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LECCIÓN 1: CONTRATOS

1. CONCEPTO
El tratadista argentino Manuel Ossorio define al contrato, en sentido general, como el “pacto o convenio
entre partes que se obligan sobre materia o cosa determinada y a cuyo cumplimiento pueden ser compelidas”. Sin
embargo, señala que una concepción más estricta y aplicable al Derecho Privado sería la de “acuerdo de dos o
más personas sobre una declaración de voluntad común, destinada a reglar sus derechos”. Esta última definición
se encuentra plasmada en el Código Civil Argentino.
El jurista argentino Atilio Aníbal Alterini critica la definición legal señalando los siguientes puntos:
1. Que en realidad, se habla de partes y no personas, atendiendo que varias personas pueden ser una
parte.
2. Lo principal es el consentimiento, no la declaración de voluntad común.
3. La expresión “reglar derechos” resulta ambigua, y puede interpretarse de cuatro formas para
determinar su alcance:
a. Tesis amplia: La modificación, transferencia o extinción de cualquier clase de derechos
patrimoniales, siendo esta salvedad la única diferencia del acto jurídico. Así, contrato es acto jurídico bilateral y
patrimonial.
b. Tesis amplísima: Incluye obligaciones derivadas del derecho de familia, que escapan de la
esfera patrimonial, según la Convención Interamericana de México de 1994 sobre Derecho Aplicable a Contratos
Internacionales. Esta tesis es rechazada por la doctrina.
c. Tesis restrictiva: Únicamente la creación de obligaciones.
d. Tesis intermedia: La creación, modificación, transferencia, extinción de obligaciones, pero no de
otros derechos patrimoniales, como los reales o intelectuales.
Alterini propone luego una definición específica que señala que el contrato es un “acto jurídico mediante el
cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir
relaciones jurídicas patrimoniales”, apoyando la tesis amplia.
Su compatriota Guillermo Borda, sin embargo, analiza el concepto legal ligándolo con otro artículo, en el
que se habla de que el contenido del objeto del contrato puede ser una prestación de dar, hacer o no hacer. Por lo
tanto, el verbo “puede”, señala él, es indicativo de la tesis amplísima al menos en el aspecto conceptual,
admitiendo que es el uso común del término el que lo delimita a obligaciones de contenido patrimonial.
La doctrina nacional ubica al contrato como fuente voluntaria de obligaciones, en conjunto con la voluntad
unilateral de una prestación en ciertos casos admitidos por la ley.
El jurista paraguayo Luis Frescura y Candia señala que el contrato es el “acto jurídico bilateral, en virtud
del cual una de las partes se constituye deudora y la otra acreedora, o ambas sean recíprocamente deudoras y
acreedoras”, incluyéndose como seguidor de la tesis restrictiva.
Ramón Silva Alonso, por el contrario, define al contrato como el “acuerdo de partes productor de efectos
jurídicos”, y si bien pareciera respaldar de igual manera a la tesis restrictiva, los efectos jurídicos pueden ser los
de creación, modificación, transferencia o extinción de las relaciones jurídicas. Más aún, el tratadista describe que
su alcance se presenta en el campo de las obligaciones, implicando esto una adhesión a la tesis intermedia.
Siguiendo el mismo camino hallamos a Francisco Centurión, quien señala que contrato es “el acuerdo entre partes
o personas que se obligan a materia o cosa determinada, y a cuyo cumplimiento pueden ser compelidas”.

2. EL CONTRATO COMO FUENTE DE OBLIGACIONES


Fuente de obligaciones son los actos o disposiciones legales en que se originan las obligaciones. En el
Derecho Romano Imperial, se clasificaba a las fuentes en contratos, cuasicontratos, delitos y cuasidelitos, y los
glosadores incluyeron a la ley.
Esta clasificación clásica ha sido objeto de vivas críticas en cuanto a la inclusión como autónomas de los
cuasicontratos, los delitos y cuasidelitos y la omisión de la voluntad unilateral, las relaciones contractuales de
hecho, el enriquecimiento sin causa, entre otras.
Hoy, se habla de dos clases de fuentes de obligaciones: las voluntarias y las legales, lo que a su vez se
critica puesto que la voluntad de las partes solo tiene efectos si la ley lo admite, aunque se defiende señalando
que en estos casos, la ley no es la fuente inmediata.
Los iuspositivistas sostienen que la ley es la fuente única de todas las obligaciones, pero los iusnaturalistas
impulsan la teoría de la voluntad como fuente autónoma, pues la potestad de contraer compromisos se trata de
un derecho natural.
Más allá de las teorías, el contrato se ubica dentro de las fuentes voluntarias, pero con sujeción a la ley.
Dentro de esta categoría, se ubica también la voluntad unilateral.

3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA
3.1. EL CONTRATO EN EL DERECHO ROMANO
En Roma, el término contractus, del latín “contraer” era común en los textos jurídicos, pero no había una
teoría de los contratos ni una regulación siquiera general. El Digesto sí habla del pacto y la convención, que se
diferencian del contrato en que solo este es de por sí fuente de obligaciones. Las diferencias entre los tres
conceptos son exploradas con mayor profundidad en el ítem 7 del trabajo.
Sin embargo, Ghirardi y Alba Crespo han entendido que en la época justinianea, el contrato era el acuerdo
de voluntades destinado a generar obligaciones exigibles mediante una actio. El contrato estaba limitado a la
creación de obligaciones, quedando otros negocios bilaterales fuera del concepto, como la mancipatio, la traditio o
la acceptilatio.
La noción del contrato como acuerdo de voluntades fue producto de una larga evolución, como puede
desentrañarse de la etimología del vocablo, que en su grado más básico significa “atraer por la fuerza” y que
según iusromanistas apunta a que el término indicaba exclusivamente la constitución de un vínculo obligatorio.
Esto, según la tradición formalista de la antigua Roma que daba origen a los negocios jurídicos en la forma y no el
consentimiento de las partes. La mera estipulación, ya sea por respuesta oral a un interrogatorio o las anotaciones
en el codex, permitía hacer obligatoria una convención.
3.2. EL CONTRATO EN EL CÓDIGO DE NAPOLEÓN
Con la revolución francesa nace la ilusión de una sociedad compuesta por hombres libres y justos. El ideal
era que los hombres regularan espontáneamente sus relaciones reciprocas.
Como decía Borda, la intervención del Estado solo es dable para salvaguardar principios esenciales del
orden público. La libertad individual, en el contractualismo, trascendió del Derecho Privado al Público. La sociedad
fue concebida como el resultado del acuerdo entre los hombres.
El Código Napoleónico recogió ese pensamiento estableciéndose así la libertad individual. En el artículo
1134 se encuentra establecido que las convenciones legalmente formadas sirven de ley para las partes.
El cuerpo normativo regula en su parte general las distintas clases de contratos: admitiendo
principalmente las clasificaciones en bilaterales, unilaterales, de beneficiencia y oneroso.

3.3. EL CONTRATO EN EL CÓDIGO ARGENTINO


El Código Civil Argentino ha recogido esta idea en el artículo 1197 que modifica ligeramente el texto
francés: “Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse
como a la ley misma”. Este es el reconocimiento pleno del principio de la autonomía de la voluntad. No hay otras
limitaciones que aquellas fundadas en la defensa de un interés de orden público.
El artículo 21 dispone que las convenciones particulares no pueden dejar sin efecto leyes en cuya
observancia están interesados el orden público y las buenas costumbres; el artículo 953 establece que el objeto de
los actos jurídicos no debe estar legalmente prohibido ni ser contrario a las buenas costumbres ni oponerse a la
libertad de acciones o de conciencia ni perjudicar a terceros.
El Código innova en la clasificación de los contratos, señalando la existencia de contratos nominados e
innominados, destacándose estos últimos por la completa autonomía de la voluntad al no haber regulación legal al
respecto, salvo la limitación general de legalidad.
Asimismo, Vélez clasificó a los contratos en reales y consensuales, determinando el momento preciso en
que el contrato empieza a tener validez legal.

4. EL CONTRATO EN EL CÓDIGO CIVIL PARAGUAYO


El Código Civil Paraguayo toma como modelo nuevamente al Código Civil Argentino, siguiendo el mismo
método de Vélez, inspirado en el Código de Napoleón, pero con importantes innovaciones basadas en el Código
Civil Italiano de 1942, referido a la unificación de los contratos civiles y comerciales.
Nuestro Código Civil cuenta con un título preliminar, cinco libros que a la vez se dividen en títulos,
capítulos, secciones y artículos. El primero de los libros trata de las personas y derechos personales en las
relaciones de la familia, el segundo de los hechos y actos jurídicos y de las obligaciones, el tercero de los
contratos y otras fuentes de obligaciones, el cuarto de los derechos reales o sobre las cosas y el quinto de la
sucesión por causa de muerte.
El Libro III De los contratos y de otras fuentes de las obligaciones, regula el Título I, De los contratos en
general; en el Título II, De los contratos en particular, en el Título III, De la evicción y la redhibición; en el Título
IV, De las promesas unilaterales; en el Título V, De la gestión de negocios; en el Título VI, Del enriquecimiento sin
causa y el pago de lo indebido; en el Título VII, Del derecho de retención; y en el Título VIII, De la responsabilidad
civil.
La sanción del Código Civil Paraguayo, pensado y escrito por juristas nacionales, tiene efectos positivos
desde todo punto de vista; principalmente porque es la respuesta a las inquietudes y solicitudes de la vida de
nuestro país con su propia idiosincrasia, y también por la incorporación de nuevos institutos que son producto del
avance del derecho y de los cambios que se han producido en nuestra sociedad.
Se impone importantes límites a la autonomía de la voluntad con instituciones nuevas como ser la lesión o
la imprevisión, que evitaran que uno de los contratantes obtenga un lucro desmedido, ya sea por inexperiencia o
situación de inferioridad en que se encuentra el otro, o por haber sobrevenido circunstancias imprevisibles que
tornen excesivamente oneroso el cumplimiento del contrato.

5. IMPORTANCIA DE LA MATERIA
La importancia del contrato resulta de que "es imposible imaginar una sociedad normalmente organizada
sin que el contrato ocupe un lugar de preferencia", puesto que estructura los bienes y las relaciones de los
habitantes, supliendo la imposibilidad material del Estado de regular cada aspecto de la vida en sociedad y
apelando a la libertad.
Económicamente, el sistema capitalista tiene uno de sus ejes en el contrato, como instrumento adecuado
para el intercambio de bienes y servicios. En la actualidad el contrato está en expansión, y nunca en la historia se
han celebrado tantos contratos, ni de tanta magnitud, como los que se celebran ahora.
En ese marco, los operadores económicos pugnan por lograr que quede librado totalmente a las reglas del
mercado, al juego de la oferta y la demanda, al principio de eficiencia.

6. FUNDAMENTO DE LA FUERZA OBLIGATORIA DEL CONTRATO


El acuerdo realizado entre las partes tiene el reconocimiento legal y la fuerza obligatoria.
El Art. 715 de nuestro Código Civil establece que las convenciones hechas en los contratos forman para las
partes una regla a la que deben someterse como a la ley misma, y deben ser cumplidas de buena fe. Ellas obligan
a lo que esta expresado, y a todas las consecuencias virtualmente comprendidas.
Nuestro Código Civil tiene como base el Código Argentino, que a su vez proviene del Código Civil francés;
con una fórmula que procede del artículo 1134 de dicho Código, el cual tiene una expresión todavía más enérgica:
"las convenciones legalmente formadas tienen lugar de ley", lo que llevó a los comentaristas del Código
Napoleónico a afirmar que "las convenciones son la ley".
De esa equiparación entre la fuerza del contrato y la fuerza de la ley se surgen varias consecuencias:
a. Los contratantes deben atenerse a lo contratado, y cumplirlo (pacta sunt servanda), o indemnizar a la
otra parte por la inejecución de lo debido.
b. Las convenciones se sobreponen a las leyes supletorias vigentes al tiempo de la celebración del
contrato, y a las dictadas con ulterioridad.
c. Los tribunales deben hacer respetar y cumplir las estipulaciones contractuales como si se tratara de la
ley, pudiendo interpretarlas y decidir su alcance.
Sólo por excepción están facultados para prescindir de lo convenido, cuando ello importa la trasgresión de
una ley imperativa, o ha habido extralimitación de las facultades, o el propio sentido del contrato conduce a su
extinción o modificación o una notable desproporción hacia una de las partes.
Tendría utilidad investigar bajo qué circunstancias una persona queda obligada a realizar una prestación, o
a soportar una indemnización, también hay que determinar la razón por la cual nacen tales obligaciones.

7. LA CONVENCIÓN, EL CONTRATO Y LOS PACTOS


La cuestión a analizarse en este ítem es la diferencia existente entre los términos convención, contrato y
pactos, habitualmente tomados como sinónimos, pero con el ámbito jurídico presentan sustanciales diversos
efectos.

7.1. EN EL DERECHO ROMANO


La convención en Roma era el simple acuerdo de voluntades entre dos o más personas destinado a
producir efectos jurídicos, es decir, a reglar los derechos de los otorgantes.
En dicha convención, el elemento del pacto implicaba el acuerdo de partes. Pero este acuerdo, como
sabemos, no constituía por sí solo un contrato, pues para que lo hubiera era menester la concurrencia de dos
requisitos: el cumplimiento de ciertas formalidades, y el otorgamiento de efecto obligatorio por el Derecho. De allí
que la convención fuera un género, y el contrato una especie.
El contrato, así era distinguido como el acuerdo de dos o más personas entre sí sobre alguna obligación u
obligaciones recíprocas, a que correspondan derechos creditorios; o la modificación de tales obligaciones.
La palabra pacto ha tenido varios sentidos de acuerdo con su evolución histórica; primitivamente la
palabra pacto sirvió para designar toda remisión o aplazamiento de una obligación, fuera respecto a la nacida de
una fuente contractual, o de un delito.
Luego, se llamó pacto a todos aquellos acuerdos que se formalizaban y que carecían de acción
oponiéndolos a los contratos.

7.2. EN EL DERECHO MODERNO


En el Derecho moderno todo acuerdo de voluntades dirigido a crear obligaciones encuentra protección
legal.
Por lo tanto, si bien la distinción doctrinaria sigue las líneas de las definiciones romanas, la ley le otorga el
carácter de contratos de manera directa o indirecta (a través de aplicación supletoria) a los pactos y
convenciones.
La estructura del contrato ha cambiado, sin embargo, y en el análisis de la estructura del Derecho
moderno se permite señalar estos cambios estructurales:
a. El consensualismo: el contrato queda formado desde que las partes manifiestan su consentimiento hasta el
término o cumplimiento, expresado en el artículo 674 del Código Civil.
b. La autonomía de la voluntad: el consentimiento libre, prestado sin dolo, error ni violencia, y con las
solemnidades requeridas por la leyes, debe hacer irrevocables los contratos, aunque esta teoría ha sido restringida
en el Derecho moderno por las teorías del abuso del derecho, de la lesión y de la imprevisión; y especialmente en
los contratos predispuestos y en el Derecho del consumo— las restricciones fueron acentuadas por la
interpretación a favor del no predisponerte, la prohibición de ciertas cláusulas consideradas vejatorias, la
atribución a favor de la parte protegida de un tiempo de reflexión, o de la facultad de deshacer el contrato a su
solo arbitrio.
c. La fuerza obligatoria de lo convenido: los contratos obligan "como a la ley misma", expresada en el artículo 715
del Código Civil, por consiguiente, también ha sido acotada, pues el sistema suele proteger a una parte, sindicada
como débil, llegando a hacerla dueña del contrato.
d. El efecto relativo del contrato, pues solo vincula a las partes y a sus herederos y sucesores, fue dogma del
sistema clásico: nadie puede estipular por otro. El artículo 504 del Código Civil abrió una brecha, porque previo
que el contrato pudiera establecer "alguna ventaja en favor de un tercero".

LECCIÓN 2
De los Elementos del Contrato: Elementos esenciales, naturales, y accidentales. El Contrato y la
voluntad. Valor que se asigna a ese elemento. El sistema de la autonomía de la voluntad.
Rectificaciones y limitaciones actuales. El artículo 715 del C.C. La concepción social del contrato. El
principio de la buena fe. Artículo 689, 690 del C.C.
1. De los Elementos del Contrato: Elementos esenciales, naturales, y accidentales.
1. Generalidades. Concepto.
Un contrato, es un acuerdo de voluntades, verbal o escrito, manifestado en común entre dos, o más, personas con
capacidad (partes del contrato), que se obligan en virtud del mismo, regulando sus relaciones relativas a una
determinada finalidad o cosa, y a cuyo cumplimiento pueden compelerse de manera recíproca, si el contrato es
bilateral, o compelerse una parte a la otra, si el contrato es unilateral.1
2. Elementos esenciales.
Son aquellos requisitos cuya existencia generan la improcedencia del contrato o su nulidad o mejor, constituyen
aquellos elementos fundamentales o imprescindibles de los que deben estar dotados todos los contratos para que
produzcan los efectos queridos por las partes. Ellos son:
1) El consentimiento, 2) El objeto, 3) La forma, 4) La capacidad, 5) La causa.

1.
1. El Consentimiento.
Es el elemento volitivo, el querer interno, la voluntad que, manifestada bajo el consentimiento, produce efectos en
derecho. La perfección del contrato exige que el consentimiento sea prestado libremente por todas las partes
intervinientes. La voluntad se exterioriza por la concurrencia sucesiva de la oferta y de la aceptación, en relación a
la cosa y la causa que han de constituir el contrato. Será nulo el consentimiento viciado, por haber sido prestado
por error, con violencia o intimidación, o dolo.
1. Los vicios del consentimiento.
La ausencia de vicios en el consentimiento 2 es imprescindible para la validez y eficacia del contrato, a cuyo fin se
requiere que la voluntad no esté presionada por factores externos que modifiquen la verdadera intención. Los más
destacados vicios del consentimiento se encuentran (a) el error, (b) la violencia y (c) el dolo.
a) El error: Cuando versa el error, existe una equivocación sobre el objeto del contrato, o sobre alguno de sus
aspectos esenciales. El error es motivo de nulidad del contrato cuando recae sobre:
● La naturaleza del contrato. (quería hacer un arrendamiento e hizo una compraventa)
● La identidad del objeto.
● Las cualidades específicas de la cosa.
El error no debe de ser de mala fe, porque de lo contrario, se convierte en dolo.
b) La fuerza o violencia: En la violencia se ejerce una fuerza irresistible que causa un grave temor a una de las
partes del contrato, o que una de las partes haya abusado de la debilidad de la otra. La amenaza de acudir ante
una autoridad judicial para reclamar un derecho no es coacción, a no ser que se amenace abusivamente de este
derecho.
c) El dolo: Todo medio artificioso, fraudulento o contrario a la buena fe, empleado con el propósito de engañar, o
confundir, para inducir a una persona a consentir un contrato que, de haber conocido la verdad, no lo hubiera
aceptado, es considerado dolo. La víctima del dolo puede mantener el contrato y reclamar daños y perjuicios.

2. El Objeto.
Pueden ser objeto de contratos todas las cosas que no estén fuera del comercio de los hombres, aun las cosas
futuras. Pueden ser igualmente objeto de contrato todos los servicios que no sean contrarios a las leyes, a la
moral, a las buenas costumbres o al orden público.

3. La Forma.
La forma es el conjunto de signos mediante los cuales se manifiesta el consentimiento de las partes en la
celebración de un contrato. En algunos contratos es posible que se exija una forma específica de celebración. Por
ejemplo, puede ser necesaria la forma escrita, la firma ante notario o ante testigos, etc.

4. La Causa.
Normalmente, la normativa civil de los ordenamientos jurídicos exige que haya una causa justa para el nacimiento
de los actos jurídicos. La causa es el motivo determinante que llevó a las partes a celebrar el contrato.
Un contrato no tiene causa cuando las manifestaciones de voluntad no se corresponden con la función social que
debe cumplir, tampoco cuando se simula o se finge una causa. El contrato debe tener causa y ésta ha de ser
existente, verdadera y lícita.
3. Elementos naturales.
Son aquellos elementos que, sin ser de la esencia del contrato, forman parte del mismo, aún cuando los
contratantes no se hayan referido expresamente a ellos. Si nada se expresara con relación a los mismos en el
texto de los contratos, debería presumirse su existencia. Tal es el caso de la garantía de evicción y saneamiento
en los contratos a título oneroso.
No obstante, las partes pueden convenir su desaparición dentro de un contrato. Así podría estipularse la
exoneración para el vendedor de esta responsabilidad.
4. Elementos accidentales.
Son aquellos que las partes establecen por cláusulas especiales, que no sean contrarias a la ley, la moral, las
buenas costumbres, o el orden público. Por ejemplo: el plazo, la condición, el modo, la solidaridad, la
indivisibilidad, la representación, etc.
En consonancia con la autonomía de la voluntad, los contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y
condiciones que tengan por convenientes, siempre que no sean contrarios a la ley, la moral, los buenos usos y
costumbres, o el orden público.
5. El Contrato y la Voluntad. Valor que se le asigna a ese elemento.

La Voluntad, en sentido estricto, es la expresión de la libertad en el campo del Derecho que el ordenamiento
jurídico le reconoce a los individuos para regular sus propios intereses y alcanzar sus propios fines, la cual deberá
realizarse de acuerdo con los requisitos que la propia ley establece para cada negocio jurídico.

En este sentido la voluntad consta de dos momentos:

-La voluntad de querer realizar determinado acto jurídico;

2
-La voluntad de declarar, por medio de una conducta externa realizada, lo cual es sujeto quiere.

La declaración de esa voluntad es jurídicamente denominada el consentimiento, y éste a la vez, puede ser tácito o
expreso. Será expreso cuando se manifiesta verbalmente, ya sea por escrito o por medio de signos inequívocos.
Es tácito, el que resultara de hechos o de actos que lo presupongan o que autoricen a presumirlo, excepto en los
casos en que por ley o por convenio la voluntad deba manifestarse expresamente.

Dice Messineo3 que el contrato, como negocio bilateral, no debe ser entendido como la yuxtaposición de dos
negocios, sino como la resultante negocial unitaria de manifestaciones provenientes de dos o más partes.

En cuanto al consentimiento, para Ruggiero 4 dice López de Zavala5, que es el acuerdo de dos declaraciones de
voluntad, que partiendo de dos sujetos diversos se dirigen a un fin común, fundiéndose.

Sería erróneo pensar que la suma de dos voluntades engendra una voluntad superior, distinta, la voluntad, que
contendría en sí las voluntades singulares.

Es de singular importancia precisar si el acuerdo es coincidencia o fusión de voluntades declaradas, o de


voluntades reales. Si el ordenamiento se atiene, para la formación del consentimiento, a lo que en realidad quiso
el declarante o, en cambio, a lo que manifestó.

Si bien lo normal en un acto jurídico es que la intención coincida con la declaración de la voluntad, suelen
presentarse algunas hipótesis de desencuentro entre ambos elementos:
a. Cuando por error se manifiesta una cosa distinta de lo que en realidad se desea;
b. En el caso de reserva mental, o sea cuando deliberadamente se hace una manifestación que no coincide
con la intención, haciendo reserva interior de que no desea lo que se manifiesta desear;
c. Cuando se hace una declaración con espíritu de broma o sin entender obligarse como por ejemplo las
palabras pronunciadas en una representación teatral;
d. Cuando se simula un acto jurídico;
e. Cuando una declaración ha sido forzada por violencia o ha resultado de una engaño.

La comprobación de la posibilidad, de desacuerdo entre la intención y la declaración hace inevitable la


interrogante, ¿Debe darse prevalencia a la intención sobre la declaración o esta sobre aquella?
Digamos, desde ya, que esta cuestión no ofrece interés práctico en algunas de las hipótesis señaladas, así por
ejemplo, en materia de dolo y violencia, en que la nulidad del acto se funda en el hecho ilícito. En
cambio, tiene importancia decisiva en otros casos, tal por ejemplo en el error y muy particularmente en el
delicado problema de la interpretación de los actos jurídicos.
Para determinar el valor que se le asigna a la voluntad, es de vital importancia analizar la problemática atinente a
las discordancias entre las formas de expresión del consentimiento, cuales son, la voluntad de la persona
contratante y aquella que manifestó en el momento de la celebración y perfeccionamiento del contrato.
1. El Sistema de la Autonomía de la Voluntad.

Con la Revolución Francesa, cambio la mentalidad del hombre en cuanto a sus derechos. Se instauro una idea
nueva del papel del hombre ante la sociedad, hombres libres y justos. Y lo que era libremente querido era justo
para las partes, entonces los contratos valían, porque era querido por las partes, y lo que es libremente querido es
justo, esta idea valió por mucho tiempo pero para el derecho privado, y cuando traspasó al derecho público, ya se
tuvo otra visión ya que lo libremente querido podía no llegar hacer siempre lo justo, por ello tuvo que intervenir el
estado en los negocios jurídicos.
Encontramos entonces que la Revolución Francesa, fue el estandarte de este sistema, el Sistema de la Autonomía
de la Voluntad, el cual parte de dos postulados:
a) IGUALDAD JURÍDICA DE LAS PARTES: el estado se preocupo de que en el contrato haya igualdad entre las
partes, y esto se ve en la protección legal que da a las partes, dando carácter obligatorio a sus cláusulas, busca de
alguna forma que lo pactado se cumpla y si existe algún desequilibrio económico busca equilibrarlo, a través de
varias acciones que la parte perjudicada puede intentar, solicitando al Juez la resolución de los efectos del
contrato o la modificación equitativa del contrato. Art.7156
b) LIBERTAD JURÍDICA DE LAS PARTES: dando libertad a las partes para establecer el contenido del contrato,
liberta para establecer las reglas por la que van a hacer regir el contrato, pero esa libertad no deber perjudicar
derechos de otros. Art. 6697
La legislación también hace hincapié en la restricción “siempre que no riña con las leyes de orden público, la

3
4
5
6Art.715.- “Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben
someterse como a la ley misma, y deben ser cumplidas de buena fe. Ellas obligan a lo que esté expresado,
y a todas las consecuencias virtualmente comprendidas.”
7 Art.669.- “Los interesados pueden reglar libremente sus derechos mediante contratos observando las normas
imperativas de la ley, y en particular, las contenidas en este título y en el relativo a los actos jurídicos.”
moral y las buenas costumbres.”
Durante la época clásica los doctrinarios hicieron resaltar la importancia de la Autonomía de la Voluntad en la
formación de los contratos, pero hubo discrepancias respecto de cuál de las voluntades es la que verdaderamente
se tendría que tener en cuenta, por que existe una voluntad interna, de conciencia y luego seguidamente de esta
la declarada a través de la cual se exterioriza la interna y surgieron dos teorías:
El pro Si bien lo norma en un acto jurídico es que la intención coincida con la voluntad, suelen presentarse
algunas hipótesis de desencuentro entre ambas (por error, reserva mental, animus iocandi, simulación, causada
por violencia o engaño).

En razón a ello, a través del avance de las Ciencias Jurídicas, se desarrollaron diversas teorías:

a. Teoría de la Voluntad: es la teoría clásica, sostenía el imperio absoluto de la voluntad interna. Según
ella, el origen íntimo y verdadero de toda vinculación contractual, es la voluntad de las partes. El contrato implica
el concurso de dos voluntades internas, lo que hay que interpretar son esas dos voluntades; todo lo que
acompaña (gestos, palabras, escritos, etc.) no son mas que despreciables vestigios de los procesos por los
cuales se han dado a conocer. La declaración sólo sería una cuestión formal, accidental; y la noble tarea de la
justicia consiste en desentrañar la verdadera voluntad de las partes y hacerle producir efectos.
b. Teoría de la Declaración de la Voluntad: la formación de los contratos en general no puede surgir sino
de la coincidencia de las voluntades declaradas, únicas que pueden conocer y apreciar las partes. La intención o
voluntad íntima es inaccesible a los terceros y no puede ser la base de un negocio jurídico, que por ser fuente de
derechos y obligaciones, quizás gravosas, debe tener un fundamento concreto, seguro y serio, condiciones que no
podían encontrarse en la simple intención.
c. Teoría Armónica o Mixta: que sostiene que debe prevalecer la voluntad interna, real y efectiva de las
partes, pero que, excepcionalmente, debe prevalecer la declaración en dos casos importantes: 1. Cuando la
divergencia es imputable a culpa de quien emite la declaración; 2. Cuando la parte destinataria de la
declaración haya procedido de buena fe y lo exija la seguridad del comercio.
6. Rectificaciones y Limitaciones Actuales.

Ahora bien, valga recordar que todo límite al principio de autonomía de la voluntad constituye una excepción a la
regla. Es por esta circunstancia que las limitaciones a este principio deben constar expresamente en la ley.
Focalizando, en el ámbito contractual, se podría hablar de dos grandes restricciones a la autonomía de la
voluntad:
a) No pueden los particulares alterar las cosas de la esencia de los contratos, pues si así se hace este
no produce efecto alguno o degenera en otro diferente. Ej.: No pueden los contratantes, invocando la
autonomía de la voluntad, pactar una compraventa sin precio.
b) Las limitaciones impuestas por las leyes de orden público o la defensa de las buenas costumbres. Es
nulo absolutamente el contrato que adolezca de ilicitud de objeto o causa.

7. Art.715 del Código Civil Paraguayo.

“Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la
ley misma, y deben ser cumplidas de buena fe. Ellas obligan a lo que esté expresado, y a todas las consecuencias
virtualmente comprendidas”.

La autonomía de la voluntad es un principio básico de nuestro derecho contractual, se entiende incorporado en


todas las relaciones entre los particulares, y es la libertad de que gozan los particulares para pactar los contratos
que les plazcan, y de determinar su contenido y efectos.
Su fundamento o encontramos en la aplicación en materia contractual de las doctrinas liberales e individualistas
de la Revolución Francesa, la libertad del hombre e igualdad de este, pero con limitaciones. Sus limitaciones la
constituyen:
1. Las partes no pueden o modificar las cosas que son de la esencia de un contrato, ya que de hacerlo este no
produciría efecto alguno o degeneraría en otro diferente.
2. No pueden estipular nada que vaya en contra de las prohibiciones legales, el orden publico o de las buenas
costumbres, ya que tales estipulaciones serían nulas absolutamente por ilicitud de objeto o causa

8. Concepción Social del Contrato.

El siglo XX trae dos modificaciones fundamentales de alcance social: una referente a la intervención del Estado en
los acuerdos entre particulares y la otra en el proceso de concentración de riquezas y la aparición de grandes
corporaciones o empresas multinacionales que imponen su ley y con quienes debe negociar el individuo.
Habíamos dicho que a los inicios el contrato es un acuerdo o convenio entres dos o mas personas que se obligan a
determinadas cosas o materia y a cuyo cumplimiento se exigían.
Este concepto que se tenia del contrato, que era un convenio que solo afectaba a las partes, sin trascender mas
allá de ellas, con el desarrollo del comercio adquirió importancia social y económica en la vida del hombre el
contrato, por lo que el estado tomo intervención, tratando de corregir la desigualdad, protegiendo al mas débil,
dictando leyes laborales, regulando los contratos rurales, controlando precios máximos y mínimos.
Estos cambios trastocaron profundamente toda la arquitectura sobre la se asentaban las posturas ideológicas,
económicas, jurídicas y filosóficas. El contrato, base sustento de toda una época con predominio liberal, comenzó
a sufrir los embates de las transformaciones sociales, especialmente cuando fueron apareciendo nuevas formas de
relaciones patrimoniales que el contrato tradicional no alcanzaba a comprender y regular.
El dirigismo contractual nace frente a la ideología liberal. Ciertos contratos ya no se dejan al libre juego de la
voluntad de las partes. El interés general lleva al Estado a dictar leyes reglamentando esos contratos.
La veta social en la autonomía, se debe a que “donde hay intereses superiores no hay lugar para la autonomía
privada”. El ciudadano de hoy ya no se vuelve en contra del Estado, sino que pide su ayuda.
9. Principio de la Buena Fe.

En los Art. 689 y 690 del Código Civil nos hablan de la buena fe. La buena fe es la intención o disposición de
ánimo que lleva a proceder leal y sinceramente en las relaciones personales. Es el principio de lealtad, de respeto
a la palabra empeñada. No sería justo que el derecho premie los actos desleales, reconociendo eficacia jurídica a
la inconducta en beneficio del mañoso.
En nuestra legislación la falta a este principio se castiga con las sanciones de la inobservancia. Ósea que la buena
fe tiene un carácter de norma coercitiva. Y es un principio que las partes no pueden dejar de observar. Así,
también se impone también a los jueces en la interpretación de las cláusulas de los contratos.

LECCIÓN 3

Clasificación de los Contratos

La clasificación de los contratos generalmente es materia que corresponde a la doctrina antes que a la
propia legislación pero en los casos de algunos Códigos por razones didácticas (Código Civil de Vélez Sarsfield),
han incluido en sus disposiciones definiciones y conceptos sobre las instituciones y clases que presentan los
contratos. Sin embargo, nuestro Código Civil evita toda definición o al menos una consagración formalista de las
instituciones.
Los contratos pueden clasificarse atendiendo al siguiente orden que pasamos a exponer.

CONTRATOS UNILATERALES Y BILATERALES

● UNILATERALES: son aquellos que su nacimiento genera obligación para una sola de las partes, por ejemplo,
el mutuo, la donación, el mandato gratuito, la fianza, la renta vitalicia, el contrato de prenda, la anticresis, entre
otros.
● BILATERAL O SINALAGMATICO: es aquel que desde su nacimiento origina obligaciones para ambas partes,
por ejemplo, la compraventa, la cesión onerosa de derechos, la permuta, la locación de cosas, servicios y obras, la
sociedad, entre otros.
Vale aclarar que al hablar de contratos bilaterales y unilaterales conviene destacar que se hace referencia a los
efectos de los contratos, considerándolos como actos jurídicos, pues es sabido que desde el punto de vista de su
formación, los contratos son siempre actos jurídicos bilaterales.

a) Sinalagmáticos Perfectos: son aquellos que desde su nacimiento originan obligaciones para ambas partes.
b) Sinalagmáticos Imperfectos: son aquellos que nacen unilaterales, pero con el tiempo por alguna
circunstancia se convierten en bilaterales, engendrando obligaciones para una y otra parte, es lo que puede
ocurrir con el mandato, el depósito regular, el comodato, etc.
Así, puede ocurrir que el cumplimiento del mandato imponga gastos y perjuicios al mandatario, que el
mandante se verá obligado a indemnizar. En este caso la obligación no nació del contrato, sino de circunstancias
posteriores. La doctrina moderna rechaza esta distinción considerando acertadamente que los efectos a tomarse
en cuenta para la clasificación entre bilaterales y unilaterales han de ser aquellos que se dan al tiempo del
perfeccionamiento de los actos.

EXCEPTIO DE NOM ADIMPLETI CONTRACTUS

En los contratos bilaterales, una de las partes no puede exigir el cumplimiento de las obligaciones
contraídas por la otra, si ella misma no probara haber cumplido con las suyas y ofreciera cumplirlas, caso
contrario, la demandada puede oponerse al progreso de su acción fundada en el incumplimiento de la actora. En
los contratos unilaterales esta excepción no se concibe, ya que una de las partes nada debe.

En el pacto comisorio, es decir, la resolución del contrato por efecto del incumplimiento de las obligaciones
en que ha incurrido la otra parte, solo funciona en los contratos bilaterales.

En los contratos unilaterales o bilaterales, no es necesario la redacción del texto del convenio en doble
ejemplar, puesto que la jurisprudencia admite como medio de prueba también a la copia del contrato.

CONTRATOS A TÍTULO ONEROSO Y A TITULO GRATUITO

● ONEROSOS: Se denominan onerosos aquellos contratos en que la ventaja que obtienen de ellos las partes,
les resulta de una contraprestación que la otra parte ha realizado o que se obliga a realizar. Son contratos
onerosos la compraventa, el contrato de sociedad, el de trabajo, el de edición, etc.
● GRATUITO: Es contrato gratuito cuando el beneficio obtenido no requiere una contraprestación. Son contratos
a título gratuito, en primer término la donación, luego la fianza, el depósito no remunerado, el préstamo sin
interés y el comodato.

Es importante destacar que no deja de ser gratuito el contrato por la circunstancia de que eventualmente pueden
surgir obligaciones a cargo de la parte que nada prometió como por ejemplo cuando el donatario está obligado a
no incurrir en ingratitud para con su donante so pena de excluírsela la liberalidad otorgada.

INTERÉS DE ESTA CLASIFICACIÓN


1. Los adquirientes por título oneroso están mejor protegidos por la ley que los de carácter gratuito, por
consiguiente:

2. Las acciones de reivindicación y de petición de herencia tienen menores exigencias cuando se


dirigen contra quien adquirió la cosa por título gratuito.

3. la acción revocatoria no exige prueba de l “consillium fraudis” (conocimiento del fraude por el
tercero adquiriente), cuando el tercero adquirió la cosa por título gratuito, pero es indispensable cuando la
adquirió a título oneroso.

4. La acción de reducción (tiende a proteger la legítima de los herederos forzosos) procede contra
las enajenaciones hechas por el causante a título gratuito pero no contra las onerosas.

5. La garantía de evicción y contra los vicios redhibitorios solo procede en principio en los contratos
onerosos.

a. la aplicación de la lesión no se concibe en los contratos gratuitos.

b. Las cláusulas dudosas en los contratos onerosos deben ser interpretadas en el sentido que mas
favorezca el equilibrio de las contraprestaciones, en los contratos gratuitos, en el sentido más favorable al
deudor.

CONTRATOS CONSENSUALES Y REALES

● CONSENSUALES:. Son aquellos que quedan concluidos con el solo consentimiento de las partes sin perjuicio
de lo que la ley dispusiere sobre su forma. El solo consentimiento es suficiente para tomarlos por concluido Art.
716 del Código Civil. Si en las primeras épocas del derecho, el contrato consensual fue la excepción, en la
actualidad es la regla.
El consentimiento o acuerdo del contrato (Art. 674 al 691)
El consentimiento debe manifestarse por la oferta y aceptación. Se lo presume por el recibo voluntario de la cosa
ofrecida o pedida.
Para que exista consentimiento, la oferta hecha a una persona presente deberá ser inmediatamente aceptada.
Entre personas ausentes, el consentimiento podrá manifestarse por medio de agentes, por correspondencia
epistolar o telegráfica u otro medio idóneo.
El contrato se considera celebrado en el lugar en que se formula la oferta.
Art.674.- El consentimiento debe manifestarse por oferta y aceptación. Se lo presume por el recibo voluntario de
la cosa ofrecida o pedida; o porque quien haya de manifestar su aceptación hiciere lo que en caso contrario no
hubiere hecho, o dejare de hacer lo que habría hecho si su intención fuere la de rechazar la oferta.
Art.675.-Para que exista consentimiento, la oferta hecha a una persona presente deberá ser inmediatamente
aceptada. Esta regla se aplicará especialmente a la oferta hecha por teléfono u otro medio que permita a cada uno
de los contratantes conocer inmediatamente la voluntad del otro.
Art.676.- Entre personas ausentes, el consentimiento podrá manifestarse por medio de agentes, por
correspondencia epistolar o telegráfica, u otro medio idóneo.
Art.677.- La propuesta de contrato obliga al proponente, si lo contrario no resultare de los términos de su oferta,
de la naturaleza del negocio, o de las circunstancias del caso.
Art.678.- La oferta hecha sin plazo a una persona ausente deja de ser obligatoria si hubiere transcurrido tiempo
suficiente para que su respuesta llegue a conocimiento del oferente, en circunstancias normales, sin que éste la
reciba.
Art.679.- La oferta hecha a persona ausente dejará igualmente de ser obligatoria si habiendo el oferente fijado
plazo para la aceptación, ésta fuese expedida vencido el plazo.
Art.680.- La oferta deja de ser obligatoria si la retira el oferente, y el destinatario recibe la retractación antes de
expedir la aceptación.El destinatario de la oferta puede retractar su aceptación con tal que la retractación llegue a
poder del oferente conjuntamente con el aviso de aceptación, o antes de él.
Art.681.- La aceptación tardía o cualquier modificación introducida en la oferta al aceptarla, importará la
propuesta de un nuevo contrato.
 Art.682.- Si la oferta fuere alternativa o comprendiere partes separables, la aceptación de cualquiera de ellas
dará lugar a un contrato válido. Si aquéllas no pudieren dividirse, la conformidad respecto de una sola considerada
como la propuesta de un nuevo contrato.
Art.683.- En la subasta el contrato queda concluido por la adjudicación. Si ésta no se realiza, la oferta caduca, lo
mismo que cuando se formula una oferta mayor.
Art.684.- Si por alguna circunstancia, la aceptación llegare tardíamente a conocimiento del oferente, éste lo
comunicará sin dilación al aceptante, bajo pena de responder por los daños y perjuicios.
Art.685.- El oferente no queda obligado si ha hecho reserva expresa, o si su intención de no obligarse resulta de
las circunstancias o de la naturaleza del negocio. El envío de tarifas o listas de precios no constituye oferta. La
exposición de mercaderías al público, con indicación del precio, importa oferta.
Art.686.-El que promete públicamente una recompensa a cambio de una prestación se obliga a cumplir la
promesa. Si retira la promesa antes de que la prestación le sea suministrada, debe reembolsar los gastos hechos
de buena fe hasta la concurrencia de los prometido, salvo que pruebe que la prestación no podía haberle sido
suministrada.
Art.687.- El contrato se considera celebrado en el lugar en que se formula la oferta.
Art.688.-Los contratos entre ausentes se perfeccionan desde que la aceptación, sea expedida, salvo que haya
sido retractada oportunamente, o no llegase en el plazo convenido.
Art.689.- En el desarrollo de las negociaciones y en la formación del contrato, deben las partes comportarse de
acuerdo con la buena fe.
Art.690.- La parte que conociendo, o debiendo conocer, la existencia de una causa de invalidez del contrato, no
hubiere dado noticia de ella a la otra parte, será obligada a resarcir a ésta el daño que sufriese por haber
confiado, sin su culpa, en la validez del contrato.
Art.691.- Cuando los contratos por adhesión contenga cláusulas restrictivas de carácter leonino, la parte
adherente podrá ser dispensada de cumplirlas, o pedir su modificación por el juez.
Considéranse tales especialmente las siguientes cláusulas.
a)  las que excluyen o limitan la responsabilidad del que las impuso;
b)  las que otorgan la facultad de disolver el contrato o cambiar sus condiciones, o de cualquier manera priven al
adherente de algún derecho sin causa imputable a éste;
c)  las que condicionan al consentimiento de la otra parte el ejercicio de algún derecho contractual del adherente;
d)  las que obligan al adherente a recurrir al otro contratante o a un tercero determinado, en caso de cualquier
necesidad no directamente conexa con el objeto del contrato, o condicionan cualquier derecho contractual del
adherente a tal recurso, o limitan su libertad al estipular con terceros sobre cualquier necesidad de la naturaleza
expresada;
e)  las que imponen al adherente renuncia anticipada a cualquier derecho que podría fundar en el contrato en
ausencia de tal cláusula;
f)  las que autorizan a la otra parte a proceder en nombre del adherente o en su substitución, para obtener la
realización de un derecho de aquél frente a éste;
g)  las que imponen al adherente determinados medios probatorios, o la carga de la prueba;
h)  las que sujetan a plazo o condición el derecho del adherente de valerse de las acciones legales, o limitan la
oponibilidad de excepciones, o la utilización de procedimientos judiciales de los cuales el adherente podría hacer
uso; e
i)   las que permitan la elección unilateral del juez competente para resolver una controversia entre las partes.
● REALES: son aquellos que para quedar concluidos y producir sus efectos requieren que haya tradición de la
cosa sobre la cual versare el contrato. Ejemplo de contratos reales tienen la renta vitalicia, el depósito, el mutuo y
el comodato; en tanto que los restantes son de naturaleza consensual. En estos contratos además del acuerdo de
las partes es necesario para su formación el requisito de la entrega de la cosa. Los contratos reales son cuatro:
1-.El préstamo de uso o comodato.
2-.El préstamo de consumo.
3-.El depósito.
4-.La prenda.
El préstamo de uso o comodato: es un contrato por el cual una persona, el prestador, le entrega a otra, el
prestatario, para que se sirva de ella, ya sea a título gratuito una cosa no fungible que deberá ser devuelta.
El préstamo de consumo: es el contrato por el cual una persona, el mutuario se obliga a devolver a otra, el
mutante, una cosa semejante a la cosa consumible y fungible que se le hay entrega para su uso.
El depósito: Conforme el Vocabulario Jurídico de Henri Capitant, es un contrato por el cual una persona recibe
una cosa mueble perteneciente a otra, con el cargo de guardarla y restituirla cuando el depositante la reclame.
La prenda: Es el contrato por el cual el deudor entrega al acreedor la posesión de una cosa mueble, en seguridad
de la deuda y que da derecho al acreedor para conservar esa cosa hasta el pago o, si este no se efectúa, hacerla
vender y cobrarse sobre el precio a los demás acreedores.
INTERÉS DE ESTA CLASIFICACIÓN

En el derecho moderno impera el principio de la autonomía de la voluntad; basta el acuerdo de voluntades


expresado en la forma que indique la ley, para que el contrato tenga fuerza obligatoria, sin otro limite que la
legitimidad de la causa y el objeto. Es por ello, que la categoría de contratos reales es hoy una anacronismo.

Así, donde el legislador ha mantenido este tipo de contrato, la jurisprudencia y la doctrina admiten la validez
concluyente de las promesas de contratos reales que permiten exigir la entrega de la cosa y formalizar así, el
contrato real como lo quiere la ley. En nuestro derecho debería de adoptarse igual solución, a menos que la ley
dispusiera expresamente lo contrario.

CONTRATOS SOLEMNES Y NO SOLEMNES


● CONTRATOS SOLEMNES:
Estos para su validez, además del consentimiento, es necesario el cumplimiento de cierta formalidad o requisito:
Este requisito lo constituye la intervención de un notario. El acto es solemne, cuando por disposición de la ley, la
voluntad del sujeto ha de ser declarada, precisamente en la forma que el derecho ha establecido, de manera que
sin la existencia de esa formalidad, el acto jurídico no tiene vida para el Derecho, por ello es que la solemnidad se
eleva a la categoría de elemento esencial. Existen cuatros contratos solemnes:
● La convención matrimonial
● La hipoteca
● La donación
● La subrogación convencional: Se da cuando el acreedor recibe el pago de un tercero y le transmite
expresamente sus derechos sobre la deuda. Cuando el deudor paga la deuda a partir de un prestamo de
un tercero y subroga al prestamista en los derechos y acciones del acreedor primitivo.
Por Ejemplo: El contrato de hipoteca sobre un bien inmueble es un contrato solemne porque para considerar que
tiene validez erga omnes y produzca sus efectos legales se requiere de su inscripción en el Registro, sin el
cumplimiento de esta formalidad se tiene como inexistente.

● CONTRATOS NO SOLEMNES:
● Contrato formal: es aquel en que la ley ordena que el consentimiento se manifieste por
determinado medio para que el contrato sea válido. En la legislación se acepta un sistema ecléctico o
mixto respecto a las formalidades, porque en principio, se considera que el contrato es consensual, y sólo
cuando el legislador imponga determinada formalidad debe cumplirse con ella, porque de lo contrario el
acto estará afectado de nulidad. Por ejemplo la compraventa de inmuebles que debe otorgarse por
escritura pública.
● Contrato formal solemne: es aquel que además de la manifestación del consentimiento por un
medio específico, requiere de determinados ritos estipulados por la ley para producir sus efectos propios.
Vg. Matrimonio
● Las formalidades serán ad probationem cuando deben ser realizadas con fin de poder demostrar la
celebración de un acto; por lo general consiste en realizar el acto ante notario o funcionario público al
efecto.
● Las formalidades serán Ad solemnitatem cuando la voluntad de las partes, por exigencia legal
requiere una formalidad particular sin la cual el contrato no tiene eficacia jurídica.
● La distinción entre contratos formales y solemnes estriba en lo referente a la sanción. La falta de
forma origina la nulidad relativa; la falta de solemnidad ocasiona la inexisten.

CONTRATOS NOMINADOS E INNOMIDADOS

● CONTRATOS NOMINADOS O TIPICOS: son los que están previstos y legislados en el código. Son los
contratos más importantes y frecuentes y por ello han merecido una atención especial del legislador. Su
regulación legal, salvo disposiciones excepcionales, solo tiene carácter supletorio, pero las partes tienen libertad
para prescindir de la solución legal y reglar de una manera distinta las relaciones. Por lo tanto, el propósito del
legislador no es sustituir la voluntad de las partes por la de la ley, sino que simplemente desea evitar conflictos
para el caso de que las partes no hayan previsto ciertos eventos, lo cual es muy frecuente. Así, para nuestro
Código son contratos nominados el de locación, compraventa, el mandato, la donación, el transporte, y los demás
contratos regulados en el título II del libro III del Código Civil.

● CONTRATOS INNOMINADOS O ATIPICOS: Son aquellos que provienen de la libre creación de las
partes. No pierden su carácter de innominados por la circunstancia de que en la vida de los negocios se los llame
de alguna manera, tal como ocurre, por ejemplo con el contrato de garaje, el de espectáculo público, de excursión
turística, etc.
Lo que los configura jurídicamente como nominados es la circunstancia de que estén legislados. Muchas veces
ocurre que nuevas necesidades van creando formas contractuales que tienden a tipificación espontáneamente y a
llevar una denominación común; cuando ésa forma contractual adquiere importancia suficiente como para mercer
la atención del legislador, éste la reglamenta: el contrato queda transformado así en nominado.
Los contratos innominados se regirán por las disposiciones relativas a los nominados con los que tuvieren más
analogía (art. 670 del C.C.)

INTERÉS DE ESTA CLASIFICACIÓN

En el derecho romano esta clasificación tenía enorme importancia, porque solo los contratos consensuales
nominados tenían fuerza obligatoria; no ocurre eso en nuestros días, pues los contratos innominados obligan lo
mismo que los típicos. La importancia de la distinción reside hoy en que si el acuerdo celebrado entre las partes
configura una de las variedades previstas en la ley, es aplicable el conjunto de normas que lo regulan; en tanto
que no hay leyes supletorias para los contratos atípicos.

CONTRATOS AD LIBITUM Y POR ADHESIÓN

● CONTRATOS AD LBITUM: son aquellos que se celebran libremente y pueden ser discutidos por las
partes, pues “ad-libitum” significa a voluntad de las personas.
Son aquellos en que las partes han discutido libremente todas y cada una de las cláusulas del acuerdo. En la
concepción clásica liberal el contrato es obra de dos partes, iguales ante la ley, que han discutido libremente
todas las cláusulas del acuerdo.

● CONTRATOS DE ADHESION: es aquel en el cual una de las partes fija todas las condiciones en tanto que
el otro solo tiene la alternativa de aceptar o rechazarla.

No existe pues, discusión acerca de las condiciones y características a ser observadas por las partes. Ejemplo: el
contrato de pasaje en empresa de transporte aéreo, fluvial, marítimo o, terrestre, etc.
Se caracterizan por que se apartan de la forma clásica de realizar oferta y la aceptación eliminando toda
discusión previa de las partes respecto a las condiciones del contrato.

El contrato es la obra exclusiva de una de las partes, la que establece prolijamente todas y cada una de las
cláusulas, de tal modo que la otra puede únicamente adherirse o no adherirse a ellas sin tener la posibilidad de
formular una contraoferta. Otro rasgo de estos contratos es que la oferta esta dirigida a un gran número de
personas y la aceptación en cambio es individual.

Las condiciones del contrato se hallan contenidas en formularios impresos para mayor estandarización y menor
pérdida de tiempo.

IMPORTANCIA DE ESTA CLASIFICACIÓN

Contratos ad libitum o de libre discusión,es el tipo normal de contratos en el Derecho, ya que es el resultante de
una discusión entre las partes de un regateo en que una propone una cosa y otra propone otra, sin embargo, los
contratos de adhesión desempeñan un papel importantísimo en la vida jurídica pues son muchos los contratos
que se celebran en estas condiciones.
Es decir pues, que los contratos de adhesión son los que en lugar de un proceso de oferta y aceptación realizada
caso por caso, se celebra a base de ofertas uniformes según modelos ya fijados de antemano, dirigidas a todas las
personas a las que pueda interesar la cosa o servicio ofrecido.
Ejemplo: la compraventa en un almacén que posee precios fijos o las empresas de suministro de agua potable y
energía.

CONTRATOS COMNUTATIVOS Y ALEATORIOS

● CONTRATOS CONMUTATIVOS: son aquellos en los cuales las obligaciones mutuas están determinadas
de una manera precisa; esas contraprestaciones se suponen equivalentes del punto de vista económico. De ahí la
clasificación de conmutativos; con lo que se quiere expresar que las partes truecan o conmutan valores
análogas. Ejemplo: la compraventa, la permuta, contrato de trabajo, locación de obra, etc.

● CONTRATOS ALEATORIOS: son aquellos en los que el monto de una de las prestaciones o de ambas, no
están determinados de manera fija, sino que después de un acontecimiento incierto. Tal es el caso de las rentas
vitalicias, en el cual una de las partes entrega un capital a cambio de una renta que durará toda la vida del que la
recibe. El alcance económico de la promesa hecha por el deudor de la renta es impreciso; depende de la duración
de la vida de la otra parte. Y el contrato será más o menos ventajoso, según ésta viva poco o mucho tiempo.

Los contratos conmutativos y aleatorios constituyen una subespecie de los onerosos.

CONTRATOS A EJECUCION INSTANTANEA, SUCESIVA O ESCALONADA.

CONTRATOS DE EJECUCION INSTANTANEA: Llámese así aquel en que las prestaciones se realizan de una sola
vez en el momento de la conclusión del contrato o en otro establecido por las partes. Se opone al contrato de
ejecución sucesiva. Las partes cumplen con todos sus derechos y obligaciones en el momento mismo del contrato.
Son contratos de ejecución instantánea los que originan una obligación de un tracto único, los que son
susceptibles de cumplimiento total e inmediato de cada una de las obligaciones, es decir, que se cumplen en un
solo momento, siendo indiferente que se cumpla desde el momento mismo de la celebración del contrato o con
posterioridad a el y por ambas partes, si el contrato es bilateral. Los que caracteriza que el hecho de que las
obligaciones de las partes se cumplen en un solo acto, de golpe.
Ejemplo: La compraventa art.1597 C.

● CONTRATOS DE EJECUCION SUCESIVA: Aquel en el cual las obligaciones se van desenvolviendo


continuamente en el tiempo, desde el perfeccionamiento del contrato hasta su terminación
El contrato se realiza periódicamente, y, con posterioridad, las obligaciones se cumplen sucesivamente y pesan
durante todo el transcurso del contrato.
El contrato es de tracto sucesivo cuando las obligaciones de las partes o de una de ellas a lo menos, consisten en
prestaciones periódicas o continuas. Se caracteriza porque una de las obligaciones de las partes a lo menos se
desarrolla continuamente en el tiempo, las prestaciones que ella envuelve se van desarrollando a medida que el
tiempo transcurre. Es de absoluta necesidad que el tiempo transcurra para que la prestación se pueda cumplir.
El ejemplo típico es el contrato de arrendamiento y el contrato de trabajo.
.
● CONTRATOS DE EJECUCIÓN ESCALONADA: tipo intermedio, es aquel que tiene por objeto una
cantidad global, a ser entregada en cuotas o en partes, las obligaciones de las partes se dividen en cuotas
diversas. Ejemplo:. La venta de objetos que deben ir siendo entregados en determinados plazos de acuerdo a las
voluntades de las partes. Contratos en los que siendo una sola la obligación, su cumplimiento se difiere en el
tiempo. V. Gr. Compra Venta con pago a plazo.

LECCIÓN 4
Del Consentimiento. Concepto. Requisitos. Proceso de formación del consentimiento. Oferta.
Requisitos y valor de la oferta. El Contrato entre ausentes. Teorías que rigen el momento de su
perfeccionamiento. Sistema del C.C. Envío de tarifa o lista de precio. Exposición de mercadería con
indicación de precio. El contrato consigo mismo o auto contrato. Casos en que puede celebrarse el auto
contrato. Admisibilidad teórica y positiva.-

EL CONSENTIMIENTO. CONCEPTO.
El consentimiento es el acuerdo de voluntades de las partes tendientes a la celebración de un contrato. El contrato
es un acto bilateral que requiere la presencia de dos sujetos. De la fusión de esas voluntades resulta el
consentimiento.
Es el primer elemento esencial del contrato, y no puede faltar ya que no hay contrato si no hay consentimiento.
Luego se irán agregando los demás.
Etimológicamente consentimiento viene de “cum” y “sentire”, que quiere decir “sentir con otro”. Puede querer
solo, pero no puede consentir solo. El hecho de sentir con otro radica en la correspondencia, en la fusión que tiene
que existir entre dos manifestaciones de voluntad.

REQUISITO PARA QUE EXISTA CONSENTIMIENTO:


El art. 675 del Código Civil que trata del requisito para que exista consentimiento, se inclina preponderantemente
a la inmediatez de la oferta y la aceptación, toda vez que la relación se trabe entre presentes. Previene dicho
articulo que: “Para que exista consentimiento, la oferta hecha a una persona presente deberá ser inmediatamente
aceptada. Esta regla se aplicará especialmente a la oferta hecha por teléfono u otro medio que permita a cada uno
de los contratantes conocer inmediatamente la voluntad del otro”.
Bibiloni propuso la modificación del art. 1151 del Código de Vélez, en los siguientes términos: “La oferta hecha
verbalmente a una persona presente caduca si no fuese inmediatamente aceptada, o, si se hubiese hecho por
medio de un agente, éste volviese sin una aceptación expresa. Lo mismo se decidirá en caso de oferta hecha de
persona a persona por medio de teléfono”, lo que quiere decir que debemos entender que si la oferta hecha entre
presente no es inmediatamente aceptada, no existe consentimiento, pues siendo el proyecto transcripto fuente de
nuestro artículo 675, el proyectista propone la caducidad de la oferta.
Comenta el jurista referido que: “No basta resolver que la oferta no se juzga aceptada cuando no lo fuese
inmediatamente. No se la debe dejar en pie, porque es entendida para no subsistir si no se acepta en el acto. Si
se pide plazo para contestar, hay nueva propuesta…”
Respecto a la asimilación que hace nuestra disposición de la comunicación telefónica con la oferta hecha entre
presentes, agrega el civilista que: “La comunicación telefonica es unánimemente considerada como entre
presentes, cuando son las partes – o sus apoderados – las que se han hablado, habiendo desaparecido algunas
disidencias que al principio del establecimiento de ese medio se manifestaron.

PROCESO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO.


El consentimiento contractual no se logra de manera instantánea. Precisa un proceso de gestación que arranca
con el primer contacto o tratativas iniciales, y termina al lograrse el consentimiento. Se acepta en doctrina que
deben distinguirse dos etapas: a) la etapa de ideación o de elaboración que comprende los actos y actitudes a
través de los cuales las partes piensan iniciar sus contactos, precisar los puntos de discusión, fijar las cláusulas del
futuro contrato, etc. y b) la etapa de concreción del acuerdo, en el que ya se entiende prestado el consentimiento,
y los actos realizados tiene naturaleza vinculante y dan lugar a responsabilidad contractual. Nuestro código ignora
la etapa de la ideación y coloca directamente el origen del consentimiento en la oferta.
En la formación del consentimiento existen dos pasos fundamentales: es necesario que haya una oferta o
propuesta de una de las partes (oferente, ofertante) y que ella sea aceptada por la otra parte (aceptante).

LA OFERTA.
Es la propuesta que una de las parte dirige a la otra para celebrar con ella un contrato. Técnicamente, la oferta se
define como una declaración de voluntad unilateral y recepticia. Sólo existe oferta cuando el contrato puede
quedar cerrado con la mera aceptación de la otra parte.

REQUISITOS QUE DEBE CUMPLIR.


Para su validez la oferta debe cumplir con los siguientes requisitos:
a. debe ser hecha por una persona capaz que actúe con discernimiento, intención y libertad, pues se
trata de un acto voluntario. Si falta alguno de estos requisitos – sea por minoridad, error, dolo, violencia,
fraude, etc, - la oferta no sería válida.
b. Debe estar dirigida a persona o personas determinadas; la oferta debe tener un destinatario. Pero
para nuestro Código también es válida la que se dirija al público en general, como las ofertas que suelen
formular los comerciantes en anuncios o carteles con indicación del precio. “La exposición de mercaderías
al público, con indicación del precio, importa oferta”, dice el art. 685 en su parte final. De acuerdo a esta
disposición, el comerciante que fija precio a una mercadería expuesta al público está en la obligación de
entregarla por la suma que ha señalado. También la empresa de transporte que anuncia la conducción de
cosas y objetos de acuerdo a cierta tarifa, no puede rehusar el transporte de aquellos por el precio
indicado. El mismo articulo dice, sin embargo que: “El envío de tarifas o listas de precios no constituye
oferta”. No constituye oferta porque la aceptación separada y distinta de un sinnúmero de individuos
puede colmar la capacidad del que emitió la oferta. Por esa razón en algunos códigos modernos se dice
que constituirá oferta pero que habría obligaciones de vender hasta el límite del “stock” disponible.
Con referencias a empresas o servicios públicos como ferrocarriles, tranvías, ómnibus, taxis, aviones, etc., los
precios que fueron establecidos de conformidad con las tarifas aprobados por las autoridades administrativas, o
mediante convenios celebrados con el gobierno o con los municipios, son exigibles por quienes utilicen el medio de
transporte de que se trata, aunque hubiesen ignorado el precio de tarifa.
El ofrecimiento formal de una recompensa hecho públicamente a cambio de una prestación también obliga al que
hizo la promesa. Así lo dispone expresamente el art. 686.
c. Debe ser completa y autosuficiente. Esto significa que la oferta debe versar sobre un contrato
determinado y contener todos los elementos del contrato que se pretende celebrar. Si fuere compraventa,
por ejemplo, deberá indicar el objeto, el precio, la forma de pago, el plazo, la tasa de interés a pagar
sobre saldos del precio, etc. No constituye oferta decir “vendo un automóvil” o “alquilo una casa”, porque
en estos casos faltarían los elementos propios de esos contratos.

VALOR JURÍDICO DE LA OFERTA. ¿ES OBLIGATORIO? ¿PUEDE SER RETIRADA? DOCTRINAS.


Debemos analizar ahora el tema de la obligatoriedad de la oferta respecto del que la formula. Si ella crea para
quien la hizo el deber de mantenerla durante un cierto tiempo, a partir del momento en que llega a manos del
destinatario, o la oferta puede ser retractada o revocada en cualquier momento, antes de su aceptación.
La legislación comparada ha dado diversas solución a este problema.
a. Doctrina Clásica: entiende que mientras no exista aceptación no hay contrato ni obligación
alguna para el que hace la oferta. Como consecuencia de esta posición admite que el ofertante puede
retirar su oferta sin responsabilidad alguna, mientras no haya sido aceptada; a no ser que el que hubiese
hecho la oferta hubiese renunciado a la facultad de retirarla, o se hubiese obligado a mantenerla durante
un tiempo determinado.
La regla es entonces, para esta doctrina, la no obligatoriedad de la oferta.
b. Doctrina contemporánea: de la voluntad unilateral: frente al sistema clásico, se alza la doctrina
opuesta, consagrada por el Código Alemán y seguido por el Código de Austria, de Suiza, de Brasil, de
México, que sostiene el principio de la obligatoriedad de la oferta. La oferta tiene siempre carácter
irrevocable, a menos que el ofertante haya excluido esa fuerza vinculante, subsiste aunque el que la
formuló fallezca o caiga en incapacidad, salvo que el contrato o negocio implique obligaciones “intuitu
personae”. Es un sistema que tiende a proteger la seguridad y la seriedad de los negocios. En efecto, una
oferta lanzada sin meditación y luego retirada intempestivamente, puede causar graves perjuicios a los
terceros que ha creído en la seriedad de ese negocio, disponiéndose a celebrar el acto.
Esta doctrina se funda en la corriente que admite una nueva fuente generadora de obligaciones: la declaración
unilateral de voluntad. Hoy se pregona con firmeza la existencia de la responsabilidad como consecuencia de la
obligación unilateral que contrae el ofertante al dirigir su oferta.
Este sistema funciona de la siguiente manera: la oferta del contrato obliga a su autor a mantenerla durante un
tiempo prudente, un tiempo que sea suficiente para que aquel que recibe la oferta pueda analizarla, estudiarla y
luego decidir.

SISTEMA DE NUESTRO CÓDIGO CIVIL.


Nuestro Código Civil adopta una doctrina intermedia, inspirándose en el Código Civil Italiano.
En efecto, luego de establecer en el art. 677. que “La propuesta de contrato obliga al proponente, si lo contrario
no resultare de los términos de su oferta, de la naturaleza del negocio, o de las circunstancias del caso”. La
obligatoriedad de la oferta aparece en nuestro código siguiendo la doctrina moderna. Sin embargo, en el art. 680
consagra la solución de la doctrina clásica al disponer que: “la oferta deja de ser obligatoria si la retira el oferente,
y el destinatario de la oferta retracta su aceptación con tal que la retractación llegue al poder del oferente
conjuntamente con el aviso de aceptación, o antes de él”. Al disponer que la oferta es revocable antes de la
aceptación, el artículo consagra la tesis clásica.
El sistema seguido por nuestro ordenamiento civil no es el más conveniente; luego de consagrar el principio de la
obligatoriedad de la oferta (art. 677, primera parte), establece tantas excepciones que torna ineficaz la solución. Y
más aún cuando se tiene en cuenta lo prescripto en la primera parte del art. 685: “El oferente no queda obligado
si ha hecho reserva expresa, o si su intención de no obligarse resulta de las circunstancias o de la naturaleza del
negocio…”.

CONTRATO ENTRE AUSENTES.


Todo contrato requiere un acuerdo concurrente de voluntades de las partes, que generalmente queda referido
para ambas en idénticas circunstancias de tiempo y lugar. Sin embargo, no siempre la manifestación del
consentimiento se realiza simultáneamente, en estos casos se habla de contratos entre ausentes. Los contratos
entre ausentes típicos son los celebrados por carta, teléfono, fax, y otros medios de comunicación, que permiten
la conexión a distancia entre los contratantes. La principal cuestión que plantean estas modalidades contractuales
es la posibilidad de revocación de la oferta, y la aceptación en tanto no haya llegado a conocimiento del
destinatario.
Contrato entre ausentes, según la doctrina es aquel cuya aceptación definitiva no es dada en presencia de la otra
parte. Celebrando en estas condiciones no deja de ser entre ausentes en el caso en que las partes se habían
encontrado antes personalmente para tratar de él.
La cuestión de los contratos entre ausentes reviste la mayor importancia en el sentido de que con su conocimiento
se puede determinar el lugar y en que momento el contrato debe considerarse formado. Su importancia se
traduce desde varios puntos de vista: a) perfeccionamiento o conclusión del contrato, b) momento inicial de la
prescripción de las acciones emergentes del mismo; c) La ley aplicable en el orden del tiempo, en el caso de un
cambio de legislación, o en el orden internacional, en el de contratos celebrados entre personas que se encuentran
en diferentes países.
Tratándose de los medios de manifestarse el consentimiento, el artículo 676 del Código Civil tiene previsto que:
“Entre personas ausentes, el consentimiento podrá manifestarse por medio de agentes, por
correspondencia epistolar o telegráfica, u otro medio idóneo.
Los modernos medios de comunicación han hecho posible en concierto de muchas relaciones comerciales. Es así
que el sistema de télex es el medio corriente para formalizar importantes contratos bancarios y de otra índole
comercial. Nuestra propia legislación ha equiparado a los contratos por carta, los formalizados por el sistema de
telegramas o télex.
El contrato entre personas ausentes siempre ha causado dificultades para determinar el momento preciso en que
el vínculo jurídico se perfecciona; cuándo el contrato surtirá todos sus efectos y se podía determinar el derecho
aplicable.
Bien sabemos que dos escuelas se enfrentan al respecto: una de ellas exige que el consentimiento, para que surta
efecto, sea informado al proponente por quien la acepta. Pedro constituyendo domicilio en Asunción, remite una
carta oferta a José, comerciante de San Paulo (Brasil); sobre una operación comercial. El comerciante brasileño
José acepta y contesta afirmativamente el acuerdo. Podrá hacerlo por carta o por el moderno sistema de télex;
¿quedaría ya perfeccionado el contrato?
Veamos lo que dice Lafaille: “No, pues se requiere que exista la posesión recíproca de la conformidad. No basta,
pues, con que José esté informado en cuanto a que Pedro conoce la aceptación, sino que se necesita que sepa que
Pedro todavía está conforme, por que durante el intervalo podría haber mudado de parecer y retirado la oferta.
Otro tanto, ocurriría con Pedro, pues a su vez tendría que esperar a que llegara la noticia de que José supo que
conocía su aceptación y mantenía la oferta, de tal modo que nunca habría concurso de voluntades por
correspondencia. Los autores que sostienen la otra teoría, llamada de la declaración o admisión, argumentan de
esta manera: El acuerdo de voluntades se produce desde el preciso momento en que los dos contratantes están
conforme, sin tener para qué informarse de ese consentimiento. De suerte que cuando la propuesta de Pedro llega
a San Paulo, si José está conforme con ella, no hay nada que decir, pues el contrato está terminado”.
Es lo que nos dice Lafaille.
Nuestro Código Civil adopta la tesis de la expedición como regla, por las excepciones que aconsejan la experiencia
y los estudios de los tratadistas.
Al comentar Machado el artículo 1147 del Código de Vélez expresa: “En mi Tratado de Contratos hice notar que el
consentimiento podía manifestarse igualmente entre los presentes por agentes o correspondencias, no siendo esta
forma exclusiva para los ausentes como parece desprenderse de la redacción del artículo. En efecto, la palabra
ausente se debe tomar como lo hace Freitas, artículo 1838 de su Esbozo, en contraposición a la de presente en el
lugar mismo; en este sentido se llama ausente al que está en la misma ciudad, pero no concurre al acto. Cuando
se habla de correspondencia epistolar, se comprende también telegráfica, en la forma y modo que las leyes la
autorizan para dar autenticidad al telegrama. La comunicación telefónica sería también otra de las formas; pero
como es verdad sólo tendrá lugar para los contratos cuyo valor no pase de 200 pesos”. (En el Código Civil
Paraguayo más de diez jornales mínimos asignados para la capital, Ver artículo 706). Exige prueba escrita.

TEORÍAS QUE RIGEN EL MOMENTO DE SU PERFECCIONAMIENTO.

Como en este tipo de contratos entre la oferta y la aceptación transcurre un tiempo prolongado y existen infinitos
instantes (por ejemplo: se envía la oferta por correo, el destinatario la recibe, la estudia, envía la aceptación, y el
oferente la recibe), es ese intervalo de tiempo el que ha dado origen a elaboraciones doctrinarias al plantearse la
cuestión: ¿En que momento queda concluido el contrato? Al respecto se han elaborado diversa teorías:

a. Teoría de la declaración: llamado igualmente de la agnición, de origen alemán. considera que el


contrato queda perfeccionado desde el momento en que la oferta ha sido aceptada, a condición de que
esta aceptación no haya permanecido en el dominio del pensamiento de la persona (propositum en
mente retentum), sino que haya sido debidamente declarada. Según este sistema el contrato queda
concluido en el momento en que el aceptante ha manifestado de alguna manera su voluntad de
aceptar, aunque esa declaración no haya sido remitida al oferente, como ocurriría si hace una
anotación en ese sentido en sus libros de comercio o en otros documentos dirigidos a terceros. Esta
declaración aunque no dirigida al ofertante, prueba que el aceptante tuvo intención de aceptar, con lo
cual el acuerdo de voluntades quedó concluido. 8 Por ejemplo, el destinatario pone una nota al pie de la
carta que recibió, o anota su voluntad de aceptar en libros propios, o manifiesta a sus empleados o
proveedores su deseo de formalizar el contrato.
Critica: Adolece del grave defecto de dejar al oferente en una inseguridad al ignorar la actitud asumida por el
destinatario de la oferta, quien, por otra parte, puede retractarse en cualquier momento.

b. Teoría de la expedición o envío: sostiene que recién habrá contrato cuando la declaración de haber
aceptado la oferta sea enviada al proponente, por carta, telegrama o cualquier otro medio, el contrato
se considera perfecto desde el momento en que el aceptante se ha desprendido de la aceptación. Es
preciso que la declaración de aceptación haya sido remitida al oferente. Tiene a su favor el hecho de
que la expedición de una carta o de un telegrama es de prueba fácil. La Crítica que se le hace es que
el aceptante corre con el riesgo de que su aceptación no llegue en tiempo y forma.

c. Teoría de la recepción: los partidarios de este sistema exigen algo más: no basta con la aceptación
y su envío, sino que se requiere además que el oferente haya recibido la aceptación. Juzga
perfeccionando el consentimiento cuando se produce la recepción del instrumento en que consta la
aceptación. La prueba es sumamente fácil: bastaría con demostrar que el despacho ha llegado a su
destino.

d. Teoría de la información o del conocimiento: se entiende en este sistema que, a los efectos de la
formación del contrato, no basta la simple aceptación, sino que es necesario que ella haya llegado al

8
conocimiento directo y personal del proponente: hasta ese momento la voluntad del proponente y del
aceptante existen, pero en forma aislada una de otra, y es recién cuando el proponente conoce la
aceptación de su oferta, que el acuerdo de voluntades, base del contrato, llega a existir. Es decir seria
necesario que el oferente haya recibido la aceptación. No basta con la recepción. La carta o el
telegrama puede ser recibido por personas extrañas, en ausencia del destinatario, o simplemente
olvidados por éste por simple desidia.
Crítica: Resulta muy difícil probar que el oferente ha tomado efectivo conocimiento de la aceptación.

SISTEMA DEL CODIGO CIVIL.

Leyendo la regla contenida del artículo 688 se puede decir que el sistema adoptado por nuestro código es de la
expedición o envío. El mencionado artículo dice: “Los contratos entre ausentes se perfeccionan desde que la
aceptación sea expedida, salvo que haya sido retractada oportunamente, o no llegase en el plazo convenido”.
Sigue la teoría de la expedición, pero con dos condiciones: 1) que la aceptación no haya sido retractada
oportunamente; y 2) que ella llegue en el plazo fijado para el efecto.

ENVÍOS DE TARIFAS O LISTAS DE PRECIO; EXPOSICIÓN DE MERCADERÍAS CON INDICACIÓN DE


PRECIO.
La segunda parte del art. 685 toca un tema totalmente diferente a lo que resuelve en la primera, y se trata del
caso de que la oferta de contrato se materializa con el envío de tarifas o listas de precios. Con este tipo de oferta,
el oferente no queda obligado, pues, a los efectos del citado artículo: “El envió de tarifas o listas de precios no
constituye oferta…” A los efectos del artículo, no se trata de una oferta, lo que no es precisamente exacto, ya que
si se le envía a persona potencialmente interesada es una oferta porque el oferente lo haría atendiendo ese
interés, y el destinatario habría de alguna manera expresado su consentimiento, con la exteriorización de su
interés.
Ahora, “…La exposición de mercaderías al público, con indicación del precio, importa oferta”. Evidentemente,
aunque el destinatario de la oferta que se materializa con la exposición, éste acto constituye una verdadera oferta.
Se expone a las personas interesadas y al agregarle el precio, es una oferta. Quiere decir entonces, que cualquier
persona que en ese momento se decida comprar, manifiesta su aceptación y puede exigir la venta como cualquier
destinatario en concreto de una propuesta de contrato.

EL CONTRATO CONSIGO MISMO O AUTO CONTRATO.


La autocontratación implica una simplificación subjetiva de los negocios bilaterales: las dos partes, por exigencia
estructural, subsisten, pero el autor del negocio es una única persona.
La autocontratación puede darse de dos formas: el autor del negocio actúa en su propio nombre y en el de su
representado, o bien el autor del negocio actúa en nombre de dos personas a las que representa.
El obstáculo que tradicionalmente se viene encontrando a la autocontratación es fácilmente apreciable: no parecen
existir en ella dos voluntades plenamente autónomas y enteramente libres, sino una única voluntad. Sin embargo,
como ha puesto de relieve la moderna doctrina civilista, la valoración de ese obstáculo debe hacerse no desde el
punto de vista dogmático – partiendo de que el contrato exige estructuralmente dos voluntades -, sino desde el
punto de vista de la lógica jurídica – que tiene unos elementos deónticos y éticos – o desde el punto de vista del
conflicto de intereses.
Del anterior razonamiento se ha derivado que la admisibilidad del autocontrato se haya resuelto en función de la
protección o no de los derechos del representado (si adopta la primera forma) o de los representados (si adopta la
segunda). De modo que la autocontratación se admite en el caso de que exista un poder expreso para
autocontrolar o de la autocontratación no se siguen consecuencias lesivas o perjudiciales para el representado.
Este criterio doctrinal es también el seguido tanto por la jurisprudencia civil como por la registral. El tribunal
supremo no admite – limitadamente, y atendiendo las circunstancias concurrentes – la figura de la
autocontratación hasta mediado el siglo. La dirección de los registros, atenta desde su origen a las posiciones de
los autores alemanes, recoge ante los acertados criterios elaborados entorno al Selbstvertrag, y admite ya la
contratación en resoluciones de 29 de diciembre de 1922 y 30 de mayo de 1930, que presentan ambas las
particularidades de rechazar en el caso concreto la autocontratación y referirse a supuesto de representación
legal.
Los datos positivos de que parten los criterios documental y jurisprudencial son en realidad contrarios a la
autocontración: el Art. 267 del Código del Comercio prohíbe al comisionista comprar para si o para otro las cosas
que se le haya mandado vender, así como vender las cosas que se le hayan mandado comprar, salvo que haya
obtenido licencia del comitente; el articulo 1459 CC prohíbe que los mandatarios compren las cosas de cuya
enajenación estuviesen encargados. En diversos supuestos de representación legal manifiesta igualmente el
código civil su criterio contrario.
La puerta abierta por las normas a través de la autorización del representa o la autorización judicial revela, sin
embargo, que no puede deducirse de los preceptos citados un principio general contrario a la autocontratación. El
problema reside, pues, en fijar los limites de la figura.
El Tribunal Supremo exige, alternativamente (S. 23 de mayo de 1977): a) que no exista incompatibilidad de
intereses entre los propios del representado y los del representante; b) que se acredite la existencia de poder
expreso para autocontratar; c) que de los términos en los que aparezca extendido el poder con el que el
representante actúa permitan calificarle de adecuado, suficiente o bastante para poder celebrar contratos consigo
mismo.
La Dirección General de los Registros viene exigiendo, con un criterio amplio, que en las consecuencias de los
contratos exista un equilibrio de intereses que aleje toda posibilidad de lesión.
¿Cuál es la consecuencia de un autocontrato que no reúna los requisitos examinados?
No puede tratarse, según DIEZ PICAZO, de un contrato nulo, porque ello impediría la posibilidad de ratificación;
tampoco de un contrato anulable, porque ello obligaría al representado a ejercitar una acción para impugnar un
acto que no debió afectarle de ningún modo. Se trata, pues, de un negocio imperfecto, incompleto o en vías de
formación. Le falta aún el consentimiento del representado, que no puede entenderse que haya existido en un
contrato lesivo para sus intereses; es decir, le falta la ratificación ( v. representación)

SOBRE EL AUTOCONTRATO. CRITERIOS DEL DGRN.


A pesar de la importancia practica y la trascendencia jurídica del autocontrato, lo cierto es que carece de
regulación expresa o sistemática en nuestro texto jurídicos por ellos su examen debe de realizarse desde una
perspectiva judicial, y en concreto, en lo que respecta al tráfico inmobiliario, analizando el criterio seguido por la
Dirección General de los Registros y el Notario.
En principio en la jurisprudencia, hoy en día, no hay razones para negar la posibilidad de que una persona
represente a las dos partes de un mismo negocio jurídico, como forma lícita y simplificadora del propio negocio
jurídico. Por tanto, y desde una perspectiva de derecho privado (recuérdese el Art. 1255 del Código Civil), la
figura del autocontrato debería estar permitida. Sin embargo, la admisión de la autocontratación es excepcional, y
ello es así, no por razones conceptuales (como ha puesto de relieve la resolución del 21 de mayo de 1993), sino
por razones de estricta justicia, es decir, para evitar perjuicios a los intereses del representado, cuando el
representante tiene que defender intereses contrapuesto.
“La admisión del contrato es excepcional, no por razones conceptuales, sino para evitar perjuicios a los intereses
de los representados, cuando el representante tiene que defender intereses contrapuesto.”
Por ello, existirá autocontrato prohíbo por ley en aquellos negocios o actos jurídicos en los que una sola persona
pone discrecionalmente en relación económica dos o mas patrimonios distintos, cuya titularidad o representación
ostenta en virtud de una única declaración de voluntad (o, si se prefiere, de dos declaraciones de voluntad
proveniente de una sola persona) siempre que exista un conflicto de intereses real o potencial entre dichos
patrimonios.
Según el criterio seguido por la D.G.R.N., para que la autocontratación no de al traste con el negación jurídico es
necesario: 1) o bien la autorización expresa del representado, (y esto último no solo para la representación
voluntaria, sino también para la orgánica). 2) o bien ausencia de conflicto de intereses. Así, por un lado, la
autocontratación es valida y eficaz cuando viene procedida de licencia o dispensa del poderdante.
Respecto a dicha licencia y dejando a un lado el caso de autorización del mandante, (supuesto indiscutible de
autocontrato permitido) la Dirección General a entendido que no es preciso que tal licencia o dispensa reúna
especiales requisitos de forma (resolución 15 de junio del 2004) y que, tanto en la representación orgánica como
en la voluntaria, la dispensa de autocontratación puede ser genérica (resolución 3 de diciembre de 2004, entre
otras) asimismo, la Dirección General (resoluciones de 1 de enero de 1943, 1 de junio de 1999). Afirma que hay
autocontratación permitida cuando el poderdante, sin dar licencia expresa de autocontrato, concede al apoderado
una serie de facultades con la vista puesta en lo posible conflicto de intereses.
Pues bien vamos a centrarnos en el análisis de algunos de los supuestos en los que la Dirección General entiende
que hay autocontrato prohibido, sin bien debemos admitir que aquí, como en tantas otras ocasiones, la D.G.R.N.
sigue una interpretación ciertamente restrictiva, atendiendo el criterio de justicia material del caso concreto sujeto
a resolución, y por tanto no generalizable a otro supuesto.
Así nos encontramos con numerosas resoluciones para analizar si a habido conflicto de intereses la Dirección
General si ha habido independencia en el proceso de formación de la voluntad del apoderado (cuando actúa como
tal), exigiendo, en caso contrario, ratificación posterior. Así la D.G., ha entendido que hay autocontrato no
permitido en los siguientes casos:
1. Escritura de Constitución de Hipoteca en Garantía de deuda ajena.
Si comparece un apoderado que representa a la vez a la sociedad deudora y a la sociedad hipotecante no deudora
es decir, si una misma persona representa al deudor y al hipotecante no deudor.
La D.G.R.N ha entendido que la hipoteca confianza es un triple negocio jurídico, y no permite que dos de sus
partes (en este caso deudor e hipotecante no deudor) estén representadas por la misma persona, salvo,
evidentemente que en los poderes se haya salvado el autocontrato. Sin embargo, si la múltiple representación se
produce en la posición de hipotecante no deudor, es decir, si hay dos hipotecantes no deudores representados por
una misma persona que no es deudor, no hay conflicto de intereses. Así la Dirección General, en este supuesto
entiende que no existe vinculación entre patrimonios llevados a cabo por la misma persona.
2. Escritura en la que el representante establece solidaridad pasiva entre sus propias deudas y las del
representado.
La D.G.R.N., entiende que hay conflicto de intereses y autocontración, ya que al pactar que ambas deudas (la del
poderdante y la del apoderado) se conviertan en una sola deuda solidaria respecto del acreedor, el representante
esta estableciendo una representación interna entre ambos deudores y poniendo en contacto ambos patrimonios
desde el momento desde que, en función del que realice el pago, uno de los deudores se convertirá en acreedor
del otro, sin necesidad de que haya mediado por cualquiera de las dos partes, ninguna nueva declaración de
voluntad.
3. Escritura de constitución de sociedad en la que uno de los comparecientes interviene en nombre
propio y en nombre y representación de otra entidad.
4. Escritura de compraventa en la que una misma persona es apoderado de los vendedores y a la vez
administrador poderdante de la sociedad compradora.
Es decir este seria el caso en que una misma persona es el apoderado del vendedor y el administrador único del
comprador, y, para evitar el autocontrato, otorga un poder, como administrador de la sociedad vendedora, para
que ésta le represente un tercero y así excluir, aunque sea externamente el autocontrato; pues bien, la Dirección
General, en Resolución de 21 de mayo de 1993, aplica su doctrina sobre la autocontración y el conflicto de
intereses, y señala que no cambia el régimen de la operación si la persona en la que concurre el doble carácter
interviene sólo como apoderado de una de las partes, y como poderdante de la otra, ya que ese poder (que da
como poderdante) depende de él en su origen (otorgamiento), en su mantenimiento (revocación) y en su ejercicio
(instrucciones).
5. Escritura de concesión por parte de un administrador único de una sociedad de un poder a favor
de si mismo.
La Dirección General considero que el administrador único no puede otorgarse un poder a si mismo, y ello, por un
lado porque en ese poder seria ilusoria revocabilidad de la representación y por otro, por la difícil exigencia de
responsabilidad que al administrador, como representante orgánico, correspondería frente a la actuación del
apoderado.
La D.G.R.N., entiende que el poderdante asume el posible conflicto de intereses cuando las facultades conferidas
son tan precisas que los excluye.
Así mismo la D.G., entiendo que el administrador no puede otorgarse así mismo poderes de autocontratación, ya
que en su condición de administrador carece de ellas.
Respecto a la sanción aplicable al autocontrato con conflicto de intereses no salvados por el poderdante la
Dirección General sigue el criterio de nulidad ratificable. Nuestro centro directivo en numerosas resoluciones a
considerado el autocontrato no autorizado como un acto nulo por falta de poder, siendo posible la ratificación por
parte de las personas en cuyo nombre y representación se otorgo, si bien la ratificación a de proceder de ambas
partes.
Este criterio parece el adecuado dado que lo que se protege tanto en la representación voluntaria como en la
orgánica, no es una razón de orden público, sino los intereses del titular del patrimonio afectado por la
autocontración.

CASOS EN QUE PUEDE CELEBRARSE AUTO – CONTRATO. APRECIACIÓN DE SUS ELEMENTOS CON
RELACIÓN AL TIEMPO.
Una persona puede contratar consigo mismo, es decir, celebrar un “auto – contrato”. Es la esencia de todo
contrato, la existencia de dos o más voluntarios sobre un mismo acto.
Sin embargo, el contrato consigo mismo es posible en algunos casos excepcionales:
a. Puede ocurrir en que se realice un acto jurídico en el que una persona actúe por “derecho propio”
y al mismo tiempo en “representación ajena”. Tal por ejemplo, el mandatario que acepta para si la venta
que le encargó hacer su mandante. El mandatario estaría contratando consigo mismo, pues en su calidad
de mandatario actúa como apoderado de su mandante y al mismo tiempo la hace por derecho propio.
b. Otras veces la persona a quien encarga la ejecución de un negocio, puede tener una doble
representación y en el ejercicio simultáneo de ellas, contratar consigo mismo. Ejemplo: un comisionista
recibe la orden de A de comprar y de B de vender una mercadería al precio de plaza. El comisionista en
presencia de ambas coincidencias, puede celebrar el contrato de compraventa, reuniendo en su persona la
calidad de comprador y vendedor respectivamente.
El contrato consigo mismo o auto – contrato no es una novedad jurídica, pues ya los romanos consignaban
algunos casos similares como en el caso del heredero beneficiario que se le permitía contratar con la sucesión
cuyo patrimonio estaba separado del suyo, al igual que era admitido además la “constitutio possesorio”.
Ambos eran casos en que se contrataba consigo mismo, porque el poseedor que se reconocía locatario o
usufructuario sobre un determinado fundo, admitiendo a la vez en un tercero el dominio de la cosa, celebrada en
rigor un “auto – contrato”, donde él actuaba a la vez como parte directa y en calidad de representante de ese
mismo propietario.

LECCIÓN 5
Del Objeto del Contrato.
1. Concepto
Son los bienes materiales e inmateriales sobre los cuales recae el interés implicado en la relación que
constituye en el punto de incidencia de la tutela jurídica. Es decir los objetos de la acto jurídico pueden ser cosas,
derechos intelectuales, acciones, créditos hechos (se refieren ahechos humanos) las personas ajenas (como el
derecho de familia) y la propia persona atendiendo a ciertas manifestaciones suyas (derechos personalísimos.
“Es la prestación prometida por las partes sea una cosa o un hecho sobre el que recae la obligación asumida”.
Art.299.- No podrá ser objeto de los actos jurídicos:
a) aquello que no esté dentro del comercio;
b) lo comprendido en una prohibición de la ley; y
c) los hechos imposibles, ilícitos, contrarios a la moral y a las buenas costumbres, o que perjudiquen los derechos
de terceros.
La inobservancia de estas reglas causa la nulidad del acto y de igual modo, las cláusulas accesorias que, bajo la
apariencia de condiciones, contravenga lo dispuesto por este artículo.

2. Requisitos:
a. Posibilidad: El objeto del acto jurídico debe ser posible; dicha posibilidad puede ser característico o
material y jurídico. Ninguna persona puede ser compelida a pagar o hacer algo imposible
b. Licitud: Es decir no debe estar prohibido por las leyes o disposiciones especiales, ordenanzas
municipales, disposiciones reglamentarias o por actos de autoridad: y por último no sea contrario a la
moral y a las buenas costumbres.
c. Res in Comercium: El Código Civil dispones en su art.1896 “Están en el comercio todas las cosas cuya
enajenación no fuesen expresamente prohibida, o no dependiese de una autorización pública” y el art.
1897 establece:
Las cosas están fuera del comercio por su inenajenabilidad absoluta o relativa.
Son absolutamente inenajenables:
a) las cosas cuya venta o enajenación fuere expresamente prohibida por la ley; y
b) las cosas cuya enajenación se hubiere prohibido por actos entre vivos o disposiciones de última
voluntad, en cuanto este Código permita tales prohibiciones.
Son relativamente inenajenables las que necesitan una autorización previa para su enajenación.
3. Indeterminación de la Cantidad.
Debe ser determinado: Para que el contrato sea válido y brinde seguridad a las partes, es fundamental
preestablecer las prestaciones a ser cumplidas, de lo contrario no sería posible constreñir al deudor al pago de una
cosa o de un hecho si no se puede precisar cuál es la cosa o hecho debido.
La determinación a que nos referimos en este punto se refiere a la especie sobre lo que se contrata. Art.692.-
Las cosas para ser objeto de los contratos deben estar determinadas en cuanto a su especie. La indeterminación
de su cantidad no será obstáculo siempre que ella pudiere ser fijada sin nuevo acuerdo entre las partes.
Como ejemplo, en la compra de animales se concreta la compra de novillos, en el contrato se aclara que el
comprador hace entrega de diez millones de guaraníes para la formalización del contrato, pero no se determina el
número de novillos comprados. Para esta omisión, que constituye la indeterminación en cuanto a la cantidad de lo
que se contrata, puede determinarse la cantidad investigando el precio corriente de plaza. Así, si cada novillo de
cierto peso se justiprecia en Fs. 500.000, es fácil deducir que la compra concertada es de 20 novillos.
Por su parte al Art. 693 establece: La cantidad se reputa determinable cuando su fijación se deja al arbitrio de un
tercero, cuya decisión será definitiva. Si éste no cumpliere por cualquier causa su cometido dentro del plazo
fijado, o del que razonablemente será suficiente para hacerlo, el contrato quedará sin efecto. Cuando se señalaren
al tercero designado pautas para proceder a dicha determinación, su decisión será recurrible ante el juez si se
apartare de las directivas impuestas por los contratantes. Si no procediere a la determinación en el plazo fijado,
ella se hará por el juez, atendiendo a la intención común de aquéllos.
Ejemplificando, la primera parte del artículo podemos mencionar: Pedro entrega la suma de un millón de
guaraníes a Juan, propietario de vacunos, y se deja al arbitrio de Luis que es el tercero para precisar cuantos
vacunos debe entregar en venta Juan a Pedro. Referente a la cantidad, la decisión de Luis será definitiva. Pero si
no determina la cuantía dentro del plazo fijado, o del que razonablemente sería suficiente para hacerlo, el contrato
quedará disuelto.
Referente al segundo párrafo del artículo, y, apoyándonos en el ejemplo anterior, pueden Juan y Pedro fijar
pautas a Luis para determinar la cantidad de animales que Juan debe entregar a Pedro. Si con las pautas
establecidas y con fijación de términos para la determinación de la cantidad no lo hiciere, las partes podrán
recurrir al juez para ese efecto.
4. Contrato de prestación imposible.
Debe ser posible: En efecto, ninguna persona puede ser compelida a pagar o hacer algo imposible. Pero esta
imposibilidad, la que anula el contrato debe ser absoluta. No basta que sea solo para un deudor determinado, por
falta de aptitudes o capacidad personales o por otras razones circunstanciales, es necesario una total
imposibilidad, sea física -tocar el cielo con las manos- o jurídica -hipotecar una cosa mueble-
Es diferente sin embargo, cuando una persona que carece de condiciones artísticas, se obliga a realizar un retrato
o una escultura. No podrá alegar mas tarde la ineficacia de la obligación por su imposibilidad de cumplir la tarea
que ha prometido, por que en términos absolutos, hacer un retrato y una escultura es perfectamente posible, la
obligación no será nula sino que se resolverá con el pago da daños y perjuicios.
Nuestro código establece en que casos la imposibilidad de la prestación no produce la invalidez del
contrato al preceptuar en el Art. 694 " La imposibilidad de la prestación no impedirá la validez del contrato si
dicha imposibilidad pudiera ser suprimida y el contrato hubiere sido concluido para el caso de que la prestación
fuere posible. Si una prestación imposible fuere subordinada a una condición suspensiva o a un plazo suspensivo,
el contrato será válido si la imposibilidad es suprimida antes del cumplimiento de la condición o del vencimiento
del plazo."

Es decir, si las partes conocieron la existencia de la hipotética imposibilidad quisieron celebrar el contrato, debe
admitirse que lo ajustaron bajo la condición de que dicha imposibilidad llegue a desaparecer -Condición
Suspensiva-El segundo supuesto del artículo se explica por aplicación de las reglas que disciplinan la condición
suspensiva o el plazo suspensivo. Si, pues, la imposibilidad desapareciese antes de acontecer el hecho futuro e
incierto al cual fue subordinada la relación de derecho, o antes de vencer el plazo suspensivo, el contrato será
válido.
5. Las cosas fuera del comercio
La disposición del CCP en su Art. 299, inc. a) es determinante al establecer que no podrá ser objeto de los actos
jurídicos aquello que no esté dentro del comercio, por ello es fundamental que, para que una cosa pueda ser
objeto de contrato esté en el comercio. Dicho de otra manera, que el objeto o cosa sea real y disponible, estar en
libre circulación y cambio, y tratándose de hechos, el mismo debe ser posible y no debe contrariar las leyes y las
buenas costumbres.

6. Las cosas inexistentes y las cosas futuras.


A este respecto el Art. 695 del CCP hace clara mención de estas situaciones y a ella nos remitimos ; " La
prestación de cosas futuras puede ser objeto de los contratos. Si la existencia de ellas dependiere de la industria
del promitente, la obligación se considerará pura y simple. Si la existencia de ellas dependiere en todo o en parte
de fuerzas naturales, se considerará subordinada la eficacia del contrato al hecho de que llegasen a existir, a
menos que la convención fuere aleatoria.
Esta disposición, presenta tres situaciones;
1) Las cosas futuras pueden ser objeto de los contratos. Si Pedro contrata la adquisición de un ternero a nacer de
toro puro, esta prestación puede ser objeto de contrato.
2) Cuando dependiere de la industria del promitente la obligación, esta será considerada pura y simple. Un
contrato celebrado por una mueblería, comprometiéndose en el plazo de un mes entregar un juego de muebles al
comprador y
3) Si la existencia de la obligación dependiere en todo o en parte de fuerzas naturales, se considerará
subordinada la eficacia del contrato al hecho de que las mismas existan, a menos que la convención fuere
aleatoria. El propietario de un arroyo se compromete ceder el curso de agua que le pertenece, al fundo colindante
dedicado a cultivos que dependen de dicha agua. Pero llegado el momento de siembra el arroyo queda sin agua
por una sequía excepcional, el contrato quedará inexistente, a menos que una de las partes hubiese tomado el
riesgo a su cargo.
7. Herencias futuras.
Art.697.- No puede ser objeto de contrato la herencia futura. Los fundamentos de esta norma tienen
principios éticos. Razones morales, fundamentos jurídicos y la paz social del núcleo familiar abonan la vigencia de
este artículo. Si se aceptara la comercialización de herencia futura, podría provocar situaciones controvertidas en
el seno de la familia, se iría contra el principio de seguridad jurídica y sería una forma de amenguar el patrimonio
familiar.

8. Las cosas ajenas.


Como principio general, las cosas ajenas pueden ser objeto de los contratos. Está legislado en el contrato de
compraventa siempre y cuando no versen sobre cosas fuera del comercio. El Art. 743 dispone "Los bienes ajenos
pueden ser objeto de la compraventa. Si en el momento del contrato la cosa vendida no era de propiedad del
vendedor, éste está obligado a procurar la adquisición al comprador. El comprador adquirirá el dominio de la cosa
cuando el vendedor obtenga la ratificación del propietario, o venga a ser su sucesor universal o singular en la cosa
vendida".
Nuestro artículo supone que el comprador sabía que el vendedor no era el titular de la cosa que le vendía, no
obstante lo cuál, reputa válida la venta, por que estando el vendedor obligado a transferirle la propiedad y
posesión de la cosa, debe cumplirla procurando la ratificación del propietario, bajo pena de que en el caso de no
cumplirlas, podrá el comprador demandar la resolución del contrato con resarcimiento de los daños y perjuicios.
Esta disposición sólo se aplicará a la venta de cosas ciertas y determinadas.
9. Cosas litigiosas, gravadas o embargadas
Art.696.- Son anulables los contratos que tuviesen por objeto la entrega de cosas litigiosas, gravadas
o embargadas, si se hubiese ocultado su condición al adquirente.

Esta disposición remarca la vigencia del principio de la buena fe. No es jurídico ni ético proteger las cargas ocultas
esgrimidas por una de las partes. La malicia, la intención dolosa, deben ser penadas. Las cosas litigiosas,
gravadas o embargadas pueden ser objeto de contrato, siempre que todas las partes estén en conocimiento de
ese gravamen.
Aquellos que ocultan tales condiciones sobre lo contratado, o contratan de mala fe sobre cosas ajenas como si
fueran propias, incurren en el delito conocido como Estelionato, una modalidad de la estafa.

LECCION 6

FORMA DE LOS CONTRATOS

GENERALIDADES

Los actos jurídicos y lo mismo los contratos que son una especie, asumen distintas formas, según las exigencias
del orden jurídico, la convención de las partes o la propia voluntad de los autores de la declaración, para que
tenga validez o existencia como tales y también para que puedan ser probados.

La forma de todo acto o negocio jurídico se concreta en los medios con que la voluntad se exterioriza, en procura
de una finalidad, en el campo del derecho. Toda declaración de voluntad tiene en ese sentido una forma, desde el
mero signo o seña hasta la expresión por escritura pública.

La forma, como bien se ha dicho, es simplemente el medio con el que se pone de manifiesto la declaración de
voluntad, o sea, es el aspecto exterior que esta asume. Por eso nuestro derecho da eficacia a todo acto que
exteriorice una declaración de voluntad, que tenga por fin inmediato crear una relación jurídica.

Es de notar en este sentido, que la clasificación de los actos jurídico en formales y no formales, significa que hay
formas vinculantes y otras libres, lo que no quiere decir que puedan darse negocios prescindentes de toda
formalidad. Cuando se habla de libertad de las formas negociables, solo se señala la libertad de las partes o
declarantes para elegir los medios de expresión adecuados al fin jurídico propuesto.

En nuestro derecho, desde el punto de vista de las formas se exige tres categorías: 1° contratos no formales o
consensuales propiamente dichos, los cuales no están sujetos a formas de ninguna clase y pueden ser otorgados
con las que las partes estimen convenientes, aun verbalmente salvo en este ultimo caso las dificultades de las
pruebas; 2° Contratos formales ad probationem, para los cuales se exigen determinadas formas pero únicamente
a los efectos de asegurar la prueba de su existencia, de suerte que el contrato es obligatorio, en los términos a
tratar del artículo 700, y 3°, contratos formales ad solemnitatem, en los cuales la observancia de las formas
prescritas es esencial para la existencia del contrato, de modo que si ellos no han sido observadas el contrato es
nulo, por ejemplo, la escritura pública para la donación de inmuebles.

FORMAS AD SOLEMNITATEM Y AD PROBATIONEM

Se llama forma ad solemnitatem a aquella formalidad que es esencial a la validez del contrato. Su omisión le priva
de todos sus efectos por mas que el consentimiento se pruebe inequívocamente. Un contrato es ad solemnitatem
cuando la exteriorización de las voluntades es requerida en una forma determinada, bajo sanción de nulidad.
Omitida la forma exigida por la ley el negocio queda privado de sus efectos, es decir, el contrato será nulo.
Ejemplo: la donación de un inmueble, el pago por cesion de bienes a los acreedores deben ser hechos por
escritura pública, bajo pena de nulidad. La formalidad se convierte en elemento o requisito de existencia del
contrato. Es la forma mencionada por nuestro código como tercer requisito esencial del contrato (art. 673, inc C).

La forma ad probationem solo es exigida como medio de prueba y como protección de los derechos de terceros,
de tal modo que si se omite la formalidad exigida, el contrato será válido si la celebración del mismo puede
acreditarse por otros medios de prueba, en tal caso el interesado puede obligar a la contraparte a cumplir con la
formalidad que la ley exige.

¿Tiene importancia práctica esta distinción? Si, y lo veremos con el siguiente ejemplo: tanto para donar como para
comprar un inmueble, la ley exige la escritura pública. Si esos actos fuesen realizados por un instrumento privado,
el efecto jurídico sería diferente:

● El acto de compraventa será válido y las partes podrán exigir que se realice la escritura pública art. 701;
● El acto de la donación, por el contrario, será nulo y no producirá ningún efecto legal art. 1213

¿Por qué esta diferencia? Porque en la donación la forma es exigida ad solemnitatem; en la compraventa, en
cambio, lo es ad probationem.

En nuestro derecho positivo, salvo algunas excepciones, no hay contratos solemnes. En casi todos los contratos la
forma exigida ad probationem, o sea, al solo efecto de la prueba.

ANALISIS DE LOS ARTICULOS 699/707

CAPITULO IV

DE LA FORMA Y PRUEBA

Art.699.- La forma de los contratos será juzgada:

a) entre presentes, por las leyes o costumbres del lugar en que hubieren sido concluidos;

b) entre ausentes, cuando constaren en instrumento privado suscripto por alguna de las partes, por las leyes del
lugar en que haya sido firmado; y

c) si el acuerdo resultó de correspondencia, de la intervención de agentes o de instrumentos firmados en distintos


lugares, se aplicarán las leyes más favorables a la validez del acto.

El inciso a) da a la costumbre valor jurídico y es una excepción a la regla. Como se han notificado los contratos y
las obligaciones en materia civil y comercial, la costumbre es un indicador valioso para juzgar la forma y prueba
de los contratos.

El inciso b) es muy claro, el contrato se halla estipulado en un instrumento privado y pudiera estar suscripto por
una de las partes. En este caso se aplican las leyes del lugar en que hayan sido firmados por quien suscribió el
contrato.
La alternativa que presenta el inciso c) estimula la validez del acto jurídico, aplicando las leyes más favorables
para la vigencia del contrato.

El presente artículo encuentra su fuente próxima en las normas de los artículos 1180 y 1181 del Código Civil
Argentino que nos rigió.

Los citados artículos prescriben:

1180: la forma de los contratos entre presentes serán juzgadas por las leyes y uso del lugar en que se han
concluido.

1181: la forma de los contratos entre ausentes, si fueren hechos por instrumento particular firmado por una de las
partes, será juzgada por las leyes del lugar indicado en la fecha del instrumento. Si fuesen hechos por
instrumento particular firmados en varios lugares, o por medio de agentes, o por correspondencia epistolar, sus
formas serán juzgadas por las leyes que sean favorables a la validez del contrato.

Cada contratante se obliga en la manera y términos que aparezca que quizo obligarse, sin que para la validez del
contrato se requieran formalidades determinadas, fuera de los casos expresamente previstos por la ley.

Art.700.- Deberán ser hechos en escritura pública:

a) los contratos que tengan por objeto la constitución, modificación, transmisión, renuncia o extinción de derechos
reales sobre bienes que deban ser registrados;

b) las particiones extrajudiciales de bienes, salvo que mediare convenio por instrumento privado presentado al
juez;

c) los contratos de sociedad, sus prórrogas y modificaciones, cuando el aporte de cada socio sea mayor de cien
jornales mínimos establecidos para la capital, o cuando consista en la transferencia de bienes inmuebles, o de un
bien que deba ser registrado;

d) la cesión, repudiación o renuncia de derechos hereditarios, en las condiciones del inciso anterior, salvo que
sean hechas en juicio;

e) todo acto constitutivo de renta vitalicia;

f) los poderes generales o especiales para representar en juicio voluntario o contencioso, o ante la administración
pública o el Poder Legislativo; los conferidos para administrar bienes, contraer matrimonio, reconocer o adoptar
hijos y cualquier otro que tenga por objeto un acto otorgado o que deba otorgarse por escritura pública;

g) las transacciones sobre inmuebles y los compromisos arbitrales relativos a éstos;

h) todos los contratos que tengan por objeto modificar, transmitir o extinguir relaciones jurídicas nacidas de actos
celebrados mediante escritura pública, o los derechos procedentes de ellos;

i) todos los actos que sean necesarios de contratos redactados en escritura pública; y

j) los pagos de obligaciones consignadas en escritura pública, con excepción de los parciales y de los relativos a
intereses, canon o alquileres;

El inciso a) sigue las pautas de los códigos modernos; la publicidad de los derechos reales por la importancia que
registra su constitución, modificación, transmisión, renuncia o extinción, requiere de esta formalidad para
preservar los derechos de terceros de buena fe.

Otros bienes que por su importancia son registrables como en el caso de los automotores, buques, aeronaves,
requieren la formalidad de la escritura pública.

El inciso b) exige la escritura pública para formalizar particiones extrajudiciales de bienes que pueden darse en
una sociedad, a menos que los socios hayan convenido esa partición en instrumento privado y la presenten al juez
para su correspondiente homologación.

El inciso c) es claro y se refiere a los contratos de sociedades, su constitución, prorroga y modificaciones, siempre
que el aporte de cada socio sea mayor de cien jornales mínimos establecidos para la capital, o cuando se deba
transferir inmuebles y bienes o un bien que deba ser registrado.

El inciso d) es terminante, la cesión, repudiación o renuncia de derechos hereditarios, deben consignarse en


escritura pública; salvo que dichos actos se asienten en el juicio.

El inciso e) exige que la constitución de la renta vitalicia se formalice en escritura pública. Siendo una obligación
muy onerosa para el deudor y de suma importancia para el beneficiario, es aconsejable que por razones de
seriedad y trascendencia del acto se la extienda en escritura pública.

Los enunciados en el inciso f) deben formalizarse en escritura pública.

Este inciso respeta el principio de la publicidad que debe avalar la formulación de los poderes. Bien sabemos que
para iniciar juicio contra una persona ausente o de domicilio desconoció se debe obtener previamente un
certificado del registro de poderes en el que consta que el afectado no ha extendido poder alguno para lo
presente. La adopción o reconocimiento de hijos es un acto formal y, en consecuencia, debe asentarse en
escritura pública.

El inciso g) concuerda con la disposición del inciso a), porque las transacciones sobre inmuebles y los
compromisos arbitrales relativos al bien raíz pueden constituir, modificar, extinguir, etc., derechos reales o bienes
que deban ser registrados.

Los incisos h), i), j), exigen la formalidad que originaron esas relaciones jurídicas por actos celebrados mediante
escritura pública. Los actos accesorios de los contratos principales redactados en escritura pública deben respetar
la regla de que lo accesorio sigue a lo principal. Y los pagos de obligaciones consignadas en escritura pública, a
menos que tales pagos fuesen parciales y relativos a intereses, canon o alquileres.

¿Cuál es el efecto jurídico de la venta de un inmueble por instrumento privado? Vale como siempre promesa de
hacer escritura publica y de ejecutar el contrato.

Art.701.- Los contratos que, debiendo llenar el requisito de la escritura pública, fueren otorgados por instrumento
privado o verbalmente, no quedarán concluidos como tales, mientras no estuviere firmado aquella escritura.
Valdrán, sin embargo, como contratos en que las partes se hubieren obligado a cumplir esa formalidad.

Estos actos, como aquéllos en que las partes se comprometieren a escriturar, quedan sometidos a las reglas sobre
obligaciones de hacer.

El presente artículo no tendrá efecto cuando las partes hubieren convenido que el acto no valdría sin la escritura
pública.

“Modificamos el contenido del artículo 1187 del Código argentino de acuerdo a las leyes que disciplinan las
obligaciones de hacer, según las cuales, las obligaciones de hacer que pueden ser cumplidas por otro, como la de
otorgar una escritura pública, autorizan al acreedor a hacerlas ejecutar por cuenta del deudor, como lo preceptúan
nuestros artículos 959 y 962, o demandar los perjuicios e intereses por inejecución de la obligación, acción esta
última disyuntivamente autorizada para el solo caso de que fuere necesario violencia contra la persona del deudor,
como lo estatuye el artículo 956”

Cosa vieja esta observación, tanto en la Argentina como en nuestro país, es jurisprudencia constante y uniforme
que la obligación de otorgar escritura pública no se resuelve en daños y perjuicio, sino en su ejecución por el juez.

Nosotros, empero, juzgamos que siendo absoluta la imposibilidad de otorgar la escritura, por causas que el
obligado conocía o debía saber, como defectos insuperables de los títulos, o gravámenes o impuestos impagos,
ocultados al acreedor, la indemnización debida al acreedor debe reducirse a la del interés negativo, por aplicación
de nuestros artículos 1032 y 1033, a menos que las partes hubiesen declarado en el instrumento particular que el
contrato no valdría sin la escritura pública.

“Los contratos que debiendo ser hechos en escritura pública, fuesen hechos por instrumento particular, firmado
por las partes, o que fuesen hechos por instrumento particular en que la partes se obligan a reducirlo a escritura
pública, no quedan concluidos como tales, mientras la escritura pública no se halle firmada; pero quedarán
concluidos como contratos en que las partes se han obligados a hacer escritura pública”.

“Los contratos que debiendo ser hechos por instrumento pública particular, fuesen hechos verbalmente, también
quedarán concluidos para el efecto”.

Para Lafaille, ese acato reviste el carácter de contrato previo. Existe una promesa de venta, por ejemplo, que se
traduce en la obligación contraída por lo que intervienen en el acto de reducirla a escritura pública, momento en
que el acuerdo queda perfecto.

La jurisprudencia sentada en los países del Río de la Plata afirma que cuando se realiza en forma inadecuada un
acto jurídico de esta especie – que importa comprometer a la trasmisión del dominio de un bien raíz – las partes
han querido obligarse a llenar las formas legales exigidas, las cuales no son otras que la escritura pública; pero no
la escrituración del documento sino la del inmueble.

El instrumento privado que transfiere un inmueble vale como un acto previo por el cual las partes se obligan a
formalizar la transferencia por escritura pública. Es una obligación de hacer. Si el vendedor incumple esa
obligación, lo suple la autoridad del juez para perfeccionar el acto en demanda judicial.

Pero qué ocurre si el vendedor de mala fe trasfirió ese inmueble a un tercero de buena fe por escritura pública? En
este caso no cabe otra alternativa ante la imposibilidad de ejecutar la “prestación de hacer” de responder con la
indemnización por los daños y perjuicios que produjo tal acto ilícito al vendedor.

Art.702.- En el caso del artículo anterior, la parte que rehusare cumplir la obligación podrá ser demandada por la
otra para que otorgue la escritura pública.

Si el comprador pidiere el embargo del inmueble materia del contrato, el juez lo decretará, previo depósito del
precio que corresponda pagar en el acto de la escrituración.

Cuando la sentencia condenare a escriturar, y alguna de las partes no hubiere concurrido al otorgamiento, el juez,
llenadas las condiciones del contrato, podrá firmar el instrumento.

Esta norma dispone las medidas procesales. Es así que el obligado a este extender escritura pública, si lo rehúsa
a hacer, puede ser demandado por la parte interesada. El comprador puede solicitar el embargo sobre el inmueble
objeto del contrato, pero previamente depositará el precio estipulado.

En ausencia de la parte condenada a escriturar, por sentencia ejecutoriada, el juez puede suplir al vendedor
remiso firmando el instrumento de la escritura pública.

El sujeto acreedor de la relación jurídica mediante la acción de hacer escritura pública puede ejercer su derecho
nacido de un acuerdo inter-partes.

La demanda debe tramitarse conforme a las reglas del juicio ordinario.

Art.703.- Los contratos se probarán de acuerdo con lo establecido en las leyes procesales, si no tuvieren una
forma prescripta por éste Código.

La prueba es materia del Código Procesal, de modo que su regulación ha de establecerse en ese cuerpo de leyes,
salvo la excepción expresa contenida en este Código.

El Código civil paraguayo, se ha alejado de la norma del artículo 1190 del Código Argentino y remite la prueba de
los contratos al Código de forma. Técnicamente es lo más aconsejable por ser la prueba materia propia del
Derecho Procesal.

Art.704.- Los contratos que tenga una forma determinada por las leyes no se juzgarán probados si no revistieren
la forma prescripta, a no ser que hubiese habido imposibilidad de obtener la prueba designada por la ley; o que
hubiese un principio de prueba por escrito en los contratos que pueden hacerse por instrumento privado, o cuando
una de las partes hubiere recibido alguna prestación y se negare a cumplir el contrato. En este caso son
admisibles todos los medios de prueba.

Esta norma sienta como regla que los contratos formales deber ser probados con sus respectivos instrumentos
conforme lo determina la ley. Pero pueden darse algunos casos en que sea imposible a las partes obtener la
prueba designada por la ley.

Art.705.- Se juzgará que hay imposibilidad de obtener o de presentar prueba escrita del contrato, cuando
hubiese sido celebrado en circunstancias imprevistas en que hubiese sido imposible formularlo por escrito.

Se considerará principio de prueba por escrito cualquier documento público o privado que emane del adversario,
de su causante o de parte interesada en el asunto, o que tendría interés si viviera y que haga verosímil el hecho
litigioso.

Es el ejemplo del depósito necesario, que por la premura y naturaleza del hecho no dan tiempo a que se le
instrumente –inundaciones, terremoto-. El pasajero que hospeda en un hotel por su equipaje corriente. De tener
joyas, dinero u otros objetos de valor tendrá que comunicar a los responsables del hotel para que estos los
guarden en cajas habilitadas para el efecto. Entra en la categoría de accidentes imprevisto la pérdida del título por
caso fortuito o fuerza mayor?? En la generalidad de los términos del artículo no, pues sólo comprende los casos en
que ha sido imposible hacer constar el acto, y del caso propuesto resulta que se hizo el escrito, y no existe.

Solo en la hipótesis de existir un principio de prueba por escrito puede admitirse la testimonial; de otro modo se
burlaría la disposición que ordena la forma escrita para los contratos que excedan de la tasa legal; pues se podría
demostrar por testigos que el contrato fue hecho por escrito, probando el contrato mismo y falseando el mandato
legal.

Debe entenderse por “principio de prueba por escrito” el documento público o privado que provenga de la parte
adversa de su causante o de parte interesada en la cuestión.”
Art.706.- Los contratos que tenga por objeto una cantidad de más de diez jornales mínimos establecidos para la
capital deben hacerse por escrito y no pueden ser probados por testigos.

Los contratos deben ser probados cuando el monto de 10 jornales mínimos determine la cuantía del contrato. La
prueba debe ser instrumental, y no se admite la testifical. La prueba de los contratos exige esta formalidad, en
salvaguarda de las reglas de la certeza y de la seguridad en las transacciones. Si fuera omitida esta norma por
nuestro código dejaríamos librada la prueba a todos los medios que no siempre ofrecen la fidelidad requerida. El
interés de las partes y de los testigos sobornados pueden desvirtuar y perjudicar las transacciones comerciales,
tan importante en la vida de los pueblos.

Art.707.- El instrumento privado que alterase lo que se hubiere convenidos en un instrumento público, no
producirá efecto contra tercero.

Los efectos de esta norma varían según se trate de terceros o de las partes afectadas.

El instrumento privado podrá alterar lo convenido en el instrumento público tratándose de las partes contratantes.
Pero no producirá ninguna consecuencia jurídica contra terceros.

La norma preserva el derecho de los terceros de buena fe, y no podría ser de otro modo. La ley no debe abrir un
ancho camino para favorecer las componendas en desmedro de los principios de la lealtad y de la buena fe.

Los actos auténticos no llevan, por razón de su forma, la presunción de que los terceros no han figurado en ellos
tengan conocimiento del contradocumento. El contradocumento tiene efecto en todos los casos entre las partes y
sus sucesores universales y no contra terceros de buena fe.

CONTRATOS QUE DEBEN CELEBRARSE EN ESCRITURA PÚBLICA

Según el artículo 1184 deben celebrarse en escritura pública:

● Los contratos que tuvieren por objeto la transmisión de bienes inmuebles, en propiedad o usufructo, o
alguna obligación o gravamen sobre los mismos (por ejemplo hipoteca o anticresis), o traspaso de derechos reales
sobre inmuebles de otros.

Según el artículo 1184, primera parte, esta exigencia no juega para las ventas hechas en subasta pública o
judicial. En este caso, el contrato queda formalizado por solo remate; la escritura no es necesaria ni siquiera
para la trasmisión del dominio, que es adquirido por el comprador por la producción del remate hecha por el
juez y por la tradición del inmueble. Esta solución tiene una explicación de carácter histórico. En el Derecho
Romano y la antigua legislación española la venta era realizada en presencia de la autoridad judicial (juez o
secretario), quien recogía las ofertas. El acta misma del remate constituía un documento auténtico
parangonable a la escritura pública. Actualmente la subasta es hecha por un delegado del juez, que es el
martillero, cuya actuación no ofrece iguales garantías. Y la jurisprudencia ha terminado por reconocer al
comprador, aun en este caso, el derecho de exigir el otorgamiento de la escritura, porque esa es la vía que
permite hacer un estudio de los títulos y una garantía de la bondad del derecho que se le trasmite. Por ello es
que, a pedido del comprador, el juez debe declarar en disponible el saldo de precio depositado en autos,
mientras la escritura no se otorgue y mientras subsistan inconvenientes ajenos a la voluntad del comprador
para la inscripción del dominio en el Registro de la Propiedad. Con lo que la escritura se ha hecho
prácticamente indispensable aun en el supuesto de pública subasta.

● Las particiones extrajudiciales de herencia, salvo que mediare convenio por instrumento privado
presentado al juez de la sucesión.
● Los contratos de sociedad civil, sus prórrogas y modificaciones.
● Las convenciones matrimoniales y la constitución de dote.
● Toda constitución de renta vitalicia. La ley alude a la constitución contractual de tales rentas; las
constituidas por testamentos pueden serlo válidamente en la forma exigida por la ley para estos, bastando por
tanto con el testamento ológrafo o el cerrado.
● La cesión, repudiación o renuncia de los derechos hereditarios.
● Los poderes generales o especiales que deban presentarse en juicio, y los poderes para administrar
bienes, y cualesquiera otros que tengan por objeto un acto redactado o que deba redactarse en escritura pública.
● Las transacciones sobre bienes inmuebles; pero tratándose de derechos litigiosos, es decir, sobre los
cuales media un litigio pendiente, basta con un escrito firmado por los interesados y presentado al juez de la
causa.
● La cesión de acciones o derechos procedentes de actos consignados en escritura pública; pero la cesión de
acciones litigiosas puede hacerlo también por acta judicial en el respectivo expediente.
● Todos los actos que sean accesorios de contratos redactados en escritura pública.
● Los pagos de obligaciones consignadas en escritura pública, con excepción de los pagos parciales de
intereses, canon o alquileres.

Debe admitirse que con relación a los supuestos de los incisos 2° 3°, 4° y 6°, el Código Civil solo exigirá la
escritura pública cuando el valor de los bienes excedía de mil pesos. La inflación convirtió en despreciable ese
valor; no se concebía contratos referentes a estos actos cuyo objeto valiera menos que aquella cantidad. En la
práctica pues, todos los contratos debían hacerse por escritura pública. Es lo que finalmente decidió la ley 17.711
eliminando toda referencia al monto de los contratos.

EFECTOS DE LA OMISION DE ESTA FORMALIDAD. CONTRATOS VERBALES

El artículo 701 del C.C. dispone: “Los contratos, que debiendo llenar el requisito de escritura pública, fueren
otorgados por instrumento privado o verbalmente, no quedarán concluidos como tales, mientras no estuviere
firmada aquella escritura. Valdrán, sin embargo, como contratos en que las partes se hubieren obligado a cumplir
esta formalidad.

Estos actos, como aquellos en que las partes se comprometieren a escriturar, quedan sometidos a la obligación de
hacer.

El presente, artículo no tendrá efecto cuando las partes hubieren convenido que el acto no valdrá sin la escritura
pública”.

Esta disposición nos aclara suficientemente la falta de cumplimiento de la formalidad legal (ad probationem), y
reduce el contrato a una obligación de escritura, rigiéndose por la obligación de hacer.

Cuando las partes hubieren pactado escriturar el acto por escritura pública, la parte obligada a ello si se rehusare
a hacerlo, podrá ser compelida judicialmente por la otra parte que la cumpla e incluso cuando se tratare de
compra de inmueble, el comprador podrá pedir el embargo del bien previo depósito del precio a pagar por dicho
inmueble en virtud del convenio una vez sentenciado la parte obligada deberá cumplir con la escrituración.

PRUEBA GENERALIDADES. DE LOS MEDIOS DE PRUEBA EN EL DERECHO CIVIL Y EN DERECHO


PROCESAL

GENERALIDADES

Hay dos sistemas probatorios: el de la prueba legal y el de la libre convicción. Según el primero, solo debe
admitirse como prueba suficiente la que indica la ley, de acuerdo con el segundo el juez puede admitir todo
género de pruebas y tendrá como suficientes aquellas que según su ciencia y conciencia sean suficientes para
tener por acreditado los hechos. En el derecho moderno el sistema imperante, es el de la libre convicción; las
limitaciones al libre arbitrio judicial para la apreciación de la prueba tienen carácter excepcional. Sin embargo,
debe decirse, que las excepciones son importantes y numerosas.

METODO DEL CODIGO CIVIL

Nuestro Código trata de la prueba de los contratos desde el artículo 703 al 707, inclusive, lo cual es considerado
incorrecto por los tratadistas, pues la prueba no interesa solamente a los contratos, sino que corresponde a todos
los actos jurídicos. Se critica el método utilizado por nuestro Código en materia de prueba por la dispersión
realizada. Las disposiciones relativas a la prueba en general se encuentran dispersas en distintos lugares del
Código. Así, en el Libro I al referirse a las personas se ocupa de las pruebas. En el Libro II habla acerca de las
pruebas de los derechos, de los instrumentos públicos, instrumentos privados, de las cartas y otras pruebas
escritas. También se ocupa del asunto en el Libro V al tratar de las sucesiones.

El lugar más adecuado para tratar los temas relativos a la prueba no se encuentra en realidad en el Libro de los
Hechos y Actos Jurídicos sino en colocar todo lo concerniente a esta materia dentro de una Sección específica
dedicada a la prueba de los derechos, que es el método seguido por los Códigos Civiles de Italia y de Portugal.

DOBLE LEGISLACION

La prueba está regulada por una doble legislación: por un lado el Código Civil (o de fondo), por otro, el Código
Procesal Civil (o de forma).

El Código Civil enumera los “medios de prueba”, es decir, los medios que sirven para probar la existencia de un
acto (por ejemplo: instrumentos públicos, testigos, confesión, pericia, etc.). Las pruebas adecuadas para cada
derecho, su valor en la sentencia, las condiciones de eficacia y las limitaciones de las mismas. Pertenece al
derecho de fondo por la importancia relación que existe entre el derecho y cómo debe probarse.

El Código Procesal, en cambio, se refiere a los “medios de prueba”, es decir, a la forma de producir la prueba en el
juicio. Se refiere a la tramitación, presentación o sustanciación de la prueba, los plazos en que puede presentarse,
etc. En efecto, luego de haber discriminado el Código Civil cuáles son las pruebas adecuadas a cada caso, el
Código Procesal reglamentada el modo de ejercerlos. Los límites de separación entre “medios” y “modos” no son
tajantes y claros.

CONTRATO QUE DEBEN PROBARSE POR ESCRITOS. REGLAS Y EXCEPCIONES

“Los contratos que tengan por objeto una cantidad de más de diez jornales mínimos establecidos para la Capital
deben hacerse por escrito y no pueden ser probados por testigos”.

Como se colige de la norma, los contratos de los montos predichos deben ser probados por la forma en que fueren
instrumentados o no por la vía testifical.

“Los contratos que tengan una forma determinada por la leyes no se juzgarán probados si no revistieren la forma
prescripta a no ser que hubiese habido imposibilidad de obtener la prueba designada por la ley o que hubiese un
principio de prueba por escrito en los contratos que pueden hacerse por instrumento privado o cuando una de las
partes hubiere recibido alguna prestación y se negare a cumplir el contrato. En este caso, son admisibles todos los
medios de prueba”.

Finalmente, “cuando las ley juzga que hay imposibilidad de obtener o presentar prueba escrita del contrato o del
instrumento respectivo y se refiere a los casos en que el contrato se celebró en circunstancias imprevistas en que
hubiere sido imposible formulario por escrito, el cumplimiento de una de las prestaciones, etc.”

Resta solo decir que entiende “la ley por principio de prueba por escrito. Se considera principio de prueba por
escrito cualquier documento público o privado que emane del adversario, de su causante o de parte interesada en
el asunto o que tendría intereses si viniera y que haya verosímil al hecho litigioso”.

LECCION 7

Vicios de la Voluntad.
Bajo la denominación de vicios de los actos jurídicos estudiamos un conjunto de figuras jurídicas, algunas de los
cuales en puridad, constituyen vicios de la voluntad, como el error, dolo, violencia y vicios en los actos jurídicos,
como la simulación, la lesión y el fraude pauliano, que afectan a la buena fe.
Se debe advertir que algunos autores consideran a la lesión como vicio de la voluntad. Empero, un mejor estudio
de las disposiciones legales de nuestro Código (Art. 278) nos lleva a una conclusión distinta. Al contrario, la
protección dada por el Art. 671, al regular la lesión, se refiere a dos aspectos fundamentales: a) a la Equidad que
debe existir en las relaciones sinalagmáticas; b) a la Buena Fe que debe presidir los negocios jurídicos. Sin
embargo, desde el punto de vista funcional constituye grado de ineficacia de los actos jurídicos.
El C.C.P. sigue la doctrina tradicional y en el art. 278 última parte dispone: “Se tendrán como cumplidos sin
intención, los viciados por error o dolo; y sin libertad, cuando mediase fuerza o temor”.
Las tres primeras circunstancias: error, dolo y violencia, indudablemente, podemos calificar como vicios de la
voluntad, al afectar a los elementos internas de la voluntad; sin embargo, una precisión técnica nos permite
diferencia claramente que el error y el dolo afectan al elemento intención y la violencia a la libertad, conforme lo
dispone el Art. 278 segunda parte de C.C.P. La importancia de esta distinción radica en que según nuestro
codificador la causa en nuestro Derecho es la intención motivada.
El fraude, la simulación y la lesión comprenderían los denominados “defectos de los actos jurídicos”; el primero
supone un engaño a terceros: el segundo, una discordancia intencional entre la declaración y la voluntad real del
agente; el tercero, el aprovechamiento de las condiciones de inferioridad subjetiva de una de las partes para
obtener una ventaja injustificada.

El Error
Error es la falsa noción que tiene el agente de una cosa; es un concepto equivocado para llegar también a una
conclusión falsa.
El error así concebido, al suplantar la verdad por lo falso, o lo falso por lo que es verdadero, hace suponer al
sujeto una cosa que no es tal como la cree existir, viniendo así a falsear o a suprimir su intención, de tal suerte
que la voluntad declarada no sea la verdadera del declarante.
El Dolo
El Código Civil Paraguayo no se aparta mucho del viejo Digesto de Justiniano, tanto en la definición como en la
concepción del dolo principal y el dolo incidental. De esta manera el Art. 290 dispone: “Acción dolosa para
conseguir la ejecución de un acto: es toda aserción falsa o disimulación de lo verdadero, cualquier astucia, artificio
o maquinación que se emplee con ese fin. Las reglas se aplicarán igualmente a las omisiones”.
En doctrina se sostiene que debe reunir algunos requisitos, como aquellos recepcionados por el Código de Vélez;
ejemplo: que el dolo sea Grave, Determinante, que produzca un Daño Importante y por último que el dolo sea
Reciproco.
El Código Civil Paraguayo sintetizó estos cuatro requisitos en tres, a saber:
a. que el dolo sea determinante de la declaración de voluntad;
b. que ocasione daño; y,
c. debe tratarse de un dolo principal.
Se desprende claramente del Art. 291, que dispone: “Para que el dolo cause la nulidad del acto se requiere que
haya determinado la declaración de voluntad y que ocasione daño.
El dolo incidental sólo obligará al resarcimiento del perjuicio.”

Dolo Principal y Dolo Incidental.


El dolo principal es aquella maniobra encaminada a viciar la voluntad, sin la cual no se hubiese podido arrancar la
declaración de la voluntad que se halla en discordancia con su intención; es decir, fue determinante para la
realización del acto.
El dolo incidental, sin embargo, es aquella maniobra que versa sobre algún aspecto secundario o accesorio del
acto, que no vicia la voluntad; es decir, no fue determinante para arrancar la declaración de voluntad; por esa
circunstancia no causa la nulidad del acto y solo posibilita el resarcimiento de los daños y perjuicios.

La Violencia
La violencia es toda coacción de carácter físico o moral, enderezada a obtener una declaración de voluntad por
influjo de la fuerza.
Hemos visto la distinción hecho a través de su evolución; en primer término: la violencia física, que consiste en el
empleo de fuerza irresistible; y la violencia moral, que consiste en la intimidación. La misma distinción surge
del art. 293 del Código Civil Paraguayo: “Habrá falta de libertad en el agente, cuando se empleare contra é fuerza
irresistible.
Se juzgará que hubo intimación cuando por injustas amenazas alguien causare al agente temor fundado de sufrir
cualquier mal inminente y grave en su persona, libertad, honra o bienes, o en la de su cónyuge, descendientes,
ascendientes o parientes colaterales. Si se tratare de otras personas, corresponderá al juez decidir si ha existido
intimidación, según las circunstancias.”

Vicios de los actos jurídicos


Vicios son las distintas causas por las cuales la ley les priva de eficacia jurídica a los actos jurídicos.
Vicios de los actos jurídicos son la lesión, el fraude y la simulación, y se diferencian de los vicios de la voluntad
(error, dolo y violencia) porque no atacan directamente la voluntad, ni constituyen vicio de ella, sino que son
circunstancias que la ley ha creído conveniente erigir en causas de nulidad del acto.
La existencia o inexistencia de los vicios en los hechos y actos jurídicos es una cuestión de hecho que debe
resolverse en cada caso según las pruebas que se produzcan. De acuerdo con las reglas generales, la parte que
invoca cualquiera de ellos debería probar, no solo la existencia del vicio, sino también que reúne todos los
requisitos que la ley exige para que pueda ser tomado en consideración.

El Fraude Pauliano
Todos los fraudes son actos que conllevan una conducta antijurídica imputable y producen un daño. El fraude
pauliano es el acto otorgado por el deudor en forma fraudulenta para provocar o agravar su insolvencia y burlar
de esa manera a sus acreedores, imposibilitando en cumplimiento de las obligaciones contraídas con anterioridad.
El Código Civil dispone en el Art.313: “Si el deudor renunciare derechos, aunque no fueren irrevocablemente
adquiridos, con lo que pudo mejorar el estado de su fortuna o impedir la disminución de ella, podrá el acreedor
obtener la revocación de dicha renuncia y ejercer los derecho o acciones renunciados”.
Igualmente, regula en forma expresa la posibilidad de revocar la constitución de los derecho reales de garantía
realizada por el deudor en perjuicio de sus acreedores, en los siguientes términos; Art. 314. “También procederá
la revocación cuando el deudor constituyere derechos reales de garantía sobre en perjuicio de sus acreedores.
Requisitos para su procedencia.
a. En actos a título oneroso:
1. que el deudor se halle en estado de insolvencia, de lo contrario no se justificaría el ejercicio de la acción
revocatoria; el estado de insolvencia se presume en el pedido de convocatoria o de quiebra.
2. Que el acto impugnado de fraudulento provoque o agrave la insolvencia del deudor.
3. Que el crédito en virtud del cual se intenta la acción sea de fecha anterior del acto impugnado.
4. El consilium fraudes, o complicidad del tercer adquirente en el fraude, especialmente cuando la insolvencia
del deudor fuere notoria o hubiese fundado motivo para ser conocida por el otro contratante.
b. En actos a título gratuito:
1. que el acto impugnado como fraudulento haya la insolvencia o agravado de la misma y
2. Que el crédito sea de fecha anterior al acto impugnado de fraudulento.

La Simulación.
La simulación en los actos jurídicos consiste en una declaración que representa a una voluntad total o
parcialmente falsa e irreal de las partes, que se encuentra en forma ostensible en el acto, realizada con intención
de engañar a terceros, y otra declaración de voluntad real destinada a mantener en reserva, Ramon Silva Alonso
al hacer mención a esta figura señala que la voluntad que se declara no coincide con la voluntad real y verdadera,
y que su mayor campo de utilización es cuando se pretende evadir el cumplimiento de las obligaciones.
En al doctrina también se regulo de manera clara línea que divide a la simulación del error, en el ultimo la
diferencia en la voluntad se da de forma involuntaria,en tanto que en la Simulacion la discrepancia es querida,
buscada como medio de inducir al engaño.
La simulación esta regulada a partir del artículo 305 hasta el 310 del Código Civil.

La Lesión
La Lesión es el perjuicio que una parte sufre al celebrar un negocio jurídico a raíz de la desproporción entre las
prestaciones.
La Lesión objetiva se trata del desequilibrio entre las prestaciones tales como cuando se vende a precio ínfimo un
objeto de gran valor. La lesión subjetiva exige; para su procedencia, una acentuada desproporción entre las
prestaciones, sin fijar previamente en quantum y requiere que la parte beneficiada haya explotado la necesidad de
la otra. De modo, que la sola desproporción no es suficiente si no concurren las circunstancias apuntadas.
En efecto, el desequilibrio entre las prestaciones (lesión objetiva) muchas veces puede ser el resultado de
situaciones totalmente ajenas a un aprovechamiento o a ventajas injustas obtenidas por la parte beneficiada, ya
que responder a factores realmente queridos por ambas partes. Aún así, se sostiene en defensa de la lesión
objetiva, que en casos de extremada desproporción entre las prestaciones emergentes del contrato, los jueces
deben tener la facultad de reajustar o rescindir en aras de los principios de la moralidad u buena fe en los
negocios jurídicos. Sin embargo, toda vez que el demandado pruebe el animus donando, o justifique de otra
manera razonable que el desequilibrio de las prestaciones no se opone a esos valores, no existirá lesión que
habilite la rescisión del contrato.
Según el Art. 671 es evidente que nuestro Código sigue la doctrina que admite que la lesión participa de las
situaciones objetivas como subjetivas, de otra manera, no hubiera establecido que notable desproporción entre las
prestaciones hace presumir la explotación.

Naturaleza Jurídica.
Acto ilícito y defecto de buena fe:
Se considera que el acto lesivo es un acto ilícito por verificarse en él los elementos de éste: antijuricidad, daño,
imputabilidad; y además de la comisión del acto ilícito nos encontramos con un defecto de buena fe, ya que
la actitud del explotante es contraria a la buena fe, principio básico de los actos bilaterales.

Efectos
El efecto de la lesión; es precisamente la nulidad del acto y en tal sentido la segunda parte del art. 671 agrega:
“El demandado podrá evitar la nulidad ofreciendo esa modificación, que será judicialmente establecida, tomando
en cuenta las circunstancias al tiempo del contrato y de su modificación”. La segunda parte confirma nuestro
reparo sobre si el efecto de la lesión es la rescisión o la nulidad.

Prescripción
Prescribe en dos años.

Artículo 671. Si uno de los contratantes obtiene una ventaja manifiestamente injustificada, desproporcionada
con la que recibe el otro, explotando la necesidad, la ligereza o la inexperiencia e éste, podrá el lesionado, dentro
de dos años, demandar la nulidad del contrato o su modificación equitativa. La notable desproporción entre las
prestaciones hace presumir la explotación, salvo prueba en contrario.
El demandado podrá evitar la nulidad ofreciendo esa modificación, que será judicialmente establecida, tomando en
cuenta las circunstancias al tiempo del contrato y de su modificación.

Elementos del acto lesivo


Elemento objetivo:
Es la existencia de una "ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación". El elemento
objetivo supone: que haya desproporción entre las contraprestaciones, y que sea "evidente" su justificación.
Se presume que existe el aprovechamiento o explotación cuando medie "notable desproporción de las
prestaciones"; los cálculos deberán hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción deberá subsistir
en el momento de la demanda.
Desproporción evidente quiere decir perceptible, incuestionable, de grado tal que no deje la menor duda sobre su
existencia, ya que siendo la lesión una excepción a la regla de que los contratos se celebran para ser cumplidos,
es de interpretación restrictiva.
Debe tratarse de una ventaja patrimonial que excede lo que habitualmente ocurre en los negocios. La notable
desproporción debe ser un grosero desequilibrio entre las prestaciones. También se exige que esa ventaja
patrimonial no tenga justificación. La desproporción debe existir en el momento de la celebración del acto y
subsistir al tiempo de la demanda, por que de lo contrario se configuraría otra situación como es la desproporción
sobreviniente y debe subsistir porque si por alguna causa extraña al acto, el objeto del mismo se hubiera
valorizado, resultaría ilógico permitir la acción.

Elementos subjetivos:
La situación personal de lesionado debe existir antes de la celebración del acto y debe ser conocida por la otra
parte, de tal forma que pueda existir un aprovechamiento de tal circunstancia con el propósito de obtener
mediante el mismo una ventaja injustificada.
a. La necesidad: es considerada como sinónimo de pobreza, de carencia o falta de cosas, bienes que son
menester para la vida, riesgo que exige pronto auxilio; a veces es considerada igualmente como sinónimo
de hambre. Normalmente será de carácter económico pero puede considerarse que hay necesidad cuando
se contrata estando en peligro la vida, la salud, el honor y la libertad
b. La ligereza: el término, en sentido técnico-jurídico, es más restringido, pues se reduce a los casos en que
el obrar irreflexivo, versátil, voluble, obedece a estados mentales patológicos de debilidad, o de estado de
inferioridad mental o estado patológico de inferioridad. Como en los casos de embriaguez habitual o uso
de estupefacientes o los disminuidos en sus facultades.

c. La inexperiencia: es la falta de conocimiento que se adquiere gracias a la práctica y a la observación. Se


puede decir que esta falta de experiencia puede ser aprovechada por la otra parte que obra con
sagacidad, astucia, que se vale de la situación de inferioridad del inexperto para obtener de él una ventaja
patrimonial excesiva.

Disposición penal sobre la lesión de confianza


Artículo 192. Lesión de confianza.
1° El que en base a una ley, a una resolución administrativa o a un contrato, haya asumido la
responsabilidad de proteger un interés patrimonial relevante para un tercero y causara o no evitara, dentro del
ámbito de protección que le fue confiado, un perjuicio patrimonial, será castigado con pena privativa de libertad
de hasta cinco años o con multa.
2º En los casos especialmente graves la pena privativa de libertad podrá ser aumentada hasta diez años. No
se aplicará el párrafo anterior cuando el hecho se refiera a un valor menor de diez jornales.
3º Se aplicarán los incisos anteriores aún cuando careciera de validez la base jurídica que debía fundamentar
la responsabilidad por el patrimonio.
4º En lo pertinente, se aplicará también lo dispuesto en los artículos 171 y 172.

Artículo 193.- Usura


1º El que explotando la necesidad, ligereza o inexperiencia de otro, se hiciera prometer u otorgar, para sí
o para un tercero, una contraprestación que es evidentemente desproporcionada con relación a la prestación en
los casos de:
1. un alquiler de vivienda o sus prestaciones accesorias;
2. un otorgamiento de crédito;
3. un otorgamiento de garantías excesivas respecto al riesgo; o
4. una intermediación en las prestaciones anteriormente señaladas, será castigado con pena privativa de libertad
de hasta tres años o con multa.
2º Cuando el autor:
1. realizara el hecho comercialmente;
2. mediante el hecho produjera la indigencia de otro; o
3. se hiciera prometer beneficios patrimoniales usurarios mediante letra de cambio, pagaré o cheque, la pena
privativa de libertad podrá ser aumentada hasta diez años.

La Imprevisión
Ha sido elaborado por la doctrina jurídica con la finalidad de encontrar un remedio para los contratos, en que
siendo de ejecución continuada o periódica, o bien de ejecución diferida, una de las partes se ve sometida a una
onerosidad excesiva o anormal, en razón de que la base económica general tenida en cuenta al contratar, resulta
modificada en el momento de la ejecución. Ello crea para la parte afectada, una grave dificultad para cumplir su
prestación en razón de tener que someterse de un gran sacrificio económico, no previsible en el momento de
celebrar el contrato.
Resulta así que tanto la lesión enorme como la excesiva onerosidad sobreviviente son causas de extinción de los
contratos; y en ambos casos se funda en una desproporción entre las prestaciones. Sus diferencias sin embargo,
está en que la lesión implica un desequilibrio inicial entre las prestaciones, mientras que en la imprevisión, un
desequilibrio sobreviviente.

Resolución del Contrato


La imprevisión según el Art. 672 del Código Civil, en ciertas circunstancias es causal de resolución del contrato,
ajustándose a los alineamientos precedentemente expuestos. En efecto, dicha disposición dice: “En el contrato de
ejecución diferida, si sobrevinieren circunstancias imprevisibles y extraordinarias que hicieren las prestación
excesivamente onerosa, el deudor podrá pedir la resolución de los efectos del contrato pendientes de
cumplimiento.
La resolución no procederá cuando la onerosidad sobrevenida estuviera dentro del alea normal del contrato, así el
deudor fuera culpable.
El demandado podrá evitar la resolución del contrato ofreciendo su modificación equitativa.
Si el contrato fuere unilateral, el deudor podrá demandar la reducción de la prestación o la modificación equitativa
de la manera de ejecutarlo.”
Quiere decir que únicamente en los contratos de ejecución diferida procede su resolución toda vez sobrevengan
circunstancias imprevistas y que hagan oneroso su cumplimiento. Por ejemplo, en un contrato de obra cuya
duración exceda a un año, pueden variar las condiciones del mercado de los materiales que hagan imposible su
cumplimiento. Desde luego, tampoco este parámetro es absoluto, pues, en ese sentido, la disposición que
analizamos, prevé que si esas situaciones caen dentro del alea normal del contrato, no habrá causa de resolución,
es decir, el contratista de obra en el caso, debe prever esa posibilidad.
Tampoco ha de resolverse por causa de imprevisión, si el deudor fuere culpable de las circunstancias
sobrevivientes.
Además, el demandado podrá evitar la resolución del contrato, ofreciendo su modificación equitativa. La equidad
es una medida que no ha de tener la virtualidad de beneficiar al deudor fuera de los términos del contrato
originariamente pactado, sino que debe procurara que no lo sobrevenga una pérdida.
Por último, la disposición nos pone ante la hipótesis de que el contrato sea unilateral. En ese caso, el deudor
podrá demandar la resolución de la prestación o la modificación equitativa de la manera de ejecutarlo. Cual sería
la diferencia si el contrato fuera bilateral? y precisamente que el acreedor no se halla obligado a prestación
alguna, y por lo mismo, al no darse esta contraprestación, la única forma de disminuir el perjuicio, sería
reduciendo la prestación, ya que no, aumentando la contraprestación.
LECCIÓN 8
OBLIGATORIEDAD DEL CONTRATO
● Irrevocabilidad del Contrato. Alcance y Excepciones al Principio:
El principio general es que los contratos son irrevocables, no pueden alterarse las decisiones tomadas por las
partes una vez dada su consentimiento.
Si el contrato fue celebrado con todos los requisitos exigidos para su validez son irrevocables.La irrevocabilidad del
contrato se funda en el hecho de dar la seguridad necesaria para el comercio jurídico.
Excepcionalmente la ley da la posibilidad de la intervención Judicial, y los casos en que la fuerza obligatoria de los
contratos pueden ser revocadas, debiendo haber una causa jurídica o una justificación legal, y son:
*Cuándo esta comprometido el orden publico * Por vicios de la voluntad.
* En los casos de imprevisión (Art. 672) * En los casos de Lesión (Art. 671)
1. EFECTOS. OBLIGATORIEDAD DE LOS CONTRATOS. PRINCIPIO GENERAL. Art. 715 y 716 C. C.
Art.715.- Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse
como a la ley misma, y deben ser cumplidas de buena fe. Ellas obligan a lo que esté expresado, y a todas las
consecuencias virtualmente comprendidas.

Art.716.- Salvo estipulación contraria, los contratos que tengan por finalidad la creación, modificación,
transferencia o extinción de derecho reales sobre cosas presentes determinadas, o cualquier otro derecho
perteneciente al enajenante, producirán esos efectos entre las partes desde que el consentimiento se haya
manifestado legítimamente.

En el derecho privado rige la regla general, LO QUE NO PROHIBIDO ESTA PERMITIDO. A diferencia de la regla
que rige en el derecho publico, especialmente en el derecho administrativo: esta prohibido lo que no esta
permitido en forma expresa o implícita.
En virtud de la primera regla-lo que no esta prohibido esta permitido- las estipulaciones entre las partes obligan a
los contratantes como si fuesen la propia ley, siempre y cuando no afecten el orden publico y las buenas
costumbres.
Este precepto tiene sus razones en los principios éticos de la moral, de las buenas costumbres y de la autonomía
de la voluntad.
EL EFECTO FUNDAMENTAL del contrato es obligar a las partes: vincularlas. Recordemos que, las obligaciones
que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor de los
mismos.
Vinculadas recíprocamente las partes, ninguna puede romper por su voluntad el contrato, si bien podrá rescindirlo
en aquellos casos en que excepcionalmente lo permite la ley.
EL SEGUNDO EFECTO de los contratos se refiere a que en principio este limitado a las partes conforme a las
estipulaciones del contrato. Cuando se habla de las partes no se considera estas en forma restrictivas, es decir,
únicamente entre las personas entre quienes han pasado los contratos, sino que abarca también a los herederos y
sucesores universales. Los primeros por representar las personas de sus causantes y los segundos porque la ley
los asimila como titulares de parte alícuota del patrimonio del causante.
EL TERCER EFECTO es los contratos se extiende a obligaciones contraídas por las partes expresamente en el
acto, y también a las consecuencias virtualmente comprendidas. O sea, comprende estipulaciones expresas e
implícitas que surgen de la intención de las partes.

2. RELATIVIDAD DE SUS EFECTOS. EXCEPCIONES


Art.717.- Los efectos de los contratos se extienden activa y pasivamente a los sucesores universales, a
no ser que las obligaciones que nacieren de ellos fueren inherentes a la persona, o resultare lo
contrario de una disposición expresa de la ley, de una cláusula del contrato, o de su naturaleza misma.
Los contratos no pueden oponerse a terceros ni ser invocados por ellos, salvo los casos previstos en la ley.
Esta norma se nutre en la máxima Latina: Res Inter Alios acta alios prodecsse nec potest.
Que interpretando literalmente el texto de nuestra disposición parecería que los contratos solo limitan sus efectos
entre las partes y sus sucesores universales.
Nuestro código ha salvado el pleonasmo del articulo 1195 del código de Vélez Sarsfield que expresa los términos
herederos y sucesores universales cuando realmente son palabras sinónimas, un ejemplo de que los contratos
pueden oponerse a terceros cuando la ley expresamente lo establece, es el caso del tercero adquiriente a titulo
gratuito de una cosa a quien no tenia derecho a transmitirla, y el propietario la reivindica.
El maestro De Gasperi al pie del articulo 1059 de su anteproyecto explica: modificamos el articulo 1196 del código
argentino al fijar las condiciones a que se subordina el ejercicio de la acción oblicua o subrogatoria de los
acreedores, porque no seria admisible que fuera de la hipótesis de nuestro articulo poder ejercer toda las acciones
patrimoniales de su deudor, sin inmiscuirse de sus negocios y sin que se perjudique el riesgo en que se halla de
sufrir la perdida de sus créditos.
Finalmente las excepciones de la relatividad de los efectos del artículo comentado y que son:
a. Cuando las obligaciones nacidas de dicho contrato fueren inherentes a la persona de las partes.

b. Cuando tal extensión resultare contraria de una disposición expresa de la ley

c. Y, cuando tal extensión fuere prohibida por una cláusula del contrato o por la naturaleza misma del acto
contractual.
SUCESORES Y TERCEROS INTERESADOS
Art.717.- Los efectos de los contratos…Los contratos no pueden oponerse a terceros ni ser invocados por
ellos, salvo los casos previstos en la ley.
Dentro del concepto amplio, podemos decir que terceros son todas las personas que no son partes en el acto.
El principio del artículo 717 es de que los efectos de tales actos no alcanzan a los terceros, salvo los casos en que
la ley sí los confiere alcance a estas personas son casos que se refieren a tres categorías de terceros:
1) Los sucesores a titulo singular
2) Los acreedores quirografarios
3) Los terceros propiamente dichos o “penitus extra rei”
3. ACCION OBLICUA
El patrimonio es la prenda común de los acreedores, y en virtud de dicha aseveración, muchas veces el deudor
cargado de obligaciones pendientes de cumplimiento para con sus múltiples acreedores puede prestar poco
interés a algún crédito que tenga a su favor, en razón de que es consiente que cualquier ingreso de bienes en su
patrimonio inmediatamente seria absorbido por los acreedores ávidos por cobrar sus créditos impagos.
Esta situación exige que muchas veces los acreedores soliciten accionar en reemplazo del deudor para el cobro de
dichos créditos, claro esta, siempre que el deudor se halle en estado de insolvencia que presuma su imposibilidad
de cumplir con los compromisos pendientes, puesto que de lo contrario cuando el deudor fuere solvente la acción
oblicua no es permitida para los acreedores.
LA EXCEPTIO DE NON ADDIMPLETI CONTRACTUS.
Art.719.- En los contratos bilaterales una de las partes no podrá demandar su cumplimiento, si no probare
haberlo ella cumplido u ofreciere cumplirlo, a menos que la otra parte debiere efectuar antes su prestación.
Cuando ésta deba hacerse a varias personas, puede rehusarse la entrega de la parte que les corresponda hasta
que se haya recibido la contraprestación íntegra.
Si un contratante ha efectuado prestaciones parciales puede negarse la contraprestación, a menos que, según las
circunstancias, deba juzgarse que es contrario a la buena fe resistir la entrega, por la escasa importancia de la
parte adeudada.
El cargo de la prueba se impone a la parte actora, en razón de que la parte demandada solo debe remitirse a
excepcionar por la vía del “Non adimipleti contractus” aduciendo que la actora no ha cumplido con su prestación
respectiva para exigir el cumplimiento de lo que el demandado debe realizar, salvo que se haya pactado que la
demandada debía cumplirlo inicialmente.
PACTO COMISORIO
Art.725.- En los contratos bilaterales, el incumplimiento por una de las partes autoriza a la que no sea
responsable de él, a pedir la ejecución del contrato, o su resolución con los daños e intereses, o ambas cosas.
Demandada la resolución, ya no podrá pedirse el cumplimiento, pero después de reclamado éste, podrá exigirse
de aquélla.
Puede presentarse la situación de que una de las partes no haya cumplido; entonces la otra parte, ante ese
incumplimiento, puede pedir: primero, la ejecución del contrato; segundo, su resolución con los daños e intereses;
y tercero, ambas cosas.
Si demando la resolución, ya no podrá exigir el cumplimiento del contrato. Pero reclamada primero la ejecución
del contrato podrá exigir después su resolución.
4. LA INTERPRETACION DE LOS CONTRATOS.REGLAS DE INTERPRETACIÓN
Art.708.- Al interpretarse el contrato se deberá indagar cual ha sido la intención común de parte y no limitarse al
sentido literal de las palabras.
Para determinar la intención común de las partes se deberá apreciar su comportamiento total, aun posterior a la
conclusión del contrato.
Esta norma reproduce algunas reglas de la hermenéutica jurídica. Esa interpretación debe respetar la intención de
las partes respecto de la finalidad del contrato. Concuerda con la disposición del artículo 6º, del código civil
paraguayo. Este artículo enuncia una regla de la hermenéutica jurídica. La presente norma halla su fuente
mediata en la regla formulada por Ulpiano que dice: “Actus ultra intentionem agentium nihil operatur”.Los actos
no valen más allá de la intención de sus autores

Disposiciones del Código Civil:


Art.708.- Al interpretarse el contrato se deberá indagar cual ha sido la intención común de parte y no
limitarse al sentido literal de las palabras. Para determinar la intención común de las partes se deberá
apreciar su comportamiento total, aun posterior a la conclusión del contrato.

Art.709.- Las cláusulas del contrato se interpretan las unas por medio de las otras, atribuyendo a las
dudosas el sentido que resulte del contexto general.

Art.710.- Por generales que fueren las expresiones usadas en el contrato, éste no comprende sino los objetos
sobre los que las partes se han propuesto contratar.

Art.711.- Cuando en un contrato se hubiere hecho referencia a un caso con el fin de explicar un pacto, no se
presumirá excluidos los casos no expresados, a los que, de acuerdo con la razón, puede extenderse dicho pacto.

Art.712.- Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de los cuales resultaría la validez, y del otro la
nulidad del acto, deben entenderse en el primero. Si ambos dieren igualmente validez al acto, deben tomarse en
el sentido que más convenga a la naturaleza de los contratos y a las reglas de la equidad.

Art.713.- Las cláusulas insertas en las condiciones generales del contrato así como en formularios dispuestos por
uno de los contratantes, se interpretarán, en caso de duda, a favor del otro.

Art.714.- Si a pesar de la aplicación de las normas precedentes, subsistiere la obscuridad del contrato, deberá
este ser entendido en el sentido menos gravoso para el obligado, si fuere a título gratuito; y en el sentido que
realice la armonización equitativa de los intereses de las partes, si fuere a título oneroso. El contrato debe ser
interpretado de acuerdo con la buena fe.

LECCIÓN 9
CONTRATO DE TERCEROS
Pre nociones.
De acuerdo con el principio general sustentado por la doctrina y la legislación contractual, nadie está facultado
para contratar a nombre de un tercero sin estar autorizado expresamente por él para hacerlo o sin tener por ley
su representación.
Se estaría autorizado si existiera representación convencional o un mandato; y habría representación legal en el
caso de los representantes necesarios como el tutor o curador.
El art. 730 dice: “El contrato celebrado a nombre propio por el que se promete la prestación de un tercero, será
obligatorio si el prometiente hubiere garantizado la ratificación o el cumplimiento por parte de aquel.”
En la duda se entenderá que solo fue garantizada la ratificación.Prestada esta, las relaciones entre el estipulante y
el tercero serán juzgadas como si el contrato se hubiera ajustado directamente entre ellos.
Naturaleza Jurídica de la estipulación a favor de Terceros
Muchas explicaciones se han intentado para justificar la obligatoriedad de las estipulaciones hechas a favor de
terceros, que parece contrariar el principio de que los contratos sólo tienen efectos entre las partes.
Se ha hablado así de que hay una oferta de contrato hecha al tercero beneficiario, pero no es así porque las partes
contratan por sí mismas sin entender hacer parte al tercero, la relación de cobertura sigue en pie, sólo que el
promitente no estará obligado a pagar el beneficio al tercero sino al propio estipulante. Otros autores hablan de
una gestión de negocios ajenos; pero aquí no se está en presencia de una gestión del patrimonio de un tercero,
sino de una liberalidad (sólo por excepción no tiene ese carácter); el promitente compromete sus propios bienes
en beneficio del tercero; la gestión obliga al gestor a continuarla desde que la ha iniciado la estipulación por otro
no obliga al estipulante frente al beneficiario, sino dese que éste la ha aceptado. Se ha sostenido también que el
estipulante asume la representación del beneficiario, de que hay una cesión de crédito, una subrogación de deuda,
etc. Todas estas teorías se resienten de artificiosidad; se pretende encajar la estipulación en beneficio de terceros
dentro de otras figuras con las que existe alguna analogía, pero cuya naturaleza es indudablemente distinta. No se
ve ninguna ventaja en hacerlo. La estipulación a favor de terceros tiene una justificación propia; se ha revelado
útil en la vida de los negocios y se funda en la voluntad común de los contratantes. Ningún motivo hay para
negarle fuerza obligatoria.
Si en la obligación se hubiere estipulado una ventaja a favor de un tercero, éste podrá exigir el cumplimiento de la
obligación si la hubiese aceptado y hécholo saber al obligado antes de ser revocado.
Estipulación a cargo de terceros.
Diferente del contrato celebrado a nombre o representación de otro, es el celebrado a cargo de otro. En este caso
no se invoca la existencia de una representación o mandato: Se promete procurar la prestación de un tercero.
Esta promesa puede asumir distintas modalidades:
a.Se promete que el tercero por cual se contrata ratificara el contrato; es la garantía llamada porte-fort en
la doctrina francés. Se limita a prometer dicha ratificación (y si no la obtiene, pagara daños y perjuicios
derivados del incumplimiento de la obligación asumida), pero no se garantiza el cumplimiento del contrato
por el tercero.

b. Se procurar que el tercero ratifique el contrato o lo cumpla).promete que el tercero no solo ha de


ratificar el contrato, sino que ha de cumplirlo; quien tal promete, obra como fiador. Si el tercero no cumple,
quien se obligo por el debe satisfacer los daños y perjuicios.

c. Se promete gestionar la ratificación por el tercero; en ese caso solo es responsable de los daños y
perjuicios si no se ha ocupado de obtener dicha ratificación o si esta no se ha logrado por su culpa.
Como puede apreciarse, en los dos primeros casos se asume una obligación de resultado (el prometiente promete
obtener del tercero la ratificación o el cumplimiento); en el ultimo se asume una obligación de medios (se promete
procurar que el tercero ratifique el contrato o lo cumpla).

Ratificación. Efectos de la Ratificación.


El art. 730, 3ra parte nos dice: “Prestada esta ratificación las relaciones entre el estipulante y el tercero será
juzgada como si el contrato se hubiera ajustado directamente entre ellos”.
Por su parte, para el caso de que no se cumpliere lo que haya asumido como obligación el prometiente, el Art, 731
nos dice: “Si en el caso del artículo anterior, no se ratifica la promesa o no se cumple la prestación ofrecida, el
estipulante podrá exigir daños e intereses al prometiente.
Si este no hubiere garantizado la ratificación o el cumplimiento solo será responsable si no se ha ocupado de
obtenerlos, o si no se los obtuvo por su culpa.
Estipulaciones a favor de Terceros
Ocurre en algunos contratos que la obligación asumida por una de las partes no se establece a favor de la otra,
sino de un Tercero. Así, por ejemplo, la indemnización pactada en el caso de seguro de vida no es debida por la
compañía al contratante que paga las primas (asegurado) ni a sus herederos, sino a la persona indicada por el
asegurado; lo mismo ocurre en la renta vitalicia pactada a favor de un tercero, o en la donación con cargo a favor
de una persona que no es el donante.
Relaciones que surgen de estos contratos
En todo contrato que tiene una estipulación en favor de un tercero surgen las siguientes relaciones:
a. Una relación establecida entre los dos otorgantes del contrato (relación de cobertura). Se llama
“estipulante” a la parte que ha contratado teniendo en mira favorecer a un tercero (por ejemplo el asegurado, el
donante); se denomina “promitente u obligado” a la parte que debe cumplir la prestación a favor del tercero. Esta
relación de cobertura está sujeta a los principios generales de los contratos; de tal modo que el estipulante tiene
acción de cumplimiento del contrato (sin que obste a ello la circunstancia de que el beneficiario de la prestación
prometida por la otra parte sea un tercero) o puede oponer la excepción de incumplimiento o puede pedir,
finalmente, la resolución del contrato. Iguales derechos tiene el promitente para el caso de incumplimiento del
estipulante.

b. Una relación establecida entre el estipulante y el beneficiario (relación de valuta). Esta relación puede
tener distintas causas jurídicas. Ordinariamente se origina en el deseo del estipulante de favorecer al tercero con
una liberalidad; pero puede también tener una causa distinta (por ejemplo el pago del deber de alimentos que
pesa sobre el estipulante). La falta de causa autoriza al estipulante a dejar sin efecto el beneficio al tercero; pero,
claro está, el promitente es ajeno a dicha relación y no puede fundar su negativa a cumplir su obligación en la
falta de causa de la relación de valuta. Supongamos que se ha pactado una renta vitalicia a favor de un tercero en
razón de que el estipulante (que entregó el capital al promitente para que éste pagara la renta) se propone
cumplir con la obligación alimentaria que tiene respecto del beneficiario. Luego resulta que el estipulante no tiene
tal obligación alimentaria (sea porque no existía el parentesco o porque el alimentado tenía fortuna oculta); el
estipulante tiene derecho a hacer cesar el beneficio y exigir que la renta se le pague a él y no al tercero; pero el
promitente no tiene derecho a negarse a pagar la renta al beneficiario (mientras el estipulante no se lo exige)
salvo de que en la relación de valuta la obligación carecía de causa.
c. Una relación directa entre el promitente u obligado y el tercero beneficiario. El tercero tiene acción directa
contra el promitente para obtener el cumplimiento de su obligación. De la circunstancia de que la relación entre
ellos sea directa surgen importantes consecuencias: 1) la quiebra del estipulante no afecta al beneficiario y los
acreedores de aquel no podrían pretender derecho sobre la prestación adeudada por el promitente; 2) en caso de
muerte del estipulante, el beneficio es adquirido por el tercero por derecho propio y no a título de herencia o
legado, con la consecuencia de que el beneficiario de la estipulación, que al propio tiempo es heredero del
estipulante, puede renunciar a la herencia sin perder su derecho al beneficio de esta estipulación.

Renuncia
El tercero beneficiario puede renunciar en cualquier momento al beneficio. Los efectos de esa renuncia dependen
de la naturaleza de la relación de cobertura. Si, por ejemplo, se trata de una donación con cargo, la renuncia del
tercero en cuyo favor se estipuló, el cargo, beneficia al donatario. Pero si, como ordinariamente acontece, la
relación de cobertura no importa una liberalidad, debe reconocerse al estipulante el derecho de designar otro
beneficio o de recibir él mismo el beneficio; y si el estipulante hubiese fallecido, ese derecho corresponde a sus
herederos. Tal es lo que ocurre, por ejemplo, en el seguro de vida: si la persona designada para recibir la
indemnización la renuncia, ella debe ser pagada a los herederos.
Revocación
En principio, la estipulación es revocable hasta el momento de la aceptación por el tercero beneficiario; después
deviene irrevocable. Pero si se trata de un beneficio a recibirse después de la muerte del estipulante (como ocurre
en el seguro de vida), éste puede revocarlo en cualquier momento, aun después de la aceptación del beneficiario,
pues deben aplicarse por analogía los principios del derecho sucesorio.
Excepción de incumplimiento
Si el estipulante no cumple con sus obligaciones, el promitente puede negarse a cumplir con las suyas, oponiendo
la exceptio non adimpleti contractus, sin que sea obstáculo para ello la consideración de que el perjudicado con
este incumplimiento será el tercero y no el estipulante.
En la donación con cargo, si el donatario (promitente) no cumple con el cargo el donante puede revocar la
donación; pero esta revocación no perjudica el derecho del tercero a recibir el beneficio prevista en el cargo si ya
hubiera manifestado su aceptación.
DE LOS CONTRATOS A FAVOR O A CARGO DE TERCEROS SEGÚN NUESTRA LEGISLACION.
Art.730 El contrato celebrado a nombre propio, por el que se promete la prestación de un tercero, será
obligatorio si el prometiente hubiere garantizado la ratificación o el cumplimiento por parte de aquel. En la duda,
se entenderá que solo fue garantizada la ratificación. Prestada esta, la relación entre el estipulante y el tercero
serán juzgadas como si el contrato se hubiera ajustado directamente entre ellos.
Art.731 Si en el caso del artículo anterior, no se ratifica la promesa, o no se cumple la prestación ofrecida,
el estipulante podrá exigir daños e intereses al prometiente.Si este no hubiere garantizado la ratificación o el
cumplimiento, solo será responsable si no se ha ocupado de obtenerlos o si no se los obtuvo por su culpa.
Art. 732 El que obrando en su propio nombre estipule una obligación a favor de un tercero, tiene el derecho
de exigir su ejecución en provecho de ese tercero.
Art.733 El tercero o sus derecho habientes pueden también reclamar directamente del deudor, salvo
convención en contrario, la ejecución de la prestación. El deudor puede oponer al tercero las excepciones
resultantes del contrato. En caso de revocación de la estipulación, o de negativa del tercero a aprovecharse de
ella, la prestación quedará a beneficio del estipulante, salvo que otra cosa resultare de la voluntad de las partes o
de la naturaleza del contrato.
Art. 734 El estipulante puede reservarse el derecho de sustituir al tercero designado en el contrato,
independientemente de la anuencia del otro contratante. Tal sustitución puede hacerse por actos entre vivos o por
disposición de última voluntad.
Art.735 Si la prestación debiere ser efectuada al tercero después de la muerte del estipulante, podrá este
revocar el beneficio aun mediante disposición testamentaria y aunque el tercero hubiere declarado que quiere
aprovecharlo, salvo que en este último caso el estipulante hubiere renunciado por escrito a su poder de
revocación.
La prestación deberá ser efectuada a favor de los herederos del tercero si este muriere antes que el estipulante,
con tal que el beneficio no hubiere sido revocado, o que el estipulante no hubiere dispuesto de otro modo.
Art. 736 El tercero que no haya aceptado el beneficio estipulado a su favor, puede repudiarlo.
La renuncia será irrevocable y extinguirá su derecho como si nunca hubiese existido.

Lección 10.
Disolución de los contratos.
Los contratos se extinguen naturalmente, por el cumplimiento de las obligaciones que los contratantes han
asumido en el momento de contratar, como por ejemplo, en la compraventa, el contrato se extingue con la
entrega de la cosa por una parte, y el pago del precio por la otra. Sin embargo, esta regla no es absoluta, pues en
los contratos onerosos, el que entregó o trasmitió la cosa, debe todavía la garantía de evicción y por los vicios
redhibitorios.
Pero, fuera de este medio regular y normal de disolución contractual, existen otras causales que pueden
operar la extinción del contrato o su nulidad. Estas causales son:

● a)  La Rescisión;
● b)  La Revocación; y,
● c)  La Resolución.
Nulidad.
La nulidad y la rescisión conducen a efectos idénticos: la extinción retroactiva del contrato. La resiliación y
revocación por el contrario, sólo datan a partir del día en que se producen, por lo menos en principio; no producen
efectos retroactivos.
Rescisión. Concepto.
La rescisión es un acuerdo de voluntades por el cual se deja sin efecto un contrato. Por ello se lo denomina
también “distracto” puesto que el acuerdo de voluntades ha creado un vinculo, puede también, por contrario
imperio, aniquilar o extinguir ese contrato.
Tal es lo que expresa el artículo 718 del C.C.: “las partes pueden extinguir por un nuevo acuerdo los
efectos de un contrato anterior, pero la rescisión acordada no perjudicara en ningún caso los derechos adquiridos
por terceros a consecuencia del contrato rescindido.
Efectos.
Los efectos de la rescisión dependen de la voluntad de las partes, los que pueden:
a. Acordar que el contrato originario quede sin efecto “retroactivamente” con obligación de las partes a
restituirse mutuamente todo lo que hubieren recibido la una de la otra, o bien,
b. Acordar que el contrato deje de producir sus efectos en adelante, quedando firmes los efectos ya
producidos. No hay “retroactividad”.

Sin embargo, la ultima parte del artículo mencionado, dispone que la retroactividad resultante de una
rescisión no puede perjudicar nunca, los derechos que los terceros hubieran adquiridos en el ínterin, como
consecuencia del contrato originario.
Aunque la rescisión comporta un acuerdo de voluntades, también existe casos excepcionales en que la
rescisión se puede operar por simple decisión unilateral. Es lo que ocurre en los contratos de trabajo que puede
ser rescindido del obrero o del patrón, o en los contratos de locación de obra. Lo que sí es importante destacar en
este tipo de rescisión excepcional, es que la terminación de dichas declaraciones se opera desde que el interesado
exprese su voluntad de hacerlo, pero sus efectos son para el futuro obviando así, la retroactividad: los actos
anteriores quedan firmes sin excepción.

Revocación. Concepto.
En su significado estricto, la idea de “revocación” está unida a la de “liberalidad” se revoca una decisión,
un testamento. Importa pues, un “acto unilateral de voluntad” por el que se deja sin efecto la liberalidad.
La revocación en materia de contratos, exige una “causa” jurídica que la justifique, vale decir, solo puede
tener lugar por las causas que la ley autoriza.
Efectos.
Los efectos que la revocación produce son:
A. Entre las partes, deja sin efecto retroactivamente. Esta regla es absoluta.
B. Con los terceros que adquirieron derechos sobre las cosas donadas, los efectos varían según las
circunstancias.

▪ Si la revocación es por ingratitud del donatario, la ley protege al tercero restándole carácter retroactivo.
▪ Si la revocación es por incumplimiento de cargos, los terceros son afectados por retroactividad de la
revocación.
Resolución. Concepto.
La resolución consiste en la extinción del contrato en virtud de un derecho posterior a su celebración del
acto contractual. Este hecho puede ser imputable a una de las partes (incumplimiento de su respectiva prestación)
o puede resultar ajeno a la voluntad de ambas partes (como en los casos de ciertas condiciones resolutorios).
La resolución de un de un contrato se opera “ipso jure” en el caso de las condiciones resolutorias, pero si
se funda en el incumplimiento de una de las partes, la parte interesada en resolver el contrato debe manifestar
claramente dicha intención.
Efectos.
La resolución deja sin efecto el contrato “retroactivamente”. Su consecuencia es volver las cosas en el
estado en que se encontraban antes de la celebración del acto. Estos efectos son similares a los producidos por la
nulidad de los actos, pero la diferencia fundamental radica en que la resolución proviene de un hecho posterior a
la celebración del acto o concomitante con la celebración del acto.
Causales.
Tienen especial importancia como causa de resolución de contratos: el pacto comisario, la señal o arras, y
la clausula penal.
El pacto comisorio.
Artículo 725: en los contratos bilaterales, el incumplimiento por una de las partes autoriza a la
que no sea responsable de él, a pedir la ejecución del contrato o su resolución con los daños e intereses o ambas
cosas.
Señal o arras. Prenociones. Casos de aplicación.
Es común en la práctica de los negocios, que los contratantes exijan una "garantía" a los efectos de
asegurar la seriedad de las intenciones de la otra parte. Un recurso muy empleado es la entrega de una suma de
dinero en concepto de seña, a pesar de que no existe inconveniente legal alguno para que la seña en lugar de
dinero consista en otra cosa, que en la práctica, es muy poco frecuente, al ser el dinero el medio normal de pago
y conclusión de los negocios.
En nuestro derecho, la seña cumple un doble papel. Por una parte, es una garantía de la seriedad del acto
y reviste así el carácter de “adelanto” del pago del precio. Es la llamada “seña confirmatoria”, y por otra parte
importa acordar a las partes el derecho de arrepentimiento perdiendo la sea la que la ha entregado y
devolviéndola doblada el que la ha recibido. Es denominada seña penitencial.
Clases.
La seña es confirmatoria cuando la suma entregada se lo hace de manera a adelanto del pago total del
precio y por los actos efectuados se infiere una renuncia del derecho de arrepentimiento.
La seña es penitencial cuando quien es parte en el contrato asumido no quiere cumplir con el contrato. A
estos efectos la parte que ha entregado seña la puede manifestar su arrepentimiento de forma expresa o tacita
puesto que la ley no exige forma determinada. En cambio, la parte que ha recibido la seña debe manifestar
expresamente su arrepentimiento acompañando de tal voluntad con la devolución de seña doblada. Si la otra
parte se muestra interesada a continuar con el negocio y rehúsa recibir la seña penitencial, esta debe ser
consignada judicialmente.
Derecho de arrepentimiento.
Es importante determinar hasta qué momento se puede tener derecho al arrepentimiento.
Si en el contrato se ha fijado por tiempo determinado para el ejercicio del arrepentimiento no podrá
efectuarlo vencido el plazo estipulado. Si no hubiere plazo, se la podrá efectuar hasta la constitución en mora del
deudor.
Finalmente, si una de las partes hubiere demandado judicialmente el cumplimiento del contrato, el
demandado puede arrepentirse hasta el momento de contestar la demanda, siempre y cuando no hubiere sido
constituida en mora.
Pero lo que si es absoluto es que el derecho de arrepentimiento se pierde desde que la parte que lo pretende
hacer valer ha comenzado a ejecutar el contrato. A estos efectos: se entiende que hay ejecución del contrato,
cuando:
a. Se entrega la cosa en posesión del comprador.
b. Se entrega una nueva suma de dinero a cuenta del precio.
c. Se autoriza al comprador que realiza mejoras en la cosa.

Ley que rige los contratos. Excepciones. Normas procesales.


El artículo 670 al respecto dispone: las reglas de este título serán aplicables a todos los contratos. Los
innominados se regirán por las disposiciones relativas a los nominados con los que tuvieren más analogía.
La disposición de este artículo tiene, una enunciación general, y otra especial, referidas a los contratos
innominados o atípicos.
Los contratos no legislados en forma especial son perfectamente validos. En estos contratos son aplicables
los principios de analogía y de la autonomía de la voluntad.

Diferencia entre la rescisión, la revocación y la resolución.



  Origen Efectos Actos que Afecta

Voluntaria Efectos retroactivos, y las partes


  o pueden Actos de trato sucesivo

Resolución Legal Restituirse las cosa recibidas. La retro- (Ej. Locación) o de

cumplimiento
    -actividad no afecta a terceros. instantáneo

      (Ej. Compraventa)

Revocació No tiene efectos retroactivos, sus


n Siempre efectos igual a la resolución

  Voluntaria son para el futuro  

No tiene efectos retroactivos, sus


Rescisión Siempre efectos Solo actos de trato

Voluntaria Son para lo futuro. Salvo que las partes sucesivo


 

    pacten la retroactividad.
 

Lección 11
CONTRATO DE COMPRA Y VENTA

CONCEPTO: El contrato de compraventa es aquel contrato bilateral en el que una de las partes (vendedora) se
obliga a la entrega de un producto, ya sea un bien o un servicio, y la otra (compradora) a pagar por ella un cierto
precio, en dinero.
Nuestro Código Civil, no lo define sino establece el objeto del mismo.
Art.737.- La compraventa tiene por objeto la transferencia de la propiedad de una cosa, u otro derecho
patrimonial, por un precio en dinero que debe pagar el comprador
NATURALEZA: La compraventa es un contrato de naturaleza patrimonial.
CARACTERES: Los caracteres de la compraventa son los siguientes:
Es Bilateral: porque implica obligaciones para ambas partes.
Es consensual: porque produce todos sus efectos por el mero consentimiento, y sin necesidad de la entrega de la
cosa o del precio.
No formal: porque aun en el caso de que tenga por objeto la transmisión de inmuebles, la escritura pública
exigida es un requisito de la transferencia de dominio, pero no del contrato en sí que puede ser válidamente
celebrado en instrumento privado y aún verbalmente.
Es oneroso: requiere la contraprestación.
Es conmutativo: porque es de su naturaleza que los valores intercambiables (cosa, precio) sean más o menos
equivalentes.
Solo por excepción suele ser aleatorio, lo que ocurre cuando se compra una cosa que puede no existir.
CAPACIDAD
Los elementos personales de los que pueden comprar y vender se refieren a la capacidad de hecho de las
personas o a su incapacidad, están también los que por expresa disposición de la ley no pueden realizar actos
comerciales o sea comprar y vender.
Capacidad de hecho: es la aptitud legal de ejercer por sí mismo sus derechos.
Nuestro Código reputa plenamente capaz a toda persona que haya cumplido 18 años de edad y que no hayan sido
declarados incapaces judicialmente.
Por excepción también se reputa capaz para la realización de contratos a los menores de 18 años emancipados.
A los menores de 14 años cumplidos habilitados por Juez competente, para el ejercicio de comercio y otra
actividad lícita.
DE LOS QUE NO PUEDEN COMPRAR CIERTOS BIENES
. Art. 739.- Se prohíbe la compraventa, aunque sea en remate, por sí o por interpósita persona:
a) a los esposos entre sí, aún separados de bienes;
b) a los representantes legales o convencionales, de los bienes comprendidos en su representación;
c) a los albaceas de los bienes correspondientes a la testamentaria en que desempeñasen su cargo;
d) al Presidente de la República, y a sus Ministros, de los bienes del Estado, de las municipalidades, o de los entes
descentralizados de la Administración Pública;
e) a los funcionarios y empleados públicos de los bienes del Estado o de las municipalidades, o de los entes
descentralizados de
cuya administración estuviesen encargados; y
f) los magistrados, fiscales, defensores de incapaces y ausentes y otros funcionarios, abogados, procuradores,
escribanos, peritos, respecto de los bienes en los juicios que intervengan o hayan intervenido.
EXCEPCIONES
Los establecido en el inciso a) no rige para las adjudicaciones de bienes, que por liquidación de la sociedad
conyugal, se hagan los esposos en pagos de aportes o del haber de uno de ellos.
Esta norma es de orden público y las partes no pueden dejar sin efecto esta prohibición por simple convenio.

OBJETO DE LA COMPRA VENTA


Art.737.- La compraventa tiene por objeto la transferencia de la propiedad de una cosa, u otro derecho
patrimonial, por un precio en dinero que debe pagar el comprador.
DE LAS COSAS QUE NO PUEDEN SER OBJETO DE LA COMPRA
VENTA.

Art. 742.- No pueden ser objeto de compraventa:


a) las acciones fundadas en derechos inherentes a la persona o que comprenden hechos de igual naturaleza;
b) los derechos que en caso de ser ejercidos por otro alterarían su contenido en daño del deudor;
c) los bienes inembargables, en su totalidad, o en la parte que lo sean;
d) las cuotas alimentarias, devengadas o no;
e) las pensiones y otras asignaciones declaradas inembargables por la ley, salvo en la parte embargable;
f) el usufructo, aunque sí el ejercicio del mismo;
g) los derechos de uso y habitación;
h) aquellos derechos cuya transferencia esté prohibida por la ley, por el título constitutivo, o por un acto
posterior; y
i) los bienes que no pueden ser objeto de contratos.
VENTA ESPECIALES DE LAS COSAS AJENAS
Art. 743.- Los bienes ajenos pueden ser objeto de la compraventa. Si en el momento del contrato la cosa vendida
no era de propiedad del vendedor, éste está obligado a procurar su adquisición al comprador.
El comprador adquirirá el dominio de la cosa cuando el vendedor obtenga la ratificación del propietario, o venga a
ser su sucesor universal o singular en la cosa vendida.
SUJETAS A CONDOMINIO
Art. 2085.- Ninguno de los condóminos puede hacer en la cosa común innovaciones materiales ni cambiar su
destino, sin consentimiento de los otros; ni enajenarla, ni constituir servidumbres, ni hipotecas con perjuicio del
derecho de los copropietarios. El arrendamiento o alquiler hecho por alguno de ellos es de ningún valor.
DE COSAS FUTURAS
Art. 695.- La prestación de cosas futuras puede ser objeto de los contratos. Si la existencia de ellas dependiere de
la industria del promitente, la obligación se considerará pura y simple. Si la existencia de ellas dependiere en todo
o en parte de fuerzas naturales, se considerará subordinada la eficacia del contrato al hecho de que llegasen a
existir, a menos que la convención fuere aleatoria.
DE CALIDAD DETERMINADA
Art. 769.- Cuando las cosas se vendieren como de calidad determinada, y no al gusto personal de comprador, no
dependerá del arbitrio de éste rehusar el recibo de la cosa vendida. Probando el vendedor que la cosa es de la
calidad contratada, podrá exigir el pago del precio.
VENTA CON SUJECIÓN A ENSAYO O PRUEBA
Art. 768.- La venta sujeta a ensayo o prueba, o a satisfacción del comprador, se presume bajo condición
suspensiva de que lo vendido fuere del agrado personal de aquél. El plazo para aceptar no excederá de noventa
días. El contrato se juzgará concluido, cuando el adquirente pagare el precio sin reserva, o dejare transcurrir el
término sin comunicar su respuesta. Las reglas que anteceden son aplicables a la venta de las cosas que es
costumbre gustar o probar antes de recibirlas.
VENTA POR JUNTO Y POR CUENTA, PESO O MEDIDA
La venta es a peso, cuenta o medida cuando las cosas no se vendiesen en masa ni por un solo precio, es decir,
cuando faltasen las dos unidades o cuando siendo el precio uno solo, no hubiese unidad en el objeto, o cuando
existiendo unidad en el objeto no lo hay en cuanto al precio. Contrariamente a la hipótesis de la venta por Junto,
los contratantes en que la venta se hace por cuenta, peso o medida no se perfecciona hasta que las cosas estén
pesadas, contadas o medidas.
VENTAS POR PRESTACIONES SUCESIVAS (VENTA EN CUOTAS)
Puede ocurrir que tanto el comparador como el vendedor se obliguen a cumplir con sus prestaciones respectivas,
en forma escalonada o que la prestación deba ser cumplida en forma sucesiva solamente por una de las partes.
Quiere decir pues, que la divisibilidad de la prestación puede darse tanto en el precio como en la cosa. En todos
los casos hay siempre un solo contrato, pues no porque su ejecución sea sucesiva o escalonada deben ser
considerados como varios contratos.
Art. 729.- La resolución por incumplimiento tendrá efecto retroactivo sólo entre las partes, pero en los contratos
de tracto sucesivo las prestaciones ya cumplidas y las cuotas vencidas quedarán firmes
PRECIO
Concepto: El precio es la suma de dinero que el comprador entrega al vendedor en concepto de la cosa que
recibe.
Requisitos
* Precio en dinero: de lo contrario no hay compraventa.
* Precio determinado o determinable.
* El precio debe ser cierto, debe ser serio, no ficticio.
* El precio debe ser fijado por las partes excepcionalmente por un tercero.
PRECIO CIERTO
Art. 754.- El precio será cierto, cuando las partes lo determinaren en una suma que el comprador debe pagar, o
fuere fijado con referencia a una cosa determinada, o su determinación se encomendare a un tercero, conforme a
lo establecido en este Código.
PRECIO MIXTO
Art. 756.- Si el precio consistiere, parte en dinero y parte en otro bien, el contrato será de permuta, si es igual o
mayor el valor en especie, y de venta en el caso contrario
DE LAS OBLIGACIONES DEL COMPRADOR Y DEL VENDEDOR
Art. 757.- Los contratantes pagarán por partes iguales los impuestos y gastos del contrato, salvo disposición
imperativa de la ley, o estipulación en contrario.
Art. 758.- Si no hubiere pacto en contrario, los gastos de entrega son a cargo del vendedor; los de transporte y
recibo corresponden al comprador.
Art. 759.- Son obligaciones del vendedor:
a) hacer adquirir al comprador el derecho vendido, si su adquisición no es efecto inmediato del contrato;
b) entregar al comprador la cosa vendida o el título que instrumenta el derecho enajenado, si no surge lo
contrario de lo estipulado, o de las circunstancias del negocio;
c) recibir el precio en el lugar y tiempo pactados; y
d) garantizar al comprador, conforme a las reglas de este Código, por la evicción y los vicios de la cosa.
Art. 760.- El vendedor debe entregar el bien vendido con todos sus accesorios y los frutos pendientes, libre de
toda otra posesión, en el lugar y días convenidos, o en su defecto, cuando el comprador lo exija.
Art. 761.- Los provechos y los riesgos de la cosa pasan al comprador desde la conclusión del contrato, salvo los
casos en que la adquisición del derecho no se produzca por efectos exclusivos de la convención.
Si la cosa sólo está determinada por su género es necesario, además que ella haya sido individualizada; si debe
de ser remitida a otro lugar, se requiere que el vendedor se haya desprendido de ella.
Art. 762.- El vendedor de un inmueble, o de un derecho sobre un inmueble, está obligado a cancelar todas las
inscripciones y anotaciones preventivas que perjudicaren los derechos del comprador.
Art. 763.- El comprador debe pagar el precio de la cosa en el lugar y fecha convenidos. En defecto de estipulación,
debe pagarlo en el lugar y acto de entrega.
Art. 764.- Salvo estipulación en contrario, el comprador debe recibir la cosa comprada al concluirse el contrato.
Art. 765.- Cuando proceda la resolución de la compraventa, el comprador deberá restituir la cosa, y el vendedor lo
que hubiere recibido a cuenta del precio, con una disminución equitativa fijada por el juez, en concordancia con la
desvalorización y el uso que hubiere hecho de ella el comprador.

LECCIÓN 12
COMPRAVENTA
1. Cláusulas Especiales: Ventas Condicionales

Por regla general, para los contratos rige el principio de la autonomía de la voluntad, máxima que faculta a las
partes a regla libremente sus voluntades y que sus deseos íntimos o declarados no sean constreñidos por
voluntades exógenas y que ni siquiera de la propia ley inclusive.
Los efectos normales de la compraventa son el pago del precio y la entrega de la cosa, que pueden ser sometidos
por las partes a pactos que lo modifiquen ya sea en el tiempo, lugar, forma y modalidad del contrato, es lo que se
entiende por la disposición de nuestro Código Civil que en su Art. 766 expresa: "Las partes podrán, por cláusulas
especiales, subordinar a condiciones, cargos o plazos, o modificar de otra manera los efectos normales del
contrato"
Esta norma reafirma el principio de la autonomía de la voluntad, de modo que los contratantes pueden estipular
cláusulas especiales para regular sus relaciones contractuales, siempre que no contraríen las normas de orden
público.
Ventas condicionales: Nuestro código no trata la compraventa condicional o condicionada de manera particular
o específica, sino más bien se ocupó de sus efectos, con condición suspensiva y condición resolutoria. Así, en su
Art. 776 dispone "La compraventa condicional tendrá los efectos siguientes, cuando la condición fuere
suspensiva:
a)  Mientras pendiere la condición, el vendedor no tiene obligación de entregar la cosa vendida, ni el comprador la
de pagar su precio, sólo tendrá derecho para pedir las medidas conservatorias;
b)  Si antes de cumplida la condición, el vendedor hubiere entregado la cosa vendida al comprador, éste será
considerado como administrador de cosa ajena;
c)  Si el comprador hubiere pagado el precio, y la condición no se cumpliere, se hará restitución recíproca de la
cosa y el precio, compensándose los intereses de éste con los frutos de aquélla, si se los hubiere percibido.
Es sabido que la obligación condicional hace depender la existencia o la resolución del derecho a un
acontecimiento futuro e incierto. Así, la relación contractual quedará ejecutada al cumplirse la condición. En
consecuencia, el derecho a favor del comprador aún está pendiente, como también la obligación del vendedor.
Por su parte el Art. 777 dispone "Cuando la condición fuere resolutoria, la compraventa tendrá los efectos
siguientes:
a)  El vendedor y el comprador quedarán obligados como si no hubiere condición;
b)  Si la condición se cumpliere, se observará lo dispuesto sobre las obligaciones de restituir las cosas a sus
dueños. Los intereses se compensarán con los frutos, como está dispuesto en el artículo anterior.
La condición resolutoria es aquella cuyo cumplimiento disuelve la obligación, volviendo las cosas al estado que
tenían, como si la obligación no hubiere existido.
En la condición suspensiva la existencia del contrato o de la obligación depende del cumplimiento de la condición.
En la condición resolutoria ya nace el derecho, ya existe ejecución del contrato. La extinción de esa relación
depende de que se cumpla la condición resolutoria.
La naturaleza jurídica de la condición resolutoria explica con claridad sus efectos jurídicos. La suspensiva el
cumplimiento de la condición hace nacer el acto, la resolutoria lo extingue
Por último, el Art. 778 dispone "En caso de duda, la venta condicional se reputará a una condición resolutoria"
La presunción del Código es la más razonable, se debe estar por la existencia y ejecución de los contratos como
regla, y aceptar la condición suspensiva, en casos excepcionales.
2. Pacto de Retroventa. Ley Nº 701/95.Bienes Inmuebles, plazos, precios.

También muy utilizado en los contratos de compraventa. Básicamente consistía en aquella estipulación por la cuál
el comprador se reserva el derecho de poder restituir al vendedor la cosa comprada, recibiendo de él, el precio
que hubiese pagado con exceso o disminución.
La disposición del Art. 1° de la Ley 701/95, que expresamente dice:"...Se prohíbe estas igualmente el
pacto de reventa de inmuebles y bienes registrables..." con ello y para evitar arbitrariedades e injusticias
generadas por el poder económico, con sentido práctico y social, nuestro Código Civil, como el Alemán, Mejicano,
Boliviano han abolido estos institutos de infeliz memoria.
Bienes inmuebles – Plazo – Precio
Sobre la venta de bienes inmuebles, nuestro Código dispone en su Art. 747 "La venta de inmuebles, puede
hacerse:
a)  sin designar la extensión, y por un solo precio;
b)  no indicando área, pero a tanto la unidad;
c)  con expresión del área, bajo cierto número de medidas a determinarse dentro de un terreno mayor;
d)  con mención del área, y por un precio cada unidad, fijado o no el total;
e) con designación del área, por un precio único, y no a tanto la medida; y
f) De uno o varios inmuebles, con indicación del área pero bajo la cláusula de no garantizar el contenido, y de
que la diferencia, en mas o en menos, no producirá efecto alguno"
Ejemplos:
1)  para el supuesto en el inciso a) Pacto la venta del inmueble ubicado en Ybycuí por 10.000.000 de Gs.
(venta ad corpus)
2)  para el supuesto en el inciso b) Pacto la venta del campo con Finca N° 2.022, a Gs. 1.000.000 la hectárea
(venta ad mensura)
3)  para el supuesto en el inciso c) Vendo mil hectáreas del campo de Cerro Corá í de dos mil hectáreas, a
quinientos mil Gs. la hectárea;
4)  para el supuesto en el inciso d) Vendo este inmueble de 200 Mts. de frente por 150 Mts. de fondo a un
millón de Gs. la hectárea;
5)  para el supuesto en el inciso e) Vendo este lote de 600 Mts.2 en cinco millones de Guaraníes;
6)  para el supuesto en el inciso f) Vendo el campo de Villa San Pedro de dos mil hectáreas y el de Villa del
Rosario de mil quinientas hectáreas por 90 millones de guaraníes; por la diferencia de área o superficie no
habrá acción para el comprador ni para el vendedor.
3. Efectos entre las partes con relación a terceros.

El sistema de publicidad para que los terceros de buena fe no sean perjudicados en los actos traslativos de
dominio es una regla consagrada por la mayoría de los códigos. La inscripción con todos sus caracteres y
gravámenes permite así conocer la situación jurídica del inmueble objeto del contrato.
El Art. 1968 de nuestro Código dispone "La propiedad de los bienes inmuebles se transmite por contrato. Los
títulos traslativos de dominio están sujetos a la toma de razón en el registro de inmuebles para que produzcan
efectos respecto de terceros"
El Art. 1970 por su parte dispone "La inscripción no impide las acciones que procedan entre enajenante y
adquirente para recuperar la cosa. Ni tampoco las dirigidas contra los terceros en los casos de anotación
preventiva, respecto a los derechos constituidos después de ésta"
4. Pacto Comisorio.

El Art.726 del Código Civil dispone en cuanto al pacto comisario lo siguiente "Las partes pueden pactar que el
contrato bilateral se resuelva si una obligación no se cumple en la forma estipulada. En tal caso, el contrato
quedará extinguido desde que el interesado haga saber al moroso su decisión de resolverlo"
Significa esto que, el pacto comisario puede pactarse para el caso del incumplimiento de una de las partes o de
ambas a la vez, algunas legislaciones contemplan este pacto sólo a favor del vendedor, como en la Argentina.
5. Pacto de preferencia.

Constituye aquella convención en virtud del cuál el vendedor tiene facultad de recuperar la cosa vendida y
entregada al comprador, con preferencia a cualquier otro, en caso de que el comprador quisiera venderla o darla
en pago.
Al respecto el Art. 771 de nuestro Código Civil amplía un poco más el concepto al establecer que: "Puede
estipularse el pacto de preferencia, facultando al vendedor para recuperar el bien vendido con prelación a
cualquier otro adquirente, cuando el comprador quisiere venderlo o darlo en pago. El derecho de preferencia es
personalísimo"
Así, para que pueda existir el pacto de preferencia, es necesaria la concurrencia de los siguientes requisitos;
a)  que el comprador vuelva a vender la cosa o darla en pago; y,
b) el vendedor deberá ofrecer por la cosa el mismo precio y condiciones que ofrece el tercero interesado.
El Art. 772 por su parte dispone "Si se estipuló pacto de preferencia, el vendedor sólo podrá ejercer su derecho
dentro de tercero día, tratándose de cosas muebles o incorporales, y en el plazo de diez días, respecto de
inmuebles. Perderá la preferencia si no pagare el precio, o si no satisficiere las otras ventajas que el comprador
hubiere obtenido"
El pacto de preferencia debe tener un plazo reducido, en razón de que estos no deben estar inmovilizados por
mucho tiempo.
El Art. 773 dispone "El comprador debe hacer saber al vendedor el precio y las ventajas ofrecidas, así como el
lugar y momento en que habrá de verificarse el remate, en su caso. No haciéndolo, responderá por los daños y
perjuicios que la nueva venta ocasionare al primitivo vendedor"
6. Pacto de mejor Comprador.

El Código de Vélez Sárfield que nos rigió, al referirse al pacto de mejor comprador dice: "Pacto de mejor
comprador es la estipulación de quedar desecha la venta si se presentare otro comprador que ofreciese un precio
más ventajoso"
Este pacto presenta alguna semejanza y varias diferencias con el pacto de preferencia. Tanto en uno y otro pacto
la cláusula favorece al vendedor. Se aplica en el caso de que el tercero, a quién el vendedor quiere transmitir la
cosa, deba adquirirla por compra o recibirla en pago.
El pacto de mejor comprador puede ser cedido a los herederos del vendedor y pueden los acreedores del vendedor
ejercer la acción oblicua, en tanto que en el pacto de preferencia es estrictamente personal y aplicable solo a
inmuebles.
Nuestro Código dispone que el pacto de mejor comprador rige como condición resolutoria y no a
condición suspensiva, como otros Códigos.
El Art. 774 dispone: "El pacto de mejor comprador autoriza la resolución del contrato si un tercero ofreciere un
precio más ventajoso. Sólo podrá convenirse tratándose de inmuebles, y por un plazo no mayor de tres meses"
El Art. 775 de nuestro Código agrega "El vendedor debe hacer saber al comprador quién sea el mejor comprador,
y que ventajas le ofrece. Si el comprador propusiese iguales ventajas, tendrá el derecho de preferencia, si no,
podrá el vendedor disponer de la cosa a favor del nuevo comprador. No habrá mejora por parte del nuevo
comprador, que dé lugar al pacto de mejor comprador, sino cuando hubiese de comprar la cosa, o recibirla en
pago, y no cuando se propusiere adquirirla por cualquier otro contrato"
Por lo tanto, el pacto de mejor comprador se encuentra limitado a los siguientes casos:
a) Cuando hubiese de comprar la cosa; b) para recibirla en pago; y, c) sólo se limita a inmuebles
Ventas Aleatorias. Noción y Consecuencias
Hay ventas aleatorias cuando el comprador adquiere una cosa cuya existencia es incierta y futura. Nuestro
Código Civil se refiere a las ventas aleatorias en su art. 779 disponiendo que: "En la venta de bienes expuestos a
riesgos que el comprador tomare a su cargo, podrá exigirse el precio, aunque la cosa no existiere en todo o en
parte en la fecha del contrato. Sin embargo el acto será anulable como doloso siempre que el vendedor hubiese
conocido el resultado del riesgo a que los bienes estaban sujetos"
Si una persona compra una cosa sujeta a fallo judicial, significa que toma el riesgo de las resultas del
juicio. Una empresa industrial puede adquirir a su riesgo la cosecha de materias primas para su procesamiento. En
este caso el vendedor de esas materias primas que aún no entregó el objeto del contrato, podrá exigir el precio de
la venta. La venta de bienes expuestos a riesgos es una modalidad del comercio moderno. La última parte del
artículo protege la buena fe del comprador.

Lección 13
EL CONTRATO DE PERMUTA

La permuta históricamente, resulto uno de los primeros contratos que se utilizaron, toda vez que al no existir la
moneda, se realizaba el truque o intercambio de mercancías.

ANTECEDENTES
La permuta es la forma primitiva de intercambio entre los hombres; históricamente, es el antecedente de la
compraventa que supone la existencia de moneda y por consiguiente un grado de organización social más
avanzado.
Se trata de la primera manifestación natural del comercio, y aparece en la historia desde el momento en que las
primeras poblaciones empiezan a especializar sus profesiones y existen excedentes.

Anteriormente a la introducción del dinero, el trueque era la única manera de intercambiar bienes.

El trueque presenta varios problemas, principalmente limitaciones de tiempo. Cuando el intercambio es frecuente,
los sistemas de trueque encuentran rápidamente la necesidad de tener algún bien con propiedades monetarias.
Por ello, su importancia social decae con la invención de la moneda.

A partir de ese momento las relaciones comerciales pasan a regularse principalmente por medio de la
compraventa.
Actualmente el papel económico de la permuta es muy modesto, aunque no ha desaparecido.

Sin embargo, históricamente es habitual que el papel de la permuta recobre importancia en épocas de crisis
económica, y principalmente en casos de hiperinflación, dado que el dinero pierde en gran medida su valor.
DEFINICIÓN.
De acuerdo con el Código Civil la permuta es un contrato “por el cual cada uno de los contratantes se obliga a dar
una cosa por otra”, o bien la titularidad de un derecho.
Al contrato de permuta, con excepción del precio, le son aplicables las reglas de la compra-venta; por ejemplo, las
obligaciones de los permutantes son las mismas que las del vendedor.
De esta forma se podría volver a mencionar todo lo establecido en el artículo de la compra-venta relativo a la
transmisión de la propiedad, como el lugar y tiempo de la entrega de la cosa vendida o permutada, la obligación
del saneamiento para el caso de evicción o por vicios ocultos, etc.

No obstante, es posible desarrollar, aunque sea de manera breve, un análisis de las características y
peculiaridades del contrato de permuta.

CONCEPTO Y RÉGIMEN LEGAL

Permuta es el trueque de una cosa por otra; desde el punto de vista jurídico, el contrato queda configurado desde
que las partes se han prometido transferirse recíprocamente la propiedad de dos cosas.
Es la forma primitiva del intercambio entre los hombres; históricamente, es el antecedente de la compraventa que
supone la existencia de moneda y por consiguiente un grado de organización social más avanzado.
Actualmente el papel económico de este contrato es muy modesto, aunque no ha desaparecido. Subsisten todavía
algunas permutas manuales y también se dan casos de trueque de inmuebles (sobre todo entre coherederos);
pero desde luego, el gran instrumento moderno de intercambio es la compraventa.

Al considerar la naturaleza jurídica de este contrato, resalta de inmediato su analogía con la compraventa, que en
el fondo no es otra cosa que el trueque de una cosa por un precio en dinero, según el C.C.P la permuta se rige
por las disposiciones concernientes a la compraventa, en todo lo que no tenga una regulación especial.

Estas reglas especiales y propias de nuestro contrato son contadísimas y bien pudo prescindirse de ellas. Tanto
Bibiloni trata de la permuta en un solo artículo que remite al régimen de la compraventa.

Cabe agregar que se establecen dos reglas perfectamente sobreabundantes e inútiles.


El primero dispone que no pueden permutar los que no pueden comprar y vender.
El segundo que no pueden permutarse las cosas que no pueden venderse.
Es innecesario decirlo, pues el régimen de la compra-venta para todo lo que no esté regulado especialmente de
otro modo.

Si una o ambas prestaciones consisten en un derecho, estaremos en presencia de un contrato innominado, al cual
se aplicarán las reglas de la compraventa o de la cesión de créditos, según los casos.

Si una de las contraprestaciones fuera parte en dinero y parte en especie, el contrato será calificado como
compraventa o permuta siguiendo las reglas que hemos visto en otro lugar.

CLASIFICACIÓN.

El contrato de permuta es principal, bilateral, oneroso, conmutativo, con forma restringida.


Es principal, pues tiene fines y vida propios, y para su existencia o validez no depende de otro contrato.
Es bilateral en virtud de que nacen obligaciones para ambas partes. Tales obligaciones consisten en dar y
transmitir la propiedad o titularidad de un derecho a cambio de otro.
Es oneroso. Esto es, las cargas y gravámenes también corresponden a los contratantes.
Es conmutativo, ya que a partir de que el contrato se celebra, se conoce el carácter de ganancioso o perdidoso,
a menos que una o ambas partes tomen a su cargo el riesgo de que la cosa se disminuya o no llegare a existir.
Con forma restringida. La ley no exige ninguna formalidad si se trata de bienes muebles. Si son bienes
inmuebles se deberá otorgar mediante escrito privado o a través de escritura publica, dependiendo de la cuantía.

No es formal; en el caso de los inmuebles, la escritura pública exigida es un requisito de la transferencia del
dominio pero no del contrato en sí, que puede ser válidamente celebrado en instrumento privado.

OBLIGACIONES DE LAS PARTES


● Transferir la propiedad de las cosas o derecho permutados.
● Entregar la cosa (posesión).
● Responder por los vicios ocultos.
● Garantizar una posesión pacífica.
● Responder de la evicción.
● Pagar la parte que corresponda por ley de los gastos de escritura y registro (salvo pacto en
contrario).
● Pagar los impuestos que correspondan por Ley.

RELACIÓN CON LA COMPRAVENTA

La permuta se perfecciona por el mero consentimiento de las partes de la misma manera que en el contrato de
compraventa.
Se distingue de éste, porque en el contrato de venta la cosa es cedida a cambio de un precio establecido en
dinero.
Otra distinción es que mientras que en la compraventa existen dos partes diferenciadas: comprador y vendedor,
que intercambian cosa y precio.
Además, la compraventa es tomada como tal cuando más de la mitad del precio que se paga por la cosa es dado
en dinero, al estipularse la mitad o menos, en dinero, se configura una permuta.
En el caso de ausencia de regulación específica, la permuta se regula por las disposiciones establecidas para la
compraventa.
DISPOSICIONES ESPECIALES.

a) Justos motivos de duda sobre el derecho del copermutante. - Si uno de los permutantes tiene justos
motivos para creer que la cosa recibida en permuta no era de propiedad del que la dio, no puede ser obligado a
entregar la que él ofreció.
Se trata de un derecho de retención análogo que reconoce al comprador. Análogo, pero no exactamente igual en
sus efectos, como hemos de verlo. En cuanto a lo que debe considerarse por "justos motivos" entendemos que tal
expresión debe asimilarse a la de "tenor fundado".
Pero el derecho del permutante que tiene justos motivos para dudar de la legitimidad de la propiedad de la cosa
que se le ofrece, no se reduce a la retención; puede también pedir la resolución del contrato, aunque no fuese
molestado en la posesión de la cosa recibida. Lo que se protege no es sólo el daño o turbación actual, sino el
peligro de que ello se produzca.
Es claro que en tal caso está obligado a devolver por su parte la cosa que hubiera recibido. Pero el copermutante
que hubiese enajenado la cosa que se le dio en cambio, sabiendo que ella no pertenecía a la parte de quien la
recibió, no podrá anular el contrato, mientras que el poseedor a quien hubiese pasado la cosa, no demandase
contra él la nulidad de su contrato de adquisición.
Esta disposición tiene un fundamento obvio: si el permutante ha transferido ya el dominio de la cosa a un tercero,
carece de interés en la acción por resolución del contrato mientras el tercero no haga valer, a su vez, la garantía
de evicción.

Por ello, aunque este artículo sólo se pone en la hipótesis del permutante que ha enajenado la cosa recibida
sabiendo que no pertenecía al permutante de quien la recibió, también debe aplicarse al caso de que lo hubiera
ignorado.
Pues aquí no se trata de un derecho, negado en razón de la mala fe del que enajenó la cosa a un tercero, sino en
la circunstancia de que no tiene interés en la acción, de tal modo que tampoco podría reconocerse al enajenante
de buena fe.
b) Nulidad. - la anulación del contrato de permutación tiene efecto contra los terceros poseedores de la cosa
inmueble entregada a la parte, contra la cual la nulidad se hubiese pronunciado. Desde luego, sólo se aplica a los
inmuebles, según resulta de su propio texto; en cuanto a los muebles, la acción reivindicatoria contra el poseedor
se vería detenida.
c) Gastos de contrato. - relativo a la compraventa, los gastos del contrato son a cargo del comprador. Va de
suyo que esta disposición es inaplicable en la permuta, en la cual la solución no puede ser otra sino que ambos
contratantes soporten estos gastos por partes iguales.
d) Evicción. - El caso de evicción total se dispone que el copermutante que ha sufrido la evicción puede reclamar
la restitución de la propia cosa o el valor de la que se le hubiese dado, tratando el mismo punto, dispone que el
permutante vencido puede reclamar la cosa que dio en cambio o que se le pague el valor de ella. El vicio de
técnica legislativa que supone tratar el mismo problema en dos disposiciones diferentes, ubicadas en distintos
capítulos, trae consigo estos defectos de concordancia.

Sin embargo, es posible armonizar estas disposiciones admitiendo que el copermutante que ha sufrido la evicción
tiene a su disposición tres posibilidades:
● reclamar la restitución de la cosa que entregó;
● reclamar su valor;
● demandar el valor de la cosa que se le dio.
En cualquier caso, tiene además, derecho a pedir se le indemnicen los daños y perjuicios sufridos.
Si el permutante vencido en la evicción optase por la resolución del contrato y la restitución de la cosa que dio, el
copermutante debe restituirla en el estado en que se halla, como poseedor de buena fe.
Supongamos ahora que el copermutante haya enajenado a un tercero la cosa que recibió. Se dispone que si la
cosa fue enajenada por título oneroso por el copermutante, o constituyó sobre ella algún derecho real, el
permutante no tendrá derecho alguno contra terceros adquirentes; pero si hubiese sido enajenada por título
gratuito, el permutante puede exigir del adquirente, o el valor de la cosa o la restitución de ella.
El primer apartado no ofrece ninguna dificultad y la solución es lógica; puesto que la transmisión del dominio ha
sido legítima, el tercero no tiene por qué ser alcanzado por la reivindicación. Por lo tanto, el permutante que ha
sufrido la evicción sólo tiene acción contra el copermutante por el valor de la cosa que él entregó o de la cosa que
recibió y de la que fue privado por la evicción.
Más discutible es la solución del segundo apartado, pues se afectan los derechos de un tercero de buena fe y la
seguridad jurídica.
El criterio de la ley ante la colisión de intereses entre el tercero y el permutante, ha sido el de preferir a éste,
puesto que el primero ha recibido la cosa por un título gratuito.
En caso de evicción parcial, es aplicable lo dispuesto para la compraventa.

DISTINCIÓN ENTRE UN CONTRATO DE PERMUTA Y UNO DE COMPRA-VENTA.


Una de dichas diferencias se establece cuando parte del precio de una cosa se paga en dinero y otra en especie.
Si el precio de la cosa vendida se ha de pagar parte en dinero y parte con el valor de otra cosa, el contrato será
de venta cuando la parte de numerario sea igual o mayor que la que se pague con el valor de otra cosa.
Si la parte en numerario fuere inferior, el contrato será de permuta.
Ahora bien, cuando parte de la contraprestación se paga en moneda extranjera o con títulos de crédito, si el
precio que se paga con dinero y en moneda extranjera, lo que llevan a cabo los contratantes es una compra-venta
y no una permuta.
Cuando parte del precio se paga con títulos de crédito, es necesario saber cual de estos se maneja en la
transacción: si utilizamos un cheque se trata de una compra-venta, pues este “hace las veces de pago salvo buen
cobro”; en tanto, si el precio se cubre con acciones estamos frente a una permuta.
ELEMENTOS DE EXISTENCIA

Para que una permuta sea jurídicamente existente, es indispensable la presencia de dos elementos
fundamentales:
Consentimiento. Es el acuerdo de voluntades no solo en cuanto a la creación de obligaciones, sino también en lo
concerniente al objeto material del contrato.
Objeto. Contempla dos características:
El objeto jurídico, a su vez, se divide en directo e indirecto.
El primero es la creación de obligaciones; y el segundo es la función de dar.
El objeto material, por su parte, es la cosa o titularidad de los derechos que se van a transmitir, la cual debe
poseer las siguientes particularidades:
● 1º Existir en la naturaleza,
● 2º Ser determinada o determinable en cuanto a su especie,
● 3º Estar en el comercio.

ELEMENTOS DE VALIDEZ
Capacidad. En concordancia con las reglas de la compra-venta, no pueden permutar:
a) Los menores de edad,
b) Los extranjeros cuando adquieren en zonas restringidas
c) Asimismo los incapaces:
d) Los magistrados, los jueces, el Ministerio Publico, los defensores oficiales, los abogados, los procuradores y los
peritos no pueden comprar los bienes que son objeto de los juicios en que intervengan.
e) Tampoco podrán ser cesionarios de los derechos que se tengan sobre los citados bienes por lo anterior excepto
cuando las personas que sean coherederos o copropietarios.

También por analogía, se aplica a cualquiera de los contratantes en cuanto a que:


No pueden comprar los bienes de cuya venta o administración se hallen encargados:

● Los tutores o curadores;


● Los mandatarios;
● Los ejecutores testamentarios y los que fueren nombrados en caso de intestado;
● Los interventores nombrados por el testador o por los herederos
● Los representantes, administradores o interventores en caso de ausencia;
● Los empleados públicos.

Vicios del consentimiento. Como ya se señalo, a la permuta se le aplican las mismas reglas que rigen a la
compra-venta; sin embargo, en este tipo de contratos reviste especial importancia la lesión que puede
ocasionarse a una persona al momento de intercambiar una cosa, ya que muchas veces no se conoce el valor
intrínseco de la misma.
Tal sucedió incontables ocasiones cuando, por ejemplo, los españoles permutaban con los indígenas oro por
vidrios.

Formalismos. En la misma permuta hay libertad de forma cuando se trata de bienes muebles, Pero por lo que se
refiere a:
Las enajenaciones de bienes inmuebles cuyo valor de avalúo no exceda el equivalente a 365 veces el salario
mínimo general vigente.
En el momento de la operación y la constitución o transmisión de derechos reales estimados hasta la misma
cantidad o que garanticen un crédito no mayor de dicha suma, podrán otorgarse en documento privado firmado
por los contratantes ante dos testigos cuyas firmas se ratifiquen ante notario, juez competente o Registro Público
de la Propiedad.
PERMUTA DE COSA AJENA

Si uno de los contratantes ha recibido la cosa que se le da en permuta y acredita que no era propia del que la dio,
no puede ser obligado a entregar la que el ofreció en cambio, y cumple con devolver la que recibió.

Esto significa que cuando uno de los permutantes ha entregado una cosa ajena, el otro puede alegar la excepción
de non adimpleti contractus, pues nadie puede ser obligado a cumplir mientras que su contraparte no haya
hecho lo propio. De cualquier modo se libera devolviendo lo que recibió.
LA EVICCION
Todo aquel que enajena de manera onerosa está obligado al saneamiento para el caso de evicción, sobre todo
cuando existe un contrato de permuta de por medio.
El permutante que sufra evicción de la cosa que recibió en cambio, podrá reivindicar la que dio si se halla, aun en
poder del otro permutante o exigir su valor o el valor de la cosa que se le hubiere dado en cambio, con el pago de
daños y perjuicios.
Es claro, entonces que el permutante que ha sufrido la evicción pueda escoger entre reivindicar la cosa que dio en
permuta, o exigir su precio más el pago de daños y perjuicios.
Ahora bien, no es posible reivindicar lo permutado cuando este ha pasado a titulo oneroso a tercero de buena fe,
en cuyo caso solo se podrá pedir el precio de aquellos más daños y perjuicios.
Finalmente cuando se celebra un contrato de permuta, cada uno de los contratantes asume el pago de los gastos,
honorarios e impuestos del bien que se adquiere; esto es, el pago del Impuesto a la Adquisición de Inmuebles, y
en su caso, el Impuesto Sobre la Renta y el Impuesto al Valor Agregado.

LA PERMUTA MERCANTIL

En efecto, para nada debe resultar extraña la cercanía “topográfica” de dicho negocio con el de compraventa, ya
que el C.C.P. deja que “las permutas mercantiles se regirán por las mismas reglas que van prescritas en este
título respecto de las compras y ventas, en cuanto sean aplicables a las circunstancias y condiciones de aquellos
contratos”.
Como ha venido señalando la doctrina, en las circunstancias actuales la permuta ha perdido buena parte de su
utilidad originaria, debido, sobre todo, al auge del comercio basado en la compraventa que, a su vez, se funda en
el desarrollo del dinero como instrumento de pago.
Tal situación ha propiciado que, ante su escasa utilización, las normas codicísticas dedicadas a regular el contrato
de permuta sean, igualmente, exiguas (baste con recordar aquí que nuestro Código Civil tan sólo dedica ocho de
sus artículos para disciplinar el negocio).
Precisamente, la falta de regulación pormenorizada de la permuta y la simple remisión a las reglas de la
compraventa, propician la que, a mi juicio, es la mayor dificultad para la aplicación de las normas supletorias de
ésta, a saber: el Código de Comercio no establece cuándo deben calificarse de mercantiles los contratos de
permuta.

Así, se plantea en tal sentido una disyuntiva: son mercantiles las permutas que se celebren para volver a
permutar el objeto anteriormente obtenido por el cambio (o arrendar su uso), consiguiendo una ganancia
(consistente en el diferencial del valor entre el primitivo objeto poseído y el obtenido en la segunda permuta); o
bien, son permutas mercantiles las que se hicieren para “revender” o “alquilar el uso” del objeto conseguido en la
permuta, obteniendo lucro en la reventa (a saber, un precio superior al valor del objeto primitivamente poseído).
Me parece que, en definitiva, el criterio más adecuado para tener como mercantil a una particular permuta, es
interpretar que ésta se calificará como tal no propiamente por “volver a vender” el bien objeto del contrato, si no
que en los casos en que “vuelva a enajenar” dicho bien.
Con todo, y dejando a un lado los problemas derivados de su parca regulación, en el tráfico jurídico actual el
contrato de permuta atraviesa una especie de “renacer” en determinado tipo de operaciones. De tal suerte que,
en el ámbito de los mercados financieros campan las denominadas “permutas financieras”, a través de las cuales
los contratantes intercambian las obligaciones de pago nacidas, sobre todo, de contratos de préstamo.
Asimismo, debe destacarse la incidencia que el contrato de permuta tiene como instrumento de compensación de
operaciones en el comercio internacional, fundamentalmente en los casos en que trata de facilitar la ejecución de
tales operaciones, de tal modo que el exportador de unos particulares bienes se obliga a importar otros que el
adquirente le suministrará por el valor total o parcial de los primeros.
Si bien es cierto más bien parece que se trata de “dos compraventas coligadas”, que se compensan entre sí; la
doctrina más autorizada ha reconocido un negocio de permuta en toda regla, en tanto “que el trueque se efectúa
por referencia al valor de los objetos del cambio”, lo que permite afirmar sin problemas que en la particular
operación de permuta puedan existir “dos ventas fundidas en un solo acto”.
En fin, no podemos dejar de hacer alusión, a pesar de sus propias particularidades, a los contratos celebrados con
promotoras inmobiliarias y entre los propios particulares, a través de los cuales se ceden solares para la
construcción de inmuebles a cambio de determinados apartamentos o locales a construir en el terreno cedido.
CODIGO CIVIL PARAGUAYO.- SECCION V- DE LAS CLAUSULAS ESPECIALES- CAPITULO II.- DE LA
PERMUTA.

Art.799.- Por el contrato de permuta las partes se transfieren recíprocamente la propiedad de cosas u otro
derecho patrimonial.
Art.800.- El permutante, si ha sufrido la evicción y no quiere recibir de nuevo la cosa que dio, tiene derecho al
valor de la cosa cuya evicción sufrió, según las normas establecidas para la venta, salvo, en todo caso, el
resarcimiento del daño.
Art.801.- Los gastos de la permuta y los otros accesorios son a cargo de ambos contratantes, por partes iguales,
salvo pacto en contrario.
Art.802.- En todo lo que no se haya determinado especialmente en este capítulo, la permuta se regirá por las
disposiciones concernientes a la compraventa.

LECCIÓN 14
TRANSACCION
1. Noción
Contrato bilateral por el cual las partes, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones litigiosas o
dudosas o previenen una futura.
Art. 1495: Por el contrato de transacción las partes, mediante concesiones reciprocas, ponen fin a un litigio o lo
previenen. Por medio de ellas se pueden crear, modificar o extinguir, además, relaciones jurídicas diversas de las
que fueron objeto del litigio o motivo de la controversia.
2. Naturaleza
Este Código reconoce a la transacción su naturaleza contractual y lo determina en el Capítulo de los
contratos. Pasa a integrar la lista de los contratos nominados. La otra condición a que nuestro artículo subordina
la validez de la transacción es la capacidad de las partes de disponer de los objetos o de hechos en ella.
"La transacción puede definirse, pues, como un contrato, en virtud del cual las partes, mediante recíprocas
concesiones, ponen término a una controversia presente o previenen una futura. El contrato de transacción es
consensual, bilateral, oneroso, y conmutativo; y a nuestro juicio es formal porque debe estar expresado en un
escrito.
3. Objeto:
Según nuestro código el objeto de la transacción es la de poner fin a las relaciones litigiosas o en algunos casos
para prevenirlas
4. Capacidad para transigir
Art. 1496: Para transigir, las partes deben tener capacidad para disponer del derecho que es objeto de
controversia. En caso contrario, la transacción será nula.
El primer elemento de los sujetos contratantes es la capacidad para formalizar actos jurídicos, de modo que si no
tuviesen capacidad las partes, no podrían concertar ningún contrato.
1. Relación en la que no puede transigir, derechos accesorios
Art.1497.- No puede transigirse sobre las relaciones de familia, o que se refieran a los poderes o estado
derivados de ellas ni sobre derechos o cosas que no pueden ser objeto de los contratos, o que interesen al orden
público o las buenas costumbres.
Pueden ser transigidos los litigios sobre derechos patrimoniales subordinados al estado de las personas, o a los
demás casos indicados, siempre que la transacción no comprenda el estado mismo o el hecho prohibido. En caso
contrario, será nula por el todo.

2. Forma y solemnidad de la Transacción


Art. 1500: La transacción debe probarse por escrito, sin perjuicio de lo dispuesto respecto a derechos sobre
inmuebles, pero la que versare sobre derechos ya litigiosos deberá presentarse al juez de la causa. Cuando
constare en escritura publica, tendrá efecto respecto de terceros, solo después de su agregación a los autos.
La obligación de tener que probarse por escrito el contrato de transacción indica su carácter formal.
Respecto de las transacciones sobre inmuebles deben asentarse en escritura pública, conforme lo establece
nuestro Código. Para que surta efectos una escritura pública sobre transacción respecto de terceros, ese
instrumento debe estar agregado al expediente judicial y estar registrado. La prueba testimonial no tiene eficacia
para probar el contrato de la transacción, aun cuando mediare principio de prueba por escrito, pero sí la prueba de
confesión. La transacción celebrada en consideración a documentos que después han sido declarados falsos por
sentencia judicial, es nula.
3. Interpretación restrictiva del Contrato de Transacción
Art.1499.- Las transacciones deben interpretarse restrictivamente. Ellas no reglan sino las diferencias
respecto de las cuales los contratantes han tenido la intención real de transigir, sea que esta intención resulte
explícitamente de los términos de que se ha servido, sea que se reconozca como una consecuencia necesaria
de lo que se halle expreso.

Viene de aquí la regla de hermenéutica según la cual la transacción, en cuanto a la interpretación de que es
susceptible, es de estricto derecho, de suerte que siendo así ella no se extiende a otras cosas, casos y personas
que las que en ella figuran. Es pertinente recordar que la transacción surte los efectos de la cosa juzgada; pero
podrá pedirse la nulidad o la rescisión de aquélla en los casos autorizados por la ley.

4. Efectos de la transacción respecto al fiador


Art. 1502: La transacción entre el acreedor y el deudor puede ser invocada por el fiador que expresamente se
hubiere obligado a pagar previa exclusión de los bienes del deudor principal, y puede ser opuesta al fiador
solidario que se hubiere obligado sin esta limitación.
Siendo así, la situación del fiador solidario que no limitó su obligación de pagar previa excusión del deudor, es
idéntica a la estatuida por el artículo 480 de nuestro ex Código de Comercio, siquiera la fianza no revista carácter
de comercial, distinción ahora innecesaria, dada la unificación interna de nuestro Derecho privado.
Obligación del fiador civil con la del deudor principal y su naturaleza accesoria, que no obliga al pago sino previa
excusión de los bienes del deudor.
5. Transferencia de la cosa ajena en la transacción, efectos
Art. 1503: La parte que en la transacción hubiere transferido a la otra alguna cosa como suya propia, estará
sujeta a la indemnización de perdidas e intereses si el poseedor de ellas fuere vencido en juicio; pero la evicción
sucedida no hará revivir la obligación extinguida en virtud de dicho contrato.
La norma es muy clara. La transacción exige la obligación aun cuando la evicción perjudique al poseedor en un
juicio vencido. En este caso, la parte que transfirió la cosa eviccionada tiene la obligación de indemnizar a la otra,
es decir, a la que perdió la posesión, las pérdidas e intereses por el perjuicio que le ha ocasionado el contrato de
transacción
6. Independencia de la transacción respecto de otro derecho adquirido sobre el mismo objeto
Art. 1504: Si el que hubiere transigido por un derecho propio adquiere después de otra persona un derecho
semejante, no quedara, en cuanto al derecho nuevamente adquirido, obligado por la transacción anterior.
7. Casos de anulabilidad de las transacciones, error de cálculo en cuenta litigiosa.
Art. 1505: LA TRANSACCION SERA ANULABLE:
a) Cuando hubiere tenido por objeto un titulo nulo, o subsanar el defecto de derechos constituidos en virtud del
mismo, conocieren o no las partes tal nulidad, o si lo creyeren valido por error de hecho o de derecho. Sin
embargo, la transacción
b) Sera valida si expresamente se hubiere tratado sobre la nulidad del titulo;
c) Si por documentos de que no se tuvo noticia al tiempo de celebrarla, resultare que una de las partes no tenia
derecho sobre el objeto litigioso; y
d) Cuando versare sobre un pleito ya decidido por sentencia firme, si la parte que pretendiere anularla hubiere
ignorado el fallo.
La anulabilidad de la transacción se da en estos tres casos. El inciso segundo es bien claro. Se puede aplicar el
principio establecido por la ley: No debe anularse una transacción celebrada de buena fe sobre la base de un acto
descubierto después. La operación de nuevos títulos o instrumentos no es causa para anular o disolver el contrato
de transacción, si no ha habido mala fe.
Art. 1506: La transacción sobre una cuenta litigiosa no podrá ser anulada por descubrirse en estos errores de
cálculo. Las partes pueden demandar su rectificación, cuando hubiere error en lo dado, o cuando se hubiere
dado la parte determinada de una suma, en la cual había un error aritmético de cálculo.
No debe confundirse el error de cálculo con lo que pretende una de las partes por medio de una suma mayor que
la otra considerada exagerada. De esto se deduce que la afirmación podría ser falsa, pero no estimado en un
error de cálculo.
En consecuencia, los errores aritméticos en las transacciones no son causas de rescisión, pero deben ser objeto
de rectificación entre las partes, repitiendo cualquier exceso o reclamando cualquier defecto en lo dado o
prometido, a causa del error cometido, en la fórmula de la cuenta litigiosa.
No debe confundirse el error material o error de cálculo con las pretensiones por una de las partes exigiendo una
cifra que la otra considera exagerada.
Importante: Art. 1498: Las diferentes clausulas de una transacción son indivisibles, y la nulidad o
anulación de cualquiera de ellas, deja sin efecto todo el contrato.
El acuerdo que extingue o modifica o crea la relación jurídica es un todo indivisible y coherente. De modo que no
puede tener ejecución parcial o dividida ese contrato. Consiguientemente, deben subsistir todas, o anuladas una
de sus cláusulas no pueden subsistir las demás.

LECCIÓN 15

1. Locación en general. Concepto.

El Art. 803 del Código Civil Paraguayo (C.C.) plantea lo que es el objeto de la locación en los siguientes términos:
“La Locación tiene por objeto la cesión del uso y goce de una cosa o de un derecho patrimonial, por un precio
cierto en dinero. Se aplicarán a este contrato, en lo pertinente, las disposiciones de la compraventa”. En esta
definición conceptual el legislador se aparta del anterior Código de Vélez Sarsfield que incluía a la locación de
obras y de servicios.

Según la disposición del Código Civil, en su Art. 803, pueden ser objetos de la locación: la cesión del uso de las
cosas, y la de un derecho patrimonial (derechos emergentes de una invención, de un derecho de caza y pesca, de
una concesión de transporte, etc.), mediando el precio cierto en dinero.

Como cualquier contrato, para que se configure la locación deben existir los demás elementos comunes a todo
contrato, cuales son: 1) Consentimiento de las partes; 2) Capacidad de los contratantes; y 3) Objeto lícito.

En la locación solo se busca el uso y goce de una cosa ajena, después del contrato de compraventa es la figura
jurídica más importante y difundida en el Derecho Civil, según la opinión de muchos doctrinarios.

Locación proviene del latín locare (ofrecer públicamente), que deriva a su vez de locus (lugar), y significa colocar
una cosa en un lugar a disposición de alguien.

2. Importancia.

Desde el punto de vista económico, soluciona el problema que significa posibilitar a muchas personas, tanto físicas
como jurídicas, el uso de los bienes que son de propiedad de otra/s, pudiendo ser viviendas, salones comerciales,
estacionamientos de auto vehículos, vestidos de fiesta, automóviles, caballos, artículos de mueblería, objetos
decorativos, instrumentos de audio, etc.

En las zonas rurales soluciona el problema de los campesinos que no poseen tierra propia, por lo que mediante el
contrato de locación, pueden trabajar la tierra y pagar así el arrendamiento y mantenerse a sí mismos y a su
familia.

Es un contrato muy usual en la vida del Derecho, tanto así que en el ámbito laboral se presenta con mucha
frecuencia, por lo que se ha integrado a esta institución también dentro del Derecho del Trabajo.

3. Caracteres.

El Contrato de locación tiene las siguientes características:

● Es un contrato bilateral, porque se observan obligaciones recíprocas para ambas partes.


● Es un contrato a título oneroso, porque la prestación que cada parte realiza se verifica en miras a obtener
la que cumple la otra, el locador acuerda al locatario el uso y goce de la cosa alquilada porque este último paga a
su vez el precio estipulado.
● Es un contrato consensual, porque las obligaciones que nacen del mismo no dependen de la observancia
de formalidad alguna ni de la entrega de la cosa.
● Es un contrato conmutativo, porque las ventajas para cada una de las partes contratantes son ciertas y de
apreciación inmediata.
● Es un contrato de ejecución sucesiva, o de tracto sucesivo, porque la obligación de pagar el precio debe
cumplirse por periodos de tiempo determinados; de ejecución continuada, pues su cumplimiento se extiende en el
tiempo. Por ello se dice también que es temporario.
● Es no formal, porque no está sujeto a formalidades y puede celebrarse verbalmente o por escrito, incluso
en forma tácita, por ejemplo, cuando tomamos en alquiler un caballo o una bicicleta en un sitio de veraneo.

Conviene mencionar lo que expresa la segunda parte del Art. 803 del C.C. cuando expresa que: “… Se aplicarán a
este contrato, en lo pertinente, las disposiciones de la compraventa”, ya que en ambos tipos de contratos están
presentes los mismos elementos: la cosa y el precio, con la diferencia de que en la venta las cosas se entregan
con el fin de transferir la propiedad de la cosa vendida, y en la locación solo se opera el uso y goce de la cosa.

De lo citado sobre la compraventa y la locación surgen las siguientes consecuencias:

En la compraventa el vendedor está obligado a entregar la cosa en el estado en que ella se encontraba al tiempo
del contrato, pero en la locación, el locador está obligado a entregarla y mantenerla en buen estado de
conservación, apta para el uso a que está destinada.

El vendedor responde por la evicción o vicios redhibitorios únicamente por causas anteriores a la venta, mientras
que el locador responde aún en el caso de causas posteriores.

Cabe resaltar que el Art. 804 del C.C. establece que “Las normas de este capítulo no derogan las disposiciones en
contrario de la legislación especial”, por lo que el Decreto-Ley N° 16/1952 “Que establece el Régimen Legal de
Alquileres” y modificado por otras normativas, sigue vigente para las ciudades de: Asunción, Luque, San Lorenzo y
Fernando de la Mora.

4. Variedades.

Existen varias clases de locación. Tenemos la locación de cosas, de servicios (que nuestro Código Civil la
denomina contrato de servicios), y de obras (que nuestro C.C. la denomina contrato de obra).

Estos tres tipos de contratos de locación presentan indudablemente semejanzas que se pueden sintetizar en:

● Siempre se paga un precio cierto en dinero como contraprestación.


● Siempre se trata del uso del bien.

Teniendo estas tres variedades de locación (cosas, servicios y obras) profundas diferencias en cuanto al objeto
mismo de cada contrato, ya que la locación de cosas versa sobre bienes corporales, la locación de servicios es la
prestación de la fuerza de un trabajo sin referirse a un hecho u obra determinada, y la locación de obra es aquella
labor que versa sobre una determinada realización, obra o hecho.

5. Locación de cosas. Concepto.

La “locatio conductio rei” de los antiguos romanos es lo que hoy llamamos locación de cosas, y se configura con la
entrega de una cosa por parte del propietario de dicha cosa a otra persona para uso y disfrute de esta última, a
cambio de un precio en dinero, denominado alquiler o renta, transmitiendo solo la tenencia; lo que comprende
que el locatario, inquilino o arrendatario reconoce en otra persona la propiedad de la cosa que él usa y disfruta
temporariamente, según un contrato ajustado a las disposiciones legales pertinentes en la materia.

6. Naturaleza jurídica de la locación de cosas.

En la doctrina se discute si es de naturaleza real, personal o intermedia entre ambas.

Sobre el tema de la naturaleza jurídica de la locación el tratadista Troplong ha asumido la postura, bastante
discutida en la doctrina, en el sentido de considerar al locatario como titular de un derecho real sobre cosa
arrendada. La tesis de Troplong fue seguida y apoyada por algunas Cortes de Francia, sin embargo, una Corte de
Casación de aquella época, llamada a pronunciarse sobre el tema en conflicto resolvió el problema negativamente
a la tesis sustentada por el eminente jurisconsulto Troplong.

En nuestro Derecho Positivo Nacional el arrendatario carece de acciones posesorias y reales para defender su
derecho de uso con respecto a los adquirentes de la cosa arrendada, de manera que finalmente se admite en
doctrina, lo que también lo hace el Art. 810 de nuestro C.C. al decir que el contrato de locación debe ser
respetado por el nuevo propietario de la cosa, por el tiempo convenido con el anterior propietario y solo si el
contrato fue inscripto en el registro respectivo, de lo contrario, el inquilino no podrá invocar la vigencia del
contrato frente al nuevo dueño.

7. De las cosas que pueden ser objetos de locación.

Establece el Art. 805 del C.C. que “Pueden darse en locación todos los bienes no fungibles que estén en el
comercio. Los que estuvieren fuera de él, o los que no deben ser enajenados por prohibición legal o judicial,
podrán ser objeto del contrato si no fuesen nocivos al bien público o contrarios a la moral y a las buenas
costumbres”.

Importantísimo es citar que la ley es clara al decir que la locación no puede tener por objeto a cosas fungibles, ya
que, generalmente las cosas fungibles son consumibles y por lo tanto si tuviera que devolverse otro objeto de la
misma especie estaríamos configurando un contrato de préstamo de consumo en lugar de una locación. Una de
las excepciones sería si se entrega en locación una moneda de valor antigua que por voluntad de las partes se
hace no fungible, no obstante el carácter esencialmente fungible de la moneda, por ejemplo para exhibirla en una
muestra de objetos de valor antiguos. Siguiendo este punto, huelga decir que también pueden ser objetos de
locación las cosas fungibles no consumibles, como por ejemplo: Vestidos, trajes de fiesta que por su uso no se
destruyen ni se consumen en sentido jurídico hablando, desde el momento en que pueden ser restituidos al
propietario sin menoscabo de su valor comercial.

Continuando con el Art. 805 del C.C., y en relación a la condición de que las cosas deben estar en el comercio
para ser objeto de locación, se expresa que existen cosas absolutamente inalienables y cosas de inalienabilidad
relativa, tales como aquellas que pueden ser objeto de locación mediando previa autorización. El código consagra
el principio de que estas cosas, si bien no pueden enajenarse, pueden darse en locación, como por ejemplo, los
bienes de familia, los que forman parte del dominio público del Estado o las Municipalidades, los que pueden darse
en locación mientras no se afecte el destino de ellos, como acontece cuando se da en concesión de uso ciertas
fracciones en las plazas, calles o caminos públicos, los bienes de los menores e incapaces, etc. Por excepción, las
cosas fuera del comercio no pueden ser dadas en locación, por ser nocivos al bien público, como los son las armas
del Estado, y como contrarios a la moral y las buenas costumbres, como cuando se prohíbe la venta de obras
inmorales, asimismo se prohíbe la locación de dichas obras.

Por lo dicho, se colige que hay una correlación, en ciertos casos, entre las cosas que pueden o no ser vendidas y
las que pueden o no ser dadas en locación, porque en principio se observan las mismas razones de prohibición.
Siguiendo esta línea de pensamiento, también en el caso de las servidumbres reales se observa que el fundo
dominante que es vendido o dado en locación no puede dejar de prestar ese derecho real de servidumbre.

Se puede conceptuar a la locación de cosas o arrendamiento como un contrato en virtud del cual una de
las partes cede a la otra el uso y goce de una cosa u otro derecho patrimonial, mediando un precio cierto en
dinero que se denomina alquiler o renta.

8. Capacidad.

La locación como contrato constituye un simple acto de administración, tanto para el locador como para el
locatario, contrariamente a lo que ocurre en la compraventa en que se enajena la cosa transferida. Pero, el
locatario no adquiere un derecho real sobre la cosa, sino solamente un derecho personal. Establece el Art. 806 del
C.C. que “Las personas que tuvieren la administración de bienes propios o ajenos podrán darlos en locación; y
podrán tomarlos de terceros los que tengan capacidad para obligarse, dentro de los límites señalados por la ley a
sus respectivos derechos, en ambos casos”.

Nuestro Código Civil claramente dispone que para el caso de que una persona, física o jurídica, de en locación sus
bienes, ella debe tener capacidad de administrarlos, y para que una persona, pueda recibir en locación bienes de
terceros, debe tener capacidad para obligarse. Ejemplo de este último caso es el del Administrador de bienes
ajenos que puede dar o recibir en locación por el título que ostenta de ser Administrador.

El artículo agrega que con referencia a la capacidad de administrar y de obligarse, ello debe ser dentro de los
límites señalados por la ley a sus respectivos derechos, en ambos casos, por ejemplo: si la capacidad de hecho
fuera relativa a ese acto, no puede excederse a la restricción a que se hallan sometidos los que son relativamente
incapaces de hecho, es el caso del menor emancipado que administra bienes por el hecho de la emancipación, que
puede dar en locación esos bienes, pero necesita autorización para los casos en que deba excederse el tiempo
legal por el que puede darse. Otro ejemplo es el caso de los condóminos o copropietarios, que no pueden dar en
locación la cosa indivisa ni por la parte ideal o alícuota que le corresponde a cada uno, sin el expreso
consentimiento de todos los condóminos.

Los que son incapaces de derecho no pueden celebrar contratos de locación, en razón de que falta el requisito
fundamental del consentimiento válido. Tampoco podrán ser inquilinos aquellos que tienen prohibido la
adjudicación de los bienes que pretenden tomar en locación ni aún mediando autorización judicial, como es el caso
del Representante Legal que no puede ser inquilino de su representado porque habría conflicto de intereses.

9. De la duración del contrato según su objeto.

El Art. 807 del C.C. establece que: “El contrato de locación no podrá celebrarse por un plazo mayor de cinco años.
El estipulado por un plazo más largo, quedará reducido al término indicado, a no ser que el inmueble urbano,
objeto del contrato, se hubiese alquilado para levantar construcciones en él, o se tratare de fundos rústicos
arrendados con el objeto de realizar plantaciones que requieran largo tiempo para alcanzar resultados
productivos. En ambos supuestos el arrendamiento podrá estipularse por veinte años.”

La disposición transcripta se sustenta en dos motivos atendibles, cuales son: 1) Necesidad de no crear trabas a la
libre enajenación de las cosas, especialmente en materia de inmuebles; y 2) La de no crear obstáculos a la
partición de los bienes en los casos de sucesiones. Se evita de esta forma gravar a la propiedad, porque la
locación restringe el uso y goce de las cosas dadas en arriendo.

En el supuesto de que se realizara un contrato de locación por más de cinco años, la norma no dispone la
anulación del contrato, sino que meramente ordena la reducción al plazo legal de cinco años; el contrato así
celebrado sería válido, con la salvedad de que la duración del mismo se reputará válida hasta los cinco años nada
más, porque no se trata de una violación de orden público sino de una extralimitación de la voluntad de las partes
con respecto al marco fijado por la Ley.

Se admiten excepciones legales a esa limitación de tiempo, referidas a los inmuebles urbanos que se hubiesen
alquilado para levantar construcciones en ellos, o si se tratasen de fundos rústicos arrendados para cultivar y que
se requiera de largo tiempo para obtener resultados productivos; permitiéndose, según el C.C., arrendar por hasta
veinte años en estos casos.

Refiere un tratadista que es costumbre en Paraguay prorrogar los contratos de locación por más de cinco años,
por ejemplo duran cinco años pero prorrogables por tres años más, enfatizando que esta costumbre va en contra
de la disposición del Art. 807 del C.C., ya que la Ley es clara y se refiere únicamente a las dos excepciones
citadas, que, por su parte, pueden durar hasta nada más que veinte años.

10. Contrato en que no se han determinado plazos.

Nuestro Código Civil, en su Art. 808, resolviendo esta cuestión de la falta de plazos estipulados por las partes
contratantes trae una innovación interesante respecto al Código de Vélez, pues, apartándose de la tendencia a
favorecer en demasía al locatario, tratándose de plazos, señala límites por el curso natural de las cosas; esto
significa que se entiende que cuando las partes no han determinado un plazo, la duración se debe determinar por
el tiempo que sea necesario para llegar al objetivo propuesto por el locatario, sin embargo, sin que ese tiempo
exceda los cinco años, y hasta los veinte años cuando se den las excepciones previstas en el Art. 807 del C.C.

Los parámetros que determinan la duración del contrato de locación según el Art. 808 del C.C., se establece que:
“…a) cuando se trata de una heredad cuyos frutos deben cosecharse anualmente, por la duración de dicho
lapso…”; por ejemplo: Alquilo a Pedro un campo para que él cultive maíz, sabiendo que el maíz desde la siembra
hasta la cosecha median de seis a siete meses, sin embargo, esa siembra y esa cosecha solo puede realizarse una
vez al año. Esta circunstancia de la anualidad de la producción es la que la norma tiene en cuenta, sin importar
que no se insuma ese tiempo, por lo tanto, el contrato sería anual.

Otro supuesto en la norma es: “…b) si los frutos solo pudieren cosecharse al cabo de algunos años…”; para este
caso la solución consiste en acordar “…todo el período necesario para recogerlo…”; este inciso debe interpretarse
en concordancia con los casos excepcionales previstos en el Art. 807 del C.C.

Continúa diciendo el artículo: “…c) si se trata de cosas que no estén amuebladas, o de locales para el ejercicio de
una profesión, de una industria o de un comercio…”; en este caso el plazo presumido por la ley es: “…por la
duración de un año;…”.

Siguiendo con el mismo artículo, se distinguen los casos en que las casas estén amuebladas diciendo: “…d)
tratándose de habitaciones o departamentos amueblados, cuyo precio se hubiere convenido por años, meses,
semanas o días, por el tiempo señalado en dicho precio…”; pero no es por el hecho de estar amueblada, sino por
la forma del precio establecido. Por ejemplo, se alquila un departamento por Gs. 900.000.- mensuales, y si no se
señaló plazo se entiende que la locación es por un mes; si se hubiera dicho por Gs. 90.000.- diarios, se entiende
que el alquiler es por día; si se hubiera dicho, por Gs. 250.000.- semanales, se entiende que la locación es por
semana. Esta conclusión se saca de las fuentes en que se inspiraron para la redacción de este artículo, que
corresponde al Anteproyecto de De Gásperi, quien se inspiró en el Art. 1.574 del Código Italiano que dice: “Si se
trata de habitaciones o departamentos amueblados, por la duración correspondiente a la unidad de tiempo que se
ajusta el precio del alquiler”.

Otra hipótesis del artículo en estudio es del caso en que se determina el plazo de locación por el objeto para que
fue alquilado: “…e) si la locación tuviere un objeto determinado, por el tiempo necesario para lograrlo;…”. Por
ejemplo, se alquila un predio urbano para exponer productos agrícolas, lo locación se presume, salvo prueba en
contrario, que es por todo el tiempo necesario para realizar la exposición.

Continuando con el mismo artículo, N° 808 del C.C., “…f) si se trata de cosas muebles, por la duración
correspondiente a la unidad de tiempo a la que se ajusta el precio estipulado;…”. Ejemplo: Se alquila a Pablo un
automóvil a razón de Gs. 10.000.- diarios, y Pablo abona Gs. 50.000.-, en este caso debe entenderse que la
locación fue por cinco días.

Por último, dice el Art. 808 del C.C. que: “…g) cuando se tratare de muebles proporcionados por el locador para
equipar un fundo urbano, por la duración de la locación de dicho fundo”. En este caso, el plazo de la locación de
los muebles se determina por la duración de la locación del inmueble que deber ser alojado.

11. Casos de la enajenación del bien arrendado.

Nuestro Código no precisa como lo hacía el de Vélez, en su Art. 1.496, que: “Los derechos y obligaciones que
nacen del contrato de locación, pasan a los herederos del locador y del locatario”. Se trata en verdad de una
simple aplicación del principio que los efectos de los contratos se extienden activa y pasivamente a los herederos
y sucesores universales de las partes. Partiendo de esta premisa, que nuestro Código Civil Actual la admite
tácitamente en su Art. 810 cuando establece que: “En caso de ser enajenado el bien arrendado, la locación
subsistirá por el tiempo convenido siempre que el contrato hubiere sido inscrito en el Registro respectivo”.

La fuente de esta disposición se trata del Art. 1.498 del Código Civil Argentino que se refiere a las fincas, es decir,
solamente a los inmuebles; el nuestro, en cambio, no hace distingo, y por lo mismo debe entenderse que se
refiere tanto a muebles como a inmuebles. Sin embargo, solo se registran los alquileres de inmuebles. Ahora bien,
el tiempo convenido en el contrato solo ha de tener lugar si el alquiler se inscribiera en el registro respectivo.

La importancia de los Registros Oficiales es que dan publicidad cierta a los actos, de manera que tienen la
virtualidad de hacer conocer a terceros de las relaciones jurídicas en que no son partes; entonces, si es un tercero
el que ha adquirido el inmueble locado, puede en el caso de no estar inscripto el contrato, reclamar el desalojo del
locatario.

12. Obligaciones del locador.

El Art. 812 del C.C. enumera en cinco incisos las obligaciones del locador respecto de la cosa, las que son:

a. “…entregarla al locatario y conservarla en buen estado, efectuando las reparaciones necesarias para
ello…”; Si el locador no entrega la cosa, el locatario tiene derecho a pedir que se cumpla el contrato y se le
entregue la cosa; o pedir la resolución del contrato; y en ambos supuestos puede pedir daños y perjuicios.
Después de entregada la cosa, el locador debe conservar en buen estado dicha cosa, haciendo las reparaciones
pertinentes, sea que provenga de caso fortuito o fuerza mayor (Ejemplos: destrucción del techo por tempestad,
destrucción de pared por inundación, guerra o revolución); sea que provengan de mala calidad o defectos
(Ejemplos: goteras, humedad por falta de aislamiento en pared, olores fétidos por mala instalación sanitaria); sea
que provengan de deteriores normales por uso (Ejemplos: Instalación eléctrica, pintura de paredes); o sea que
provengan de actos culposos del locador, sus agentes o dependientes.
b. “…mantener al locatario en el goce pacífico de la misma, realizando los actos conducentes a este fin y
absteniéndose de cuanto pueda crear embarazos al derecho de aquel…”. Ejemplos: El locador no tiene derecho a
impedir la entrada de visitas, vehículos o muebles, tampoco puede molestar o injuriar al inquilino, sus allegados,
amigos, dependientes o proveedores, ni puede alquilar otras habitaciones o dependencias de la casa para
convertir en un lugar de juegos de bingo o prostitución, o tratándose de predios rurales, no puede enviar sus
rebaños a pacer en el campo arrendado, ni puede recoger hortalizas de la chacra arrendada;
c. “…reembolsar las impensas necesarias…”. Para evitar el enriquecimiento sin causa, como por ejemplo, los
gastos de mantenimiento de la cosa que tuvo que realizar el inquilino. Solo debe reembolsar por mejoras y gastos
hechos si fuesen reparaciones necesarias o gastos de urgencia, los que no admiten demora y que fuese imposible
avisarle al locador previamente.
d. “…responder por los vicios o defectos graves que impidieren el uso de ella…”. Por ejemplo, si el inmueble
locado estuviese siempre afectado por humedad o filtraciones, la contaminación del agua, invadido por malos
olores, etc.; aunque el locador lo hubiese conocido o no al tiempo de la celebración del contrato. Sobre este inciso
expresa Salvat que como este inciso no se trata de una norma de orden público, las partes pueden convenir
limitar o aumentar la extensión, incluso puede el inquilino renunciar a esta garantía expresamente en el contrato,
es la opinión de Salvat. Este inciso significa que existe una obligación de garantía traducida en: 1) Garantía por
turbaciones personales del locador, de sus empleados o dependientes, porque son contrarias al uso y goce pacífico
de la cosa por el inquilino; 2) Garantía por turbaciones de terceros, es decir que si un tercero invoca tener algún
derecho sobre la cosa locada, ya sea de propiedad, de uso o de servidumbre, estas son perturbaciones de derecho
y configuran la garantía de evicción; y 3) Garantía por vicios redhibitorios, el locador responde por vicios
anteriores, concomitantes y sobrevinientes a la celebración del contrato. Estas garantías del contrato de locación
son análogas a la garantía de evicción y vicios redhibitorios de la compra-venta y otros contratos, es decir que, en
la locación se exige la obligación de hacer usar y gozar al locatario o inquilino la cosa alquilada, por tal motivo, la
garantía dura por todo el tiempo de vigencia del contrato.
e. “…conservarla tal como la arrendó, aunque los cambios que hiciere no causaren perjuicio alguno al
locatario…”. Como lo señala Salvat: “El locador no puede cambiar la distribución de las habitaciones de una casa,
ni aún, cuando tales cambios no causaren perjuicio alguno al locatario”. Tampoco puede suprimir ventanas, ni
desmontar un bosque para convertirlo en piquete para animales, etc. El locatario puede pedir la demolición o
devolver la cosa agregada, solicitando el pago de daños y perjuicios. Pero, el locador puede modificar los
accesorios de la cosa, con tal que no la perjudique.

13. Obligaciones del locatario.

El Art. 825 del C.C. dice que: “Son obligaciones del locatario:

a. Limitarse al uso y goce convenidos o presuntos, según la naturaleza de la cosa y las circunstancias,
aunque el diverso empleo no causare perjuicio al locador;”.El locador puede, según el Art. 819 del C.C., exigir el
resarcimiento y, según las circunstancias, pedir la resolución del contrato si el locatario no se ajusta a derecho en
su comportamiento para con la cosa. Ejemplos: Si el inquilino alquila para vivienda y luego abre un garito, un
prostíbulo o instala una fábrica; si se suceden escándalos, desórdenes o ruidos insoportables causados o
consentidos por el inquilino; o tratándose de predios rurales, es uso abusivo, salvo convención expresa en
contrario, el talado o arrancado de árboles del monte, ya que así se altera la sustancia de la cosa disminuyéndose
de valor económico.
b. Pagar el precio en los plazos convenidos, y a falta de plazos, según la costumbre del lugar; Es la
obligación más importante a cargo del inquilino.
c. Conservar la cosa en buen estado y responder del daño o deterioro que se causare por su culpa, o por el
hecho de las personas de su familia que habitaren con él, de sus huéspedes, subordinados o subarrendatarios. En
este último caso, puede el locador exigir que se hagan los trabajos necesarios, o rescindir el contrato; Ejemplos:
deterioros causados por los hijos, sirvientes o visitas, como roturas en ventanas, puertas, vidrios, manchas en el
piso, empapelados rotos, etc. Por un principio de justicia evidente.
d. Reparar aquellos deterioros menores, causados regularmente por las personas que habitan el edificio;
Ejemplos: pequeños mantenimientos por desperfectos de poca importancia como rotura de un vidrio, retoques en
la pintura, cerraduras, como aplicación del principio de conservar en buen estado la cosa que se le entregó para
usar y gozar.
e. Informar al locador, lo más pronto posible, si durante el contrato se manifestare un vicio de la cosa, que
hiciere necesario adoptar medidas para protegerla contra un peligro antes imprevisto, como también cuando un
tercero se arrogare un derecho sobre ella. La omisión del aviso le obligará por el daño producido, y si por dicha
causa el locador no tomó las medidas necesarias, el locatario no podrá pedir rebaja o suspensión del alquiler, ni
tampoco resarcimiento alguno, ni que se rescinda el contrato; Ejemplos: si un tercero reclamara la propiedad,
posesión, servidumbre, usufructo, uso o habitación sobre la cosa alquilada, el inquilino debe avisar al locador bajo
pena de perder la garantía de la evicción; asimismo, el inquilino debe avisar al locador de la necesidad de hacer
reparaciones a raíz de un vicio detectado, bajo pena de pagar él por los daños y perjuicios que su omisión
causare.
f. Pagar los impuestos establecidos por razón del uso o explotación del bien, aunque las autoridades los
cobraren al propietario; Ejemplos: el locatario debe pagar impuestos o patentes que graviten sobre su actividad,
comercio o industria, tasas de alumbrado, barrido y limpieza, etc.
g. Restituir la cosa, una vez terminada la locación; Ejemplos: una vez finalizado el contrato, el inquilino debe
proceder a la entrega del bien, ya que no se admite la tácita reconducción en nuestra legislación. Si el locatario no
quiere devolverla, el locador podrá exigirle la devolución más los daños y perjuicios por la demora en la entrega.

14. Conclusión.

En el Art. 837 del C.C. se citan las causas de extinción del contrato de locación, sin que signifique que no existan
otras causas, como puede ser el distracto o la anulación de título. La locación puede concluir por una causa
normal: la expiración del plazo fijado (convencional o legalmente), o bien, en forma anormal: antes del plazo, por
causas accidentales, que veremos más adelante.

15. Causales determinantes.

El Art. 837 del C.C. dice que: “La locación concluye:

a. Si fuere contratada por tiempo determinado, acabado ese tiempo. Se entenderá que hay plazo
determinado en los casos contemplados en las disposiciones generales sobre la locación;
b. Convenida sin plazo, cuando cualquiera de las partes lo quisiere; sobre este punto, el Art. 839 del C.C.
dice que: “Si la locación no fuere de plazo determinado, el locador podrá demandar la restitución de la cosa, pero
el locador, no adeudando dos periodos de alquiler, gozará de los plazos siguientes, computados desde la
intimación: * Si la cosa fuere mueble, después de tres días; * Si fuere casa o predio, después de cuarenta días. Si
el precio se hubiere fijado por días, después de siete días; * Si fuere un predio rústico donde exista un
establecimiento agrícola, después de un año; y * Si fuere una suerte de tierra en que no exista establecimiento
comercial, industrial o agrícola, después de seis meses.”
c. Por pérdida de la cosa arrendada. Ejemplo: Si se destruye una vivienda por guerras o terremotos, o
pérdida jurídica como sería una expropiación por causa de utilidad pública.
d. Por imposibilidad de obtener de la cosa el destino para el cual fue arrendado. Ejemplo: Si el locatario no
puede utilizarla para el fin previsto.
e. Por los vicios redhibitorios de la cosa, existentes al tiempo del contrato o que sobrevinieren después, salvo
si, en el primer caso, los hubiere conocido o debido conocer el locatario. Se juzgarán dentro de este inciso los
supuestos de la finca que amenazare ruina, o que, con motivo de construcciones en inmuebles vecinos, se tornare
oscura.”; Estos son vicios o defectos graves que impiden al locatario usar y gozar del bien son los que él
desconocía al celebrar el contrato.
f. Por caso fortuito que hubiere imposibilitado principiar o continuar con los efectos del contrato; Siempre
que por ello el inquilino se vea obligado a no usar ni gozar del bien.
g. Por culpa del locador o del locatario que autorice a uno u otro a rescindir el contrato; Como es bilateral, se
resuelve por incumplimiento de las obligaciones.
h. Por falta de pago de dos mensualidades vencidas, si el locador demandare la terminación del contrato. Si
el inquilino debe dos o más cuotas cesa el beneficio del plazo legal, pudiendo el locador demandar la resolución
del contrato.

16. Consecuencias Jurídicas.

Como analizaremos seguidamente, las consecuencias jurídicas de la conclusión del contrato de locación hacen
referencia a la restitución o no de la cosa, al valor de las mejoras y a la tácita reconducción, siendo esta última
figura no admitida por nuestra legislación sobre locación.

Estas consecuencias son referidas a lo que jurídicamente sucede luego de finalizado el contrato de locación por las
causales analizadas previamente.

17. Restitución de la cosa.

El locatario debe, al vencimiento del plazo acordado o por otras causales de conclusión de la locación, restituir el
bien al locador, en buen estado, como consecuencia misma de la naturaleza del contrato de locación, en el cual
solo se conceden el uso y goce de una cosa, sin transferirse la propiedad. Debiendo el locatario reparar los
deterioros causados por su culpa. Lo que está legislado en el Art. 840 del C.C. Si el locatario no quiere devolver la
cosa al finalizar el contrato, el locador podrá exigirle la devolución más los daños y perjuicios por la demora.

Cuatro casos excepcionales están legislados en el Art. 839 del C.C. diciendo que: “Si la locación no fuere de plazo
determinado, el locador podrá demandar la restitución de la cosa, pero el locador, no adeudando dos periodos de
alquiler, gozará de los plazos siguientes, computados desde la intimación: a) Si la cosa fuere mueble, después de
tres días; b) Si fuere casa o predio, después de cuarenta días. Si el precio se hubiere fijado por días, después de
siete días; c) Si fuere un predio rústico donde exista un establecimiento agrícola, después de un año; y d) Si fuere
una suerte de tierra en que no exista establecimiento comercial, industrial o agrícola, después de seis meses.”

El Art. 838 del C.C. establece que: “En el caso del inciso a) - refiriéndose al Art. 837 del C.C. que dice en su inc.
a) que: “la locación concluye si fuere contratada por tiempo determinado, acabado ese tiempo… - del artículo
precedente, si el locatario no devuelve la cosa, podrá el locador demandar su restitución inmediata, con más los
daños y perjuicios. El desahucio se cumplirá dentro de diez días, a partir de la notificación de la sentencia que lo
decretare.”

18. Mejoras.

En relación a las mejoras, el locatario tiene un derecho de retención, que para seguridad del pago del valor de las
mejoras introducidas en el bien locado, con autorización del locador, puede retenerla en su poder, hasta tanto
éste, el locador, le abone su crédito o lo afianzare, según se desprende del Art. 842 del C.C., que establece que:
“El locatario puede retener la cosa arrendada en razón de lo que le deba el locador por el pago de mejoras
autorizadas, salvo que el locador depositare o afianzare el pago de ellas a las resultas de la liquidación. El locador
tampoco puede abandonar la cosa arrendada para eximirse de pagar las mejoras y gastos a que estuviere
obligado.”

19. Tácita reconducción.

En el Derecho Civil Paraguayo no existe la tácita reconducción, por ello, si terminado el contrato el locatario
continúa en el uso de la cosa pagando alquileres y sin que el locador le reclame la devolución, no se debe
considerar que hay una renovación automática del contrato por igual plazo, sino la continuación de la locación
concluida, bajo los mismos términos y condiciones, hasta que cualquiera de las partes decida ponerle fin.

La tácita reconducción es un instituto del Derecho Romano mediante el cual se presumía que si terminado el plazo
de un contrato de locación, el inquilino continuaba la locación pagando el precio al locador, sin que haya oposición,
entonces se renovaba tácitamente el contrato por igual plazo.

En el Art. 843 del C.C. se establece claramente que no existe tácita reconducción en nuestro Derecho Actual, sino
que dado el caso, lo que sí puede existir es una simple continuación de la locación concluida, hasta que el locador
pida la devolución de la cosa.

20. Locación a término.

La ley fija un límite tope para la duración del contrato de locación, tal es así que en el Art. 807 del C.C. se expresa
que: “El contrato de locación no podrá celebrarse por un plazo mayor de 5 años…, a no ser que el inmueble
urbano… se hubiese alquilado para levantar construcciones en él, o se tratare de fundos rústicos arrendados con el
objeto de realizar plantaciones que requieran largo tiempo… En ambos supuestos el arrendamiento podrá
estipularse hasta por 20 años.”; por lo que, transcurrido este plazo, u otro fijado por las partes de acuerdo a las
leyes, se extingue el contrato de locación de puro derecho.

21. Sublocación, casos en que procede.

La sublocación es también llamada subarrendamiento, y es un contrato injertado en otro en cuya virtud el


locatario da en locación a su vez, el todo o parte de la cosa que tiene en arrendamiento, a una persona en frente
de la cual asume la función de locador. El propietario locador y el sublocatario permanecen, en principio,
desligados entre ellos, de manera que el nexo contractual solo se crea y vale entre los estipulantes (sublocatario y
locatario), sin embargo, más adelante veremos ciertos casos excepcionales.

Este instituto puede estar acordado en cuanto al precio y otras circunstancias, de manera diferente de cómo ha
sido concertada la locación principal. Obviamente, el acuerdo celebrado entre el sublocador y el sublocatario en
nada afecta al locador, por ser respecto a él “cosa ocurrida entre extraños” o “res inter alios acta”.

El Art. 830 del C.C. dice que: “El locatario, si no le fuere prohibido por el contrato, podrá subarrendar en todo o en
parte la cosa, como también darla en comodato o ceder la locación. En este último caso se producirá la
transferencia de los derechos y obligaciones del locatario, aplicándose los principios sobre la cesión de derechos.
El subarriendo constituye una nueva locación…”

Nuestro Código Civil sienta el principio de que el locatario puede sublocar la cosa arrendada, darla en comodato o
ceder el contrato, salvo que exista una prohibición expresa en contrario. Si el inquilino viola la prohibición de
subalquilar, o lo hace sin autorización o sin consentimiento del locador, el locador puede pedir, conforme al Art.
836 del C.C., el desalojo del sublocatario, más daños y perjuicios; o la rescisión del contrato, más daños y
perjuicios.

Cabe mencionar que, el contrato de sublocación no altera las relaciones entre el locador y el locatario-
sublocatario. No se quiebra el contrato de locación original, subsisten todos los derechos y obligaciones del primer
contrato.

En la sublocación hay un nuevo contrato de locación que se superpone al primer contrato, y las partes (locatario y
sublocatario) pueden estipular un alquiler mayor, menor o igual, por un plazo de duración igual o menor (pero
nunca de mayor plazo), cabe resaltar aquí que el locador puede reclamar al sublocatario el pago de alquileres que
el locatario le estuviere adeudando pero únicamente hasta lo que el locatario le deba al locador (Art. 832 del
C.C.), y también les está permitido convenir otras obligaciones y derechos entre ellos, sin involucrar en este caso
al locador.

Sobre el contrato de sublocación, es importante observar que el locador también puede actuar en virtud del
mismo, así el Código Civil dice que: el locador puede exigir del sublocatario, por ejemplo, el pago de alquileres, y
asimismo, el sublocatario puede exigir del locador el cumplimiento de una obligación que el locador se
comprometió previamente con el locatario, como puede ser el cambio de una ventana que da a la calle y es
peligrosa. Vale este comentario, ya que en principio dijimos que el locador nada tenía que ver con la sublocación,
sin embargo, el Código Civil legisla sobre casos en que el locador tiene acción directa contra el sublocatario, según
se estatuye en los Arts. 832 y 833 del C.C., para los casos de cobro de alquileres, obligaciones asumidas para con
el mantenimiento y/o mejoramiento relativos a los fines de la cosa, e indemnizaciones por daños y perjuicios.

22. Cesión. Principio aplicable. Relación entre las partes y con relación al locador.

También se establece en el Art. 830 del C.C. que el locatario puede ceder la locación, si no le fuere expresamente
prohibido en el contrato.

En la cesión se dice que el mismo contrato originario de locación se transfiere, y las relaciones entre cedente y
cesionario se rigen por las reglas de la cesión de derechos. La cesión puede ser a título oneroso o gratuito. En la
cesión, el cesionario ocupa el lugar del locatario cedente, y por lo tanto, adquiere exactamente los derechos que el
cedente tenía en el contrato original de locación, y también contrae las mismas obligaciones del cedente locatario.
Es decir que en la cesión desaparece la figura del locatario original, y el cesionario se coloca en el lugar del mismo
frente al locador.

LECCIÓN 16:
CONTRATO DE SERVICIOS
1. CONCEPTO
El contrato de servicios es una convención por la cual una de las partes se obliga a prestar un servicio, y la
otra a pagarle por ese servicio un precio en dinero.

2. CARACTERES
-Bilateralidad: Existen obligaciones correlativas, con reciprocidad en las prestaciones.
-Consensual: El contrato se perfecciona con el acuerdo de voluntades, sin requerirse la entrega de cosa
alguna.
-Oneroso: La prestación a la que se compromete una de las partes lo es en razón de la prestación de la
otra. La contraprestación de una de las partes debe ser en dinero, de lo contrario habría liberalidad o un contrato
innominado.
-Conmutativo: Cada una de las partes tiene cabal conciencia de la equivalencia de prestaciones.
-No formal: Puede celebrarse en la forma que las partes convengan.

3. AFINIDADES
3.1. CON LA LOCACIÓN DE OBRA
Se estudia la diferenciación entre ambos según las siguientes teorías:

3.1.1. TEORÍA DEL RESULTADO BUSCADO O FINALIDAD PERSEGUIDA


La diferenciación indica que está en el resultado querido por las partes. Si es el trabajo mismo, entonces
hay contrato de servicios. Si se busca el producto del trabajo, hay contrato de obra.

3.1.2. TEORÍA DE LA FORMA O MODO DE RETRIBUCIÓN


Si la retribución se hace teniendo en cuenta el tiempo de duración del trabajo, es contrato de servicios. Si
se paga teniendo en cuenta un trabajo concluido o tarea realizada, el contrato es de obra.

3.1.3. TEORÍA DE LA SUBORDINACIÓN O DEPENDENCIA


La subordinación, dependencia, dirección que tiene el dueño sobre el prestador, son características típicas
del contrato de locación. Si el vínculo falla, si el contratado es el que tiene la dirección de su trabajo, es
independiente, goza de la autonomía de empresario, el contrato es de obra.

3.2. CON EL CONTRATO DE TRABAJO


El contrato de servicios es una institución de derecho civil que se rige por el principio de autonomía de la
voluntad, con las partes en pie de igualdad, sin subordinación plena ni la finalidad de continuar en el tiempo, más
allá del necesario para concluir un servicio. En el contrato de trabajo, sin embargo, existe dependencia,
subordinación, continuidad en el tiempo de la relación, y las normas son de derecho público, con un decidido
intervencionismo estatal.

4. EXIGIBILIDAD DEL PRECIO


La obligación principal de quien contrató un servicio es la de pagar por dicha prestación. Debe cumplirlo
aun cuando el servicio prestado no haya producido el resultado buscado, pues este contrato, como se puntúa más
arriba, es de medio y no resultado.
Se establece la presunción de onerosidad del servicio, con la facultad de exigir el precio aunque no
hubiese mediado ajuste, si el prestador del servicio tuviese a la actividad como modo de vivir.
El precio es fijado de manera judicial si no hubiese una tarifa o arancel continuo y no se pactó al respecto.

5. MOMENTO EN QUE DEBE EFECTUARSE LA REMUNERACIÓN


En cuanto al momento en que debe efectuarse la remuneración, el Código Civil establece que el que
prestare su servicio percibirá la remuneración convenida al final de cada periodo de tiempo establecido en el
contrato, aunque efectivamente no haya cumplido tareas, sin culpa suya.

6. PLAZO MÁXIMO
La vigencia del contrato de servicio no podrá ser mayor a cinco años, con lo que se trata de evitar una
relación de dependencia por plazos muy prolongados.
El Código Civil preceptúa, sin embargo, que el plazo puede ser renovable de conformidad de las partes.
Los convenios hechos por vida del locador, o que excedan ese plazo, sólo valdrán por el tiempo arriba fijado.

7. CONTRATO A PLAZO DETERMINADO


Por aplicación del principio de autonomía de la voluntad, las partes pueden establecer el tiempo de
duración del contrato y esa determinación es perfectamente válida. El Código Civil dispone como regla que el
contrato de servicios sea hecho por un plazo determinado, o cuya duración resulta del fin para el cual el servicio
fue prometido, termina a la expiración del plazo previsto, sin que sea menester su denuncia.
Al expirar el plazo convenido, expresa o tácitamente, el contrato de locación se extingue o expira de modo
natural.

CONTRATO DE OBRA
1. CONCEPTO
El contrato de obra es el acuerdo de partes que tiene por finalidad la ejecución de determinado trabajo
que una de las partes se obliga a realizar, por sí o bajo su dirección, mediante un precio en dinero.

2. ELEMENTOS
Son elementos del contrato de obra:
-Sujetos: el locador o constructor y locatario o dueño de la obra.
-Objeto: la obra.
-Contraprestación: un precio en dinero.

3. CLASIFICACIÓN
3.1. POR ADMINISTRACIÓN PROPIA
En este caso el dueño de la obra efectúa el suministro de materiales y elementos necesarios para la obra,
limitándose el constructor o empresario a ejecutarla fijándose para él un porcentaje o un precio variable de
conformidad con los trabajos que se realicen. El dueño de la obra deviene en tal supuesto como un empresario de
sí mismo. Normalmente el constructor es quien suministra las herramientas y el personal.

3.2. POR UN PRECIO FIJO E INVARIABLE


El precio de la obra es convenido por las partes antes del inicio, estableciéndose una suma fija e
inamovible que deberá ser abonada contra entrega de la obra, pudiendo las partes acordar un pago en cuotas,
pero sin que ello modifique el sentido del precio único e invariable. A veces el dueño de la obra se compromete a
reconocer ciertas alteraciones en el precio, dentro de los limites topes; es lo que se llama “ajuste alzado relativo”
este sistema es denominado comúnmente como “a destajo”.

3.3. POR UNIDAD DE MEDIDA


El precio de obra se fija, por ejemplo, por kilómetro de ruta, por cada camisa hecha, o tanto el metro
cuadrado etc. no se trata de toda la obra sino que las partes convienen pago por trabajo parcial. Se entiende que
el pago deberá hacerse contra entrega de cada unidad, en forma independiente.

3.4. POR COSTE Y COSTAS


Se entiende por coste del trabajo el gasto de su construcción y por costas la utilidad o ganancias del
constructor; por tanto este sistema el precio de la obra es el resultado que se obtiene de sumar el coste y las
costas. Borda opina que el precio de la obra es fijado teniendo en cuenta lo que ella costaría de mantenerse los
actuales precios de materiales y salarios; pero que además, se debe reconocer al constructor sus posibles
derechos reajustados de acuerdo con las variaciones que puedan haber sufrido aquellos.

3.5. POR CONTRATO SEPARADO


Es también posible que el dueño de la obra resuelva suscribir contratos separados con diferentes
contratistas o empresarios para que estos se encarguen por separado de las distintas partes de una misma obra.

4. OBLIGACIONES DEL LOCADOR


El artículo 854 del Código Civil establece que el que realiza la obra está obligado a ejecutarla,
personalmente o hacerla ejecutar bajo su responsabilidad por otro, a menos que por su naturaleza o por cláusula,
este excluida la posibilidad de ejecución por otro.
Si la obra debiere ejecutarse bajo la forma de empresa, el empresario. Salvo pacto en contrario, deberá
contar con los medios, máquinas y útiles necesarios para su realización y deberá también suministrar los
materiales.

5. OBLIGACIONES DEL LOCATARIO


Las obligaciones contractuales del locatario son:
-La de suministrar materiales al locador si de lo contrario no surge de lo pactado en el contrato.
-La de pagar el precio al término de la obra o de la recepción del mismo.

6. CONCLUSIÓN
6.1. POR FINALIZACIÓN DE LA OBRA
Una parte (el constructor) entrega la obra terminada, la otra parte (el dueño o comitente) la recibe y paga
el precio. Es el modo normal de extinguir el contrato.

6.2. POR DESISTIMIENTO DEL DUEÑO DE LA OBRA


Por desistimiento del dueño de la obra. Se autoriza al dueño a desistir de la obra por su sola voluntad aun
después de que haya comenzado su ejecución pero deberá indemnizar al empresario, todos los gastos, trabajos y
utilidad, que este hubiera obtenido si terminaba la obra. El texto legal faculta a los jueces a reducir
equitativamente la indemnización por la utilidad no percibida, si la aplicación estricta de la norma condujere a una
notoria injusticia.

6.3. POR FALLECIMIENTO DEL EMPRESARIO


Solo si tuviere carácter de “intuitu personae”. El contrato se resuelve si el dueño de la obra ha contratado
con el constructor en atención a sus condiciones personales, su talento, su arte. Los herederos del empresario
pueden reclamar el pago de la parte de la obra ya realizada y de los materiales ya utilizados.
Si el que fallece es el dueño de la obra, el contrato no se extingue. Su persona solo interesa desde el
punto de vista económico y esas obligaciones deben cumplirlas sus herederos.

6.4. POR IMPOSIBILIDAD DE CUMPLIMIENTO SIN CULPA DE LAS PARTES


Si el contrato se resuelve porque la ejecución de la obra se ha hecho imposible a consecuencia de una
causa o imputable a algunas de las partes, el que ha encomendado debe pagar la parte ya realizada de la obra,
dentro de los límites en que para él sea útil, en proporción al precio pactado de la obra entera.
El constructor en este supuesto, no puede pretender las utilidades que pudo haber obtenido de la
ejecución total de la obra, como si tendría derecho, si la imposibilidad proviniere de culpa del dueño de la obra.

6.5. POR RESOLUCIÓN DEL CONTRATO EN VIRTUD DE PACTO COMISORIO


La resolución puede tener lugar por distintas causas basadas en el incumplimiento de las obligaciones de
una de las partes.

7. EJECUCIÓN DE LA OBRA. PRINCIPIO A OBSERVARSE


El que ejecuta la obra deberá realizarla como fue acordada, observando las especificaciones y planos, si
existieren.
Los empresarios tienen privilegios por el importe del valor de la obra. Este privilegio se concede a lo
locadores sobre la sumas que les son debidas en concepto de la obra total o parcialmente ejecutada sobre el
inmueble que ha sido objeto de alguna medida restrictiva o cautelar que impiden la continuación de la obra o el
desapoderamiento del inmueble por parte del titular del mismo a los efectos de su libre disposición, como en casos
en que el locatario es declarado insolvente y se convoca a acreedores o se decreta su quiebra. Resta solo decir,
que ese privilegio no solo se extiende sobre la efectuada, sino que también sobre los materiales cuando ellos
fueren costeados por el locador en virtud del contrato.
El principio a aplicarse se encuentra sentado en el artículo 866 del Código Civil, en el que se estipula que
quienes hubieren suministrado materiales o trabajado en obras por precio determinado, solo tendrán acción contra
quien las encomendó hasta el importe adeudado.

Lección 17
CONTRATO DE EDICIÓN
Nuestra Constitución vigente de 1992 establece en el Artículo 110 - De los derechos de autor y propiedad
intelectual: Todo autor, inventor, productor o comerciante gozará de la propiedad exclusiva de su obra, invención,
marca o nombre comercial, con arreglo a la ley.
El Código Civil Paraguayo regulaba el contrato de edición en sus arts. 867 a 879. La totalidad de dichos artículos
fueron derogados por la Ley 1328/98 De Derecho de Autor y Derechos Conexos.
Concepto
El derogado Art. 867 del Código Civil caracterizaba el contrato de edición como aquel que tiene por finalidad la
reproducción uniforme de una obra literaria, científica o artística, su difusión y venta al público. Salvo renuncia
expresa, el autor o su sucesor tendrán derecho a una remuneración.
La Ley 1328/98 De Derecho de Autor y Derechos Conexos lo define como aquel por el cual el autor o sus
derechohabientes, ceden a otra persona, llamada editor, el derecho de reproducir y distribuir la obra por su propia
cuenta y riesgo.
Caracteres
● Bilateral: porque existe una la reciprocidad en las obligaciones y derechos de las dos partes involucradas
en el contrato
● Consensual: porque queda concluido con el consentimiento de las partes interesadas.
● Oneroso: implica una conmutación de prestaciones. Es posible, sin embargo, que el autor no pretenda
ningún pago y se conforme con la publicación de su obra.
● Conmutativo u oneroso: según cuando la cuantía de las prestaciones puede determinarse desde la
celebración del contrato, o que no pueda determinarse la cuantía de las prestaciones en forma exacta, sino hasta
que se realice la condición o término.
Requisitos
El contrato de edición debe expresar las siguientes condiciones 9:
1. la identificación del autor, del editor y de la obra;
2. si la obra es inédita o no;
3. el ámbito territorial del contrato;
4. si la cesión confiere al editor un derecho de exclusiva;
5. el número de ediciones autorizadas;
6. el plazo para la puesta en circulación de los ejemplares de la única o primera edición;
7. el número mínimo y máximo de ejemplares que alcanzará la edición o cada una de las que se convengan;
8. los ejemplares que se reservan al autor, a la crítica y a la promoción de la obra;
9. la remuneración del autor;
10. el plazo dentro del cual el autor debe entregar el original de la obra al editor;
11. la calidad de la edición; y,
12. la forma de fijar el precio de los ejemplares.
A falta de disposición expresa en el contrato, se entenderá que 10:
1. la obra ya ha sido publicada con anterioridad;
2. el ámbito geográfico se entenderá restringido al país de celebración del contrato;
3. se cede al editor el derecho por una sola edición, la cual deberá estar a disposición del público en el plazo de
seis meses, desde la entrega del ejemplar al editor en condiciones adecuadas para la reproducción de la obra;
4. el número mínimo de ejemplares que conforman la primera edición, es de quinientos;
5. el editor podrá hacer imprimir una cantidad adicional de cada pliego, no mayor del 5% (Cinco por ciento) de la
cantidad autorizada, para cubrir los riesgos de daño o pérdida en el proceso de impresión o encuadernación.
Los ejemplares adicionales que resulten sobre la cantidad estipulada, serán tenidos en cuenta en la remuneración
del autor, cuando ésta se hubiere pactado en relación con los ejemplares vendidos;
6. el número de ejemplares reservados al autor, a la crítica y a la promoción, es del 5% (Cinco por ciento) de la
edición, hasta un máximo de cien ejemplares, distribuido proporcionalmente para cada uno de esos fines. Los
ejemplares recibidos por el autor en tales conceptos, quedarán fuera del comercio y no se considerarán como
ejemplares vendidos para los efectos de la liquidación de la remuneración;
7. la remuneración del autor es del 10% (Diez por ciento) del precio de cada ejemplar vendido al público;
8. el autor deberá entregar el ejemplar original de la obra al editor, en el plazo de noventa días a partir de la
fecha del contrato;
9. la edición será de calidad media, según los usos y costumbres; y,
10. el precio de los ejemplares al público será fijado por el editor, así como los descuentos a mayoristas y
minoristas, sin poder elevarlos al extremo de limitar injustificadamente su comercialización.
Naturaleza Jurídica
El contrato de Edición si comparamos, se asemeja bastante a un contrato: de obra, de sociedad, de compraventa;
pero en realidad el contrato de edición tiene una naturaleza propia, una tipicidad y una regulación legal especial e
inclusive un nombre que lo diferencia de los demás.
Obligaciones del editor
El Editor tiene, de acuerdo al Art. 95 de la Ley 1328, las siguientes obligaciones:
1. publicar la obra en la forma pactada, sin introducirle ninguna modificación que el autor no haya autorizado;
2. indicar en cada ejemplar el título de la obra y, en caso de traducción, también el título en el idioma original; el
nombre o seudónimo del autor, del traductor, compilador o adaptador, si los hubiere, a menos que ellos exijan la

9
10
publicación anónima; el nombre y dirección del editor y del impresor; la mención de reserva del derecho de autor,
del año y lugar de la primera publicación y las siguientes, si correspondiera; el número de ejemplares impresos y
la fecha en que se terminó la impresión;
3. someter las pruebas de la tirada al autor, salvo pacto en contrario;
4. distribuir y difundir la obra en el plazo y condiciones estipuladas, y conforme a los usos habituales;
5. satisfacer al autor la remuneración convenida, y cuando ésta sea proporcional y a menos que en el contrato se
fije un plazo menor, liquidarle semestralmente las cantidades que le corresponden. Si se ha pactado una
remuneración fija, ésta será exigible desde el momento en que los ejemplares estén disponibles para su
distribución y venta;
6. presentarle al autor, en las condiciones indicadas en el numeral anterior, un estado de cuentas con indicación
de la fecha y tiraje de la edición, número de ejemplares vendidos y en depósito para su colocación, así como el de
los ejemplares inutilizados o destruidos por caso fortuito o fuerza mayor;
7. permitirle al autor la verificación de los documentos y comprobantes demostrativos de los estados de cuenta,
así como la fiscalización de los depósitos donde se encuentren los ejemplares objeto de la edición;
8. solicitar el registro del derecho de autor sobre la obra y hacer el depósito legal, en nombre del autor, cuando
éste no lo hubiere hecho;
9. restituir al autor el original de la obra objeto de la edición, una vez finalizadas las operaciones de impresión y
tiraje de la misma, salvo imposibilidad de orden técnico; y,
10. dar aviso previo al autor en caso de una nueva edición autorizada en el contrato, a fin de que tenga
oportunidad para hacer las reformas, adiciones, o mejoras que estime pertinentes si la naturaleza de la obra lo
exigiere. En caso de que dichas mejoras sean introducidas cuando la obra ya estuviere corregida en prueba, el
autor deberá reconocer al editor el gasto ocasionado por ella.
Artículo 96.- Cuando se trate de una cesión exclusiva y salvo pacto en contrario, en tanto no se hayan agotado las
ediciones que el editor tiene derecho de hacer, no podrán el autor ni sus sucesores disponer total o parcialmente
de la obra; para tal efecto.
Durante la vigencia del contrato de edición el editor tendrá el derecho de exigir que se retire de circulación una
edición de la misma obra hecha por un tercero.
Artículo 97.- El autor tendrá durante el período de corrección o pruebas el derecho de efectuar las correcciones,
adiciones o mejoras que estime convenientes, siempre que no alteren su carácter o finalidad ni se eleve
substancialmente el costo de la edición.
En cualquier caso, el contrato de edición podrá prever un porcentaje máximo de correcciones sobre la totalidad de
la obra.
Obligaciones del autor de la obra
1. responder al editor de la autoría y originalidad de la obra;
2. garantizar al editor el ejercicio pacífico y, en su caso, exclusivo del derecho objeto del contrato;
3. entregar al editor en debida forma y en el plazo convenido, el original de la obra objeto de la edición; y,
4. corregir las pruebas de la tirada, salvo pacto en contrario.
Artículo 99.- La quiebra o liquidación judicial del editor determinan la rescisión del contrato y, en consecuencia, el
autor podrá disponer de sus derechos libremente.
No obstante, los ejemplares impresos en poder del editor podrán ser vendidos y el autor tendrá, en tal caso,
derecho a percibir la remuneración respectiva según los términos del contrato. Sin embargo, al proceder a la
venta de los ejemplares, el autor tendrá preferencia para adquirirlos, con descuento de mayorista, o ejercer sobre
ellos un derecho de compensación por las sumas que le sean adeudadas.
Artículo 100.- El editor podrá iniciar y proseguir ante las autoridades judiciales y administrativas todas las
acciones a que tenga derecho, por sí y en representación del autor, para la defensa y gestión de los derechos
patrimoniales de ambos mientras dure la vigencia del contrato de edición, quedando investido para ello de las más
amplias facultades de representación procesal.
Artículo 101.- Quedan también regulados por las disposiciones de este capítulo, los contratos de coedición en los
cuales existe más de un editor obligado frente al autor.
Contrato de Edición de Obras Musicales
Por el contrato de edición de obras musicales, el autor cede al editor el derecho exclusivo de edición y lo faculta
para que, por sí o por terceros, realice la fijación y la reproducción fonomecánica de la obra, la adaptación
audiovisual, la traducción, la sub-edición y cualquier otra forma de utilización de la obra que se establezca en el
contrato, quedando obligado el editor a su más amplia difusión por todos los medios, y percibiendo por ello la
participación en los rendimientos pecuniarios que ambos acuerden.
El autor podrá ceder además al editor hasta un 50% (Cincuenta por ciento) de los beneficios provenientes de la
comunicación pública y de la reproducción de la obra 11
El autor tiene el derecho irrenunciable de dar por rescindido el contrato si el editor no ha editado o publicado la
obra, o no ha realizado ninguna gestión para su difusión en el plazo establecido en el contrato o, en su defecto,
dentro de los seis meses siguientes a la entrega de los originales. En el caso de las obras sinfónicas y dramático-
musicales, el plazo será de un año a partir de dicha entrega.

11
LECCIÓN 18

SOCIEDADES
SOCIEDAD. CONCEPTO
La sociedad es pues una persona jurídica dotada de una organización acorde al tipo de contrato suscripto por los
socios. Esa organización es vital en razón de que los socios y las probabilidades de utilidades resulten del negocio
social.
El Art. 959 del Código Civil expresa que por el contrato de sociedad, dos o más personas, creando un sujeto de
derecho, se obligan a realizar aportes para producir bienes o servicios, en forma organizada, participando de los
beneficios y soportando las pérdidas.
CARACTERES.
Es consensual: basta el consentimiento de los otorgantes para hacer nacer los derechos y obligaciones que se
derivan del carácter de socios.
Es bilateral: Es aquel del que derivan obligaciones para ambas partes o sea cuando las partes se obligan
recíprocamente la una hacia la otra. El contrato bilateral, como su nombre lo indica, sólo tiene dos partes, es decir
que su dualidad es permanente.
Es conmutativo: al momento de constituir la sociedad las partes pueden conocer las ventajas y sacrificios que el
negocio ofrece.
Es oneroso: una persona no puede adquirir los derechos de socio si no cumple con la necesaria aportación al
fondo común.
Es un contrato de organización: cada parte constituye a través de prestaciones coordinadas, el patrimonio de un
nuevo sujeto de derecho creado, en virtud del cual los socios obtendrán los beneficios esperados. El carácter
organizacional surge de la necesidad de reglamentar en el contrato social las relaciones de los socios y de éstos
con la sociedad.
Es formal Los contratos serán formalizados por escrito. Lo serán por escritura pública en los casos previstos por
el Código..

CLAUSULAS ESPECIALES: PERMITIDAS Y PROHIBIDAS


El art. 960 nos habla de las “clausulas permitidas” al decir que: “es lícita la sociedad de todos los bienes y
también de todas las ganancias, cuando estas provienen de negocios ciertos y determinados”
En tanto que las clausulas prohibidas y que de determinarse, provocan la nulidad de la sociedad, están
consagradas en el artículo siguiente, el 961, que en apretado resumen dice: “la sociedad será nula”:
a. Cuando comprenda la universidad de bienes presentes y futuros de los socios;
b. Cuando cualquiera de los socios concurriere solo con su influencia política o social, aunque éste asumiere
la obligación de participar de las pérdidas.
c. Cuando se otorgue a cualquier socio la facultad de disfrutar con la totalidad de las ganancias, o se le libere
de su aporte por las pérdidas o simplemente se lo exonera del aporte para formar el capital social.
d. Cuando a alguno de los socios se lo exonere de participar de los beneficios;
e. Cuando cualquiera de los socios fuere impedido a renunciar de la sociedad siempre que tuviere justos
motivos;
f. Si en cualquier momento cualquier socio pudiere retirar lo que tuviere en la sociedad;
g. Cuando prometiere al socio capitalista, restituirle su aporte con un premio designado, o con sus frutos o
con una cantidad adicional, haya o no ganancias;
h. Cuando se asegurare al socio capitalista su aporte o las utilidades a obtenerse, o un derecho alternativo a
cierta cantidad anual, o una cuota de las ganancias eventuales;
i. Si al socio industrial se le otorgare una retribución determinada, existan o no utilidades, o el derecho
alternativo a cierta suma anual, o una cuota de las ganancias eventuales; y;
j. Cuando se convenga que todos los beneficios, y aun los aportes de la sociedad, pertenezcan al socio o
socios sobrevivientes.

SOCIEDAD Y ASOCIACION
Hemos observado claramente las características y elementos que reúnen las sociedades en general. Ahora merece
hacerse un paralelo con la asociación describiendo las singularidades que atribuye a esta figura, el Código Civil
Paraguayo, las cuales se encuadra bajo los siguientes criterios:
a. El CCP reconoce a las asociaciones bajo dos formas: las que tengan por fin la utilidad pública; y las que
tengan fines determinados, los cuales no han sido reconocidos como personas jurídicas por el Poder Ejecutivo.
b. El fin de las asociaciones difiere fundamentalmente con respecto a las sociedades, especialmente las de
utilidad pública que persiguen labores relativas al bien común.
c. Se establecen de que las asociaciones son FORMALES, es decir, instrumentales por escritura pública para
su validez y el reconocimiento del P.E. para las de utilidad pública; cosa diferente lo que ocurre con las
sociedades que si bien es en principio un contrato formal, hay algunas que se efectúan sin la observancia de
solemnidades

REQUISITOS GENERALES. CAPACIDAD. CONSENTIMIENTO. OBJETO. FORMA Y PRUEBA


Capacidad: todas las personas que pueden contratar están en condiciones de celebrar el contrato de sociedad. La
constitución de la sociedad está equiparada a un acto de disposición.
En el caso de mandatarios, la ley exige que el representante tenga poder suficiente que le confiera facultad para
poder constituir una sociedad a nombre de su mandante. Igual solución se debe dar con respecto de los
representantes necesarios que en este caso deben requerir autorización judicial respectiva.
Consentimiento: es el acuerdo de voluntades requeridas para construir la sociedad, es pues, la affectio
societatis. Los elementos que caracterizan que existe consentimiento para la sociedad están determinados por
ciertos modos en la conducta de las partes, tales como: el propósito de ser tratados en un plano de igualdad, la
voluntad de unión y de participar en las ganancias así como la de cargar con las pérdidas de acuerdo con las
partes correspondientes a cada uno. No se trata pues, de un simple consentimiento sino de una particularísima
modalidad en la que aparte de celebrarse una convención, se crea un sujeto de derecho cuyo estatuto
representado por el acta constitutiva celebrado por las partes.
Objeto: el art. 963 ya nos habla de la existencia de un objeto lícito para que el contrato de sociedad sea válido y
produzca los efectos queridos por las partes. En caso de la existencia de fines lícitos de la sociedad, la ley otorga
efectos reprochables que determinan fundamentalmente su liquidación. Una vez liquidada los aportes son
retirados por los socios, no así las ganancias, si las hubiere, que pasaran al Estado para el fomento de la
educación pública; igualmente, la ley hace responsable solidaria e ilimitadamente a los socios y sus
administradores por cualquier perjuicio ocasionado por el acto jurídico. El objeto para que sea lícito debe recaer
sobre bienes presentes provenientes de negocios ciertos y determinados.
Forma: tal como lo preceptúa el art. 965, los contratos deberán ser formalizados por escrito. Lo serán por
escritura pública en los saso previstos por el Código. Esto se ajusta al requisito de que el contrato social es formal,
es decir, que debe prevalecer la forma determinada por la ley para que sea plenamente válido.
Prueba: continua el siguiente art.: 966 que a falta de contrato, la existencia de la sociedad podrá justificarse por
hechos de los cuales se pueda inferir su certeza, aunque se trate de un valor superior al asignado por la ley. La
sentencia respectiva que declare la existencia de la sociedad a favor de terceros no facultara a los socios a
demandarse entre sí.
LA ENTIDAD Y SUS MIEMBROS
La entidad constituye una entidad de derecho distinta de los miembros que la componen. Los bienes aportados a
la sociedad por los socios no son de estos últimos sino que pasa a pertenecer a la propiedad de la entidad.
Lógicamente, la ley otorga la categoría de personas jurídicas en virtud de la cual podrá efectuar una serie de actos
que le están permitidos por la ley independientemente de la realización de los socios. En efecto, los socios son
terceros para la sociedad en las relaciones de su misma o entre si, cuando no derivasen de actos propios de su
calidad de socios. El contrato de sociedad reviste entonces un doble valor jurídico, pues, no solamente determina
las obligaciones de las partes entre si, sino que constituye un estatuto de la sociedad y la base de su gobierno
interno, como también de sus relaciones con las personas que la integran.
Si bien los socios se reputan terceros, no lo son para las relaciones que derivan de los actos efectuados en su
calidad de tales o de administradores, porque entonces forman parte integrante de ese conjunto y aquí más que
en ningún otro caso, sería evidente que faltando este factor humano, el contrato ni la entidad podrán concebirse.
Cada socio debe a la sociedad lo que prometió aportar.
Son terceros, respecto de la sociedad, los extraños a la misma, como también los socios en sus relaciones entre sí
que no deriven del contrato social o de administradores de la entidad.
Serán deudas sociales aquellas que los administradores hubieren contraído en esa calidad, indicando de cualquier
modo dicho título u obligaciones por cuenta de la sociedad, o en representación de la misma.
En caso de duda se presumirá que los administradores se obligaron en nombre particular.
Los acreedores de la sociedad, no lo son respecto de los socios, salvo disposiciones especiales referente a cada
tipo de sociedad
PERSONALIDAD DE LAS SOCIEDADES CIVILES.
De conformidad con las disposiciones del Art. 967 del Código Civil modificado por la Ley Nº 388/94 las sociedades
adquieren personalidad jurídica desde su inscripción en el Registro correspondiente.
La personalidad jurídica es la calidad que se le otorga a las sociedades de ser "PERSONA JURÍDICA" y en tal
carácter poseer la aptitud para ser sujeto de derecho.
Las consecuencias que produce la personalidad jurídica son:
* La sociedad es sujeto de derecho y obligaciones.
* Constituyen un ente totalmente diferente de las otras personas que forman parte de la sociedad.
* Tienen un nombre o razón social distinta de los socios.
* Poseen un domicilio propio.
* Es titular de un patrimonio diferente del patrimonio de los socios.
* La sociedad esta sometida a la legislación de un Estado determinado que puede ser diferente de la que
corresponde a la del domicilio o la nacionalidad de los socios.
* La comercialidad de la sociedad, no implica el carácter de comerciante de los socios.
* La sociedad puede estar en juicios.
* La quiebra, interdicción o incapacidad de las personas, no afecta la sociedad.
SOCIOS
Socio, o socia, es la denominación que recibe cada una de las partes en un contrato de sociedad. Mediante ese
contrato, cada uno de los socios se compromete a aportar un capital a una sociedad, de esta manera participa de
los beneficios y debe soportar las pérdidas.
LEY N° 1183/85
Art.968.- No se tendrá como socio a quien sólo hubiere prestado su nombre, aunque los socios le reconocieron
algún interés en la sociedad, ni será considerado como tal con respecto a los terceros, sin perjuicio de su derecho
al resarcimiento por lo que hubiere pagado a los acreedores de la sociedad.
El socio no ostensible revestirá ese carácter con relación a los consocios, pero no frente a terceros, aunque éstos
hubieren conocido el contrato social.
Art.969.- No serán socios los herederos o legatarios si los demás miembros no consintieren en la sustitución, o si
convenida ésta con el socio fallecido, no fuere aceptada por el sucesor. Tampoco tendrán calidad de socios los
dependientes o empleados a quienes se diere participación sobre las utilidades en pago de sus servicios.
Art.970.- Las personas a quienes algunos socios cedieren en todo o en parte sus derechos, no se reputarán tales,
si los demás no consintieran la sustitución.
Art.971.- Cuando el contrato social autorice al socio a transferir su derecho, tendrán los otros asociados derecho
de preferencia sobre la parte por cederse, para cuyo efecto se aplicarán las normas que regulan este pacto, en lo
pertinente.

Gobierno de la Entidad.

Como dijimos el acta constitutiva de la sociedad lo constituye el contrato que tendría a erigirse como el estatuto
de la misma y en virtud del cual rige el gobierno de la misma naturaleza de la sociedad, el reparto de las
utilidades, cargas, etc.

Nombre social.

El Art. 980 nos dice que: “salvo disposición especial referente a cada tipo de sociedad, los negocios podrán girar
bajo el nombre de uno o mas de los componentes con el aditamento “Y compañía” o sin él, de acuerdo con las
reglas que siguen:
a. No podrá contener el nombre de persona que no sea socio, pero a la sociedad constituida fuera del
territorio de la República le será permitido en ésta el empleo del usado en el extranjero, aunque no
corresponda al de ninguno de los miembros;
b. No podrá figurar el nombre del socio puramente industrial o comanditario y
c. Los que hubiesen sucedido en los negocios de una sociedad y los herederos de aquellos podrán
continuar en el uso del nombre con tal que mediare el consentimiento de las personas incluidas en él si
vivieren”.

Administración de los intereses comunes.

Es normal que en el mismo contrato constitutivo de la sociedad se expresen en forma clara en que se regirá la
administración de la entidad e incluso los órganos competentes que se forman para tales efectos. Sin embargo,
cuando nada se indica debemos recurrir al ámbito del artículo 974 que dice: “salvo disposiciones especiales en
contrario cualquiera de los socios podrá administrar la sociedad. La facultad de administrar podrá ser conferida a
un extraño.
En defecto de limitación lo que hiciere cualquiera de los socios en nombre de la sociedad obligará a ésta. Pero
cada socio tendrá derecho a oponerse a los actos de los restantes mientras no hubieren producido sus efectos.
Todo socio puede exigir que los demás contribuyan a los gastos necesarios para la conservación de los bienes
sociales.

Administrador designado en el acto constituido o por acto posterior. Poderes del administrador.

El Art. 978 dispone: “el poder para administrar será revocable aunque resultare del contrato social cuando el
nombrado no fuere socio en este caso la revocación no da derecho para disolver la sociedad…”
Esta disposición es clara cuando nos remite al caso de que el administrador nombre en el acto constitutivo no
fuere socio o no fuere fundamental para la vigencia del contrato en si. Sin embargo es causa que conduce a la
disolución de la sociedad cuando hay renuncia o remoción del administrador nombrado en el contrato social si la
persona de confianza que fue designada para la administración del patrimonio de la entidad renunciare o fuera
removido. Aquí habría razón suficiente para que la sociedad se extinga en razón de haber desaparecido el
elemento psicológico de la confianza en la persona en quien se cifró la esperanza de llevar adelante el negocio.
Por otro lado la segunda parte del mismo artículo predicho continúa diciendo que: “… el administrador nombrado
por acto posterior al contrato podrá renunciar tuviere o no justa causa para hacerlo”. La razón es que la sociedad
no tuvo en cuenta una administración para determinada persona como se vio en el caso anterior que
comentamos.
Con respecto a los Poderes del Administrador dijimos en el repetido artículo 974, nos dice en su parte final cuando
sigue: “… a falta de cláusula expresa la amplitud de los poderes de administración se determinan por la naturaleza
y fin de la sociedad. La administración de la sociedad.
La administración de la sociedad se reputa un mandato general que comprende los negocios ordinarios de ella con
todas sus consecuencias. Son negocios ordinarios aquellos que no requieren poderes especiales.
Los administradores son solidariamente responsables ante la sociedad por el cumplimiento de las obligaciones que
le imponen la Ley y el contrato social. Sin embargo la responsabilidad no se extenderá a aquellos que
demostraren estar exentos de culpa”.

Administradores conjuntos.
El Art. 975 determina que si en el contrato social se encomienda a dos o mas socios la administración de la
entidad sin determinarse sus facultades ni que obraran conjuntamente cada uno podrá actuar por separado, sin
perjuicio que cualquiera de ellos tendrá el derecho de oponerse a los actos de los otros mientras los actos
ejecutados no hubieren producido efecto.
Por su parte el Art. 976 dispone que aún cuando no se hubiere establecido que uno de los administradores no
obrará sin el otro, el principio no regirá en caso de peligro inminente de un daño grave e irreparable.
Finalmente el Art. 977 dice que aún en el caso de administración conjunta, si uno de los administradores tenga
que asumir personalmente la representación de la sociedad para evitar un perjuicio mayor a la misma en casos de
urgencia extrema, la ley lo faculta para que actúe en tal carácter. Pero, si los otros administradores que no
intervinieron en el acto, no estuvieren de acuerdo con dicha intervención asumida, podrán responsabilizarlo por
los perjuicios resultantes, quedando salvaguardados los derechos de los terceros que hubieren contratado con
aquel.

Efectos jurídicos, derechos y deberes de los socios frente a la sociedad.

El Art. 989 dispone que: “los socios podrán:


a. Exigir de la sociedad el reembolso de lo anticipado con conocimiento de ella para obligaciones
sociales, así como el reintegro de las pérdidas por ellos sufridas.
Los socios responderán a prorrata de su interés social, y la parte de los insolventes se dividirá de igual manera;
b. Exigir que los demás permanezcan en la sociedad mientras no tengan justa causa de separación
se entenderá que la hay cuando el administrador nombrado en e contrato social renunciare o fuere
removido o si existiendo derecho para la exclusión de algún socio no se le permitiere hacer uso del
mismo; y
c. Renunciar en cualquier tiempo cuando la sociedad fuere por plazo indeterminado a no se que dicha
renuncia sea de mala fe o intempestiva”.
A los efectos del inc c) el Art. 990 considera que habrá mala fe en la renuncia cuando se lo efectúe con la
intención de obtener de tal actitud, un beneficio o ventaja que hubiere de pertenecer a la sociedad y será
intempestiva cuando la renuncia se hiciere antes de cumplirse con el fin objeto de la sociedad en cuyo caso el
autor de tal renuncia será responsable de las indemnizaciones por los perjuicios ocasionados.
Con respecto a los deberes de los socios el Art. 981 nos dice que: “cada socio debe a la sociedad lo que prometió
aportar y será responsable por los vicios redhibitorios y por la evicción en su caso.
Si hubiera dinero, sin necesidad de requerimiento judicial, abonará los intereses desde el día en que debió
entregarlo”.
El Art. 985 por su parte establece que: “El socio no podrá servirse sin consentimiento de los otros socios, de las
cosas pertenecientes al patrimonio social para fines extraños a la sociedad”.
Finalmente el Art. 968 dispone que todo socio abonará interés a la sociedad, por las sumas que hubiere extraído
de la caja, desde el día en que las tomó son perjuicio de responder por los daños.

Terminación. Causales.

El Art. 1003 dispone: “la sociedad se extingue:


a. Por vencimiento del plazo o por cumplirse la condición a que fue subordinada su existencia en
ambos casos aunque no estén concluidos los negocios que tuvo por objeto;
b. Por la realización del fin social;
c. Por la imposibilidad física o jurídica de alcanzar dicho fin, sea por completa pérdida del capital de
una parte del mismo que impida lograrlo; o por quiebra;
d. Por el acuerdo unánime de los socios;
e. Si fuera de dos personas por muerte de una de ellas; y
f. Por las otras causas previstas en el contrato social.
El inciso a) es bien claro por el vencimiento del plazo se extingue la sociedad. Así, por ejemplo cuando se
constituye una sociedad para una determinada obra, como suele suceder con las grandes obras públicas, que al
concluir las mismas, se disuelve la sociedad por haberse cumplido el objetivo a que fue subordinada o cuando se
determina un plazo. Si la sociedad debe tener una duración de cinco años, al cumplirse el término causa su
disolución y para tal efecto no esta subordinada al hecho de que estén concluidos los negocios que tuvo por objeto
el acto constitutivo.
La segunda causa que termina la sociedad es la realización del fin social. Pudiera presentarse el siguiente ejemplo:
que se constituya una sociedad para la construcción de un hotel, no para su explotación, al concluir la obra se
estaría dando termino a la realización del fin social.
Según el inc. c) la imposibilidad física o jurídica de alcanzar dicho fin también es otra de las causas de la
disolución de la sociedad. Así cuando se constituye una sociedad para explotar la ganadería y ese campo quedo
inundado y anegado por repetidas crecientes, o cuando constituida la sociedad para explotar el negocio de la
madera, fuese expropiado el inmueble por el Estado.
Por último, la quiebra que es una causa justificada de disolución por haber caído en insolvencia dicha sociedad.
El acuerdo unánime de los socios es otra de las causas. Para que exista sociedad, se requiere el número mínimo
de dos personas al morir uno de los socios, ya no puede existir sociedad cuando fueron dos. Y por las otras causas
estipuladas en el contrato social que pueden ser diferentes a las enumeraciones de este articulo. Por ejemplo:
cuando el socio industrial tuviera que radicarse fuera del país o cuando en una sociedad anónima o cualquiera de
los otros tipos de sociedad se estipulare que si la sociedad arrojare perdidas durante cuatro años consecutivos
será disuelta.
El inciso e) merece el siguiente comentario: la muerte de un socio de una entidad compuesta por dos no quedara
disuelta si se ha pactado en la escritura constitutiva que la sociedad seguirá operando con los herederos del
causante si fuera socio.
Por su parte el Art. 1004 habla acerca de las causales en que la sociedad podrá disolverse a instancia de
cualquiera de los socios y son:
a. Por muerte, renuncia o remoción del administrador nombrado en el contrato social o del socio que
pusiere su industria o de algún participante, cuya prestación personal fuere necesario para continuar el
giro;
b. Por el incumplimiento de la prestación de uno de los socios; y
c. Cuando fuera de término ilimitado.
Art. 1004: el inciso a) establece como causa de disolución la muerte renuncia o remoción del administrador
nombrado en el contrato social, etc. Vamos a analizar primero el caso de muerte según sea el tipo de sociedad; si
es una sociedad colectiva la muerta de uno de los socios puede ser causa de la disolución de la sociedad. La
muerte del socio industrial en una sociedad de capital e industria disuelve la sociedad. Pero tendría que verse si en
el contrato constitutivo de la entidad se ha previsto que los herederos pudieran seguir con la calidad de socios. Si
el contrato ha previsto y los herederos aceptan seguir con la sociedad no habría razón para que se extinga la
misma.
Otra de las causas que pueden dar lugar a la disolución de la sociedad es la renuncia o remoción del administrador
nombrado en el contrato social.
Bien sabemos que la administración es fundamental para el logro del fin social. Si la persona de confianza que fue
designada para administrar el patrimonio de la entidad renunciare o fuere removida, habría razón suficiente para
que la sociedad se extinga en razón de haber desaparecido el elemento psicológico de la confianza en la persona
en quien se cifró la esperanza de llevar adelante el negocio.
El socio industrial cuando fallece o renuncia causa la disolución del contrato, y no puede ser de otra manera, pues
su aporte personal con el conocimiento técnico del negocio es fundamental, al faltar el sería imposible lograr el fin
social perseguido.
Si una persona que fuere socia y cuyo prestigio apunta a la firma falleciere o renunciare, podría ser causa de
disolución de la sociedad. La renuncia no ha de ser intempestiva o de mala fe.
No faltan seres altruistas, que con sus conocimientos técnicos del negocio su reconocida solvencia financiera,
constituyan una empresa para impulsar el beneficio de ciertos familiares o amigos. Pero al faltar este socio, que
con su prestigio y solvencia a dado crédito a la sociedad, con su muerte o renuncia, quedaría huérfana la entidad
para seguir operando como tal.
En caso de que los restantes socios quisieran continuar la sociedad podrán hacerlo y la disolución solo será parcial
y referida al socio que se retira.
Otra de las causas de la disolución es por el incumplimiento de la prestación de uno de los socios. Así por ejemplo,
se constituye una sociedad para explotar la ganadería, uno de los socios debe aportar dinero otros cinco mil
hectáreas de campo y otro tres mil cabezas de ganado vacuno, pero al no cumplir uno de ellos con la prestación
prometida, sea porque se le expropio el campo, sea porque una inundación produjo una mortandad casi completa
del ganado vacuno puede ser causa de la disolución de la sociedad.
Por último, cuando el término de la duración no fuese determinado.
Puede establecerse cláusulas de opción, para continuar la sociedad con los herederos del causante, ex socio de la
entidad.

Liquidación y Partición.

El Art. 1006 nos dice al respecto que: “Que disuelta una sociedad se procederá a liquidar su activo. La sociedad
subsistirá en la medida que lo requiera la liquidación para concluir los asuntos pendientes, iniciar las operaciones
nuevas que ella exija y para administrar, conservar y realizar el patrimonio social”.
Con la disolución de la sociedad termina su personalidad jurídica pero subsiste esa personalidad hasta tanto
concluya la liquidación de los negocios pendientes y la partición del patrimonio social.
La liquidación exige continuar con los negocios conclusos, con la determinación del activo y del pasivo social, con
el pago de las obligaciones y por último la distribución del remanente si existiere entre los socios.
La disolución de la sociedad es previa a su liquidación y partición.
La disolución de la sociedad no altera las obligaciones contraídas con terceros.
La personalidad jurídica de la sociedad en liquidación no se discute. Mientras siga operando no se le puede negar
tal atributo.
La sociedad en liquidación produce un cambio en el objeto previsto en el estatuto y una restricción de su
capacidad, condicionada a determinados actos para su fin propuesto.
El cambio del objeto limita su actividad a la realización de sus bienes para afrontar el pasivo y atribuir el saldo
resultante. Ya no puede seguir con negocio lucrativos futuros.
La restricción de la capacidad prohíbe a los liquidadores que realicen nuevas operaciones. Esta prohibición se
extiende también a la sociedad.
Una de las características de esta entidad en liquidación es el reemplazo del gobierno (directorio por el de
liquidadores).
Se limita la potestad de la Asambleas y de las atribuciones de los síndicos.
Los Art. 1006 y siguientes regulan el proceso de liquidación y partición.
La liquidación de la sociedad presenta los siguientes caracteres:
1. no pierde su personalidad jurídica hasta que termine la liquidación. Mantiene su denominación,
con el aditamento “en liquidación”, su domicilio, etc.
2. Los accionistas o socios siguen vinculados con la sociedad para asumir sus obligaciones o ejercer
sus derechos, percibir lo que les corresponda; a fiscalizar las operaciones de liquidación; a solicitar la
convocación de asambleas extraordinarias;
3. Los estatutos siguen vigentes respecto del modo de liquidar los bienes, nombrar liquidador o
liquidadores, revocar el mandato;
4. Tiene capacidad procesal para estar en juicio.
5. Puede solicitar la convocación de acreedores.
6. Los acreedores se mantienen con sus derechos sobre el capital social, con preferencia sobre los
accionistas.
El Art. 1008 también hace referencia al mismo punto diciendo que los administradores deben entregar a los
liquidadores los bienes y documentos sociales y a la vez presentarle la cuenta de la gestión relativa al periodo
siguiente a la última rendición de cuentas. Los liquidadores se harán cargo de todo lo entregado por los
administradores y seguidamente, procederán a la redacción de un inventario de todo lo consignado en la cual
deberán firmar conjuntamente con los administradores.
Hay que destacar también que los liquidadores no tienen facultad de distribuir entre los socios ni siquiera
parcialmente, los bienes sociales, mientras no se hayan sido separadas las sumas respectivas para su pago. Así, si
los fondos sociales disponibles los liquidadores pueden pedir que los socios depositen las sumas todavía debidas
en relación con sus cuotas sociales y si hace falta, las sumas necesarias dentro de los límites de su respectiva
responsabilidad y en proporción a la parte de cada una en las pérdidas (mancomunidad simple). En la misma
proporción se distribuye entre los socios restantes la deuda del socio insolvente.
Con respecto a la Partición, el Art. 1011 dice: “Para proceder a la partición de bienes, las pérdidas y las ganancias
se dividirán conforme a lo convenido si solo se hubiere pactado la cuota de cada socio en las ganancias será igual.
La correspondiente en las pérdidas. A falta de toda convención, el respectivo aporte determinará la parte de cada
cual, debiendo determinarse por el Juez equitativamente la del socio industrial. Sola podrán distribuirse beneficios
irrevocablemente realizados y líquidos.”
La previsión de esta norma cita pautas para la liquidación y partición de los bienes sociales. Las pérdidas y
ganancias perjudican o benefician conforme a lo estipulado al contrato social. Cuando no se hubiere previsto la
forma de distribuir las ganancias o las pérdidas se determinara conforme al aporte de cada socio.
Si solo se fijó la cuota de socios en las ganancias pero no respecto de las pérdidas esta proporción de las
ganancias se aplicará al de las pérdidas.
Respecto del socio industrial compete al juez de la causa fijarlas en virtud de una serie de indicadores para que su
determinación sea equitativa.
La parte final del artículo responde a los conceptos más avanzados de los estados financieros y contables. No se
debe distribuir bienes que no fueron realizados y libres de toda carga.

Sociedad Anónima

La sociedad Anónima son aquellas constituidas por dos o mas personas que formando un capital social por medio
de aportes que se llaman acciones, participan y responden de los resultados de los actos sociales hasta el monto
del patrimonio.
La denominación social puede estar formada de cualquier modo, siempre y cuando contenga la indicación de S.A.
igualmente debe estar constituida por Escritura Pública en cuyo acto constitutivo se deberán consignar una serie
de datos para que produzcan validez.
Son caracteres de las sociedades anónimas:
a. Distinción de las sociedades constituidas por acto único y por acto escalonado o sucesivo.
b. Protección del accionista en el ejercicio de sus derechos sea individualmente se como integrante
de un grupo.
c. Organización del Directorio para asegurar a la sociedad permanencia en la administración y
libertad para adecuarla a sus necesidades.
d. Estructuración de un sistema de responsabilidad civil que coadyuvará a una administración
prudente.
e. Restructuración del órgano controlador. La sindicatura como instrumento para el manejo de la
sociedad.

Sociedades Nulas. Caso en que tiene lugar la nulidad. Efectos jurídicos.

Hemos visto el Art. 961 en tópicos precedentes del mismo capítulo, entonces remitirse al mismo para describir
este punto. 61.- La sociedad será nula:
a) Cuando comprenda la universalidad de los bienes presentes y futuros de los socios;
b) Cuando uno de los contratantes concurriere con sólo su influencia política o social, aunque se comprometiera a
participar en las pérdidas;
c) En el caso de atribuirse a uno de los socios la totalidad de los beneficios, o de liberársele de toda contribución
en las pérdidas, o en el aporte del capital;
d) Cuando alguno de los socios no participare de los beneficios;
e) Cuando cualquiera de los socios no pudiere renunciar o ser excluido, existiendo justa causa para ello;
f) Si en cualquier momento alguno de los socios pudiere retirar lo que tuviere en la sociedad;
g) Cuando al socio o los socios capitalistas se les prometiere restituir su aporte con un premio designado, o con
sus frutos, o con una cantidad adicional, haya o no ganancias;
h) Cuando se asegurare al socio capitalista su aporte, o las utilidades o obtenerse, o un derecho alternativo a
cierta cantidad anual, o una cuota de las ganancias eventuales;
i) Si al socio industrial se le acordare una retribución determinada, haya o no utilidades; o el derecho alternativo a
cierta suma anual, o a una cuota de las ganancias eventuales; y
j) Cuando se convenga que todos los beneficios y aun los aportes a la sociedad, pertenezcan al socio o socios
sobrevivientes.
La norma de este precepto respeta el principio de la igualdad elemento fundamental del valor justicia. Con buen
criterio. El inciso a) con buen criterio considera nulo el contrato de sociedad que tiene por objeto una
universalidad jurídica de bienes presentes y futuros porque faltarían elementos de certidumbre y determinación
que exige el Art. 1960 para los negocios societarios.
Respecto del inciso b), se trata de evitar las incorporaciones de ciertos personajes de influencia, vinculados por
razones de cargo de gobierno. Esta disposición castiga la inmoralidad de los actos jurídicos.
El inciso c) fija una prohibición oportuna para evitar la acumulación de beneficios y la liberación de responsabilidad
por simple acuerdo de los socios en detrimento de los fines constitutivos del contrato.
El inciso d) por los mismos fundamentos del inciso anterior también considera nulo el concierto de esa
estipulación.
El inciso e) ampara el socio para que pueda renunciar por justa causa. El animus societatis, la intención de ser
socios es el elemento determinante para la formalización de ese contrato. Cuando ese ánimo ha perdido su
motivación por justa causa, no habría razón para que el socio pudiera retirarse de la entidad.
Respecto de los otros incisos, nos relevamos de la obligación de comentarlos por la claridad de sus disposiciones.
La constitución de sociedad es un acto de disposición y requiere de la capacidad para contratar. Quienes no
pueden contratar están imposibilitados de formar contratos de sociedad pero sí podrán hacerlo con intervención
de sus representantes legales.
Solamente resta referir con respecto a los efectos jurídicos, el Art. 962 nos dice: “La nulidad del contrato podrá
ser alegada por los socios entre sí para eximirse de las obligaciones que el les imponga; pero no frente a terceros
de buena fe, a quienes le será permitido invocarla respecto de la sociedad y los socios. En caso de mala fe de los
terceros, los socios podrán aducir contra ellos la nulidad”.
La nulidad del acto jurídico podrá ser invocada por los socios entre sí para eximirse de las obligaciones que el
contrato social disponga. Pongamos por ejemplo que se constituye una sociedad colectiva entre dos personas una
de las cuales se obliga a aportar su capital la administración de los negocios y el otro tan solo su influencia; causal
de nulidad según el inciso d) del articulo anterior. El socio perjudicado por esta cláusula prohibida podrá alegar la
nulidad, pero no lo podrá hacer frente a terceros contratantes que obraron en buena fe.
Es oportuno advertir que la acción de los socios que nacen de los derechos y que derivan de las relaciones de los
socios entre sí y con la sociedad prescribe a los cinco años.
La acción de los terceros con la sociedad prescribe también a los cinco años en virtud de la parte final del inciso d)
del Art. 660 del Código Civil.

Sociedades Irregulares. Actos preventivos y actos futuros. Prueba. Situación de los terceros.
Sociedades irregulares son aquellas que no han observado algunos de los requisitos previstos por la ley para que
la misma sea válida y produzca efectos normales. Ejemplo: la sociedad que debiendo instrumentarse en escritura
pública no lo hubiere hecho. Sin embargo, no es razón suficiente para privar a los miembros de una acción entre si
puesto que aquí no se invoca ningún hecho ilícito que es distinto en cuanto a derechos y efectos. Es por ello que el
Art. 964 dispone claramente que “EN TODOS LOS CASOS DE NULIDAD, SALVO EL PREVISTO EN EL ARTICULO
ANTERIOR, LOS SOCIOS PODRAN ALEGAR SI LA EXISTENCIA DEL CONTRATO PARA PEDIR QUE SE RESTITUYAN
LOS APORTES, SE LIQUIDEN LAS OPERACIONES COMUNES, SE DIVIDAN LAS GANANCIAS Y ADQUISICIONES E
INDEMINICEN LAS PERDIDAS.
LA SOCIEDAD TENDRA DERECHO A DEMANDAR A TERCEROS POR LAS OBLIGACIONES CONTRAIDAS A FACOR DE
ELLA SIN QUE ESTOS LES SEA PERMITIDO ALEGAR LA INEXISTENCIA DE LA MISMA.
LOS TERCEROS A SU VEZ, PODRAN INVOCARLA CONTRA LOS SOCIOS SIN QUE ESTOS PUEDAN OPONERSE SU
NULIDAD”.
Como se refleja aquí se debe probar la existencia de la sociedad y su validez a los efectos de liquidar y partir los
bienes resultantes de la misma, o sea recae sobre actos pretéritos y no para los actos futuros para cuyos efectos,
la sociedad es nula. En cuanto a las pruebas alegadas, se admiten todo tipo de pruebas aunque sean de un valor
superior al asignado por la ley. Y finalmente, con respecto de los terceros basta solo con leer detenidamente el
artículo transcrito en su parte final y se tendrá por contestado el punto.

Sociedades ilícitas: Situación de los socios y de los terceros de buena fe o de mala fe. Efectos de las sociedades
ilícitas y de los actos ilícitos aislados.
El Art. 963 dispone que: “Será nula la sociedad que tenga fines ilícitos, cuando se declare su disolución los socios
podrán retirar sus aportes, pero no las utilidades, las que ingresaran al patrimonio del Estado para ser destinadas
al fomento de la educación pública.
Los socios, los administradores y quienes actúen como tales en la gestión social responderán ilimitada y
solidariamente por el pasivo social y los perjuicios causados”.
Esta norma coincide con el requisito esencial de los actos jurídicos, la cual es de que el objeto debe ser lícito,
siendo el contrato de sociedad un acto jurídico, no puede escapar de esta exigencia.
La norma establece las consecuencias de la disolución restituyendo los aportes a los ex socios, a petición de ellos,
pero no a las utilidades que pasan a ingresar al fisco para ser destinadas al fomento de la Educación Pública.
Cuando la sociedad tenga fines ilícitos los administradores y quienes ejerzan tales cargos, se responderán en
forma ilimitada por el pasivo de la identidad y por los perjuicios causados, concuerda con el artículo 1841 del
Código Civil.
El objeto de los contratos debe adecuarse a la norma del art. 296 del C.C., esos contratos deben ser voluntarios,
lícitos y tener por fin inmediato la creación, modificación, trasmisión, conservación o extinción de derechos.

LECCION-19
Antecedentes Históricos
En Roma todas las leyes miraban con disfavor el juego, especialmente los de azar. Calificaban de “Tahúres” a los
jugadores y les negaban acción para poder exigir el cumplimiento de una deuda de tal naturaleza. Es más, si se
pagaba una deuda de juego, el derecho Romano reconocía al que hubiese hecho tal pago el derecho de reclamar
su devolución, y esta acción pasaba a los herederos: y si no era ejercida por los herederos, podían ser ejercidas
por un funcionario público, en beneficio de la ciudad. En la época de Justiniano se permitieron solamente los
juegos con fines de ejercicios físicos o de la destreza, aunque se jugara por dinero, pero por sumas que no debían
ser demasiados grandes, como la carrera de carros o a caballos, el combate, salto con garrocha, salto largo o alto,
lanzamiento de dardo o de lanza.
Entre los antiguos germanos el juego de dado estuvo muy difundido. Todos esos pueblos se dedicaban con
verdaderas fruición a este juego especialmente, comprometiendo todos sus bienes, toda su fortuna y hasta se
sometían a esclavitud, si llegaba el caso.
El Derecho Canónico ha condenado con severidad las dudas provenientes del juego. Siempre se mostróhostil al
juego de azar. En Francia en todos los tiempos han existido leyes prohibitivas. El juego era estimado como “propio
de vagos”.
El Derecho, mira al juego únicamente como fenómeno social digno de ser considerado dentro de su esfera, dando
las normas necesarias.
Existen dos sistemas jurídicos en cuanto a la consideración que debe merecer el juego como contrato a saber:
a)      El sistema Alemán (que algunos denominan como sistema moderno). El CódigoAlemán niega que pueda
constituirse obligación civil valida mediante un contrato de juego o de apuesta; fundándose en el siguiente
razonamiento: cuando el juego es un mero pasatiempo, no necesita la protección del Derecho y cuando el juego
constituye un medio especulativo, de enriquecimiento fácil, no debe merecer el favor del Derecho. Considera que
si paga con una deuda de juego, ese pago no puede ser repetido.
b)      El Sistema del CódigoNapoleón el cual prohíbe demandar el juicio obligaciones que no provenga del ejercicio
de juegos de destreza física o intelectual. Esto significa que concede acción para reclamar lo que se gane en los
juegos en que se pone en ejercicio la fuerza física o mental.
Nuestro Código Civil sigue el Sistema del Código Napoleón.
CONTRATOS  ALEATOR
Los contratos aleatorios son aquellos que se caracterizan porque el monto de una de las prestaciones o de ambas,
no están determinados de manera fija, sino que depende de un acontecimiento incierto. Es un contrato cuya
existencia data de hace mucho tiempo y que fue muy practicado especialmente en el Derecho Romano.
Los contratos aleatorios presentan la siguiente especie que consigna el mismo programa y es el juego, apuesta y
suerte, que pasaremos a estudiar seguidamente.
Juego, concepto y caracteres:
El código de Vélez Sarsfield definía al contrato de juego de la siguiente manera: “El contrato de juego tendrá lugar
cuando dos o más personas entregándose al juego se obliguen a pagar a la que ganare una suma de dinero y
otro, objeto determinado”.
Podemos caracterizar al contrato de juego como aleatorio sinalagmático y oneroso.
Según Luis de Gásperi la distinción entre juegos y apuestas no puede negarse, será juego sin apuesta el juego
realizado por pasatiempo, y apuesta sin juego, la que tiene su origen en la divergencia de opinión.
CARACTERES DEL CONTRATO
Puede resumirse en los siguientes: no formal, consensual, bilateral, a titulo oneroso y aleatorios. Lo consideramos
“bilateral” teniendo en cuenta el momento en el que se celebra el contrato y no cuando se ejecuta o se cumple: en
el momento en que se inicia la partida hay obligaciones para todas las partes porque no se sabe todavía quien
será el ganador.
Clasificación o especie de juegos
Existen distintas calces de juegos, según el grado de protección que les brinda el ordenamiento jurídico cuando el
legislador quiere incentivar un juego determinado, concede acciones civiles ; cuando quiere desalentarlo solo
considera que hay obligaciones naturales o de conciencia, y cuando no desea que se juegue, lo prohíbe.
1)      Juegos tutelados o permitidos.Son los juegos o apuestas a los que la ley les brinda protección- igual que
otros contratos-, y el ganador tiene acción para reclamar judicialmente el pago a la otra parte, es decir, al
perdedor.
Generalmente quedan comprendidos en este grupo los juegos o apuestas que reúnan los siguientes requisitos: a)
que impliquen participación personal de las partes; y b) que concitaren competencias de destreza física o
intelectual (levantar pesas, natación, regata, esgrima, corridas, saltos, ajedrez, damas, etc.).
Estos juegos crean obligaciones civiles y, por lo tanto, el ganador puede reclamar judicialmente el pago al
perdedor.
2)      Juegos tolerados. Son aquellos que no están prohibidos por la ley pero tampoco esta expresamente
admitidos. Por ello, pueden ser practicados pero la ley no los alienta concediéndoles acciones civiles.
Encuadran en esta categoría los juegos o apuestas que no están comprometidos en la anterior (ejemplo: juego de
cartas, juegos de azar no prohibidos expresamente etc.).
Estos contratos no originan obligaciones civiles pero si crean obligaciones naturales (o deberes morales o de
conciencia como se designan actualmente). Por lo tanto, el ganador no tiene acción para demandar el pago, pero
si el perdedor voluntariamente le paga, el pago será valido y no podrá pedir devolución.
No se considera voluntario el pago- y, por ende, procede la devolución de lo pagado- si el ganador logro su triunfo
por haber empleado artificios o engaños (ejemplo: juego con naipes marcados, con dados cargados, etc.).
3)      Juegos prohibidos.Aquellos que están expresamente prohibidos por la ley pero que funcionan en forma
clandestina (garitos clandestinos, por ejemplo). El ganador no puede demandar el pago ni el perdedor exigir la
devolución si pago voluntariamente.
Como se trata de juegos prohibidos por la ley los contratos sobre ellos son nulos de nulidad absoluta y, en
consecuencia, no dan origen a obligación alguna, ni civil ni natural.
Acción para reclamar las deudas de juego. Distintos supuestos.
Debe distinguiese si la deuda proviene de juegos o apuestas autorizadas por la ley o prohibidos por ella.
1)      Si son juegos tutelados. Originan una obligación civilmente valida y dan lugar al ejercicio de la acción
contra el perdedor que no paga su deuda.
Siguiendo el sistema del código Francés, por el art. 1448 nuestro Código autoriza a demandar en juicio por deudas
del juego  o de apuestas que provengan del ejercicio de la fuerza, la destreza o la inteligencia.
 
Facultades de los Jueces. El artículo citado confiere, sin embargo, una facultad excepcional a los jueces: ellos
deben reducir las deudas que provengan de los juegos tutelados cuando excedan la vigésima parte 5 por ciento de
la fortuna del perdedor. Muchos Códigos establecen una norma limitada al alcance de las deudas de juego cuando
son extraordinarias respecto a la fortuna de los deudores. Entendemos que la razonabilidad de esta solución está
dada por las características  Especiales de estaos contratos, considerados generalmente con disfavor.
2)      Si son juegos prohibidos. Ellos no confieren acción para su cobro judicial. Es decir, no es una deuda que
pueda exigirse vía judicial y además:
a)      Son deudas que no pueden compensarse con otros créditos. El impedimento obedece a que ellas no son
exigibles judicialmente, que carecen de toda acción, según hemos venido diciendo. Para que pueda verificarse la
compensación es preciso entre otras cosas, que ambas deudas sean exigibles. Requisitos que falta en el caso de la
deuda de juego prohibido.
b)     Y no pueden convertirse en obligaciones civilmente exigibles mediante la novación o la transacción (Art.
1449, primera parte). Permitir la novación o la transacción haría posible que por este medios los jugadores eludan
la prohibición legal.
Abundando en el tema la segunda parte del citado artículo dispone:
“En caso de reconocimiento escrito de ella, a pesar de la indicación de otra causa de la obligación, el
deudor puede probar por todos los medios la ilicitud de la deuda”.
Es decir, aunque en el documento dado por el perdedor se indique una causa civilmente exigible, si en realidad fue
otorgado por una causa de deuda de juego, el deudor puede liberarse de la obligación probando por todos los
medios la ilicitud de la deuda.
Pago de esta deudas con documentos o títulos a la orden. Dice el art. 1450: “si una obligación de juego
o apuesta hubiere sido revestida de una forma de un titulo a la orden (un pagare, por ejemplo), el
firmante debe pagarla al portador de buena fe; pero tendrá acción para repetir su importe del que
recibió el título. La entrega de el no equivaldrá al pago. El deudor puede oponer la excepción al
cesionario del documento que no sea a la orden”.
La excepción de juego prohibido no procede contra el tercero que adquirió el pagare a la orden del que gano el
juego o la apuesta. La ley protege al tercero poseedor de buena fe. El librados del documento está obligado a
pagar el importe del documento, pero tiene acción para repetir contra el ganador del juego, siempre y cuando
demuestre la ilicitud de esa obligación. El código le faculta a reclamar la devolución por que considera que la
entrega del documento no equivale a pago, no importa pago.
 
Pero si el titulo o documento no es a la orden, en ese caso la excepción procede contra ambos: contra el ganador
y contra el tercero cesionario.
Juegos regulados por el Estado. El contrato de lotería.
Finalmente tenemos dos juegos y apuestas regulados por el Estado. Tal el caso de las loterías rifas, quinielas,
pronósticos deportivo, carrera de caballos, casinos, etc. Ellos generan acción para reclamar el pago. Se rigen por
las disposiciones contenidas en las leyes que los autorizan.
“El contrato será obligatorio- dice el art. 1453- Cuando esté autorizado por la ley. En caso contrario, se
le aplicaran las disposiciones precedentes. El contrato de rifa y el de apuestas de carrera de caballos,
son equiparados al de lotería”.
Los países latinoamericanos, en general, ha dictado leyes reglamentando el juego de lotería y destinando sus
beneficios a pensiones para ancianos e inválidos. En nuestro país la venta de rifas en los distritos necesita contar
con la autorización municipal.

LECCION 20
EVICCION Y GARANTIA DE EVICCION
Concepto: En latín, “evictus” significa “vencido” y, con más propiedad, “vencido en juicio”. Aplicada al derecho
significa el hecho de quitar, arrebatar a alguien alguna cosa en virtud de una sentencia. Así, por ejemplo, si he
vendido un inmueble, y un tercero lo reivindica demandando al comprador y obtiene una sentencia que le declara
propietario y condena a ese comprador a entregarlo, ese comprador ha sido vencido en juicio, “evicto”, ha sufrido
la evicción, y yo como vendedor debo responderle por ese perjuicio.
En efecto, cuando adquirimos algo a titulo oneroso, el transmitente (vendedor, cedente, etc.) debe garantizarnos
que no sufriremos evicción, es decir, que ningún tercero nos hará reclamamos judiciales que nos priven de lo que
hemos adquirido, y si ello ocurriera se nos indemnizaran los daños y perjuicios. Esta garantía, implícita en los
contratos onerosos, se denomina “garantía de evicción”.
Ese es el concepto contenido en nuestro Código Civil, que expresa: Art. 1759: “Habrá evicción cuando quien
adquirió bienes a titulo oneroso o los dividió con otro fuere en virtud de fallo judicial y por causa
ignorada, anterior o contemporánea a la transferencia o división, privada total o parcialmente del
derecho adquirido.
Responderán tanto quien transmitió o dividió los bienes, como los antecesores en el titulo traslativo
del dominio.
Si la sentencia fuere arbitral, solo producirá efecto en el caso de que el enajenante hubiese firmado el
compromiso”.

La garantía de evicción, para existir, no necesita ser estipulada expresamente por las partes, sino que es
consecuencia obliga como elemento natural de toda transmisión de derechos a titulo oneroso.
Se puede decir que esta garantía es efecto del principio de la buena fe con que deben ser celebrados los
contratos. Pues se entiende, que de buena fe las partes en un contrato oneroso se garantizan, se asegura
mutuamente la posesión, goce y disfrute de las respectivas contraprestaciones; la existencia y legitimidad del
derecho y los títulos a ellas, que transfieren por el contrato.
La doctrina contemporánea denomina evicción a cualquier turbación, privación o perdida que sufra el adquiriente
en el derecho que se le ha transmitido. Ella admite, asimismo, que el vencimiento por sentencia judicial no es
necesario en todos los casos (ej: en Alemania basta acreditar la falta de derecho en el vendedor, sin esperar la
desposesión.)
En síntesis, la evicción consiste en una turbación, privación o perdida que sufre el adquiriente en el derecho que
se le ha trasmitido. Y la “garantía de evicción” le sirve para reclamar contra el enajenante la indemnización de los
daños y perjuicios.

Requisitos configurativos

Los requisitos para que funcione la garantía de evicción son:


1. Que se trate de una turbación "de derecho”. La turbación debe fundarse en una causa jurídica, es
decir, que un tercero pretenda tener un derecho sobre la cosa, sea como propietario, sea como titular de un
usufructo, de un derecho de uso o habitación, o sea de una servidumbre activa, etc., y que fundado en ese
derecho el tercero entable la demanda.
Las turbaciones de hecho o simplemente materiales de terceros que no invocan algún derecho sobre la cosa
enajenada no hacen funcionar la garantía: el adquiriente debe defenderse de ellas por sí solo. Así, por ejemplo, si
un tercero penetra en la casa vendida y se instala en ella como un intruso o un usurpador, sin invocar derecho
alguno, el adquiriente no puede invocar la garantía de evicción, deberá defenderse por si mismo como propietario,
por los medios que las leyes otorgan a todo propietario, promoviendo el desalojo del intruso, por ejemplo.
2. Que esa turbación de derecho tenga una causa anterior o contemporánea a la adquisición. El
tercero que turba al adquiriente debe accionar en razón de algún derecho anterior o contemporáneo a la
transferencia o división, que revele una eficiencia o defecto en el derecho del enajenante. No puede hacerlo
invocando una causa posterior ya que el enajenante no es responsable de lo que ocurra después de la
transferencia. Por ejemplo, si adquiero un inmueble y meses después me lo expropian total o parcialmente por
causa de utilidad pública. O si una ordenanza municipal me quita una porción del terreno para calle.
3. Que la turbación del derecho sea actual: La amenaza, el mero temor de ser eviccionado, el simple
reclamo extrajudicial de un tercero que alega privadamente tener derecho sobre la cosa, no constituyen una
evicción ni una turbación que permitan al adquiriente invocar la garantía.
Es necesario que el tercero ataque, haga valer sus pretensiones en justicia. No basta el temor, el adquiriente debe
ser atacado para reclamar la garantía. Vale decir, que se promueva una reclamación judicial y que ella sea
acogida por los tribunales. No es necesario que haya una “derrota judicial”. Ya que si el derecho del tercero es
indiscutible, el adquiriente puede hacer abandono de la cosa y reclamar su garantía, ya que de lo contrario se lo
obligaría a continuar un juicio sin posibilidad alguna de obtener sentencia favorable.

Evicción Total o Parcial

La garantía funciona tanto cuando la evicción es total, es decir, cuando exista una privación total de la
cosa, como cuando la evicción es parcial, es decir, consiste en la privación de una parte de la cosa o en una simple
turbación de uso, goce o posesión plena. Asi, por ejemplo, cuando el adquiriente es privado de uno de los tres
caballos que compro, o cuando se declara que el inmueble esta sujeta a una servidumbre de transito, etc. (art.
1760, 1° parte).

Casos asimilados a la evicción

Según hemos señalada para nuestro código la evicción existe no solo en caso de sentencia. Autoriza al
adquiriente a hacer abandono de la cosa y reclamar la garantía de evicción sin necesidad de aguardar que una
sentencia judicial consagre la turbación.
Por esa razón el Código ha creído conveniente enumerar algunas hipótesis estableciendo la procedencia de
la evicción. A saber:
a. Cuando el adquiriente hubiera adquirido o conservado luego el derecho o la cosa, pero por un titulo
distinto de aquel en virtud del cual el enajenante le transfirió una cosa que en verdad no le pertenece; por haber
heredado la cosa de su verdadero dueño. En este supuesto, el adquiriente tendrá derecho a reclamar la
devolución del precio, así como la reparación de los daños sufridos, puesto que el enajenante no le transmitió
ningún derecho (art. 1760, parte final).
b. Cuando el adquiriente deba sufrir cargas ocultas que no fueron declaradas por el enajenante y de las
cuales este no tuvo conocimiento al tiempo de celebrarse el contrato. El Código sanciona de esta manera la mala
fe del enajenante (art. 1760, 2da. Parte).

El saneamiento: su significado

La voz “saneamiento” es de uso corriente en esta materia. Generalmente se la toma como equivalente a
“evicción”.
“Sanear” significa hacer sana una cosa, repararla, remediarla. Llevado al campo jurídico lo vemos
empleados en algunos códigos (Venezuela, Chile), en el sentido amplio, comprensivo, de la evicción y los vicios
redhibitorios. El saneamiento vendría a ser el género (acción y efecto de reparar), y la evicción y el vicio
redhibitorio sus dos especies. Es decir, el saneamiento se aplica tanto a la evicción como al vicio oculto.
También se suele denominar “saneamiento” a la “evicción” o llamado que el demandado en juicio está
obligado a formular al enajenante. Nuestro Código habla de “citación de evicción”.
Finalmente, se emplea la palabra “saneamiento” como acción y efectos de subsanar defectos del “titulo”,
de completar el “titulo” o del instrumento en que consta la existencia del acto. Así se dice corrientemente “sanear
los títulos”.

Efectos de la garantía de evicción

Fundamentalmente son dos:


a. Defensa en juicio. Citación de evicción: Si el adquiriente fuese turbado por algún reclamo judicial de
terceros, debe hacer citar al enajenante al juicio, pues este tiene la obligación de defenderlo en el proceso, o más
concretamente de demostrar judicialmente la legitimidad del título y de la transferencia.
En efecto, entre las obligaciones del enajenante esta la de acudir en defensa del adquirente, de defenderlo
judicialmente si el tercero demanda la propiedad o la posesión de la cosa, o cualquier otro derecho (servidumbre,
por ejemplo), o si le turba en el ejercicio de la propiedad. Uso o goce de la cosa enajenada.
El enajenante debe salir en defensa del adquiriente cuando fuere citado de saneamiento por este. El
adquiriente tiene, por tanto la carga de citarlo al juicio. Dicho en otros términos: la citación para salir en defensa
del adquiriente en el juicio promovido por un tercero no es solo un derecho sino que es también una condición
para que funcione la garantía. Si el adquirente demando por una acción de reivindicación, por ejemplo, no cita de
evicción al enajenante, puede cesar la responsabilidad de este si aquel es vencido en el juicio.
Oportunidad y forma de la citación. La citación al enajenante se rige por las normas contenidas en el
Código Procesal (art. 87 y sgtes.). Puede pedirla el actor al deducir la demanda, como el demandado dentro del
plazo fijado para la contestación de la demanda. La citación debe notificarse en la misma forma y plazo
establecido para el demandado.
Si el citado asume la defensa, puede obrar conjunta o separadamente con la parte que solicito la evicción.
La falta de citación al enajenante hace cesar, en principio, su responsabilidad. Concurra o no el
enajenante, el adquirente debe continuar el pleito y defender sus derechos, porque si el pleito se pierde por
omisión o negligencia de su parte, no podrá hacer reclamos al enajenante, salvo que pruebe que era inútil
continuar con el pleito o proseguir con la apelación.
b. Indemnización de los perjuicios. El segundo efecto importante de la garantía de evicción consiste en la
obligación del enajenante de indemnizar al adquiriente los perjuicios derivados de la evicción, abonando el daño
emergente y el lucro cesante.
Nuestro Código trata del deber de indemnizar al regular la evicción en particular respeto a la compraventa, la
permuta, la transacción, la sociedad, la donación, etc., y va estableciendo en cada contrato de compraventa, por
ejemplo, impone como deber del vendedor: a) restituir al adquirente el precio recibido, sin intereses aunque la
cosa haya disminuido de valor, sufrido deterioros o perdidas; b) pagar el valor de los frutos que debieron
devolverse al verdadero dueño; c) la obligación de pagar el costo del contrato y resarcir los daños y perjuicios que
será equivalente a la diferencia entre el precio de venta y el precio que tenga la cosa el día de la evicción; d) en
caso de existir gastos de reparación de la cosa, o el comprador ha hecho mejoras útiles, deberán ser pagados por
el enajenante (art. 1773).
El único caso en que el enajenante está obligado a devolver únicamente el precio es cuando se trata de ventas
forzadas (remates).

Modificación o supresión convencional de la garantía

En los contratos onerosos, por disposición de la ley, la garantía de evicción esta siempre comprendida
como elemento natural, salvo que expresamente las partes la excluyan.
“Se responderá por la evicción -dice el art. 1763- , aunque en los actos de transferencia o
partición no se la pactare; pero las partes pueden ampliarla, registrarla o suprimirla. Es nulo todo
pacto que exonera al enajenante de la mala fe…”. Siendo una responsabilidad que no compromete el orden
público, las partes de común acuerdo pueden modificarla o suprimirla directamente, pero ello no se puede cuando
hay mala fe por parte del enajenante para librarse de responder por evicción, pues esa mala fe está castigada por
la ley en forma expresa. Tales clausulas serian además contrarias al principio de la buena fe que debe regir las
relaciones contractuales.

¿Quiénes tienen la acción de evicción y contra quienes puede ser ella dirigida?

De todo lo dicho hasta aquí se desprende que esta garantía se da:


a. En primer lugar, entre las partes contratantes. Que se da entre enajenante y adquirente no hay ninguna
clase de dudas ya que es precisamente una consecuencia de carácter onerosos del negocio;
b. Se extiende a lo herederos o sucesores universales, porque ellos continúan la persona de causante: los
herederos del adquirente pueden ejercerla contra su enajenante o contra sus herederos (salvo caso del beneficio
de inventario);
c. Los sucesores singulares a titulo onerosos (compraventa, permuta, cesión, etc.) pueden dirigir su acción
ya sea contra el enajenante, ya sea contra cualquiera su sus antecesores que hubieren enajenado el mismo bien
titulo onerosos. En efecto, el art. 1759 autoriza al adquirente a citar de evicción
“… Tanto quien trasmitió o dividió los bienes, como los antecesores en el titulo traslativo del dominio”
(2 parte), es decir, al enajenante originado o a las enajenantes anteriores. Esta acción puede dirigirse “omiso
medio”: sin necesidad de demandar primeramente al enajenante inmediato
De acuerdo al art. 1762, el último adquirente ejerce la acción de evicción contra el enajenante no inmediato en
nombre propio, y no en nombre de la persona que le transfirió la cosa. Esta solución tiene importancia sobre todo
en caso de insolvencia en enajenante inmediato.
LECCION 21
CONTRATO DE DONACIÓN.
Concepto.
“Habrá donación –dice el art. 1202- cuando una persona por actos entre vivos, transfiere gratuitamente
el dominio de una cosa, o un derecho patrimonial, a favor de otra, que la acepta”.
Para que la donación tenga efectos legales debe ser aceptada por el donatario, expresa o tácitamente. La
aceptación de la cosa que se quiera donar es requisito indispensable para que exista donación como contrato. La
conformidad del donatario y que lo hace válido como tal a partir del momento en que se ha formado el
consentimiento.

Metodología de Nuestro Código y la del Código Francés.


Nuestro Código Civil considera la donación como un contrato y la regula en el libro correspondiente a los
contratos. Algunos Códigos, entre ellos el francés, legislan la donación en la parte correspondiente a las
sucesiones, juntamente con los testamentos, porque consideran a la donación como un acto jurídico y no como un
contrato. El punto de partida está dado por el hecho que tantos los testamentos como las donaciones son actos a
título gratuito.
Los juristas que dicen que es un acto jurídico fundamentan su postura argumentando que, al no existir
bilateralidad, no puede hablarse de contrato.
Guillermo Borda afirma: “En su esencia, la donación es un acto unilateral de disposición gratuita de bienes, más
próximo a la disposición testamentaria que al contrato”.
Actualmente predomina la doctrina contractualista. A ella se ha adherido no solo nuestro Código, sino también los
de Alemania, suiza e Italia.

Caracteres.
Los elementos distintivos que caracterizan a la donación son:
a. Es un contrato consensual: Sólo produce efecto desde que hay acuerdo, es decir, desde que el
donatario acepta la donación.
b. Es un contrato unilateral: Sólo origina obligaciones para el donante. Aclaramos que ello no
ocurre en las donaciones con cargo y que además existe la posible obligación en el donatario, que es la de
pasar alimentos al donante en caso de que éste tenga necesidad de los mismos.
c. Es un contrato gratuito. Porque se realiza sin que haya beneficios patrimoniales para el
donante. No obstante, si la donación es con cargo o es remuneratoria, puede ser parcialmente onerosa.
d. Es un contrato formal y –en los casos más importantes- solemne. Así, por ejemplo, el art.
1213 establece que las donaciones de inmuebles, las donaciones con cargo de inmuebles, las donaciones
de prestaciones periódicas o vitalicias deben ser hechas por escritura pública, bajo pena de nulidad. Es
decir, en estos casos la formalidad es exigida “ad solemnitatem” y de no cumplirse ella no existiría
donación.
e. Es un contrato irrevocable, una vez perfeccionado con la aceptación. En el sentido de que
el donante por su sola voluntad no puede revocar la donación. Esto se desprende “a contrario sensu” de
los dispuesto por el art. 1203, que dispone que antes que la donación sea aceptada, el donante puede
revocarla expresa o tácitamente. Aquí la ley se refiere únicamente a la revocabilidad que dependa del puro
arbitrio del donante. En la donación, como en todo contrato, no faltan hipótesis de revocabilidad por
causas legítimas reconocidas por la ley.
f. Es un contrato personalísimo. Porque la persona del donatario no es indiferente para el
donante. Si concede una ventaja a alguien por algún motivo personal. Lo revela la etimología misma de la
palabra: “doni datio”, dación gratuita. El donar es un hecho que responde a un impulso espontáneo y
generoso que mueve al donante a otorgar a otra persona cierto beneficio sin intento de obtener ninguna
ventaja para sí.

Momento en que debe existir la capacidad


Dice el art. 1210: “La capacidad del donante y del donatario será juzgada con referencia a la fecha en
que la donación fuere comprometida o aceptada, respectivamente, o al día del cumplimiento, cuando
el acto estuviere sujeto a condición suspensiva”.
Como sabemos, la capacidad es un elemento esencial del contrato.
De acuerdo al texto legal, el donante debe ser capaz en el momento que acepta la donación. Y si la donación
estuviere sujeta a una condición suspensiva, el día en que la condición se cumpla.

Capacidad: Principio General. Excepciones.


El principio general está dado por las reglas que rigen la capacidad de las personas para contratar: los que tienen
capacidad para contrata tienen capacidad para hacer o aceptar donaciones, resultando la incapacidad la
excepción.
1. Personas que no pueden hacer donaciones. El art. 1208 dispone que no pueden hacer
donaciones la siguientes personas:
a. Los esposos entre sí. Durante el matrimonio; ni uno de los cónyuges puede a los hijos que el
otro tenga de otro matrimonio, o a las personas de quien éste sea heredero presunto el tiempo de la
donación. La segunda parte de la prohibición busca evitar que los cónyuges se hagan donaciones, pero
mediante los hijos de un anterior matrimonio o de alguna persona (por ejemplo, a los suegros) que luego
serían heredados, por el cónyuge a quien se quiere beneficiar. Hemos visto que el Código prohíbe a los
esposos realizar entre ellos toda clase de contrato.
b. El marido o la mujer a favor de terceros. Los cónyuges no pueden sin el consentimiento del
otro donar bienes inmuebles o muebles registrables que sean gananciales. “salvo en los límites
autorizados por este Código”.
c. Los representantes legales. Los padres, tutores y curadores no pueden hacer donación de los
bienes de sus hijos o pupilos. Como la donación implica un empobrecimiento, el Código ha querido limitar
las posibilidades de quienes detentan la representación legal de dichos incapaces, salvo los casos
expresamente autorizados (pequeños dádivas remuneratorias o presentes de uso, o cuando se trate de
una prestación alimentaria a los parientes de ellos).
d. Los mandatarios, sin poder especial para el caso. Los bienes que pueden donar deben estar
determinados en el poder. Este inciso concuerda en un todo con la enumeración de los actos que
requieren poder especial contenida en el art. 884.
e. Los menores adultos. Sin licencia de sus padres. Pueden, sin embargo, hacer donaciones de los
bienes adquiridos mediante el ejército de alguna profesión o industria.

2. Personas que no pueden aceptar donaciones. El art. 1209 enuncia en cuatro incisos a aquellas
personas que no están capacitadas para aceptar donaciones. A saber:
a. La mujer casada, sin la conformidad del marido, o la venia judicial del juez en su
defecto. Si bien el art. 31 de la Ley Nº 1/92 establece que serán propios los bienes adquiridos por los
cónyuges durante la unión por “herencia, legado, donación u otro título gratuito”, y el art. 37 por su parte
dispone la libre administración y disposición de los mismos, igualando los derechos de los esposos. “No
quedaría muy bien –dice Pangrazio comentando este inciso- que un señor done a una dama un importante
bien a espalda del marido. Si la oposición del marido no es razonable, por ejemplo, cuando la donación
proviene de un pariente cercano o de una persona a quien la beneficiaria por razones profesionales le ha
hecho un señalado bien, puede le juez autorizarle a aceptar la donación”.
b. Los tutores y curadores, a nombre de sus representantes, sin autorización judicial. Llama
la atención que los tutores y curadores (entre los cuales debemos incluir a los padres) deban recabar
autorización judicial para que ingrese un bien a título gratuito al patrimonio de su representado. En
realidad, la prevención de la ley esta dirigida a cierto tipo de donaciones remuneratorias que pueden
significar una afectación para el patrimonio del supuesto beneficiario. Entonces, en protección de los
incapaces se exige la autorización judicial.
c. Los tutores y curadores, en cuanto a los bienes de las personas que hubieren tenido a su
cargo, antes de rendir cuentas y de pagar el saldo que contra ellos resultare . De acuerdo al
inciso, estas personas también tienen incapacidad para recibir donaciones.
d. Los mandatarios, sin poder especial para el caso, o general para aceptar donaciones . En
el caso de los mandatarios, no pueden aceptar donaciones que se hagan a sus representados sin poder
especial o general para aceptarlas.

Bienes que pueden ser donados: Principio General.


Nuestro código ni dice cuáles específicamente son esos bienes. El art. 1211 dice simplemente que: “Pueden ser
donados los bienes que pueden ser vendidos”.
De acuerdo a nuestro ordenamiento civil, el objeto de la donación puede ser una “cosa” (objetos materiales) o un
“derecho patrimonial” (art. 1202). Se diferencia del Código de Vélez imperante en Argentina donde si lo que se
transfiere gratuitamente es un derecho habrá una cesión y no una donación.
Los bienes que están en el comercio pueden ser enajenados y, por lo tanto, lo que están fuera del comercio no
podrán ser objeto de donación.

Donaciones mortis causa y testamento.


En nuestra legislación no existe la donación para después de la muerte. Si alguien promete algo gratuitamente
para después de su muerte, no valdrá como donación (que es fundamentalmente un acto entre vivos), si no como
un testamento (que es un acto destinado a producir efectos jurídicos recién después de la muerte de quien la
efectuó), siempre y cuando que el acto de última voluntad llene las formalidades requeridas para este tipo de
actos jurídicas. Es decir, se regirá por otras disposiciones del Código, pero no las establecidas para la donación.
Así lo establece la primera parte del art. 1206; “Si alguien prometiere bienes gratuitamente para después
de su muerte, el acto solo valdrá cuando llenare las formalidades del testamento”.
Si el donante muere antes de que el donatario haya aceptado la donación, puede éste aceptarla, y los herederos
del donante estarán obligados a cumplir la promesa. (art. 1205, primera parte).
Si en vida el donante no hizo uso de la facultad de revocar la donación, la ley no puede presumirlo por el hecho de
su fallecimiento.
Por el contrario, si el donatario muere antes de aceptar la donación, ésta queda sin efecto, y sus herederos nada
podrán exigir al donante (art. 1205, segunda parte).

Forma y Prueba.
Desde el punto de vista histórico las donaciones siempre estuvieron sometidas a requisitos de forma, sin cuya
observancia las mismas carecían de valor y no producían efecto alguno.
Para nuestra ley la donación de ciertos bienes o derechos debe ser hecha, bajo pena de nulidad, en escritura
pública (actos formales “ad solemnitatem”). Pero fuera de los casos taxativamente previstos en el Código, la
donación puede ser realizada mediante forma no solemne. Así tenemos:
a. Las donaciones de inmuebles, las donaciones con cargo o de prestaciones
periódicas o vitalicias. Deben ser hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad (art. 1213).
El donatario debe aceptar en la misma escritura o –si estuviese ausente- en otra escritura de
aceptación posterior. Para probar la existencia de estas donaciones se deberá exhibir la
correspondiente escritura. Acá la escritura pública es exigida “ad solemnitatem”. Por ello, en estos
casos no rige el art. 701 lo cual significa que si estas donaciones se hubiesen hecho en
instrumento privado no se podrá luego demandar la escrituración.
b. Las demás donaciones (cosas muebles). Hechas por instrumento privado o sin acto
escrito, por la sola entrega de la cosa al donatario (donaciones manuales). Pero, si en juicio se
demandase la entrega de los bienes donados, el contrato sólo se probará por instrumento público
o privado, o por confesión judicial del donante (conforme al art. 1214).

Donaciones Condicionales.
El art. 1212 nos dice: la donación será nula:
A. Cuando incluya todos los bienes del donante, sin reservar parte o renta suficiente para su subsistencia.
Pero será válida si el donante se reserva el usufructo o una parte suficiente para afrontar sus necesidades.
El código establece que la donación de todos los bienes presentes del donante sin que éste haga reserva
alguna, ni reducción parcial, es nula y sin valor. Sin perjuicio, además, del derecho de sus herederos y de
sus acreedores, en caso que la donación sea válida.

B. Si estuviere sujeta a condición suspensiva o resolutoria que dejare al donante el poder directo o indirecto
de revocarla o modificarla. La donación es un contrato y como tal puede estar sujeta a condición
suspensiva o resolutoria. Pero si está sujeta a una condición y el cumplimiento de la condición depende
de la voluntad del donante, éste puede recuperar el bien donado cuando quiera. Y ello es contrario al
principio de la irrevocabilidad que rige en las donaciones.

C. Cuando versare sobre bienes futuros. La donación de bienes futuros es nula, porque el donante no puede
desprenderse de la propiedad de bienes que no tiene o sobre los cuales no tiene un derecho actual, aún
cuando exista la posibilidad de que los tenga bajo su poder. En cuyo caso solo sería una promesa y no una
donación propiamente dicha.

REVERSION DE LAS DONACIONES

NOCIÓN.
La palabra reversión es de origen latino y significa la restitución o devolución de una cosa a la persona que la
poseía primero. Con este sentido está empleado el término en el Código al tratar de la reversión de las
donaciones: los bienes que pertenecieron al donante vuelven a ser de él.
En doctrina se la conoce bajo la denominación de “pacto de reversión”, porque tiene que ser celebrado
especialmente en el momento de celebrarse el contrato de donación para que la reversión pueda operar.
FORMA
Este “pacto de reversión” tiene que ser expreso y establecido en beneficio exclusivo del donante (no puede
extenderse a favor de sus herederos ni de un extraño), y consiste en la reserva que hace el donante de la
devolución de la cosa donada en caso de la muerte del donatario, su cónyuge y sus descendientes, antes que él.
De manera que la reversión de las donaciones, en cuanto a su naturaleza jurídica, no es más que una condición
resolutoria del contrato de donación.
El concepto legal de reversión de las donaciones está contenido en el art. 1228, que dice: “El donante podrá
convenir la reversión de los bienes donados, para el caso de que el donatario falleciere antes que el
donante, o para el supuesto de la muerte del donatario, su cónyuge y sus descendientes.
Esta cláusula deberá ser expresa y tan sólo en provecho del donante. Cuando se hubiere pactado
conjuntamente en interés de él y de sus herederos, o del mismo y de un extraño, se tendrá por no
necesario respecto de los demás.

OPORTUNIDAD DE LA REVERSIÓN.

De acuerdo a lo previsto en el art.1228 del Código, el pacto de reversión puede ser establecido:
a. Por premoriencia del donatario. Premoriencia es la muerte anterior de alguien respecto de otro. El
primer paso previsto es de la muerte del donatario antes del donante. En tal caso la reversión se produce por el
solo hecho de la muerte del donatario, aun cuando sobrevivan su cónyuge y sus descendientes (primera parte art.
1229)
b. Por fallecimiento previo del donatario, su cónyuge y sus descendientes. El donante tendrá derecho
a la reversión si fallecen todos ellos. La situación es mucho más complejo: el donante tiene que sobrevivir al
donatario, a su cónyuge, a sus hijos, nietos y bisnietos. (segunda parte art. 1229)
c. Pero si la cláusula se hubiere establecido para el supuesto de la muerte del donatario sin hijos, la
existencia de éstos en ese momento, extinguirá el derecho de reversión, que no podrá renacer, aunque
sobreviviere a ellos el autor de la liberalidad. ( última parte art.1229)

RENUNCIA.
El donante puede renunciar este derecho en forma expresa o en forma tácita. En forma expresa expresando su
voluntad de la forma que ya conocemos. En forma tácita, autorizando que se celebre un acto jurídico de
enajenación de los bienes donados, o que el donatario grave con hipoteca sobre dichos bienes.
Es lo que dispone el Código en su art. 1230. “El asentimiento del donante para la venta de los bienes
donados, importa la renuncia al derecho de reversión en cuanto al comprador y al donatario; pero su
conformidad para constituir una hipoteca, sólo se exonera al acreedor garantizado por ella” es decir,
renuncia sólo a favor del acreedor hipotecario.
EFECTOS DE LA REVERSIÓN.
Si se cumple la condición, el dominio transmitido se revoca y las cosas vuelven a manos del donante como lo
determina el art. 1231, que dice: “Cumplida la condición estipulada, el donante podrá exigir que se le
restituyan los bienes, según las reglas del enriquecimiento sin causa”.
La reversión tiene efecto retroactivo. Si el donatario ha enajenado o gravado los bienes donados, éstos deben
volver al donante libre de toda carga o hipoteca. El art. 1232 establece: “La reversión tiene efecto
retroactivo. Hace de ningún valor los actos de disposición hechos sobre la cosa donada, cuya
propiedad vuelve al donante, salvo los derechos de terceros o adquirentes de buena fe”.
Cuando se trata de inmuebles y muebles registrables los terceros no pueden ignorar las condiciones de dominio. El
donante puede reivindicarlos por reversión porque sigue siendo el propietario, por el amparo que le brinda la
inscripción en el Registro Público.
Pero la situación varía cuando se trata de muebles que se encuentran en poder de terceros de buena fe, ya que no
es posible rescatarlos o reivindicarlos porque respecto de ellos la posesión vale título, defensa que el tercero
adquiriente de buena fe podrá oponer a la acción reivindicatoria del donante.
REVOCACION. CONCEPTO.

La revocación es siempre un acto unilateral, en el cual la extinción del contrato se produce por voluntad de una de
las partes, que retrae su voluntad originaria.
Se diferencia de la rescisión unilateral, en que puede hacerse al libre arbitrio del interesado, y de la resolución, en
que no requiere el incumplimiento de la otra aparte. Aniquila el contrato para el futuro, quedando firmes todos los
efectos ya producidos.
REVOCACIÓN DE LAS DONACIONES.
El art. 1203 dice que: “antes que la donación sea aceptada, el donante puede revocarla expresa o
tácitamente…”. En realidad lo que tiene es el derecho a retractarse de su promesa de donación antes de que sea
aceptada. Antes de que se forme el contrato se considera correcto emplear la palabra “retractación”, y no la
“revocación”, que corresponde a un contrato ya formado.

INEJECUCIÓN DE LOS CARGOS.


Cuando la donación ha sido aceptada hay contrato y, por lo tanto, no puede ser revocada sino por las causas que
el Código determina en forma expresa. Estas causas son: en primer término, por incumplimiento de los cargos. En
segundo lugar, por ingratitud del donatario hacia el donante. En tercer lugar, el Código alude a la revocación de
las donaciones por supernacencia de hijos.
INCUMPLIMIENTO DE LOS CARGOS.
Cuando el donatario no ha cumplido los cargos impuestos a la donación y se lo ha constituido en mora, el donante
puede revocar la donación y recuperar las cosas donadas. Es un derecho que corresponde exclusivamente al
donante y sus herederos.
DEUDAS DEL DONATARIO
Art.1233. “Cuando el donatario fuere constituido en mora para ejecutar los cargos o condiciones
impuestas, el donante o sus herederos podrán revocar la donación.
Los terceros beneficiarios de dichos cargos, sólo podrán reclamar su cumplimiento (no tienen acción
para pedir la revocación).Siempre que ellos (los cargos) fueren de interés público, la autoridad
competente tendrá el mismo derecho, después de fallecido el donante”.

El art. 1234 dispone que “el donatario responde del cumplimiento de los cargos sólo con las cosas
donadas, y no está obligado personalmente con sus otros bienes”.

¿A QUIEN ALCANZA LA REVOCACIÓN?

Art. 1235. “La revocación afectará únicamente al donatario y no a los terceros en cuyo beneficio las
condiciones o los cargos hubieren sido estipulados, quedando estos como obligación del donante”.

¿QUIÉN PUEDE DEMANDARLO?

Pueden demandar la revocación el donante y sus herederos (ART. 1233).

ABANDONO.

Puede liberarse de la responsabilidad del cumplimiento de los cargos abandonando las cosas donadas o bien
restituyendo el valor de los mismos, y si éstas por caso fortuito, queda libre de toda obligación (ART. 1234). Esta
solución del Código se explica considerando que la donación es una liberalidad, y mal se puede hablar de
liberalidad si va a causar un perjuicio patrimonial al donatario si queda obligado personalmente con el resto de sus
bienes.
TERCERO ADQUIRIENTE:

INGRATITUD DEL DONATARIO:

Los casos de ingratitud se dan, según el art. 1236:


a) cuando el donatario ha atentado contra la vida del donante, su cónyuge, o sus descendientes o
ascendientes;
b) cuando ha inferido injurias graves a las mismas personas, agraviándolas en su honor, o las hizo
víctimas de sevicia;
c) cuando ha rehusado alimentos al donante que los pidió para sí y las personas con derecho a
exigirlos de él; y
d) cuando ha cometido delitos graves contra los bienes del donante.
Puede considerarse que existe atentado contra la vida del donante, su cónyuge, sus descendientes o
ascendientes cuando, aunque no haya sentencia condenatoria, la conducta del donatario revele de una
manera indudable la intención de cometer dichos delitos.

Art.1237.”La prestación de alimentos sólo será exigible al donatario, cuando el donante no pudiere
obtenerlos de sus parientes obligados, o no se encontraren éstos en condiciones de dárselos.
En todos los casos podrá fijarse judicialmente, con arreglo a las circunstancias, la contribución del
donatario, o la suma total a cargo de éste. Incurrirá, no obstante, en ingratitud, cuando se negare a
prestar alimentos de urgencia, so pretexto de existir otros responsables”.

¿QUIENES PUEDEN PROMOVER LA ACCIÓN Y CONTRA QUIENES PUEDE SER ELLA PROMOVIDA?

Art.1238. “La demanda por revocación de la donación, no puede ser intentada sino contra el donatario,
y no contra sus herederos o sucesores; pero cuando ella ha sido entablada contra el donatario, puede
continuar contra sus herederos o sucesores”.

Art.1239. “Las donaciones onerosas y las remuneratorias, pueden ser revocadas por las mismas causas
que las gratuitas, sin perjuicio de reembolsar el valor de las cargas satisfechas, o el de los servicios
prestados.
Se aplica esta disposición a las remisiones gratuitas”.

EFECTOS

a. Entre las partes:


La revocación tiene completo efectos retroactivos.
b. Respecto de terceros:
Respecto de terceros, no tiene efectos por las enajenaciones hechas por el donatario, ni por las hipotecas u otras
cargas reales que se hubiese impuesto sobre los bienes donados, antes de serle notificada la demanda.

SUPERNACENCIA DE HIJOS.

Art.1241. “No se admitirá la revocación por ulterior nacimiento de hijos del donante, si expresamente
no se lo hubiere estipulado”.

El artículo establece que una donación no puede ser revocado por ulterior nacimiento de hijos al donante después
de ser aceptada “si expresamente no se hubiere estipulado”. El Código considera que una cláusula semejante
puede funcionar en su carácter de condición resolutoria, pero es necesario que las partes expresamente la
estipulen. Si no se inserta esta cláusula el donante no podrá revocar la donación. La estabilidad y la seguridad de
los negocios jurídicos conforman un principio fundamental del derecho.
REVOCACION CONVENCIONAL
EFECTOS CONTRA TERCEROS.

En cuanto a los efectos, todo dependerá de la redacción de la cláusula.

Lección 22
Mandato.
Mandato. Prenociones. Representación en general. Especies.
Es oportuno esclarecer conceptos. La representación, el mandato y el poder tienen caracteres propios. La
representación es definida como la institución en virtud de la cual una persona puede realizar un acto jurídico por
otra, ocupando su lugar.
La representación ha sido concebida como un instituto genérico.
En tanto que el contrato de mandato ha sido tratado con sus caracteres propios dentro del capítulo VII.
Al distinguir los conceptos de mandato y poder para representar en juicio es indispensable de toda
relación de mandato que pueda existir entre las partes; efectivamente, dicho poder, por sí solo, creara
obligaciones para el apoderado, relaciones ex lege, nacidas de la ley, que lo obligaran al cumplimiento de ciertos
actos (procesales por ejemplo) y ello sin perjuicio de que aparte, se establezcan mediante un contrato de
mandato, las relaciones entre las partes, como ser los honorarios, etc.
Para que el acto de la representación se ejecute válidamente se requieren dos condiciones:
a. Un poder de representación y;
b. Una actuación en nombre del representado.

La representación puede ser directa e indirecta. La representación directa es la más antigua y más
frecuentes en nuestros días. En esta el representante obra en nombre del representado y con efectos respetos del
representado. La representación indirecta se da cuando una persona formaliza el acto jurídico para sí, pero
actuando en interés de otra persona.
También está la referente a la representación legal o necesaria y la convencional.
Concepto moderno. Noción del mandato. Caracteres.
El artículo 880 del CCP nos da el concepto del mandato bajo los siguientes términos: “por el contrato de
mandato una persona acepta de otra poder para representarla en el manejo de sus intereses o en la ejecución de
ciertos actos.
El mandato tácito resultara de hechos inequívocos del mandante, de su inacción o silencio, o cuando en
conocimiento de que alguien gestiona sus negocios o invoca representación no lo impide, pudiendo hacerlo”.
De los términos del artículo predicho se puede corregir que el mandato conserva sus rasgos tradicionales.
En los casos que requiera poder especial su duración es restringida al plazo mayor para que los arrendamientos (5
años). Unas de las características novedosas que podemos extraer es en lo relativo a la onerosidad del contrato,
salvo convención expresa de las partes.
El mandato presenta los siguientes caracteres: CONSENSUAL, BILATERAL, ONEROSO Y NO SOLEMNE,
salvo las formalidades prescriptas por la ley.
Aplicación extensiva de las disposiciones pertinentes.
En el contrato de mandato se encuentran insertas las disposiciones que hacen estricta referencia a la
representación convencional. Sin embargo, sus disposiciones son también extensivas a otros tipos de
representaciones que guardan similitud en sus rasgos fundamentales con el mandato, tales como las relativas a
los factores, dependientes, apoderados, gestores, etc.
Capacidad.
La regla general para poder ejercer el mandato es la relativa a la facultad de administrar los bienes
ajenos; en tanto que para el mandante las reglas son las referentes a la posibilidad de administrar bienes propios
y poder delegarlas en otros.
Nuestro código concede la capacidad para ejercer el comercio y cualquier otra actividad licita a la persona
que haya cumplido 18 años de edad y obtenga la venia respectiva de sus padres o en su defecto la judicial. En
consecuencia el mandato es válido tanto con respecto al mandatario como en los terceros.
Artículo 882: “el mandato podrá ser válidamente conferido a un menor que haya cumplido 18 años. El
otorgante estará obligado por su ejecución, tanto respecto del mandatario, como de los terceros con quienes este
hubiere contratado.
El mandatario incapaz podrá obtener la nulidad del contrato cuando fuere demandado por su
incumplimiento o por rendición de cuentas, salvo las acciones del mandante por lo que el mandatario hubiere
convertido en su provecho o derivadas de actos ilícitos”.
Si el mandatario no ejecuto el contrato y fue demandado por el mandante, este menor podrá oponer
nulidad del contrato, también extensivo para el caso de ser apremiado por rendición de cuentas, pero quedando a
salvo las acciones que el mandante posee por lo que el mandatario hubiere convertido en su provecho. No sería
justo que el menor amparado en una relativa incapacidad obtuviera un enriquecimiento sin causa y tampoco se lo
excuse de los actos ilícitos que cometiere para la ejecución del contrato.
Objeto.
El mandato puede tener por objeto toda clase de derechos y acciones que tengan fines ilícitos, y no
requieran poderes especiales como la preceptúa explícitamente el artículo 884.
Forma.
Hemos dicho reiteradamente que el mandato no es un contrato solemne pero bajo circunstancia
particulares requieren de una instrumentación pública para que surta efectos. En el caso de los poderes especiales
que se requieren para poder efectuar actos facultativos por el mandatario y que están expresamente consignados
en el documento especial. El articulo 884 estipula los casos en que se requieren poderes especiales, tales como:
novación de obligaciones, reglas y facultades a procesos judiciales, transacciones, realización de cualquier acto
oneroso sobre bienes, hacer donaciones y poder revocarlas, dar o recibir dinero en préstamos, constitución del
mandante en depositario, obligar al mandante a prestar cualquier servicio, formar sociedad, constituir al
mandante en fiador, aceptar o repudiar herencias, reconocer herencias, etc.
Extensión.
Artículo 883: “el mandato concebido en términos generales solo comprenderá los actos de administración,
aunque el mandatario declare que no se reserva ningún poder, o que el mandatario puede hacer cuando juzgue
conveniente o existente cláusula general y libre gestión.”
Pluralidad de mandatarios.
Articulo 888: “cuando en el mismo instrumento se hubiere nombrado dos o mas mandatarios, se
entenderá que la designación fue hecha para ser aceptada por uno solo en el orden en que estén indicados, con
las excepciones siguientes:
a. cuando fueren designados para que intervengan todos o algunos de ellos conjuntamente;
b. si lo hubieren sido para desempeñarlo todos o algunos de ellos separadamente, o el mandante
dividiere la gestión entre los mismos, o los facultare para dividirlos entre si; y
c. cuando han sido nombrados para actuar uno de ellos a falta del otro, u otros”.

Articulo 889: “aceptado el mandato por uno de los nombrados, su renuncia, falleciendo o incapacidad
sobreviviente, dará derecho a cada uno de los otros para aceptarlo, según el orden de su designación”.
Obligaciones del mandatario. Ejecución del mandato. Limites.
El articulo 891 inciso a) es muy claro diciendo que el mandatario deberá ejecutar fielmente el
contrato de acuerdo con la naturaleza del negocio y dentro de los límites del poder, ajustándose a las
instrucciones recibidas. No se juzgara que se aparto de ellas si hubiese cumplido de una forma más
ventajosa que la indicada.
Ejecución dañosa.
El inciso b) del artículo 891 dispone que el mandatario deberá de abstenerse de ejecutar el
mandato cuando de ello resultare un daño manifiesto para el poderdante, y en caso de haberlo
ocasionado, el inciso d) prevé que el mandatario responda por los daños y perjuicios derivados de la
inejecución total o parcial del mandato si le fuere imputable.
Conflictos de intereses.
El inciso h) del artículo 891 determina que el mandatario deberá posponer sus intereses en la
ejecución del mandato, si mediare entre los suyos y los del mandante.
Entrega de lo recibido.
El inciso f) del artículo 891 obliga al mandatario que restituya cuando recibió del poderdante y no
hubiese dispuesto por su orden, así como tambien lo que obtuvo de tercero, aunque fuere sin derecho, las
ganancias derivadas del negocio, los títulos, documentos y papeles que le hubieran sido confiados, salvo
las cartas o instrucciones entregadas con motivo de la ejecución del contrato.
Rendición de cuentas. Exoneración.
El inciso e) del articulo 891 nos dice que el mandatario deberá dar cuantas de sus operaciones, sin
que la previa relevación de ello por el mandante le libere de los cargos que este puede justificar contra el.
Ganancias licitas.
El artículo 892 dispone que si el mandatario, violando lo dispuesto en el inciso g) del artículo
anterior, hubiere recibido, aun después de finalizar el encargo un provecho secreto o ilícito del tercero con
quien hubiese tratado por cuenta del principal, podrá ser compelido a entregarlo y perderá todo derecho a
la retribución.
Aplicación de cantidades a usos propios.
El artículo 893 nos dice que el mandatario deberá intereses por las cantidades que aplico a uso
propio, desde el día en que lo hiciere y por la que debiere a partir de la fecha en que se hubiese
constituido en mora de entregarlas.
Será responsable asimismo, por los daños que el abuso confianza que causare al mandante.
Mandatario imposibilitado de obrar o que se excusa de actuar en un negocio
determinado.
El inciso g) del artículo 891 dispone que el mandatario a falta de autorización del mandante,
deberá abstenerse de otro beneficio o provecho en el ejercicio del mandato, salvo el previsto para
efectuarse el contrato. Igualmente cualquier imposibilidad o negativa a ejercitar alguna gestión o labor en
virtud del mandato deberá justificarla sobre la base de la fuerza mayor o caso fortuito en su
incumplimiento a las órdenes del mandante.
Responsabilidad del mandatario.
Articulo 894: “el mandatario responde por el dinero que tuviere en su poder por cuenta del
mandante, aunque se pierda por caso fortuito o fuerza mayor. Si el dinero estuviere contenidos en cajas o
sacos cerrado no responderá por el accidente, a no ser que hubiere incurrido en negligencia al no
depositarlo en los bancos locales”.
Pluralidad de Mandatarios

Art.895.- Si hubiere solidaridad entre diversos mandatarios, ésta cesará cuando el daño naciere de actuar
uno de ellos por separado, violando las reglas del contrato. Siempre que debieren intervenir conjuntamente, el
que se negare a cooperar será único responsable de los daños y perjuicios derivados de la inejecución.

Substitución del mandatario


Art.904.- El mandatario podrá substituir en otra persona la ejecución del mandato. En este caso, sus
relaciones con el sustituto se regirán por las reglas que gobiernan el contrato principal. Responderá de la persona
que hubiere elegido, cuando no se le acordó aquella facultad. Si la tuvo, pero sin designación de nombre, quedará
obligado, siempre que hubiere escogido persona de insolvencia o incapacidad notorias.
Si sustituyere el poder en la persona que se le indicó, el mandatario quedará exento de responsabilidad.
Obligaciones del Mandante. Responsabilidad por los actos del Mandatario. Principios
Ratificación: El mandante es responsable por los actos ejecutados por el mandatario dentro de los limites
del poder conferido, e incluso, debe pagar todos los gastos atinentes a la representación. Sin embargo, no será
responsable cuando el mandatario ejecutare actos fuera de los términos del poder, o que sean ilícitos o ajenos a la
naturaleza del negocio para el cual ha sido contratado, en cuyo caso deberá responder personalmente el
mandatario, salvo aquellos beneficios que ha otorgado al negocio del mandante que podrán ser ejecutadas por los
terceros perjudicado. La ratificación se presume hecha expresa o tácitamente. Es tácita cuando el mandante no
manifestó conducta contraria a la aceptación, o cuando ha cometido actos del mandatario sin oponerse a ella, o
sin llamar la atención, tal es lo que se extrae del
Art.880.- Por el contrato de mandato una persona acepta de otra poder para representarla en el manejo
de sus intereses o en la ejecución de ciertos actos. El mandato tácito resultará de hechos inequívocos del
mandante, de su inacción o silencio, o cuando en conocimiento de que alguien gestiona sus negocios o invoca su
representación no lo impidiere, pudiendo hacerlo.

Pluralidad de Mandantes

Art.903.- Cuando dos o más personas nombraron mandatario para un negocio común, quedarán obligados
solidariamente por todos los efectos del contrato.

Liberación de los compromisos personales

Art.898. INC
d. liberarle de las obligaciones que hubiese contraído con terceros en cumplimiento del mandato y
proveerle de las cosas o sumas necesarias para exonerarse de aquéllas

CESACIÓN

De la extincion del Mandato


Art.909.- El mandato se extingue:
a) por cumplimiento del negocio para el que fuere constituido;
b) por vencimiento del plazo determinado o indeterminado impuesto a su duración;
c) por revocación del mandante;
d) por renuncia del mandatario;
e) por muerte de cualquiera de las partes;
f) por incapacidad sobreviniente a uno de los contratantes. El poder otorgado por la mujer antes de su
matrimonio, subsistirá en cuanto los actos que le son permitidos realizar; y
g) cuando se tratare de un mandato sustituido, por la cesación de los poderes del sustituyente, aunque
éste fuere un representante necesario.

Art.910.- Se extinguirá el mandato respecto del mandatario y de los terceros con quienes éste hubiere
contratado, cuando supieren o hubieren podido saber la cesación de aquél.
Los actos que el mandatario ha realizado antes de conocer la extinción del mandato son válidos respecto
del mandante o sus herederos.
Art.911.- Será facultativo para los terceros, obligar o no al mandante por los contratos que hubieren
hecho con el apoderado, ignorando la cesación de éste, pero el primero no podrá prevalecerse de tal
circunstancia, para obligarles por lo realizado después de la extinción del mandato.
Art.912.- No obstante la extinción del mandato, es obligación del mandatario, de sus herederos o
representantes de sus herederos incapaces, continuar por sí, o por otros lo negocios comenzados que no admiten
demora, hasta que el mandante, sus herederos o representantes dispongan sobre ellos, bajo pena de responder
por el perjuicio que de su omisión resultare.

REVOCACIÓN, Formas

EXPRESA
Art.913.- El mandante puede revocar el mandato.
El nombramiento de un nuevo apoderado para el mismo negocio importará revocar el mandato anterior, a
partir del día en que se notificare al primer representante. La revocación tendrá lugar, aunque el segundo poder
no produzca efecto por la muerte o incapacidad del nuevo mandatario, o porque éste no lo acepte, o si el
instrumento fuer nulo por falta o vicio de forma.
Revocado el mandato por cualquier causa, deberá devolverse el instrumento en que constare.

TACITA
Art.914.- Interviniendo directamente el mandante en el negocio encomendado al mandatario, y
poniéndose en relación con los terceros, queda revocado el mandato, si él expresamente no manifestase que su
intención no es la de revocarlo.

EFECTOS DEL MANDATO ESPECIAL SOBRE EL GENERAL

Art.915.- Cuando el mandato es general, la procuración especial dada a otro mandatario, deroga, en lo
que concierne a esta especialidad la procuración general anterior.
La procuración especial no es derogada por la procuración general posterior, dada a otra persona, salvo
cuando comprendiese en su generalidad el negocio encargado en la procuración anterior.

IRREVOCABILIDAD

Art.916.- El mandante puede revocar el mandato, pero si se hubiere pactado la irrevocabilidad,


responderá
de los daños, salvo que medie una justa causa.
El mandato conferido en el interés común del mandante y mandatario o de éste exclusivamente, o de un
tercero, no se extingue por la muerte o la incapacidad sobrevenida al mandatario, ni por revocación de parte del
mandante, salvo estipulación en contrario, o que concurra una justa causa.
Art.917.- Es también irrevocable el mandato, salvo que medie justa causa:
a) en los casos en que fuese condición de un contrato bilateral, o el medio de cumplir una obligación
contratada, como el mandato de pagar letras u órdenes; y
b) cuando fuese conferido al socio, como administrador o liquidador de la sociedad, por disposición
del contrato social, salvo cláusula en contrario, o disposición especial de la ley.

RENUNCIA

Art.918.- El mandatario que renuncia sin justa causa al mandato debe resarcir los daños al mandante. Si
el mandato es por tiempo indeterminado, el mandatario que renuncia sin justa causa está obligado al
resarcimiento, si no ha dado un oportuno preaviso.
El mandatario, aunque renuncie con justa causa, debe continuar sus gestiones, si no le es del todo
imposible, hasta que el mandante pueda tomar las disposiciones para ocurrir a esta falta.

OTRAS CAUSALES

Art.920.- La incapacidad sobreviniente del mandante o mandatario sólo extinguirá el mandato en la


medida en que alguno de ellos pierda el ejercicio de sus derechos.
Art.921.- El mandato conferido a varias personas designada para operar conjuntamente se extingue
aunque la causa de extinción concierna a solo uno de los mandatarios, salvo pacto en contrario.

EFECTOS DE LA CESACIÓN

Con respecto al mandante, cesa el mandato desde el momento en que el mandatario le hubiere notificado
de tal cesación. Igual cosa ocurre en los terceros que han sido notificados del actitud. Sin embargo, cuando los
terceros ignorasen que el mandato para efectuar contratos por el mandatario hubiere cesado, aquellos tendrán
poder para exigir el cumplimiento del contrato en razón de que estos han obrado de buena fe. Al tercero lo único
que importa el es hecho de que ha creído contratar con un mandatario eficaz, independientemente de los actos
efectuados entre mandante y mandatario del cual resulte la extinción de dicho poder.
Igualmente extinguido el mandato, el mandatario deberá continuar en la gestión del negoció hasta que el
mandante en un tiempo prudencialmente estimable retome tales actividades bajo su riesgo y cuenta.

MANDATOS ESPECIALES OCULTOS Y COLECTIVOS


MANDATO OCULTO: El mandatario en el ejercicio de su mandato, puede contratar en su propio nombre o
en el de su mandante. Se contrata en su propio nombre cuando no se obliga al mandante respecto del tercero. El
mandante, sin embargo, puede exigir una subrogación judicial en los derechos y acciones que nazcan de los actos
efectuados por su poderdante con él o los terceros. A la vez, los terceros acreedores tienen la facultad de exigir
del mandante que cumplan con las obligaciones subsistentes de los actos del mandatario y que éste no los haya
cumplido en la forma debida.

El contrato de mandato oculto se da generalmente en dos casos:


a-) En comisión cuando el comisionista contrata en nombre propio pero por cuenta ajena
b-) Prestanombre cuando un tercero efectúa el contrato, pero los derechos adquiridos de dicho acto son
realmente relativos a un tercero.

MANDATO COLECTIVO

En los sindicatos, asociaciones profesionales, arreglos preventivos de convocatoria de acreedores,


aparecen la mayoría de las personas asumiendo la representación de todas ellas. La naturaleza jurídica de esta
representación no ha sido bien definida, pero se entiende que este mandato se efectiviza por la personalidad
colectiva de la asociación o comunidad formalizada y el miramiento de dichos fines está encaminada la
representación. Existe pues, estrecha relación con las personas jurídicas y más aún con las sociedades.

GESTIÓN DE NEGOCIOS

DE LA GESTION DE NEGOCIOS AJENOS


Art.1808.- El que sin estar obligado a ello, asume a sabiendas la gestión de negocio ajeno, debe
continuarla y conducirla a término, conforme con el interés y la voluntad presumible de su dueño, mientras éste
no esté en condiciones de hacerlo por sí mismo.
Son requisitos necesarios para la gestión, los siguientes
a. El gestor debe tener capacidad para contratar
b. Debe tratarse de un negocio ajeno
c. El negocio debe preexistir a la gestión y no ser creado por ella.
d. Una vez asumido el negocio debe concluirlo conforme al interés e intención presumible de
su titular; y
e. No debe existir mandato ni representación alguna en dicho negocio por parte del que
efectúa la gestión.

PRUEBAS

Se admiten todo tipo de pruebas, según aquellas que la ley le confiere un valor superior. Cabe mencionar
que el régimen de pruebas no está ajustada al aplicable a los contratos en razón que la gestión de negocios no es
un contrato.

EFECTOS JURÍDICOS OBLIGACIONES DEL GESTOR Y DEL DUEÑO DEL NEGOCIO.

EFECTOS

Art.1810.- El gestor debe comunicar al dueño del negocio la gestión que asumió, aguardando respuesta
para continuarla si la demora no resultare perjudicial.
Art.1811.- El gestor queda sujeto a las obligaciones inherentes al mandatario. Sin embargo, podrá el juez,
tomando en cuenta las circunstancias que indujeron al autor a asumir esa responsabilidad, moderar el
resarcimiento de los daños a los que estaría obligado por efecto de su culpa.
Art.1812.- Cuando la gestión ha sido conducida útilmente, el interesado debe cumplir las obligaciones
asumidas por el gestor en su nombre y reembolsarle los gastos necesarios o útiles que haya efectuado, más lo
intereses, desde el día en que se hicieron.
Art.1814.- La ratificación del interesado produce los efectos del mandato conferido al tiempo de la
iniciación de la gestión, aunque el gestor hubiere creído ocuparse de un negocio propio.
Art.1815.- El juez puede, por razones de equidad y atento a las circunstancias especiales del caso, fijar
una módica retribución al gestor, a cargo del interesado.

GESTOR IRREGULAR

Art.1813.- Las disposiciones del artículo precedente no se aplican cuando la gestión se cumplió contra
prohibición lícita del interesado, en cuyo caso las relaciones entre gestor y dueño se regirán por las normas que
regulan el enriquecimiento sin causa.

CONCLUSIÓN
Concluye la gestión por el cumplimiento del negocio o por terminación del objeto de dicho negocio, claro
está que siempre todo esto se efectuará mediante rendición de cuentas.
EMPLEO ÚTIL
Concepto: El empleo útil representa la aplicación más típica del enriquecimiento sin causa, al extremo de
que la doctrina y la jurisprudencia francesa identificaban aquella teoría sobre la base de la acción in rem verso,
conferida a la persona que introduce capitales en el patrimonio de otros, requiriendo de su devolución en la parte
del que ha resultado un beneficio para el tercero en virtud de que de no hacerlo así, se daría un enriquecimiento
sin causa por parte de aquel.
La diferencia del empleo útil con la gestión de negocios radica en el hecho de que en el empleo útil se da
una disminución en el patrimonio de uno y un aumento en el patrimonio de otro; mientras que en la gestión, el
dueño es responsable de una remuneración hacia el gestor, solo cuando dicha acción ha resultado un beneficio útil
al titular del negocio.
GASTOS FUNERARIOS ACCIÓN “IN REM VERSO”
“Los gastos de entierro proporcionados a las condiciones del fallecido y acorde con los usos locales podrán
ser cobrados de las personas que hubiesen tenido obligación de prestar alimentos al difunto, si este no dejare
bienes suficientes.

LECCION 23
FIANZA
GARANTIAS PERSONALES
● Los Derechos reales están representados por la prenda y la hipoteca.
● En efecto, en virtud de ellas, los deudores garantizaban el pago íntegro de sus obligaciones mediante la
entrega de una cosa inmueble o mueble. Sin embargo, en las garantías personales, el cumplimiento de la
obligación no se garantizaba sobre la base de una cosa, sino de otra persona que secundariamente podía
ser compelida por el acreedor al pago de la deuda subyacente. Es figura contractual representativa de las
garantías personales, el de la Fianza.

CONCEPTO
● El artículo 1.456 conceptúa a la Fianza bajo los siguientes términos: Por el contrato de fianza una parte se
obliga accesoriamente respecto de la otra, a cumplir la obligación de un deudor de ésta. La promesa de
Fianza solo produce efecto si es aceptada.

SON REQUISITOS
● El consentimiento de las partes, es decir, por oferta de que requiere caucionar la deuda de otro, y la
aceptación de acreedor. No es necesario el concurso del tercero, deudor principal, desde que la fianza
puede constituirse sin orden o a pedido suyo, o sea aún ignorándolo y también aún contra su prohibición
como lo enseña Duranton.
● La forma escrita ad solemnitatem.
● Una deuda válida y exigible en seguridad de la cual la fianza se constituye, salvo que la obligación sea
anulable por incapacidad del deudor.
● La obligación personal asumida por el fiador de pagar la deuda de un tercero en el caso de que éste no la
pague, requisito al cual se subordina la constitución de una fianza, proposición a la que en caución de una
deuda de otro, pone un determinado bien a disposición del acreedor, como en el caso del deudor de
prenda o de hipoteca con que limita su responsabilidad que asume. Viene de aquí que los acreedores no
garantizados por fianza quedan excluidos de concurrir sobre el patrimonio del fiador, sino solo del
patrimonio del deudor principal.
● La imitación de la obligación asumida por el fiador para el caso de que el deudor principal no lo pague,
pues, dado su carácter accesorio, no puede tener objeto una prestación distinta de la que constituye el
objeto de la obligación principal, no exceden el monto de ésta, ni ser subordinada a condiciones más
onerosas.
● Es subsidiaria porque la obligación del fiador nace como consecuencia de la falta de cumplimiento por
parte del deudor principal.
● Es subsidiaria porque la obligación del fiador nace como consecuencia de la falta de cumplimiento por
parte del deudor principal.
● Es accesorio, porque depende siempre de una obligación principal.
● Es subsidiaria porque la obligación del fiador nace como consecuencia de la falta de cumplimiento por
parte del deudor principal.
● Es gratuita, pues para que la misma revista la naturaleza de ser onerosa debe constar en forma expresa
en el Instrumento Obligacional.

CAPACIDAD
● El artículo 1.458 dispone; que pueden ser fiadores todos los que tienen la libre administración de sus
bienes.
● No pueden serlo:
● Los menores emancipados aunque obtengan autorización judicial;
● Las asociaciones de utilidad pública y las fundaciones;
● Los administradores de sociedades, si no tuvieren poderes especiales para afianzar. Quedan incluidos
entre ellos losde sociedades anónimas.
● Los mandatarios, a nombre de sus mandatarios, si no tuvieren poderes especiales, y;
● El cónyuge administrador, bajo el régimen de comunidad de bienes, sin la conformidad del otro.
EXTENSION
● El artículo 1.462 dispone; “El fiador puede obligarse a menos y no a más que el deudor principal; pero
puede por garantía de su obligación constituir toda clase de seguridades. Si se hubiere obligado a más, se
reducir su obligación a los límites de la del deudor.”
● El articulo 1.463 dispone; “Si la deuda afianzada era ilíquida y el fiador se obligó por cantidad
determinada, solo responderá por la expresada, aunque por la liquidación de aquella resultare que
excedida del valor prometido por el fiador.”
● El artículo 1.464 dispone; “Si la fianza fuere por el importe de la obligación principal o expresare la suma
de ella, comprenderá no solo ésta sino también los intereses, estén estipulados o no, pero si la fianza es
indefinida, se deberán también los gastos judiciales desde la citación al fiador y los posteriores.”

EFECTOS ENTRE EL ACREEDOR Y EL DEUDOR PRINCIPAL


● artículo 1.471 dispone; “El fiador está obligada solidariamente con el deudor principal al pago de la deuda.
● Las partes pueden convenir, sin embargo que el fiador no sea obligado a pagar antes de la excusión de los
bienes del deudor principal. En tal caso, el fiador que sea demandado por el acreedor y quiera valerse del
beneficio de excusión, debe indicar los bienes del deudor principal que deben ser sometidos a ejecución.
● Salvo pacto en contrario, el fiador está obligado a anticipar las costas necesarias.”

ENTRE EL FIADOR Y EL ACREEDOR


● El Art. 1473 por su parte dice: “Si varias personas han prestado fianza por un mismo deudor y en garantía
de una misma deuda, cada una de ellas esta obligada por la deuda entera, salvo que se hayan pactado el
beneficio de la división”.
● Finalmente el Art. 1475 habla del caso de que el fiador asegurase su compromiso con otra persona, o sea,
se daría el caso del fiador del fiador. En estas circunstancias, el fiador del fiador no esta obligado frente al
acreedor sino solo en el caso de que el deudor principal y todos los fiadores de este sean insolventes o
sean liberados por ser incapaces.

OTRAS DEFENSAS QUE PUEDE OPONER EL FIADOR


● El Art. 1742 nos dice: “El fiador puede oponer a la acción del acreedor todas las excepciones propias y las
que correspondan al deudor principal que no provengan de su incapacidad personal”

ENTRE EL FIADOR Y EL DEUDOR


● Art. 1476: “El fiador que pagare la deuda, aunque se hubiere obligado contra la voluntad del deudor,
queda subrogado en todos los derechos, acciones, privilegios y garantías del acreedor contra el deudor,
anterior y posteriores a la fianza, sin necesidad de cesión alguna”.

MEDIDAS DE PRECAUCION
● El Art. 1481 dispone que el fiador si fuere demandado judicialmente para el pago de la deuda, puede
accionar contra el deudor, aun antes de haberla pagado, para que este le exonere de la fianza. El deudor
debe prestar otro fiador que sustituya al primero y sea aceptado por el acreedor. Si el deudor no
presentare otro fiador, o este no fuere aceptado por el acreedor, la fianza seguirá vigente, pero el fiador
puede exigir del deudor garantías suficientes para responder de las obligaciones derivadas de la fianza. En
caso de no haberlas, puede embargar bienes del deudor en cantidad suficiente para cubrir el importe de la
deuda afianzada.

SUBROGACION
● El Art. 1476 nos decía en palabras que siendo la obligación del fiador, solidaria, es de justicia que este
subrogado en todos los derechos, acciones, privilegios y garantías del acreedor contra el deudor
extendiéndose inclusive a esos derechos anteriores y posteriores a la fianza, sin que se formalice cesión
alguna.

EXONERACION
● Art. 1749: “El fiador no tendrá la acción de repetición contra el deudor principal si por haber omitido
hacerle saber el pago hecho, el deudor pagare igualmente la deuda. Si el fiador ha pagado sin ser
demandado ni haber dado aviso de ello al deudor principal, podrá oponerle las excepciones perentorias
que habría podido oponer al acreedor principal en el acto del pago. En ambos casos, queda a salvo al
fiador la acción de repetición contra el acreedor”.
● Art. 1480: “Tampoco el fiador podrá exigir del deudor el reembolso de lo que hubiere pagado, si dejo de
oponer las excepciones que sabia tenia el deudor contra el acreedor, o cuando no produjo las pruebas, o
no interpuso los recursos que podría oponer a la acción del acreedor”.

ENTRE FIADORES
● Art. 1483: “Si varias personas han prestado fianza por un mismo deudor y por una misma deuda, el fiador
que pago tiene acción de repetición contra los otros fiadores por su parte alícuota. Si uno de estos es
insolvente, la perdida se distribuirá por contribución entre los otros fiadores, incluido aquel que hizo el
pago”.
● Art. 1484: “Al fiador que hubiere hecho el pago podrán los otros fiadores oponerles todas las excepciones
que el deudor principal podría oponer al acreedor; pero no las que fueren meramente personales de este.
Tampoco podrán oponer al cofiador que ha pagado, las excepciones puramente personales que
correspondieren a el contra el acreedor y de las cuales no quiso valerse”.

EXTINSION MEDIDAS DIRECTAS E INDIRECTAS


● Medidas Indirectas: El Art. 1486 habla de esta, diciendo que la fianza concluye por la extinción de la
obligación principal y por las mismas causas que las obligaciones en general y las accesorias en particular.
● Medidas Directas: Los Art. 1488 al 1490 hace mención de las distintas formas en que directamente las
fianzas se extinguen y pasamos a citarlas en forma ordenada:
● La fianza se extingue aunque exista plazo, si el fiador falleciere antes del vencimiento de este, por las
obligaciones derivadas de ella hasta el día del fallecimiento, pasaran a cargo de los herederos.
● Cuando la subrogación en los derechos del acreedor solo se ha hecho imposible en una parte, el fiador
queda libre únicamente respecto a esa parte.
● La prorroga del plazo hecho por el acreedor, sin consentimiento del fiador, extingue la fianza.
● También habrá extinción de la fianza por novación de la obligación hecha entre acreedor y deudor
principal, aunque el acreedor la hiciere con reserva de conservar sus derechos contra el fiador.
● La renuncia onerosa o gratuita del acreedor hecha a favor del deudor principal, extingue la fianza, con
excepción de renuncia en acuerdo de acreedores, aunque ellas importen la remisión de la deuda y aunque
los acreedores no se reserven expresamente sus derechos contra el fiador.
● Si el acreedor acepta en pago de la deuda otra cosa distinta de la que le era debida, aunque después la
pierda por evicción, se extingue la fianza.

Lección 24
CONCEPTO DE COMODATO
"Habrá comodato cuando una persona entregue gratuitamente a otra una cosa inmueble o mueble no fungible ni
consumible para que ésta la use devolviéndole luego la misma cosa."

CARACTERES
● Es un contrato real: sólo se perfecciona con la entrega de la cosa.
● Es un contrato gratuito: el comodante no recibe retribución alguna.
● En el derecho romano se consideraba unilateral, pero hay autores que dicen que es un contrato
bilateral, como por ejemplo Larenz o Toullier, porque ambas partes resultan obligadas, el comodante a
permitir el uso de la cosa por el tiempo pactado, y el comodatario a cuidarla y devolverla en su momento.
● Las cosas no fungibles pueden ser objeto del comodato. Los consumibles están excluidos, a menos
que se presten para un uso momentáneo que no exige consumo (por ejemplo, para exhibición). 

ELEMENTOS
● El contrato nace con la entrega de la cosa
● Es gratuito y con facultad de usarla en favor del comodatario.
● El comodatario debe devolver la misma cosa en el mismo estado.

COMPARACIÓN CON OTROS CONTRATOS


● Comodato y locación: ambos tienen por objeto el uso de cosas no fungibles. La diferencia es que el
contrato de locación no es real. Hay contrato de locación desde que se celebra, aún cuando no se entregue
el bien, con todos sus efectos.
● Comodato y usufructo: en ambos no se puede alterar la sustancia de la cosa. Pero en el usufructo la
persona que recibe la cosa tiene derechos sobre ella.
● Comodato y mutuo: La diferencia esencial está en la clase de cosas y el destino respectivo. En el mutuo
es el consumo, siendo su obligación la restitución de una idéntica cantidad de cosas de la misma especie y
calidad; y en el comodato es el uso, devolviendo exactamente lo mismo prestado, en las mismas
condiciones.
● Comodato y donación: El contrato de donación es consensual y queda perfeccionado por el simple
consentimiento y la cosa es transferida del donante al donatario. El comodato se cumple con la entrega de
la cosa y la transferencia no existe; sólo el comodante permite el uso gratuito de la cosa entregada.

FORMACIÓN DEL CONTRATO


La promesa del comodato

Art. 1272.- El contrato de préstamo será comodato, cuando una de las partes entregare a la otra gratuitamente,
con facultad de usarla, alguna cosa no fungible, siempre que fuere individualizada a los efectos de su restitución.
Art. 1273.- El contrato de comodato no está sujeto a forma alguna, y puede ser aprobado por todos los medios
de prueba.
Art. 1274.- El derecho de servirse de la cosa y la obligación de restituirla al comodante, nacen para el
comodatario desde que adquiera la tenencia de ella.
Art. 1275.- El comodatario está obligado a poner en la custodia y conservación de la cosa la misma diligencia que
en el cuidado de la cosa propia. No puede servirse de ella más que para el uso determinado en el contrato o por la
naturaleza de la cosa. No puede conceder a un tercero el goce de ella sin el consentimiento del comodante.
No cumpliendo el comodatario sus obligaciones, podrá el comodante pedir la inmediata restitución de la cosa, con
los daños y perjuicios por los deterioros que ésta sufra por culpa del comodatario. Se determina que "la promesa
de hacer un empréstito de uso no da acción alguna contra el prominente" 
La norma se justifica por ser un contrato real y gratuito, y desde el punto de vista económico no hay movimiento.
Sin embargo, esto no implica que por vía de otras normas no se atiendan situaciones específicas; por ejemplo, si
el futuro comodatario hiciere gastos o inversiones sobre la cosa, tendrá derecho a recuperarla por vía de
enriquecimiento sin causa.
En consecuencia, el Cód. Civil excluyó posibles consecuencias jurídicas a la promesa del comodato y su
incumplimiento no dará acción alguna a quien haya sido perjudicado por tal incumplimiento. El comodato no sólo
es un contrato gratuito, sino que es una prestación de cortesía. Es un acto de buena voluntad y solidaridad
humana. 

QUIÉNES PUEDEN SER COMODANTES:


No es indispensable ser propietario de la cosa que se da en comodato, basta tener sobre ella un derecho real o
personal de uso y goce. No pueden prestar la cosa las personas que se encuentran en posesión de una cosa con
derecho a usarla, cuando la posesión les ha sido entregada no con la finalidad de que la gocen sino con otra
distinta. (Por ejemplo, un administrador, un comprador en la venta a prueba, etc.).

CAPACIDAD
Se discute si para dar una cosa en comodato se requiere capacidad para disponer de los bienes o basta con la de
administrarlos. A favor de la primera opinión se hace notar que se trata de un acto gratuito, cuyo significado
económico puede ser a veces muy importante; a favor de la segunda, que el préstamo es esencialmente un acto
de cortesía, que no empobrece al comodante, quien siempre conserva la propiedad de las cosas.

"si el comodante es incapaz". Puede exigir al comodatario "la restitución de la cosa antes del tiempo convenido".
El comodatario capaz no puede oponerle la nulidad al comodante capaz o incapaz. El CCP dispone que "si el
comodatario incapaz fuese menor impúber su incapacidad no lo autoriza para anular el contrato".

OBJETO
El comodato debe tener por objeto una cosa inmueble o mueble no fungible o no consumible (en caso de ser sólo
para exhibición y no para consumir). El objeto debe ser lícito. El Código dice que es prohibido prestar cualquier
cosa para un uso contrario a las buenas costumbres. Con el comienzo de la "fabricación en serie" se generó un
nuevo tipo de fungibilidad. Así, si el objeto es una cosa fabricada en serie, es posible la devolución de "otra cosa
idéntica", y podría existir una nueva forma de comodato.
Aunque el concepto de comodato deja bien claro que es el préstamo de una cosa, se cuestiona si es posible
prestar los derechos. Hay autores que lo afirman. En algunos casos es posible, como por ejemplo la entrada a un
teatro, el boleto de un viaje, etc.

FORMA Y PRUEBA
No requiere forma alguna; basta con el consentimiento verbal. En cuanto a la prueba, se admite cualquier medio
"aunque la cosa prestada valga más que la tasa de la ley" 

EFECTOS
Obligaciones del comodatario.
● Uso de la cosa: el comodatario no puede hacer otro uso de la cosa que el que se hubiera expresado en el
contrato, o aquello a lo que está destinada la cosa según su naturaleza o costumbre.
● Deber de conservación de la cosa: el comodatario está obligado a poner toda diligencia en la
conservación de la cosa, y es responsable de todo deterioro que ella sufra por su culpa.
● Art. 1276.- Si la cosa se deteriorare por culpa del comodatario y este menoscabo fuere tal que la cosa no
sea ya para ser empleada en uso ordinario, podrá el comodante hacerle dejación de ella, y exigirle el pago
de su valor anterior.
● Art. 1277.- El comodatario no responde de los deterioros producidos en la cosa por el uso normal de ella,
ni de los que provengan de su propia calidad, vicio o defecto. Pero si la cosa ha sido valorada al tiempo del
contrato su perecimiento está a cargo del comodatario, aunque haya ocurrido por causa que no le sea
imputable.

RESPONSABILIDAD POR DETERIORO TOTAL Y PARCIAL


Soluciones legales: si por su deterioro la cosa no puede emplearse en su uso ordinario, el comodante podrá
exigir el valor anterior de ella, y la devolución de la cosa. Si es por deterioro parcial, el comodante debe recibir la
cosa y obtener la reparación de los daños. Si el deterioro es total el comodatario debe pagar el valor actual y real
de la cosa.

Restitución de la cosa: al terminar el contrato la cosa prestada "debe ser restituida al comodante en el estado
que se halle, con todos sus frutos y accesorios".
Art. 1280.- El comodatario está obligado a restituir la cosa al vencimiento del plazo convenido, o en defecto de
plazo, cuando se haya servido de ella de conformidad con el contrato. La cosa debe ser restituida al comodante en
el estado que se halle, con todos sus frutos y accesorios, aunque hubiere sido valorada en el contrato. Se presume
que el comodatario la recibió en buen estado, salvo prueba en contrario.
Pero si durante el tiempo convenido, o antes que el comodatario haya dejado servirse de la cosa, sobreviene una
urgente e imprevista necesidad al comodante, podrá éste exigir su restitución inmediata.
Enajenación de la cosa mueble prestada: si los herederos del comodatario, no teniendo conocimiento del
préstamo, hubieren enajenado le cosa prestada, el comodante podrá exigir de los herederos el precio recibido.

Falta de restitución de la cosa prestada: si el comodatario no restituyere la cosa prestada, pagará al


comodante el valor de ella. Obligaciones del comodante.

Permitir el uso de la cosa durante el tiempo convenido: si la cosa no es entregada, sólo hay una promesa de
comodato.

Responsabilidad por vicios o defectos ocultos de la cosa: el comodante es responsable de los daños y
perjuicios ocasionados al comodatario por los vicios o efectos ocultos de la cosa de los cuales tenía conocimiento,
si no avisó de su existencia.
Art. 1290.- El comodante que conociendo los vicios o defectos ocultos de la cosa prestada, no previno de ellos al
comodatario, responde a éste de los daños que por esa causa sufriere.

Gastos extraordinarios (de conservación): el comodante debe pagar las expensas extraordinarias causadas
durante el contrato para la conservación de la cosa prestada, siempre que el comodatario lo ponga en su
conocimiento antes de hacerlas. Los gastos ordinarios realizados por el comodatario para servirse de la cosa son a
su cargo.
No hay derecho de retención: el comodatario no puede retener la cosa en garantía de lo que deba el
comodante por razón de gastos hechos en la cosa.

Art. 1279.- El comodatario no tiene derecho al reembolso de los gastos ordinarios hechos para servirse de la
cosa, pero tiene derecho a ser reembolsado de los gastos extraordinarios soportados para la conservación de la
cosa, si dichos gastos eran necesarios y urgentes.
Art. 1291.- El comodante debe pagar las expensas extraordinarias causadas durante el contrato para la
conservación de la cosa prestada, siempre que el comodatario lo ponga en su conocimiento antes de hacerlas,
salvo que fueren tan urgentes que no pueda demorarlas sin grave peligro.

EXTINCIÓN DEL COMODATO


Cesación del comodato: las causas de la cesación del comodato son la extinción del plazo fijado por las partes,
por cumplimiento del fin específico del préstamo, por defunción o desaparición con declaración de ausencia del
comodatario, por el uso distinto de la cosa, por la necesidad urgente e imprevista del comodante, por el
requerimiento de restitución en el caso de préstamo precario, imposibilidad de uso, por su estado u otras
circunstancias, extinción material o jurídica de la cosa.

Casos más usuales:


Transcurso del plazo: es la principal causa de conclusión del contrato. "cesa el comodato por concluir el tiempo
del contrato, o por haberse terminado el servicio para el cual la cosa fue prestada".

Supuesta falta de plazo: si no hay una fecha indicada de la devolución de la cosa, el comodante puede pedir la
devolución de ésta cuando él quiera. En éste caso, el comodato se denomina precario.

Muerte del comodatario: el derecho adquirido del comodatario se extiende a sus herederos, excepto que la cosa
prestada fuese sólo para el uso del comodatario.
Art. 1289.- El comodante debe dejar al comodatario o a sus herederos el uso de la cosa prestada durante el
tiempo convenido, o hasta que el servicio para el que se prestó fuere hecho. Esta obligación cesa con respecto a
los herederos del comodatario, si el préstamo se hizo en consideración a la persona de éste, o si sólo el
comodatario, por su profesión, podía usar de la cosa prestada.

Pérdida de la cosa: si falta el objeto, concluye el comodato. Si la pérdida de la cosa fuere por fuerza mayor, el
comodatario no tiene responsabilidad alguna. Si, en cambio, fuere por otra causa, el comodatario debe pagar el
valor de la cosa al comodante. Si después de haberle pagado el comodatario el valor de la cosa perdida, la
recuperara él o el comodante, el comodante tiene derecho a reclamarla y devolverle el dinero al comodatario.

Voluntad unilateral del comodante y del comodatario: cuando, por ejemplo, el comodante reclama (con
autorización de la ley) la devolución anticipada, cuando el comodato sea precario

APLICACIÓN EN MATERIA COMERCIAL


No existen dentro del Código de Comercio disposiciones referidas al contrato de comodato. El uso del comodato de
bienes muebles es frecuente y de empleo generalizado. Un ejemplo diario es la venta de productos envasados
cuyo envase debe devolverse. En este caso estaríamos frente a dos contratos diferentes: por un lado la venta del
producto, y por el otro el comodato (también llamado préstamo de uso) respecto del envase que debe ser
devuelto o reintegrado al comerciante.

ACCIONES QUE NACEN DEL CONTRATO DE COMODATO

● Acción para obtener la devolución de la cosa dada en comodato.


● Acción ante el uso indebido de la cosa, de devolución y daños y perjuicios.
● Acción de daños y perjuicios por deterioro o pérdida de la cosa imputable al comodatario.
● Acción de reivindicación contra el tercer adquiriente de la cosa.
● Acción contra los herederos del comodatario que de buena fe vendieron la cosa para obtener su valor.
● Acción contra los herederos que de mala fe vendieron la cosa para obtener el valor actual de ella y los
perjuicios.
● Acción de daños y perjuicios causados por los vicios ocultos de la cosa.

LO QUE ESTIPIULA EL CODIGO CIVIL PARAGUAYO DEL COMODATO

Art. 1272.- El contrato de préstamo será comodato, cuando una de las partes entregare a la otra gratuitamente,
con facultad de usarla, alguna cosa no fungible, siempre que fuere individualizada a los efectos de su restitución.

Art. 1273.- El contrato de comodato no está sujeto a forma alguna, y puede ser aprobado por todos los medios
de prueba.

Art. 1274.- El derecho de servirse de la cosa y la obligación de restituirla al comodante, nacen para el
comodatario desde que adquiera la tenencia de ella.

Art. 1275.- El comodatario está obligado a poner en la custodia y conservación de la cosa la misma diligencia que
en el cuidado de la cosa propia. No puede servirse de ella más que para el uso determinado en el contrato o por la
naturaleza de la cosa. No puede conceder a un tercero el goce de ella sin el consentimiento del comodante.
No cumpliendo el comodatario sus obligaciones, podrá el comodante pedir la inmediata restitución de la cosa, con
los daños y perjuicios por los deterioros que ésta sufra por culpa del comodatario.

Art. 1276.- Si la cosa se deteriorare por culpa del comodatario y este menoscabo fuere tal que la cosa no sea ya
para ser empleada en uso ordinario, podrá el comodante hacerle dejación de ella, y exigirle el pago de su valor
anterior.

Art. 1277.- El comodatario no responde de los deterioros producidos en la cosa por el uso normal de ella, ni de
los que provengan de su propia calidad, vicio o defecto. Pero si la cosa ha sido valorada al tiempo del contrato su
perecimiento está a cargo del comodatario, aunque haya ocurrido por causa que no le sea imputable.

Art. 1278.- El comodatario es igualmente responsable si la cosa perece por un caso fortuito al que podía
sustraerla sustituyéndola por la cosa propia, o si pudiendo salva una de las dos cosas, ha preferido la propia.
El comodatario que emplea la cosa para uso diverso o por más tiempo del convenido, es responsable de la pérdida
ocurrida por causa que no le sea imputable, cuando no pruebe que la cosa habría perecido igualmente si no la
hubiere empleado para uso diverso, o la hubiese restituido a su debido tiempo.

Art. 1279.- El comodatario no tiene derecho al reembolso de los gastos ordinarios hechos para servirse de la
cosa, pero tiene derecho a ser reembolsado de los gastos extraordinarios soportados para la conservación de la
cosa, si dichos gastos eran necesarios y urgentes.

Art. 1280.- El comodatario está obligado a restituir la cosa al vencimiento del plazo convenido, o en defecto de
plazo, cuando se haya servido de ella de conformidad con el contrato. La cosa debe ser restituida al comodante en
el estado que se halle, con todos sus frutos y accesorios, aunque hubiere sido valorada en el contrato.
Se presume que el comodatario la recibió en buen estado, salvo prueba en contrario.
Pero si durante el tiempo convenido, o antes que el comodatario haya dejado servirse de la cosa, sobreviene una
urgente e imprevista necesidad al comodante, podrá éste exigir su restitución inmediata.

Art. 1281.- Si no se hubiere pactado la duración del comodato ni del uso a que la cosa debía ser destinada, el
comodatario está obligado a restituirla tan pronto como el comodante la reclame.

Art. 1282.- Si los herederos del comodatario, por no tener conocimiento del préstamo, hubieren enajenado la
cosa prestada, podrá el comodante, en defecto o por ineficacia de la acción reivindicatoria, exigir de los herederos
que la paguen el justo valor de la cosa prestada, o que le cedan las acciones que en virtud de la enajenación les
competen. Si tuvieron conocimiento del préstamo, resarcirán todo perjuicio.

Art. 1283.- Si el comodatario no restituyere la cosa por haberse perdido por su culpa, o por la de sus agentes o
dependientes, pagará al comodante el valor de ella. Si no la restituyese por haberla destruido o disipado,
responderá por daños e intereses.

Art. 1284.- Si después de haber pagado el comodatario el valor de la cosa, la recuperase, no tendrá derecho a
repetir el precio pagado y obligar al comodante a recibirla. Pero el comodante tendrá derecho a exigir la
restitución de la cosa y obligar al comodatario a recibir el precio pagado.

Art. 1285.- Si la cosa ha sido prestada por un incapaz de contratar, que usaba de ella con asentimiento de su
representante legal, será válida su restitución al comodante incapaz.

Art. 1286.- El comodatario no tendrá derecho a suspender la restitución de la cosa bajo pretexto de que ésta no
pertenece al comodante, salvo que haya sido perdida o robada a su dueño.

Art. 1287.- Si se ha prestado una cosa robada o perdida, el comodatario que lo sabe y no lo denuncia al dueño,
dándole un plazo razonable para reclamarla, es responsable de los perjuicios que de la restitución al comodante se
sigan al dueño. Este tampoco podrá exigir la restitución sin el consentimiento del comodante, o sin resolución del
juez.
Art. 1288.- El comodatario no puede retener la cosa prestada por lo que el comodante le deba, aunque sea por
razón de expensas.

Art. 1289.- El comodante debe dejar al comodatario o a sus herederos el uso de la cosa prestada durante el
tiempo convenido, o hasta que el servicio para el que se prestó fuere hecho. Esta obligación cesa con respecto a
los herederos del comodatario, si el préstamo se hizo en consideración a la persona de éste, o si sólo el
comodatario, por su profesión, podía usar de la cosa prestada.

Art. 1290.- El comodante que conociendo los vicios o defectos ocultos de la cosa prestada, no previno de ellos al
comodatario, responde a éste de los daños que por esa causa sufriere.

Art. 1291.- El comodante debe pagar las expensas extraordinarias causadas durante el contrato para la
conservación de la cosa prestada, siempre que el comodatario lo ponga en su conocimiento antes de hacerlas,
salvo que fueren tan urgentes que no pueda demorarlas sin grave peligro.

Lección 25

Mutuo.
Concepto.
El articulo 1292 dispone que: “ por el contrato de Mutuo o préstamo de consumo una parte entrega en propiedad
a la otra una suma de dinero u otras cosas fungibles que esta última está autorizada a consumir con la obligación
de restituirlas en igual cantidad, especie y calidad, al vencimiento del plazo estipulado”.
El contrato de Mutuo es bilateral, oneroso, real y cuyo objeto deben ser cosas fungibles. No solo el beneficiario se
reduce al uso de la cosa sino que adquiere el dominio se ella aunque posteriormente debiera restituirla.
Antecedentes Históricos:
El mutuo ha sido el primero de los contratos nominados del derecho romano.
En primer lugar, el mutuario se hacía propietario de la cosa prestada y se obligaba a devolver una cantidad igual
de cosas del mismo género y calidad. Soportaba la pérdida por caso fortuito porque era deudor de una cantidad
de cosas fungibles y el género nunca podía perecer.
En segundo lugar, podía convenirse que el mutuario devolviera menos pero no más de lo que había recibido,
porque la razón de ser de su obligación estaba en la tradición.
En tercer lugar, no permitía al mutuante adquirir una acción por intereses y había que realizar un contrato real
distinto del préstamo
En cuarto lugar, para el derecho estricto romano el mutuo era un contrato exclusivamente unilateral, otorgada a
favor del prestador o mutuante.
En quinto lugar, se puso en vigencia la prohibición de hacerle préstamos a los hijos de familia, sin el
consentimiento de los respectivos padres.

Requisitos.
El Mutuo debe ser efectuado por personas capaces de enajenar sus bienes, los representantes legales como los
mandatarios necesitan poderes especiales.
A su vez, como transfiere la propiedad, es menester que e4lla corresponda al mutuante teniendo presentes sin
embargo que las cosas sobre las cuales versan estos contratos son muebles.

Objeto.
Entendemos que la redacción actual del Código es mas precisa pues las cosas objeto del contrato son fungibles y
como consecuencia de la naturaleza pueden ser consumidas,
Características
● Traslativo de dominio: En cuanto transfiere la propiedad de las cosas al mutuatario, estando éste obligado
únicamente a devolver el género
● Principal: Porque para su existencia y validez no depende de otro contrato, o sea que tiene fines y vida
propia.
● Unilateral : en cuanto sólo produce obligaciones para una de las partes, que es el mutuatario
● Contrato real: ya que sus efectos propios no surgen hasta que se realiza la entrega de la cosa

Gratuito por naturaleza y oneroso por excepción: Es gratuito porque el mutuario no está obligado a pagar
contraprestación alguna si esta no se pacta expresamente. Para el Código Civil de España el contrato de préstamo
es naturalmente gratuito, pues, según el artículo 1.755 CC, «no se deberán intereses sino cuando expresamente
se hubiesen pactado». Dicha norma, sin duda, es un trasunto de la práctica generalizada en las relaciones
jurídico-civiles (piénsese en la mayor parte de los préstamos entre familiares o amigos), en las que el préstamo
no suele responder a motivos privados de lucro alguno para el mutuante o prestamista.
Precisamente lo contrario ocurre en la práctica comercial, en la que el carácter profesional de los prestamistas
(entidades financieras en general) induciría a pensar que el préstamo es retribuido por naturaleza, salvo pacto en
contrario. Sin embargo, curiosamente, como dice CastánC, y en línea con lo establecido por el artículo 1.755 del
Código Civil de España, dispone el artículo 314 del Código de Comercio español que «los préstamos no
devengarán interés si no se hubieren pactado por escrito».

● Conmutativo: Porque desde el momento en que las partes celebran el contrato conocen las cargas y los
gravámenes ya que se encuentran determinadas en el contrato.

Promesa de Mutuo.
Artículo 1293: “la mera promesa de mutuo será obligatoria para ambos contratantes cuando fuere a titulo oneroso
y solo para el promitente en caso de serlo a título gratuito”.
El autor de la oferta podrá revocarla y negarse a la entrega si quien debiere recibir la cosa experimentare una
disminución de su responsabilidad patrimonial que pusiere en riesgo su reintegro, si tal situación ya existiera al
convenirse la promesa, tendrá el mismo derecho, siempre que entonces lo hubiera ignorado”.
Obligaciones del mutuario: Restitución de la cosa prestada y pago de intereses.
Articulo9 1294:” el mutuo puede convenirse verbalmente, pero su prueba se regirá por las disposiciones relativas
a los contratos, salvo pacto en contrario, el mutuario debe abonar intereses al mutuante”.
Artículo 1296:” cuando el mutuario no pudiere cumplir su función deberá el precio se la cantidad o cosa recibida,
según regla en el lugar y el tiempo en que debió restituirse”.
Articulo1297:”si el mutuario no cumple la obligación del pago de los intereses, el mutuante puede pedir la
resolución del contrato.”
Responsabilidad del mutuante por vicios redhibitorios.
Al constituir un contrato, el mutuante debe la entrega de los objetos. Lo que da ala mutuante la obligación de
respetar al mutuario en la situación creada, o sea en no reclamarle la restitución antes del vencimiento del
término”.
Además procede la obligación siguiente: el mutuante es responsable de los perjuicios que sufra el mutuario por la
mala calidad o vicios ocultos de la cosa prestada.
Son aplicables aquí los principios sobre vicios redhibitorios que son vicios naturales o físicos, vicios de la
naturaleza de la cosa.
El mutuo concluye por el cumplimiento del término convenido a los efectos de su restitución. A estos efectos el
Articulo 1295 estipula claramente: “el plazo de restitución se presume estipulado a favor de ambas partes y si el
mutuo es a título gratuito a favor del mutuario”.
Si no se ha fijado plazo para la restitución, esta debe verificarse cuando la reclamare el mutuante, pasando 15
días de la celebración del contrato y en el domicilio del mutuario”.

Especies

1. Civil. Normalmente se encuentra regulado en el Código Civil y es el que se realiza entre particulares.
2. Mercantil. "Se reputa mercantil el préstamo cuando se contrae en el concepto y con expresión de que las
cosas prestadas se destinen a actos de comercio y no para necesidades ajenas a éste. Se presume mercantil el
préstamo que se contrae entre comerciantes".[2] El mutuo mercantil a diferencia del civil, se caracteriza por ser
de naturaleza onerosa.
3. Simple o con Interés. Es mutuo simple cuando el mutuario no está obligado a pagar ninguna
contraprestación por lo recibido; es mutuo con interés cuando el mutuario se obliga expresamente a pagar una
retribución que puede consistir en una cantidad de dinero u otros bienes. Se entiende por interés la compensación
que el mutuario da al prestamista, consistente en una cantidad de dinero o de otros bienes, generalmente valuada
en un tanto por ciento sobre el valor de las cosas dadas en mutuo

Modos de terminación del contrato


El mutuo finaliza por las mismas causas por las que finalizan otros contratos. En general, en caso de préstamo sin
interés el prestatario puede devolver lo prestado en cualquier momento antes de la finalización del plazo
contractual pactado. Sin embargo, en caso de préstamo con interés no existe ese derecho, aunque sí que puede
pactarse
Obligaciones del mutuante:
1) Entrega de la cosa: Se cumple simultáneamente con la celebración del acto en el contrato real de mutuo; se
cumple después en la promesa de empréstito. Consecuencia de esta primera obligación, es la de respetar el
derecho del mutuario de retener la cosa consigo durante todo el término fijado en el contrato.
2) Responsabilidad por mala calidad o defectos ocultos de la cosa: El mutuante es responsable de los perjuicios
que sufra el mutuario por la mala calidad o vicios ocultos de la cosa prestada.

Obligaciones del mutuario:


1) Devolución de cosas iguales: El mutuario debe devolver al mutuante, en el término convenido, una cantidad de
cosas iguales, de la misma especie y calidad que las recibidas.

2) Imposibilidad de devolución de cosas iguales: Cuando no sea posible restituir otro tanto de la misma especie y
calidad, el mutuario deberá pagar el precio de la cosa o cantidad recibida, calculado por el que la cosa tenía en
lugar y fecha de su restitución.

3) Fecha de la restitución: La restitución debe hacerse en el plazo convenido. Si el contrato no contiene fecha de
restitución, el plazo es indeterminado; el mutuante puede demandar en cualquier momento la restitución y el juez
debe fijar el plazo.

Lección 26
1. Concepto de contratos informáticos:

Empezaremos diciendo que no todos los contratos pueden celebrarse por medios electrónicos o informáticos,
como también se lo llama. Al carecer de un régimen normativo específico para este tipo de contratación
recurrimos al Art. Nro. 700 del Código Civil, y decimos que los contratos allí mencionados no podrán celebrarse
por medios electrónicos, en razón de la formalidad exigida. El documento electrónico en Paraguay no está
asimilado al instrumento público.

La contratación electrónica en Paraguay tiene solo una aceptación fáctica, pero no jurídica, a pesar de que
algunos autores refieren de que la contratación entre ausentes legislada en el Código Civil podría abarcar a la
contratación electrónica. Pero, es un hecho de que hay dificultades técnicas y legislativas, como la importancia de
la prueba en formato papel y las dificultades de legislación aplicable y jurisdicción competente, ya que la
electrónica en teoría no tiene una dirección física, se desarrolla en un mundo paralelo podría decirse, un mundo
sin tiempo y sin lugar real.

También puede decirse que el documento electrónico se asemeja a un contrato privado.

Hoy día, en Paraguay no hay una ley que disponga que los procedimientos electrónicos puedan considerarse como
soporte a una declaración de voluntad, como lo son la voz o el papel. Pero sí tenemos una disposición que dice
que: Art. Nro. 687 del Código Civil “el contrato (agregaríamos electrónico) se considera celebrado en el
lugar en que se formula la oferta” y por aplicación analógica de las normas relativas a la contratación entre
ausentes, puede afirmarse que el contrato electrónico queda perfeccionado desde el momento que la aceptación
es expedida, de conformidad al Art. Nro. 688 del Código Civil, y a la Convención de las Naciones Unidas sobre
contratos de compraventa internacional de mercaderías, que dice que el contrato se perfecciona cuando se recibe
la comunicación electrónica, independientemente de su lectura o no.

Y en cuanto a la legislación aplicable a los contratos privados internacionales, existe el Protocolo de Buenos
Aires sobre jurisdicción internacional en materia contractual, ratificado por Paraguay por Ley Nro.
597/95, para el Mercosur, por el cual las partes pueden elegir libremente el foro a favor de un juez de un
Estado Parte del Mercosur, o de un Tribunal Arbitral, para las materias no excluidas del Protocolo, y dando
siempre preferencia al derecho más favorable a la validez de los contratos.

Un contrato informático es un concepto ambiguo que puede abarcar distintos tipos de contratos:

 En sentido amplio u objetivo, abarca todos aquellos convenios cuyo objeto sea un bien o servicio
informático, independientemente de la vía por la que se celebren. El objeto del contrato, por tanto, sería la
prestación de un servicio informático, o la entrega de un bien informático.
 En sentido restringido o formal, son aquellos contratos cuyo perfeccionamiento se da por vía informática,
indiferentemente de cual sea su objeto. A estos últimos se les conoce también, propiamente, como contratos
electrónicos.

Desde la primera óptica, los contratos informáticos pueden referirse tanto a bienes (hardware o software) como a
servicios informáticos (tales como mantenimiento preventivo, correctivo o evolutivo; desarrollo y hospedaje de
sitios web, prestación de servicios de certificación digital, etc.).

Pueden ser objeto de contratación electrónica cualesquiera cosas, actos o negocios jurídicos que sean lícitos y
siempre que para su contratación no se requiera de alguna forma específica que sea incompatible con los medios
electrónicos (por ejemplo, presencia de un fedatario público, es decir un Notario o Escribano Público por ejemplo).

La principal cuestión que se plantea es en cuanto a la prueba del contrato, tanto en cuanto a la intervención de las
partes como en cuanto a la prestación de su consentimiento. La forma, hoy por hoy, de acreditar estos extremos
para un particular o incluso un profesional pasa por la firma electrónica, si bien es paradójico que la prueba de
esta firma deba llevarse a cabo mediante un soporte de papel puesto que la inadaptación de los juzgados y
oficinas públicas a las nuevas tecnologías hace necesario que para demostrar un consentimiento en un contrato se
haga preciso demostrar ante un juez la autenticidad de la firma, a cuyo fin solo cabe documentar suficientemente
esta autenticidad por medios físicos.

Concepto: El contrato Informático está comprendido dentro de la amplia definición de que “Habrá
contrato cuando varias personas se pongan de acuerdo sobre una declaración de voluntad común
destinada a reglar sus derechos y obligaciones, de acuerdo a las disposiciones legales vigentes en la
materia.”

Los Contratos Informáticos pueden ser:

● de compra-venta.
● de locación: de obra, de servicios.
● de licencia de uso.

Sabemos que se forman contratos al margen de los supra citados, conocidos como: innominados o atípicos, en la
vida de relación, que luego mencionaremos.

2. Aspectos que comprende:

En muchos aspectos el Contrato informático se asemeja a los contratos clásicos, sin embargo la complejidad de su
estructura lo distingue de aquellos.

Hay quienes consideran que se trata de contratos típicos y otros que sostienen que son contratos atípicos.

ETAPA PRECONTRACTUAL: ES IGUAL EN HARD Y SOFT

Abarca las negociaciones previas.


1.-DEBER DE INVESTIGACIÓN:

Conforme a la doctrina francesa esta obligación comprende los deberes de:

-informar.
-prevenir.
-aconsejar.

En la etapa de investigación el proveedor del equipamiento informático en cuestión debe realizar un análisis de
campo, un estudio de campo, buscando aquella tecnología adecuada a las necesidades del usuario final.

2.-DEBER DE CONSEJO: En base a este estudio de campo, se debe aconsejar lo más propio para obtener el
resultado.

Es muy importante este deber de consejo, debido a la desigualdad de las partes. Hay una desigualdad notoria
generalmente en los aspectos técnicos e informáticos, no solamente económica.

El resultado que se le presente al cliente tiene que ser aquello ajustado a sus especificaciones.

Generalmente hay dos formas contractuales de llegar:

-vía consenso.
-vía aceptación de las condiciones predispuestas (contratos que simplemente son aceptados).

El deber de consejo surge del hecho de que el proveedor es un profesional de la informática, por lo que debe dar a
su cliente información exacta y objetiva sobre las posibilidades del sistema propuesto. Debe ayudar a su cliente
para que exprese sus necesidades y proceda a su estudio.

Para que el proveedor cumpla con este deber de consejo, el cliente le debe dar la información necesaria. El
proveedor tiene también DERECHO DE ACONSEJAR, el cliente debe permitirle que de su consejo: si el cliente no lo
deja cumplir con este derecho podría hablarse de incumplimiento contractual.

3.-ESPECIFICIDADES: son las cuestiones solicitadas por el usuario y que debe brindar el Proveedor a través de los
manuales de uso de:

-como debe comportarse el usuario frente a la computadora o frente al programa.


-como el programa o hard debe presentarse frente al usuario.

Es el típico manual de uso que viene cuando compramos hard o soft.

4.-DEBER DE INFORMACIÓN: tanto para el proveedor como para el cliente. El proveedor debe informarle acerca
de la viabilidad del sistema o equipo propuesto por el cliente y el cliente debe darle la información necesaria al
proveedor para que este pueda cumplir con su deber de consejo.

CUMPLIDA SATISFACTORIAMENTE ESTA ETAPA PRE CONTRACTUAL, PODEMOS HABLAR DE UNA ESTAPA
CONTRACTUAL POSTERIOR

Si alguna de las partes incumple alguna de sus obligaciones: ESTAREMOS ANTE UN CONTRATO PROPIAMENTE
DICHO, PORQUE GENERARÁ RESPONSABILIDADES para la parte que haya incumplido.

Una vez que se realiza el contrato, esta etapa precontractual se incorpora al contrato, pasando a ser
parte del mismo, teniendo tanto valor como las cláusulas contractuales.

Siempre es necesario el análisis de campo, ya que durante la ejecución del contrato pueden ocasionarse ciertos
daños emergentes por no cumplirse con las obligaciones de la etapa precontractual.

Entonces se dice que: El material informático FÍSICO puede ser:

1.-adquirido en propiedad: COMPRA-VENTA.

2.-alquilado: en cuyo caso el proveedor no pierde la titularidad del dominio.

3.-leasing: donde una empresa adquiere un equipo mediante el pago de un alquiler durante un plazo
pactado, reconociéndosele a este el derecho de hacer uso del equipamiento, con opción a compra
posterior por el valor residual

CONTRATO SOBRE SOFTWARE (NO FÍSICO):

NATURALEZA JURÍDICA DEL SOFTWARE: El Dr. Fernández Escudero lo define como: electrones susceptibles de
apreciación pecuniaria (electrones con significación). No lo considera cosa, sino una obra literaria (intelectual)
como una creación original y propia del intelecto humano que la generó, susceptible de apropiación por su autor.

La transferencia del uso de un software será mediante:


-la cesión de derechos de propiedad: COMPRA-VENTA: donde se transfiere la propiedad.
-cesión de derechos de uso: LICENCIA DE USO.

3. Garantías:
Las garantías constitucionales relativas a la protección de los datos de carácter personal y a la intimidad deben
tenerse en consideración, en cuanto a las políticas de las empresas, respecto de los datos y a la información
obtenida a través de páginas web. En Paraguay, además de las disposiciones de la Constitución, deben tenerse en
cuenta las leyes Nro. 1.682/01 “Que reglamenta la información de carácter privado y su modificatoria
la Ley Nro. 1969/02.

A pesar de no contar con disposiciones específicas sobre la confección de formularios de pedido, las normas
relativas a los contratos de adhesión, a los contratos celebrados entre ausentes y al lugar y tiempo de
cumplimiento de las obligaciones, son aplicables, por analogía, a estos supuestos.

La Directiva de la Unión Europea sobre venta a distancia, aborda el tema, legislando sobre temas como los
servicios financieros, las informaciones previas debidas a los compradores, la confirmación por escrito, el derecho
de ejecución, el derecho de resolución y el pago mediante tarjeta de crédito.

En cuanto a los requisitos esenciales del contrato on line, son aplicables por analogía la convención de las
Naciones Unidas sobre los contratos de compra-venta internacional de mercaderías, suscrito en Viena, el 11 de
abril de 1980, aprobado por Paraguay por Ley Nro. 2611/05, así como los demás instrumentos
internacionales y las leyes internas de cada Estado. El Art. Nro. 20 de la citada convención dispone que entran
en su campo de aplicación el empleo de comunicaciones electrónicas en lo concerniente a la formación y
cumplimiento de un contrato sobre compraventa internacional de mercaderías.

4. Registro:
En Paraguay tenemos la Dirección Nacional de Derechos de autor y Registro Nacional de Derechos de
Autor. Sobre el particular cabe decir que, la inseguridad imperante en materia de protección de los derechos de
autor finalizó con la promulgación de la Ley Nro. 1.328/98 que estableció la no obligatoriedad de inscripción
para otorgar la protección a las obras literarias, artísticas o científicas.

Se destaca que el registro de un programa informático es meramente declarativo y no constitutivo, de


manera que su omisión no perjudica el goce ni el ejercicio de los derechos reconocidos por la ley.
El Registro se admitirá como principio de prueba cierta de los hechos y actos que allí consten, salvo prueba
en contrario. Toda inscripción deja a salvo derechos de terceros.

A la par de este trámite, se puede hacer un procedimiento novedoso llamado contrato escrow, de
carácter notarial, y es un aliado de peso para dar más seguridad, esta nueva forma contractual se constituye en
medida alternativa o complementaria a la inscripción en el Registro Nacional de Derechos de Autor, y se
perfecciona bajo la forma de un depósito notarial de los contenidos, código fuente, código objeto, manuales, etc.,
depositándose en la Escribanía todo material relevante y que podría eventualmente servir de prueba ante un
trámite judicial.

5. Ley que se le aplica:


Se aplica el código civil en lo relativo a lo que es contrato, capacidad, objeto y toda la legislación nacional vigente
en materia de contratos, la ley del comerciante, tratándose de actos de comercio, la ley de bancos, tratándose de
operaciones bancarias, la ley penal para casos de delitos informáticos, y las disposiciones de derecho internacional
para casos que abarcan a más de un Estado.

6. Legislación Especial:

Sobre el punto cabe citar que en la República del Paraguay no contamos con una legislación especial sobre
contratos informáticos, lo que sí podemos mencionar es que en el ámbito internacional existen Acuerdos y
Convenciones sobre la materia en cuestión.

Asimismo, existe la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI)
QUE ADOPTÓ LA LEY MODELO SOBRE COMERCIO ELECTRÓNICO (1996) Y FIRMAS ELECTRÓNICAS (2001) QUE
HAN SERVIDO DE BASE A VARIOS ESTADOS MIEMBROS DE LA O.E.A., PERO NO ASÍ EN LA REPÚBLICA DEL
PARAGUAY.

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