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Serie Arqueológica S. Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada Este libro ofrece una aproximación, desde pers-
pectivas diversas y en ocasiones contrapuestas, a uno
1. BERNABO BREA, L.: La Sicilia prehistórica y sus (editores) de los temas más controvertidos de la arqueología
relaciones con Oriente y con la Península Ibérica. 1954. protohistórica de los últimos años, el de la llamada

Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) - La precolonización a debate
2. ARCE, J., DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X. y MATEOS, P.: «precolonización». El debate en torno a la pertinen-
Excavaciones arqueológicas en Tusculum. Informe cia y significado de este concepto supone un exten-
de las campañas de 1994 y 1995. 1998. so tratamiento de las dos principales cuestiones sus-
3. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J. citadas por el mismo: las dinámicas de contacto
y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en cultural entre comunidades atlánticas y mediterráneas
Tusculum. Informe de la campaña de 1996. 1998.
durante el Bronce Final y los orígenes de las coloni-
4. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J.
y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en
Tusculum. Informe de la campaña de 1997. 1999.
Contacto cultural entre zaciones históricas en el Mediterráneo centro-occi-
dental.
La monografía se estructura en varias partes cla-
5. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J.
y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en
Tusculum. Informe de las campañas de 1998 y
1999. 1999.
el Mediterráneo y el Atlántico ramente complementarias. La primera aborda diver-
sos aspectos generales, centrándose especialmente en
los modelos teóricos y los problemas cronológicos de
6. AGUILERA, A.: El Monte Testaccio y la llanura
subaventina. Topografía extra portam Trigeminam.
2002.
(siglos XII-VIII ane) este período. La segunda parte constituye una siste-
mática puesta al día de la cuestión «precolonial» en
todas las áreas afectadas por la misma desde el Medi-
7. DUPRÉ, X., GUTIÉRREZ, S., NÚÑEZ, J., RUIZ, E. terráneo central hasta el ámbito atlántico. En la ter-
y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en
Tusculum. Informe de las campañas de 2000 y
2001. 2002.
La precolonización a debate cera se ofrecen algunas aproximaciones a la cultura
material, con particular atención a la broncística, la
orfebrería y los carros representados en las estelas del
8. PÉREZ BALLESTER, J.: La cerámica de barniz negro Suroeste. Por último, la cuarta parte contiene una
del santuario de Juno en Gabii. 2003. valoración general de los editores, en español e inglés,
9. ZAMORA, J. Á. (ed.): El hombre fenicio. Estudios y así como un epílogo a cargo de una de las mayores
materiales. 2003. especialistas en colonialismo antiguo.
10. ETXEBARRIA AKAITURRI, A.: Los foros romanos Aunque se ha buscado de forma decidida la incor-
republicanos en la Italia centro-meridional tirrena. poración de distintos enfoques, a nivel general el prin-
Origen y evolución formal. 2008. cipal cambio de paradigma que reflejan las páginas de
11. CELESTINO, S., RAFEL, N. y ARMADA, X.-L. (eds.): este volumen consiste en la valoración del papel desem-
Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico
peñado por las comunidades locales. Se supera defini-
(siglos XII-VIII ane). La precolonización a debate. 2008.
tivamente el análisis de la «precolonización» como un
proceso protagonizado por una parte activa –las socie-
dades del Mediterráneo oriental– frente a otra pasiva
–las comunidades locales–. Desde la pluralidad de pers-
pectivas, todos los autores coinciden en valorar los con-
tactos precoloniales desde la idea de interacción y desde
el análisis del registro arqueológico y el contexto socio-
económico de las poblaciones autóctonas.

Ilustración de cubierta: Tesoro de Berzocana, Cáceres.


Foto del Museo Arqueológico Nacional. Archivo L. Latova CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma
Serie Arqueológica – 11
Contacto cultural entre
el Mediterráneo y el Atlántico
(siglos XII-VIII ane)
La precolonización a debate

S. Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada


(editores)

CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS


Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma
Madrid 2008
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tual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, pue-
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© CSIC
© S. Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada (editores) y del texto, sus autores

ISBN: 978-84-00-08689-3
NIPO: 653-08-113-3
Depósito legal:
Composición: Távara, S. L.
Fotomecánica: Távara, S. L.
Impresión: Gráficas Muriel S. A.
Encuadernación: Millenium S. L.
A Xavier Dupré Raventós,
in memoriam
COMENTARIOS FINALES arrancaría desde cuando se detectan los primeros indi-
cios arqueológicos de origen micénico. Así, los trabajos
de Martín de la Cruz, Mederos y Torres se centran en esa
línea, similar a la de López Castro, para quien el término
Sebastián Celestino*, Núria Rafel** y Xosé-Lois Armada*** debería utilizarse para los hallazgos de origen mediterrá-
neo durante el Bronce Final, abogando por los modos de
La monografía que aquí presentamos recoge las apor- contacto ya definidos por Alvar para referirnos a la colo-
taciones de varios investigadores del ámbito europeo afec- nización histórica. Tanto López Castro como Torres
tado por un fenómeno, el de la llamada «precolonización», ponen especial énfasis en las fechas radiocarbónicas emi-
que cada uno define o interpreta de una manera particu- tidas en los últimos años para hacer retroceder en el tiem-
lar dependiendo, en buena medida, del área geográfica po la colonización fenicia, línea de investigación en la que
donde centra su trabajo. Esta diversidad en los concep- también se centra Brandherm, para quien sólo en estas
tos explicativos se hace ya elocuente en los propios títu- circunstancias podría considerarse la utilización del tér-
los de los artículos, que marcan el desarrollo conceptual mino precolonial.
de los respectivos trabajos. La primera diferencia entre los En cualquier caso, al margen de la mayor o menor sim-
distintos autores se concreta en la propia definición de patía por estos conceptos, ninguno de los autores cuestio-
los conceptos precolonización o precolonial, términos que na la presencia de objetos mediterráneos en Occidente
si bien son utilizados por la mayoría, también es verdad con anterioridad a la colonización fenicia. Una cuestión
que la mayor parte introduce matices sustanciales para muy distinta es su interpretación cronológica e histórica.
aceptarlos. Escacena, por ejemplo, distingue entre un primer grupo
Algunos, no obstante, prefieren eludir la palabra pre- de objetos e influencias fechables entre el Calcolítico y el
colonización y concebir este período como un tránsito s. XIII, mientras que otro conjunto de influencias e
entre el Bronce Final y la I Edad del Hierro, caso de Ruiz- importaciones –básicamente griegas, chipriotas y fenicias–
Gálvez, Perea y Armbruster o Vilaça; otros, como Gue- se fecharía ya del s. IX a.C en adelante. En su opinión, se
rrero, lo entienden como la antesala de la colonización trataría de dos fenómenos inconexos y separados por un
fenicia; para Alvar, Arruda, Botto, Celestino y Domín- período de dos siglos, coincidentes con lo que, en el Medi-
guez Monedero también tiene este último sentido, si bien terráneo, se conoce como Edad Oscura. Como acabamos
entendido más bien como una fase en la que se produce de señalar, esta discontinuidad no es compartida por otros
un modo de contacto que no deja de ser el origen de la autores, que defienden la larga duración de la etapa pre-
propia colonización, ya sea fenicia o griega dependiendo colonial. El trabajo de Torres es uno de los más explícitos
de las áreas geográficas a las que nos estemos refiriendo. en este sentido. No obstante, el noreste peninsular, ana-
Albanese y Lo Schiavo relacionan directamente el con- lizado en el artículo de Rafel et al., puede considerarse
cepto de precolonización con la fase de intercambios que como ejemplo de una zona que recibe influencias exterio-
durante el Bronce Final se produce entre Sicilia y Cerde- res –continentales y mediterráneas– a lo largo de la Edad
ña, respectivamente, con los extremos oriental y occiden- del Bronce pero que queda al margen de la dinámica pro-
tal del Mediterráneo. Este último sentido es el que tam- piamente conocida como precolonización, pues la pos-
bién dan a esta etapa Burgess y O´Connor para el área terior influencia fenicia se produce en un momento que
atlántica o Guilaine y Verger para el sureste de Francia, a nivel peninsular podemos considerar ya claramente
todos ellos dando por sentado que la precolonización colonial.
abarca un vasto espacio de tiempo que arranca, cuanto A nivel general, el principal cambio de paradigma que
menos, desde época micénica. En este mismo sentido se reflejan las páginas de este volumen consiste en la valo-
manifiesta Bernardini, quien defiende la existencia de ración del papel desempeñado por las comunidades loca-
prospectores desde época micénica, así como pequeños les. Creemos que se supera definitivamente el análisis de
asentamientos fenicios previos a la colonización de carác- la precolonización como un proceso protagonizado por
ter industrial que se convertirán en las colonias fenicias una parte activa (las sociedades del Mediterráneo orien-
en el futuro. tal) frente a otra pasiva (las comunidades locales). Al mar-
También para la Península Ibérica se ha recurrido a gen de las lógicas diferencias interpretativas, todos los
este amplio concepto temporal de la precolonización, que autores coinciden en valorar los contactos precoloniales

* Instituto de Arqueología – Mérida, CSIC.


** Departament d’Història, Universitat de Lleida.
*** Department of Archaeology, Durham University.

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desde la idea de interacción y desde el análisis del regis- temprana colonización? No obstante, Armada et al.
tro arqueológico y el contexto socioeconómico de las defienden la existencia de producciones mediterráneas en
poblaciones autóctonas. Esta cobertura sistemática de los ámbito atlántico de carácter prefenicio, en consonancia
procesos a nivel local ha sido uno de los principales obje- con la evidencia proporcionada por yacimientos portu-
tivos que nos hemos propuesto, siendo cumplido de gueses excavados recientemente y con estratigrafías fecha-
manera altamente satisfactoria por los distintos colabo- das por radiocarbono.
radores. El importante lote de material hallado en Huelva y
Más allá del debate terminológico y de este cambio publicado por González de Canales, Serrano y Llompart
de perspectiva, los modelos explicativos son mucho más en 2004 se convierte en un recurso básico en muchos de
variados y en ocasiones divergentes, de ahí también la pro- los trabajos del monográfico, precisamente por la impor-
puesta de este debate. El trabajo que está más orientado tancia que confiere a la cronología de los primeros
en este sentido es sin lugar a dudas el de J. Alvar, para momentos de la colonización fenicia. Aunque muchos
quien el término precolonización palia la disonancia cro- colaboradores se refieren a esta reciente obra, su discusión
nológica entre la información literaria y la arqueológica, pormenorizada corresponde sobre todo a Ruiz Mata y
recogiendo así la propuesta que en este sentido hizo Mos- Gómez Toscano, quienes ofrecen una documentada sín-
cati en su primer trabajo sobre el tema en 1983. Desarro- tesis de todo el registro arqueológico onubense. Estos
llando su modelo teórico anterior, defiende que la dife- autores llaman la atención sobre la falta de uniformidad
rencia entre precolonización y colonización no estriba en cronológica del contexto y consideran improcedente
una secuencia temporal, sino en la frecuencia, intensi- fechar todo el lote a partir de la cronología –también dis-
dad y características del contacto entre culturas; así, pue- cutible– que pueda atribuirse a los materiales más anti-
de tratarse de un Modo de Contacto Sistémico Hegemó- guos. Además, contra lo defendido por González de
nico, equiparable a la colonización, caracterizado por el Canales et al. (2004), consideran que algunas formas cerá-
control de la explotación de los recursos locales, la gestión micas bruñidas, los testimonios relacionados con activi-
de la exportación de los excedentes y la regulación de las dades metalúrgicas o los elementos de marfil, hueso o
formas de intercambio por parte de los extranjeros que, madera no necesariamente deben considerarse fenicios,
por lo tanto, tendrían una relación hegemónica con el pudiendo corresponder a un momento anterior.
poder local. En las relaciones precoloniales, sin embar- Lo cierto es que el hallazgo de este conjunto crea serios
go, el contacto entre indígenas y extranjeros no es hege- problemas interpretativos, desbaratando en ocasiones for-
mónico, por lo que tampoco existiría tensión social entre mulaciones muy asentadas hasta hoy en la bibliografía; un
ambos grupos. En este mismo sentido se expresa Domín- ejemplo de ello lo pone en evidencia el trabajo de Alba-
guez Monedero, quien también rechaza el concepto tem- nese, para quien los nuevos hallazgos de Huelva suponen
poral del término, abogando por la independencia de las una revisión de muchos de los materiales adjudicados a
distintas acciones; se acoge a la definición de Campane- un comercio centro-mediterráneo con el Atlántico,
lla para identificar una colonia, si bien asume que puede haciendo hincapié en la relevancia de la variedad étnica
haber establecimientos destinados a la explotación de en ese sistema de comercio, donde debieron participar
determinados productos, aunque sin el rango de colonia. marineros y comerciantes de la mayor parte del Medite-
Escacena es mucho más taxativo en este sentido, negan- rráneo hasta el siglo X, momento en el que parece que la
do como ya vimos cualquier relación histórica o secuen- exclusividad comercial pasa a manos de los fenicios. Tam-
cial entre la llegada esporádica de productos mediterráne- bién Guerrero incide en este punto, si bien no cree que
os a la Península Ibérica y la posterior colonización fenicia; los fenicios controlen en exclusiva el comercio a partir del
por ello, el hecho de que aparezcan cerámicas sardas o siglo X, destacando la importancia que debieron tener
chipriotas en el lote de Huelva, no es sino un síntoma de las marinas sardas, sículas e incluso tartésicas en el juego
la mayor antigüedad de la colonización fenicia, pero nun- comercial del Mediterráneo al final de la Edad del Bron-
ca de un contacto anterior; no se trataría de una precolo- ce y descartando que todo el comercio estuviera contro-
nización, sino del inicio de una implantación poblacio- lado exclusivamente por las flotas micénicas, del Geomé-
nal por parte de los fenicios en la costa meridional de la trico o fenicias.
península ibérica. Celestino, López Castro, Armada et En una línea similar se sitúa Ruiz-Gálvez, quien sugie-
al. y Vilaça se hacen una misma pregunta a este respecto: re que algunos comerciantes levantinos pudieron asentar-
si los materiales de Huelva hay que subirlos hasta princi- se entre los indígenas, lo que no supondría una coloniza-
pios del IX e incluso finales del X y son consecuencia del ción temprana del sur peninsular, pero sí podría haber
comercio fenicio, ¿no habría que considerar la posibili- creado las condiciones para informar de nuevas rutas y
dad de que muchos objetos clasificados hasta ahora como destinos en Occidente, a la vez que favorecería el papel de
precoloniales haya que adscribirlos precisamente a esa las elites guerreras y comerciantes indígenas, contexto en

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el que ella cree que pudo introducirse la escritura, que por Botto es más explícito en este sentido y propone dos rutas
lo tanto se habría implantado con anterioridad a la colo- comerciales alternativas que partirían del Golfo de Caglia-
nización fenicia. ri hacia la península italiana; la primera de ellas, la meri-
Uno de los temas principales tratados en los diferen- dional, transcurriría por la costa oriental sarda hasta el
tes trabajos es el referido a las rutas de comercio utiliza- Lazio, donde penetraría por la desembocadura del Tiber;
das desde la Edad del Bronce para que esos primeros pro- la segunda partiría de la costa occidental de Cerdeña con
ductos originarios del Mediterráneo oriental lleguen al escala en Oristano, en Nurra, una zona relevante por su
extremo Occidente. Si los autores italianos parecen mos- riqueza agrícola y minera como señala también Bernar-
trar cierta unanimidad, aunque con matices, sobre las dini; desde aquí pasarían a la Etruria septentrional y por
rutas adoptadas en la Edad del Bronce para facilitar la último a la Península Ibérica. Para Burgess y O’Connor
llegada de productos a la Península Ibérica, muy diferen- las relaciones exclusivamente atlánticas están más que
te se presenta el panorama entre los autores españoles. demostradas desde el Calcolítico por la distribución del
En efecto, según Lo Schiavo, seguida por Albanese, a par- vaso campaniforme; sólo tras la crisis del mundo medi-
tir del siglo XI Cerdeña estaría interesada por las manu- terráneo a partir del siglo XII, lo que denominan la «Edad
facturas de la Península Ibérica, con una preferencia por de los Guerreros», la Península Ibérica se abriría al exte-
la costa atlántica a través de Córcega para desde este pun- rior, gracias en primer lugar a la entrada de los Campos
to pasar a la zona meridional francesa y, a través del Garo- de Urnas por los Pirineos, pero se les antoja de mayor rele-
na, atravesar los Pirineos e introducirse hasta el suroeste vancia la llegada a la Península de influencias levantino-
de la Península. Cerdeña se convertiría así en la interme- micénicas por el sur, aunque sin especificar una vía de
diaria de los productos chipriotas en ámbito peninsular. entrada concreta.
Celestino sugiere también la penetración interior de los Entre los autores españoles hay importantes diferen-
productos chipriotas a través de los Pirineos, lo que jus- cias a la hora de optar por una ruta de penetración tanto
tificaría la dispersión de objetos como las fíbulas de codo para los productos de origen micénico como para la pro-
por la Meseta o la presencia de estelas de guerrero tanto pia colonización fenicia. A la ya tradicional apuesta por
en el sureste francés como en Aragón. Punto éste sobre un intercambio directo entre Cerdeña y la Península Ibé-
el que también llama la atención Arruda, quien aunque rica reivindicada aquí una vez más por Ruiz-Gálvez (y
sin decantarse por una ruta en concreto, destaca la prác- también por Armada et al.), se unen otras de mayor com-
tica ausencia de materiales mediterráneos en el sur de Por- plejidad. Tal vez la más elaborada sea la propuesta de
tugal, por lo que parece que estaría fuera de esos circui- López Castro, quien cree que la ruta comercial más
tos comerciales atlánticos. Así mismo, Guilaine y Verger importante debió partir de Ugarit y Chipre para dirigir-
insisten en la ruta comercial desde las islas del Medite- se luego a Creta, desde aquí a la Grecia continental, lue-
rráneo central a la Italia continental y el sureste de Fran- go a Sicilia o Cerdeña y desde estas islas se abrirían dos
cia, desde donde se encaminaría hacia la Península Ibéri- vías para contactar con la Península Ibérica; la primera
ca por los Pirineos, aunque sin descartar nunca las rutas arribaría al sureste peninsular por las desembocaduras de
más meridionales. En los trabajos de Rafel et al. y Arma- algunos ríos y contactaría así con las zonas más altas
da et al. se consideran también estas rutas terrestres y marí- de Andalucía; la otra ruta tendría un recorrido más meri-
timas que implican al noreste de la Península Ibérica, aun- dional, llegando al Guadalquivir y prolongándose después
que sin entrar a valorar una eventual llegada de productos hasta Huelva. Serían, según este autor, unos contactos
a ámbito atlántico por vía continental, ya fuese a través de regulares en un intervalo de tiempo prolongado, aunque
los Pirineos y la Península o de Francia. En opinión de escasa intensidad. También Martín de la Cruz propo-
de estos autores, estos contactos del Bronce Final podrí- ne estas vías de penetración del comercio micénico, si bien
an explicar la aparición de manufacturas de clara influen- no cree que llegaran a traspasar el Estrecho de Gibraltar;
cia sardochipriota en contextos tardíos (siglos VII-VI) de además, para él, estos contactos serían muy esporádicos,
Cataluña y el Bajo Aragón, como los soportes de Cala- por lo que han dejado hallazgos aislados, y no sería pues
ceite o las manufacturas ornamentales en bronce, que una ruta relevante. Sin embargo, Mederos propone exclu-
muestran la perduración o el resurgimiento de tendencias sivamente la ruta a través del Guadalquivir para justifi-
estilísticas de la etapa precolonial. car la presencia de objetos de origen micénico, ruta que
La ruta hacia el Atlántico por el Estrecho de Gibral- a su vez penetraría hacia el interior peninsular, llegando
tar es defendida también por distintos autores, como Ber- hasta el Tajo, donde los régulos locales recibirían estos pro-
nardini, Burgess y O’Connor o Armada et al. En concre- ductos, caso de los carros de las estelas que estima micé-
to, Bernardini opta por la ruta atlántica, pero debido a nicos, como regalos de prestigio. Por su parte, Escacena
prospectores en busca de metales en época micénica, por piensa que la ausencia de materiales sardos anteriores
lo que no se atreve a concretar una ruta preestablecida. a la colonización fenicia sugiere que éstos no llegaron a

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contactar con fluidez con los territorios peninsulares con Además de la importancia que para el Mediterráneo
anterioridad a la colonización fenicia. Por último, Gue- oriental y central tendrán los lingotes de piel de toro o
rrero apela a las difíciles condiciones para la navegación chipriotas1, llama la atención la unanimidad con la que
entre las islas del centro del Mediterráneo y las Balea- todos los autores italianos proponen el vino como uno
res, por lo que le parece más razonable que ese contac- de los productos más importantes del comercio precolo-
to se haga desde las costas del mar Tirreno; además, el nial. Bernardini es quien más desarrolla esta cuestión gra-
hecho de que no aparezcan materiales micénicos en las cias a las excavaciones realizadas en Porto Conte, en la cos-
Baleares le hace pensar que pudieron ser barcos indíge- ta noroccidental sarda, una comunidad indígena que
nas operando a través de redes de intercambio propias desde el siglo IX tenía relaciones con los fenicios; en este
los que podrían haber introducido esos productos; pero lugar destaca el hallazgo de un gran número de ánforas de
además, hace especial hincapié en la importancia del factura indígena y tipología cananea que contenían vino.
comercio centro europeo a través de la desembocadura Esta presencia de ánforas cananeas es igualmente habitual
del Ródano, desde donde se llegaría con facilidad a las en Sicilia y también Albanese las pone en relación con el
islas Baleares. comercio vinario; Botto incide en la importancia de este
También algunos autores abordan otro de los proble- producto para las transacciones comerciales, si bien sólo
mas de la colonización en sus orígenes, el del estatus social se detecta en el continente italiano a partir del siglo VIII,
de los colonos; según Alvar, la inversión en una aventura cuando ya está asentada la colonización fenicia. También
de esta naturaleza es tan elevada y arriesgada que el inver- alude a la importancia del vino en el comercio transme-
sor debe tener siempre un hombre de confianza que vele diterráneo Mederos, si bien éste lo lleva incluso a época
por sus intereses, de lo cual deduce que esa actividad micénica cuando analiza los carros de las estelas de gue-
comercial sólo puede estar en manos de la aristocracia. rrero del suroeste de la Península Ibérica; piensa que los
Domínguez Monedero además de introducir un elemen- carros, por su morfología, son de origen micénico, y que
to novedoso amparándose en la fundación de la colonia se popularizarían gracias a la distribución por el sur penin-
de Zancle, en Sicilia, que habría sido obra de piratas de sular de las cráteras pintadas micénicas destinadas a con-
origen tirreno, aboga también por un comercio en manos tener vino; por lo tanto, cree que carros y cerámica micé-
de la aristocracia, al menos en el caso de la Grecia Arcai- nica llegaron a la Península de mano de los micénicos
ca, donde es difícil distinguir entre lo público y lo priva- entre el 1300 y el 1150 ane.
do, pues amén de los intereses particulares, pesan las acti- Bernardini es precisamente quien plantea un mode-
vidades a favor de una comunidad que gobiernan ellos lo de ocupación del territorio sardo por parte de los colo-
mismos. De manera muy distinta se expresa Ruiz-Gálvez, nos fenicios. Para él, la precolonización es un modo dife-
quien entiende como un hecho aceptado que el comer- rente de encuentro con los indígenas entre los siglos XV
cio administrado y la iniciativa privada coexistieron en los y IX, cuando Cerdeña comienza a tener relaciones con
estados antiguos, para lo cual se basa en la aparición de el Atlántico; emplea la palabra estrategia para definir esa
tablillas de carácter administrativo fuera de los palacios precolonización, justificando la aparición de la cerámi-
orientales o en el hallazgo de ponderales en tumbas de ca micénica en la costa sarda por la presencia de pros-
comerciantes griegos. pectores de metales en la isla; introduce un dato de inte-
En cuanto a los productos utilizados en esas relacio- rés al valorar la intensificación de las relaciones de
nes mediterráneas, destacan dos tendencias. La mayoría Cerdeña con el Próximo Oriente en el siglo XII por la
defiende que los productos que se exportan al extremo explotación del hierro, incidiendo además en el cambio
Occidente son bienes de prestigio o cultuales, destina- social que ello supuso. Para Sicilia, Domínguez Mone-
dos por lo tanto a mantener el estatus social de la elites dero también plantea un modelo de ocupación del terri-
indígenas. Sin embargo, otros piensan que es un comer- torio que consistiría en crear pequeños asentamientos o
cio mucho más equilibrado como puede desprenderse de establecimientos que ocuparían de forma dispersa un
la aparición del torno, la escritura, herramientas de cons- territorio concreto. Como el metal no parece que fuera
trucción, etc.; no obstante, también es verdad que todos la causa de la colonización de Sicilia, propone que sería
estos productos son relacionados con la colonización feni- el enorme potencial agrícola de la isla lo que animaría a
cia por parte de la mayoría. emprender su colonización.

1
Estos lingotes son analizados por Lo Schiavo y Albanese para las islas mediterráneas, por Guilaine y Verger a raíz del hallazgo de uno de
ellos en el Languedoc (también mencionado en las contribuciones de Rafel et al. y Armada et al.) y por Celestino como argumento para eviden-
ciar la transmisión de la simbología oriental a la Península Ibérica. A propósito de este último tema (en concreto, de los altares con forma de lin-
gote o piel de toro), Ruiz Mata y Gómez Toscano plantean que es necesario esperar la publicación de nuevos datos para valorar si son verdaderos
santuarios fenicios o corresponden a la evolución orientalizante de creencias existentes en el suroeste peninsular desde momentos precoloniales.

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Pero como es lógico, también hay otros temas que tras la fundación de Mesalia. Precisamente es desde esta
han sido tratados en exclusiva por los diferentes autores. zona desde donde ellos proponen que llegarían esos pro-
Uno de ellos es el que aborda Ruiz-Gálvez, dedicado a ductos mediterráneos a la costa atlántica francesa, sin que
la escritura. Su hipótesis parte de la base de que la difu- ello impida la existencia de otras rutas comerciales exclu-
sión del alfabeto fue uno de los detonantes de la debili- sivamente atlánticas.
dad de los sistemas palaciales mediterráneos y de la apa- Muy distinta es la situación en Portugal, donde Arru-
rición de nuevas formas de comercio que se desarrollan da intenta buscar las claves para justificar la ausencia de
entre el colapso de los estados mediterráneos de la Edad del materiales de origen mediterráneo en el tercio sur del país.
Bronce y las fundaciones coloniales griegas y fenicias Tan sólo puede citar las cuentas de vidrio de Atalaia, en
del siglo IX. También defiende el origen ibérico de la Beja, datadas entre los siglos X y IX y que muy bien podrí-
fíbula de codo tipo Huelva hallada en la necrópolis de an ser una consecuencia de la temprana presencia fenicia
Achziv, conocida en otras tumbas chipriotas, así como en Huelva. Los únicos restos reseñables se encuentran en
del famoso asador articulado hallado en Amathus; son el estuario del Tajo y en Setúbal, donde destaca una vez
pruebas que esgrime para resaltar la importancia de los más la tumba de Roça do Casal do Meio, uno de los luga-
productos procedentes de la Península Ibérica. En este res que muchos autores han considerado la prueba del
sentido, Lo Schiavo apunta cómo a partir del siglo XI asentamiento de extranjeros, concretamente sardos, y que
Cerdeña comienza a interesarse por los productos ibé- sin embargo los análisis más recientes demuestran que se
ricos y asume, como ya lo hicieran años antes Brea y trata de individuos indígenas como también señala Vila-
Cavalier, que el depósito de Monte Sa Idda era en rea- ça. Esta autora, tras aludir a los restos de origen medite-
lidad el tesoro de la ciudad, donde algunos de los bron- rráneo hallados en el centro de Portugal, se centra espe-
ces serían de clara inspiración ibérica. cialmente en Baiões por el interés que ha despertado desde
La obtención y circulación de metales es otro de los su hallazgo. Para Vilaça, el denominado depósito de fun-
temas considerados, en este caso por varios de los auto- didor de Baiões se fecha entre los siglos X y VIII ane; insis-
res. Como señalan Armada et al. o Ruiz Mata y Gómez te que hay que tratarlo como un conjunto de excepción,
Toscano, no puede aceptarse acríticamente el argumento tanto por su presencia en esta zona geográfica como por
simplista de la búsqueda de metales como único desen- su cronología, y no descarta que sea una consecuencia
cadenante de los procesos de contacto y colonización que del comercio fenicio a tenor de los nuevos hallazgos de
se desarrollan en el Mediterráneo entre el Bronce Final e Huelva. Por último, se hace una pregunta muy intere-
inicios de la Edad del Hierro. Sin embargo, tampoco sante: si el centro de Portugal exporta bronces a Cerdeña
debemos pasar al extremo contrario negando la relevan- y, a la vez, aparecen bronces sardos y del resto del Medi-
cia de la producción y comercio de metales en la etapa terráneo en el centro de Portugal ¿cómo es posible ser defi-
considerada. Ruiz Mata y Gómez Toscano consideran que citarios en bronces y a la vez exportar? Armada et al.,
en los siglos finales del segundo milenio se produce en la siguiendo las propuestas de Ruiz-Gálvez, argumentan que
costa suroeste peninsular un cambio importante que rela- una de las claves de esta aparente contradicción reside en
cionan con la aparición de la metalistería del bronce; el carácter privado y oportunista de dichos tráficos.
la consecuente necesidad de obtener estaño provocaría la Dentro de este conjunto de aproximaciones a la meta-
integración de espacios amplios como la costa atlántica y lurgia, el tema de la orfebrería es considerado de forma
el Mediterráneo occidental. Armada et al. plantean tam- específica por Perea y Armbruster, quienes definen para
bién que el desarrollo socioeconómico adquirido por las el Bronce Final peninsular en ámbito atlántico dos ámbi-
comunidades del Bronce Final en ámbito atlántico moti- tos tecnológicos, el Sagrajas/Berzocana y el Villena/Estre-
vó su interacción con las sociedades del Mediterráneo cen- moz. Consideran que mientras para el bronce se debió
tro-occidental, generando el escenario en el que debe introducir la técnica de la cera perdida con los fenicios,
encuadrarse el origen de la colonización fenicia. Esto no lo fue así para el oro. Por último, se centran en los
explicaría la temprana presencia fenicia en el Atlántico, candelabros de Lebrija y en los recientemente hallados
defendida también recientemente por Arruda (2005a). en la localidad sevillana de El Coronil, que ya habían sido
En opinión de Guilaine y Verger, una de las claves del interpretados como betilos, donde destaca su factura
comercio mediterráneo es el enorme potencial minero indígena con tecnología atlántica, y en el tesoro del
de los Alpes. Según ellos la importancia estratégica del Carambolo, cuyo collar creen que puede proceder de
norte de Italia se debe precisamente a este factor y a que Chipre; concluyen que ambos modelos marcarían el final
también es el paso obligado para buscar el ámbar del nor- de la tecnología del Bronce Final, no el principio de la
te de Europa; esta es la circunstancia de la que se aprove- tecnología tartésica como algunos piensan. En el caso
cha el sureste francés para desarrollar su comercio y con- de los bronces, Armada et al. sostienen que, aunque no
vertirse en uno de los focos más importantes del comercio se trata de una técnica extendida, algunos broncistas

527
peninsulares podrían hacer un uso eficaz de la cera per- los autores del estudio, denomina ese horizonte del solar
dida, como ponen de manifiesto los asadores articula- de Méndez Núñez como emporio precolonial fenicio
dos o los soportes de Baiões, que consideran de proba- onubense, concluyendo que la precolonización es un lar-
ble fabricación local. go período de tiempo que iría desde el 1350 hasta el 850
Celestino centra parte de su intervención en las dife- ane. Brandherm, por su parte, centra buena parte de la
rencias existentes en las representaciones en las estelas de discusión en la polémica suscitada por las dataciones de
guerrero del suroeste dependiendo de si fueron diseña- la cerámica geométrica griega en ambos lados del Medi-
das antes de la colonización o cuando ésta ya estaba en terráneo. Sin embargo, para él no existen argumentos
marcha. Para él, el cambio que se produce en la compo- concluyentes que desvaloricen las dataciones radiocar-
sición decorativa de las estelas es muy significativo, pues bónicas de ambos extremos del Mediterráneo. Como es
sería a partir de la colonización fenicia cuando se incor- lógico, entra de lleno en las dataciones del reciente
pora a los soportes la figura del antropomorfo y algunos hallazgo de Huelva, situando los prototipos egeos en el
elementos antes desconocidos, entre los que destaca espe- Subprotogeométrico I/II, es decir, en pleno siglo X,
cialmente el casco de cuernos, generalizado en el ámbito fecha a la que también se deberían atribuir por lo tanto
mediterráneo, y la presencia de un lingote chipriota o de las cerámicas fenicias que acompañan a ese lote especial-
posibles sistemas de pesos en las estelas más meridiona- mente tratado. Aboga así mismo por una mayor anti-
les; las tempranas fechas que se manejan ahora para la güedad de las cerámicas tipo Carambolo, basándose en
colonización de Huelva podrían avalar esta consideración. que estos modelos cerámicos aparecen en los mismos
Las contribuciones de Brandherm y Torres tienen un niveles que las cerámicas griegas del Geométrico Medio
alto componente cronológico, al igual que parte del tra- II de Huelva, pero no por ello debería considerarse pre-
bajo de López Castro, muy centrado en las cronologías fenicia o precolonial.
absolutas recientemente dadas a conocer y procedentes En definitiva, los trabajos presentados en este exten-
del sur peninsular. Torres hace un repaso general de las so volumen ponen de manifiesto que el debate sobre la
fechas radiocarbónicas de Montoro y, especialmente, de etapa precolonial y los orígenes de las colonizaciones
la Cuesta del Cruz del Negro de Purullena, que fecha mediterráneas es uno de los más dinámicos y sugerentes
en el siglo XIV, donde se ubicaría el recipiente a torno de la investigación arqueológical actual. Pero, al mismo
de cuyo interior se extrajeron las semillas de trigo y que tiempo, destacan también las múltiples incógnitas que
clasifica como una cratera pithoide de fabricación chi- todavía quedan por resolver. Estas múltiples dudas, así
priota. En cuanto a las fechas de los recientes hallazgos como la frecuente aparición de nuevos datos que obligan
del solar de Méndez Núñez en Huelva, los sitúa en un a modificar lo ya conocido, facilitan que el tono de las
contexto fenicio de finales del X y principios del IX ane, contribuciones sea mesurado, abierto al debate y nada
pero siempre dejando muy clara la anterioridad del dogmático. Como editores, no podemos sino mostrar
depósito de la Ría de Huelva; por último, y siguiendo a nuestra enorme satisfacción.

528
ÍNDICE
ÍNDICE

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Ricardo Olmos
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Sebastián Celestino, Núria Rafel y Xosé-Lois Armada
Preface . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Kristian Kristiansen
A Xavier Dupré i Raventós (Barcelona 1956-Roma 2006). In memoriam. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Núria Rafel Fontanals

CUESTIONES GENERALES, MODELOS Y CRONOLOGÍAS


Modos de contacto y medios de comunicación: los orígenes de la expansión fenicia . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Jaime Alvar Ezquerra
Writing, Counting, Self-awareness, Experiencing Distant Worlds. Identity Processes
and Free-Lance Trade in the Bronze Age/Iron Age Transition . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Marisa Ruiz-Gálvez Priego
Iberia, the Atlantic Bronze Age and the Mediterranean. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
00 Colin Burgess y Brendan O’Connor
Los «tiempos» de la precolonización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
Mariano Torres Ortiz
Vasos a debate. La cronología del Geométrico griego y las primeras colonizaciones
en Occidente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Dirk Brandherm
La precolonización a través de los símbolos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Sebastián Celestino

ENFOQUES REGIONALES
I primi contatti fra i Fenici e le popolazioni dell’Italia Peninsulare. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Massimo Botto
Los contactos «precoloniales» de griegos y fenicios en Sicilia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Adolfo J. Domínguez Monedero
Dinamiche della precolonizzazione in Sardegna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Paolo Bernardini
El Bronce Final en las Baleares. Intercambios en la antesala de la colonización
fenicia del archipiélago . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
Víctor M. Guerrero Ayuso
La Gaule et la Méditerranée (13e-8e siècles avant notre ère) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
Jean Guilaine y Stéphane Verger
Las comunidades de la Edad del Bronce entre el Empordà y el Segura: espacio y tiempo
de los intercambios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
Núria Rafel, Jaime Vives-Ferrándiz, Xosé-Lois Armada y Raimon Graells
Las relaciones mediterráneas en el II milenio a.C. y comienzos del I en la Alta Andalucía
y el problema de la «precolonización» fenicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273
José Luis López Castro
El valle medio del Guadalquivir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
José Clemente Martín de la Cruz
Cantos de sirena: la precolonización fenicia de Tartessos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301
José Luis Escacena Carrasco
El final de la Edad del Bronce en el Suroeste ibérico y los inicios de la colonización
fenicia en Occidente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 323
Diego Ruiz Mata y Francisco Gómez Toscano

623
Estranhos numa terra (quase) estranha: os contactos pré-coloniais no sul do
território actualmente português . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355
Ana Margarida Arruda
Reflexões em torno da «presença mediterrânea» no Centro do
território português, na charneira do Bronze para o Ferro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 371
Raquel Vilaça. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

OBJETOS VIVIDOS, OBJETOS REPRESENTADOS: REFLEXIONES SOBRE


LA CULTURA MATERIAL Y EL ARTESANADO
La Sicilia tra Oriente e Occidente: interrelazioni mediterranee durante la protostoria recente . . . . . . . 403
Rosa M. Albanese Procelli
La metallurgia sarda: relazioni fra Cipro, Italia e la Penisola Iberica.
Un modello interpretativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 417
Fulvia Lo Schiavo
Carros micénicos del Heládico Final III en las estelas decoradas del Bronce Final II-IIIA
del Suroeste de la Península Ibérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 437
Alfredo Mederos Martín
Contactos precoloniales, actividad metalúrgica y biografías de objetos de bronce en la
Península Ibérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465
Xosé-Lois Armada, Núria Rafel e Ignacio Montero
Tradición, cambio y ruptura generacional. La producción orfebre de la fachada atlántica
durante la transición Bronce-Hierro de la Península Ibérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 509
Alicia Perea y Barbara Armbruster

COMENTARIOS FINALES-CONCLUDING REMARKS


Comentarios finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 523
Sebastián Celestino, Núria Rafel y Xosé-Lois Armada
Concluding remarks. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 529
Sebastián Celestino, Núria Rafel y Xosé-Lois Armada
Epílogo. La pre-colonización vista desde Oriente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 535
María Eugenia Aubet

BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 539
INDICE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 623

624
CATÁLOGO DE PUBLICACIONES
DE LA
ESCUELA ESPAÑOLA DE HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA EN ROMA - CSIC
http://www.csic.it

Italica
Cuadernos de Trabajos de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma

I a VI, agotados XIII, 1969, 214 p. + 17 lám.


VII, 1955, 296 p. + 108 lám. XIV, 1980, 254 p. + 56 lám.
VIII, 1956, 224 p. XV, 1981, 366 p. + 4 lám.
IX, 1957, 222 p. + 7 lám. XVI, 1982, 290 p. + 36 lám.
X, 1958, 200 p. + 21 lám. XVII, 1984, 272 p.
XI, 1961, 224 p. XVIII, 1990, 373 p. + 3 lám.
XII, 1969, 138 p. + 30 lám.

Bibliotheca Italica
Monografías de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma
1-4. SERRANO, L.: Correspondencia diplomática entre España y la Santa Sede durante el pontificado de San Pío V. Tomos I, II, III, IV.
1914 (agotados).
5. PACHECO Y DE LEYVA, E.: El Cónclave de 1774 a 1775. Acción de las Cortes Católicas en la supresión de la Compañía de Jesús, según
documentos españoles. 1915 (agotado).
6-7. SERRANO, L.: La liga de Lepanto entre España, Venecia y la Santa Sede (1570-1573). Ensayo histórico a base de documentos diplomá-
ticos. Tomos I, II. 1918-1920 (agotados).
8. PACHECO Y DE LEYVA, E.: La política española en Italia. Correspondencia de don Fernando Marín, abad de Nájera, con Carlos I.
Tomo I (1521-1524). 1919 (agotado).
9. ACHÚTEGUI, P. S. DE: La universalidad del conocimiento de Dios en los paganos. Según los primeros teólogos de la Compañía de Jesús
(1534-1648). 1951 (agotado).
10-12. GARCÍA GOLDÁRAZ, C.: El Códice Lucense de la colección canónica hispana. Tomos I, II, III. 1954.
13. GARCÍA GOLDÁRAZ, C.: Los concilios de Cartago de un códice soriense. Reconstrucción. 1960, 163 p.
14. BLÁZQUEZ, J. M.: Religiones primitivas de Híspania. 1962, XXXII + 286 p. + 6 mapas + LIV lám.
15. VENY, C.: Corpus de las inscripciones baleáricas hasta la dominación árabe. 1965, XXVII + 285 p. + 4 mapas + XII lám.
16. ACUÑA, P.: Esculturas militares romanas de España y Portugal, I. Las esculturas thoracatas. 1975, VIII + 139 p. + LXXXI lám. ISBN
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Serie Arqueológica
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1998, 64 p., ISBN 84-00-07696-6.
3. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J. y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en Tusculum. Informe de la campaña
de 1996. 1998, 132 p., ISBN 84-00-07729-6.
4. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J. y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en Tusculum. Informe de la campaña
de 1997. 1999, 132 p., ISBN 84-00-07752-0.
5. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J. y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en Tusculum. Informe de las campañas
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DuPRÉ RAVENTÓS, X. (Ed.): Scavi archeologici di Tusculum. Rapporti preliminari delle campagne 1994-1999. 2000, 540 p. + XLII lám., ISBN
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Monumentos de la música española en Italia


CrISTÓBAL DE MORALES. Opera omnia. Vol. I: Missarum liber primus (Roma, 1544), Transcripción y estudio, por H. AnGLÉS, 1952, 314 p.
+ 12 lám.
CrISTÓBAL DE MORALES. Opera omnia. Vol. II: Motetes 1 - XXV. Transcripción y estudio, por H. AnGLÉS, 1953, 202 p. + 12 lám.
CrISTÓBAL DE MORALES. Opera omnia. Vol. III: Missarum liber secundus (Roma, 1544). 1a. parte. Transcripción y estudio, por H. ANGLÉS,
1954, 192 p. + 10 lám. (agotado).
CrISTÓBAL DE MORALES. Opera omnia. Vol. IV: XVI magnificat (Venecia, 1545), Transcripción y estudio, por H. AnGLÉS, 1956, 132 p. + 19
lám.
CrISTÓBAL DE MORALES. Opera omnia. Vol. V: Motetes XXVI - L. Transcripción y estudio, por H. ANGLÉS, 1959, 164 p.
CrISTÓBAL DE MORALES. Opera omnia. Vol. VI: Missarum liber secundus, 2a. parte. Transcripción y estudio, por H. AnGLÉS, 1962, 149 p.
CrISTÓBAL DE MORALES. Opera omnia. Vol. VII: Misas XVII - XXI. Transcripción y estudio, por H. AnGLÉS, 1964, 132 p.
CrISTÓBAL DE MORALES. Opera omnia. Vol. VIII: Motetes LI - LXXV. Transcripción y estudio, por H. AnGLÉS, 1971, 134 p. + 7 lám.
TOMÁS LUIS DE VICTORIA. Opera omnia. Vol. I: Missarum liber primus. Nueva edición, por H. AnGLÉS, 1965, 145 p. + 3 lám.
TOMÁS LUIS DE VICTORIA. Opera omnia. Vol. II: Motetes I - XXI, por H. AnGLÉS, 1965, 133 p. + 2 lám.
TOMÁS LUIS DE VICTORIA. Opera omnia. Vol. III: Missarum liber secundus, por H. AnGLÉS, 1967, 131 p.
TOMÁS LUIS DE VICTORIA. Opera omnia. Vol. IV. Motetes XXII - XLVI, por H. AnGLÉS, 1968, 164 p. + 4 lám.

Monumenta albornotiana
SáEZ, E. y TRENCHS, J.: Diplomatario del cardenal Gil de Albornoz. vol. I, Cancillería Pontificia (1351-1353), 1976, LXXVII + 570 p. + 20
lám., ISBN 84-00-03502-X.
SáEZ, E. y TRENCHS, J.: Diplomatario del cardenal Gil de Albornoz. vol. II, Cancillería Pontificia (1354-1356), 1981, LI + 679 p. + 23 lám.,
ISBN 84-00-04998-5.
FeRRER, M. T. y SaINZ dE LA MAZA, R.: Diplomatario del cardenal Gil de Albornoz. vol. III, Cancillería Pontificia (1357-1359), 1995, XIX +
343 p. + 32 lám., ISBN 84-00-07547-1.

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11
Serie Arqueológica S. Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada Este libro ofrece una aproximación, desde pers-
pectivas diversas y en ocasiones contrapuestas, a uno
1. BERNABO BREA, L.: La Sicilia prehistórica y sus (editores) de los temas más controvertidos de la arqueología
relaciones con Oriente y con la Península Ibérica. 1954. protohistórica de los últimos años, el de la llamada

Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) - La precolonización a debate
2. ARCE, J., DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X. y MATEOS, P.: «precolonización». El debate en torno a la pertinen-
Excavaciones arqueológicas en Tusculum. Informe cia y significado de este concepto supone un exten-
de las campañas de 1994 y 1995. 1998. so tratamiento de las dos principales cuestiones sus-
3. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J. citadas por el mismo: las dinámicas de contacto
y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en cultural entre comunidades atlánticas y mediterráneas
Tusculum. Informe de la campaña de 1996. 1998.
durante el Bronce Final y los orígenes de las coloni-
4. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J.
y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en
Tusculum. Informe de la campaña de 1997. 1999.
Contacto cultural entre zaciones históricas en el Mediterráneo centro-occi-
dental.
La monografía se estructura en varias partes cla-
5. DUPRÉ, X., AQUILUÉ, X., MATEOS, P., NÚÑEZ, J.
y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en
Tusculum. Informe de las campañas de 1998 y
1999. 1999.
el Mediterráneo y el Atlántico ramente complementarias. La primera aborda diver-
sos aspectos generales, centrándose especialmente en
los modelos teóricos y los problemas cronológicos de
6. AGUILERA, A.: El Monte Testaccio y la llanura
subaventina. Topografía extra portam Trigeminam.
2002.
(siglos XII-VIII ane) este período. La segunda parte constituye una siste-
mática puesta al día de la cuestión «precolonial» en
todas las áreas afectadas por la misma desde el Medi-
7. DUPRÉ, X., GUTIÉRREZ, S., NÚÑEZ, J., RUIZ, E. terráneo central hasta el ámbito atlántico. En la ter-
y SANTOS, J. A.: Excavaciones arqueológicas en
Tusculum. Informe de las campañas de 2000 y
2001. 2002.
La precolonización a debate cera se ofrecen algunas aproximaciones a la cultura
material, con particular atención a la broncística, la
orfebrería y los carros representados en las estelas del
8. PÉREZ BALLESTER, J.: La cerámica de barniz negro Suroeste. Por último, la cuarta parte contiene una
del santuario de Juno en Gabii. 2003. valoración general de los editores, en español e inglés,
9. ZAMORA, J. Á. (ed.): El hombre fenicio. Estudios y así como un epílogo a cargo de una de las mayores
materiales. 2003. especialistas en colonialismo antiguo.
10. ETXEBARRIA AKAITURRI, A.: Los foros romanos Aunque se ha buscado de forma decidida la incor-
republicanos en la Italia centro-meridional tirrena. poración de distintos enfoques, a nivel general el prin-
Origen y evolución formal. 2008. cipal cambio de paradigma que reflejan las páginas de
11. CELESTINO, S., RAFEL, N. y ARMADA, X.-L. (eds.): este volumen consiste en la valoración del papel desem-
Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico
peñado por las comunidades locales. Se supera defini-
(siglos XII-VIII ane). La precolonización a debate. 2008.
tivamente el análisis de la «precolonización» como un
proceso protagonizado por una parte activa –las socie-
dades del Mediterráneo oriental– frente a otra pasiva
–las comunidades locales–. Desde la pluralidad de pers-
pectivas, todos los autores coinciden en valorar los con-
tactos precoloniales desde la idea de interacción y desde
el análisis del registro arqueológico y el contexto socio-
económico de las poblaciones autóctonas.

Ilustración de cubierta: Tesoro de Berzocana, Cáceres.


Foto del Museo Arqueológico Nacional. Archivo L. Latova CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma

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