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ALICIA EN EL PAIS DE LA METODOLOGÍA

Cómo elaborar un instrumento, en tres actos

TOMADO DE “PERSONAL”, DIDAC CENTRO DE DIDÁCTICA,


UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA, PRIMAVERA 1985, NO. 6, MÉXICO, 1985
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PERSONAJES:
1. ALICIA:
2. SR. PROBLEMA:
3. SRA. INVESTIGADOR:
4. SR. INVESTIGADOR:
5. DON MARCO TEORICO:
6. SR. JUEZ:
7. SR. OBJETIVO:
8. SRTA. DEFINICIÓN:
9. HNAS. VARIABLES:
10. SR. HIPÓTESIS:
11. SRES. INDICADORES:
12. HERMANOS INDICES:
13. GUARDIAS:
14. POLICIAS ARMADOS:
15. MAMA DE ALICIA:
16. MAESTRO:
17. NARRADOR:

ACTO I

ESCENA I

NARRADOR: Alicia, inocente niña estudiosa de las ciencias sociales, se encuentra plácidamente
dormida en su cama. Está soñando (¿o serán pesadillas?) felizmente con su escuela. De repente
el sueño de Alicia se vuelve confuso...comienza a soñar con seres extraños que la rodean...la
confunden...no entiende nada...

ALICIA: ¡Ay¡

SR. PROBLEMA: ¡Fíjese por dónde va, señorita!

ALICIA: Es que no sé a dónde voy...y tampoco en dónde estoy

SR. PROBLEMA: ¡Mmmm! Terrible dilema el suyo. Si no tiene a dónde ir, me podría acompañar.

ALICIA: ¿A dónde va?

SR. PROBLEMA: A visitar a unos amigos míos. Se llaman la familia Investigador. Están en las
mismas que usted, bien perdidos. ¿Eh?

SR. PROBLEMA: Acompáñeme y verá.


ESCENA II

NARRADOR: Alicia se va con el Sr. Problema y llegan a una enorme casa. Tocan el timbre y
les abre una señora gordísima, con tubos en el pelo y una cara de afligida. Es la esposa del
Sr. Investigador.

SRA. INVESTIGADORA: Sr. Problema, qué gusto que ha llegado al fin. Mi marido y yo nos
estamos volviendo locos. Estoy segura de que usted es el indicado para ayudarnos. Pásele,
pásele. ¿Y esto? (al ver a Alicia).

SR. PROBLEMA: Es una amiga mía

SRA. INVESTIGADORA: Bien, pues pasa tú también, querida.

NARRADOR: Pasan los dos al interior de la casona, y la Sra. Investigador los conduce a una
pequeña salita donde se encuentra el Sr. Investigador, también con cara de afligido y jalándose
los pelos.

SRA. INVESTIGADORA: Mi vida, no te hagas eso. Ya no te desesperes, mira quién ha llegado


para ayudarnos.

SR. INVESTIGADOR: ¡Vaya, vaya! ¡Qué bueno que ha llegado usted! Me estoy volviendo loco.
Permítame explicarle. Necesitamos de su ayuda porque... (mira a su alrededor suspicazmente y
baja la voz) ... ¡Se ha cometido un terrible crimen!

ALICIA: ¡Qué horror! ¿Qué ha pasado?

SRA. INVESTIGADORA: No lo van a creer, pero fíjense que alguien ha...ha...es que, no sé cómo
decírselos... ¡Es terrible! ¡Alguien ha elaborado un instrumento!

SR. PROBLEMA: ¡NO! ¡NO! ¡Qué cosa tan atroz! Esto no puede ser. Ese crimen no puede quedar
impune. Debemos castigar a los autores de este.

SR. INVESTIGADOR: Ese es el problema, Sr. Problema. No sabemos quiénes han sido, y
necesitamos de su ayuda. Usted tiene muchos contactos en el pueblo, muchos más que
nosotros, y si en estos días anda con las orejas bien paradas, seguramente dará con una pista.

SR. PROBLEMA: ¿Y cómo es que usted está enterado del caso?

SR. INVESTIGADOR: Pues mire, mi amigo el jefe de Policía me lo comentó y me encargó que lo
ayudara a resolverlo. Debo hacerlo, tengo que quedar bien con él para que me recomiende
con el Sr. alcalde y entonces…

SR. PROBLEMA: (No haciéndole caso al Sr. Investigador) Pues vamos amiga, vamos a buscar a
los autores del crimen. (Y jalando a Alicia, se retiran del cuarto).

ESCENA III
NARRADOR: Alicia y su amigo, el Sr. Problema, se pasean por el pueblo, esperando escuchar
o ver algo que les diera una pista. El Sr. Problema conoce a mucha gente, y cada vez que se
encuentra a un conocido en la calle...
SR. PROBLEMA: ¡Don Marco Teórico! ¡Qué gusto me da verlo por estos rumbos! ¿Qué anda
usted haciendo por aquí?
DON MARCO TEORICO: Pues nada, amigo mío, sólo tomando el fresco de la tarde. ¿Y quién es
la damita que lo acompaña?
SR. PROBLEMA: Se llama Alicia, y está perdida, y no tiene a dónde ir, y por eso está conmigo.
¿Oiga, Don Marco, ¿usted de casualidad no sabe nada del terrible crimen que se cometió el
martes pasado? ¿Qué no? Pues fíjese que... y luego... y para colmo...
NARRADOR: Y así, no tardó en enterarse todo el pueblo de que alguien, en algún lado, había
tenido el atrevimiento de elaborar un instrumento.
ACTO II
ESCENA I
NARRADOR: Alicia, el Sr. Problema, el Sr. Investigador y su esposa, todos saliendo
apuradamente de la cada de éstos últimos. Van rumbo al Juzgado.
ALICIA: ¡Pero yo acabo de llegar! No tengo nada qué ver con este crimen. Por favor, no quiero
ir a declarar, ¡soy inocente!
SR. INVESTIGADOR: Todos tenemos que ir. Es una mera formalidad. El Juez está preocupado,
y se ha propuesto llegar al fondo de este asunto. Interrogando a todo el pueblo, algo tiene
que saberse...

ESCENA II

NARRADOR: Se encuentra todo el pueblo reunido dentro del juzgado. Se oye un constante
murmullo de expectación: ¿quién habrá sido el culpable?
(Llega el Juez y toma su lugar. Cesan el ruido y la actividad y se llama al primer testigo).

SR. JUEZ: La sesión va a comenzar. Que pase el primer testigo, Don Marco Teórico. Bien, Don
Marco, vamos a ver. ¿Dónde estaba usted la noche de los hechos?
DON MARCO TEÓRICO: Tomando el fresco de la tarde, su Señoría.
SR. JUEZ: ¡Culpable! ¡Es usted culpable! El jurado lo encuentra culpable y será enviado a la
cárcel durante 1,525 años. ¿Tiene algo qué decir?
DON MARCO TEÓRICO: Pero su Señoría, yo...
SR. JUEZ: Usted nada. Todos sabemos que el proceso de elaborar un instrumento es un proceso
“constituido por una serie de partes íntimamente relacionadas”. ¿Niega usted ser una de esas
partes culpables, Don Marco?
DON MARCO TEÓRICO: Está bien. Me encuentro acorralado y obligado a confesar. (Orgulloso)
Sin mí, el crimen no se hubiera llevado a cabo. Yo fui el guía, el apoyo, la referencia. Gracias a
mi “sistema de conocimientos organizados y sistematizados” y a la exposición y análisis de
estos, se obtuvieron los resultados esperados. Pero no voy a cargar con el honor, digo, culpa,
yo solo. Hubo otra persona que merece el mismo reconocimiento que yo, el Sr. Objetivo.
SR. JUEZ: Está bien, está bien. Que pase a declarar el Sr. Objetivo, y llévese al Sr. Teórico.
¡Guardias! (Los guardias se lo llevan). A ver, Sr. Objetivo, ¿dónde estaba usted la noche de los
hechos?
SR. OBJETIVO: Tomando el fresco de la tarde con Don Marco, su Señoría.
SR. JUEZ: ¡Usted es culpable también! Guardias, llévenselo. ¡Que le corten la cabeza 3 veces!
¡No, no! Espérense tantito. Antes de irse, ¿tendría usted algún inconveniente en explicarme su
intervención en todo esto?
SR. OBJETIVO: Claro que no, su Señoría. Yo tuve un papel muy importante, esencial. Yo jugué
un “papel directriz”. También organicé el proceso, delimité sus alcances, y preví los aportes y
usos de sus resultados. Eso es todo, su Señoría.
SR. JUEZ: ¿Eso es todo? ¿Y le parece poco? ¡Es usted un cínico! ¡Que se lo lleven! (Los guardias
se lo llevan) (Mirando a su alrededor) ¡Vaya, vaya! Se va aclarando la situación. ¡A ver, tú! Tú
tienes cara de culpable. Pasa a declarar. (Y apunta directamente a Alicia).
ALICIA: (Con voz quebrada) ¿Quién, yo, Señoría?
SR. JUEZ: ¡No, no! La que está sentada junto a ti. (Pasa una señorita a la banca de acusados).
¿Su nombre, señorita?
SRTA. DEFINICIÓN: Soy la señorita Definición, Sr. Juez.
SR. JUEZ: Bien, ¿y dónde estaba usted la noche de los hechos?
SRTA. DEFINICIÓN: Estaba tomando el fresco...
SR. JUEZ: (Interrumpiendo)...de la tarde con Don Marco y su cuate, el Sr. Objetivo. Sí, ya sé.
Pues es usted culpable. Ni siquiera intente negarlo. ¡Usted es culpable, culpable, CULPABLE!
SRTA. DEFINICIÓN: ¡Sí, Sr. Juez!
SR. JUEZ: ¿Y no me va a explicar su parte en esto?
SRTA. DEFINICIÓN: ¡Sí, Sr. Juez! Mi función en el crimen fue la de “restringir la vaguedad de las
palabras y eliminar su ambigüedad”. ¿Le quedó claro, Sr. Juez?
SR. JUEZ: ¡Sí cómo no, clarísimo! ¡Llévensela! Su pena será de 27 años con 46 horas. ¿No
quiere agregar algo, señorita?
SRTA. DEFINICIÓN: Sí su Señoría. No vaya usted a decir que yo le dije, pero... (acercándose al
Juez y susurrándole al oído).
SR. JUEZ: ¡No me diga! ¡Por su colaboración, le reduciré su condena a 27 años, 45 horas y 30
minutos! ¡Que se la lleven! (Se llevan a la chismosa señorita). Que pasen al banquillo las
hermanas Variables. Muy bien señoritas. ¿Y ustedes qué tienen que decirme? ¿Son culpables
o no culpables?
HNAS. VARIABLES: ¡Culpables, su Señoría!
SR. JUEZ: Vaya, vaya, mujeres sensatas. ¿Y de qué son culpables?
HNAS. VARIABLES: (En coro) Nosotras somos culpables de ser los “aspectos discernibles de un
objeto de estudio”. Esto incluye la propiedad de estos aspectos o dimensiones. También
podemos asumir diferentes valores. Y como si fuera poco, su Señoría, también somos un
“concepto expresado en términos cuantitativos o cualitativos”.
SR. JUEZ: ¡Hmmm! Sí claro, ya entendí. Definitivamente son culpables. ¡Llévenselas, lejos de
aquí!
HNAS. VARIABLES: (En coro) Sr. Juez, Sr. Juez, antes de irnos, quisiéramos decirle que también
el Sr. Hipótesis estuvo involucrado, Sr., porque no vaya usted a pensar que fuimos sólo
nosotras, Sr., y a nosotras no nos gusta andar de chismosas Sr., pero... (Los guardias se las
llevan).
SR. JUEZ: Conque el Sr. Hipótesis también, ¿eh? ¡Que pase al banquillo de los culpables, digo,
de los acusados! (Pasa). Y bien, Sr. Hipótesis, ¿dónde estuvo usted la noche del crimen? Y no
me vaya a contestar que tomando el fresco y quién sabe cuántas otras cosas.
SR. HIPÓTESIS: No, su Señoría. Yo estaba tomando un helado porque tenía mucho calor.
SR. JUEZ: ¿Ah, sí? ¡Pues es usted culpable también! ¿Quisiera hacer el favor de explicarme
claramente su relación con este asunto?
SR. HIPÓTESIS: Pues mire, Sr. Juez, yo simplemente soy una “expresión conjetural de la relación
entre dos o más variables. En otras palabras, soy “una formulación que propone una relación
entre dos o más variables para explicar y predecir un fenómeno”. Soy indispensable, Sr., para
cualquier investigación. Soy una explicación que se acepta o se rechaza.
SR. JUEZ: ¡Pues yo rechazo su explicación y lo encuentro muy culpable! ¡Que corten la cabeza
dos veces! (Se lo llevan). ¿Alguien más gusta declarar? Les reduciré la condena si confiesan
desde ahorita. (Se levantan tres señores).¡Ah, muy bien! ¿Sus nombres, señores?
SR. INDICADOR I: Sr. Indicador para servirle, su Señoría.
SR. INDICADOR II: Sr. Indicador a sus órdenes, su Señoría.
SR. INDICADOR III: Sr. Indicador su servidor, Sr. Juez.
SR. JUEZ: ¡Ajá! ¡Con que tratando de confundir a la justicia! Pues no lo lograrán. Ya me aprendí
sus nombres. Usted (señala) es el Sr. Indicador, usted (señala al otro) es el Sr. Indicador, y usted
(señala al tercero) es el Sr. Indicador. (Sonríe satisfecho, y murmura...) Mi mami tenía razón.
¡Qué inteligente soy! ¿Y ustedes qué? ¿De qué me vienen a presumir? Porque por lo que veo,
todos aquí se sienten indispensables.
SRES. INDICADORES: (Simultáneamente) Mire su Señoría...yo soy muy...no es cierto, yo... (los
tres hablan al mismo tiempo y el Juez no entiende nada).
SR. JUEZ: ¡Cállense! (Golpeando con su martillo en la mesa) ¡Cállense! ¡Silencio en la sala! Así
está mejor. Adelante señores. Uno por uno, o mejor todos juntos, pero se me coordinan, por
favor.
SRES. INDICADORES: (Coro) Nosotros somos las “informaciones cualitativas o cuantitativas con
las que se expresan los valores de cada variable o concepto”. Como quien dice, somos el
“equivalente empírico de una dimensión teóricamente definida”.
SR. JUEZ: ¿Ah, sí? Que les corten la cabeza dos veces a cada uno por usar lenguaje
incomprensible y dominguero en la corte. Pero si me explican en palabras claras, me veré muy
benevolente y les reduciré la condena.
SR. INDICADOR I: Sí, su Señoría. Resulta que las hermanitas Variables están medio locas, Sr., y
a veces ni ellas mismas se entienden. Así no se puede elaborar un instrumento, Sr. Juez. Para
esto, se necesita que las variables se puedan medir, y para poderlas medir, tienen que sufrir
un proceso llamado operacionalización.
SR. INDICADOR II: ¡Ay, Sr. Juez! Esto es lo más triste. De tantas operacionalizaciones, quedaron
las pobrecitas medio mal de la cabeza. Por eso necesitan ayuda. Como le íbamos diciendo, lo
que hacemos nosotros es extraer de las variables lo que se puede medir concretamente, lo
empírico. Y sólo de este modo se puede llevar a cabo la elaboración de instrumentos.
SR. INDICADOR III: ¡Ah! Y otra cosa, su Señoría. Ni siquiera se moleste en llamar a declarar a
nuestros primos los hermanos Índices. Ellos son los que unen las partes del concepto original.
Son la “medida compleja que se obtiene combinando los valores obtenidos por un individuo
en cada uno de los indicadores propuestos para la medición de una variable”
SR. JUEZ: Pues sí, eso definitivamente me huele a culpa. Les dije que les reduciría su condena,
¿verdad? (A los guardias) Que a estos señores les corten la cabeza sólo una vez, por favor. Y
llévense también a sus primos, los Índices. (Levantándose) Doy por terminada esta sesión y el
caso está resuelto. (Se retira, murmurando entre dientes...) Hay algo que falta, como que está
incompleto.
NARRADOR: Alicia y sus amigos, el Sr. Problema y los Sres. Investigador se levantan de sus
asientos. Alicia está verdaderamente sorprendida.
ALICIA: ¡Tanta gente culpable! Es increíble. ¡Y todos se veían inocentes!
SR. INVESTIGADOR: (Con aire de importancia) Sí, supimos desde un principio que había mucha
gente involucrada. Esto de elaborar un instrumento no es cosa fácil. Es un proceso turbio, no
hay pasos definidos qué seguir. Es muy difícil, Alicia, créeme.
ALICIA: ¿Y usted cómo lo sabe?
SRA. INVESTIGADOR: (Cambiando el tema) Vamos todos a la casa a tomarnos una tacita de té
para olvidar este desagradable episodio.

ACTO III
ESCENA I
NARRADOR: Alicia, el Sr. Problema, los Sres. Investigador sentados en la sala de la casa de
éstos. Están tomando té y repasando los eventos del juicio, cuando tocan el timbre de la puerta.
La Sra. Investigador se levanta a abrir. Regresa a la sala, pálida, acompañada de cuatro policías
armados y el Juez.
SR. INVESTIGADOR: ¡Qué sorpresa tan agradable! ¿Y qué los trae a ustedes por aquí?
SR. JUEZ: Son unos traidores, todos ustedes. Pensaron que me habían engañado, ¿verdad?
¡Pero no! Yo soy más listo que ustedes. Mi mami tenía razón. ¡Soy lo máximo! (Suspira). (El Juez
contempla a los presentes y comienza a dar vueltas por la habitación) Como ustedes sabrán,
yo soy un hombre de letras. Y hoy, después del juicio, llegué a mi casa y me dije a mí mismo:
“Güinifredo, algo anda mal”. ¿Y saben qué hice? Me puse a revisar todos mis libros de
criminología y penología. Yo sabía que algo andaba mal. Sí, señores, revisé a los mejores, a los
maestros. Leí a Mayntz, Kerlinger, a Cohen y Nagel, a Rojas Soriano, a Padua y Tlaseca. Y ellos
me dieron la clave del asunto. ¿Saben qué? (grita enfurecido) ...
TODOS: ¿Qué?
SR. JUEZ: ¡Que no se puede elaborar un instrumento si no hay un problema! (Todos voltean a
ver al Sr. Problema y Alicia lanza un grito horrorizada).
ALICIA: ¿Usted también, Sr. Problema? ¡No puede ser! (Sollozando). ¡Usted es mi amigo, no
puede ser culpable!
SR. PROBLEMA: No te preocupes, Alicia. Te escribiré muchas cartas desde la cárcel.
SR. JUEZ: (Saca un papel de su bolsillo y comienza a leer) Lo pesqué con las manos en la masa.
¿Verdad? ¿Y usted creyó que se me escapaba? ¡Pero no contaba con mi astucia! Sí, aquí está
muy claro. Tlaseca dice que es indispensable un planteamiento adecuado del problema para
“establecer un diseño de investigación, establecer posibles estrategias metodológicas, definir
qué información se requiere y prever un modelo de análisis de resultados”. Además, se le
considera a usted como el punto de partida de toda investigación, y como elemento esencial
para guiar a la misma. Usted es el que decide qué, dónde y cuándo se va a investigar. Como
quien dice, ¡si no es por usted, no habría crimen! Es usted el culpable mayor. Lo declaró
culpable, ¡culpable!, ¡culpable! ¡Llévenselo de aquí, guardias! (Los guardias se lo llevan).
NARRADOR: En la sala quedan Alicia, que llora desconsolada, y los Sres. Investigador, que
están muy asustados. Deciden aprovechar un momento de distracción del Juez para tratar de
huir. Se acercan sigilosamente a la puerta...
SR. JUEZ: (Gritando) ¡Alto! Guardia, cuide la puerta. Me late que ustedes también tienen algo
que ver en esto...Guardia, mis libros. (Uno de los guardias le entrega el bonche de libros que
llevaba). Veamos, veamos (hojeando los libros). ¡Ah! ¡Claro! (Avienta los libros en éxtasis)
Ustedes son los autores intelectuales del crimen. Todos los demás son sus trabajadores,
¿verdad? Fueron sus herramientas para elaborar el instrumento. Ustedes son los responsables
mayores, ¡los demás fueron como sus matones contratados! ¡Y pensaron que jamás se me
ocurriría que a los más culpables los tenía bajo mis propias narices! La van a pagar muy caro.
¡Que los encierren en la cárcel por el resto de sus días, y después, que les corten la cabeza!
ALICIA: ¡No, no!
SR. JUEZ: Despierta, que les corten la cabeza, ya es hora de...despierta toda su
vida...levántate...que se las corte...Alicia, despierta...Alicia, despierta...
ALICIA: ¡No, no!
MAMÁ DE ALICIA: (Sacudiéndola en la cama) Despierta, Alicia, estás teniendo una pesadilla,
despierta. Tienes que ir a la escuela. Hoy tienes examen en tu materia de Elaboración de
Herramientas, o algo así. Si no te levantas, vas a llegar tarde.
NARRADOR: Alicia abre lentamente los ojos.
ALICIA: ¿Y el Juez? ¿Y el Sr. Problema? “Estuve soñando. Pero qué sueño tan extraño, todos
eran culpables, y les cortaban la cabeza. Ya no me acuerdo de qué eran culpables. Seguramente
fue una pesadilla”.
NARRADOR: Ya en el salón de clases, el maestro comenzó a dictar las preguntas del examen.
Y quién sabe por qué, todo le sonaba tan familiar a Alicia.
ALICIA: Variables...esa palabra me suena, me suena...marco teórico...el amigo del Sr.
Problema...indicadores...los tres señores...todo tan conocido...todo tan familiar...

FIN

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