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2016

Seminario “Esfera pública, medios masivos de


comunicación y conflicto social en las sociedades
capitalistas contemporáneas”

Titular: Rodolfo Gómez

[¡INDIGNADOS DEL MUNDO, UNÍOS!]


Una lectura del 15M desde una perspectiva marxista

Alumna: Gabriela Krieger


Dni: 31674454
Mail: gabrielakrieger1@gmail.com
Introducción

En el presente trabajo intentaremos abordar el fenómeno del 15M1 en España a la luz de


algunos autores y debates de la materia en torno a la constitución del conflicto social en
sociedades capitalistas contemporáneas. Sostenemos como hipótesis central que el
carácter excepcional del 15M consiste en expresar una reconfiguración de la
contradicción capital trabajo, pero asumiendo formas diferenciales en función de las
transformaciones socioeconómicas del posfordismo, que alteró las relaciones sociales y la
protesta social en España.

Para avanzar en nuestra hipótesis comenzaremos trabajando sobre algunas coordenadas


más estructurales que, entendemos, dieron lugar a este estallido social que marcó un
punto de inflexión en el conjunto de la sociedad española. Para ello recurriremos a
autores como John Holloway (1994) quien permite pensar en términos de fetichización el
Estado y la sociedad española en su conjunto previo al 15M y afirmar que dicho estallido
puso en tensión dicha fetichización. Luego tomaremos el concepto de acumulación por
desposesión de David Harvey (2004) para analizar una nueva dinámica del capital a partir
de la burbuja inmobiliaria y la crisis que produjo en la población española.

En un segundo momento, nos centraremos en las diversas identidades y movimientos que


constituyen el movimiento 15M -o indignados-, para inscribirnos en la perspectiva de la
acción colectiva propuesta por Federico Schuster, quien intenta aportar una lectura
renovada que apunta a sintetizar los nuevos modos de emergencia de la protesta social,
acercando enfoques de los movimientos sociales y la protesta social. Por último,
realizaremos algunas apreciaciones sobre el 15M en tanto la constitución de una esfera
pública politizada, que disputa el sentido hegemónico del espacio público a partir de un
entramado de acción que combina las calles y las redes.

Lo primero es lo primero...

El 15 de mayo de 2011 se produjo una manifestación con componentes espontáneos y


sorpresiva por su masividad, en más de 50 ciudades españolas, en donde miles de
personas salieron a la calle bajo la consigna “¡Toma la calle! No somos mercancía en

1
Se denominó 15M a una serie de manifestaciones que tuvieron lugar el 15 de Mayo de 2011 en distintas ciudades de
España. Más adelante se desarrolla el suceso y los distintos significados del término 15M
manos de políticos y banqueros”2, la convocatoria fue lanzada por la plataforma virtual
Democracia Real Ya (DRY), congregando a diversos colectivos y movimientos sociales
pre-existentes. A partir de esa fecha se fueron desarrollando una larga ola de protestas
pacíficas, con acampadas en los puntos principales de distintas localidades – la más
relevante es la que transcurrió en “La Puerta del Sol” en Madrid – y con asambleas
barriales en casi todas las ciudades. Sin una conducción política clara, se constituyó como
un movimiento apartidario de “gente normal”, del “ciudadano de a pie”, en oposición al
sistema de partidos hegemónicos3 – asociado a la corrupción – empresarios y banqueros.

El 15M contiene varias acepciones como a. sujeto: es el Movimiento 15M o Movimiento


Indignados; b. acontecimiento puntual: fecha de la primera manifestación y c. fenómeno:
en tanto proceso político y social. En nuestro caso trabajaremos principalmente – aunque
no únicamente – utilizando el término desde esta última opción, debido a que nos interesa
indagar el 15M como proceso que aún sigue abierto y que, como iremos desarrollando, ha
tenido, y aún tiene, una enorme influencia en la escena política y cultural española, como
así también una significativa relevancia en diferentes protestas sociales que se
desarrollaron en otras partes del mundo.

Genealogía de una crisis anunciada (o la estafa de la transición española y la


crisis del estado inclusivo)

Las transformaciones estructurales operadas en todo el mundo desde la década del ´70,
profundizadas durante los ´90s, implican el pasaje de una sociedad de inclusión a otra de
exclusión, donde “las fuerzas de mercado que transformaron las esferas de producción y
consumo, han desafiado implacablemente nuestras nociones de seguridad material y
valores no cuestionados” (Young, 2003).

El Estado de Bienestar, que nace ligado a la denominada “sociedad salarial”, fue puesto
en crisis a partir de la implementación del programa neoliberal que dio paso a una
“sociedad excluyente”, no sólo en el terreno laboral, sino en los planos económico, social
y cultural.

En otras palabras, no sólo se encontraba en crisis la inclusión material de un conjunto de


trabajadores, sino que esa crisis también alcanzaba el sistema de valores que

2
Se puede consultar el manifiesto fundacional de Democracia Real Ya en
https://e4dp.files.wordpress.com/2011/05/manifiesto-democracia-real.pdf
3
Se utiliza la expresión “partidos hegemónicos” para referir a los dos partidos mayoritarios que se repartieron
el gobierno de España los últimos 34 años: PP y PSOE
organizaban la sociedad, donde los mecanismos de contención social y valores
compartidos pierden vigencia y son reemplazados por el individualismo y la contingencia.

Angels Martínez I Castells en el libro “Reacciona” (VV.AA., 2011) explica que el


equivalente al Consenso de Washington aplicado a los países “periferia” de la Unión
Europea – los llamados “PIGS”: Portugal, Italia, Grecia y España – fue el “Consenso de
Bruselas”, comandado por los principales centros políticos del viejo continente (Alemania
principalmente). La aplicación de este tratado implicó políticas de ajuste, como reformas
tributarias regresivas, recortes en el gasto público, control del déficit, refinanciamiento
continuo de la deuda a través de la Troika, entre otras reformas estructurales. Es decir,
que es posible afirmar que la España previa al 15M, presentaba los rasgos de esa
“sociedad excluyente”, donde subjetividades, normas y valores sociales, se encontraban
tensionados y sufrieron transformaciones profundas; mientras las condiciones de vida de
buena parte de la sociedad se alejaban de la seguridad que garantizaba el Estado de
Bienestar. Estas condiciones, son el punto de partida. El marco desde el cual es posible
comprender el fenómeno del 15M como proceso político.

Siguiendo la línea de pensamiento que John Holloway plantea en “Marxismo, Estado y


Capital” (1994), podemos ver la pertinencia de su planteo para pensar la crisis y el 15M.
El Estado capitalista – y por lo tanto, la sociedad en su conjunto – opera sobre la escisión
de la esfera política y la económica, generando un proceso de fetichización permanente
que anula la crítica a la dominación de clase y que tiende a “redefinir la lucha de clases en
términos de las demandas de los ciudadanos” (pg.114). Esta afirmación nos permite
comprender cómo en el 15M una gran variedad de demandas de “los ciudadanos de a
pie” y “la gente común” que antes se presentaban desarticuladas se combinan en un
proceso novedoso y complejo.

En el 15M se articularon varios reclamos que tenían en común la indignación y la


frustración de la gente, no había una sola demanda concreta (Brieger, 2015). Así para
febrero del 2011 se constituye un grupo de Facebook que se denominaba “Plataforma de
coordinación de grupos pro-movilización ciudadana”, que convocaba a una manifestación
masiva y a la redacción de una manifiesto, que luego mutaría en “una coordinadora de
varias acciones globales” bajo el nombre de Democracia Real Ya!

De modo analítico, nos interesa identificar dos grandes grupos surgidos por diversas
motivaciones:
a- Por un lado, había un descontento que parecía organizarse en torno demandas
“políticas” tras la crisis del sistema de representación bipartidista, que se consolidó con la
transición española a partir de 1977 con los Pactos de La Moncloa. “Somos la generación
ni ni, pero de ni PP, ni PSOE”, expresaba uno de los miembros del grupo universitario
Juventud Sin Futuro, impulsor de la movilización del 15M, reclamando que la mayor parte
de la dirigencia política “ni siquiera nos escucha” (El País, 17/05/2011).

Ante la inminencia de las elecciones municipales, que se realizarían el 22 de mayo del


año en que estalló el 15M, la demanda que movilizaba a un sector de los convocantes y
asistentes era la disconformidad con conjunto del sistema de partidos hegemónicos. Así el
manifiesto convocante difundido a través de la plataforma Democracia Real Ya! (DRY)
acusaba a dichos partidos de responder a los poderes económicos mientras rechazaba la
“dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE”

Asemejando los dos partidos políticos mayoritarios bajo la sigla “PPSOE”, se expresaba el
descontento ante el hecho de que una fuerza considerada de “centroizquierda” como el
PSOE realice un ajuste ortodoxo. A ello se le sumaban varias denuncias por casos de
corrupción de uno y otro partido. En palabras de Manuel Catells (2012) “quedó claro que
el gobierno socialista estaba más interesado en rescatar a los bancos y a seguir
instrucciones de Merkel que en ayudar a los jóvenes y mantener el estado de bienestar, la
desafección política contra el sistema se centró en los socialistas”. Incluso en esta
afirmación que contiene elementos de la esfera económica (rescate a los bancos,
destrucción del Estado de Bienestar), políticamente el reclamo se orientó al PSOE, sin
que necesariamente la crítica estuviese dirigida a la forma de dominación y por ende a la
sociedad de clases. Más aún, el hecho de que la crítica se haya concentrado en el PSOE
por haber abandonado esa “centroizquierda” que supuestamente representaba, más que
en el monárquico, conservador y liberal PP, da cuenta que la crítica de estos sectores,
pese a tener origen en la disconformidad con el ajuste aplicado, se centraba
fundamentalmente en el sistema político vigente.

Bajo la consigna “No nos representan” se realizaban dos críticas: por un lado, al sistema
de partidos y un quiebre con lo que el PSOE significaba como supuesto contrapeso del
PP y por otra parte, como se verá más adelante, también la necesidad de nuevas formas
de representación y participación política en democracia. En ese sentido se cuestiona el
sistema de representación vigente, pero no su origen: la dominación de clase.
b- Por otro lado, y vinculado a lo anterior, se señala que previo al 15-M ya se habían dado
una serie de movilizaciones en torno a las consecuencias de las medidas de austeridad,
que implicaron la puesta en crisis del Estado de Bienestar en lo económico: limitación al
seguro de desempleo, ampliación de la edad jubilatoria, el control del gasto público en
educación, salud, y el recorte a asistencia social, desahucios, etc. En este grupo
encontramos algunos movimientos preexistentes como ATTAC contra los movimientos
especulativos y PAH por los anti desahucios.

Por otra parte, como explica en la entrevista realizada por Pedro Brieger al economista
político y militante de Izquierda Unida, Alberto Garzón, se configura una “generación
posfordista que está caracterizada por la precarización permanente, por los contratos
basura, la incertidumbre, la falta de seguridad en el futuro” (Alberto Garzón en Brieger,
op.cit: 113-114). También sale a la calle una juventud que ve desaparecer el “milagro
español” del ascenso social, con un paro por encima del 20%, afectando a más del 40%
de la población de menos de 25 años (VV.AA, 2011:80).

Es decir, que la retirada del Estado de Bienestar – en tanto consecuencia de la


reconfiguración del modo de acumulación de capital – da lugar a una serie de luchas y
reclamos que, sin definirse anticapitalistas, siguen siendo expresión de la contradicción
capital-trabajo: pese a no estar motivadas en el ámbito de la producción, ni cuestionar el
sistema de dominación, sólo se explican por la dinámica de la lucha de clases.

De la burbuja inmobiliaria al derecho a la vivienda

La lucha anti desahucios en España es previa al 15-M. El movimiento “V de vivienda”, que


luego se transformaría en la Plataforma de Afectados por las hipotecas (PAH) tuvo una
relevancia especial en el marco de la crisis española. Entre sus integrantes se
encontraban muchas familias endeudadas que, con el estallido de la burbuja inmobiliaria y
la pérdida de empleo, no cuentan con dinero para pagar sus hipotecas.

En este sentido, resulta pertinente el concepto de acumulación por desposesión (Harvey,


2004) para afirmar la hipótesis central del trabajo sobre que el 15M es expresión de la
reconfiguración capital trabajo. Dicho concepto nos permitirá trabajar en otro nivel del
análisis, para comprender la dinámica que adquirió la acumulación de capital en la
sociedad española. Para ello nos centraremos en una de las expresiones que cobran
mayor visibilidad y organización a partir del 15M como lo es la lucha contra los
desahucios.
Se puede afirmar que en España la desregulación financiera acrecentó los espacios de
valorización a partir de la “especulación urbanística y en el uso político y económico del
suelo” (Garzón en Brieger, op.cit: 115). Con la Ley del Suelo de Aznar en 1998 se amplían
los márgenes de recalificación del suelo, esto hizo crecer exponencialmente las
inversiones asociadas al “boom inmobiliario”, valorizando aquellos terrenos que antes no
eran urbanizables y que eran de dominio público. Así, cada municipio adquiere la potestad
de recalificar esos suelos – que antes no valían nada – y que empiezan a tener un valor
muy elevado, comenzando una burbuja especulativa en el mercado de inmuebles. La
contracara de ello es que, para que la población pueda acceder a esas viviendas, debe
endeudarse ya que los precios de las viviendas siempre estuvieron en alza muy por
encima del ingreso de las familias. Se ingresa en un “círculo vicioso en el que la deuda
asfixia a familias, empresas, administraciones públicas y a las propias entidades
financieras que ahora debían devolver los capitales prestados desde el exterior” (Jiménez
Romera, C., & Fernández Ramírez, C, 2014: 137).

Este modelo basado en la especulación inmobiliaria, en los “créditos basura” del sistema
bancario y el enorme endeudamiento de una parte significativa de la población empieza a
resquebrajarse con el contexto de crisis internacional a partir de 2008, originada en
EEUU. En España se da otra peculiaridad y es que tras desencadenarse la crisis, las
personas pierden su casa al no poder hacer frente a la hipoteca, y además existe una ley
que entrega la propiedad a los bancos manteniendo la deuda de las personas
hipotecadas a un valor mayor debido a la actualización de las tasas de interés.

Es Harvey quien advierte que esas dinámicas del capital tienen mayor protagonismo en
época de crisis y que hay que “prestar atención a los ataques llevados a cabo por los
fondos especulativos de cobertura y otras grandes instituciones del capital financiero
como la punta de lanza de la acumulación por desposesión en los último años” (Harvey,
2004:114). La pertinencia del planteo de Harvey es comprender que los mecanismos de
acumulación están siendo resignificados con el neoliberalismo. A su vez, estos tienen
fuerte implicancia en los procesos de reestructuración urbana, permitiendo ver que la
dinámica de explotación excede a la producción; son procesos de despojo que se
trasladan a otros ámbitos de la vida. Es decir, que el capital asume formas de dominación
que exceden lo productivo. “En algunas ciudades, los poderes financieros, respaldados
por el Estado, presionan para que se produzca un desalojo por la fuerza, con la intención
de apropiarse violentamente de terrenos” (Harvey, 2008: 34). La Plataforma de Afectados
por la Hipoteca estima que desde la crisis de 2008 se produjeron más de 400000
desalojos y que en el 82% de las viviendas ejecutadas vivía al menos un niño menor de
edad (Público, 26/07/2012). Estos números permiten tomar dimensión del profundo
alcance de la crisis en una sociedad donde las condiciones de vida eran relativamente
altas.

Siguiendo el razonamiento de los autores expuestos anteriormente, se puede sostener


que la lucha por los desahucios cuestiona el modo de acumulación de capital vigente en
ese momento. Como señala el geógrafo y urbanista inglés: “hay que prestar atención a la
unidad en todo ese proceso. Teóricamente, esto es lo que hace Marx, y esto se ve
claramente en Volumen II de El Capital: el punto donde se produce la plusvalía no es
necesariamente el punto donde se realiza, y la economía del despojo siempre ha
trabajado codo a codo con la economía de la explotación”, y en esa misma entrevista
señala que “una lucha por vivienda digna o una huelga de inquilinos, por ejemplo, es tan
importante o significativa como una lucha de la clase obrera, es decir, una lucha por
salarios dignos. Están muy relacionadas las unas a las otras” (Entrevista a Harvey en
Herramienta web). Por eso resultó (y resulta) tan significativa la lucha que vienen dándose
movimientos como PAH y acciones como “STOP DESAHUCIOS”, ya que intentan poner
un coto al capital especulativo. Por lo tanto, afirmamos que la lucha antidesahucios en
España es una expresión de la contradicción principal del capitalismo: por la dinámica que
adquiere la acumulación de capital (acumulación por desposesión), enfrentar los
desalojos y la especulación inmobiliaria, significa atacar el núcleo de la acumulación de
capital en su conjunto.

Antes del 15M las protestas sociales se daban de forma más reducida, desarticulada y
podemos afirmar que reproduciendo la fetichización de presentar como dimensiones
diferentes lo político y lo económico: “ya habían tenido lugar movilizaciones por la vivienda
y movilizaciones estudiantiles, y ya existía la sensación de que las elites eran corruptas,
pero nada de eso tenía demasiada traducción en las calles o en las urnas” (Errejón en
Brieger, op.cit: 157-158). El 15M es un punto de inflexión. Sostenemos que la potencia del
15M radicó justamente en esa puesta en tensión de la fetichización que divide lo político
de lo económico. Generó una acción política que pone en tensión todas esas demandas
que antes se presentaban aisladas y que se rearticulan de forma novedosa, expresando
un cuestionamiento al modo de acumulación capitalista, es decir, que el 15M es una
expresión de la lucha de clases y un ataque al modo de acumulación capitalista en
España.

Como sostiene Íñigo Errejón, con el fin del estado inclusivo en España se da un “cambio
en el modelo económico con peso del sector industrial a otro basado en el turismo y la
especulación inmobiliaria, y se produce la gran burbuja inmobiliaria” (Errejón en Brieger,
op.cit: 154). Se profundiza un modelo basado en la financiarización de la economía, en
donde el ámbito financiero comienza a dominar y a marcar los nuevos ritmos del
productivo. A su vez, esta lucha, a partir del 15M se articula con otras más directamente
vinculadas al ámbito productivo (precarización laboral y desempleo). Probablemente sin la
crisis del Estado de Bienestar que hizo que por primera vez en tres generaciones “el paro”
(subsidio por desempleo) no alcance para vivir, el 15M no hubiera tenido la masividad que
tuvo. Su trascendencia política, y lo que lo distingue de un mero estallido por descontento
social generalizado, radica en que esas luchas ligadas a “lo económico” (en relación con
los desahucios en clave de acumulación por desposesión; junto a otras vinculadas al
sistema productivo: derechos laborales; desocupación) y a lo “político” (crisis en el
conjunto del sistema de partidos hegemónicos, de los sindicatos y a la democracia
representativa) resultaron ser crecientes y cada vez más articuladas entre sí. Por eso, El
15M es expresión de una reconfiguración de la contradicción principal del capitalismo.

El 15M: tomar por asalto las calles... y las redes

En la primera parte del trabajo intentamos reconstruir el proceso del 15M, afirmando que
es parte de la dinámica de la lucha de clases – analizando algunos elementos que nos
permiten dar cuenta de las grandes transformaciones que ha sufrido la sociedad española
vistas desde la dinámica del capital – y que tomó una forma particular debido a las
características que asume el capitalismo en esa etapa en España. En este segundo
apartado buscaremos concentrar el análisis en las identidades y en las formas de
organización de los movimientos que dieron lugar al 15M, con el objetivo de caracterizar
cómo se expresa la protesta social en este contexto y la constitución de una esfera
pública novedosa.

Creemos que Virno (2003) nos ofrece una opción para analizar desde el polo del trabajo
la contradicción principal del capitalismo (así como en la primera parte de este análisis
nos centramos en el polo del capital) al decir que hay que analizar a la clase obrera como
concepto teórico: “la clase obrera contemporánea (...) tiene los rasgos de la multitud,
antes que los de pueblo (...) Es decir, la noción de “multitud” no pone en crisis el concepto
de clase obrera, porque este último no está ligado por definición a aquel de “pueblo”. Ser
multitud no impide, de hecho, producir plusvalor. Es cierto que si la clase obrera ya no
responde al modo de ser del pueblo sino más bien al de multitud, cambian muchas cosas:
mentalidad, formas de organización y del conflicto” (pg.39).

Los sujetos de la acción en el 15M son diversos: desde movimientos sociales pre
existentes, como el movimiento que pelea por la vivienda digna (“V de vivienda” y PAH), el
movimiento de mujeres, el ecologista, por la información y la cultura libre, entre otros.
También confluyen partidos políticos de izquierda (por ejemplo Izquierda Unida) y jóvenes
nucleados a partir de diversas plataformas digitales como Malestar.org; #NolesVotes;
JuventudSinFuturo, #SpanishRevolution y Democracia Real Ya. A todos ellos se sumó
una gran masa de jóvenes de clase media urbana que no estaban organizados a partir de
ningún colectivo, pero que se veían afectados por la situación social y económica; es la
“generación estafada”, debido a que cuenta con una matrícula universitaria muy alta pero
no encuentra trabajo ni la estabilidad social de generaciones anteriores, y, como
mencionamos anteriormente, encuentra que la clase dirigente es una “casta” que ni
siquiera los escucha, por lo que reclaman un mayor grado de participación política. Este
sujeto no se identifica con la identidad de clase obrera ni con su representación gremial.
Como menciona Xulio Ferreiro “los sindicatos mayoritarios se han convertido en una pata
más del sistema” (Ferreiro en Brieger, op.cit: 247), no sólo indicando que los jóvenes no
se encuentran representados en éstos, sino también denunciando muchas veces el rol
que han jugado en la contención de la conflictividad social. En la entrevista ya citada a
Alberto Garzón, éste también argumenta que los sindicatos mayoritarios se fueron
burocratizando y que no pudieron adaptarse a una realidad donde el desempleo era alto,
llegando otros a señalar su carácter “neocorporativista” (Pastor en Brieger, op.cit: 28).

“Los movilizados reclamaban cosas muy diferentes, pero manifestaban que algo no
estaba funcionando bien en el sistema” (Garzón en Brieger, op.cit: 120). Estas diversas
identidades y demandas que, como vimos en la primera parte del trabajo, se combinan en
el 15M, pueden pensarse desde Schuster (2005) cuando propone reflexionar acerca del
funcionamiento de la acción colectiva en sociedades posindustriales y encuentra que el
concepto de clase como único o principal criterio explicativo de la acción colectiva
presenta una relativa crisis y lo que da lugar a la emergencia de la noción de movimiento
social. En este punto nos parece preciso explicitar que utilizamos al autor porque
entendemos que en el 15M los movimientos existentes y las demandas que se
manifestaron allí no lo hicieron en torno a la identidad “clase obrera”, eran expresiones no
clasistas. Ello no significa que no sean parte de una nueva expresión de la lucha de
clases en un determinado contexto como el que estamos analizando, es decir que, desde
nuestra perspectiva, el concepto de lucha de clases sigue siendo necesario para
comprender y explicar la dinámica social y la protesta, aunque asuma formas novedosas.

En este sentido, nos parece interesante el esfuerzo teórico de Schuster al proponerse


articular dos grandes corrientes de pensamiento en relación a la forma de estudiar la
acción colectiva en las sociedades contemporáneas: la sociología europea (desde el
concepto de movimientos sociales) y la sociología política norteamericana (mediante la
noción de protestas sociales). Desde esta perspectiva “el estado actual de la cuestión
muestra la necesidad de algún tipo de articulación entre ambos enfoques, ya que si bien
la identidad por sí sola no da cuenta de los complejos y fragmentarios episodios de la
acción colectiva de este tiempo, tampoco alcanza con pensar a estos como meras
asociaciones circunstanciales de intereses bajo un cálculo de racionalidad estratégica”
(Schuster; op.cit:46). Se trata, entonces, de abordar cuestiones objetivas y subjetivas,
entre la estructura y los sujetos para intentar explicar la acción colectiva contemporánea.
El 15M combina factores de un modo complejo, por lo que no puede comprenderse
exclusivamente desde ninguna de las dos corrientes mencionadas por dicho autor, ni es
un movimiento social en los términos clásicos en donde los rasgos de la identidad se
encuentran vinculados a una organización y continuidad espacio- temporal, ni es sólo la
expresión de intereses comunes a partir de una racionalidad estratégica bien delimitada y
circunstancial, como podría serlo una huelga o una marcha. El nexo entre todas las
diversas identidades fue la indignación y el hartazgo, no había un único objetivo. Así se
entiende que el 15-M “no es una organización política, ni tenía un objetivo institucional”
(Garzón en Brieger, op.cit: 119), en este sentido es interesante retomar en palabras de
uno de los participantes cuando afirma que “el 15M es un movimiento que se define
mucho más por sus formas de actuar más que por su contenido. Surge del hartazgo de
que los políticos no nos hagan caso. Todo está en permanente definición, que todo el
mundo pueda participar, un espacio poco definido y muy dinámico. Está vivo y
continuamente definiendo qué somos” (Stéphane M. Grueso, 2011, Youtube). Esto lo
podemos ligar con uno de los rasgos planteados por Schuster al decir que las protestas
sociales contemporáneas tienen un carácter contingente y de cierta indeterminación.
Entendemos que las condiciones sociales, económicas y políticas descriptas en el primer
apartado dan un marco de inteligibilidad y sentido a la protesta como proceso, pero no lo
abarca todo en términos de las subjetividades en juego. Es que es en la misma acción
donde la identidad del movimiento se constituye (Schuster, op.cit).

Entendemos al 15M como un proceso que aún sigue abierto y en disputa; no empezó el
día de aquella jornada histórica ni ha concluido el 20 de noviembre de 2011 con las
elecciones generales de España y la asunción de Rajoy (PP). En todo caso sostenemos
que el 15M es la condensación política que logró expresar la lucha de clases en este
contexto particular de España. En términos de Schuster podríamos decir que el 15M es un
“salto político” (Schuster, op.cit: 52) al construir un puente entre las condiciones sociales
pre existentes y un nuevo escenario, en el cual los sujetos que se encuentran implicados
lo están en un modo distinto al que estaban antes. Entendemos que el 15M recreó a los
movimientos sociales preexistentes, potenciándolos. Ejemplo de esto, son los
movimientos antidesahucios y el movimiento de mujeres (Cruells y Ibarra, 2013); pero
también dio surgimiento a nuevas expresiones políticas (Podemos en 2014, Partido X en
2013); activistas y participantes comenzaron a nuclearse en torno a nuevos colectivos
temáticos y se consolidaron las “mareas”. También este proceso tuvo una activa influencia
en otras protestas posteriores (Movimiento Occupy. #YoSoy132, #NuitDebout en Francia).

En este punto entendemos el 15M como un punto de inflexión y con un impacto en la


sociedad donde “todo aquello que era una discusión reducida de movimientos sociales,
alternativos y menores se convierte en sentido común” (Ferreiro en Brieger, op.cit: 246).
Lo que se produce es una interacción novedosa entre lo existente y lo nuevo. Es un
“hasta aquí” en términos de denuncia de un hartazgo, pero también es construir nuevas
formas de la acción colectiva “que generan una ruptura de las rutinas de orden social”
(Schuster, op.cit).

En esta línea de análisis nos parece relevante la conceptualización de espacio público en


un sentido amplio que nos propone Rodolfo Gómez (2007), al entenderlo como la
apropiación que hacen de ese espacio los sujetos actuantes que instituyen sentido y, en
ese punto, entendiéndolo como parte de una esfera pública diferenciada de la estatal, en
la cual los medios de comunicación comerciales son un actor de peso (pp. 56-57).
Siguiendo ese razonamiento, sostenemos la validez de la mirada funcionalista acerca de
los medios masivos comerciales como sistema o subsistema, que tiende a la búsqueda de
cierto control social (ídem, pg.60), reproduciendo valores de la clase dominante. Frente a
esto mencionamos que el 15M se apropió del espacio público en las calles y en las redes
con prácticas contrahegemónicas4 en un sentido novedoso.

Una investigación que realiza un análisis de los siete diarios españoles de mayor difusión
y de su presencia en las redes sociales sobre la cobertura de los Movimientos 15M y
Occupy Wall Street (EE.UU), refleja que en los medios hegemónicos españoles el
protagonismo de las noticias sobre Occupy estuvo dado por los ”los eventos violentos, las
cargas policiales y las repercusiones de las manifestaciones” (Castillo Esparcia; García
Ponce y Smolak Lozano, 2013: 88) y con escasa vinculación al proceso vivido en España
o a su influencia. Mientras que en el 15M “los medios reflejaron información parcial y de
cauces externos. Hubo muy poca información emanada o colectada del interior del
“Movimiento 15M” (ídem). Es interesante retomar el análisis de Patrick Champagne en la
“Visión mediática” (Champagne en Bourdieu, 2000) al decir como los medios y el trabajo
periodístico tienden a “fabricar el acontecimiento” construyendo representaciones sociales
que refuerzan prejuicios, ya que – entre otras cosas – se da poco lugar para el discurso
de los “dominados”. Uno de los mecanismos es exhibir una representación de los
problemas que acentúan las acciones violentas, como los enfrentamientos con la policía,
en vez de difundir los problemas concretos de esas comunidades, construyendo y
reforzando estereotipos mediáticos a partir de la estigmatización; o en nuestro caso dando
lugar a construir el acontecimiento noticiable sin tomar el punto de vista de los propios
participantes. Uno de los jóvenes protagonistas e investigador de la influencia de las
redes en la protesta social del 15M, expresaba en el libro de Castells (op.cit) que en
general los medios masivos comerciales los ignoraban o bloqueaban sus propuestas al
principio y que cuando lo tuvieron que hacer por el alcance masivo que tuvo, lo hacían
con “interpretaciones sesgadas”. Según el relevamiento realizado en la investigación
mencionada anteriormente, luego de las elecciones municipales el 22 de mayo, hubo un
descenso del más del 50% de las noticias sobre el movimiento y cuando se hacía
referencia, se lo juzgaba como “ineficaz” (Castillo Esparcia et al, op.cit).

Frente a esta lógica hegemónica, se constituyeron experiencias en las calles y en las


redes que apuntaron a darle visibilidad al movimiento y permitieron una reapropiación del
espacio público para denunciar que algo no estaba funcionando bien, y que entre la
corrupción y desidia de los políticos y la lógica especuladora de los bancos, eran millones

4
Se utiliza el término prácticas contrahegemónicas con el fin de señalar aquellas acciones y discursos que se
enfrentaron a las lógicas dominantes de los medios masivos comerciales y como modos contestarios de
entender el espacio público como espacios de conflicto, opuesto a la lógica del capital.
de jóvenes y personas mayores los que sufrían el costo del paro y la escasez de acceso a
viviendas. Las formas de protesta en el espacio público fueron muy visibles. Desde las
enormes manifestaciones y acampadas en principales puntos de las ciudades, con un
fuerte contenido en lo simbólico5, hasta las asambleas descentralizadas a los barrios. El
método asambleario del movimiento 15M refleja una crítica a la democracia liberal y
delegativa, proponiendo otra forma de hacer política “desde abajo” y en clara ruptura con
el espacio público entendido como lugar de tránsito por sobre el encuentro (Gómez,
op.cit). Esta recreación novedosa y masiva no nace de cero, sino que lo hace
recuperando la práctica asamblearia y algunas formas organizativas propias del legado de
movimientos sociales y políticos previos – comisiones, asambleas, etc.

En varias referencias bibliográficas se ha aludido al rol masificador que han tenidos las
nuevas tecnologías (NTICS) y las redes para potenciar el 15M (Cruells y Ibarra, 2013;
Castells, 2012; Brieger, 2015; Castillo Esparcia et al, 2013; entre otros). Nos parece
interesante el enfoque propuesto por Toret, quien plantea que en el 15M hubo una
apropiación tecnopolítica de las redes sociales, concebida como “el uso de tácticas y
estrategias de los dispositivos tecnológicos (incluyendo las redes sociales) para la
organización, comunicación y acción colectiva” (Toret, 2013). En este sentido se aprecia
la dimensión social y política de las tecnologías, que permitieron una reciprocidad en el
espacio público físico y digital, en tanto que permitió “orientar acciones distribuidas tanto
en las redes como en la ciudad (...) y tejer el sentido de la propia acción”. Así, frente al
silencio de los medios masivos en los primeros días del 15M y, como se ha hecho
mención anteriormente, a la permanente deformación/estigmatización en su cobertura, se
le contrapuso el uso de las redes, en particular Facebook y Twitter, que permitieron la
instantaneidad y masividad para difundir hechos de violencia y represión policial. Un
ejemplo ello fue durante el desalojo violento de la acampada en Plaza Catalunya, donde
la transmisión en directo “viralizó” la escena de los acampados, que se encontraban
manifestándose de forma pacífica, siendo reprimidos por la policía. Ello desencadenó una
indignación masiva, y horas más tarde se acercaron miles de personas a mostrar su
apoyo y solidaridad (Castells, op.cit).

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La Puerta del Sol, como punto principal de manifestación del 15M en Madrid, es un lugar emblemático por su
referencia a la Segunda República. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 ganó la opción
republicana y se dio una verdadera cita popular en la Puerta del Sol para celebrar el resultado de las
elecciones y proclamar festivamente la República.
Así constatamos cómo la acción colectiva de los indignados tendió a complementar y
combinar de forma creativa diversas tácticas en la disputa de sentido física y virtual del
espacio público, constituyendo prácticas contrahegemónicas que, aunque limitadas y en
gran parte desarticuladas, permitieron generar un proceso de politización de dicha esfera
pública no estatal.

Conclusiones

En este trabajo pretendimos abordar el 15M a partir de la premisa marxista de que el


conflicto es inherente al sistema capitalista y, como tal, es la contradicción entre capital
trabajo la que atraviesa a toda la sociedad y sus diversas formas de manifestación.

Sostenemos que el 15M puso en el conflicto el modo de acumulación vigente a partir de


articular demandas que antes se encontraban fragmentadas y potenció la confrontación a
nuevos modos de acumulación del capital como el boom inmobiliario. Sin embargo, pese
a poner en tensión la fetichización, que mostrando como escindidas las esferas
económica y política desvía la protesta social hacia demandas que no cuestionan el
sistema de dominación, este proceso no se tradujo en una organización capaz de llevar a
cabo transformaciones estructurales ni invertir la correlación de fuerzas (Gramsci, 2003)
en favor de las clases subalternas. No obstante creemos que el 15M es un proceso
abierto, y que aún sigue su curso, asimilable en este punto al 19 y 20 de diciembre de
2001 en Argentina. Es la condensación política de un proceso que se fue gestando con
anterioridad y que no terminó en ese año, aún sigue en disputa.

Parte de su significativa trascendencia política se debe a que dicha acción colectiva logró
masificarse, recrear y potenciar movimientos sociales preexistentes y dar surgimiento a
otros nuevos (como las denominadas “Mareas”). Ese proceso implicó una intervención
creativa en el espacio público, combinando la ocupación de calles y plazas (como
espacios físicos y simbólicos), con una apropiación tecnopolítica de las redes sociales.

Sin lugar a dudas el 15M alteró el mapa político en España: el nacimiento de nuevas
fuerzas políticas (Podemos y Partido X) o coaliciones novedosas que derrotaron al
bipartidismo en las ciudades más importantes6, el resultado y proceso de referéndums
autonómicos como el de Catalunya el 9 de noviembre de 2014, no hubieran sido posibles,

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En Barcelona con “Barcelona en Comú” con Ada Colau, referente del movimiento antidesahucios y en
Madrid por la jurista y defensora de los DDHH Manuela Carmena, en la coalición “Ahora Madrid”
o hubiesen sido diferentes sin el 15M. Por último, es la primera vez en la historia
democrática de España en la que hubo dos elecciones presidenciales producto de dos
sesiones de investidura fallidas. Sin el 15M no hubiera sido posible pensar en todas estas
transformaciones socio políticas. Su relevancia política trascendió las fronteras y sirvió de
ejemplo en otras protestas de acción colectiva como Occupy Wall Street; YoSoy132 en
México y Nuit Debout en Francia.

La sociedad española, su sistema político y las formas de organización de la protesta


social, no volverán a ser las mismas luego del 15M. Aunque, como ya se dijo, es un
proceso que sigue abierto, ciertas transformaciones parecen haber llegado para
quedarse: “gracias al 15M los dolores dejan de ser privados y pasan a ser colectivos”
(Errejón en Brieger, op cit, pg 160). Entender este proceso como una forma distinta de la
lucha de clases es, desde nuestro punto de vista, la clave para interpretar el nuevo
escenario y pensar otras formas de acción política transformadoras.
Referencias bibliográficas
 BRIEGER, P., La encrucijada española, Ed. Capital Intelectual, Buenos Aires,
2015.
 CASTELLS, M., Redes de indignación y esperanza: los movimientos sociales en la
era de internet, Ed. Alianza Editorial, Madrid, 2012.
 CHAMPAGNE, P., La visión mediática, en Bourdieu, P (comp.). La miseria del
mundo, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000.
 CRUELLS, M y IBARRA, P., (Coord.). La democracia del futuro. Del 15M a la
emergencia de una sociedad civil viva, Barcelona, Ed. Icaria, 2013.
 CASTILLO ESPARCIA, A.; GARCÍA PONCE, D. Y SMOLAK LOZANO, E.,
“Movimientos sociales y estrategias de comunicación. El caso 15-M y Occupy Wall
Street”. En: Estudios sobre el mensaje periodístico, Vol. 19 Nro. 1 (2013),
Ediciones Complutenses de la Universidad Complutense de Madrid, 71-89.
Disponible en http://revistas.ucm.es/index.php/ESMP/issue/view/2417
 GÓMEZ, R., Ciudad, espacio público y movimientos sociales: entre la crítica y la
internalización de las normas de funcionamiento social e institucional en Revista
Cadernos IIPPUR Nro. 2 (Vol. XXI), Rio de Janeiro, Universidade Federal do Rio
de Janeiro (UFRJ), agosto –dezembro 2007.
 GRAMSCI, A., “Análisis de las situaciones. Correlaciones de fuerzas.”. En: Notas
sobre Maquiavelo, Madrid, Ed. Nueva Visión,1980.
 HARVEY, D., El nuevo imperialismo: acumulación por desposesión” En: Panitch,
Leo / Leys, Colin (coords.), El nuevo desafío imperial, The Socialist Register 2004,
CLACSO: Buenos Aires, 2004.
 HARVEY, D., “El derecho a la ciudad”. En: The New Left Review 53 (Septiembre –
Octubre de 2008).
 HARVEY, D., “Nuevo imperialismo y cambio social: Entre el despojo y la
recuperación de los bienes comunes. Entrevista disponible en Herramienta web:
http://www.herramienta.com.ar/entrevistas/entrevista-con-david-harvey-nuevo-
imperialismo-y-cambio-social-entre-el-despojo-y-la-rec
 HOLLOWAY, J., La ciudadanía y la separación de lo político y lo económico en
Marxismo, Estado y Capital, Buenos Aires, Ed. Tierra del Fuego, 1994.
 JIMENEZ ROMERA, C., & FERNÁNDEZ RAMÍREZ, C., (2014). Casas sin gente,
gente sin casas: el fracaso del modelo inmobiliario español. Revista INVI, 29(82),
133-155.
 SCHUSTER F., Las protestas sociales y el estudio de la acción colectiva en
SCHUSTER, NAISHTAT, NARDACCHIONE y PEREYRA (Comps.), Tomar la
palabra. Estudios sobre la protesta social y la acción colectiva en la Argentina
contemporánea, Buenos Aires, Prometeo, 2005.
 TORET, J., (Coord.), Tecnopolítica: la potencia de las multitudes conectadas. El
sistema-red 15M como nuevo paradigma de la política distribuida. Internet
Interdisciplinary Institute Nro. 3 (18 de junio de 2013), Universitat Oberta da
Catalunya [en línea]. Disponible en: http://tecnopolitica.net/sites/default/files/1878-
5799-3-PB%20(2).pdf
 VV.AA., Reacciona, Ed. Aguilar, Madrid, 2011.
 VIRNO, P., Gramática de la multitud, Buenos Aires, Ed. Colihue, 2003.
 YOUNG, J., La sociedad “excluyente”: exclusión social, delito y diferencia en la
modernidad tardía, Madrid, Ed. Marcial Pons, 2003.
Notas periodísticas citadas

- El país, 17/05/2011, “Somos la generación del „ni ni‟, ni PP ni PSOE”. Link:


http://politica.elpais.com/politica/2011/05/17/actualidad/1305584304_704656.ht
ml

- Público, 26/07/2012, “Más de 400.000 familias han sido desahuciadas durante


la crisis”. Link: http://www.publico.es/actualidad/mas-400-000-familias-han.html

Recursos audiovisuales citados

- Stéphane M. Grueso [Proyecto 15Mcc] (2011, 28 de noviembre) Conversación


con Miguel Arana Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=A0cCJIR46co

Recursos de la web consultados

- https://15mpedia.org/
- http://afectadosporlahipoteca.com/
- http://www.democraciarealya.es/

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