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21/12/2018 Familia y retórica revolucionaria, apuntes en torno a las reformas al Código Civil en México, 1953-1954

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Debates | 2018
Dynamiques révolutionnaires. Politique(s), État et société au Mexique – Coord. Romain Robinet

S M. L E

Familia y retórica revolucionaria,


apuntes en torno a las reformas
al Código Civil en México, 1953-
1954
Family and revolutionary rhetoric. Notes on the Mexican Civil Code reforms (Mexico, 1953-1954)
[14/12/2018]

Resúmenes
Español English
Este artículo centra su atención en el debate legislativo producido por la iniciativa que el
presidente Adolfo Ruiz Cortines presentó a finales de 1953 para reformar el Código Civil para el
Distrito y Territorios Federales. El objetivo de la reforma era ajustar los dictados de dicho código
para alinearlos al plano de igualdad política derivado de la concesión de derechos cívicos a las
mujeres ese mismo año. El análisis destaca la controversia producida por las modificaciones al
artículo 372 del código que permitirían a las mujeres casadas reconocer a hijos habidos antes del
matrimonio sin necesidad de contar con el consentimiento de su cónyuge. En esta discusión
sobresalen las tensiones entre la retórica revolucionaria de igualdad y justicia social y las
prescripciones culturalmente compartidas sobre la necesidad de preservar las fronteras
diferenciadas para mujeres y varones en el terreno familiar y sexual.

This article focuses on legislative discussions about the 1953 presidential bill to reform the
Mexican Civil Code of the Federal District and Territories (Código Civil para el Distrito y
Territorios Federales) in 1953. The reform proposed to align the code's terms with the recently
approved women's political rights. My analysis points out the controversy that emerged from the
amendments to Article 372, which established a married women's right to legally recognize
children born out of wedlock without the husband's authorization. Tensions between political
revolutionary discourse, which emphasized social justice and equality, and strict cultural norms
about feminine sexuality, permeated the discussion.

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21/12/2018 Familia y retórica revolucionaria, apuntes en torno a las reformas al Código Civil en México, 1953-1954

Entradas del índice


Keywords : civil code, women's rights, sexual limits, gender, family, revolutionary rhetoric
Palabras claves : código civil, derechos femeninos, límites sexuales, género, familia, retórica
revolucionaria

Texto integral
1 El 23 de diciembre de 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines presentó una
iniciativa a la cámara de senadores en la que planteó la modificación de algunos
artículos del Código Civil para el Distrito y Territorios Federales. Esa iniciativa
pretendía extender el plano igualitario entre mujeres y varones, a tono con la reciente
aprobación de las reformas a los artículos 34 y 115 de la constitución con la cual se
concedían derechos políticos plenos a las mujeres1. Tanto la concesión del voto como la
subsecuente reforma al código civil estuvieron enmarcados en dos procesos. Por una
parte era una estrategia seguida por Ruiz Cortines para aminorar el desprestigio que su
predecesor y paisano Miguel Alemán dejara tras el ostentoso enriquecimiento de su
círculo más cercano2. Así, conceder el voto a las mujeres redundaba en los afanes
moralizadores presentes en los primeros años de la administración ruizcortinista, pues
a decir del propio Ruiz Cortines, las mujeres eran ejemplo de moralidad3.
2 Además de la búsqueda de legitimidad, el segundo proceso al que se articularon las
iniciativas en pro de los derechos femeninos era el de reelaboración de los discursos que
subrayaban la naturaleza doméstica y maternal de las mujeres, desde los cuales el
ejercicio político se entendía como una extensión de la labor del hogar4. De la misma
manera las reformas al Código Civil subrayaban la importancia de igualar los derechos
de las mujeres a los de los varones, conservando "el papel trascendental que en el seno
del hogar y la familia viene[n] desempeñando tradicionalmente"5. Ello implicó que a
pesar de enunciar una supuesta política igualitaria, el Código Civil mantuvo como
norma una estructura familiar donde las obligaciones de los cónyuges estaban
claramente diferenciadas y, aunque enunciaba autoridad igual para ambos, el varón
tenía un margen mayor para objetar las actividades no domésticas de la esposa.
3 Este artículo propone analizar desde el género los debates producidos por la reforma
al Código Civil en 1953 y sus implicaciones que en términos familiares y sexuales
tendrían para las mujeres6. Si bien las reformas eran "sutiles", según Martha Santillán,
la polémica que suscitaron es una rica ventana de análisis de dos aspectos7. El primero
consiste en las tensiones y preocupaciones de los legisladores y de algunos sectores de
la opinión pública en torno al impacto que las reformas tendrían en la distribución
tradicional de autoridad en la familia y en el supuesto relajamiento de los límites
sexuales femeninos, lo cual para algunos legisladores era uno de los aspectos más
preocupantes.
4 El otro aspecto es que el debate subraya la utilización de la retórica revolucionaria en
torno a la familia como discurso vanguardista frente a los opositores políticos
caracterizados como reaccionarios. Ello permitió al régimen ruizcortinista vestirse de
modernidad aún cuando las reformas "igualitarias" preservaron una estructura
tradicional, jerárquica y diferenciada en cuanto a los derechos femeninos y masculinos
en el matrimonio.
5 El texto está dividido en tres apartados. El primero aborda brevemente las
aportaciones posrevolucionarias en materia de legislación familiar y derechos
femeninos que antecedieron a las reformas de 1953 aquí analizadas. El segundo
apartado revisa los argumentos presentes en el debate legislativo sobre las reformas y la
tercer sección reflexiona sobre la prevalencia tanto legal como en la opinión pública de
un modelo familiar jerárquico y con derechos diferenciados para varones y mujeres.

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21/12/2018 Familia y retórica revolucionaria, apuntes en torno a las reformas al Código Civil en México, 1953-1954

La domesticidad femenina y el discurso


revolucionario
6 Los discursos que asociaron a las mujeres y a lo femenino al espacio doméstico
tuvieron una presencia importante en el siglo XIX a través del ideal del ángel del hogar
promovido a finales de esa centuria8. En esos años, la domesticidad de las mujeres
estaba cimentada en la noción de complementariedad de lo masculino y lo femenino en
términos dicotómicos como fuerza/debilidad, actividad /pasividad, inteligencia
/emotividad, público /privado9. Así, el hogar era el lugar adecuado para que las mujeres
pudieran desplegar su naturaleza emotiva y maternal, y donde estaban mejor
protegidas en tanto seres vulnerables. Esta concepción doméstica y vulnerable de las
mujeres quedaría traducida en la restricción de derechos para las mujeres casadas
establecida en el Código Civil de 1870, que concebía a los sujetos femeninos como entes
que necesitaban la "protección de su marido"10.
7 La ruptura del orden ocasionada por el movimiento armado de 1910 trajo consigo
una nueva mirada sobre la familia, los derechos femeninos y las obligaciones del
Estado. De esta suerte, el triunfo del la facción constitucionalista introdujo nuevos
elementos a la legislación familiar que incluyeron la eliminación de la incapacidad
jurídica de las mujeres, el establecimiento del derecho de éstas a ejercer una profesión
aún estando casadas, la posibilidad de disolver el vínculo matrimonial, y la eliminación
de la distinción entre hijos legítimos e ilegítimos11. Estos elementos quedaron
plasmados en la Ley de Divorcio de 1915, la Ley de Relaciones Familiares de 1917 y el
Código Civil de 192812.
8 La mayoría de estas novedades legislativas revolucionarias estuvieron argumentadas
en dos líneas. Una estaba centrada en la noción de modernidad y su impacto en las
oportunidades de educación y empleo de las mujeres. En ese sentido, los juristas
encargados de elaborar las reformas al Código Civil, entre los que estaba Ignacio García
Tellez enfatizaban la realidad moderna de la época13. A su vez, activistas como Hermila
Galindo o Juana Belén Gutiérrez, cuyas ideas permearon en grupos organizados de
mujeres durante los años veinte, probablemente favorecieron la incorporación de
nociones modernas de la feminidad, algunas un tanto vanguardistas para la época14.
9 La otra línea argumentativa apelaba al ideal revolucionario de justicia social desde el
cual el estado debía velar por la igualdad de derechos y proteger a la población más
vulnerable que incluía a mujeres, niños y los sectores populares15. En este rubro la
exaltación de la maternidad y las supuestas virtudes domésticas femeninas jugaban un
papel importante, pues de ellas dependían el adecuado desarrollo de los niños16.
10 Pese a las innovaciones en materia de derechos civiles para las mujeres, las leyes
revolucionarias perpetuaron un modelo de familia que aunque pregonaba que varones y
mujeres contaban con la misma autoridad y capacidad de decisión en el hogar,
mantenía obligaciones y límites jerárquicos y diferenciados17. Tal es el caso de los
lineamientos establecidos por el código civil de 1928 que aunque concedía a las mujeres
el derecho de ejercer una profesión u oficio estando casadas (art.169), también permitía
que los maridos objetaran esa condición si es que percibían que a consecuencia de ello
estaban descuidando las labores del hogar (art.170), estipuladas como obligación
exclusivamente femenina en ese mismo código (art.168). De igual forma, consignaba
que el responsable de proveer económicamente a la familia era el varón, y, en los casos
en que la esposa trabajara remuneradamente, ésta también debía contribuir pero su
participación no debía exceder la mitad del monto total de los gastos (art.164). Además
de la diferenciación del ámbito doméstico como femenino y el económico como
masculino, el código civil de 1928 establecía claros límites en términos de sexualidad.
Por ejemplo, las mujeres carecían del derecho de reconocer a sus hijos habidos antes
del matrimonio si no contaban para ello con la autorización de sus esposos (art. 372), y
los hijos de una mujer casada por ningún motivo podían ser reconocidos por un hombre
que no fuera su marido, con excepción de aquellos casos en que fuera el esposo quien
desconociera al menor y hubiera una sentencia judicial al respecto (art. 374)18. En
cambio, a los varones se les concedía el derecho de reconocer a sus hijos fuera del

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matrimonio, ya fuera que los hubiera tenido antes o durante éste, y sólo necesitaban la
autorización de la esposa para llevarlos a vivir al hogar conyugal (art. 373). Como puede
apreciarse lo anterior se traducía en la relativa libertad para el ejercicio sexual de los
varones, mientras que para las mujeres la sexualidad premarital era socialmente
reprobable y el adulterio simplemente inadmisible en nombre de la moral de la
familia19.
11 Este modelo jerárquico y de límites diferenciados para mujeres y varones cobró
nueva fuerza con el viraje conservador que representó en materia política, económica y
social el gobierno de Manuel Ávila Camacho a partir de 194020. A partir de esos años,
entidades sociales como instituciones gubernamentales y la prensa subrayaron la
supuesta naturaleza femenina centrada en el hogar y en el ejercicio de la maternidad, a
lo que se sumó la postura conciliadora tomada por el gobierno hacia la Iglesia Católica.
Ejemplo de lo anterior fue el concurso auspiciado por el diario Excélsior en 1941 que
premió a las madres prolíficas, el cual contó con el respaldo material y beneplácito del
Estado21. En ese mismo tono surgió la iniciativa de conceder el voto femenino a nivel
municipal en 1946, en la que la gestión municipal fue considerada un símil de la
administración doméstica y por lo tanto una labor femenina22.
12 Como se mencionó en la introducción de este texto, la iniciativa de Adolfo Ruiz
Cortines en torno al voto y aquella destinada a igualar los derechos civiles de mujeres y
varones abrevaron de la caracterización doméstica de lo femenino. Durante esa década
la presencia del modelo familiar que depositaba en las mujeres la responsabilidad
doméstica y moral de la familia era apabullante. Por ejemplo, una revista femenina en
1955 aleccionaba a las jóvenes en vísperas de casarse para dedicarse de lleno a hacer
felices a sus maridos lo que implicaba llevar a cabo con esmero y entrega las tareas del
hogar, aún si ello significaba dejar de lado la propia felicidad23.
13 También la norma sexual diferenciada prevaleció durante la década de 1950 y la
siguiente. La prensa y la Iglesia reiteraban que aquellas mujeres que transgredían la
frontera matrimonial perdían la dignidad, el decoro y la decencia, de ellas mismas y de
sus familias24. En ese sentido, la posibilidad de ostentarse como una "familia decente"
especialmente entre las clases medias urbanas dependía en conservar al menos en
apariencia dicho precepto25. Una joven de 23 años expresaba el peso que conllevaba
cumplir las prescripciones impuestas a las mujeres: "... las cosas que "están mal vistas"
ponen en peligro algo importantísimo cuando hay que vivir en medio de un círculo
regido por ciertas normas inflexibles: ese algo es la reputación"26.
14 No obstante, estas prescripciones tradicionales en materia familiar y sexual entraron
en tensión en esa misma década de 1950 con la creciente popularidad de
planteamientos de la psicología, la pediatría y el psicoanálisis, que sostenían desde una
mirada secularizada que la armonía sexual de la pareja y los lazos afectivos entre padres
e hijos eran piezas fundamentales para el funcionamiento normal de la familia27. Estas
ideas fueron difundidas a través de manuales de puericultura así como artículos de
interés general y columnas especializadas en la prensa28. La confrontación entre
tradición y modernidad se acentuó con la creciente visibilidad de nuevas prácticas de
cortejo en las generaciones más jóvenes y el ejercicio de prácticas anticonceptivas entre
las mujeres de clases medias. Esto condujo a un fenómeno de pánico moral entre los
sectores medios más conservadores que exhortaron a las autoridades para detener la
decadencia en la moralidad de las familias29.
15 En el siguiente apartado podremos apreciar como en el debate legislativo sobre las
reformas del código civil coincidieron la definición de lo femenino como
inextricablemente anclado a lo doméstico y la preocupación por preservar los límites
sexuales para las mujeres, lo que a su vez se conjugó con algunas opiniones
secularizadas sobre la familia. Entrelazada a esta tensión entre lo tradicional y lo
secularizado, también se aprecia la incorporación de la retórica revolucionaria de
justicia social que, pese a sus términos poco igualitarios, dotó de legitimidad al partido
en el poder y permitió la caracterización de reaccionarios a sus opositores.

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Las reformas al código y el debate


legislativo
16 En palabras de Ruiz Cortines, la iniciativa para reformar el Código Civil del Distrito y
Territorios Federales tenía como intención igualar los derechos de varones y mujeres al
interior de la vida familiar, particularmente en el matrimonio. Pese a esta premisa, la
iniciativa preservaba cierta jerarquía entre los cónyuges así como derechos y
obligaciones diferenciados para unos y otras.
17 Por ejemplo, la reforma no proponía modificación alguna al artículo 168 que
especificaba como responsabilidad exclusiva de las mujeres "la dirección y cuidado de
los trabajos del hogar"30. En cambio, ampliaba el margen de oposición del esposo a la
actividad remunerada de su mujer pues éste podía objetarla no sólo en la circunstancia
de que tal actividad propiciara el descuido de las labores hogareñas, sino también en los
casos en que considerara que su trabajo afectaba a la moral y la estructura familiar (art.
169) 31. En el nuevo texto, aunque el artículo 170 señalaba que un juez de lo familiar
resolvería lo procedente respecto a estas objeciones del marido, desaparecía la
redacción del texto original del artículo 171 que explicitaba dicha posibilidad como un
recurso para las mujeres que "insistieran" en trabajar pese a la negativa de su marido.
En su lugar, el nuevo artículo 171 señalaba que las mujeres podrían oponerse a la
actividad remunerada del marido si atentaba contra la moral familiar, con lo que
ratificaba su papel de salvaguarda moral de la familia32.
18 Esos cambios fueron aprobados prácticamente sin objeción alguna por parte de los
legisladores, lo que ratificaba el respaldo generalizado a un modelo tradicional de
familia donde lo doméstico debía ser un aspecto prioritario para las mujeres, por
encima de cualquiera otra actividad que realizaran.
19 Contrastando con la unanimidad respecto a las modificaciones anteriormente
mencionadas, la redacción propuesta para reformar el artículo 372 suscitó un enconado
debate. Dicho artículo en su texto original de 1928 negaba a las mujeres casadas el
derecho de reconocer a los hijos que hubiesen tenido antes del matrimonio si no
contaban para ello con el consentimiento de su esposo. La iniciativa ruizcortinista en
cambio, establecía ese derecho, razón por la cual varios legisladores señalaron que
atentaba contra "las bases morales que son el sustento de la familia", frase que aludía a
las fronteras sexuales específicas para las mujeres33.
20 Entre los detractores de la reforma al artículo 372 se encontraron los senadores
priistas Julio Serrano Castro, Emigdio Martínez Adame Luis I. Rodríguez, Jesús Gil,
Francisco González de la Vega, Noé Palomares, Antonio Rocha y Aquiles Elorduy34, el
senador panista Francisco Chávez González, y el diputado Antonio Ponce Lagos del
Partido Nacionalista Mexicano35.
21 Tres fueron los argumentos utilizados por estos legisladores para rechazar la reforma
del artículo 372. El primero fue señalado por los senadores Serrano, Martínez Adame,
Rodríguez, Gil, González de la Vega y Palomares. Estos legisladores subrayaban la
ofensa moral que implicaría para los maridos el que su esposa reconociera
públicamente el haber tenido un hijo antes del matrimonio. En ese sentido,
consideraban que ello exponía al hombre al escarnio público, peor aún en los casos en
que éste no supiera de la existencia de ese hijo con anterioridad y la esposa procedía sin
su consentimiento36. Por tal motivo propusieron como mínimo indispensable que el
nuevo texto del artículo 372 restringiera el derecho de reconocimiento sólo a aquellas
mujeres que comprobaran judicialmente que sus maridos sabían de la existencia de sus
vástagos desde antes de casarse37. A decir de Serrano Castro, en ese caso "no se
quebranta la moral ni la familia, supuesto que el esposo toma con la categoría de
cónyuge a una mujer, sabiendo que ha tenido relaciones con otro hombre y que de esas
relaciones ha habido un hijo natural"38. En otras palabras, ese esposo no podría
ofenderse pues sabría de antemano la mermada situación moral de quien sería su
esposa39.
22 Una postura más extrema de este mismo argumento la sostuvo el senador priista
Antonio Rocha, quien consideraba que tener noticia sobre la existencia de ese hijo no

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era suficiente para contrarrestar el daño moral causado por su reconocimiento. Para
este senador, más que el reconocimiento legal en sí, era la divulgación pública de la
existencia de un hijo de la esposa lo que resultaba una ofensa más grande al marido. En
ese sentido, el agravio derivaba de ventilar el hecho de que la mujer había tenido una
relación premarital con otro hombre.
23 Un segundo argumento esgrimido por los legisladores opositores al artículo 372 era
que, además del escarnio público, la reforma minaba la autoridad del esposo sobre su
mujer. En ese sentido, el diputado panista Francisco Chávez González, consideraba que
lo central del asunto no radicaba en la existencia de hijos naturales, sino en que otorgar
a las mujeres la posibilidad de actuar sin consentimiento de sus maridos disminuía el
lugar "natural" de los varones como jefes de familia. Este diputado recalcaba que lo que
estaba en discusión era que el consentimiento del marido era "necesario, porque el
mexicano quiere ser siempre autoridad en su casa y debe ser por razón natural,
religiosa y civil la cabeza de su familia"40. En esa misma lógica el senador Serrano
Castro advirtió que "dentro de nuestra estructura social es el hombre el sostén de la
familia por regla general y por excepción, y, afortunadamente, la mujer que ya tiene
derecho al trabajo; pero sigue siendo el jefe de la familia, el hombre, quien sostiene el
hogar"41. Algunas notas de prensa expresaron ese argumento, señalando que en la
aprobación de la reforma los senadores olvidaban " las leyes de la Naturaleza" en las
que el varón era "el jefe nato, natural de la familia"42.
24 Finalmente, el tercer argumento de los opositores a la reforma del artículo 372
apelaba a la diferencia en los límites sexuales para varones y mujeres. Al respecto, el
senador Serrano subrayaba el contenido del artículo 373 que permitía a los varones
casados el derecho de reconocer a sus hijos naturales, aún cuando estos hubieran
nacido durante su matrimonio, sin la necesidad de contar con el consentimiento de su
esposa43. Al respecto, enfatizaba que dicho artículo no estaba incluido en la reforma y
que la nueva redacción del 372 tampoco contemplaba la posibilidad de que las mujeres
reconocieran a sus hijos producto del adulterio. Con ese señalamiento Serrano
descalificaba lo que llamó el "prurito" igualitario que subyacía a la iniciativa, y en su
opinión, evidenciaba que era imposible conceder los mismos derechos a mujeres y
hombres pues los distintos límites sexuales eran simplemente insoslayables44. Ese
mismo razonamiento fue expresado por el senador Aquiles Elorduy, quien mantuvo su
postura negativa en las votaciones afirmando: "en contra, porque las mujeres y los
hombres no somos iguales"45.
25 De este tercer argumento basado en las supuestas diferencias naturales entre mujeres
y hombres se desprendía que los únicos límites para el ejercicio sexual de los varones,
estaban acotados a la "decencia" y la respetabilidad, lo que implicaba la conservación de
las apariencias. En otras palabras, los varones podrían tener varias parejas sexuales aún
estando casados, siempre y cuando se mantuviera la discreción al respecto. De esto es
ilustrativo el significado atribuido a las llamadas "casas chicas" como eran referidas las
familias formadas a partir de las relaciones extramaritales de los varones. Pese a la
proscripción que desde la Iglesia católica se hiciera del adulterio, la "casa chica", tenía
una connotación de estatus económico y de virilidad entre las clases medias más
acomodadas y la élite. Esto siempre y cuando la familia alterna se mantuviera oculta,
preservando así la decencia de la familia legítima46.
26 A su vez, este argumento sobre las diferencias entre mujeres y hombres llevaba
aparejada la preocupación sobre el riesgo de que la nueva redacción del artículo 372
relajara los límites sexuales de las mujeres solteras. Como se mencionó en el apartado
anterior, era conocimiento común que para las mujeres, las relaciones sexuales
prematrimoniales o fuera del matrimonio tenían un alto costo social. La "virtud"
femenina, entendida como la virginidad (y cabe agregar su paralelo en la fidelidad
matrimonial), era considerada un elemento central de las identidades femeninas, a
decir de la historiadora Valentina Torres Septién47. En ese sentido, el diputado del
partido Nacionalista, Antonio Ponce Lagos, refirió que la reforma alentaría la
"maternidad desenfrenada", eufemismo de sexualidad premarital. Sin embargo es de
llamar la atención como esa postura estigmatizadora de la sexualidad femenina era
argumentada en términos proteccionistas, pues el diputado enfatizaba la disminución

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de la valía de las mujeres que sostenían relaciones premaritales señalando el reducido


número de hombres que "aceptaba" casarse con una mujer con esas características48.
27 Por otra parte, entre los legisladores que defendieron la nueva redacción del artículo
372 se encontraron los senadores Miguel Osorio Rámirez, Fausto Acosta Romo, así
como los diputados Manuel Soberanes, Cirilo Luna (autores del dictamen favorable de
esa cámara), Ramón Cabrera Cosío, Agustín Olivo Monsiváis y Caleb Sierra Ramos,
todos ellos pertenecientes al Partido Revolucionario Institucional49.
28 De los argumentos esgrimidos por estos legisladores también pueden destacarse tres.
El primero subrayaba las diferencias naturales entre varones y mujeres, sin embargo en
este caso el acento estaba puesto en las virtudes y bondades de estas últimas. En ese
sentido el senador Osorio Ramírez y el diputado Olivo Monsiváis expresaron ante sus
respectivas cámaras que el carácter doméstico, la abnegación y la moralidad femenina
asegurarían que las mujeres no utilizarían el artículo 372 para actuar de mala fe con sus
maridos. El diputado Olivo enfatizó además que los legisladores olvidaban que las
mujeres, por su naturaleza, conducirían el tema de la igualdad en el plano de la
decencia y no en el de las pasiones y faltas, como lo estaban haciendo ellos en tanto
varones. Para recalcar esa diferencia, él mismo se ufanaba de ser "pecador y de mal
barro", lo cual reflejó no sólo la tolerancia a la conducta sexual masculina sino el alto
valor de ésta en la construcción de la masculinidad50.
29 Otro argumento consistía en una visión moderna, secularizada y científica sobre el
matrimonio. Este fue expresado por el diputado yucateco Ramón Osorio y Carvajal,
quien rechazaba la suposición de que la reforma iba a ser una afrenta al honor
masculino o causa de desavenencias conyugales. En cambio, afirmaba citando a Freud,
que la auténtica razón de los divorcios nada tenía que ver con los hijos naturales o su
reconocimiento, sino con la incompatibilidad sexual. En este caso, el diputado conocía y
se adhería a una mirada más secular sobre la familia y la sexualidad, lo cual muy
probablemente derivaba de su formación académica como médico y Doctor en
Psicología51. Así, el diputado Osorio y Carvajal representaba a un creciente sector de las
clases medias con formación profesional que abrevaba de las ideas seculares en boga52.
30 El tercer argumento a favor, que determinó la votación positiva de la iniciativa
presidencial era aquél que interpretaba la reforma al artículo 372 como una muestra de
los postulados revolucionarios que garantizaban la igualdad de derechos sin importar
origen, clase o sexo, así como el papel del Estado como salvaguarda de los más
vulnerables. En esa lógica, el senador Osorio Ramírez, consideró que la reforma al
artículo 372 significaba la continuidad de la conquista revolucionaria ganada con la Ley
de Relaciones Familiares de 1917 que había constituido "uno de los actos más
justicieros del pensamiento revolucionario", al erradicar la clasificación de los hijos en
adulterinos, incestuosos y legítimos53. Siguiendo esa misma argumentación el diputado
Ramón Cabrera Cosío subrayó el "gran sentido de responsabilidad a la dignidad
humana" de esa ley de Relaciones Familiares. Desde esta opinión, aunque ratificaba la
mirada negativa sobre la sexualidad premarital femenina, colocaba por encima de ello
el derecho de los hijos, quienes no debían pagar por las faltas cometidas por sus
madres54.
31 A su vez, el diputado Cabrera subrayaba la relevancia de pensar en las condiciones en
que vivía la mayoría de la población mexicana consistentes en "un cuarto de tres metros
por cuatro de ancho, en los cuales viven doce gentes", situación que distaba del ideal
clase mediero aludido por los detractores de la reforma, que consistía en una
matrimonio "muy concurrido, con grandes regalos (...) una casa con comedor, cocina,
seis recámaras, que tienen uno o dos niños, porque los demás los han tratado de evitar
por cuenta del marido o por cuenta de la señora"55. Esta última aclaración también traía
a cuenta el ideal revolucionario de justicia social y de beneficio a los sectores menos
afortunados, más allá del tema de la moralidad femenina.
32 Desprendiéndose de este argumento en pro de la reforma al artículo 372 en los
términos de los ideales de la Revolución Mexicana, algunos legisladores legitimaron las
propuestas laicas, vanguardistas y justicieras del Partido Revolucionario Institucional
frente a sus opositores del PAN y del Partido Nacionalista Mexicano, a quienes se les
señaló como "fariseos de la Revolución"56. En ese sentido, el diputado Ramón Osorio y
Carvajal recibió fuertes aplausos al asegurar que "la Revolución está por encima de los
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profundos sentimientos religiosos (...) y en esta etapa de su evolución revolucionaria


(...) tiene que pensar en el hombre del pueblo y en la libertad de la patria"57. En ese
mismo tono elogioso el diputado Agustín Olivo Monsiváis, consideraba que la polémica
perfilaba las dos posturas políticas existentes entonces en el país: "la Reacción y la
Revolución", caracterizadas por aquellos "hombres que quieran que todavía subsistan
las situaciones de vasallaje, [y] los hombres del partido renovador que quieran dar unos
cuantos pasos más en el camino de la libertad"58. De esa manera, los legisladores
sugerían que la aprobación de las reformas al código civil, aún cuando perpetuaban un
modelo familiar jerárquico y diferenciado, eran una muestra de la modernización y
justicia del régimen priista.
33 Al final, la reforma del artículo 372, y la iniciativa ruizcortinista en su totalidad
fueron aprobadas por mayoría. Entre los senadores se aprobó con 25 votos a favor
frente a 18 en contra, mientras que entre los diputados, los textos de los artículos 170 y
372 fueron aceptados por 116 votos a favor y 4 en contra, y el proyecto completo fue
aprobado por unanimidad.

Del debate a la práctica


34 Tras la acalorada discusión y aprobación de las modificaciones al artículo 372, nula es
la evidencia encontrada hasta ahora sobre su aplicación. Una mirada rápida a los casos
de filiación abordados por la Suprema Corte de Justicia, muestra la ausencia de
querellas por esta causa. Ello podría sugerir que en la práctica, pocas mujeres utilizaron
su nuevo derecho para reconocer a sus hijos naturales una vez casadas sin considerar la
opinión de sus maridos.
35 Pese a lo anterior, lo que si se ha podido constatar es que en algunos de los casos
seguidos por la suprema instancia de justicia durante las dos décadas siguientes estuvo
presente la tensión entre la relevancia de mantener los límites sexuales de las mujeres
casadas y preservar la autoridad de sus maridos, frente a la necesidad de proteger los
derechos de los hijos. Como pudo verse en el apartado anterior, tales fueron los
principales argumentos entre quienes rechazaron y quienes respaldaron las reformas al
código civil de 1953.
36 Ejemplo de ello fue el caso relacionado al juicio de divorcio entablado por Luis A.
contra su esposa Yolanda M., que partía de la causal de injurias graves. El quejoso
denunciaba que su mujer "se salía del hogar conyugal sin mi autorización, a distintas
horas del día y regresaba hasta la madrugada de los días siguientes, sin tener el menor
recato"59. El panorama empeoraba pues Luis había constatado que su esposa trabajaba
como bailarina en el centro nocturno "Los Globos". Aún cuando tal sitio era un cabaret
de primera clase, la labor de Yolanda ahí comprometía su reputación sexual, pues según
su esposo ello no era propio de "una mujer decente, ni de esposa o madre"60. Si bien,
tanto el Juzgado familiar de Coyoacán como la cuarta sala del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal (TSJDF) consideraron que el trabajo de Yolanda en sí no
era un acto inmoral, declaraban que éste constituía una "deshonestidad impropia de
una mujer recatada"61. A su vez, aunque Yolanda argumentó que tenía que trabajar
dado que su marido no le proveía de suficientes recursos para sostener a su hijo menor
de edad y aseguraba que su trabajo era exclusivamente artístico, la resolución no fue en
su favor62. La ponencia con la que se concedió unánimemente el amparo a Luis A.
contra la respuesta negativa del TSJDF ante su demanda de divorcio indicaba que los
actos de Yolanda "denotan duda en el comportamiento de la demandada, causan ofensa
y ponen al marido en evidencia, tanto ante sus familiares y amistades, como ante la
sociedad en general"63. Como puede apreciarse, el supuesto escarnio público que sufría
el marido ante la duda de la reputación sexual de la mujer, sostenido por los opositores
de la reforma al artículo 372 en 1953, era ratificado en esta sentencia. A ello también
contribuyó el que la Suprema Corte consideró que Yolanda no estaba ejerciendo
cumplidamente su papel de madre, pues descuidaba a su hijo por las noches al tener
que salir a su trabajo.

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37 Por otro lado, es de llamar la atención que en los casos relativos a filiación, es decir,
concernientes al reconocimiento de los hijos fuera del matrimonio, solían articularse en
torno al artículo 374 del código civil. Este establecía que "el hijo de una mujer casada no
podrá ser reconocido como hijo por otro hombre distinto del marido" con excepción de
los casos en que éste lo haya desconocido y haya una sentencia que los corrobore64.
Como mencionamos con anterioridad, tal artículo no se incluyó en las reformas de 1953
y de hecho sigue vigente hasta el día de hoy. El artículo 374, a decir de los juristas, tenía
como fundamento el evitar el "desquiciamiento de la familia" y el posible "escándalo
que el reconocimiento podría entrañar"65. Es decir era una manera de asegurar los
derechos de los hijos a la par que se evitaba saliera a la luz la transgresión sexual de sus
madres. Al respecto, el magistrado José Castro Estrada señalaba en 1966 que bajo
ninguna circunstancia "puede privarse a un hijo de su estatus de legítimo, derivado de
la presunción de que nació dentro del matrimonio"66. Sobresale también que estos
casos suelen encerrar en la argumentación de los quejosos, fueran o no maridos de las
mujeres involucradas, un juicio oprobioso sobre el comportamiento sexual de éstas. En
esos términos José M.R. acusó a su cónyuge Ernestina D. de haber actuado con mala fe
ocultándole su vida marital previa, mientras que Antonio Ch., se negó a reconocer a los
hijos que tuvo con Noralina T., argumentando que ella estaba legalmente casada con
otro hombre, por lo que dicho reconocimiento implicaría que "cualquier mujer
cometería impunemente adulterios sin resolver su situación matrimonial"67. Si bien las
características particulares de estos casos son muy diversas, la constante es que los
ministros de la Suprema Corte se apegaron al cumplimiento del artículo 374, con miras
a proteger el estatus de legitimidad de los menores de edad, aún cuando ello implicara
eximir a sus padres biológicos de mantenerlos.
38 Evidentemente hace falta una revisión más exhaustiva de los expedientes que en
materia familiar resguarda la Suprema Corte, sin embargo lo casos revisados nos
brindan indicios sobre el peso que desde el discurso revolucionario se otorgó a la
protección de los hijos, así como al modelo jerárquico y diferenciado de familia
consignado en el Código Civil, y la carga moral atribuida a las transgresiones sexuales
de las mujeres al matrimonio (fueran estas reales o supuestas).
39 La prevalencia en términos legales de este modelo duró hasta 1974, año en que se
promovieron nuevas reformas al Código Civil en donde finalmente se eliminaron los
derechos diferenciados y la estructura familiar jerárquica hasta entonces vigente68.
Estas reformas respondieron a un contexto internacional que incorporaba la
importancia de la planificación familiar, así como un auténtico plano de igualdad en
derechos para las mujeres como una condición clave para el desarrollo económico69. A
ello se sumó el que el gobierno de Luis Echeverría había propuesto a México como sede
de la Conferencia Mundial para el Año Internacional de la Mujer a celebrarse el año
siguiente.

Conclusiones y epílogo
40 El análisis hasta aquí realizado permite plantear que las reformas al Código Civil,
debatidas en 1953 y publicadas en 1954 tuvieron una doble función. Por una parte,
ratificaron una concepción tradicional sobre la familia y los estrechos límites sexuales
concedidos a las mujeres. En ese sentido, los ajustes al código reafirmaron la noción de
lo doméstico como terreno exclusivamente femenino, así como el papel de salvaguarda
moral de las mujeres en el núcleo familiar. Así mismo perpetuaron el estándar
diferenciado en materia sexual para mujeres y varones. Al respecto, aún cuando los
legisladores aprobaron que las mujeres podrían reconocer a sus hijos habidos antes del
matrimonio, tal aprobación derivó de argumentos que colocaban como prioritario
salvaguardar los derechos de los hijos, por encima de los "errores" de la madre. Es
decir, la connotación negativa en torno a la sexualidad premarital femenina prevaleció.
A su vez, ese nuevo derecho no era equiparable a aquél que tenían los varones en tanto
podían reconocer a sus hijos fuera del matrimonio, ya fuera que hubieran sido
concebidos antes o durante éste. Por otro lado, las reformas al código civil aquí

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analizadas reafirmaron al PRI como representante legítimo de la Revolución con una


retórica que destacaba la igualdad de derechos, la protección a los más vulnerables y las
conquistas legislativas constituidas por la Ley de Relaciones Familiares de 1917 y el
Código Civil de 1928. En esa lógica, el estado posrevolucionario y su partido
hegemónico se legitimaron como entidades modernas, seculares y laicas frente a la
oposición representada por el Partido Acción Nacional y el Nacionalista Mexicano.
41 A su vez, el artículo muestra los entrecruces y tensiones entre esa retórica
revolucionaria y las prácticas y significados culturales de género, haciendo una
exploración inicial de la manera en que esos elementos fueron utilizados en la práctica
en juicios de divorcio y filiación. La escasez de evidencia sobre el ejercicio que las
mujeres hicieran del derecho de reconocer a los hijos que concibieron antes de casarse
sugiere que en la práctica tuvo un peso mayor la sanción social que dicho ejercicio pudo
haber conllevado.
42 Finalmente muestra que pese a atribuírsele una connotación vanguardista, moderna
y renovadora, el discurso revolucionario preservó y perpetuó al menos hasta 1974 un
ideal jerárquico y diferenciado de familia.

Notas
1 "Proyecto de Decreto que reforma el Código Civil para el Distrito y Territorios Federales", en
Diario de los Debates de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos
Mexicanos, 26 de diciembre de 1953, p. 8-9.
2 Pellicer, Olga, Reyna, José Luis, El afianzamiento de la estabilidad política. Historia de la
Revolución Mexicana 1952-1960, vol. 22, México, El Colegio de México, 1978, p. 17. Luna, Sara,
"Enriquecimiento y legitimidad presidencial: discusión sobre identidades masculinas durante la
campaña moralizadora de Adolfo Ruiz Cortines", Historia Mexicana, Vol. LXIII, Num. 3, Enero-
Marzo 2014, p. 1377-1420.
3 Tuñon, Enriqueta, ¡Por fin… ya podemos elegir y ser electas! El sufragio femenino en México,
1935-1953, México, Plaza y Valdés – CONACULTA – INAH, 2002., p. 123.
4 Tuñon, ¡Por fin podemos elegir...", op. cit., p.162, Santillán, Martha, "Discursos de
redomesticación femenina durante los procesos modernizadores en México, 1946-1958", Historia
y Grafía, México, núm. 31, 2008, p. 111.
5 Dictamen de segunda lectura de "Decreto que reforma los artículos 163, 169, 170, 171, 282 II,
372, 426 y 489 del código civil para el Distrito y Territorio Federales", Diario de los debates de la
cámara de senadores del congreso de los estados unidos mexicanos, año II, XLII legislatura,
tomo II, no. 37, 27 de diciembre de 1953, p. 8.
6 El análisis sigue la propuesta de Joan W. Scott sobre el género y su dimensión histórica, y la
necesidad de desmenuzar el conjunto de significados que a través de los discursos, produjeron la
subjetividad y la experiencia de mujeres y hombres en un momento histórico determinado. Scott,
Joan, "Experiencia", La ventana, num. 13, 2001,p. 49.
7 Santillán, "Discursos de redomesticación...", Op. cit., p. 121.
8 Santillán, "Discursos...", Op. cit.,p. 105.
9 Radkau, Verena, Por la debilidad de nuestro ser. Mujeres del pueblo en la paz porfiriana,
México, CIESAS, Cuadernos de la Casa Chata, Núm. 168, p. 24.
10 Ramos, Carmen, "Legislación y representación de género en la nación mexicana: la mujer y la
familia en el discurso y la ley, 1870-1890", Pérez-Gil, Sara, Ravelo, Patricia (Coordinadoras)
Voces disidentes, debates contemporáneos en los estudios de género en México, México, Cámara
de Diputados, LIX Legislatura, CIESAS, M.A. Porrúa, 2004, p. 106.
11 Goddard, Jorge, El matrimonio civil en México, 1859-2000, México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, 2004, p. 79.
12 Goddard, Op. cit., Noguez, Oliva, "Discursos y debates de género. De la Ley de Relaciones
Familiares de 1917 al Código Civil de 1928", ponencia presentada en el V Encuentro Nacional de
Estudiantes de Maestría y Doctorado en Historia de México, Universidad de Guanajuato, 2010.
Agradezco a la autora haberme facilitado el texto íntegro de su ponencia. Santillán, Martha, "El
discurso tradicionalista sobre la maternidad: Excélsior y las madres prolíficas durante el
avilacamachismo", Secuencia. Revista de Historia y ciencias sociales, num. 77, mayo-agosto
2010, p. 92.
13 Noguez, "Discursos...", Op. cit. p. 12-14.
14 Macías, Anne, Contra viento y marea. El movimiento feminista en México hasta 1940,
México, UNAM – PUEG, 2002, p. 71.
15 Noguez, Op. cit.
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16 Como ha señalado Gabriela Cano el discurso enarbolado por la facción ganadora de la
Revolución tenía una base liberal que concebía que el espacio propio de las mujeres era el
doméstico, de ahí que en la Constitución de 1917 concediera la ciudadanía sólo a los varones. En:
Cano, Gabriela, "Revolución, feminismo y ciudadanía en México, 1915-1940", en Duby Georges y
Michelle Perrot (directores), Historia de las mujeres en Occidente, Vol.5, España, Taurus, 1993,
p. 685-696.
17 Goddard, Matrimonio, Op. cit., p. 79. Por ejemplo el artículo 167 del Código Civil de 1928 que
dictaba "El marido y la mujer tendrán en el hogar autoridad y consideraciones iguales...". En:
"Código Civil para el Distrito y Territorio Federales en materia común y para toda la República en
materia federal", Diario Oficial de la Federación,26 de mayo de 1928, sección tercera, p. 44.
18 Cabe destacar que el artículo 374 sigue vigente en esos términos hasta la fecha. Ver: Cámara de
Diputados, Código Civil Federal. Texto vigente, [en línea], URL:
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/2_190118.pdf, consultado el 2 de marzo de 2018.
19 Torres, Valentina, ""Bendita sea tu pureza": relaciones amorosas de los jóvenes católicos en
México (1940-1960)", en Gonzalbo, Pilar y Bazant, Milada (editoras), Tradiciones y conflictos,
Historias de la vida cotidiana en México e Hispanoamérica, México, El Colegio de México, El
Colegio Mexiquense, 2007, p.385. Luna, Sara, Modernización, género, ciudadanía y clase media
en la Ciudad de México: debates sobre la moralización y la decencia, 1952-1966, Tesis Doctoral
en Historia, México, UNAM, 2017, p. 114-129.
20 Santillán, "Discursos...", Op. cit., p. 127-129.
21 Santillán, "El discurso tradicionalista...", Op. cit., p. 101.
22 Santillán, "Discursos..", Op. cit., p. 111. Tuñón, ¡Por fin..., Op. cit.
23 Vicent, Alfredo, "Lo que la novia debe saber del matrimonio", Madame, núm.52, diciembre de
1955, p. 35-38.
24 Torres, "Bendita...", Op. cit. p. 385.
25 Luna, Modernización, Op. cit., p. 71 y ss.
26 "Hasta que punto puede una mujer traspasar los convencionalismos sociales", Madame,
no. 53, diciembre de 1955, p. 52-53.
27 Cosse, Isabella, Pareja, sexualidad y familia en los años sesenta, Buenos Aires, Siglo XXI,
2010, p. 148 y ss.
28 Cosse, Isabella, "La emergencia de un nuevo modelo de paternidad en Argentina (1950-1975),
Estudios demográficos y urbanos, Vol. 24, no.2, mayo-agosto 2009, p. 429-462. LaRossa, Ralph,
"The culture of fatherhood in the fifties: a closer look", Journal of Family History, vol. 29, núm.1,
enero 2004, p. 47-70.
29 Luna, Modernización, Op. cit., p. 19.
30 "Código civil...", op. cit., p. 45.
31 "Dictamen de segunda lectura...", p. 8-18.
32 "Dictamen de segunda lectura...", Op. cit., p. 9.
33 Dictamen de segunda lectura...", op. cit.
34 Antes de unirse al PRI y ser senador por Aguascalientes, Elorduy perteneció al PAN hasta 1947
expulsado por su anticlericalismo. Serrano Castro, de profesión abogado era senador por
Chiapas. Rodríguez era abogado, miembro fundador del PRM y colaborador cercano de Lázaro
Cárdenas, era senador por Guanajuato al momento del debate. Jesús Gil, maestro normalista con
trayectoria enfocada a la organización sindical y agraria era senador por Sinaloa. Martínez Adame
era abogado y economista, ocupó cargos al interior del PRI y era senador por Guerrero. Noé
Palomares era maestro normalista y miembro del comité estatal del PRI en Sonora, entidad de la
que era también senador. Antonio Rocha abogado originario de San Luis Potosí, había sido
diputado por esa entidad y al momento del debate era senador, posteriormente ocuparía cargos
de gran importancia como Procurador General de la República y Ministro de la Suprema Corte de
Justicia. González de la Vega, abogado, fundador de la Universidad de Durango, senador por esa
entidad y posteriormente gobernador de la misma. Camp, Roderic Ai, Biografías de políticos
mexicanos, 1935-1985, México, Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 164, 222, 238, 355, 439,
490, 497, 543., también "Aquiles Elorduy García", en Portal de Gobierno del Estado de
Aguascalientes, s/f, URL:
http://www.aguascalientes.gob.mx/Estado/Aguascalentenses/aquiles_elorduy.aspx, consultado
el 1 de marzo 2018.
35 Enriqueta Tuñón identifica a Chávez González como panista. Ponce Lagos fue diputado de
Zimapán (Hidalgo) por el Partido Nacionalista Mexicano constituido por antiguos miembros de
la Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos y otras organizaciones de derecha. Datos
consultados en: Eco Familiar, "Tío Antonio", en Eco familiar [en línea], publicado 18 de agosto de
2010, URL: http://ecofamiliar.blogspot.mx/2010/08/tio-antonio.html, consultado el 1 de marzo
de 2018.
36 "Dictamen de segunda lectura..." Op. cit., p. 8-10.

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37 Esta adición fue propuesta por los senadores Serrano Castro, Martínez Adame, Rodríguez, Gil,
González de la Vega y Palomares, "Dictamen de segunda lectura...", Op. cit.
38 Ibid.
39 El peso que la reputación de honorabilidad tenía entre los varones de sectores populares, así
como las contradicciones y ambivalencias en torno a ésta según se tratara de espacios públicos y
privados, ha sido revisado por Pablo Picatto en: Picatto, Pablo, Ciudad de sospechosos. Crimen
en la ciudad de México, 1900-1931, México, CIESAS, Publicaciones de la Casa Chata, 2010,
380p. Una aproximación hacia la relevancia que los sectores medios depositaban en la noción de
decencia familiar lo realicé en mi tesis doctoral, Luna, Modernización, Op. cit. No obstante es un
campo aún fértil de análisis.
40 A ello agregaba: "¿Quién que sea de veras varonil y mexicano va a aceptar una disposición
como ésta, sin que le cause molestias, sin que no sepa que está haciendo algo contra su
sentimiento más claro de varón y mexicano? ¿Quién de nosotros va a aceptar tranquilamente en
nuestra casa que se pueda dar una situación como ésta?". En: "Segunda lectura, discusión y
aprobación del proyecto de decreto que reforma al Código Civil para el Distrito y Territorios
Federales, en relación con los artículos 163, 169, 170, 171, 282 fracción II, 372, 426 y 489 de dicho
Código", Diario de los debates de la cámara de diputados del Congreso de los Estados Unidos
Mexicanos, Año II, XLII legislatura, tomo I, número 41, 30 de diciembre de 1953. p. 19-27 [en
línea], URL://cronica.diputados.gob.mx/DDebates/42/2do/Ord/19531230.html, el 1 de abril de
2016, versión HTML, sin paginado.
41 "Dictamen de segunda lectura...", op. cit., p. 13.
42 "Perifonemas", Últimas noticias 1a edición, 29 de diciembre de 1953, p. 5. También: "Amaga
el hogar el nuevo código", Últimas noticias 1a edición, 30 de diciembre de 1953, p. 1.
43 "Código civil..." Op. cit, p. 45.
44 "Dictamen de segunda lectura...", op. cit p. 13 y ss.
45 Ibid., p. 16.
46 Corwin, Arthur, Contemporary mexican attitudes toward population, poverty and public
opinion, Gainesville, University of Florida Press, 1963, p. 28.
47 Torres, ""Bendita...", Op. cit., p. 385.
48 "Segunda lectura, discusión y aprobación..." Op. cit., s/p.
49 Miguel Osorio Ramírez, abogado originario de Tlaxcala y senador por esa entidad,
posteriormente fue secretario del CEN del PRI. Fausto Acosta Romo, abogado y senador por
Sonora, posteriormente fue subrprocurador de la República. Ramón Cabrera Cosío, abogado hijo
del ideólogo agrarista de la Revolución Luis Cabrera. Del resto de los participantes pudo
identificarse la entidad que representaban: Manuel Soberanes, diputado por Querétaro, Cirilo
Luna por Oaxaca, Olivo Monsiváis por San Luis Potosí y Caleb Sierra Ramos por Nuevo León.
Ver: Camp, Roderic Ai, Biografías de políticos mexicanos, 1935-1985, México, Fondo de Cultura
Económica, 1992, 779 p. [p. 3 y 433 específicamente]. También: Camp, Roderic Ai, Mexican
Political Biographies, 1935-2009, University of Texas Press, 2011, 1310 p.
50 "Segunda lectura, discusión y aprobación...", op. cit., s/p.
51 Ramón Osorio Carvajal tenía formación como médico, y se doctoró en Psicología , así como en
Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana en Cuba, fue diputado y senador por Yucatán,
posteriormente sería representante de Turismo ante la OEA. R. Camp, Biografías...op. cit., p. 433
52 Un interesante análisis sobre la recepción de la obra de Freud en México es: Gallo, Rubén,
Freud en México, México, Fondo de Cultura Económica, 2010, 371 p.
53 "Dictamen de segunda lectura...", Op. cit., p. 11.
54 Ibid.
55 Ibidem.
56 Esta frase fue usada por el diputado Caleb Sierra Ramos.
57 "Dictamen de segunda lectura...", Op. cit., p. 11.
58 Ibid.
59 Escrito del abogado Jorge Mario Magallón Ibarra (abogado) dirigido a HH. Magistrados de la
cuarta sala del Tribunal Superior de Justicia del D.F., consultado en: AHSCJN, expediente de
amparo directo 2937/1964/ LAT, 29 de febrero de 1964, 17 p.
60 Ibid.
61 Oficio de la Procuraduría General de la República a la SCJN, 11 de julio de 1964, En: AHSCJN,
expediente de amparo directo 2937/1964/ LAT.
62 Declaraciones recopiladas en la ponencia del magistrado Rafael Rojina Villegas, 28 de junio de
1965, 32 p, en: AHSCJN, expediente de amparo directo 2937/1964/ LAT.
63 Ibid.
64 "Código civil para el Distrito y Territorios...", op. cit., p. 89.

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65 Tesis citada en la ponencia del Ministro Mariano Azuela respecto al amparo directo solicitado
por Antonio CH., en: AHSCJN /8954/66, 2 de agosto de 1968, p. 8-9, también en: Semanario
Judicial de la Federación, Volumen XXI, página 97. Amparo directo 7168/57.
66 Ponencia del ministro José Castro Estrada, 8 de julio de 1966, 20p. Expediente amparo
directo promovido por José M.R. contra la sentencia de la 5a sala del Tribunal Superior de
Justicia del D.F. respecto a su juicio de divorcio con Ernestina N.D.", en: AHSCJN /3305/63.
67 Declaración contenida en la ponencia del Ministro Mariano Azuela respecto al amparo directo
solicitado por Antonio CH., en: AHSCJN /8954/66, 2 de agosto de 1968, p. 4.
68 "Decreto de Reformas y adiciones a diversos artículos de la Ley General de Población, Ley de
Nacionalidad y Naturalización, Ley Federal del Trabajo, Ley Federal de los Trabajadores al
Servicio del Estado, Código Civil para el Distrito Federal, Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal y Código de Comercio", Diario Oficial de la Federación, 31 de diciembre de
1974, p. 3-9.
69 Fuentes, Pamela, La Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer y la Tribuna de
las Organizaciones no Gubernamentales de 1975. Una aproximación a las discusiones en torno
al género, Tesis de Maestría en Historia, México, UNAM, 2008, p. 34-47 y 60-72.

Para citar este artículo


Referencia electrónica
Sara M. Luna Elizarrarás, « Familia y retórica revolucionaria, apuntes en torno a las reformas al
Código Civil en México, 1953-1954 », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Debates,
Puesto en línea el 14 diciembre 2018, consultado el 21 diciembre 2018. URL :
http://journals.openedition.org/nuevomundo/73760 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.73760

Autor
Sara M. Luna Elizarrarás
Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Derechos de autor

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