Está en la página 1de 19

LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA

CLÁSICA EN LA TEORÍA
DE LA VERDAD DE KANT
MANUEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
Universidad de Granada
[manuel_sanchez_rodriguez@yahoo.com]

1. INTRODUCCIÓN

Cuando se presenta resumidamente el tratamiento de la verdad


que tiene lugar en la Crítica de la razón pura se dan por sentadas
algunas ideas fundamentales. En primer lugar, la crítica sólo ofrece
una teoría de la verdad en tanto que esta teoría se centra en la lógi-
ca de la verdad, entendida ésta como validez objetiva. En segundo
lugar, Kant afirma dar por supuesta la concepción clásica de la ver-
dad como adecuación, y a este respecto argumenta en favor de que
no existen criterios de verdad universales y suficientes.
En este trabajo argumentaré que esta descripción no recoge el
interés filosófico del tratamiento criticista de la verdad y que la com-
prensión anterior de ambas ideas debe ser matizada o incluso corre-
gida. En primer lugar, es cierto que Kant reconoce que la determi-
nación de la corrección o adecuación de nuestros conocimientos
debe presuponer de forma universal y necesaria los principios puros
que definen la validez objetiva de la experiencia. Pero tal determi-
nación presupone igualmente, de forma universal y necesaria, otras
condiciones adicionales de tipo trascendental, que definen lo que
podemos considerar una concepción de la validez como pretensión de
validez intersubjetiva. Por otro lado, debe observarse que esta con-
cepción se construye precisamente sobre el reconocimiento de que
no es posible ofrecer criterios suficientes de verdad en lo que respec-
ta a la corrección objetiva del conocimiento. Para Kant, si la filoso-
fía puede ofrecer una teoría de la verdad, ésta debe abandonar el

[123]

TC00_02.indd 123 13/02/16 08:08


124 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

interés tradicional de la metafísica en asegurar la adecuación con la


realidad a partir de principios a priori. A este respecto, cabe consi-
derar su concepción de la validez intersubjetiva, en conjunto con su
teoría de la verdad trascendental, como una superación de la con-
cepción clásica de la verdad.

2. LA RENUNCIA DE LA FILOSOFÍA CRÍTICA


A UNA TEORÍA METAFÍSICA DE LA VERDAD
COMO ADECUACIÓN OBJETIVA
ENTRE EL CONOCIMIENTO Y LA REALIDAD

Como es sabido, Kant defiende en la primera Crítica que no exis-


te un criterio que nos permita decidir la corrección o adecuación
material de nuestros juicios particulares, es decir, su correspondencia
o adecuación con los objetos particulares en relación con los cuales
tales juicios pretenden un conocimiento. Tal intento es fundamen-
talmente auto-contradictorio1. Por su misma naturaleza, un criterio
debe ser universal. Pero, entonces, precisamente debido a esta uni-
versalidad, tal criterio no sería suficiente para determinar la correc-
ción objetiva o la verdad de nuestro juicio, en tanto que juicio par-
ticular.
La lógica trascendental puede, en efecto, «corregir y asegurar el
Juicio en el uso del entendimiento puro mediante reglas determinadas»2.
Estas reglas son los principios puros del entendimiento, y no las leyes
particulares del entendimiento empírico. Así, la teoría del Juicio tras-
cendental no ofrece en absoluto reglas para el enjuiciamiento de los
objetos in concreto, sino la «condición universal de las reglas», es de-
cir, la condición trascendental y determinante que constituye en ge-
neral la validez objetiva de los juicios de conocimiento. A este respec-
to, la Analítica de los Principios no sólo proporciona las condiciones
universales y necesarias del enjuiciamiento particular, sino también
la condición suficiente del mismo, si bien tal suficiencia no concierne a
las verdades particulares, o a la adecuación objetiva de los juicios, sino
más bien su verdad trascendental, en cuyo seno queda indeterminado
el valor de verdad de los conocimientos particulares. En este sentido,
los principios puros del entendimiento, en tanto que reglas del Juicio
trascendental y determinante, muestran de forma universal y necesa-

1
KrV, A 57-59/ B 82s. Se emplearán aquí las abreviaturas, la edición y la forma de
citación contempladas por la Kant-Gesellschaft.
2
KrV, A135/ B 174.

TC00_02.indd 124 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 125

ria qué casos particulares se subsumen bajo los conceptos puros del
entendimiento, puesto que determinan qué juicios son objetivamente
válidos. No obstante, estos principios no establecen a priori la correc-
ción objetiva particular o la verdad empírica de estos juicios; más
bien, aluden a su objetividad universal, en tanto que determinan a
priori la subsunción de los fenómenos bajo los conceptos puros, pero
dejan totalmente indeterminada su subsunción bajo los conceptos del
entendimiento empírico y las leyes particulares.
La argumentación de Kant en la primera Crítica, por tanto, deja
en suspenso el problema de la adecuación del conocimiento con
la realidad. Ahora bien, esta misma problemática es retomada en la
Crítica del Juicio. En primer lugar, debe observarse que la exposición
del problema de la fundamentación del Juicio, tanto en esta última
obra como en la Crítica de la razón pura, coincide de forma funda-
mental con la crítica de Kant a las teorías de la adecuación: el reco-
nocimiento de que no es posible asegurar la corrección objetiva del
enjuiciamiento de la realidad mediante reglas, criterios o preceptos.
Ahora bien, mientras que la Crítica de la razón pura opta por no
ofrecer una fundamentación del enjuiciamiento más allá de su de-
pendencia con la función determinante del entendimiento, la Crítica
del Juicio sí admite la posibilidad de una fundamentación crítica del
Juicio en tanto que facultad autónoma del sistema de la razón. Aho-
ra bien, esta solución se construye precisamente sobre la base del
mencionado reconocimiento de que no es posible fundar filosófica-
mente la adecuación del Juicio.
Kant define el Juicio reflexionante en la tercera Crítica como
como la capacidad por la que el sujeto puede buscar un universal
para un particular ya dado3. En tal caso, sólo se tiene noticia de la
ley o de la regla de carácter general a los cuales subsumirlo, lo cual
haría posible determinar su significado en un sistema de conoci-
mientos. La actividad reflexionante del Juicio, complementaria de
su dimensión determinante, va de abajo arriba, por así decirlo, pues
debe alcanzar un universal posible partiendo del caso particular e
indeterminado que se le presenta al sujeto en su experiencia sen-
sible4.
Desde la posición crítica alcanzada en la Crítica del Juicio, una
fundamentación del Juicio sólo es posible en la medida en que se
aprecie que esta facultad no legisla a priori sobre las cosas, sino que
se da a sí misma la ley para el enjuiciamiento. Kant denominará heau-

3
KU, AA 05, 179.
4
EEKU, AA 20, 209s.

TC00_02.indd 125 13/02/16 08:08


126 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

tonomía5 a esta particularidad de la legislación del Juicio, por la


cual sus principios a priori no sólo tienen su origen en el sujeto, sino
que además legislan de forma reflexiva sobre el propio sujeto y su
actividad cognoscitiva. Los principios del Juicio reflexionante, por
tanto, legislan sobre cómo debe ser nuestra propia actividad de en-
juiciamiento, en tanto que paso previo en el proceso de conocimien-
to si pretendemos una determinación posible de los objetos que se
presentan a la intuición sensible. Pero es interesante notar que este
giro subjetivo es considerado por Kant como la solución que hace
esquivar una dificultad intrínseca a todo intento de fundamentación
del Juicio, tal como se pone de manifiesto en el Prólogo de la obra6.
Según Kant, el principio o concepto que sirva de fundamento a la
actividad del Juicio no puede tener validez objetiva, es decir, no pue-
de legislar a priori sobre los objetos. Si el principio del Juicio sirvie-
ra para decidir a priori acerca de la corrección objetiva o adecuación
de nuestros juicios con los objetos, es decir, si a través del mismo
fuera posible decidir si éstos caen o no bajo el alcance del concepto
expresado en un juicio particular, entonces nos encontraríamos ante
una problemática fundamental. Ante cualquier criterio o principio
que rigiese el enjuiciamiento en un sentido objetivo, siempre podría-
mos preguntarnos por el principio que pueda sancionar la validez
del principio anterior y el juicio filosófico en que se enuncia, de tal
modo que la consideración del principio que haya de fundamentar
el Juicio como un criterio de enjuiciamiento de validez objetiva con-
duciría inevitablemente el proceso de la fundamentación ad infini-
tum. Es así como la solución propuesta por Kant en la Kritik der
Urteilskraft, por la cual se reconoce el carácter heautónomo del prin-
cipio del Juicio, coincide con la Crítica de la razón pura en el recono-
cimiento de que no es posible ofrecer reglas o criterios de carácter
prescriptivo ni discursivo que hagan posible decidir a priori acerca de
la corrección de nuestros juicios particulares. De hecho, el argumento
de Kant relativo a la fundamentación del Juicio aparece ya bosque-
jado en la introducción a la Analítica de los Principios de la Crítica
de la razón pura, donde se sostiene que cualquier intento de de mos-
trar de forma universal cómo sea posible subsumir in concreto a una
regla siempre volverá a exigir el recurso a una regla ulterior ad infi-
nitum7.

5
EEKU, AA 20, 225; KU, AA 05, 185s.
6
KU, AA 05, 169.
7
KU, A 132-34/ B 171-74.

TC00_02.indd 126 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 127

Ahora bien, si volvemos a dirigir nuestra atención a la primera


Crítica, debe reconocerse que Kant sí admite criterios para la verdad
empírica. Estos son contemplados en la comprensión del uso hipo-
tético de la razón. Este uso recoge las máximas de índole teleológico
expuestas en el Epílogo de la Dialéctica Trascendental8 y adquiere
sentido en la situación en la que disponemos del particular pero el
universal es incierto, de modo que este último sólo puede ser acep-
tado de forma problemática o hipotética. La universalidad de la
regla empírica sólo puede verse confirmada si los sucesivos datos
particulares pueden ser interpretados como consecuencias coheren-
tes que se derivan de este universal, que inicialmente sólo era acep-
tado de forma hipotética. Ahora bien, el uso hipotético de la razón
basado en la suposición regulativa de ideas no puede tener un uso
constitutivo; es decir, en tal caso no cabe esperar la confirmación
objetiva de la regla a partir de la confirmación de los casos particu-
lares. Más bien, las ideas trascendentales son pensadas por la razón
en un sentido hipotético para posibilitar una determinación progre-
siva de los conocimientos particulares en la experiencia en un siste-
ma de leyes organizadas siempre incompleto y condicionado. De
este modo, las ideas trascendentales no pueden suponer la validez
objetiva de objetos que sólo pueden ser pensados de forma proble-
mática, a través de lo cual cumplen una función heurística y regula-
tiva para el uso sistemático del conocimiento en la experiencia po-
sible. En relación con el problema de la verdad, Kant defiende que
la razón se dirige a la unidad sistemática de los conocimientos, la
cual ha de ser interpretada como la «piedra de toque de la verdad de
las reglas»9. En un sentido regulativo, el entendimiento empírico
sólo puede determinar progresivamente los objetos bajo la presupo-
sición de que un sistema ordenado de conocimientos es posible. Ésta
constituye la hipótesis principal del conocimiento científico, una hi-
pótesis necesaria que hace posible bosquejar a su vez hipótesis par-
ticulares sobre la experiencia, pero que no puede ser confirmada en
esta misma experiencia, en tanto que alude a una idea de totalidad
que trasciende el uso empírico del entendimiento que debe presupo-
nerla. Así, Kant define la idea de esta totalidad incondicionada de
conocimientos como una unidad proyectada, «que en sí misma debe
ser considerada, no como dada, sino sólo como problema; pero la
cual sirve para encontrar un principium para lo múltiple y el uso
particular del entendimiento, y para guiar [este uso] a través de él y

8
KrV, A 646ss./ B 674ss.
9
KrV, A 647/ B 675.

TC00_02.indd 127 13/02/16 08:08


128 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

darle coherencia en lo que concierne a los casos que no están


dados.»10
Desde este punto de vista, podría sostenerse que Kant al fin y al
cabo llega a presuponer el concepto de la realidad en sí para asegu-
rar la posibilidad de la verdad, en tanto que totalidad de la realidad
susceptible de ser conocida progresivamente en un sistema de co-
nocimientos particulares. Este presupuesto metafísico puede ser
cierto en lo que respecta a la primera Crítica, pero debe tenerse en
cuenta que la teoría del uso hipotético de la razón será sustituida
por la teoría del Juicio reflexionante expuesta en la tercera Crítica11.
En lo que sigue se partirá de un presupuesto fundamental, que ha
sido tratado en otros trabajos: a saber, en la Crítica del Juicio Kant
lleva a cabo una fundamentación del enjuiciamiento reflexionante
en general a través del análisis y la crítica de los juicios estéticos; es
decir, las condiciones y principios trascendentales del gusto expues-
tos por Kant en la tercera Crítica deben ser considerados como
condiciones y principios de índole subjetiva que definen la capaci-
dad humana de enjuiciar la realidad y de descubrir progresivamen-
te la verdad12.
En primer lugar, se mostrará que la vinculación entre el problema
de la verdad y las reflexiones sobre estética se encuentran presentes
en el desarrollo intelectual de Kant desde principios de la década de
1770. En segundo lugar, se atenderá al significado del concepto ra-
cional de lo suprasensible como fundamento del juicio de gusto en
la Crítica del Juicio, y se lo interpretará en el sentido sistemático que
ha sido indicado, a saber, como principio trascendental y subjetivo
del Juicio reflexionante en general.

10
Ibidem.
11
Cf. M. SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (en prensa), «Witz und reflektierende Urteilskraft
in Kants Philosphie», en XI. Internationaler Kant-Kongress. Kant e la filosofia in senso
cosmopolitico. Pisa, 22-26 Maggio 2010, Berlin y New York: Walter de Gruyter. Los
intentos de reconstruir o ampliar la concepción kantiana de la verdad no han atendido
al potencial de la Crítica del Juicio. Véase por ejemplo L. Fr. H. Svendsen (2011): «Kant’s
Theory of Empirical Truth», en V. Gerhardt et alii (ed.) (2001), Kant und die Berliner
Aufklärung. Akten des IX. Internationalen Kant-Kongresses, 5 vols., Berlin, II 847-55; así
como S. Neiman (1994), The Unity of Reason: Rereading Kant, Oxford/ New York: 75,
y D. Köveker (1995), «Zwischen “objektiver Gültigkeit” und “subjektiv-notwendigen
Probierstein» der Wahrheit. Systematische Überlegungen zum Konsensgedanken in der
politischen Philosophie Kants», en Zeitschrift für philosophische Forschung 49, 1995,
274-93.
12
Véase a este respecto M. SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (2010), Sentimiento y reflexión en
la filosofía de Kant. Historia del problema de la Crítica del Juicio, Hildesheim/ Zürich y
New York: Hildesheim, 209ss.

TC00_02.indd 128 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 129

3. ESTÉTICA, SENSUS COMMUNIS Y EL PROBLEMA


DE LA VERDAD

En el apartado anterior se ha argumentado que la exposición del


problema del Juicio en la tercera Crítica coincide con la crítica de la
verdad como adecuación de la primera Crítica en un presupuesto
fundamental, que indica la convicción de Kant de que la filosofía
debe dejar de ocuparse con un fundamentación metafísica de la ver-
dad en tanto que adecuación, a saber: el reconocimiento de que la
reflexión filosófica no puede apotar criterios, preceptos o reglas a
priori que aseguren la corrección objetiva del conocimiento.
De hecho, la vinculación entre ambas obras es manifiesta en los
textos cercanos a la Disertación inaugural de 1770. Debe notarse
que en el Prólogo a la Crítica del Juicio, precisamente donde Kant
expone el problema indicado, se define el Juicio reflexionante tam-
bién según el concepto de sano entendimiento [gesunder Verstand]. El
Juicio «es exigido de forma tan necesaria y universal que bajo el
nombre de “sano entendimiento” no se entiende otra cosa que jus-
tamente esta facultad»13. Pues bien, a principios de la década de
1770 Kant se refiere al enjuiciamiento in concreto utilizando el con-
cepto de sano entendimiento, mediante el cual enlaza sus reflexiones
a este respecto con el debate de la filosofía escolar alemana sobre la
relación entre logica naturalis y logica artificialis, y en particular con
las posturas sostenidas por Baumgarten, Meier y Winckelmann en
sus escritos sobre estética, lógica y psicología empírica14. En rela-
ción con el tema que nos ocupa, lo importante es notar que en las
exposiciones sobre el significado de este concepto en sus Lecciones
de Antropología, Kant explica ya el mismo problema que expondrá
diez años más tarde en la Crítica de la razón pura en relación con la
imposibilidad de ofrecer criterios de verdad universales y a la vez
suficientes:

Éste [el catarticon del sano entendimiento] no puede ser enseñado;


pues para la aplicación de la regla no se necesita de nuevo una regla,
sino sano entendimiento15.
Uno debe sorprenderse de que, ni la erudición, ni la instrucción, ni
tampoco el mayor grado de agudeza puedan paliar la falta de sano en-
tendimiento. El aritmético proporciona a los estudiantes reglas univer-

13
KU, AA 05, 169.
14
Cf. M. SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (en prensa), «Logica naturalis, Healthy Understan-
ding and the Reflecting Power of Judgment in Kant’s Philosophy. The Source of the
Problem of Judgment in the Leibniz-Wolffian Logic and A», en Kant-Studien.
15
Añadido posterior a la Refl. 1579, 1770?, AA 16, 22.

TC00_02.indd 129 13/02/16 08:08


130 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

sales que sirven para calcular; pero si el estudiante carece de sano en-
tendimiento, entonces no podrá subsumir ningún caso particular a esta
regla, pues no es posible proporcionar una nueva regla para cada nuevo
caso, pues esto sería contrario a la naturaleza de la regla16.

Aunque Kant no ofrece una solución a este problema, estos tex-


tos muestran que una década antes de la publicación de la Crítica
de la pura Kant expone ya el problema de la verdad como adecua-
ción en los mismos términos que en esta obra, si bien sirviéndose de
un concepto procedente de la tradición estética, que él además segui-
rá desarrollando y empleando en un sentido estético. Es más, Kant
volverá a exponer esta reflexión en sus Lecciones de Antropología
posteriores, si bien introduciendo la objeción de circularidad que
encontramos en el Prólogo de la Crítica del Juicio17.
Los materiales del Legado póstumo manuscrito y los Apuntes de
Lecciones muestran también que Kant pone en relación el sano en-
tendimiento, en tanto que facultad destinada al enjuiciamiento in
concreto, con el sensus communis y el modelo de enjuiciamiento del
gusto18. Ahora bien, esto no supone una circunscripción del signi-
ficado del concepto de sano entendimiento al ámbito de la éstetica,
sino más bien lo contrario: la adopción de ideas procedentes de la
estética con el objeto de ilustrar el funcionamiento subjetivo de esta
facultad natural de enjuiciamiento, una vez que se reconoce la im-
posibilidad de una fundamentación teórica de la corrección objetiva
del enjuiciamiento. De hecho, Kant declara que la función del sano
entendimiento es precisamente la de conocer las verdades mediante
la experiencia19. Sin embargo, el sano entendimiento o el sensus
communis no pueden servirse de criterios determinados a partir de
los cuales pueda decidirse a priori la corrección del enjuiciamiento.
Ante el reconocimiento de esta carencia, se abre paso simultánea-
mente en el desarrollo intelectual de Kant el reconocimiento de que
todo acto de enjuiciamiento de un particular debe referir el juicio
privado y aislado del individuo al juicio de los otros. A finales de la
década de 1780 Kant interpreta esta exigencia como una condición
subjetiva para la búsqueda de la verdad en general:20

16
V-Anth/Parow, AA 25, 359. Véase también V-Anth/Collins, AA 25, 158; Refl.
1580, 1769-1770?, AA 16, 23s.
17
Cf. V-Menschenkunde, AA 25: 1036; V-Anth/Mron, AA 25, 1297.
18
Cf. M. SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, «Logica naturalis...».
19
Cf. V-Anth/Collins, AA 25, 155.
20
Cf. V-Lo/Blomberg, AA 24, 85s., 93, 150; V-Lo/Philippi, AA 24, 387-96; V-Mens-
chenkunde, AA 25, 1012; Refl. 2163, 1776-78?, AA 16, 256; Refl. 2173, 1776-1778?, AA
16, 258; Refl. 2175, 1780-89?, AA 16, 259; V-Anth/Busolt, AA 25, 1488s. El argumento

TC00_02.indd 130 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 131

Toda experiencia exige comparar nuestra percepción con la de los


otros. [En relación] con todo uso de la razón [se da] el mismo caso. No
es necesario que el resultado de nuestro pensamiento concuerde con lo
que otros piensan comúnmente. Pero sí es necesario que tengamos esta
concordancia como nuestro fin, y su ausencia como un motivo para
desconfiar de nuestro juicio [...].

En relación con esto, el sensus proprius se opone al sensus com-


munis [...]21.

Nuestro juicio puede contener mucho de ilusión, pero no siempre


podemos saber si nuestros pensamientos se conforman con los objetos,
por lo que debemos adoptar la piedra de toque externa del juicio de los
otros [...]. Esta llamada interior, que nos lleva a determinar todo juicio
desde el punto de vista del modo de pensar de los otros, es en los seres
humanos el sano entendimiento. Por tanto, podemos afirmar que el
sensus communis es el bon sens [...]22.
Nosotros los seres humanos tenemos una regla para el uso del en-
tendimiento por la cual probamos nuestro juicio a través del juicio de
los otros, de forma que no sólo nos sirvamos de nuestro propio juicio,
sino también del juicio de los otros, para que haya conformidad, lo cual
|1489| es la piedra de toque necesaria de la verdad. Debe existir sensus
communis, entendimiento común, y el juicio no puede ser egoísta, sino
plural [Pluralistisch], y debe valer para cada cual. La piedra de toque de
la verdad debe ser el enjuiciar una cosa desde el punto de vista del en-
tendimiento común [...]23.

Mediante el recurso a conceptos como sensus communis, enten-


dimiento común, sano entendimiento, bon sens, gusto, sana razón
universal, etc., Kant se refiere a la capacidad natural por medio de
la cual cada individuo debe partir de la exigencia de contrastar su
juicio con el juicio de los otros, en tanto que tal exigencia constituye
la piedra de toque suprema de la verdad. Se trata, ahora bien, de un
criterio subjetivo de la verdad, que debe complementar al criterio
objetivo que proporciona la verdad trascendental del conocimiento:
«El criterium objetivamente válido interno; el [Criterium] válido de

de que debemos conectar nuestros juicios particulares con el sensus communis emana de
la idea de una «razón humana universal». Se trata de un principio a partir del cual Kant
defiende la imposibilidad del error absoluto. Para una exposición sobre este concepto
como clave de la ilustración alemana, véase N. Hinske: Kant als Herausforderung an die
Gegenwart, Freiburg & München, 1980, 31-60.
21
Refl. 1505, 1780-1783, AA 15, 88.
22
V-Menschenkunde, AA 25, 1022.
23
V-Anth/Busolt, AA 25, 1490.

TC00_02.indd 131 13/02/16 08:08


132 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

forma externa subjetivo: la adhesión de los otros* (s para evitar la


ilusión). [...]. *(En los juicios de gusto no tenemos otro)»24.
De cualquier forma, se trata de reflexiones de Kant que no tienen
asiento aún dentro del sistema crítico, dado que no encontramos
aún una fundamentación de la validez objetiva de esta pretensiónde
alcanzar la adhesión de los otros en el propio enjuiciamiento, en tan-
to que criterio subjetivo de la verdad. Es más, Kant no sostiene una
posición coherente sobre cómo debemos entender esta referencia a
los otros. ¿Debe nuestro juicio conformarse objetivamente con el
juicio de los otros, es decir, recibir efectivamente la adhesión de los
otros para poder cumplir esta condición subjetiva? ¿Radica esta con-
dición, por el contrario, en la mera pretensión de alcanzar esta ad-
hesión, de forma regulativa o ideal, sin que exista la necesidad de
alcanzarla de forma efectiva? Sólo la Crítica del Juicio resoponderá
a estas cuestiones en el marco de una fundamentación general de la
pretensión de validez universal y subjetiva presupuesta en los juicios
de gusto en particular y, por extensión, en el Juicio reflexionante en
general.

4. LO SUPRASENSIBLE EN NOSOTROS
COMO PRINCIPIO SUBJETIVO
DEL JUICIO REFLEXIONANTE EN GENERAL

La Crítica del Juicio pretende desentrañar los principios subjeti-


vos del Juicio reflexionante en general, por mediación del análisis y
la crítica trascendental de los principios presupuestos en uno de sus
casos ejemplares: los juicios estético-reflexionantes de gusto. En re-
lación con el tema que nos interesa, debemos centrarnos en la com-
prensión de sensus communis, en su caracterización desde la univer-
sal comunicabilidad, así como en el concepto puro y racional de lo
suprasensible,que ofrece el fundamento último de esta comprensión.
La Deducción del juicio de gusto llegaba a la conclusión de que
estamos autorizados a suponer en los otros las mismas condiciones
por las cuales podemos considerar una representación sensible como
conforme con las facultades de conocer implicadas en el enjuicia-
miento del objeto25. No se trata meramente de una conclusión rela-
tiva a la validez de los juicios de gusto en particular, sino de una

24
Refl. 2175, 1780-1789?, AA 16, 259; véase también Refl 2176, 1780-1789?, AA
16, 259.
25
KU, AA 05, 289s.

TC00_02.indd 132 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 133

conclusión relativa al Juicio reflexionante en general, que es alcan-


zada por Kant a través de la crítica y el análisis del caso ejemplar de
los juicios de gusto. Sin embargo, en esta sección de la obra Kant no
profundiza aún en el fundamento racional que autoriza esta preten-
sión de validez por la cual referimos nuestro enjuiciamiento singular
de la representación a una totalidad de sujetos, en los que por lo
demás suponemos la misma capacidad de enjuiciamiento que nos
adscribimos a nosotros mismos mediante nuestro propio acto de
enjuiciamiento. La deducción «sólo afirma que estamos justificados
a presuponer de forma universal en todo ser humano las mismas
condiciones subjetivas del Juicio que encontramos en nosotros
mismos»26.
Sólo la Dialéctica profundiza en el fundamento racional de esta
pretensión, al identificar el principio subjetivo del gusto con el con-
cepto de lo suprasensible y reducir el concepto de finalidad sin fin a
este principio de origen racional y validez subjetiva27. Ya en la mis-
ma Analítica se hacía alusión a la presuposición de una voz universal
que es reclamada en el gusto como una idea regulativa: «La voz
universal es por tanto tan sólo una idea [...]. Es una cuestión incier-
ta si quien cree emitir un juicio de gusto juzga de hecho en confor-
midad con tal idea; pero a través de la expresión de la belleza éste
certifica que se refiere a ella y que el suyo ha de ser un juicio de
gusto»28. De este modo, un juicio de gusto no presupone un princi-
pio a priori en la medida en que alcanza de forma efectiva la idea

26
KU, AA 05, 290.
27
Tal como ha defendido ya Reinhard BRANDT, «The Deductions in the Critique of
Judgment: Comments on Hampshire and Hortsmann», en E. FÖRSTER (ed.), Kant’s
Trascendental Deductions and Critical Philosophy, Oxford and New York 1989, 177-90,
y REINHARD BRANDT, «Analytic/Dialectic», en E. SCHAPER und W. VOSSENKUHL (eds.),
Reading Kant. New Perspectives on Transzendental Arguments and Critical Philosophy,
Oxford y New York, 175-95, es en la Dialéctica donde Kant fundamenta en última
instancia el concepto de la comunicabilidad universal y donde debe buscarse la conclu-
sión de la deducción del gusto. Los textos de Kant apoyan esta intepretación. KU, AA
05, 339: sin el concepto de lo suprasensible, según Kant, «el juicio de gusto no podría
pretender en absoluto la validez necesaria para cada cual.» KU, AA 05, 340: «si no se
tomara esto en consideración, no podría salvarse la pretensión del juicio de gusto a la
validez universal.» Por otro lado, debe observarse que Kant reduce el concepto de la fi-
nalidad al concepto de lo suprasensible: «Ahora bien, desaparece toda contradicción si
digo: el juicio de gusto se basa en un concepto (un fundamento en general de la finalidad
subjetiva de la naturaleza para el juicio): porque el fundamento de determinación del
mismo reside quizá en el concepto de aquello que puede ser considerado como el subs-
trato suprasensible de la humanidad.» [KU, AA 05, 340; cursiva del autor]. En segundo
lugar, Kant mismo llama «deducción» a la solución de la tercera antinomia, en un texto
en el que vuelve a definirse lo suprasensible como el principio que subyace a la finalidad
de la naturaleza, cf. AA 05, 346.
28
KU, AA 05, 216, cursiva del autor.

TC00_02.indd 133 13/02/16 08:08


134 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

suprasensible de la adhesión de la humanidad, sino en tanto que


pretende esta adhesión. La función de la Dialéctica será profundizar
en este enfoque, que define la comprensión de la pretensión de validez
del gusto como una pretensión de validez intersubjetiva.
Para Kant, es el concepto de lo suprasensible el que asegura la
pretensión de una adhesión intersubjetiva que se encuentra presente
en el gusto29: «Pero tal concepto es el mero concepto racional de lo
suprasensible que subyace a los objetos (y también al sujeto que
juzga) en tanto que objetos de los sentidos, por tanto en tanto que
fenómenos. Pues si no se tomara esto en consideración, no podría
salvarse la pretensión del juicio de gusto a una validez universal»30.
En mi juicio de gusto particular es posible una pretensión de validez
intersubjetiva en tanto que en el mismo acto de enjuiciamiento pre-
supongo la idea que refiere al «substrato suprasensible de la
humanidad»31.
En el sentimiento que acompaña a la experiencia de lo bello se
encuentra presente una pretensión de comunicabilidad universali-
dad. Ahora bien, a diferencia del enjuiciamiento moral, en el trata-
miento reflexionante de la representación sensible ningún principio
puede asegurar a priori que mi sentimiento de placer será compar-
tido por los otros. Por tanto, esta universalidad no puede significar
que mi juicio de gusto es el resultado de la concordancia efectiva con
el sentimiento de los otros, debida por ejemplo a la determinación
de un concepto compartido que delimita el alcance objetivo del jui-
cio o a una misma estructura psicológica o fisiológica que se encuen-
tre implicada en el acto de enjuiciamiento de cada cual. Según la
postura alcanzada en 1790, Kant considera decisivo que mi preten-
sión de que los otros concordarían con mi juicio particular es igual-
mente válida aunque este juicio no fuera compartido por nadie en
absoluto, ni ahora ni nunca32. Es decir, en el juicio de gusto positivo
que emito sobre mis propios versos, a pesar de ser un mal poeta y
no recibir el aplauso del público —un juicio que podemos denomi-
nar como juicio de gusto fallido—, se encuentra presupuesta a prio-
ri una comunicabilidad universal, a pesar de mi absoluto aislamien-
to y de que no llegue a producirse en absoluto la adhesión de los
otros, a saber: al apelar a los otros doy por supuesta en ellos y de
forma universal e ideal la misma capacidad autónoma de enjuicia-
29
KU, AA 05, 339.
30
KU, AA 05, 340.
31
KU, AA 05, 340.
32
Cf. W. Wieland (2001), Urteil und Gefühl. Kants Theorie der Urteilskraft, Göttin-
gen, 243-57.

TC00_02.indd 134 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 135

miento que me adscribo a mí mismo con mi juicio, una capacidad


de enjuiciamiento a través de la cual, por cierto, ellos pueden disen-
tir con respecto a mi juicio particular que pretendo comunicar y
compartir de forma universal.
De hecho, un paso fundamental en la deducción es la constata-
ción de que en mi juicio de gusto siento la misma universalidad del
sentimiento33. Leída desde la Dialéctica, esta idea de universalidad
alude al concepto de la humanidad como una totalidad ideal de
agentes racionales que pueden enjuiciar de forma autónoma las mis-
mas situaciones sobre las que yo mismo pretendo tener razón. Esta
concepción es defendida ya en la teoría del sensus communis:

[...] la idea de un sentido común, es decir, de una capacidad de enjuicia-


miento [...] que en su reflexión toma en consideración en el pensamien-
to (a priori) el modo de representación de los otros, para, por así decir-
lo, someter su juicio a la totalidad de la razón humana [...]. Ahora bien,
esto se da al someter el juicio de uno, no al juicio efectivamente real,
sino más bien meramente al juicio posible, y al colocarse en el lugar de
cualquier otro, abstrayendo meramente de las limitaciones que van apa-
rejadas a nuestro enjuiciamiento particular de forma contingente34.

El sensus communis es sólo una idea, a la que el sujeto debe refe-


rir su acto de enjuiciamiento en un sentido regulativo. Pero se trata
de una idea que debe ser presupuesta como principio fundamental
en todo acto de conocimiento, en la medida en que todo conoci-
miento debe presuponer la comunicabilidad universal del juicio par-
ticular: «Así, [este sentido común] puede ser adoptado con razón, y
por cierto sin apoyarse para ello en observaciones psicológicas, sino
en tanto que se trata de la condición necesaria de la comunicabilidad
universal de nuestro conocimiento que debe presuponerse en toda
lógica y en todo principio de los conocimientos.»35 Esta idea ordena
al sujeto tomar en consideración, mediante su pensamiento, el modo
de representación de los otros, refiriendo su juicio particular a la
«totalidad de la razón humana», un concepto que no designa a la
totalidad efectiva de los seres humanos, sino al juicio posible de
cualquier otro, considerado en tanto que un sujeto racional. Al igual
que en los textos sobre el sano entendimiento y el sensus communis
anteriores a 1790, Kant considera que la comunicabilidad universal
del sensus communis constituye una condición universal de todo co-

33
KU, AA 05, 289.
34
KU, AA 05, 293.
35
KU, AA 05, 239.

TC00_02.indd 135 13/02/16 08:08


136 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

nocimiento. Ahora bien, en su exposición sobre el sensus communis


que encontramos en la sección de la Analítica y la Deducción aún
no se aclara cuál sea el concepto que se encuentra a la base de esta
pretensión de origen racional.
La solución a la antinomia del gusto tiene por objeto aclarar el
significado de esta «voz universal» del sensus communis que se pre-
supone en la pretensión de validez propia del juicio de gusto36. A
este respecto, la argumentación de Kant se dirige a mostrar que el
concepto de lo suprasensible no debe ser interpretado como un con-
cepto determinado o determinante que permite zanjar una disputa
en torno al gusto. Más bien, este principio asegura que podamos
discutir sobre el gusto, que podamos pretender tener razón, consi-
derando simultáneamente la imposibilidad de cerrar la discusión
mediante argumentos demostrativos concluyentes37. En tanto que
este concepto es denominado como el concepto de lo suprasensible
en nosotros o fuera de nosotros, se trata de reconocer que en nuestro
juicio de gusto presuponemos que sólo podemos pretender tener
razón con nuestro juicio particular si tomamos en consideración la
razón humana universal en su conjunto y, por tanto, la insuficiencia,
la parcialidad y la falibilidad de nuestros actos particulares de en-
juiciamiento, allí donde hemos de considerar tales actos como en-
juiciamientos reflexionantes. Al tratarse de un principio subjetivo y
a priori del gusto, debemos interpretar el concepto de lo suprasensi-
ble en nosotros, que alude al trasfondo moral de la humanidad en
mi persona, como un principio trascendental que debe ser presu-
puesto en general por el Juicio reflexionante38.
36
KU, AA 05, 339-46.
37
Kant entiende la discusión [Streiten] como el «pretender la coincidencia necesa-
ria de los otros» [KU, AA 05, 338s.], que se opone a la disputa [Disputiren], que consis-
te en «decidir mediante pruebas» concluyentes y determinantes [KU, AA 05, 338].
38
Podría objetarse que Kant no se refiere sólo a los suprasensible en nosotros, sino
también a lo suprasesible fuera de nosotros, en tanto que trasfondo de los fenómenos o
realidad en sí. Con lo «suprasensible en nosotros», éste se refería en los FM al funda-
mento de la libertad (FM, AA 20, 295). Por otro lado, debe tenerse en cuenta que lo
suprasensible, en tanto que principio que permite asegurar la pretensión de adhesión
universal en el juicio de gusto, no es ni naturaleza ni libertad, si bien, según Kant se
encuentra conectado con los fundamentos de la última (KU, AA 05, 353). Otro texto de
la obra nos permite entender que el concepto subjetivo de lo suprasensible, tal como es
presupuesto en el gusto y en el Juicio reflexionante en general, es el fundamento de uni-
dad entre razón teórica y razón práctica, por medio del cual podemos pensar lo supra-
sensible de la naturaleza según el modo de pensar lo suprasensible en la razón práctica,
si bien en un sentido subjetivo: «Por tanto, debe existir, sin embargo, un fundamento de
unidad entre lo suprasensible que subyace a la naturaleza y lo que contiene de práctico
el concepto de la libertad, pues, si bien no se puede alcanzar un conocimiento ni teórico
ni práctico de lo suprasensible y, por tanto, no tiene un ámbito propio, sí posibilita, sin
embargo, el tránsito desde el modo de pensar según los principios del uno al modo de

TC00_02.indd 136 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 137

Esta extensión de un principio de origen moral y antropológico


al enjuiciamiento reflexionante en general viene posibilitada por la
caracterización de la validez del gusto desde el concepto de heauto-
nomía. Tal concepto le permite a Kant definir el significado subjeti-
vo de los principios del gusto en contraposición con la validez obje-
tiva que sí puede reclamar la razón en el juicio moral, respetando así
los límites críticos establecidos por la primera Crítica. Según el con-
cepto de heautonomía, el principio a priori del Juicio no sólo tiene
un origen subjetivo, sino que se dirige al mismo sujeto que enjuicia,
al legislar en un sentido regulativo sobre el uso de sus facultades de
conocer39. En el caso del enjuiciamiento determinante de la moral,
la adhesión de los otros en torno a mi propio juicio debe ser consi-
derada como un mandato efectivo, en tanto que determinado por
un concepto objetivo de la razón práctica, a saber, una ley de carác-
ter universal y necesario. El concepto de la ley moral se aplica por
tanto en un sentido objetivo a la totalidad de los sujetos racionales,
quienes necesariamente no pueden dejar de reconocer la necesidad
del deber sin pagar el precio de renunciar a su propia racionalidad40.
Por el contrario, en el enjuiciamiento reflexionte la adhesión de los
otros no puede ser considerada como un mandato, sino meramente
como una pretensión ideal, relativa al propio uso de las facultades de
conocer por parte de quien juzga. El enjuiciamiento reflexionante no
puede partir de un fin determinado por una ley objetiva. Más bien,
el Juicio cumple una función en el conocimiento en aquella expe-
riencia que venía definida en la primera Crítica con la teoría del uso
hipotético de la razón, en la que nos encontramos ante una represen-
tación aislada y particular, cuya determinación bajo un concepto
nos aparecerá siempre como incierta y provisional. Sin embargo, en

pensar según los principios del otro.» (KU, AA 05, 176). Otro texto de la introducción
también apunta a esta necesidad de pensar, en un sentido subjetivo, la totalidad de la
naturaleza según el concepto de lo suprasensible tal como es presupuesto en el ámbito
práctico: «la naturaleza debe ser pensada de tal modo que su legalidad concuerde, al
menos según su forma, con la posibilidad de los fines que han de efectuarse en la misma
según la libertad.» En el § 59 de la Dialéctica Kant plantea la solución a esta cuestión,
precisamente con ocasión del concepto de lo suprasensible, tal como es presupuesto en
el gusto: «En relación con los objetos de una satisfacción tan pura, el Juicio se da a sí
mismo la ley, de la misma forma que hace la razón en relación con la facultad de desear,
y se ve referida [bezogen], tanto debido a esta posibilidad interna [de lo inteligible] en el
sujeto com debido a la posibilidad externa de una naturaleza que concuerda con esta
posibilidad, a algo en el propio sujeto y fuera de él que no es ni naturaleza ni libertad,
pero que se encuentra en conexión con el fundamento de la última, a saber, lo suprasen-
sible, en el que la facultad teórica se concilia con la facultad práctica de una forma co-
mún y desconocida.» (KU, AA 05, 353).
39
EEKU, AA 20, 225; KU, 05, 185s.
40
KU, AA 05, 213, 236s., 267.

TC00_02.indd 137 13/02/16 08:08


138 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

este caso el concepto de lo suprasensible también legisla a priori, en


la medida en que es este concepto el que, ante tal situación de inde-
terminación, que es la que describe la situación del enjuiciamiento
reflexionante, nos exige de forma universal y necesaria buscar la
adhesión de los otros como piedra de toque de la búsqueda de la
verdad.
La definición de la validez de los juicios de gusto en la Crítica del
Juicio como una «pretensión» de validez intersubjetiva no puede ser
interpretada como una exigencia efectiva de que los otros concuer-
den con mi juicio. El esfuerzo de Kant va dirigido a diferenciar la
validez subjetiva de los juicios de gusto frente a la validez objetiva
de los juicios de conocimiento y los juicios morales. En los primeros
no es posible disputar sobre el gusto, es decir, no puede exigirse con
sentido de los otros la adhesión, en la medida en que no se dispone
de argumentos conclusivos para zanjar cualquier posible discusión
sobre temas de gusto. Sólo en una disputa, en la que se presentan
argumentos conclusivos, podría exigirse propiamente la adhesión de
los otros. Así, el objeto principal de la solución a la antinomia del
gusto consiste en evitar que se entienda la validez del gusto al modo
de una exigencia de adhesión Y Kant es bastante claro a la hora de
defender que no puede pretenderse la adhesión de los otros si no se
les adscribe simultáneamente la misma capacidad de enjuiciamiento
que presuponemos con tal pretensión. Se trata de la conclusión de la
deducción, es decir, de una condición trascendental del Juicio reflexio-
nante en general. Este principio es el que garantiza la apertura de la
discusión y excluye críticamente la pretensión de sentido de cual-
quier actitud particular intransigente, en la que un sujeto interpre-
taría su posición particular como la marca efectiva y determinante
de una totalidad que en sí no puede ser más que incondicionada, al
tratarse de una idea de la razón.
Según Kant, es el principio de lo suprasensible, como principio
subjetivo y trascendental del Juicio, el que permite la transición des-
de el modo de pensar de la razón teórica al modo de pensar la razón
teórica41. En la conclusión de la Dialéctica, Kant no sólo afirma
que lo suprasensible asegura la «pretensión de adhesión de cada otro
(una relación que es natural a cada cual, y que cada cual supone en
los otros como un deber)», sino también que, a través de este con-
cepto, el Juicio «se ve referido, tanto debido a esta posibilidad inter-
na [de lo inteligible] en el sujeto como debido a la posibilidad exter-
na de una naturalea que concuerda con esta posibilidad, a algo en
41
KU, AA 05, 176.

TC00_02.indd 138 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 139

el propio sujeto y fuera de él que no es ni naturaleza ni libertad, pero


que se encuentra en conexión con el fundamento de la última, a sa-
ber, lo suprasenible, en el que la facultad teórica se concilia con la
práctica de una forma común y desconocida.»42. ¿Cómo podemos
expresar esta vinculación entre razón teórica y razón práctica que
se produce en el seno del Juicio reflexionante?
La conclusión de este trabajo puede enunciarse de la forma si-
guiente: en la reflexión —modo de pensar— sobre las representacio-
nes singulares para un conocimiento en general de los fenómenos en
su indeterminación, las facultades de conocer presuponen y apuntan
como condición subjetiva al concepto de lo suprasensible —en no-
sotros y fuera de nosotros— según el modo de pensar propio de la
moral sobre lo suprasensible, si bien a partir de la heautonomía del
Juicio reflexionante, es decir, como un principio que la razón se da
a sí misma para reflexionar sobre las representaciones con indepen-
dencia de cómo sean éstas. Esta formulación puede aplicarse al pro-
blema de la verdad del modo siguiente: allí donde el Juicio se en-
cuentra ante la situación de indeterminación de una representación
singular —uso hipotético de la razón, así como dimensión reflexio-
nante del Juicio—, la búsqueda de un universal mediante el cual
determinarlo exige a priori que el sujeto pretenda la adhesión de los
juicios posibles de una totalidad de sujetos racionales, que podrían
enjuiciar esta representación mediante las mismas facultades que
este sujeto se adscribe a sí mismo con su acto de enjuiciamiento.
Tal como sostiene la Crítica de la razón pura, no existen criterios
a la vez universales y suficientes que permitan decidir la corrección
objetiva de los conocimientos. Ahora bien, esto no significa que
Kant opte finalmente por renunciar a todo criterio a priori: además
de la verdad trascendental, que define la validez objetiva del cono-
cimiento en general, el sujeto debe presuponer una serie de condicio-
nes de validez subjetiva o, mejor, intersubjetiva, como condición
trascendental en la búsqueda progresiva y siempre incompleta de las
verdades particulares de nuestros juicios.
Por otro lado, ya se mencionó anteriormente que la teoría del
Juicio reflexionante responde a la misma problemática del uso hipo-
tético de la razón expuesta en la primera Crítica. En la primera Crí-
tica Kant defendía que la búsqueda de la verdad empírica en el uso
hipotético de la razón, encaminado a una determinación de los jui-
cios provisionales, debe y puede servirse de un criterio de verdad
para la reflexión, a saber, el pretender la unidad sistemática de los
42
KU; AA 05, 353.

TC00_02.indd 139 13/02/16 08:08


140 VERDAD, HERMENÉUTICA, ADECUACIÓN

conocimientos como el fin de la actividad de conocimiento, en tan-


to que idea proyectada que debe servir de guía en un sentido regu-
lativo según el uso hipotético de la razón. Esta idea se encuentra
presente aún en la comprensión kantiana de la idea de finalidad en
la Crítica del Juicio43, pero, tal como defiende Kant en la Dialéctica,
el concepto de finalidad descansa en última instancia en el concepto
de lo suprasensible, que introduce una nueva perspectiva en relación
con este problema. Ahora bien, tal idea, si bien alude meramente a
cómo hemos de proceder en la búsqueda de la verdad, sigue refirién-
dose en la Crítica de la razón pura a una totalidad de conocimientos
objetivos, cuya determinación positiva e inmediata es reconocida, no
obstante, como imposible. Ello se corresponde con el concepto su-
prasensible de lo incondicionado, que debe ser presupuesto para la
determinación de cualquier condición. La Crítica del Juicio supone
una reformulación de esta concepción desde el reconocimiento de la
validez intersubjetiva del principio trascendental del Juicio. Según
Kant, nuestra reflexión sobre la representación particular debe apo-
yarse necesariamente en el concepto de una totalidad suprasensible;
pero esa idea sólo tiene validez subjeiva, en dos sentidos diferentes.
En primer lugar, y al igual que en la primera Crítica, con ello se ad-
mite que la totalidad de los conocimientos no puede ser determina-
da inmediatamente de forma positiva, pues se trata tan sólo de una
idea incondicionada que debe orientar nuestra reflexión particular
para la determinación progresiva —y siempre incompleta— de las
representaciones sensibles. En segundo lugar, dicha idea incondicio-
nada no es definida propiamente como una totalidad de conoci-
mientos de lo real; a diferencia de la Crítica de la razón pura, no
hemos de referir nuestro acto de enjuiciamiento a una totalidad de
conocimientos objetivos posibles, en tanto que idea proyectada o
pretendida. Más bien, el sujeto debe referir su acto particular de
enjuiciamiento a la idea suprasensible de una totalidad de sujetos que
podrían juzgar sobre la misma representación y defender una posi-
ción al respecto o disentir de mi juicio. De este modo, en la Crítica
del Juicio Kant reconduce la cuestión metafísica del conocimiento úl-
timo e incondicionado de lo real a la exigencia de pretender el acuerdo
intersubjetivo, en tanto que idea proyectada que designa indirectamen-
te la posibilidad de una totalidad de conocimientos como actos subje-
tivos de conocimiento. Por tanto, el fundamento último del conoci-
miento de los fenómenos, designado mediante la idea de un
substrato inteligible que aseguraría en última instancia un conoci-
43
EEKU, AA 20, 209.

TC00_02.indd 140 13/02/16 08:08


LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA CLÁSICA... 141

miento racional de lo real, es reducido en el criticismo a un principio


de validez intersubjetiva, que abstrae por principio de toda referen-
cia objetiva a lo real: en el conocimiento de los fenómenos, el sujeto
debe seguir pretendiendo de forma incondicionada una determina-
ción progresiva y sistemática del particular; pero este progreso en el
proceso de conocimiento no puede ser sancionado a priori por prin-
cipios metafísicos que aluden a una realidad en sí incognoscible; más
bien, sólo puede ser justificado como racional en la medida en que
el individuo finito apele al acuerdo de una totalidad suprasensible
de sujetos que prodrían juzgar sobre lo real según la misma capaci-
dad de enjuiciamiento que se adscribe a sí mismo mediante su acto
particular de enjuiciamiento.

TC00_02.indd 141 13/02/16 08:08

También podría gustarte