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JERCICIO 1

Presentación de un caso de estudio

“Cuatro décadas de conflictos y pérdidas en la Reserva Ecológica Cayambe-


Coca”

El área protegida se encuentra localizada al Noreste del país, su superficie


protege ecosistemas propios de las estribaciones de la Cordillera Oriental de Los Andes
y de las llanuras del Pie de Monte subandino y amazónico. Ocupa parte de las
provincias de Imbabura, Napo, Pichincha y Sucumbíos. La reserva ecológica Cayambe-
Coca presenta como valores intrínsecos diferentes tipos de paisaje que por su
espectacularidad tienen un importante potencial turístico. Como paisaje de alta montaña
en su extensa superficie presenta rasgos particulares, entre ellos: el volcán Cayambe de
nieves perpetuas y cima amplia e irregular, situado al oeste del territorio y atravesado
por la línea Equinoccial; es la tercera cumbre más alta del país (5.790 metros) y está
caracterizada por abruptas y escarpadas pendientes; el cerro Puntas que presenta un
paisaje geomorfológico y volcánico único que ha dado origen a la formación de 48
torres y pináculos de formas puntiagudas en su cima, con alturas de 100 a 150 metros; el
Reventador, uno de los volcanes más activos del país, ubicado en la zona baja de la
Reserva; la Cascada San Rafael, en el extremo oriental del área protegida. También
presenta un paisaje de coberturas vegetales que en su complejidad refleja la existencia
de 10 zonas de vida (Según Holdridge) Esta cobertura boscosa que se extiende sin
interrupción desde el límite de los glaciares del Cayambe hasta la selva amazónica a
orillas de los ríos Coca y Aguarico, se manifiesta sucesivamente en Pastizales húmedos
de los Andes Altos o páramo, bosque montañoso interandino en la parte oeste (bosque
perenne de alta montaña), Bosque montano bajo (bosque montano bajo siempre verde),
Bosque de estribaciones del Amazonas, y Bosque Amazónico en las partes bajas,
especialmente en el noreste que alberga la más rica biodiversidad de la región.

En cuestión de horas puede sentir correntadas de aire helado por debajo de los
cero grados hasta temperaturas de 30. Es uno de los parques considerados como de
mayor diversidad de flora y fauna que integra las provincias de Imbabura, Pichincha, y
las nororientales de Napo y Sucumbíos. En este lugar conviven diez microclimas en
altitudes de 5.790 m a la altura del nevado Cayambe hasta decrecer a los 600 metros. Es
el parque Cayambe-Coca.

Fue creada bajo la denominación de Reserva Ecológica Cayambe-Coca a través


de Decreto Ejecutivo, el 17 de noviembre de 1970. Posee una extensión de 403 mil
hectáreas de superficie. Pero en junio de este año fue elevada a la categoría de Parque
debido a que en su superficie viven poblaciones ancestrales; su biodiversidad es
aprovechada para proyectos de turismo, investigación y estudio científico, refiere el
responsable de la parte alta del Parque, Luis Martínez. Esa zona corresponde a la zona
de páramo andino y en la baja está la selva amazónica.

De los manantiales de esta zona dependen los proyectos más grandes de agua
como el de la Empresa Municipal (Emaap) que abastece a Quito, también de esta
reserva se provee de agua para riego a las comunidades aledañas de esta área protegida.
Sus caudales serán a futuro de importancia para proyectos hidroeléctricos como el Coca
Codo Sinclair.

Sin embargo, el Parque ha enfrentado en estos 40 años diversos problemas que


aún no resuelven. La invasión de tierras con asentamientos ilegales, la quema del
páramo, la tala ilegal de madera son algunos de los problemas que enfrentan las diversas
administraciones y que hacen vulnerable al Parque.

El principal trabajo de conservación no lo ha hecho el Estado, sino las


organizaciones no gubernamentales internacionales. Ahora que el control está en manos
del Ministerio del Ambiente hay falencias, explica Marco Tituaña, técnico de la
Fundación Rumicocha, una de las organizaciones que trabaja en el área desde hace 18
años.

Esta organización tenía un convenio de cooperación entre el 2001 y el 2005 para


el manejo de turismo en Papallacta, con el que se iba a aprovechar la visita de más de
200 mil turistas por año. Hoy la infraestructura, la inversión que hizo están
abandonadas, hasta definir si renuevan el convenio, dice Tituaña. Pero los problemas en
esta zona se han profundizado en la parte baja del Parque. Según identificó el plan de
manejo de 1998, en el sector sur occidental de la Reserva, específicamente, a lo largo de
los ríos Chalpi, Cuyuja, Victoria, Molana, Laurel se observa un incremento en la
expansión agrícola de colonos antiguos, con la pérdida de especies de plantas como
sucede con los alisales que están por desaparecer, y varias especies de orquídeas y
bromelias podrían correr la misma suerte, señaló el plan de manejo.

Con la llegada de migrantes en la parte baja han surgido asentamientos ilegales.


La conflictividad por la tenencia y el uso de la tierra en el sector sigue, en muchos de
los casos con dueños que legalmente tienen títulos de propiedad, otros que se hallan
posesionados entre 15 y 20 años. Por lo menos 21 grupos están en conflictividad por la
tenencia de las tierras. El subsecretario de Tierras, Antonio Rodríguez, asegura que se
reunirá próximamente con la ministra del Ambiente, Marcela Aguiñaga, para identificar
los conflictos de tierra que existen en zonas protegidas.

Los problemas también se extienden para las poblaciones que viven


ancestralmente dentro del Parque. La quichua de Oyacachi y la cofán de Sinangue. Esa
convivencia entre el Parque y los pobladores ancestrales, como en el caso de Oyacachi,
población ubicada a una hora y media de Cayambe (Pichincha), crea problemas. En un
informe de Fundación Natura se exponía que “las poblaciones locales (debido a la
pobreza) se han visto obligadas a implementar estrategias de supervivencia, degradan el
medio natural y ponen en riesgo la existencia en esta área protegida”.

Según Héctor Parión, coordinador del centro de turismo comunitario, en la zona


viven 650 familias que deben someterse a una serie de restricciones ordenadas por el
Ministerio del Ambiente. “Aquí todo es no: no cazar, no pescar, no quemar el páramo.
Nos dicen que debemos conservar la naturaleza, pero nosotros ¿qué recibimos a
cambio? Nada”, afirma. Para él hay problemas, por ejemplo, con la presencia de los
osos de anteojos, característicos del lugar, “el Ministerio promueve que debemos
cuidarlos, pero ese oso se come nuestras vacas, eso nos trae pérdidas”. Del ganado
viven las familias al comercializar leche y queso.

El responsable de la parte alta del Parque explica que con la población se aspira
a llegar a un acuerdo para que exista una única zona de pastoreo del ganado. La
intención es que esta población sea incluida en el programa Socio Bosque, para que con
los recursos puedan contratar tres personas de la comunidad para que cuiden el ganado
y, con el resto de dinero, se pueda iniciar la construcción y señalización de senderos
para caminatas turísticas.

Situación planteada

El MAE, se ve en la necesita de realizar una evaluación completa de la reserva


ecológica Cayambe -Coca con el empleo de las herramientas estrategias Matriz FODA
para poder plantear estrategias que den solución a los problemas que le aquejan a la
Reserva Ecológica -Cayambe -Coca

FODA Oportunidades Amenazas

Fortalezas Estrategias FO Estrategias DO

Debilidades Estrategias FA Estrategias DA

PLAN DE ACION
ESTRATEGIAS ACTIVIDADES A REALIZAR META POR CADA ACTIVIDAD PRESUPUESTO INDICADORES
PLANTEADAS

Preguntas formuladas

¿Qué MATRIZ de diagnóstico estratégico se puede emplear para determinar los


recursos alternativos que permitan a la Reserva Ecológica Cayambe -Coca lograr
alcanzar las estrategias y objetivos planteados?

Respuesta:

Matriz Interna y Externa (IE)

CASO 2
El fuego no da tregua en Carchi y afecta a
la Reserva Ecológica El Ángel
SEP, 16, 2015 |

Suceso. Un total de 12 incendios se registraron el pasado lunes en Tulcán,


según Marcelo Luna, del Cuerpo de Bomberos.
NOTICIAS RELACIONADAS

TULCÁN. Los incendios no dan tregua en Carchi. Las inmensas cortinas de


humo invaden el espacio aéreo, contaminan las ciudades y son avistadas
desde varios puntos de la geografía provincial.

En las noches es común divisar gigantes fogatas que aterrorizan a los viajeros.
Inmensos árboles han sido devorados por las llamas que por la fuerza de los
vientos se extienden y van azotando la flora y fauna, especialmente en los
cantones Tulcán, Espejo y Mira.

La Reserva Ecológica El Ángel, paraíso natural, ubicado en el cantón Espejo,


nuevamente es afectada por esta cadena de calor y llamas. Frailejones,
pajonales, achupallas, plantas nativas y la fauna de la zona han sido
sobresaltadas, como explicó el oficial del Cuerpo de Bomberos Rubén Fuentes,
quien coordina las operaciones en el sector.

Montúfar y Bolívar no han sido ajenos de pequeños focos que van devastando
terrenos y propiedades que están junto a las vías rurales, generando
preocupación en los pequeños ganaderos y agricultores.

El prolongado verano, los fuertes vientos, las quemas de residuos agrícolas, la


presencia de botellas de vidrio o cristales, son entre otras las causas que
provocan los voraces incendios.

La Gobernación del Carchi informó que frente a la magnitud de las


deflagraciones, el pasado domingo solicitaron la presencia de helicópteros de
las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional para sofocar las llamas en los
sectores de Chalpatán y La Concepción.

Sin embargo, la difícil accesibilidad y la irregularidad del terreno no permitieron


el ingreso de las naves. No obstante, 100 militares, 50 policías y 26 bomberos
utilizando carros cisternas, batefuegos y herramientas realizan trabajos de
mitigación.

Denuncia

Una moradora de La Parada, cerca a El Chalpatán, denunció que dos jóvenes


de una hacienda cercana estaban provocando intencionalmente las quemas.
La campesina reveló que intentó detenerlos, pero que resultó imposible, ya que
huyeron del lugar.

La mujer, que pidió reserva sobre su identidad, dijo que es difícil denunciar
estos hechos, ya que lamentablemente hasta ese sector no llega la señal de
celular y no cuentan con teléfonos convencionales.

No obstante, efectivos de la Policía Nacional fueron informados sobre la


identidad de las dos personas que presuntamente estarían afectando al
ecosistema y el lugar donde los dos probables pirómanos residían.

Richard Mora, presidente del Colegio de Abogados de Carchi, sostiene que las
penas para los pirómanos van de 1 a 3 años. “Sin embargo estas podrían
incrementarse si durante los incendios se registran víctimas o fallecidos”.

El jurisconsulto considera que se debería revisar la sanción para este delito y


endurecer las condenas. Un bombero de San Gabriel, aclara que los infractores
deben ser sorprendidos in fraganti para que sean sancionados o contar con los
denunciantes con las pruebas suficientes para acusarlos.

Afectada la Reserva Ecológica El Ángel

Iván Sánchez, del Cuerpo de Bomberos de Tulcán, quien estuvo el lunes en el


sector de la Reserva Ecológica El Ángel, hasta donde llegó el fuego, comentó
que frailejones y paja fueron consumidos.

Pese a que todavía el Ministerio del Ambiente no ha proporcionado el número


de hectáreas afectadas en la reserva natural, Sánchez indicó que debieron
caminar tres horas para llegar hasta el lugar donde se registraba la combustión.

Ayer se dio un parte alentador que señalaba que la helada registrada la


madrugada del martes extinguió algunos focos en la zona de Chalpatán.
Marcelo Luna, comandante del Cuerpo de Bomberos de Tulcán, confirmó la
información, pero anunció el traslado de más personal hacia la Reserva
Ecológica.

Lupe Caicedo, gobernadora subrogante, ha señalado que los recursos


humanos son menores a la magnitud de los incendios, pese que se ha unido
personal del Medio Ambiente.

La Prefectura de Carchi puso a disposición de los técnicos bomberiles


maquinaria pesada para contener el fuego. Los expertos consideran que los
incendios sobrepasaron la capacidad de respuesta de los organismos de
socorro a nivel provincial. (CMRV)

TOME NOTA
Las altas temperaturas de los incendios producen deshidratación. Los militares,
policías y bomberos que están en el sector reciben líquidos continuamente.

DATO
En el Comité de Operaciones Emergentes de Carchi fueron activadas las
mesas de Seguridad y de Asistencia a la Población.
FODA CRUZADO

PLAN DE ACION

El avance de la frontera agrícola y los incendios amenazan a El Ángel

Las malas prácticas agropecuarias, la cacería ilegal y el turismo descontrolado


ponen en riesgo a esta reserva natural. Además, los cambios de temperatura socavan su
riqueza. A estos factores se sumaron, este año, las quemas registradas en la zona de
amortiguamiento. El ecosistema de páramo de la Reserva Ecológica El Ángel (REEA),
ubicado en el cantón Espejo, en la provincia de Carchi, al norte del país, es un lugar
privilegiado: posee una gran diversidad biológica y cultural, con hábitats de características
propias de los Andes y barreras naturales que impiden el movimiento de especies desde y
hacia la reserva. Desde el punto de vista biológico, es un escenario natural de gran
importancia por ser considerada una ‘esponja’ de agua que capta el suministro de este
recurso hídrico para su distribución a las comunidades cercanas. Al mismo tiempo,
almacena carbono y contribuye con el mantenimiento de ecosistemas únicos. La reserva
pertenece al Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas del país. Eso significa que
se trata de una región que el Ministerio del Ambiente custodia y preserva para garantizar la
conservación de la biodiversidad. Ecuador tiene aproximadamente 19,1 millones de
hectáreas de Áreas Protegidas (AP), eso representa cerca del 19% del territorio nacional y
corresponde a 49 regiones que el Ministerio del Ambiente preserva. El Ángel se ha
caracterizado por poseer un clima ecuatorial frío de alta montaña, por lo general, lluvioso y
nublado. La mayor parte se encuentra en la subcuenca del río El Ángel que, a su vez,
forma parte de la cuenca del río Mira. Aquí nacen los ríos Ángel, Bobo, Grande, Chiquito,
Plata, Morán, Chilguiyacu, Huarmiyacu y Cariyacu. La especie símbolo del lugar es el
frailejón (Espeletia pycnophaylla), que ocupa el 85% de la superficie, crece hasta más de 4
metros de altura y su estructura —a modo de capas y vellosidades en sus hojas que
asemejan orejas de conejo— atrapan el aire calentado por el sol y evitan su congelamiento
durante la noche. Uno de los principales complejos lacustres al interior de la reserva son
las lagunas de El Voladero que, con una temperatura promedio de 10 °C y una extensión
de 17 hectáreas (ha), es una zona rica en vertientes y pantanos. Un sendero autoguiado
de 2,5 kilómetros desde la entrada del lugar permite llegar a las lagunas, cuyo nombre es
adoptado de una leyenda. Se cuenta que un cacique llamado Jerónimo Tudpué, para
evitar ser capturado por los españoles, decidió llegar hacia estas lagunas para no rendirse.
La reserva tuvo su origen hace 23 años; el 100% de ella corresponde a propietarios
comunales, indicó Jeny Chalá, directora provincial del Ministerio del Ambiente (MAE) en
Carchi. De acuerdo con el Plan de Manejo de la Reserva Ecológica El Ángel (2015) del
MAE, en el sitio se han identificado 5 grupos de propietarios comunitarios: la Comuna La
Esperanza, La Libertad, Palo Blanco, San Luis y la Asociación 23 de Julio. La mayoría de
sus pobladores trabajan en agricultura y ganadería. Jeny Chalá sostuvo que el MAE
garantiza la conservación de los recursos para evitar su deterioro y recordó que antes de
la declaratoria de área protegida se cumplían actividades agrícolas que aún persisten en
menor escala. A partir de esta declaratoria —afirma la funcionaria— se dispone de una
herramienta importante para evitar el avance de la frontera agrícola. “Es ahí donde surge
un conflicto socioambiental entre la institución y las comunidades por impedir el deterioro
de los recursos naturales”. Este hecho también se revela en el mismo Plan de Manejo,
donde las amenazas que rodean a la reserva son de 2 tipos: el factor humano y el natural.
En el primero se contempla el avance de la frontera agrícola, las malas prácticas de
agricultura, la cacería, la pesca ilegal, el turismo no controlado y la apertura de canteras y
vías. En el segundo factor se destaca el incremento de la temperatura, lluvias más
intensas y largos períodos secos. Para ello, programas gubernamentales como Socio
Bosque y Socio Páramo ayudan a que los comuneros reciban incentivos económicos
anuales por conservar los bosques y páramos. Según la funcionaria, en esta iniciativa
ambiental participan la Comuna La Esperanza y La Libertad, que reciben $ 30 por
hectárea. La Comuna la Esperanza, por ejemplo, recibe anualmente $ 30 mil por la
conservación; los recursos son asignados a la ejecución de actividades en la misma
comunidad. Para impulsar su conservación, de acuerdo con el Plan de Manejo, se ha
dividido a la reserva por zonas de uso diferenciadas; así se tiene una zona de protección
absoluta; otra de manejo especial; otra de uso público y turismo; y otra de
amortiguamiento. Se complementa con programas de trabajo y estrategias divididas en
programas de administración, de comunicación, de educación y participación ambiental, de
manejo para la biodiversidad, de control y vigilancia; y de uso público y turismo. Uno de los
brazos ejecutores del control dentro de la reserva son los guardaparques, quienes dan
capacitación e inducción a los visitantes sobre los propósitos del sitio. Catorce
guardaparques y 2 personas de los municipios de Espejo y Mira efectúan las tareas de
vigilancia. En este grupo se halla Luis Ordóñez, de 54 años, perteneciente a la comuna La
Libertad, en Espejo, quien lleva 4 años como guardaparques, antes se dedicaba a la
producción agrícola y pecuaria. Luis recuerda que su vida cambió cuando un técnico, tras
una capacitación sobre conservación y cuidado ambiental del territorio —a las que él
mostraba resistencia—, le preguntó: “¿Cree usted que tendría, sin cuidar, agua para sus
hijos?”, esa pregunta lo hizo reflexionar y entendió que la conservación era el mejor
camino a seguir, se convirtió entonces en guardaparques. Trabaja 5 días a la semana, de
08:00 a 17:00; la presencia en las guardianías es constante, cuando él sale de su turno,
otro compañero lo reemplaza, de modo que siempre habrá un vigía permanente en la
reserva. Los recorridos que a diario efectúa le permiten avizorar la recuperación de la
vegetación, “ver las llanuras y humedales sanos, las huellas de animales es fantástico, uno
se da cuenta de que la conservación ambiental para algo sirve” afirma y añade que los
indicadores ambientales muestran que el ecosistema está sano, que se puede identificar la
cadena trófica, que hay un equilibrio natural. Sus actividades se basan en un plan de
manejo y valores de conservación, vigilar el área, hacer educación ambiental, monitoreo
de vida silvestre, entre otros. En su labor ha alertado la presencia de huellas externas de
caballos y personas que estarían frecuentando el sitio y por tanto se debe averiguar la
intención; él y el resto de guardaparques distribuidos en otros puntos de la reserva se
mantienen alerta para el cuidado. “La conservación es buena, el resultado ecológico es a
largo plazo”, sostiene. Este año, algunos sectores de la zona de amortiguamiento que
rodea los límites de la reserva se vieron afectados por incendios forestales, suscitados en
septiembre pasado. Chalá comenta que el fuego fue controlado a tiempo y no alcanzó a la
reserva, pero, por un momento, pusieron en riesgo al lugar. Estos incendios, según datos
oficiales, se registraron en El Morán (Espejo) y Cerro Pan de Azúcar (Tulcán) dijo
Guillermo Rodríguez, director de Gestión Ambiental de la Prefectura del Carchi. (I)

Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente
dirección: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/Regional%20Norte/1/el-avance-de-la-
frontera-agricola-y-los-incendios-amenazan-a-el-angel
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nota original. www.eltelegrafo.com.ec

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