III CONOCIMIENTO DE LOS ANIMALES

III
CONOCIMIENTO DE ANIMALES
1.- ALGUNOS ANIMALES BENEFICIOSOS PARA LA
AGRICULTURA.

A continuación se habla de algunos animales que, viviendo

libremente, es decir, sin ser cuidados por el hombre, favorecen
con su actuación a la humanidad, protegiendo el desarrollo de
los cultivos mediante la destrucción de las larvas y de otros
insectos devastadores que los arrasarían terminando con las
cosechas.

Desechando viejos prejuicios que contra alguno de ellos

existen, no deben ser perseguidos. Gracias a ellos es posible
evitar la progresión geométrica de las especies dañinas.

No se pretende hacer una enumeración exhaustiva, sino

dedicar unas líneas a los más comunes en nuestra patria: el
murciélago, el erizo y el topo.

MURCIÉLAGO.
El nombre científico de los murciélagos es el de
quirópteros, voz griega que traducida literalmente significa «con
alas en las manos» El vocablo «murciélago» significa también
«ratón ciego». Los quirópteros son mamíferos voladores, y ello
nos explica, de una parte, la configuración de su dentadura, que
es la de un carnívoro, y también la carencia de pico córneo (no
es un ave).
La cabeza del
murciélago común en Es-
paña es apenas mayor que
una avellana; su boca está
hendida de oreja a oreja, y
cuando la abre enteramente
puede tragar bocados de un
tamaño insospechado en re-
lación con las exiguas
dimensiones del animal.

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 Figura el murciélago con méritos propios entre los
animales beneficiosos por la gran cantidad de lepidópteros
(mariposas nocturnas especialmente) y coleópteros que des-
truye.

El invierno lo pasa colgado de las patas en las cuevas

donde vive.

Solamente cría un hijo; algunas veces, dos. La madre es

un ejemplo de ternura para el mismo. Cuando sale por la tarde a
buscar alimento no abandona a su cría en su guarida. Después
de haberla dado de mamar se la lleva con ella, fuertemente
agarrada al pecho, y con el peso de esta abrumadora carga es
como persigue y caza al vuelo el alimento necesario. La cría
sigue pacientemente mamando mientras la madre hace las
evoluciones necesarias para la caza. En cuanto cae la noche,
vuelve el murciélago a su retiro, se cuelga del techo y sostiene a
su hijo envolviéndole con sus alas cerradas.

Para la caza, más que por la vista, que tiene muy

deficiente, se guía por el olfato y el oído.

ERIZO.
Es un mamífero insectívoro. Existen diversas variedades.
En nuestra patria hay dos especies: el erizo europeo («erinaceus
euro paeus») y el erizo moruno («aethechinus algirus»), que se
encuentra en la costa del Mediterráneo, desde el estrecho de
Gibraltar hasta Francia. El primero tiene unos treinta centímetros;
sin contar la cola, y es de color pardo claro, siendo las púas de
color amarillento crema, presentando una banda oscura hacia la
mitad. El segundo es más pequeño, de color más pálido, y tiene
las orejas más grandes y las púas más cortas.

Abunda en los sitios donde hay mucha maleza y

abundancia de agua. Es animal nocturno, y su comida principal
la constituyen los insectos, lombrices, pequeños reptiles y
batracios, ratones y hasta gazapillos. Es un gran destructor de
víboras, cuyo veneno no les produce efecto.

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 Al sentirse amenazado se enrosca, convirtiéndose en una
bola de erizadas púas. Estas púas no son sino pelos muy
gruesos y rígidos.

Al acercarse noviembre, cuando empiezan los fríos y faltan

los insectos, busca un agujero escondido y abrigado entre las
piedras o bajo las raíces de algún árbol, y rodeado de hierbas y
hojas secas que se
procura, se duerme
enrollado durante
unos meses, hasta
que en marzo, con la
primavera, vuelve a la
vida activa. Este
letargo invernal no es
continuo, pues tan pronto hace un día templado, aun cuando sea
en pleno invierno, el erizo sale a buscar algo de comer, si bien lo
hace con movimientos lentos y torpes.

TOPO.
Es también un mamífero insectívoro. El vulgo lo considera,
al igual que a los murciélagos, ciego; pero lo que sucede es que
tiene los ojos sumamente pequeños y muy hundidos. Tiene las
patas anteriores muy anchas y como palas, armadas de cinco
uñas enormes, con las que se vale para excavar largas y
profundas galerías, en las
que vive, ya que el topo
rara vez sale a la
superficie. La realización
de estas excavaciones
perjudica a las raíces de
los cultivos. Se alimenta
de lombrices de tierra y
de insectos que hacen
vida subterránea, como
los grillos cebolleros, que tantos perjuicios ocasionan a la
agricultura.

Son animales sumamente voraces. Un topo muere si

transcurren doce horas sin tomar alimento, y necesita ingerir
diariamente un peso de comida igual al de tres veces el suyo.

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2,- ANIMALES PERJUDICIALES PARA LA AGRICULTURA.

Estos perjuicios son de distinta clase: unas veces

destruyen las raíces, otras los tallos, en ocasiones las hojas y en
no pocas los frutos. Si bien la forma de ataque es distinta, el
resultado es siempre el mismo: la pérdida y disminución de la
cosecha.

Entre los animales más conocidos, de los que perjudican

los cultivos, figuran el caracol, que tanto daño ocasiona en las
huertas; los gusanos, el escarabajo de la patata, el ratón
campesino, los pulgones, de los que hay una nutrida
representación, y el tordo, que destruye gran cantidad de frutas.

3.- ANIMALES DAÑINOS AL HOMBRE.

Pueden causar
molestias más o menos
graves. Únicamente
hay que extremar los
cuidados con la
mordedura de la víbora
y también con la
picadura del alacrán,
muy especialmente con
la primera. Se incluye
en este apartado la
abeja, que tan útiles
servicios presta al
hombre de otra parte,
ya que también puede
ocasionar molestias
con sus picaduras, que
pueden llegar a ser
graves y hasta a
producir la muerte en
caso de ser muy
numerosas. Por ello no
conviene acercarse en
demasía a los panales

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 y, sobre todo, no golpear el
colmenar ni irritar de
cualquier manera al
enjambre.

(El tratamiento en
caso de mordeduras o
picaduras de estos animales
se expone en la parte
anterior del Manual, al
hablar de los «primeros
auxilios».)

VÍBORAS.
Constituyen una familia de los ofidios, dentro de la cual se
encuadran numerosas serpientes venenosas, fácilmente
reconocibles por su cabeza triangular, muy distinta del cuerpo, el
cual es corto y rollizo.

En España se encuentra la víbora de lataste («vípera

lataste»), cuyo tamaño no sobrepasa los sesenta centímetros y
que se halla preferentemente en los lugares pedregosos y
áridos. Y también algunas veces en los bosques. Siendo su vida
crepuscular y nocturna, aunque también le place pasar horas
enteras expuesta al ardor de los rayos solares, hacia el
mediodía. Sus movimientos son lentos; sin embargo, cuando
ataca, lo hace con gran rapidez.

Su color es pardo grisáceo, más pálido el dorso que los

flancos, y con un zigzag dorsal oscuro con los ángulos negros;
además, tiene una serie de manchas laterales, más o menos
visibles, y una franja lateral negra que va desde el ojo a la
primera mancha lateral.

La culebra, muy distinta de la víbora, sobre todo por no

tener la cabeza en forma triangular, es inofensiva.

ESCORPIONES.
Constituyen un orden de los arácnidos y son animales
nocturnos que de día permanecen guarecidos debajo de las

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piedras o en grietas del
terreno; su tamaño,
mediano o grande, está
comprendido entre dos y
algo más de quince
centímetros. Se
alimentan principalmente
de insectos, arañas,
ciempiés, etcétera, a los
que sujetan fuertemente
por medio de las pinzas
de que están provistos,
mientras les clavan su
aguijón venenoso, si son
grandes, o bien los
cortan poco a poco, si
son de reducida talla.

El alacrán, o
escorpión, abunda
mucho en el sur de
España. Habita en
galerías subterráneas,
debajo de las piedras, en
sitios pedregosos y
soleados; a veces
penetra en las casas en
tiempo lluvioso. La
ponzoña que este animal
segrega por el aguijón
situado en su cola dirige
su acción al sistema
nervioso, irritándolo y
paralizándolo. La
picadura produce fuertes
dolores, fiebre,
hinchazón, vómitos y
hasta colapsos. Los
casos mortales no se han
observado sino en los trópicos, y en éstos entre los niños.

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CIEMPIÉS.
Estos animales se encuadran en el orden de los
quilópodos, de la rama de los miriápodos; también se les llama
escolopendras. Los que existen en nuestra patria, de cuerpo
aplastado y coloración amarillenta, con algunos trazos verdosos
o azulados, llegan a medir hasta doce o más centímetros de lon-
gitud, siendo su picadura muy dolorosa. Vive en los sitios
arenosos y secos, cobijándose debajo de las piedras,
consistiendo su alimentación en insectos y arañas.

De mayor peligrosidad es la picadura del ciempiés africano

y americano, de mayor tamaño que el nuestro.

ARAÑAS.
Hay bastantes especies de arañas que son venenosas.
Entre éstas la principal es la tarántula («lyciosa narbonensis»).
Araña grande y fuerte, de coloración parda por encima, pero con
el abdomen anaranjado por debajo y con una gran mancha
central negra. Son arañas cazadoras, muy voraces. Viven en
madrigueras en forma de pozo que excavan en el suelo y que en
su boca tiene como un brocal formado por pajitas o chinas
unidas con seda, de las que también están recubiertas las
paredes de sus guaridas.

Su picadura causa efectos tan variados que es imposible

hacer un relato de todos ellos. En términos generales la picadura
se deja sentir como la de la abeja. A veces se siente dolor, otras
se adormece la parte mordida y ocasiona cierta especie de
estupor; por lo común se colora de un círculo morado, negro o
amarillo, y puede hasta formarse un tumor doloroso que se
desvanece cuando los demás síntomas. Horas después de la
picadura se sienten angustias en el corazón, y a veces, y según
la especie de tarántula, dolor de vientre, diarrea, vómitos y dolor
de cabeza.

ABEJAS Y AVISPAS.
Las abejas pican especialmente en las cercanías de las
colmenas, en tiempo bochornoso y antes de las tormentas. Su
veneno produce dolor, inflamación e hinchazón. En algunas
personas llega a producir urticaria, y se han dado casos de

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muerte después de algunas picaduras sucesivas, pero sólo en
personas cardíacas.

Al recibir una picadura hay que extraer el aguijón y exprimir

la herida hasta que salga una gota de sangre.

La picadura de avispa tiene gran semejanza con la de la

abeja, si bien, a diferencia de la abeja, no deja el aguijón en la
picadura.

4.- AVES.

A continuación se da, sin pretensión de agotar la materia,

una pequeña relación de aves que los muchachos pueden ver en
el desarrollo de las actividades al aire libre.

ABEJARUCOS.
Constituye una
especie que tiene numero-
sas variedades. Los
abejarucos azules y
carboneros son los más
frecuentes. Destruyen gran
cantidad de gusanos e
insectos perjudiciales.
Cantan en todo tiempo,
incluso en los días
desapacibles de invierno.
Pero entonces su grito es
tan débil que apenas se
percibe, mientras que en
verano su voceo es
brillante y sonoro.

ALONDRAS.
Es una de las aves más comunes en nuestro país. Vive en
terrenos abiertos y de poco arbolado, prefiriendo en verano los
lugares altos y bajando en invierno en bandos a las llanuras y
rastrojos. Anida en el suelo. Come insectos, pero también grano,
pudiendo hacer daño en los campos de cereales. A la misma
familia pertenecen la calandria, la totovía y la cogujada, que son

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alondras que tienen la cabeza adornada con un moñito o cresta
de plumas.

BUITRES.
Realmente no son sino águilas que tienen la cabeza y el
cuello sin plumas; si bien anidan aisladamente, se reúnen en
grandes bandos para comer y su voracidad es proverbial.
Dotados de una vista agudísima, se remontan a gran altura y en
cuanto descubren algún animal muerto se dejan caer sobre él
para atracarse de carne putrefacta, hasta el extremo que, a
veces, transcurren algunas horas antes de que puedan volver a
levantar el vuelo.

ÁGUILAS.
El águila es el tipo de ave de rapiña por excelencia. Esta
distribuida por todo el mundo y cuenta con gran número de
géneros.

Las águilas, en sentido estricto, se reconocen por tener las

patas recubiertas de plumas hasta el arranque de los dedos.

Es ave de gran envergadura. En España el ejemplar mayor

es el águila imperial («aquila melanaetus»), de color oscuro, con
una gran mancha blanca sobre los hombros, y que marcha en
invierno a Abisinia y la India. Animal de gran longevidad, hace su
nido en los árboles, a diferencia del águila real, que anida entre
riscos. Menor en su tamaño es el águila perdicera («aquila
fasciata»), que únicamente alcanza 1,65 de envergadura. Hay
muchas más especies.

CUERVOS.
Son los pájaros más grandes que se conocen. Abundan
mucho en España, siendo famosos por su inteligencia y
longevidad. Devoran muchos insectos, ratoncillos, pequeños
reptiles, etc., si bien prefieren la carne en descomposición.
Anidan en los árboles muy altos o en riscos y peñascales.

CUCO.
Abundante en nuestra patria. Es de destacar su costumbre
de no anidar, poniendo sus huevos en los nidos de otras aves y
confiando a éstas el cuidado de su progenie. (De aquí viene el

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llamar cuco a quien se aprovecha en beneficio propio de los
esfuerzos de los demás.) Come gran cantidad de insectos,
especialmente procesionarias y otras orugas peludas. La hembra
pone un día sí y otro no un huevo, que deposita en el nido de
otro pájaro, después de sacar uno de los que había para que no
se aprecie el aumento de la puesta.

CURRUCA.
La curruca, de cabeza
negra, es del tamaño de un
gorrión, pero más alargada.
Es gris verdosa, parda en la
espalda. Canta más bien hacia
el mediodía.

GORRIÓN.
Pájaro pinzón de mediano
tamaño. Construye su nido sin
arte en los huecos de los
árboles, agujeros de los troncos,
etcétera. Es huésped de
nuestras poblaciones.

Es sumamente perjudicial
para los sembrados, siendo
además muy pendenciero, por
lo que espanta a otros pájaros
más útiles que él, como el
jilguero.

CIGÜEÑA.
Es bien conocida en todo
el mundo y fácil de distinguir por
sus patas rojas, su largo pico
recto, igualmente encarnado, y
su plumaje blanco, con alas en
gran parte negras. Ave
emigrante, viene a nuestra
patria a principios de febrero, y
antes de terminar el verano se reúnen en determinados sitios y
emigran al África central y meridional.

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 Su comida la constituyen sobre todo ranas, renacuajos,
lagartijas, culebras pequeñas y toda clase de insectos. En
general se la considera como ave útil.

No tiene canto ni grito alguno; lo que con frecuencia hace

es castañetear rápidamente el pico, echando la cabeza hacia
atrás y produciendo un ruido que se oye a bastante distancia. El
vulgo dice entonces que la cigüeña «está machacando el ajo».

Anidan en las torres, campanarios y también en los

árboles corpulentos, fuera de poblado.

MIRLO.
Es de talla algo mayor que los abejarucos. Es negro, con
el pico amarillo. Las hembras, pardas. Silba con un bonito
sonido lleno. Come muchos insectos y gusanos. Es muy útil para
la agricultura, pues destruye muchas babosas, caracoles,
ciempiés, etc.

PETIRROJO.
Tiene la misma talla que la curruca, pero su forma general
es más recogida. Su color es leonado, con un pecho rojizo. Tiene
un pecho grande y unos grandes ojos simpáticos. Es un ave
familiar; en invierno llega a entrar en las casas para calentarse.
Cuando el bosque está desnudo por el frío, cuando todo está
cubierto por el manto de la nieve y viene un rayo de sol, el
petirrojo canta en seguida con todo su entusiasmo. En primavera
se marcha a criar al norte de Europa. Se alimenta de insectos,
bayas y simientes.
Pico verde.

Tiene la talla de un puño cerrado. Su plumaje es oliváceo.

Su cabeza lleva una mancha roja. Horada su nido en los troncos
de árboles, roble o pino con preferencia. El pico verde es muy
útil, pues libra a los árboles de los gusanos e insectos.
V
PINZÓN.
Es un bonito pájaro de colores brillantes. Pecho salmón,
cabeza gris, alas pardas con manchas blancas. Lanza una
pequeña melodía, fácil de reconocer, pues siempre es la misma.

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No da saltitos en el suelo;
marcha como las palomas o
las gallinas.

REYEZUELO.
Es un pájaro
pequeñito, muy inquieto, y
siempre anda con la cola
levantada. Su color es pardo
oscuro, salpicado de negro.
Emite unas notas altas y
asombrosamente fuertes
para un animalito tan
pequeño. Hay una variedad
de un color gris verde que
no levanta la cola.

RUISEÑOR.
Es el rey de los
pájaros cantores por su
magnifica voz y bellos
trinos. Es un pájaro un poco
mayor que el gorrión, pero
más elegante. Prefiere los
parajes húmedos con
árboles de denso follaje.
Viene de África en la
primavera y se marcha al
final del verano o en los
primeros días del otoño.
Cuando salen las crías el
ruiseñor deja de cantar.
Sólo lo hace por las
mañanas y muy avanzada la
noche. Muy beneficioso a la
agricultura por los insectos
que come.

PALOMAS.
De todos conocidas.
Son bastante perjudiciales para la agricultura, ya que lo mismo

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se hartan de trigo verde
que de granos ya maduros,
y en la montanera no
perdonan las bellotas.

CODORNIZ.
Es la más pequeña
de las gallináceas euro-
peas y la única que tiene
costumbres migratorias.
Vive siempre en sitios
llanos y abiertos.
Sumamente perseguida por
los hombres y las aves de
rapiña, se salva de su
extinción por su
fecundidad. Come insectos,
pero la base de su
alimentación es vegetal.

PERDIZ.
La perdiz («alectoris
rufa») es una de las más
bellas de las gallináceas.
Se reúne en pequeños
bandos, excepto en los
meses de abril y mayo
(época de celo, en la que
los machos se pelean por
las hembras).

Es más insectívora
que granívora.

FAISÁN.
En nuestra patria el más
conocido representante de
esta familia es el faisán
común («phasianus
colchicus»), de carne
sabrosísima y de acentuado diformismo sexual.

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 Es un ave parda. El
macho lleva colores brillantes
verde y rojo. Su cola es larga,
su vuelo es pesado y ruidoso.
Su grito es gutural.

URRACA O MARICA.
De la misma familia que
el cuervo. Conocida por sus
hábitos de rapiña, que la
impulsan a saquear los nidos
ajenos y llevarse y esconder
todos los objetos pequeños que
le llaman la atención, lo que le
ha valido su primer nombre,
tomado del que le dan los
moros («surrak», ladrón).

GOLONDRINA.
De pico corto, ancho y
triangular, boca rasgada, patas
pequeñas y alas larguísimas,
son difíciles de confundir con
cualquier otro pájaro, si bien el
vulgo los confunde con los
vencejos. Ave emigrante,
exclusivamente insectívora,
alimentándose con mosquitos y
cínifes, hormigas aladas y otros
insectos pequeños. Sumamente
sociable, suele hacer su nido en
las viviendas humanas.

AVIÓN.
Es la golondrina de las
ciudades, fácil de reconocer por
su cola ahorquillada y su i
plumaje azul oscuro y lustroso;
con la pechuga y el vientre y
una ancha banda sobre i la rabadilla en blanco, lo que lo
distingue i de los otros miembros de la familia.

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VENCEJO.
Como hemos dicho antes, el vulgo lo confunde con la
golondrina, de la que se distingue por sus plumas, de un color
negruzco ahumado, y por la forma peculiar de los pies, que
tienen los cuatro dedos vueltos hacia adelante, sin que exista
dedo posterior, como en las demás aves. También se establece

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en las ciudades, haciendo sus nidos bajo las tejas. Nunca baja a
coger nada del suelo porque, debido a la especial estructura de
sus pies, le cuesta un enorme trabajo reemprender el vuelo.
Puede alcanzar de 120 a 160 kilómetros a la hora en su vuelo.

El mochuelo, la lechuza,
el buho, la corneja y el cárabo
son aves de rapiña nocturnas.
Se las llama así porque viven
de lo que cazan: ratas, ratones
campesinos, etcétera. Durante
el día están agazapados hasta
la hora del crepúsculo o el claro
de luna. El alimento lo tragan
entero, sin selección, y luego,
en el estómago, hacen las
digestiones, la verdaderamente
nutritiva y la que no tiene valor.
Con el líquido disolvente que
destila de sus paredes el
estómago hace la debida
separación. La carne
desaparece para convertirse en
sangre y queda una masa de
pieles vueltas del revés y
provistas de todos sus pelos y
huesos limpios. Grotescos
movimientos denotan el
despertar de una ansiedad
estomacal, y entonces vomitan
en bolas el residuo de las
víctimas tragadas antes.

MOCHUELO («ATHENE
NOCTUA»).
Ave nocturna abundante
en nuestra patria, destruye
gran cantidad de animalillos
nocivos al campo.

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LECHUZA («TYTO ALBA»).
Mayor que el mochuelo,
pasa el día en cualquier rincón
oscuro. Su alimento es el
mismo que el del mochuelo, si
bien, como es de mayor
tamaño, se atreve con las
ratas.

CORNEJA («OTUS SCOPS»).

Es la más pequeña de
las aves nocturnas, aun
cuando no menos útil, ya que
devora gran cantidad de
escarabajos, mariposas
nocturnas y aun ratoncillos
campestres.

BUHO («ASIÓ OTUS»).

De doble tamaño que la
corneja. Vive en los montes y
pinares. Es un ave utilísima
por la gran cantidad de
alimañas que come. Hay que
exceptuar de esta utilidad al
buho real o bujo, que
ocasiona graves destrozos en
la caza (conejos, ardillas,
etc.).

CÁRABO («STRIX ALUCÓN).

Mora en los montes,
donde de noche no es raro oír
su alarido peculiar.

5.- OTROS ANIMALES.

TORTUGA.
En nuestra nación es frecuente la tortuga de jardín, o
galápago («testudo ibera»), más frecuentemente en Andalucía.

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Llega a alcanzar treinta centímetros. Su alimento lo constituyen
los vegetales y frutas, y llega a vivir cien años. En contra de la
opinión del vulgo, no se come las cucarachas.

SALAMANDRA COMÚN.
Puede alcanzar hasta unos veinte centímetros de longitud.
Permanece casi siempre escondida, saliendo casi sólo de noche y
únicamente durante el buen tiempo. Ni es dañina ni puede vivir
en el fuego, como el vulgo afirma. Su coloración es negra con
manchas amarillas. A pesar de ser inofensiva, no debe irritársela
si se la tiene en las manos, por exudar una secreción que puede
perjudicar a las mucosas, muy especialmente a los ojos.

SAPO.
En España, entre las varias especies de sapos, figura la
del sapo común, eficaz auxiliar de los hortelanos. Animal
nocturno, al ponerse el sol sale de su escondrijo a buscar
insectos, babosas u otros animales, que constituyen su alimento,
y cuya mayoría son perjudiciales a los cultivos. Al llegar el frío se
esconde en su guarida y allí permanece en letargo hasta llegar la
primavera. Durante el buen tiempo, en las primeras horas de la
noche, deja oír su canto. El tamaño de los sapos de España
oscila de cuatro a diez centímetros. En contra de la opinión muy
extendida, no puede causar el menor mal, pues a pesar de que
posee glándulas venenosas en la piel, carece de órganos

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inoculadores del veneno; el mayor perjuicio que puede producir
es una irritación en las mucosas, sobre todo en los ojos, si se
tocan después de haber manoseado con exceso a uno de estos
animales. Tampoco es cierto lo de la «lluvia de sapos o ranas»
que a veces se oye. Lo que sucede es que al llover salen de sus
guaridas, a veces en número tan grande que parece ser cierta la
afirmación anterior de que han llovido sapos. El sapo, menos en
su primera edad, es un animal de vida terrestre.

RANA COMÚN.
También llamada rana verde, puede alcanzar de ocho a
nueve centímetros de longitud. De costumbres acuáticas, vive
principalmente en las charcas y aguas estancadas, y también en
los riachuelos, especialmente en los remansos. Las ranas
machos cantan día y noche, especialmente en la época de repro-
ducción. Muy perseguida, sus ancas constituyen un delicioso
manjar.

LAGARTO.
Pertenece al género lacerta, y existen varias clases: el
lagarto común («lacerta ocellata»), que pueden alcanzar hasta
sesenta centímetros, dos tercios corresponden a la cola; el
lagarto verde, de tamaño menor (cuarenta centímetros); la
lagartija («lacerta muralis»), de menor tamaño, de dieciocho a
veinte centímetros, que es la especie más frecuente. Los lagartos
son animales diurnos, amigos del sol, bajo cuyos rayos pasan a
veces inmóviles horas enteras; se alimentan de insectos, co-
leópteros y caracoles, aletargándose profundamente en la
estación fría.

CAMALEÓN.
En los campamentos del sur de España, especialmente en
la provincia de Cádiz, no es difícil trabar conocimiento con este
reptil, de feo aspecto, pero inofensivo. Se alimenta de insectos,
cambia de color y, no obstante la boca enorme que suele abrir
para asustar, es un animal inofensivo.

CULEBRAS.
Aun cuando inofensivas, algunas de las especies suelen
morder si se las intenta coger; por ello, y porque sólo los ojos

AIRE LIBRE. III CONOCIMIENTO DE ANIMALES 19 / 23

acostumbrados a verlas pueden distinguirlas de las víboras, la
mejor conducta a seguir
es dejarlas huir, que es
lo que harán al
oír el ruido de nuestros
pasos, ya que normal-
mente se trata de
animales tímidos. Hay
gran variedad. Su
tamaño varía, oscilando
entre 0,50 metros a 2
metros.

LIRÓN.
Los lirones son
unos pequeños roedores
gris azulados que cazan
durante la noche, en el
verano, y duermen en
invierno. Se alimentan de
pajaritos, que suelen
sorprender por la noche.
En invierno se refugian a
veces en las granjas y en
los graneros.

TURÓN, ARMIÑO Y
COMADREJA.
Son carniceros, de
cuerpo alargado y
flexible, que desbaratan
los nidos. El armiño
presenta la particularidad
de cambiar de color:
pardo leonado en verano,
en invierno se torna
blanco y únicamente el
extremo de a cola es
negro.

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ARDILLA.
Es un pequeño roedor muy simpático, de pelaje pardo
rojizo. Su cola le sirve de sostén para ejecutar atrevidas
cabriolas de rama en rama e incluso de árbol en árbol. Se
construye su nido en las cimas más altos del bosque. Desciende
a menudo al suelo y se sienta sobre sus patas traseras,
utilizando para comer las patas delanteras.

6.- LOS INSECTOS

Constituyen los insectos la mayor parte de "os animales

terrestres que pueblan nuestro planeta, y el número de los que
se conocen en la actualidad alcanza la cifra de 500.000 es-
pecies.

Es, pues, imposible ni siquiera citar todos los insectos que

se pueden encontrar durante los días de campamentos o
marchas, por lo que únicamente se hace aquí una pequeña
referencia a algunos.

No son muchos, por fortuna, los insectos venenosos en

nuestro país, pero sí abundan los que son dañinos para la
agricultura.

En nuestros montes de encinas y pinos abunda la

procesionaria, cuya oruga causa verdaderos destrozos en los
citados árboles. Hay dos especies, la cnethocampa, o proce-
sionaria de la encina, y la pityocampa, o procesionaria del pino.
El mejor modo de destruirlas es quemar o chamuscar los nidos
con antorchas.

Los pelos de estas orugas producen fuertes irritaciones

dolorosas en las manos y cara.

Una temible plaga para los campos y sembrados es la

langosta. Este voraz coleóptero se reúne en bandadas como
nubes, y el lugar donde se posa en poco tiempo queda
desprovisto de vegetación.

Terrible enemigo de la vid es la filoxera, la que en poco

tiempo destruye regiones enteras de viñedos. Este terrible

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hemíptero se propaga de tal forma que desde primeros de abril
hasta primeros de noviembre una sola hembra puede producir
más de veinte mil millones de filoxeras.
Este insecto ha sido combatido con éxito y hoy sus
estragos no son tan graves. Los mejores medios para eliminar la
filoxera son: la sumersión de las viñas atacadas, el injerto sobre
la vid americana y el empleo del sulfuro de carbono.

La mosca es un foco de infección que lleva consigo el

germen de mil enfermedades.

Entre los molestos mosquitos se citan el anopheles y el

culex, ambos del grupo de los nemoceros o chupadores de
sangre, muy semejantes. Si bien molestos ambos, son más
peligrosos los primeros, que en nuestra patria son los
transmisores del paludismo, hoy afortunadamente en regresión
debido a los medios modernos de combate de los mosquitos.
Otro mosquito de esta familia es el agente transmisor de la fiebre
amarilla o vómito, que tantas bajas causó entre nuestros
soldados en Cuba.

COLECCIÓN DE
INSECTOS. 1.- Lepidóptero: Papillo Machaon.
2.- Coleóptero: Carabus auralus.
3.- Himenóptero: Bombus terreslris
La colección de (abejorro).
insectos es difícil. 4.- Coleóptero: Elaier noctilucas
Algunos pueden morder (cucuyo).
o causar mal. Para 5.- Coleóptero: Necrophorus vestigator
evitarlo hay que (enterrador).
capturarlos con ayuda 6.- Coleóptero: Scarabaeus aegytiiorum
de una caja de cerillas. (pelotero).
7.- Coleóptero: Celonia aurata
(volando).
Colocados 8.- Ortóptero: Acridium ilalicum
pedazos de algodón (langosta).
empapados en éter en 9.- Ortóptero: Forfícula auricularia
una caja, se depositan (tijereta).
las presas en dicha caja. 10.- Coleóptero: Scolylus destructor
Ellas perderán pronto el (volando).
conocimiento y se 11.- Ortóptero: Libellula depressa.
pueden aprovechar esos 12.- Coleóptero: Cantharis vesicutona
minutos para fijarlas con (cantárida).

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el alfiler.

Hay que tener

cuidado con las alas de
las mariposas. Están
recubiertas de un
polvillo que reflejan la
luz y se cae al menor
frotamiento.

En la caja
definitiva ha de
depositarse una o dos
bolas de naftalina, a
fin de eliminar los
parásitos que podrían
destruir o deteriorar la
colección.

Una pequeña
ficha sobre cada
captura indicará el
nombre, lugar y fecha
de la presa.

No deben
mezclarse presas de
diferentes especies,
pues ciertos insectos
podrían perjudicar a los
otros.

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