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22/4/2019 La crisis de la ciencia argentina va mucho más allá del Conicet | Perfil

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ELOBSERVADOR / PARADIGMA DE LA “NO POLITICA” domingo 14 abril, 2019

La crisis de la ciencia argentina va mucho


más allá del Conicet
El autor muestra que la reducción del presupuesto en CyT del país fue de 800 millones de dólares de 2015 a 2018. Algo que
trasciende a los nombramientos de investigadores.

 Martín Grandes

Protestas. Esta semana se sucedieron las protestas de cientí cos e investigadores ante la información de que se reducen los
nombramientos en el Conicet. FOTO: CEDOC

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"Desobediencia debida"
E n los días previos a la asunción del gobierno de Cambiemos el 10 de
diciembre de 2015, el jefe de Gabinete de Ministros ratificó la
continuidad del entonces ministro Lino Barañao –único desde la creación
de los hijos de los
represores de la del ministerio en 2007– argumentando que la Ciencia, Tecnología e
dictadura Innovación era una “política de Estado” para Cambiemos. ¿Fue esto así?
El país imposible de las Para dar respuesta a esta pregunta, partimos de la premisa que la
transiciones que no
terminan coalición gobernante nunca tuvo una política respecto al sector más que
aumentar el gasto en la Función Ciencia y Tecnología al 1,5% del PBI,
Se debe tomar el toro
por las astas hoy en un magro 0,5%, y fomentar la iniciativa privada en investigación y

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Tecnología versus
trabajo: la distopía se
desarrollo a través de dispersos programas de apoyo a los
hace realidad “emprendedores”, como si estos fueran una pieza aislada de un sistema
nacional de innovación. Lo cierto es que la inversión de las empresas en
I+D+I sigue estancada con relación al inicio de la gestión Cambiemos y
entre las más bajas de la región, cercana a 0,15% del PBI a valores de 2018 según fuentes de la Red
Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología.
Recortes. Más allá de la crisis financiera de 2018, la devaluación de más de 100% del tipo de cambio y
el nuevo régimen de política monetaria, y la aceleración de la inflación que afectaron al presupuesto
de prácticamente todas las finalidades y jurisdicciones del Sector Público Nacional, Cambiemos no
supo o no quiso definir un modelo de Ciencia, Tecnología e Innovación. Si bien la cara más visible
de las tensiones y conflictos resultantes de esta “no política” es el recorte de cupos de ingreso a la
carrera de investigador científico-tecnológico, vale la pena repasar las principales consecuencias del
ajuste sobre los distintos componentes del sistema de CyT público argentino, que naturalmente no
escapan al ajuste del gasto público en curso.
Descenso. En primer, lugar, la caída del presupuesto para la finalidad CyT descendió de 1,46% del
presupuesto total en 2015 a 1,13% de dicho presupuesto para 2019, y sufrió un recorte del 30% entre
2019 y 2018 sumado a otro de casi 24% entre 2018 y 2017, además de reducciones menores, pero
significativas desde 2015 a 2017, todo ello con una tasa de inflación acumulada que según datos
oficiales ya supera en la era Cambiemos el 150%.  Asimismo, el presupuesto de la función CyT
retrocedió de 2.400 millones de dólares en 2015 a algo más de 1.600 millones de dólares en 2018,
mismo nivel que en 2011 como muestra el gráfico 1 más abajo.
¿Y porqué es importante también medir el presupuesto en dólares? Precisamente porque el sistema
es intensivo en uso de insumos, equipamientos, materiales bibliográficos, paquetes de software,
organización y/o participación en Congresos en el extranjero y otros gastos en que incurren las
jurisdicciones dentro de la finalidad CyT que están denominados en moneda extranjera. He aquí, en
segundo lugar, entonces, a la Agencia de Promoción Científico Tecnológica que financia a través de
subsidios otorgados por sus fondos fiduciarios, muchas veces en consorcio con el sector privado, la
mayor parte de esos gastos de capital, insumos o consumo y que ha visto mermado su presupuesto
desde casi 190 millones de dólares en 2014 a cerca de 90 en 2018 cómo muestra el gráfico 1, es decir
una reducción a la mitad del mejor presupuesto en una década en dicha moneda, y también en
porcentaje del presupuesto total en la finalidad CyT en aproximadamente 50%.  Más allá de la
devaluación del tipo de cambio, dicho recorte se explica en buena medida por la eliminación de los
aportes no reembolsables a empresas (ANR), un instrumento con 20 años de trayectoria con un
proceso de asignación transparente y sin manchas por denuncias de corrupción, que permitió
financiar importantes proyectos en energía, nanosatélites o biotecnología, entre otros.
Privados. Tercero, si la Agencia es el “combustible” para alimentar la inversión y gastos necesarios
para llevar a cabo distintos proyectos de I+D+I, el Conicet es el corazón del sistema de CyT ya que
son sus investigadores, becarios y personal de apoyo quienes producen y evalúan la investigación
que genera la mayor parte del sistema en la Argentina –a lo que se suman otros institutos y
universidades con presupuestos propios. Múltiples han sido los inconvenientes y obstáculos que los
becarios e investigadores vienen enfrentando estos últimos cuatro años. Uno es la restricción de
cupos de ingreso desde 889 en 2015 a 450 en 2019 (ver gráfico), a diferencia del plan 2020 del
Conicet que proyectaba un crecimiento del ingreso anual a más de mil investigadores, y la relativa
constancia en el otorgamiento de becas doctorales y otras. Es discutible, claro está, cuál es el tamaño
óptimo del número de investigadores del Conicet, así como también si la única “salida laboral” de un
becario/nuevo doctor debe ser exclusivamente el sistema público de CyT y el Conicet en particular –
en lugar del sector privado, como por ejemplo en Brasil, o las universidades–. Pero no cabe duda de
que la discusión de estos parámetros debe darse en el contexto de la determinación de qué política de
CyT deseamos y de un modelo de desarrollo para el país que sea capital humano e innovación
intensivo.  

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22/4/2019 La crisis de la ciencia argentina va mucho más allá del Conicet | Perfil

Igual o de peor calibre resulta el declive del poder adquisitivo de los investigadores de carrera del
Conicet, como se aprecia en el gráfico que acompaña este artículo con el caso del “investigador
adjunto” como categoría intermedia testigo, y de los becarios doctorales. Entre 2015 y 2018 el poder
adquisitivo de un investigador cayó más de 35% y retrocedió al nivel de 2004, cuando aún no existía
el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación como política de Estado. Este hecho, sumado a la
restricción de cupos para el ingreso a la carrera, la sobreoferta de egresados doctorales y la nula
creación de empleo privado para estos últimos, no desemboca más que en un triste camino de
descapitalización del sistema.
Cuarto, es dable señalar el escaso o nulo aumento del esfuerzo de I+D+I del sector público, que
como demuestro en un trabajo en curso con dos colegas del Conicet, suele traccionar al sector
privado y generar oportunidades de inversión para crear un círculo virtuoso de creación de empleo
y encadenamientos productivos. Empleo que justamente permitiría ofrecer oportunidades de
inserción laboral a los becarios/nuevos doctores en diversas disciplinas cuyo futuro hoy día depende
casi exclusivamente de ingresar a la carrera de investigador, insertarse en una universidad con cargo
de dedicación exclusiva o bien emigrar del país. Sin embargo, en un país con alta inflación y pobre
protección de los derechos de propiedad intelectual, es aún difícil que el gasto privado en I+D+I
despegue.
Resumiendo, la “no política de CyT” de Cambiemos excede ampliamente a la protesta por la
negativa al ingreso de cientos de investigadores a la carrera del Conicet y está lejos siquiera de haber
intentado devenir una política de Estado. Este fenómeno, en un contexto macroeconómico de ajuste
y restricción financiera que desvaloriza el ya menguado presupuesto de la finalidad-función Ciencia
y Tecnología del Sector Público, y de la Agencia de Promoción Científico Tecnológico en particular,
e incumple compromisos asumidos en el plan 2020, está lamentablemente produciendo un
preocupante retroceso que las autoridades de Cambiemos o del próximo gobierno deberían revertir.
Como lo demuestra la evidencia empírica, los países que crecen a largo plazo lo hacen innovando e
invirtiendo y expandiendo el gasto en ciencia y tecnología pública, juntos, no recortándolo y
socavando sus instituciones.
* Investigador Independiente del Conicet y Profesor de la FCE-UBA.

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