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El manicomio abandonado

El manicomio abandonado.
Introducción:
Este libro está basado en videojuegos de
terror, por lo que será muy probable que
encuentres referencias a títulos
populares.

Contenido:
Capítulo 1… Otro día normal.
Capítulo 2… Buscando algo nuevo.
Capítulo 3… Un trabajo perfecto.
Capítulo 4… La entrevista.
Capítulo 5… ¿Y ahora qué?
Capítulo 6…Problemas federales.
Capítulo 7… El manicomio abandonado.
Capítulo 8…Misterios que resolver.
Capítulo 9… Callejones sin salida.
Capítulo 10… Olor a sangre.
Capítulo 11… Otra persona cuerda.
Capítulo 12…Todo se va al demonio.
Capítulo 13… ¡No inhales!
Capítulo 14…Todo terminará.
Capítulo 15…Paradojas.
Capítulo 1…
Otro día normal.
Era una mañana fría y nostálgica, como si al sol le diera
pena alumbrar o salir de entre las nubes que se movían de
una manera lenta e insegura en la ciudad del Molinillo,
mientras Dave, un señor de alrededor de los 23 años, seguía
en su trabajo de removedor de chicles de zapatos, el trabajo
era pesado y la paga era un incordio. Su trabajo era el más
repugnante de todos no sólo por escucharlo en primera
estancia, sino que llevaban zapatos muy desgastados,
haciendo que el pegamento de la suela fuera reemplazado
por el chicle, dejándolo aún peor. La jornada del trabajo era
desde las 8 am hasta las 4 pm, 9 horas de puro dolor y
agonía.
-Ya no puedo soportarlo- Gritó Dave, de manera muy
ajetreada.
-Haz silencio, de lo contrario serás despedido- Le avisó un
trabajador cercano.
-¿Se te ha aflojado un tornillo?- Preguntó Dave, muy
iracundo, no me calmaré, aún conservo mi dignidad.
-Pero no tú trabajo- Agregó el jefe Martínez, ¡Estas
despedido! Empaca tus cosas y te largas de mi empresa.
Dave, sin titubear, guardó las cosas de su casillero y se fue
de la empresa. Estaba feliz, puesto que se había largado de
esa porquería de trabajo, pero a la vez decepcionado,
porque no sabía cómo decirle a su esposa, Margarita, que lo
habían echado, esta vez Dave estaba entre la espada y la
pared.
Logró llegar a su casa; diez planchas de madera, que hacían
de muros y otras 5 planchas, que hacían como techo, unidas
entre sí con cinta aislante y clavos oxidados.
-No me digas… te despidieron- Comentó Margarita antes de
que él procediera a contarle.
-Este…sí, algo así- Contestó Dave, algo inseguro.
-Es el quinto trabajo este mes- Dijo Margarita, elevando la
voz, nuestra casa se cae a pedazos, a tu hijo se le están
acabando los medicamentos y ahora te despidieron… creo
que nuestra estancia aquí va a ser muy corta.
-No te preocupes- Contestó Dave, lleno de optimismo, sólo
tengo que encontrar un trabajo donde me paguen bien.
-Espero que lo encuentres- Sugirió Margarita, porque se nos
acaba el tiempo, en especial a tu hijo.
El hijo de Dave sufre de distrofia muscular, un grupo de más
de treinta enfermedades hereditarias, incluida la diabetes y
el SIDA, por fortuna existe un tratamiento para esto,
lamentablemente cuesta muchísimo dinero, Dave parece ir
en un barco sin rumbo, tapado por una densa niebla, sin un
faro que le alumbre. Mañana Dave encontrará uno.

Capítulo 2…
Buscando algo nuevo.
Dave se había levantado temprano y salido al buzón de
correo a traer el periódico para buscar el nuevo trabajo, por
desgracia, los trabajos eran iguales al antiguo: horrendos.
-No hay nada bueno estos días-Renegó Dave. Todos son
igual de horribles, escucha esto: Limpiador de cañerías,
guardia de un basurero, ¿Limpiador de una escuela de
arte?, me voy a enfermar antes de que me paguen.
-Intenta con otro periódico-Sugirió Margarita. Quizás con
uno extranjero.
-Me tomará todo el día llegar a la librería pública-Abnegó
Dave.
-Por lo menos inténtalo-Insistió Margarita.
Dave empacó algo de dinero y un poco de carne seca, y
partió a la librería pública, pasando por la cuarta avenida. Al
medio día se detuvo en el parque de los desempleados a
comer algo de carne, luego siguió caminando durante
veinte minutos.
-Bueno, llegué-Dijo Dave, algo cansado por la caminata.
Entró a la librería y se dirigió a la sección extranjera. Por
desgracia, no había nada allí, Dave se sentía inservible,
como si el mundo le diera la espalda, o simplemente era
“Karma”.
-Disculpe…la sección extranjera-Le preguntó Dave al
encargado.
-No hay nada de eso-Contestó el encargado sin inmutarse,
todo eso se acabó, no queda ningún trabajo bueno, en todo
Molinillo no queda ninguna cosa extranjera.
-¿Desde cuándo?-Pregunta Dave sorprendido.
-Hace cinco días-Respondió el encargado, el alcalde de la
ciudad, junto con el jefe Martínez y otros integrantes de la
Junta decidieron cortar fronteras con el extranjero, en otras
palabras: nos harán marginados con el mundo.
El ambiente era hostigoso, no había otra persona en la
librería. Dave miró a su alrededor y lo único que vio era un
aviso para un empleo de periodista, se acercó y lo empezó a
leer:
“¿Tienes madera de periodista? Entonces reúnete con
nosotros, la prensa de la ciudad, junto con una cámara y tu
currículo junto al parque de los desempleados.
Te esperamos”
Dave, de niño quería ser periodista, incluso había ahorrado
y comprado una cámara profesional, quizás seguir con un
sueño de niños era mejor que retirar porquerías de zapatos.
-¿Este anuncio sigue presente?-Preguntó Dave impaciente.
-Probablemente-Respondió el encargado, ese trabajo es
interesante, sólo porque no consiste en limpiar algo. Dave
asintió la cabeza.
-¿Me regalas una copia del anuncio?-Preguntó Dave.
-Si quieres llévatelo-Opinó el encargado, igual a nadie le
interesa. Dave, acto seguido, arrancó el anuncio de un solo
jalón y salió de la librería rumbo a casa.
-Tengo noticias-Anunció Dave muy optimista, iré a una
entrevista el miércoles.
-¿Sobre qué?-Preguntó Margarita muy impaciente.
-Un trabajo de periodista-Contestó Dave, junto a la prensa
de la ciudad, dicen que dan buena paga.
- ¿No crees que hay algo raro?-Opinó Margarita, digo es
algo sospechoso que 5 días después de que el alcalde nos
hiciera solitarios con el mundo, sólo haya ese trabajo
extranjero.
-Pero tengo una oportunidad de salvar a nuestro hijo-Dijo
Dave, si me esmero con este trabajo me podrán pagar y
tendremos el dinero suficiente para el tratamiento.
Margarita debía reconocer la persistencia de Dave con
respecto a su hijo, pero no podía dejar de pensar que podría
arriesgar mucho más que un trabajo: la vida.
Dave se puso a buscar un cofre que había preparado de
niño con todo lo necesario para ser periodista, con la
cámara que compró en perfecto estado, una libreta y un
sombrero parchado que era de su padre, no le había
prestado atención al sombrero, así que lo guardó en el
cofre, y salió rumbo al parque de los desempleados.
Dave sabía que tenía que asumir un peso muy grande si
lograba ser contratado, tenía que esforzarse, su motivo de
empeño sería la vida de su hijo que pende de un hilo, su
inspiración sería descifrar el por qué los habían convertido
en peregrinos y su sueño sería…Ser periodista.
Capítulo 3…
Un trabajo perfecto.
Dave salió muy elevado de su casa, con la idea de volverse
periodista, que se le olvidó llevar algo de comer, ya que el
parque quedaba muy lejos. Al medio día, estaba
hambriento y cansado, pero con suerte había alcanzado
llegar al parque.
-Buenos días-Saludó amablemente un señor que pasaba por
ahí.
-Eh…hola amigo-Contestó algo agitado Dave, una pregunta
¿Dónde queda el edificio de la prensa?
-Es el edificio que queda al lado del restaurante de
ejecutivos-Contestó el señor.
-Vale…gracias-Contestó Dave.
-Mi nombre es Jeff-Comentó el señor, y acto seguido,
extendió su mano hacia Dave, que inmediatamente aceptó
el saludo.
-Soy Dave-Contestó Dave, gusto en conocerte.
-Pareces hambriento, déjame invitarte a almorzar-Sugirió
Jeff. Dave recordó que en ese entonces le rugía el
estómago, así que asintió la cabeza.
El almuerzo estuvo excelente y el postre fue magnífico.
-Amigo, muchísimas gracias-Comentó Dave, mientras se
limpiaba la boca con un pañuelo.
-No hay problema, es lo menos que puedo hacer-Dijo Jeff,
así que Dave ¿Qué te trae al parque de los desempleados?
-Un trabajo de periodista-Contestó Dave.
-Se oye interesante-Opinó Jeff.
-Sí, de hecho yo de niño quería ser periodista-Contó Dave,
ahora más que mi hijo está en peligro.
-Lo lamento mucho-Dijo Jeff, no debí preguntarte.
-Está bien, no pasa nada-Respondió Dave. Jeff sonrió y
examinó a Dave con una sola mirada.
-Entonces, si logras ser contratado ¿Qué inspeccionarías
primero?-Preguntó Jeff.
-No había pensado en eso-Respondió Dave, creo que no
tengo idea.
-Si yo fuera tú, empezaría por: “El manicomio abandonado”-
Opinó Jeff. Es considerado la Joya de los periodistas; su
historia de más de cien años conmueve a cualquier
historiador, se dice que los motivos de su abandono se
deben a que allí hacían experimentos en humanos, para ver
si el material radioactivo nos afectaba. Un día uno de esos
experimentos salió mal y transformó a un gordo que iba a
ser dado de alta, en un gordo decapitador de ultratumba
que colecciona las cabezas de sus víctimas y las pone en un
estante, dicen las malas lenguas que algunas de esas
cabezas siguen vivas y que pueden observar tus
movimientos. Muchos periodistas han entrado, pero
ninguno ha podido salir de ahí…con vida.
Dave sólo se podía quedar con la boca abierta y en silencio
mientras Jeff le contaba todo eso.
-Ok, es un buen lugar para empezar-Opinó Dave, lo tendré
en cuenta, muchas gracias.
-No hay problema, cuando quieras-Contestó Jeff, mientras
se paraba del asiento y recogía sus cosas. Si alguna vez
necesitas de mi información, no dudes en llamarme, y acto
seguido le entrega una tarjeta de presentación. ”Jeff
Zacapela: periodista de clase A”.
-Deberías darte prisa-Añadió Jeff, las entrevistas para
novatos son a las 4:00 y faltan 5 minutos. Dave, algo
alterado se pone de pie, le da un apretón de manos a Jeff y
se dirige a toda prisa al edificio de la prensa.
-Si decide inspeccionar el manicomio primero…es hombre
muerto-Murmuró Jeff mientras veía a Dave entrar al
edificio.

Capítulo 4…
La entrevista.
Mientras Dave era guiado por un encargado, aún resonaba
la idea sobre inspeccionar primero el manicomio, ir por el
“pez más gordo” por así decirlo.
El encargado llevó a Dave a una pequeña sala de espera,
donde había tres señores esperando a ser contratados, una
televisión pequeña a blanco y negro y un dispensador de
agua, que pareciera que no se había cambiado en días.
Dave se sentó en una silla, mientras levantaba su cabeza
para ver televisión. Había vuelto a pensar en la idea sobre el
manicomio, podría ser arriesgado, un suicidio de primera,
pero valdría la pena cuando le pagaran por ese reportaje.
-¿Vienes por la entrevista?-Preguntó uno de los señores,
para abrir conversación.
-Así es-Respondió Dave de manera optimista, imagino que
ustedes también.
-Eres muy observador, hijo-Contestó el señor más anciano.
-¿Desde cuándo han esperado?-Preguntó Dave, quiero
decir, ¿Cuánto tiempo han estado aquí?
-Cerca de tres semanas-Contestó el señor más joven, el jefe
de aquí es muy recio, sólo escoge lo mejor de lo mejor.
¿Dónde están mis modales? Me llamo Isaac.
-Yo soy Jorge-Comentó el señor más anciano.
-Y yo Raúl-Añadió el señor más experimentado.
-Me llamo Dave, un placer-Contestó Dave.
Un señor con corbata salió de la oficina principal, Dave se
quedó atónito, era Jeff, a quien el jefe había pedido que
hablara con él.
-No creía volverte a encontrar Dave-Comentó Jeff de forma
sarcástica, ¿Aún no te ha llamado?
-Pues no-Contestó Dave, tal vez ya no admiten novatos.
-¡Esos son puros disparates!-Exclamó Isaac, si ya no
admitieran no estaríamos aquí. Un silencio abrumador
invadió la sala.
-¿Soy yo o el ambiente está algo pesado?-Opinó Jorge. Soy
más anciano que ustedes, pero no significa que tenga
menos oportunidades que todos, tampoco significa que sea
menos inteligente que todos ustedes; no puedo borrar el
pasado, pero sí puedo escribir mi futuro.
Todos los hombres se quedaron en silencio, reflexionando
la frase que acababa de decir Jorge
-Señor Dave, el jefe Arturo lo espera en su oficina-Comentó
una secretaria que había llegado a la sala.
-Bueno… llegó la hora-Suspiró Dave, mientras le deseaba
salud y éxitos a los demás, antes de seguir a la secretaría.
La secretaría condujo a Dave a través de varias oficinas
pequeñas, con periodistas de distinta clase, trabajando
como si de esclavos se tratasen, Dave dudó un momento de
lo que estaba haciendo y tal vez el trabajo de periodista
sería peor que su antiguo trabajo de removedor de chicles
de zapatos, pero ya no podía borrar el pasado; sólo podía
escribir el futuro.
Detrás de una puerta doble de madera negra con remaches
plateados, se encontraba el jefe Arturo; un gordo, calvo con
cara de Al Capone, la ropa más apretada que se pueda creer
y más de tres mil quinientos dólares en joyería.
-¿Tú eres Dave?-Preguntó el jefe Arturo, su voz era
imponente y grave. Dave estaba a punto de quebrarse
como una varita, pero se armó de valor para contestarle.
-Sí señor, vengo por el puesto vacante de periodista-
Contestó Dave, parecía tener el objetivo fijado desde la
primera palabra.
-Ya veo… ¿Hasta qué nivel académico llegó?-Preguntó el
jefe Arturo, para ir entrando en el tema. El mundo de Dave
se vino abajo, puesto que él había terminado hasta el
noveno grado y no quiso seguir con el estudio.
-Hasta noveno grado, señor-Contestó Dave, seguro de lo
que decía.
-¿Noveno grado?-Comentó el jefe Arturo, bueno, no serás
tan inservible como yo pensé, acto seguido se pone a reír a
carcajadas. Dave no parecía haber captado el mensaje, su
cerebro andaba algo lento.
-Déjame contarte algo muchacho-Continuó el jefe Arturo,
aquí en la prensa nos regimos por un sistema: si comienzas
desde abajo, das lo mejor de ti y te esfuerzas al máximo; te
irá muy bien aquí, pero si no progresas, no te esmeras y
sólo quieres beber, rumbear y fumar… terminarás como
esta manzana, y acto seguido la destroza con la mano y la
bota por la ventana.
-Mensaje recibido, señor-Comentó Dave, algo asustado.
-Estas contratado-Respondió el jefe Arturo, que acto
seguido le ofrece un apretón de manos, que Dave acepta de
inmediato.
Dave, con toda calma y sin ataduras se dirige a la sala de
espera para contarles a los señores, sin embargo ya se
habían ido todos, incluso Jeff. El celular de Dave comenzó a
sonar despavoridamente.
-¿Hola?-Preguntó Dave.
-¿Dónde estás?-Contestó una voz mandona, era Margarita,
¿Te ha tragado la tierra o algo así? Te he estado llamando
durante todo el día, la factura del teléfono nos va a llevar a
la ruina. Margarita le da un respiro a su garganta.
¿Conseguiste el puesto?
-Sí-Contestó Dave emocionado, ya voy en camino.

Capítulo 5…
¿Y ahora qué?
Luego de haber obtenido el puesto sin ninguna dificultad,
salió del edificio de la prensa y vio posar el sol sobre el
manicomio abandonado, era bello y aterrador a la vez. Le
volvió a venir la idea del manicomio, si entraba a investigar
y si por alguna razón muere en el intento, ya no habrá
marcha atrás…ni adelante, obviamente.
-¿Qué tal te fue?-Dave escuchó una voz de lejos: era Jeff.
-Oh…ah…conseguí el cupo-Comentó Dave algo confundido.
-Excelente, sabía que lo conseguirías-Respondió Jeff y acto
seguido le da un apretón de manos a Dave ¿Y ahora qué vas
a hacer?
-Pues no tengo idea-Respondió Dave, debería de conseguir
una noticia cercana.
-Creo que tengo la ideal para ti- Sugirió Jeff mientras
buscaban un banco para conversar. En el muelle central,
hay un restaurante llamado “Del mar a su plato” donde se
dice que es un fraude de pies a cabeza, la comida de ellos la
traen de otras tierras, algunos dicen que está podrida, y que
sólo la meten al microondas para que tome consistencia,
pero los encargados del restaurante aseguran que es fresca,
para serte sincero Dave, no les creo a esos embusteros.
Podrías investigar cuál es la comida “fresca” que les llega, te
pagarían muy bien por esa noticia.
-Suena bien-Contestó Dave, el problema es que no tengo
dinero para ir hasta allá.
-No hay problema, te puedo llevar en mi auto-Sugirió Jeff.
-Gracias, que suerte haber establecido una amistad contigo-
Comentó Dave.
-Sí…suerte para mí-Añadió Jeff, mientras hacia una cara de
millonario malvado.
-¿A qué te refieres?-Peguntó Dave, algo confundido.
-Eh…a nada-Argumenta Jeff y acto seguido hace una sonrisa
de oreja a oreja. Vamos, se hace de noche.
Jeff había llevado a Dave al muelle central, aunque fuera de
noche, vieron muchos locales vendiendo pescado fresco y
los más deliciosos salmones y seviches de camarón, algunos
locales desprendían exquisitos olores, otros tenían un olor
fétido, en cambio otros eran cerrados por la Policía de la
ciudad.
-¿Qué está pasando?-Preguntó Dave algo intrigado
-Son vendedores ilegales-Contestó Jeff, gente que a simple
vista venden ejemplares recién sacados del mar, pero no es
cierto, resulta que se hacen pasar por pescadores pero en
realidad son vendedores de droga.
Siguieron caminando hasta llegar al restaurante, era
“viernes sorpresa” por lo que el restaurante estaba lleno,
Jeff y Dave se disponían a entrar, pero un mesero los
detuvo:
-¿A dónde creen que van?-Preguntó indignado el mesero
Jeff se puso a distraer al mesero mientras Dave observaba
como entraban una caja sellada a la cocina, acto seguido
agarra a Jeff del brazo y salen del restaurante. Le había
comentado que debía entrar a la cocina.
-Perfecto, sígueme-Respondió Jeff, mientras se aseguraba
que no hubiera nadie alrededor. Jeff llevó a Dave por una
escalera que daba al techo del restaurante:
-Este es el plan-Comentó Jeff, te escabulles por los ductos
de ventilación hasta la cocina, después de que abran la caja
tomas tantas fotos como puedas. Dave asintió la cabeza.
Jeff abrió la entrada a los ductos con una palanca, mientras
Dave se preparaba para entrar:
-Te estaré esperando en el auto-Interrumpió Jeff antes de
que Dave entrara a los ductos, buena suerte. Dave asintió la
cabeza y acto seguido entró a los ductos.
El espacio para moverse se hacía más pequeño con cada
gateada que daba Dave. Recorrió todo el restaurante hasta
que por fin llego a la cocina, y a buena hora:
-¿Ya llegó el paquete?-Preguntó el chef.
-Claro-Respondió el joven repartidor, y no le voy a mentir
extrajeron esto del estómago de un tiburón.
Dave estaba asombrado y horrorizado a la vez. Un escalofrío
recorrió todo su cuerpo

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