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El Pornopoder Como Tecnologia Representa PDF
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farmacopornográfica
Resumen
La presente investigación tiene como finalidad la exposición de la categoría de pornopoder como
una tecnología de representación del cuerpo en la episteme farmacopornográfica, que será
comprendida en el marco de un régimen somatopolítico que ni es soberano ni es disciplinario.
Mediante una exposición teórica de las condiciones de posibilidad de la episteme
farmacopornográfica, se dará paso a la exposición de la reinvención de la categoría de tecnología
por parte de los estudios críticos de género para presentar al pornopoder como un entramado de
relaciones de poder materiales que tienden a conformar múltiples sujetos. Esto hace posible que se
comprenda el pornopoder como una de las tecnologías de producción de la subjetividad en el
régimen famarcopornográfico, que opera a partir de imágenes, máquinas audiovisuales y técnicas de
representación para la conformación, mediante prácticas performativas, de una determinada
constitución subjetiva en función de un régimen que reproduce una diferenciación genérica que
tiende a naturalizar la división binómica de los sexos y los géneros, en el marco de un régimen
heteronormativo. Por último, se trabajará con las prácticas de resistencia y de líneas de fuga, como
ha sido el posporno en la búsqueda de subvertir la representación heterosexual y centro-fálica de la
sexualidad contemporánea.
Palabras clave: pornopoder, farmacopornografía, tecnología, cuerpo, posporno.
Abstract
The present research aims at exposing the category of pornpowerr as a technology of representation
of the body in the epistemic pharmacopornographic that will be understood within the framework of
a somatopolitical regime that is neither sovereign nor disciplinary. Through a theoretical exposition
of the conditions of possibility of pharmacopornographic episteme, the exposition of the reinvention
of the category of technology by critical gender studies will be given to present the concept as a
network of material power relations that tend to conform multiple subjects. This makes it possible
to understand pornpower as one of the technologies of production of subjectivity in the
famarcopornographic regime, which operates from images, audio-visual machines and techniques
of representation for the conformation, through performative practices, a certain subjective
constitution in order To a regime that reproduces a generic differentiation that tends to naturalize
the binomial division of the sexes and the genders, within the framework of a hetero-normative
regime. Finally, we will work with resistance practices and escape lines, as has been the postporn in
the quest to subvert the heterosexual and central-phallic representation of contemporary sexuality.
Key words: pornpower, pharmacopornography, technology, body, postporn.
Introducción
Los estudios de comunicación sobre el tema de género y feminismos han comenzado a
introducir nuevas facetas teóricas que han enriquecido los tradicionales estudios de representación
de sujetos que escapan al canon heteronormativo y que constituyen entre sí una comunidad
lingüística y redes de comunicación donde explayarían un sentido anterior a las prácticas mismas.
Este anterior aspecto, clave en toda presentación crítica de la temporalidad, resulta ser un objeto
bastante oscuro para una mirada temporalizada de la constitución de un presente que lleva en sí
misma la marca temporal por excelencia: la contingencialidad. Es aquí donde se desea remarcar la
presentación de este estudio crítico, en cuanto que no hay un anterior esencial que se despliegue
como una marca ontologizante que determinaría cualquier posibilidad de devenir, como tampoco
existe una pretensión eternizante de un presente que sería el mero efecto de un cruce de estrategias
de poder. Para conocer los modos de subjetivación es necesario reconocer qué prácticas y discursos
forman parte, mediante un ejercicio genealógico y arqueológico, de los sedimentos de nuestra
subjetividad.
Este tercer sistema de saber-poder lo define como ni soberano ni disciplinario, lo cual exige
adentrarse en las determinaciones que el filósofo francés le otorga a estas categorías. La primera de
ellas, la de régimen soberano, es desarrollada en el primer tomo de Historia de la sexualidad, donde
en el capítulo cinco, referido al derecho de muerte y poder de vida, establece que la soberanía
residía en un derecho de disposición de la vida, constituyéndose un cuerpo para la muerte. En
palabras de Foucault puede rastrearse de dónde proviene este derecho, ya que “derivaba
formalmente de la vieja patria potestas que daba al padre de familia romano el derecho de
“disponer” de la vida de sus hijos, al igual que de la de sus esclavos; él se la había ‘dado’, él podría
quitársela” (Foucault, 2010, p 127). Lo que caracteriza el poder soberano es esta continuidad de la
característica del derecho de vida y muerte de la patria potestas de la familia romana, continuidad
1
Somos críticos de la noción de reapropiación que manifiesta que los sujetos pueden reapropiarse de la
tecnología y otorgar sentido, en el marco de su intersubjetividad, forjando nuevos usos. Esta perspectiva deja
de lado la relación ontológica entre el hombre y la técnica, relación que es desechada por un mero análisis
óntico.
que es materializada en el Estado feudal y absolutista. Las principales características de este
régimen se caracterizan por constituir un poder negativo, es decir, enmarcado en la hipótesis
represiva, y estar representado por la ley. En palabras de Nosetto se puede obtener una mejor
aproximación al sentido que Foucault le otorgó a la sociedad soberana:
« ¿A dónde ha ido Dios?», gritó, « ¡yo os lo voy a decir! ¡Nosotros lo hemos matado –
vosotros y yo! ¡Todos nosotros somos sus asesinos! ¿Pero cómo hemos hecho esto?
¿Cómo fuimos capaces de beber el mar? ¿Quién nos dio la esponja para borrar todo el
horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos esta tierra de su sol? ¿Hacia dónde se
mueve ahora? ¿Hacia dónde nos movemos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No
caemos continuamente? ¿Y hacia atrás, hacia los lados, hacia adelante, hacia todos los
lados? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita?
¿No nos sofoca el espacio vacío? ¿No se ha vuelto todo más frío? ¿No llega
continuamente la noche y más noche? ¿No habrán de ser encendidas lámparas a
mediodía? ¿No escuchamos aún nada del ruido de los sepultureros que entierran a Dios?
¿No olemos aún nada de la descomposición divina? —también los dioses se
descomponen. ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado!
(Nietzsche, 1999, p. 215).
La píldora será un claro ejemplo de una tecnología que es tragable y asimilable por los
cuerpos, tecnología que cumple la función de producción de géneros mediante la intervención de
moléculas que trabajan desde el interior de los cuerpos biopolíticamente asignados como mujer.
Estas tecnologías de poder producen ficciones somatopolíticas; en este caso, la píldora será
considerada como tecnología farmacológica, porque opera mediante biocódigos a través del
gobierno molecular de los cuerpos. Pero Preciado considera que la episteme farmacopornográfica se
caracteriza no solo por la operación de este tipo de tecnología, sino también por la intervención de
otro tipo de tecnología: el pornopoder. En este tipo de tecnologías, ingresan en el juego de las
relaciones de poder dispositivos audiovisuales, imágenes, sonidos, posiciones corporales, dildos,
dispositivos electrónicos, etcétera, los cuales son interrelacionados en la producción de la imagen
pornográfica, que es caracterizada por “su capacidad de estimular, con independencia de la voluntad
del espectador, los mecanismos bioquímicos y musculares que rigen la producción de placer”
(Preciado, 2014, p 201).
La base material del dispositivo pornográfico no solo son las nuevas tecnologías de la
comunicación y la información; son también los fluidos, las performances corporales de los actores
(que en su mayoría son blancos heterosexuales), deseos, placeres y fetiches. Esta tecnología de
producción de la subjetividad posee la paradoja de hacer creer en el espectador que es él quien tiene
el dominio sobre la performance de los actores en escenas, le crea la ilusión al espectador sobre la
idea de que él determinará el momento de la eyaculación, el exacto momento del orgasmo, con la
posibilidad de la repetición infinita, controlando la calidad de la imagen como de los sonidos
puestos en juego. Pero esto resulta ser una ilusión, porque su base está presente en la
performatividad de la sexualidad (Sprinkle, 2001), en cuanto es mera representación “de un
conjunto de coreografías corporales reguladas por códigos de representación bien precisos,
semejantes a los que dominan la danza, la acción en la cinematografía clásica o el teatro” (Preciado,
2014, p. 204). Lo real es suspendido por lo visual, por la teatralización de posiciones, de cuerpos, de
ficciones somáticas, de roles sociales, de fantasías que eliminan la idea de un espectador
todopoderoso, sujeto que es reducido a meros efectos masturbatorios.
¿Cómo poder resistir a las tecnologías de producción de la subjetividad, como es el caso del
dispositivo pornográfico? ¿Basta solo con la modificación de los sujetos a los que va dirigido?
Preciado cita a una serie de pensadores, actores y actrices, pornógrafas y literatos que intentan
pensar cómo resistir la representación de la sexualidad en clave heteronormativa, y para ello ponen
en juego una serie de prácticas contrasexuales, prácticas que ya había mencionado Preciado (2000)
en su Manifiesto contrasexual , las cuales parten de la inversión epistemológica:
Los que hasta ahora habían sido el objeto pasivo de la representación pornográfica
(“mujeres”, “actores y actrices porno”, “putas”, “maricas y bolleras”, “perversos”, etc.)
aparecen ahora como los sujetos de la representación, cuestionando de este modo los
códigos (estéticos, políticos, narrativos, etc.) que hacían visibles sus cuerpos y prácticas
sexuales, la estabilidad de las formas de hacer sexo y las relaciones de género que estas
proponen (Preciado, 2014, p. 207).
Esta inversión epistemológica presenta un estatuto político en cuanto imprime una nueva
representación de los sujetos que desbordan las identidades normativizadas —como las
heterosexuales—, que pasan de la pasividad que tienen en el dispositivo pornográfico y van a
constituirse en sujetos activos que cuestionan los múltiples códigos que eran materia prima en la
performatividad de la sexualidad. Mediante la noción de performance butleriana se hace posible no
solo comprender los mecanismos por las cuales las identidades devienen en lo que son,2 sino
también la posibilidad de la subversión y la constitución de otros que operen como inversión
epistemológica mediante una nueva representación de la sexualidad. Esta inversión opera en el
marco de la interseccionalidad de sexo-raza-género, así como también en el desplazamiento de la
genitalidad como centro de la performance, recuperando e innovando placeres que escapan de las
zonas erógenas dominantes. En este sentido, el posporno será comprendido de la siguiente manera:
El postporno es la cristalización de las luchas gays y lesbianas de las últimas décadas, del
movimiento queer, de la reivindicación de la prostitución dentro del feminismo, del
postfeminismo y de todos los feminismos políticos transgresores, de la cultura punk
anticapitalista y DIY (hazlo tú misma). Es la apropiación de un género, el de la
representación explícita del sexo, que ha sido hasta ahora monopolizado por la industria.
El postporno es una reflexión crítica sobre el discurso pornográfico (Llopis, 2010, p. 38).
Esta cristalización de las luchas de las identidades sexo-diversas representa una reapropiación
que politiza las corporalidades puestas en juego, pero más allá de la radicalidad de su inversión
epistemológica, sigue operando la posibilidad de una mediatización de dicha resistencia y su
comercialización.3 Un ejemplo disruptivo, y una búsqueda de una puesta en práctica de posporno
ha sido la actividad pospornográfica ocurrida en la Universidad de Buenos Aires, específicamente
en la Facultad de Ciencias Sociales, práctica que permite repensar el sentido político del espacio
público y cómo la irrupción en directo de dichas prácticas pospornográficas mutilan los códigos
estéticos, políticos y narrativos. La puesta en escena pospornográfica en la Universidad de Buenos
Aires ha sido titulada como una táctica del offside (Sicerone, 2015) por el hecho de que deja en
posición adelantada una serie de prejuicios y concepciones sobre el espacio público y la relación de
este con la sexualidad, en especial cuando dicha práctica ha sido cuestionada por las direcciones
políticas que se autoconsideran de izquierda de la mencionada universidad, las cuales han expresado
una posición reaccionaria en el plano molecular, es decir, sus discursos son expresión de la
2
Butler presenta como ejemplo a Drags Queen, quienes subvierten la noción sustancializada de la
diferencias de género, ya que subvierte códigos que se consideran naturales.
3
Han crecido una serie de páginas webs que comercializan sexo en clave no heteronormativa, demostrando
una inversión tibia porque no rompen con la relación mediatizada y mercantilizada de la performance de la
sexualidad.
actualización de las catexis libidinales inconscientes fascistas, según el concepto elaborado por
Deleuze y Guattari (1985).
Conclusión
Por ello se ha expuesto al posporno no solo como la cristalización de las luchas de las
identidades sexo-diversas, sino también como una inversión epistemológica que funda nuevas
performances sobre la sexualidad a partir de la puesta en escena de nuevos sujetos que dejan de
tener un carácter pasivo y descentralizan los genitales. Como última aproximación al problema
expuesto, se desea dejar en claro que las resistencias al pornopoder tienen límites que se expresan
tanto en la relación entre la ontología y lo óntico como también en la potencialidad disruptiva de los
marcos de producción heteronormativas, comprendiendo la heterosexualidad como un régimen
político (Wittig, 2006) que tiende a producir cuerpos heterosexualizados. Se recupera de esta forma
el sentido de la crítica foucaultiana que estudia los límites de nuestro presente histórico con la
finalidad de franquearlos y abrir las potencias existenciales a nuevos modos de vida que no se
funden en relaciones opresivas desde los marcos molares, como tampoco en los marcos
moleculares.
Referencias bibliográficas
Butler, J. (2007). El género en disputa. Barcelona: Ed. Paidós.
Deleuze, G. (2005) Posdatas sobre las sociedades de control. En Ferrer, C. (Ed.), Lenguaje
Libertarios (pp. 115-122 ) La Plata: Ed. Terramar
Deleuze, G. y guattari, F. (1998). El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Buenos Aires: Ed.
Paidos.
Foucault, M. (2014). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo Veintiuno
Editores.
Nietzsche, F. (1999). La ciencia jovial. La gaya scienza. Venezuela: Monte Ávila Editores
Latinoamericanos.
Sicerone, D. (2015). Cuerpo, placer y postporno: la táctica del offside. Reflexiones Marginales.
Año 5. Núm. 30. Diciembre 2015 – Enero 2016. Recuperado de:
http://reflexionesmarginales.com/3.0/cuerpo-placer-y-postporno-la-tactica-del-offside/