la
1977-1978 en el Cesar y en Sucre. presencia de guerrillas, grupos paramilitares
de justicia privada y fuerzas regulares del ejér­
La debilidad de la base industrial de la Costa cito.
Atlántica, que se reduce al complejo petroquí-
mico de Cartagena, las industrias de Barran- La Costa Atlántica es la región con mayores
quilla, la refinación petrolera de Barrancaber- conflictos por la tierra. De los 155 municipios
meja y los enclaves de carbón de El Cerrejón que la integran, hay 55 con conflictos abiertos
(Guajira) y de níquel en Montelíbano (Córdo­ por la tenencia de la tierra, 24 con alta presión
ba), sumada a la debilidad de la oferta de em­ campesina y 5 de colonización. Los conflictos
pleos en los cultivos mecanizados y la ganade­ se presentan en 11 de los 26 municipios de Cór­
ría extensiva, han deteriorado hasta extremos doba, en los 23 municipios de Sucre, en 2 de los
insostenibles las condiciones de vida del cam­ 30 de Bolívar, en 6 de los 21 municipios del
pesinado costeño, impidiendo su incorpora­ Magdalena, 10 de los 23 del Cesar y 3 de los 9
ción, luego de la expulsión masiva de las ha­ de la Guajira.
ciendas, a formas modernas de actividad eco­
nómica. Permanecen latentes las presiones La presión campesina por la tierra se da en 6
campesinas por la tierra, que responden a una municipios de Bolívar, 7 del Atlántico, 7 del
imagen del latifundio como constelación de Magdalena, 3 del Cesar y 1 de la Guajira. Hay
poder y fácilmente construyen en la conciencia dos municipios de colonización en Córdoba y
colectiva la imagen de la reforma agraria como tres en Bolívar (11).
la destrucción física de la hacienda y la inva­
sión de la tierra.
b. La región andina
La Costa Atlántica tiene dos regiones con gra­
ves desequilibrios sociales que exigen un espe- Comprende las áreas más densamente pobla­
das del país y está conformada por las tres cor-

10. Para un análisis del concepto sociológico del latifundio, véa­


se la obra de Antonio García, Sociología de la reforma agra­ 11. Véase el estudio de Luis Lorente. Armando Salazar y Ange­
ria en América Latina, Ed. Cruz del Sur, Bogotá, 1973, p. la Gallo, Distribución de la propiedad rural en Colombia
80. 1960-1984, Ministerio de Agricultura, CEGA, s.f., Bogotá.
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dilleras en las que se dividen los Andes, a par­ minifundio en las cordilleras Central y Occi­
tir del Macizo Colombiano en Nariño hasta la dental, hay conjuntos de municipios donde tie­
Cordillera de la Hoya y la Sierra de Tibú en ne importancia la categoría de predios entre
Norte de Santander, antes de entrar a Vene­ cinco y veinte hectáreas, aunque los predios
zuela. inferiores a cinco hectáreas constituyen entre
el cincuenta y el setenta y cinco por ciento del
Geográficamente, la región andina está inte­ total.
grada por varias decenas de pequeños valles
enclavados en las tres cordilleras, separadas En los años cincuenta y comienzos de los se­
por los grandes valles interandinos del rio senta casi toda la región andina, particular­
Magdalena, del Cauca y del Patía, en el mismo mente las áreas cafeteras, vivió procesos de
orden de importancia. La comunicación terres­ violencia originados en la confrontación políti­
tre de todas esas microrregiones ha sido un ca entre liberales y conservadores, que se des­
proceso de siglos, y muchas comunidades per­ doblaron en algunas áreas en expulsiones de
manecen hoy aisladas de las corrientes comer­ campesinos y medianos propietarios, y en otras
ciales por la falta o pobreza de las vías. La tem­ condujeron a afianzar colonizaciones campesi­
prana estabilización de una estructura de te­ nas protegidas por grupos de autodefensa.
nencia de la tierra, dominada por predios gran­
des y medianos en las mejores tierras de los Aunque la propiedad territorial está relativa­
valles y altiplanos, rodeados de minifundios en mente mejor distribuida en las áreas de pro­
las laderas y montañas, ha conducido a un len­ ducción cafetera, entre los 1.200 y 1.800 me­
to deterioro de la economía campesina, que tros de altura sobre el nivel del mar, el cin­
produce la mayor parte de los alimentos del cuenta y seis por ciento de las explotaciones
país. cafeteras eran inferiores a cinco hectáreas y en
conjunto controlaban, en 1970, solo el 19 por
La región andina tiene un poco menos de un ciento de la superficie. En contraste, los pre­
millón doscientas mil explotaciones agropecua­ dios cafeteros mayores de veinte hectáreas,
rias que ocupan una superficie de treinta y un que constituían el 16 por ciento, controlaban el
millones de hectáreas. El 62 por ciento de los cincuenta por ciento de la superficie. La ten­
predios tenía menos de cinco hectáreas en 1970 dencia originada en el cambio de variedades de
y controlaba en total menos del seis por ciento café del arábigo al caturra brasileño, por los
de la superficie. Un poco menos de cien mil mayores costos de inversión que implica, se
propietarios, en el otro extremo, con predios orienta a la reducción del número de pequeñas
superiores a cincuenta hectáreas, constituían parcelas, la disminución del área de las gran­
el 8.4 por ciento de los propietarios y controla­ des y el fortalecimiento de las categorías inter­
ban el setenta y ocho por ciento de la tie­ medias de tamaño predial (14).
rra (12).
La estructura andina de propiedad de la tierra
En su conjunto, la región andina tiene medio provoca la expulsión de población campesina
millón de minifundios inferiores a dos hectá­ hacia las ciudades del interior del país y hacia
reas. Los municipios en los cuales predominan Venezuela, la multiplicación de predios inferio­
los minifundios sobre otros tamaños prediales res a una hectárea por efectos de la herencia, el
se concentraron en Cundinamarca y Boyacá, en surgimiento de presiones por la tierra y la
un corredor que sigue la dirección suroeste- apertura de frentes de colonización, tanto den­
nordeste, en la parte central de Antioquia, el tro como fuera de la región.
noroeste de Caldas, el oriente del Valle del
Cauca, los alrededores de Popayán (Cauca) y el De los 622 municipios que integran la región
centro-oriente de Nariño (13). andina (excluyendo los 118 de Antioquia), hay
alta presión campesina por la tierra en 113 mu­
En las vertientes cordilleranas del cinturón nicipios, conflictos abiertos de tenencia en 39 y
cafetero y en las regiones adyacentes a las del colonización en 43 municipios. Los conflictos
por la tierra existen en 8 de los 36 municipios
12. DAÑE, Censo Agropecuario Nacional, 1970.
13. Para todas las referencias geográficas puede consultarse el
Atlas Regional Andino publicado por el Instituto Geográfico 14. Federación Nacional de Cafeteros, Censo Cafetero Nacio­
Agustín Codazzi en 1983. nal, 1970.
36 ANALISIS POLITICO No. 2

del Cauca, en 7 de los 42 del Valle, en 6 de los En Cundinamarca son frentes de colonización
45 del Tolima, en 6 de los 84 de Santander, en 5 la región del Sumapaz y la baja vertiente sep­
de los 37 del Huila, en 2 de los 57 de Nariño, en tentrional del río Magdalena. En el Huila son
2 de los 115 de Cundinamarca, en 1 de los 25 de regiones de colonización la del Macizo Colom­
Caldas, en 1 de los 120 de Boyacá y en 1 de los biano (San Agustín-Alto río Caquetá), Mosco-
36 de Norte de Santander. pán, Villalobos, Sumapaz y la Cordillera Orien­
tal hacia el Meta y el Caquetá. En Nariño las
Hay alta presión campesina por la tierra en 33 colonizaciones se dirigen hacia la cordillera
de los municipios de Boyacá, en 21 de Cundi­ centro-oriental en su vertiente oriental, hacia
namarca, en 17 de Nariño, 13 de Santander, 11 la vertiente exterior de la Cordillera Occidental
del Valle, 8 del Cauca, 7 del Tolima, 6 del Hui­ y hacia la llanura del Pacífico, y en el Valle del
la, 5 de Caldas, en 4 de los 12 municipios del Cauca hacia el valle del río Garrapatas de la
Quindío, en 4 de los 13 de Risaralda, y en 4 del Cordillera Occidental. En Santander, la coloni­
Norte de Santander. Hay colonizaciones en 11 zación ocupa todo el valle del río Magdalena y
municipios de Santander, 9 de Nariño, 8 de su vertiente, constitutivas del Magdalena Me­
Norte de Santander, 4 del Cauca, 3 del Tolima, dio. En el Norte de Santander la colonización
3 de Caldas, 3 de Cundinamarca, y 2 de Risa­ ocupa la serranía de los Motilones, el Catatum-
ralda. bo y el Sarare. En Risaralda la colonización
ocupa la Cordillera Occidental en la vertiente
La característica esencial de los frentes de colo­ chocoense (17).
nización es la indefinición de la propiedad te­
rritorial. Esta situación conduce a aumentar los Esta relación solo toma en cuenta las coloniza­
niveles de confrontación violenta entre grandes ciones al interior o adyacentes a la región andi­
propietarios y colonos. Debido a la débil pre­ na, pero deben mencionarse además las coloni­
sencia de las instituciones estatales, el conflic­ zaciones de nariñenses en el Putumayo, las de
to tiende a polarizarse: los grandes propieta­ huilenses en el bago Caguán del Caquetá, de
rios y comerciantes se apoyan en grupos priva­ cundinamarqueses en distintas áreas de los
dos de sicarios y establecen alianzas con fuer­ Llanos Orientales, de boyacenses en Casanare
zas paramilitares, mientras los colonos pobres y santandereanos en Arauca y la Costa Atlánti­
tienden a apoyar a los grupos guerrilleros, ca, donde se colonizan además los flancos
constituyendo lo que William Ramírez y Alfre­ oriental y sur de la Sierra Nevada de Santa
do Molano han denominado “la colonización Marta a expensas de los territorios indígenas.
armada” (15). Una rápida mención de los fren­
tes andinos de colonización permite asociarlos
a la geografía de la violencia actual. c. La región de la Orinoquía y Amazonia

En Antioquia son frentes de colonización el La estructura de ocupación del territorio de las


bajo Cauca, Nechí, los ríos Mulato y San Juan, sabanas naturales de la Orinoquía obedece a la
el macizo andino del nudo de Paramillo (Cordi­ pauta de expansión de los hatos de ganadería
llera Occidental), la región del Darién antio- extensiva, con una notoria exclusión de coloni­
queño y la Cordillera Occidental en la región de zaciones campesinas, que históricamente se
Urrao. En Bolívar son frentes de colonización han inhibido gracias a la defensa de los hatos
la Serranía de San Lucas y el Valle del río Mag­ en alianza con las autoridades de vigilancia del
dalena. En Boyacá son áreas de colonización el robo de ganados (DAS Rural). Salvo algunas
territorio Vásquez, la región de Tunebia/Sara- áreas del piedemonte de la Cordillera Oriental
re, el flanco oriental de la Cordillera Oriental y como el Arauca (en la región de Saravena) y los
los llanos del Casanare. En el Cauca, la región ríos Duda y Guayabero, en las restantes áreas
del alto Caquetá, el Macizo Colombiano, la orinoquenses la apropiación extensiva ha lo­
Cordillera Occidental y la costa del Pacífico (16). grado subordinar al campesino a la trashuman-
cia del jornaleo en los hatos donde se realizan
los trabajos de vaquería.
15. William Ramirez Tobón, “La guerrilla rural en Colombia:
¿una vía hacia la colonización armada?”, en Estudios Rura­
les Latinoamericanos, V. 4, No. 2, Bogotá, mayo-agosto
1981. 16. Lorente, Salazar y Gallo, op. di
Alfredo Molano, Selva adentro, El Ancora Editores, Bogo­ 17. Esta relación ha sido tomada de Atlas Regional Andino,
tá, 1987. IGAC, 1983.
VIOLENCIA Y PROBLEMA AGRARIO EN COLOMBIA. A. REYES 37

La colonización de la selva amazónica es un nan generalmente valorizando las tierras acu­


proceso que tiende a reproducir la estructura muladas por el neo-latifundio que resulta de la
del latifundio ganadero mediante la agregación agregación de mejoras.
de mejoras de los colonos que tumban y que­
man la selva, cultivan unos pocos años y luego Una política inteligente de ocupación de la
siembran pastos en espera de obtener ganado. Amazonia debe replantear, en primer término,
las concepciones tradicionales que se afirman
En lo que va corrido de este siglo, la ocupación en la tala y quema del bosque y la siembra de
económica de la región amazónica ha descan­ cultivos y pastos. Es infinitamente más valiosa,
sado en la subordinación de las comunidades como recurso económico y ecológico, una hec­
indígenas, usadas por medio del endeudamien­ tárea de bosque que una de pastos. La ocupa­
to con mercancías para recolectar caucho, chi­ ción amazónica con ganaderías es un ecocidio
cle, balata, chiquichiqui, pieles finas, peces de consecuencias planetarias. La selva solo
ornamentales y animales salvajes para labora­ puede usarse económicamente con técnicas de
torios del exterior. El aniquilamiento y despla­ silvicultura, que parten de preservar la capa
zamiento de indígenas a regiones de refugio vegetal, reconociendo en ella el origen de toda
abre la puerta a los frentes de colonización, la vida amazónica.
como ha ocurrido en el Putumayo, Caquetá y
Guaviare. Una segunda rectificación de gran importancia
se refiere a la incongruencia de concebir como
En las fases iniciales de colonización, el trabajo baldíos territorios ocupados por indígenas. La
se intercambia entre los vecinos y existen múl­ adaptación milenaria de las técnicas de cultivo
tiples vínculos eficaces de solidaridad. La in­ indígenas han definido una pauta de rotación
fraestructura incipiente de trochas, embarca­ de barbechos de siembra entre 15 y 25 años, de
deros y puertos, puentes o tarabitas, escuelas y manera que la familia siempre tiene una o dos
puestos de salud es construida por los habitan­ parcelas en producción y una o dos docenas de
tes del frente de colonización. Existe el senti­ barbechos en reserva, regenerando su fertili­
miento común, como un espejismo luminoso, dad con el bosque secundario. Todas las comu­
de estar creando un mundo nuevo y pujante. nidades indígenas ocupan terrenos estratégica­
Las primeras dos o tres cosechas sobre suelo mente situados para usar los recursos de caza,
virgen son extraordinariamente fértiles, sin pesca y recolección de frutos de amplias zonas.
abonos ni plagas, y prometen un futuro brillan­ Un comportamiento indígena milenario ha sido
te. La cuarta o quinta cosecha no produce y el plantar árboles frutales y tubérculos alimenti­
colono resuelve sembrar pastos. Cuando pasa cios a lo largo de los caminos usados para la
un tiempo sin obtener el ganado, el colono cacería, de forma que puedan sustentar a futu­
ofrece en venta sus mejoras y a la primera ros pobladores.
oportunidad se desembaraza de su espejismo
verde y se desplaza a crear otro igual, si le so­ Si se reconociera legalmente el valor de estas
bra salud, al nuevo frente de colonización. técnicas conservacionistas como elementos
definitorios de su posesión del territorio, el
Por no preverse este movimiento expansivo de Estado debería garantizar la supervivencia de
la onda colonizadora, se observa en muchas estos grupos humanos mediante la constitución
regiones de la Amazonia y la Orinoquía el cu­ de mayores reservas y su efectiva protección
rioso fenómeno de localidades dotadas de bue­ de las corrientes colonizadoras.
na infraestructura de servicios institucionales y
sociales que han sido despobladas por la emi­ Otro frente de conflictos de la Amazonia es la
gración hacia un nuevo frente colonizador, dominación armada que ejercen los narcotrafi-
mientras estos últimos, densamente poblados, cantes sobre las poblaciones de colonos que
carecen de la más tenue presencia de servicios cultivan las plantas de coca y elaboran la base
estatales. Ocurre que el tiempo que tarda el de la cual se obtiene la cocaína. Esta domina­
clamor del frente de colonización en obtener ción solo se ve confrontada cuando la coloniza­
del Estado apoyos efectivos es superior al tiem­ ción está apoyada por guerrillas, como ha mos­
po que tarda el frente de colonización en desin­ trado en una obra magistral el sociólogo Alfre­
tegrarse, ser absorbido por el latifundio y des­ do Molano refiriéndose al Guaviare (18). Las
plazarse hacia una nueva frontera. Las inver­
siones públicas en áreas de colonización termi­ 18. Alfredo Molano, Selva adentro, op. cit.
38 ANALISIS POLITICO No. 2

guerrillas de las FARC cobran una contribu­ ta, y en las circunstancias actuales, la presen­
ción del 10 por ciento a los cultivadores y del 8 cia de las guerrillas o del ejército determina
por ciento a los traficantes y, además, los obli­ cuál será el grupo humano sacrificado en el
gan a cultivar tres hectáreas de alimentos por proceso.
cada hectárea sembrada de coca. Administran
justicia e incluso las mismas autoridades en­ 5. Regiones en conflicto
vían ante el comandante guerrillero a los in­
fractores o vecinos en disputa para que solucio­ En síntesis, el mapa de los conflictos agrarios
ne los conflictos. en el país podría asumir una configuración
como la siguiente. En la Costa Atlántica, espe­
Aquellas organizaciones guerrilleras que man­ cialmente en las llanuras del Sinú y las sabanas
tienen vínculos estables con el campesinado, de Sucre, al suroccidente, en la región de la
como las FARC, moldean parcialmente una Mojana y en los restantes valles del Magdalena
nueva estructura de tenencia al obligar a los Medio, existe una presión campesina por tie­
propietarios a cultivar alimentos además de la rras, por la fuerza de la colonización o por la
ganadería, a vender o parcelar las tierras no necesidad de los campesinos de recuperar un
explotadas y contribuir con aportes a fondos de control perdido sobre la tierra y los recursos.
crédito para campesinos, administrados por la En todo el occidente del interior de la Costa, la
guerrilla. población campesina fue removida de sus par­
celas en arriendo y solo una pequeña parte fue
Un error frecuente es confundir la dinámica del reubicada por INCORA. El latifundio ganadero
conflicto social que originan las guerrillas y su se ha modernizado y algunas áreas irrigadas
inserción preferencial en regiones de coloniza­ por INCORA se han dedicado a los cultivos
ción, con la dinámica de creación de poderes mecanizados. Esta modernización se ha mos­
económicos y militares privados con base en el trado frágil en regiones como el Cesar y San
tráfico de estupefacientes (19). En circunstan­ Pedro (Sucre) donde la crisis algodonera de
cias en que el ejército y la policía persiguen a finales de los setenta hizo regresar las hacien­
guerrilleros y narcotraficantes, éstos tienen un das hacia la ganadería extensiva.
adversario común y por tanto intereses comu­
nes de defensa. Un segundo interés es de tipo El otro frente de conflictos en la Costa Atlánti­
comercial: el intercambio de armas y dinero a ca es la lucha de los migrantes por los términos
cambio de neutralidad o protección armada. A de incorporación a la economía y la cultura
partir de allí los intereses se divorcian radical­ urbanas, que se expresa en las demandas orga­
mente y las guerrillas consideran a los narco- nizadas y masivas por vivienda, servicios pú­
traficantes como una amenaza, por su alianza blicos y empleo. Esta lucha está íntimamente
con el capital general. En muchas regiones del relacionada con la expulsión de campesinos,
país afectadas por la violencia se está dando que hizo entrar en crisis la precaria oferta de
una transferencia selectiva de las mejores fin­ empleo y servicios estatales de las poblaciones
cas a narcotraficantes, con lo cual la ganadería costeñas en las últimas tres décadas. En algu­
en su conjunto no solo se capitaliza sino que nas regiones de la Costa donde se debilitó sus­
también se rearma. tancialmente el movimiento campesino, como
Magdalena, Bolívar, Sucre y Córdoba, los anti­
La colonización campesina aprovecha las opor­ guos propietarios de haciendas afectadas por
tunidades de capitalización ofrecidas por los INCORA han avanzado un proceso de rever­
buenos precios de la coca, pero a largo plazo no sión de la reforma agraria, logrando de los jue­
puede sustentarse en la producción ilegal, ni ces la anulación de muchas adquisiciones de
resiste las crisis provocadas por el desplaza­ tierras hechas por INCORA y la devolución
miento de áreas de compra, que los narcotrafi­ compulsiva de las parcelas campesinas. Estos
cantes usan como estrategia de protección. La procesos comienzan a ser enfrentados con un
tendencia se dirige a consolidar tales coloniza­ resurgimiento de la organización campesina y
ciones por la vía campesina o la vía latifundis- las acciones de masas y, por tanto, el conflicto
social va a sustituir a la simple expulsión de
beneficiarios de la reforma agraria.
19. Fue el error cometido por el ezembajador estadounidense
en Colombia Lewis Tambs al acuñar el término “narcogue- La Costa Atlántica tiene dos áreas con conflic­
rrilla”. tos armados abiertos: el sur de Córdoba (Serra­
VIOLENCIA Y PROBLEMA AGRARIO EN COLOMBIA. A. REYES 39

nía de San Jerónimo), que linda con la zona de das. Los objetivos de esta guerrilla están sub-
conflicto armado de Urabá antioqueño, y la sumidos en la lucha reivindicatoría del territo­
región del Magdalena Medio que corresponde rio y la cultura de paeces y guambíanos, y se
a Bolívar (San Pablo, Simití, Morales y San debería agotar si cesara la persecución contra
Martin de Loba) y el Cesar (Aguachica, La Glo­ los dirigentes indígenas.
ria, Tamalameque), situada entre la Serranía
de San Lucas y la Cordillera Oriental en su El sur del Tolima comunica geográficamente
paso por los dos Santanderes. con el norte del Cauca y con el oriente del Huila
en el Nevado del Huila, donde confluyen las
En la Costa fue notable el fenómeno de la dife­ regiones del sur del Saldaña y de Marquetalia
renciación entre el movimiento campesino de y Gaitania, por el Tolima, con las de Corinto,
masas y los movimientos guerrilleros hasta Toribío y Jambaló, por el Cauca. Históricamen­
mediados de los años setentas, pero a partir de te, existe un corredor de comunicación de con­
esa fecha el cierre de las vías institucionales flictos sociales mediante el paso de guerrillas,
para realizar la reforma agraria fortaleció las campesinos e indígenas refugiados, tropas ofi­
formas de colaboración entre unos y otros. En ciales y emigraciones de población en busca
las condiciones actuales, una movilización de del trabajo que circulan del Cauca al Tolima y
expectativas del campesinado sin tierras que de éste al Huila y al Caquetá, bordeando los
se viera enfrentada por la oposición cerrada de desfiladeros del Nevado del Huila. En el valle
las capas terratenientes y del Estado podría del Magdalena del sur del Tolima continúa un
desencadenar un desdoblamiento de la movili­ centenario conflicto de tierras entre los indíge­
zación en ocupaciones de tierras y enfrenta­ nas de Coyaima, Natagaima y Ortega contra
mientos de hecho. La mejor opción que tiene el los terratenientes que a sangre y fuego los han
Estado es la activa promoción de la organiza­ despojado de sus tierras de resguardo, de don­
ción campesina, acompañada de inversiones de surgió don Manuel Quintín Lame y donde se
cuantiosas en reforma agraria, para consolidar guardan sus escritos.
una alianza que apoye políticas tendientes a
En la Cordillera Oriental, el páramo de Suma-
una mayor articulación social y que equilibre la
paz domina las vertientes que originan los ríos
sociedad costeña, aumentando las capas de
Ariari, Duda y Guayabero, uniendo el sur del
pequeños agricultores y su desempeño econó­
mico, ampliando el mercado interno para la Distrito Especial de Bogotá con las regiones
industria y elevando la producción alimenticia donde predominan formas de colonización
de consumo popular. armada y en conflicto latente o manifiesto con
el ejército regular.
En la región andina, las áreas donde el conflic­
to agrario se ha desdoblado en apoyos a las Al bajar de las montañas de Santander está
organizaciones guerrilleras coinciden funda­ Cimitarra, en la región de los ríos Carare y
mentalmente con los frentes de colonización, Opón, que descienden de la cordillera de los
donde no se ha consolidado aún la estructura Cobardes, igual que otras poblaciones que
de propiedad por la vía campesina o la vía rodean esa cordillera como Guadalupe, Sima-
cota, Galán y San Vicente de Chucurí, separa­
terrateniente. Basta mencionar el bajo Cauca y
das de las lomas que conducen a Bucaramanga
Nechí, el oriente antioqueño, el Catatumbo,
por el valle del río Suárez. En toda esta región
Sarare, Tunebia, el flanco oriental de la Cordi­
es endémica la violencia organizada contra la
llera Oriental, desde el Putumayo y Caquetá
población campesina.
hasta la Macarena, y la región del Sumapaz.
En los Llanos Orientales y la Amazonia hay
En la región indígena del Cauca, el fenómeno varias regiones donde predomina la influencia
principal es la organización comunitaria en la guerrillera sobre la población y donde las gue­
lucha por la tierra y la autonomía política y cul­ rrillas han creado un sistema tributario propio
tural. El surgimiento de una guerrilla indíge­ con recaudos obtenidos por extorsión o amena­
na, el grupo Quintín Lame, se explica como zas contra los detentadores de recursos, bien
estrategia defensiva de las comunidades indí­ sean las compañías petroleras en Arauca, los
genas frente a veinte años de persecución y narcotraficantes en el Vau ^s, Caquetá y Putu­
asesinatos selectivos de dirigentes, por parte mayo o los ganaderos e i Meta, Casanare y
de bandas de “pájaros” y autoridades arma­ Vichada. Aquellas organizaciones guerrilleras
40 ANALISIS POLITICO No. 2

que tienen vínculos estables con el campesina­ entonces, a menos del 4 por ciento de los po­
do, como las FARC, moldean parcialmente una tenciales beneficiarios en 25 años de aplica­
nueva estructura de tenencia de la tierra al ción.
obligar a los propietarios a cultivar alimentos
En realidad, el Estado ha adelantado sucesiva­
además de la ganadería, a vender o parcelar
las tierras que no puedan trabajarse y a contri­ mente una modesta reforma agraria marginal y
buir con aportes a la creación de fondos de cré­ una contrarreforma agraria, al afectar y luego
dito administrados por la guerrilla. desafectar la mayor proporción de tierras suje­
tas a la reforma. El cuadro elaborado por
INCORA muestra la situación:
6. La experiencia de la reforma agraria en
Colombia CUADRO No. 1

A comienzos de los años sesentas se acababa INGRESO DE TIERRAS AL PONDO NACIONAL AGRARIO
de sellar un pacto entre los partidos tradiciona­
les (1957) para impedir el desdoblamiento de la Predios Modalidad
movilización política en revolución social, al Compra Expropiación Extinción
aparecer síntomas de organización horizontal
en torno a intereses de clase. A nivel externo, Afectados 100% 100% 100%
Ingresados 11.3 30.2 7.1
la revolución cubana de 1959 estimuló tanto la Desafectados 85.2 49.1 80.1
agitación campesina como los temores de in- En trámite 3.5 20.7 12.2
surgencia popular por parte del Estado y las
clases altas. En los Estados Unidos se lanzaron Fuente: INCORA, Ponencia de Guillermo Alberto González al
dos políticas contradictorias de ayuda a Latino­ proyecto de ley sobre modificaciones a la legislación de
américa: la Alianza para el Progreso y el envío Reforma Agraria que cursa en el Congreso en las legis­
laturas 1986 y 1987. Anales del Congreso.
masivo de alimentos a través de la Ley 480,
para abaratar el costo de la mano de obra y fa­
cilitar la penetración del capital extranjero,
mientras se desarrollaba la “revolución verde”
que colocaría a ese país en los años setentas En materia de titulación de predios de colonos,
como el mayor exportador mundial de granos. la labor de INCORA ha tenido mayor alcance.
Se han beneficiado 28.000 familias de colonos
La estrategia de la reforma agraria en Colom­ por declaraciones de extinción del dominio de
bia no se dirigió tanto al aumento de la produc­ los propietarios titulares y se han concedido
ción de alimentos cuanto a calmar las tensiones 259.562 títulos de propiedad sobre una superfi­
sociales, que habían exacerbado quince años cie de 7.672.991 hectáreas, con un promedio de
de violencia política y social, y a eliminar las 30 has por título.
relaciones semifeudales de las grandes hacien­
das improductivas. De hecho, aunque el im­ Entre 1966 y 1978 se crearon 34 reservas indí­
pacto real del volumen de tierras sometidas a genas para 4.203 familias (20.825 personas)
reforma fue mínimo (890.000 has hasta 1985, sobre una extensión de 3.065.279 has, princi­
en comparación con un fondo de tierras cerca­ palmente en la Orinoquía y la Amazonia.
no a treinta y cinco millones de hectáreas en
todo el país), la reforma sí indujo una transfor­
mación importante de las grandes haciendas A finales de los años sesentas se hicieron evi­
en empresas comerciales y provocó la expul­ dentes los límites de la estrategia de industria­
sión de la mayoría de arrendatarios, aparceros lización basada en la política de alimentos ba­
y colonos de tierras de haciendas o en disputa, ratos y la política económica se orientó al de­
ampliando el mercado de trabajo rural y pro­ sarrollo de la agricultura comercial. Se creó el
fundizando la pobreza de los campesinos. CIAT (Centro Interamericano de Agricultura
Tropical) en 1968 y se trató de afrontar la dis­
La población campesina sin tierra puede esti­ minución de las ayudas alimenticias norteame­
marse como cercana a un millón de familias. La ricanas con el estímulo de la agricultura comer­
reforma agraria ha logrado adjudicar parcelas cial. El cambio realizado durante la década de
a 37.293 familias con una extensión total de los sesentas es dramático, según el cuadro ela­
706.242 hectáreas. El programa ha cubierto, borado por Salomón Kalmanovitz:
VIOLENCIA Y PROBLEMA AGRARIO EN COLOMBIA. A. REYES 41

CUADRO No. 2 reforma agraria no se enmarca tanto por los


cauces de la ley sino por la dinámica general
PARTICIPACION DE TIPOS DE CULTIVOS EN EL VALOR
TOTAL DE LA PRODUCCION AGRARIA del conflicto agrario y sus expresiones regiona­
les. Vista así, la reforma es un proceso estraté­
gico liderado por el Estado, que eleva los nive­
1950-55 1971-76 Variación
les de confrontación entre campesinos y pro­
Capitalista 10.6 30.8 191 pietarios y se dirige a transformar las condicio­
Campesino 23.8 24.2 2 nes de acceso a los recursos para equilibrar la
Mixto 25.5 17.8 -30
Café 40.1 •27.2 -32 estructura social global del país.

El proceso de reforma comprende, en primer


Fuente: Salomón Kalmanovitz, Desarrollo de la agricultura en
Colombia, Ed. La Carreta, Bogotá, 1978. término la actividad de promoción y organiza­
ción de los grupos humanos identificados con
el cambio, cuya participación será la fuerza
El cuadro indica que durante las tres décadas dinámica de la reforma; incluye la actividad
se mantuvo la producción campesina de ali­ múltiple del Estado, no solo promoviendo acti­
mentos, pero en aquellos productos en los que vamente la reforma misma sino ajustando los
concurrían productores campesinos y capitalis­ restantes instrumentos de política económica y
tas hubo un desplazamiento de los primeros social; finalmente, forma parte del proceso de
por la expansión de la producción empresarial, reforma la acción contrarreformista de los gru­
que pasó a representar una tercera parte del pos sociales opuestos a la pérdida de poder que
valor de la producción agrícola del país. Tam­ ella implica.
bién se observa una disminución del peso del
café en la agricultura nacional. Los cultivos La experiencia ha mostrado que los efectos
empresariales no se orientaron, salvo el arroz, más importantes de la reforma agraria conven­
a producir alimentos de consumo directo de la cional se dan por fuera del sector reformado y
dieta popular. El banano y las flores para la se originan en las reacciones preventivas de
exportación, el algodón para la industria y la modernización y adecuada explotación que la
exportación, y el sorgo, la soya y el ajonjolí amenaza de expropiación provoca. Igualmente,
para la industria de concentrados alimenticios puede sostenerse que las movilizaciones cam­
para animales han sido y son los nuevos ren­ pesinas cambian en su favor el equilibrio de
glones agrícolas. poder social en dimensiones diferentes a la tie­
rra y no solo con relación al trato con los terra­
El resultado combinado de la reforma agraria y tenientes sino dentro de las sociedades campe­
las inversiones en la agricultura comercial fue sinas. La demanda por tierras es la resultante
la consolidación de una estructura agraria de un complejo proceso de erosión del poder y
dual, en la cual la agricultura campesina se la legitimidad de las viejas capas terratenien­
especializa en la producción de alimentos po­ tes, unido a un proceso de agotamiento y ex­
pulares y el aporte de mano de obra migrante,
pulsión de brazos y mentes útiles de la agricul­
mientras la agricultura empresarial busca
tura de arriendo y de minifundio. La formación
mayores márgenes de rentabilidad en las ex­
de masas que demandan tierra es también un
portaciones y la producción de materias primas
proceso complejo, pues aquéllas no se encuen­
industriales, encadenadas al ciclo de procesa­
tran ahí esperando ser movilizadas. Es necesa­
miento y distribución de las empresas multina­
rio que se constituyan como amplios grupos
cionales.
humanos identificados por elementos o intere­
ses comunes y contrarios a los de otros grupos
7. Posibilidades y límites de la política de humanos.
reforma agraria (20)
La convocatoria de masas campesinas depende
La primera observación que puede hacerse en parte de las condiciones reales de vida
desde un punto de vista sociológico es que la (hambre de tierras) y en parte del éxito de las
apelaciones que el discurso ideológico triun­
fante formule a diferentes categorías o estratos
20. Esta sección debe las ideas principales al excelente estudio de los potenciales beneficiarios. Las culturas
de Alain De Janvry, The A granan Questinn and Reformism
in Latín America, The Johns Hopkiu* ’‘versity Press, campesinas de las distintas regiones tienen
Baltimore, 1981. pautas que definen los medios y criterios consi­
42 ANALISIS POLITICO No. 2

derados legítimos y justos para acceder a la tie­ sinado sin tierra a costa del latifundio impro­
rra y para dirimir conflictos de distribución. ductivo, se va a delimitar un conflicto entre
Una apelación originariamente selectiva que campesinos sin tierra y latifundistas ineficien­
surja del Estado y se dirija a una categoría res­ tes, como fue la intención durante los primeros
tringida de la población puede desbordarse e años de reforma agraria. Si se trata de trans­
incluir en la masa a muchas otras categorías, formar sustancialmente la propiedad agraria y
como sucedió con la creación de la Asociación colectivizar las relaciones de producción dentro
Nacional de Usuarios Campesinos a comienzos de la economía planificada, los adversarios son
de los años setentas. el campesinado y los trabajadores rurales con­
tra todos los grandes productores, hacendarios
La constitución de identidades colectivas es un o capitalistas.
proceso que puede ser estimulado o reprimido
por el Estado, pero cuya fuerza y alcance vie­ Otras dimensiones claves de una reforma con­
nen dados dentro de los grupos humanos que trolada por el Estado son el ritmo y el carácter
comprometen su acción y los riesgos inheren­ masivo del proceso, que deben guardar rela­
tes a una definición de aspiraciones y objetivos ción con la constitución y movilización de la
comunes o semejantes. En otros términos, ade­ masa en busca de tierras. Si el ritmo y el im­
más de existir una voz vertical de convocatoria pacto de la reforma son muy lentos en llegar a
de la masa existe una voz horizontal, que rede- la masa organizada, ésta puede desbordar con
fine quiénes son participantes y cuáles sus presiones directas.
obligaciones y expectativas. Si el Estado define
Un segundo nivel, en el cual la acción del Esta­
como áreas de reforma las que están azotadas
do es determinante del resultado final se rela­
por conflictos violentos, la población rural pue­
ciona con la distribución de rentas instituciona­
de contestar la convocatoria multiplicando ta­
les en la producción y distribución rural. Ocu­
les conflictos como camino tortuoso pero nece­
sario para acceder a la reforma. rre que la poderosa representación política y
gremial de las asociaciones de empresarios
El otro polo del conflicto son los grupos de pro­ agrícolas y ganaderos logra obtener del Estado
pietarios y la constelación de intermediarios y y otros sectores de la sociedad una cuota des­
clientes políticos que actúan en el mercado pri­ proporcionadamente alta de los recursos insti­
vilegiado de las rentas institucionales que los tucionales de crédito subsidiado, cupos de
terratenientes como clase son capaces de obte­ compras, difusión tecnológica, infraestructura
ner del Estado. Hay regiones como Puerto agraria, etc. Una equilibrada asignación del
Boyacá, donde los propietarios financian es­ gasto público hacia la agricultura campesina es
cuadrones de la muerte contra los campesinos requisito operativo de esta última.
y para la protección de la propiedad. El Estado
tendría que corregir previamente esta anoma­ El tercer nivel de acción del Estado tiene que
lía, que contradice tanto su esencia como la ver con los restantes elementos de la política
existencia de guerrillas, antes de aplicar la re­ agraria global, fundamentalmente los que
afectan los términos de intercambio intersecto­
forma agraria.
riales entre la agricultura y el resto de la econo­
La acción del Estado tiene una importancia es­ mía. En el país se canceló la reforma como al­
tratégica dentro de esta liberación de dinámi­ ternativa distributiva desde 1972, con la reu­
cas. En primer lugar, corresponde al Estado nión de Chicoral en la cual se pactó la Ley 4a.
delimitar acertadamente el ámbito y los adver­ de 1973, y la política agraria se orientó a apli­
sarios sociales de los conflictos agrarios. Lo car los instrumentos de la “revolución verde”
hace, en el lenguaje de la ley de reforma agra­ y a capitalizar la agricultura de exportación y
ria, al especificar qué se reforma. Si se trata de productora de fibras y materias industriales.
abolir las relaciones de propiedad y trabajo La política social en el campo se canalizó a tra­
precapitalistas, como los arriendos de tierra y vés del Programa de Desarrollo Rural Integra­
las aparcerías, según lo quiso hacer la Ley la. do, cuyo objetivo ha sido beneficiar a la capa
de 1968, el Estado delimita un conflicto entre minifundista en capacidad de generar exceden­
los arrendatarios y aparceros, por un lado, y los tes y capitalizarse. Por el lado industrial, la po­
terratenientes, por otro, con el Estado mismo lítica neoliberal que comenzó a aplicarse desde
como mediador. Si el criterio es proveer tierras 1974 y que parece continuar hasta hoy desesti­
productivas y con acceso a mercados al campe­ muló la producción de bienes-salario de consu­
VIOLENCIA Y PROBLEMA AGRARIO EN COLOMBIA . A. REYES 43

mo popular, cuya demanda está atada al en­ vidad sin contar con capital e insumos compa­
sanchamiento del mercado por la proletariza- rables. Una reforma más profunda puede re­
ción ocasionada por la migración rural, y su­ mover a las capas terratenientes del control de
bordinó la asignación de recursos a la capaci­ los instrumentos de fomento del Estado y dar
dad de pagar altas tasas de interés, concentra­ participación a los campesinos, pero si no se
da en las multinacionales y en aquellas indus­ acompaña con procesos que eliminen el subsi­
trias productoras de bienes durables para mer­ dio del consumo alimenticio por la vía de los
cados de altos ingresos, cuya demanda depen­ precios bajos, la producción campesina del sec­
de de las rentas y las ganancias. tor reformado no tendrá oportunidades de ele­
var sustancialmente las condiciones de vida del
La recesión económica que tocó fondo en 1982 campo.
disminuyó los salarios reales de la clase obrera
y aumentó el desempleo urbano, debilitando Los anteriores son los límites objetivos de la
aún más la demanda por alimentos de origen reforma agraria. Además, el Estado cuenta con
campesino. restricciones adicionales: una, la legitimidad
política para convocar las fuerzas sociales en
Una reforma agraria es una inversión muy cos­ apoyo de la reforma agraria; dos, la capacidad
tosa que debe recuperarse con la obtención de administrativa de aplicarla, que exige crecien­
términos de intercambio rentables para la pro­ tes esfuerzos de intervención estatal en la eco­
ducción campesina, lo cual supone una previa o nomía cotidiana; y tres, la capacidad fiscal, que
concomitante elevación de los salarios reales restringe las inversiones necesarias para la
en la industria y en los servicios, que permita a reforma.
su vez mejorar los ingresos de los productores
agrarios por la vía de los precios. El Estado,
además, debe evitar que los aumentos de pro­ 8. El contexto poh'tico del actual proyecto de
ductividad agrícola nieguen sus beneficios so­ ley sobre reforma agraria
ciales al quedarse las utilidades represadas
entre los intermediarios comerciales y financie­ El pacto de tregua con las FARC y el M-19 en­
ros. fatizó la necesidad de agilizar la reforma agra­
ria al afirmar que “la violencia se encuentra
La reforma agraria es una estrategia que guar­ íntimamente relacionada con la estructura de
da coherencia con políticas económicas que se tenencia de la tierra’ ’. Dentro de la nueva lega­
orientan a fortalecer una alianza articulada de lidad surgida del pacto, la Comisión de Refor­
desarrollo, mediante la profundización del ma Agraria del Diálogo Nacional convocó a las
mercado interno, la canalización del esfuerzo agremiaciones campesinas y empresariales,
industrial hacia la satisfacción de necesidades funcionarios del gobierno, representantes gue­
masivas y la distribución social de beneficios rrilleros y centros de investigación para formu­
mediante el gasto público. No es coherente con lar un proyecto de consenso sobre las enmien­
las políticas que se derivan de una alianza de­ das a la legislación vigente. La Comisión estu­
sarticulada entre una agricultura exportadora y vo presidida por Guillermo Alberto González,
una burguesía industrial y financiera depen­ actual ponente del proyecto, y en ella se llegó a
diente de las empresas multinacionales y suje­ un acuerdo sobre modificaciones a la ley de
ta a la lógica de los salarios bajos y los alimen­ reforma agraria que por primera vez en la his­
tos baratos, disfrazada con el eufemismo de las toria logró la aceptación de los campesinos y la
“ventajas comparativas’ ’. SAC (Sociedad de Agricultores de Colombia),
entonces presidida por Carlos Ossa, actual
Una reforma agraria convencional puede afec­ Consejero Presidencial para la Reconciliación,
tar la distribución de la tierra pero dejar intacto la Normalización y la Rehabilitación.
el sistema de poder mediante el cual los terra­
tenientes obtienen una parte privilegiada del La política de paz del actual gobierno afirma
producto social. En este caso, como ocurrió en que las reformas sociales no pueden ser el fru­
el departamento de Córdoba, los empresarios to de la negociación con los grupos guerrilleros
agrícolas recuperan pronto el control sobre las sino una proyección de la administración públi­
tierras mejoradas con inversiones públicas, ca hacia la comunidad nacional. El principal
pues los campesinos no compiten en producti­ instrumento de la nueva política es el Plan Na­
44 ANALISIS POLITICO No. 2

cional de Rehabilitación, que a su vez descansa sina, pero dejaba por fuera las restantes, cuya
en los Consejos de Rehabilitación, presididos forma de pago debía guardar relación con el
por los mandatarios seccionales. Se observa un grado de explotación económica.
claro viraje hacia la institucionalización de las
iniciativas en cabeza del Ejecutivo. Este cam­ El pliego de modificaciones por el ponente
bio de política busca restarle representatividad mejoró la forma de pago que había propuesto
a las guerrillas y eliminar el peligroso detonan­ el gobierno Barco al establecer que se pagarán
te de la insatisfacción por el incumplimiento de de contado los predios cuyo valor exceda de
los pactos con ellas. 400 salarios mínimos (un poco más de ocho mi­
llones de pesos), mientras el proyecto del go­
El proyecto de ley presentado por la Adminis­ bierno establecía el límite en 300 salarios.
tración Barco reúne las propuestas sustancia­
les que la Administración Betancur había reco­ Es fácil imaginar que muchos propietarios divi­
gido del proyecto surgido del Diálogo Nacional. dirán ficticiamente las propiedades que deseen
Pero en cada uno de los pasos sucesivos, el vender al INCORA para lograr una venta glo­
proyecto se ha ido distanciando más del espíri­ bal de contado, aumentando los costos y dismi­
tu y el texto aprobados por la Comisión. nuyendo el impacto del programa de reforma.

Desde un punto de vista político, es claro que El proyecto faculta al gobierno por un año para
el proyecto actual no funda su legitimidad en reformar la estructura administrativa del sec­
los acuerdos de tregua y las comisiones de diá­ tor agropecuario y comienza por cambiar la
logo, aunque la continuidad de algunos actores composición de la Junta Directiva del INCORA
importantes como González Mosquera y Ossa al aumentar de dos a seis el número de repre­
Escobar podría hacerlo creer. El proyecto des­ sentantes campesinos y eliminar a los gerentes
cansa en los planes de lucha contra la pobreza de los institutos agrarios, quienes son sustitui­
absoluta y de rehabilitación y tiene como marco dos por cuatro delegados del presidente de la
institucional un proceso creciente de descen­ República. Los seis votos campesinos son una
tralización administrativa y fiscal. tercera parte de la votación, que requiere la
mitad más uno para aprobar decisiones. El pro­
yecto acordado en la Comisión de Diálogo in­
Uno de los puntos centrales en el cual todos los
cluía ocho representantes campesinos. De to­
proyectos coinciden es la necesidad de agilizar
das maneras es un avance sobre las normas
la tramitación de la reforma agraria. Cualquie­
vigentes.
ra que sea la dirección de la reforma, es nece­
sario disponer del instrumento adecuado, que
En términos globales, la conjunción de la refor­
no es otro que la compra o expropiación ágil de
ma agraria y el plan de rehabilitación permite
tierras. La mayoría de las compras efectuadas
al Estado disponer de un instrumento ágil para
por INCORA ha tardado entre dos y cuatro
años en perfeccionarse, convirtiendo al Institu­ comprar las tierras afectadas por procesos de
to en el comprador de tierras más lento del violencia y estabilizar la estructura social de los
país. frentes de colonización. La tímida convocatoria
de fuerzas políticas en apoyo de una estrategia
Un cambio de fondo que el proyecto introduce de reforma agraria por parte de la Administra­
ción Barco no permite esperar que exista la
en la legislación actual es eliminar la califica­
voluntad política de reformar las áreas de agri­
ción sobre el grado de explotación de las tie­
cultura comercial o de afectar seriamente la
rras, para establecer, a partir de allí, un siste­
proporción de tierras ocupadas en latifundios
ma de pago uniforme y altamente beneficioso
de ganadería extensiva. Mucho menos puede
para las tierras más abandonadas, pues les
esperarse un programa de restructuración de
reduce el plazo de 15 a 5 años, con intereses
minifundios, pues la lógica indica que primero
anuales equivalentes al 80 por ciento de la tasa
habría que ocuparse de dar tierra al millón de
de inflación. El proyecto de la Comisión del
campesinos sin ella (21).
Diálogo eliminaba la calificación de las tierras
solo en los casos de ampliación de minifundios,
dotación de tierras a arrendatarios y aparceros,
21. Este análisis del proyecto de ley no toma en cuenta Las mo­
restructuración de resguardos indígenas y dis­ dificaciones introducidas por el ponente actual del proyec­
tribución de tierras en áreas de presión campe­ to, representante Alfonso López Caballero.
VIOLENCIA Y PROBLEMA AGRARIO EN COLOMBIA. A. REYES 45

8. Conclusiones y recomendaciones lectiva hacia la salida de los movimientos gue­


rrilleros.
Por medio de un enfoque sociológico se ha que­
rido mostrar cómo las distintas configuraciones En el sector terrateniente tradicional y el neo-
regionales de los modos de apropiación de la latifundio de los frentes de colonización, se
tierra y de vinculación de la mano de obra son está produciendo un relevo de capas propieta­
el resultado histórico de procesos en los que se rias de la tierra en favor de los compradores
entrelazan la violencia, la legitimación politica que tengan capacidad de crear sistemas priva­
del Estado y los conflictos de intereses entre dos de protección y disuasión de los posibles
grupos humanos y regiones. Se^ ha visto cómo adversarios. Un estímulo obvio para adoptar
esos procesos regionales están en niveles desi-/ esta estrategia es el apoyo activo o permisivo
guales de avance y operan a diferentes veloci­ de las autoridades armadas, quienes vienen
dades. Al reconocer la existencia de los conflic­ predicando desde hace años la tesis del general
tos sociales vinculados con el problema agra­ Luis Carlos Camacho Leyva sobre la “autode­
rio, se debe considerar su especifica producti­ fensa’ ’ de las gentes de bien.
vidad, cual es hacer compatibles las políticas
de desarrollo de distintos grupos humanos que El resultado de esta desinstitucionalización de
luchan por el control del paquete de recursos las formas de lucha social es que en el país se
vitales. adelantan simultáneamente una contrarrefor­
ma agraria, desde arriba, tendiente a concen­
El Estado actúa a veces como agente de moder­ trar la propiedad en algunas áreas de conflicto
nización y desarrollo, aliado a grupos estratégi­ como el Magdalena Medio y el piedemonte de
cos de la población, y a veces como árbitro que la Cordillera Oriental, que se desarrolla me­
interviene en los conflictos y procura resolver­ diante el amedrentamiento y la expulsión de
los. La peor situación para la sociedad y el Es­ pequeños campesinos a quienes los escuadro­
tado ocurre cuando éstos sienten que los con­ nes de la muerte juzgan cercanos o colaborado­
flictos desbordan su capacidad de acción sobre res de las guerrillas; y desde abajo, una exten­
sí mismos. La manera de resolver el problema sión del dominio guerrillero, que significa para
es, por supuesto, definir una estrategia de los terratenientes la subordinación de sus inte­
transición que parta de la movilización de sec­ reses a la nueva estructura de poder real que
tores de población y se dirija a construir equili­ los cobija, y en la cual tienen que contribuir a
brios, distribuir ingresos, ampliar las bases de las finanzas del grupo guerrillero mediante la
participación en la política y el desarrollo, y de extorsión y ocasionalmente la parcelación de
esa manera absorber y transformar los conflic­ porciones de sus propiedades en beneficio de
tos en energías sociales creadoras. Para ello es los colonos.
necesario elaborar políticas que tiendan a eli­ «

minar las rentas institucionales que resultan Aparte de estas formas claras de resolución del
del acceso privilegiado que los gremios de la problema agrario por la fuerza, el deterioro
producción tienen al manejo de las políticas general de la aplicación de la ley y la justicia
económicas del sector agrario, con el fin de para los infractores ha llevado a la proliferación
democratizar el impacto social de la distribu­ de grupos delincuenciales que usurpan el nom­
ción de tierras, de la transferencia tecnológica, bre de las organizaciones guerrilleras como
del crédito oportuno y barato, de la regulación argumentos de amedrentamiento para secues­
de precios y compras, y de los servicios públi­ trar y extorsionar a las capas pudientes de la
cos y sociales. El Estado debe actuar como, población.
agente del desarrollo agrario en las regiones^
deprimidas y desarticuladas socialmente y no1 Ante esta perspectiva, vale la pena resaltar
solo como árbitro del conflicto social. ^ que la violencia de uno y otro lado es una ex­
presión del deterioro de los sistemas de acción
El fenómeno más notable de los conflictos y no, como equivocadamente se plantea, del
agrarios en los últimos años es la rigidez e ino- deterioro de las instituciones. La terapia ade­
perancia de los marcos institucionales creados cuada a la violencia no es, como gusta enun­
para encauzarlos. En el sector campesino, el ciarlo el lenguaje militar o el legalista, “el res­
cierre de las vías gremiales de organización y tablecimiento del orden, la imposición de la
la represión sistemática de sus actividades ha autoridad, la mano firme para reprimir a quie­
facilitado el desdoblamiento de la energía co­ nes atentan contra las instituciones y el impe-
46 ANALISIS POLITICO No. 2

rio de la ley”, pues el orden, la autoridad, las


instituciones y la ley no existen sino como con­
diciones de posibilidad de la acción humana,
como mediaciones y orientaciones de la acción
y los conflictos inherentes a ella.

La acción colectiva es la fuerza creadora y


transformadora de las instituciones. En la ac­
ción se reconocen las identidades individuales
como parte de identidades colectivas, y éstas, a
su vez, definen el alcance, las obligaciones y
las recompensas esperadas de la participación
en los conflictos sociales. Si “la realidad pre­
sentada por los medios de comunicación’ ’ tien­
de a ver las movilizaciones colectivas como ac­
tos subversivos contra las instituciones, la con­
clusión individual es la desmovilización, la pa­
rálisis y la incomunicación. La creación de regí­
menes autoritarios es un proceso desde arriba
y desde abajo, que esencialmente destruye las
condiciones de posibilidad de la acción colecti­
va en nombre de la defensa de las institucio­
nes. La acción se inhibe desde fuera, por la
prohibición o la orden, y desde adentro, por el
miedo o la indiferencia.

Para concluir, el país se encuentra sin duda


frente a la alternativa histórica de dinamizar un
cambio pacifico, ampliando sustancialmente la
participación popular en procesos distributi­
vos, o profundizar por la vía militar un conflicto
sin salida durante mucho tiempo, que destrui­
ría las posibilidades de desarrollo nacional
durante varias décadas.
Carlos Granada "Sin Título Dibujo 1987

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