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UNIVERSIDAD DE OTAVALO

MAESTRIA EN PSICOLOGÍA JURÍDICA Y FORENSE

INTEGRANTES:
Gabriela Gaviria
Tanya Benítez
Freddy Bailón
Fabricio Peralta
Rubén Pérez
Fernando Bejarano

PARALELO: C

TRATAMIENTOS PSICOLÓGICOS EFICACES PARA LA DROGADICCIÓN: ALCOHOL, COCAINA Y


HEROÍNA

Los trastornos por abuso de drogas constituyen en la actualidad uno de los problemas de salud
publica más importantes, y además es también son un problema que desencadena conductas
antijurídicas; por ende, son temas de atención y preocupación prioritaria para todos los países.
Por lo que el desarrollo de programas de tratamiento eficaces es un asunto de gran relevancia.

Según el DSM 5 existen dos tipos de diagnósticos relacionados con el uso de sustancias:
1. El patrón de consumo de las sustancias (dependencia y abuso)
2. El efecto directo ocasionado por la sustancia sobre el Sistema Nervioso Central
(intoxicación y abstinencia).

Una explicación bio-psico-social y multifactorial del fenómeno aporta una información


relevante para la comprensión del problema, diagnóstico y la planificación del tratamiento
frente al uso de sustancias que se desprenden de la terapia cognitivo conductual, así como
también intervención farmacológica. La OMS nos sugiere que debemos aplicar el modelo de
intervención que se llama reparación de daños y reducción de riesgos.

A continuación, hacemos una revisión de los tratamientos propuesto en el texto.

I. TRATAMIENTO DE LA ADICCIÓN AL ALCOHOL


Existen numerosos estudios sobre la eficacia de los tratamientos para intervención en el
alcoholismo, con o sin apoyo farmacológico que a continuación describimos:

1. Aproximación de Reforzamiento Comunitario (Community Reinforcement Approach,


CRA) (Hunt y Azrin, 1973).

Se trata de un programa en el tratamiento de alcohólicos severos mediante métodos


operantes que tiene como objetivo reducir el consumo de alcohol e incrementar el
comportamiento funcional, con los siguientes componentes:
a. Uso de Disulfiram (Antabuse®).
b. Terapia conductual familiar y de pareja, y actividades sociales
c. Establecimiento de un grupo de apoyo social
d. Actividades recreativas no relacionadas con el alcohol.
e. Entrenamiento para enfrentar la compulsión del consumo.
La CRA posee un fuerte soporte empírico obtenido a través de varias investigaciones
que demuestran su eficacia frente a otros programas o modelos de intervención
tradicionales.

2. Manejo de contingencias.

Se caracteriza por el reforzamiento positivo de la abstinencia o de otras conductas


adaptativas por medio de incentivos. Los resultados de las terapias para el alcoholismo
que emplean el manejo directo de contingencias ofrecen resultados prometedores.

Este tipo de tratamientos puede ser catalogados como tratamientos en fase


experimental, pero los estudios existentes demuestran resultados prometedores.

3. Terapia de exposición a pistas (Cue Expusure Treatment, CET).

Consiste en exponer al individuo a estímulos neutrales para provocar respuestas


condicionadas al consumo de alcohol. Se puede integrar el entrenamiento en
habilidades de afrontamiento durante la presentación de estímulos de consumo.

A pesar de existir varias investigaciones para comprobar hasta qué punto la exposición
a señales puede provocar respuestas condicionadas de consumo de alcohol se
concluye que la aplicación de este modelo resulta probablemente eficaz, puesto que
los resultados no han sido del todo esclarecedores.

4. Tratamiento cognitivo-conductual

Los programas cognitivo-conductuales se basan en el entrenamiento de habilidades


sociales y de afrontamiento, y la prevención de recaídas.

4.1. Entrenamiento de habilidades sociales y de afrontamiento. El objetivo principal de


este tipo de intervenciones es dotar al paciente de las suficientes habilidades de
afrontamiento y autocontrol para poder manejar las situaciones de riesgo
producidas por los estímulos que desencadenan el deseo intenso de beber.

La eficacia del entrenamiento en habilidades no se ve confirmada en todos los


estudios publicados sin embargo existe una predisposición a incluir este programa
dentro de los tratamientos bien establecidos.

4.2. Prevención de recaídas (PR). Es un paquete de tratamiento que incluye diferentes


técnicas cognitivo conductuales:
a. identificación de situaciones de alto riesgo para la recaída.
b. entrenamiento en habilidades de afrontamiento ante situaciones de riesgo.
c. autorregistro y análisis funcional del uso de drogas.
d. estrategias para afrontar el craving y los pensamientos asociados al uso de
sustancias.
e. afrontamiento de las caídas o consumos aislados (lapses).
f. y entrenamiento en solución de problemas.

En la actualidad, se dispone de suficiente evidencia empírica que certifica la


eficacia de la PR en el tratamiento del alcoholismo en comparación con el no
tratamiento, sobre todo con los pacientes de peor pronóstico (alcoholismo severo,
psicopatología asociada y escaso apoyo social).
5. Terapia conductual familiar y de pareja.

Se centra en el entrenamiento en habilidades de comunicación y en el incremento de


la tasa de reforzamiento positivo en las relaciones familiares. Los estudios en general
han demostrado que el incluir a las esposas y a la familia en esta terapia conductual
han producido una mejoría en los estados anímicos y sintomatología física en los
pacientes alcohólicos, por lo tanto, esta técnica se muestra ampliamente eficaz
constituyéndose como parte importante de la CRA.

II. TRATAMIENTO DE LA ADICCIÓN A LA COCAÍNA


A pesar de la variedad farmacológica, todavía no existe una medicación eficaz para el
tratamiento de esta adicción; sin embargo, los tratamientos psicológicos han sido
relativamente fructíferos, como, por ejemplo:

1. Programa de reforzamiento comunitario más terapia de incentivo (CRA + Vouchers).

Integra la aproximación del reforzamiento comunitario con un programa de manejo de


contingencias. El objetivo fundamental de este programa es la abstinencia de la
cocaína. Para ello, los sujetos han de hacer cambios en el estilo de vida en cuatro áreas
fundamentales: relaciones familiares, actividades de ocio, relaciones sociales y área
vocacional.

De acuerdo a varios estudios, se demuestra la eficacia de este programa, y en una de


las investigaciones lo ponen en un grado superior en comparación con el programa de
consejo psicológico tradicional; por lo que este tratamiento apoya significativamente a
la reducción del uso y dependencia de la cocaína.

2. Manejo de contingencias

Ha sido ampliamente utilizado en el tratamiento para la adicción a la cocaína, los


resultados han demostrado que la utilización de incentivos es un componente
importante del programa conductual. Varios estudios han mostrado que los sujetos
que reciben incentivos reducen significativamente el consumo de la cocaína.

Debido a la evidencia empírica acumulada, se opta por incluir el manejo directo de


contingencias como una terapia bien establecida para reducir o eliminar el consumo
de cocaína dentro del marco de un programa de mantenimiento con metadona.

3. Terapia cognitivo-conductual de habilidades de afrontamiento (prevención de


recaídas)

El tratamiento cognitivo-conductual es una de las terapias más frecuentemente


evaluadas en la adicción a las drogas y, en la actualidad, cuenta con un amplio soporte
empírico.

Tiene dos componentes fundamentales que son el análisis funcional de la conducta de


abuso de drogas y el entrenamiento en habilidades.

A la espera de nuevos trabajos que delimiten de manera más precisa la eficacia de este
tratamiento de la adicción a la cocaína nos inclinamos por considerar la terapia
cognitivo conductual (PR) un tratamiento probablemente eficaz.
III. TRATAMIENTO DE LA ADICCIÓN A LA HEROÍNA
Tiene tres características principales:
a. Relativa escasez de trabajos empíricos bien controlados y con seguimientos a largo
plazo.
b. Dispersión y heterogeneidad de los tratamientos empleados.
c. Frecuente combinación de las terapias psicológicas con tratamientos
farmacológicos (naltrexona y, sobre todo, metadona).

1. Programa de reforzamiento comunitario (CRA)


Se trata de un procedimiento operante, posee una escasa evidencia empírica en el
tratamiento de la adicción a la heroína, por lo que se podría considerar en fase
experimental; respaldado en tres estudios para el tratamiento para la adicción a esta
sustancia.

a. Bickel, Amass, Higgins, Badger y Esch (1997) la CRA más terapia de incentivo
mediante vales se mostró significativamente superior al tratamiento estándar con
buprenorfina.
b. Abbott, Weller, Delaney y Moore (1998) llevaron a cabo un ensayo clínico en el
que heroinómanos en un programa de metadona fueron asignados
aleatoriamente. Los dos grupos experimentales obtuvieron mejores resultados
que el programa tradicional a los seis meses.
c. Roozen, Kerkhof y van Den Brink (2003) compararon un grupo en el que se
combinaba CRA más naltrexona con un grupo de metadona. El primer grupo
habían obtenido reducciones significativas en el consumo de heroína en
comparación con el grupo de metadona.

2. Manejo de contingencias.

Se basa en programas cuya característica esencial es la utilización de contingencias


asociadas directamente al consumo o a la abstinencia de drogas. Esta técnica utiliza las
recompensas o castigos contingentes a la abstinencia o al uso de drogas
respectivamente.

Por un lado la utilización de un opiáceo sintético como la metadona para conseguir


muestras negativas de orina e incluye dosis de metadona para reducir los resultados
positivos de las analíticas de consumo; y por otro lado los programas libres de drogas,
los cuales se definen como aquellos que brindan a los abstemios ayudas para
conseguir vivienda, alimentos, actividades recreativas y acceso a grupos de actividades
sociales y búsqueda de empleos cuando éstos se mantienen con resultados negativos
de consumo de drogas o de consumo de heroína y aceptan un seguimiento.

La eficacia de esta técnica no es evidente debido a la diversidad de formatos utilizados


en su aplicación; además, por existir un escaso seguimiento a largo plazo de los
programas libres de drogas, por lo que no son tratamientos bien establecidos.

3. Programas cognitivo-conductuales (prevención de recaídas).

La escasez de los trabajos bien controlados y la dispersión y heterogeneidad de los


componentes empleados en los programas son dos problemas que se dan en los
estudios sobre la valoración de los tratamientos cognitivo-conductuales. Esto hace que
resulte muy difícil establecer la valoración de su eficacia, la APA en 1995, la define
como un tratamiento recomendado con una confianza clínica moderada o
probablemente eficaz.

McAuliffe et al. (1985) compararon un programa de PR aplicado aisladamente con un


grupo de PR combinado con grupo de autoayuda. Los resultados mostraron que la
combinación de PR con autoayuda estaba asociada con efectos significativos sobre la
abstinencia a los doce meses de seguimiento.

4. Exposición a pistas o señales (Cue Exposure Treatment)

están orientadas a reducir la reactividad a las señales mediante procedimientos de


control estimular y de exposición. La intervención consiste en la exposición repetida a
señales de preingestión de la droga en ausencia de consumo de ésta, con la
consiguiente extinción de las respuestas condicionadas.

Algunos autores proponen que la utilidad fundamental de la extinción pasiva es la de


permitir una realización más efectiva de las habilidades de afrontamiento, minadas en
ocasiones por la intensa reactividad (ansiedad) ante los estímulos relacionados con la
droga.

En definitiva, creemos que el empleo de este tipo de estrategias como intervención


terapéutica se encuentra aún en fase experimental, por lo que se requieren nuevas
investigaciones en las que se ensaye este procedimiento como un componente más de
una intervención terapéutica en contextos naturales.

CONCLUSION

Es notoria la evidencia de lo esencial que resulta el tratamiento psicológico en el abordaje de


los trastornos derivados del uso de sustancias. La intervención psicológica junto a la
farmacoterapia es el tratamiento más eficaz para modificar los comportamientos adictivos en
las personas con trastornos por uso de sustancias. Las mismas que no han de entenderse como
estrategias competitivas, sino complementarias.

Se ha señalado como tratamientos eficaces para el consumo de alcohol la CRA, la terapia


cognitivo-conductual y la terapia conductual familiar y de pareja; para el consumo de cocaína
la CRA más terapia de incentivos o manejo de contingencias y el manejo de contingencias para
a reducción de cocaína y heroína

Las diferencias en los perfiles de los pacientes y las diferentes técnicas e intervenciones con
validez empírica, determinará el tratamiento individualizado en función de las necesidades de
cada paciente.

También es importante una completa evaluación del caso a nivel individual, familiar, social,
toxicológico y motivacional, que incluye el diagnóstico diferencial y, en las últimas fases del
tratamiento, la coordinación con otros recursos para la gestión de los problemas adicionales
que suelen presentar estos pacientes.

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