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OBSERVACIONES SOBRE

EL PANPSIQUISMO y EL EPIFENOMENISMO

Karl R. Popper

Muchos autores, tanto científicos como filósofos, adop-


tan al discutir el problema mente-cuerpo lo que pudiera llamarse
el principio fisicalista de la clausuradel mundo fisico. Rechazan
la posibilidad de que el mundo físico esté causalmente abierto a
un ámbito de experiencia consciente que no es parte de él.
Entre quienes sustentan semejante opinión figuran los que
pudieran llamarse materialistas radicales o fisicalistas radicales,
que niegan que exista un ámbito de experiencia consciente. Están
también los proponentes de varias teorías de identidad, que admi-
ten que existe un tal ámbito pero sostienen que se lo puede iden-
tificar, en algún sentido, con partes del mundo físico.
Hay no obstante otros autores que aceptan el principio fi-
sicalista, pero que, sin embargo, aceptan asimismo que existe un
ámbito genuinamente autónomo de experiencia consciente. Tales
autores sustentan a menudo una cierta forma de panpsiquismo o
epifenomenismo; en lo que sigue se explicarán brevemente estas
dos concepciones y se las someterá a discusión crítica.

1.Panpsiquismo *

El panpsiquismo es la postura que sostiene que toda mate-


ria tiene un aspecto interno que es una "cualidad" a-modo-de-alma
o a modo-de-conciencia.Así pues, para el panpsiquismomateria y
.
Utilizo "panpsiquismo", mejor que "pampsiquismo", por no alterar
el prefijo pan. (Otras lenguas románicas admiten ambas formas: fr. pan-
psychisme, pampsychisme; it. panpsichimao, pampsichismo.) (T.)
s
6 Observaciones sobre panpsiquismo y epifenomenismo

mente discurren "paralelamente", como las superficies externa e


interna de una cáscara de huevo (paralelismo espinozista). En la
materia no viviente, el aspecto interno puede no ser consciente: el
precursor a-modo-de-alma de la conciencia puede ser descrito co-
mo "pre-psíquico" o "proto-psíquico". Con la integración de áto-
mos en las moléculas gigantes y la materia viva, emergen efectos
a-modo-de-memoria; y con los animales superiores emerge la con-
ciencia.
El panpsiquismo es una teoría muy antigua. Vestigios de
ella pueden hallarse en los primitivos ftlósofos griegos (a los que
se suele describir como "hilozoístas", esto es, que sostienen que
todas las cosas son animadas). Aristóteles relata de Tales (De
anima 411a7; cfr. Platón, Leyes 899b) que enseñaba que "Todo
está lleno de dioses". Esto, sugiere Aristóteles, puede ser una ma-
nera de decir que "el alma está mezclada con todo en el universo
entero", incluyendo lo que usualmente consideramos como mate-
ria inanimada. Esta es la doctrina del panpsiquismo.
Entre los ftlósofos presocráticos hasta Demócrito, el pan-
psiquismo tiene un carácter materialista o al menos semi-materia-
lista, en la medida en que la psique, o mente, era considerada co-
mo un género muy especial de materia. Esta actitud cambia con
la teoría moral o ética del alma desarrollada por Demócrito, por
Sócrates y por Platón. E incluso Platón (Timeo 30b/c) todavía lla-
ma al Universo "un cuerpo viviente dotado de alma".
El panpsiquismo, al igual que el panteísmo, está amplia-
mente difundido entre los pensadores del Renacimiento (por
ejemplo, Telesio, Campanella, Bruno). Y está plenamente desarro-
llado en el tratamiento que da Spinoza a la relación mente-cuerpo,
que es su doctrina del paralelismo psico-físico: "... todas las cosas
son animadas en varios grados" (Etica 11, XVIII, Escolio). De
acuerdo con Spinoza, materia y alma son los aspectos externo e
interno, o atributos, de una y la misma cosa en sí (o cosas en sI);
esto es decir de la "Naturaleza, que es 10mismo que Dios" .
Una versión muy similar, si bien atomista, de esta teoría
.- - es la monadología de Leibniz. El.mundo consta de mónadas
(= puntos), de intensidadesinextensas.Al ser inextensas, estas in-
tensidades son almas. Son, como en Spinoza, animadasen varios

i.
fr.
Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenismo 7

grados. La principal diferenciacon respecto a la teoría de Spinoza


es esta: mientras en Spinoza la cosa en sí es la (inescrutable)Na-
turaleza, o Dios, de la que cuerpo y alma son aspectosexterno e
interno, Leibniz ensefia que sus mónadas -que son las cosas en
sí-son almas, o espíritus, y que los cuerpos extensos (que son
agregadosespacialessobre las mónadas) son sus aparienciasexter-
nas. Leibniz es, por 10tanto, un espiritualistametafísico: los cuer-
pos son espíritus vistosdesde el exterior.
Kant, por contraste, ensefiaque las cosas en sí son incog-
noscibles. No obstante, hay en él una fume sugerenciade que, en
tanto que caracteres morales, nosotros mismossomos cosasen sí;
aunque hay también una sugerenciade que las otras cosas en sí
(las que no son humanas) no son de un carácter mental o espiri-
tual: Kant no es un panpsiquista.
Schopenhauer recoge la sugerencia kantiana de que en
tanto que caracteres morales -en tanto que voluntadesmorales-
somos cosas en sí; y la generaliza:la cosa en sí (el Dios de Spino-
za) es voluntad, y la voluntad se manifiestaen todas las cosas. La
voluntad es la esencia, la cosa en sí, la realidad de todo, y volun-
tad es 10 que desde el exterior, para el observador,aparece como
cuerpo o materia. Puede decirseque Schopenhaueres un kantiano
que se ha vuelto panpsiquista.Para llevaradelante esta idea, Scho-
penhauer pone de relievelo inconsciente: aun cuando su voluntad
es mental, o psíquica, es en gran medida inconsciente -por com-
pleto en la materia inanimada, y en considerable proporción in-
cluso en los animales y en el hombre. Schopenhauer es, pues, un
espiritualista, pero su espíritu es principalmentevoluntad incons-
ciente, impulso, apetito, más bien que razón consciente. Esta teo-
ría 1 ejerció una gran influencia sobre los panpsiquistasalemanes,
ingleses y americanos, quienes, en parte bajo el influjo de Scho-
penhauer, interpretan las afinidades químicas, las fuerzas vincu-
lantes de los átomos, y otras fuerzas físicas cual la gravedad, co-
1 En ella parece haber influÍdo la novela de Goethe Die Wahlver-
wandtschaften (Las afinidades (quz'micas) electivas), en la cual simpatía y
atracción fueron interpretadas como similares a la afinidad química. Scho-
penhauer acusa una fuerte influencia de Goethe, a quien conoció personal-
mente.

-- -
8 Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenismo

mo manifestacionesexternas de laspropiedadesa-modo-de-impulso
o a-modo-de-voluntadde las cosas en sí, que, vistas desde el exte-
rior, se nos aparecen como materia.
Esto puede servir de esbozo de la idea de panpsiquismo.
(Puede hallarse una excelente introducción histórica y crítica de
Paul Edwards en su [1967]). El panpsiquismo tiene muchas va-
riantes, y ofrece 10que sus defensoresconsideranser una solución
cómoda del problema de la emergencia de la mente en el Univer-
so: la mente estuvo siempre allí, como aspecto interno de la ma-
teria. Esta parece ser la razón de que el panpsiquismosea acepta-
do por varios biólogos contemporáneos famosos,tales como C.H.
WaddingtoQ [1961] en Inglaterra o Bernhard Rensch [1968],
[ 1971 ] en Alemania.
Es obvio que el panpsiquismoestá, desde un punto de vis-
ta metafísico (u ontológico), más cercano al espiritualismoque al
materialismo. Sin embargo, muchos panpsiquistas, desde Spinoza
y Leibniz hasta Waddington,Theodor Ziehen, y Rensch, aceptan
lo que anteriormente denominé el principio fisicalistade la clau-
sura del mundo fisico. Al igual que Spinoza y Leibniz, creen que
los procesos psicológicoso mentales y los procesos físicos o mate-
riales discurren paralelamente sin recíproca interacción; que los
procesos mentales pueden actuar sólo sobre otros procesos menta-
les, y que los procesos físicos pueden actuar sólo sobre otros pro-
cesos físicos, de suerte que el mundo físico es clausurado, auto-
contenido.

Presentaré aquí tres argumentos contra el panpsiquismo.

(1) Mi primera crítica del panpsiquismo es que la suposi-


ción de que tiene que haber un precursor pre-psíquico de los pro-
cesos psíquicos o bien es trivial y completamente verbal, o bien
enormemente engañosa. Que hay algo en la historia evolucionaria
que precedió, en algún sentido, a los procesos mentales, es algo
tan trivial como vago. Pero insistir en que este algo ha de ser
a-modo-de-mentey que puede ser atribuido incluso a los átomos
es una errónea forma de.argüir.Porque sabemosque los cristalesy
otros sólidos tienen la propiedad de la solidez, sin que la solidez

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Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenísmo 9

(o la pre-solidez)estén presentes en el líquido antes de la cristali-


zación (aunque la presencia en el líquido de un cristal o de algún
otro sólido pueda ayudar en el proceso de cristalización).
Así pues, conocemos procesos en la naturaleza que son
"emergentes" en el sentido de que conducen, no gradualmentesi-
no mediante algo semejante a un salto, a una propiedad que antes
no estaba allí. Aunque la mente de un bebé se desarrolla,gradual-
mente, desde un estado pre-mental a la plena conciencia del yo,
no necesitamos postular que el alimento que el bebé ingiere (y
que en última instancia puede formar su cerebro) tiene cualidades
que pueden, con éxito desde el punto de vista informativo, ser
descritas como pre-mentales o de algún modo, por distante que
sea, similares a la mente. Por ello, el elemento pan en el panpsi-
quismo se me antoja ser tan gratuito como fantástico. (Aunque
yo no diría que este argumento exhiba mucha imaginación).

(2) El panpsiquismo acepta, por supuesto, que 10 que


usualmente denominamos materia inanimada o inorgánica tiene
una vida mental mucho más pobre que la de cualquier organismo.
Así, al gran paso que va de la materia no viviente a la viviente,
corresponderá otro gran paso que va de los procesos pre-psíquicos
a los psíquicos. No está por tanto muy claro cuánto hay de ga-
nancia en el panpsiquismo para una mejor comprensión de la
evolución de la mente por suponer estados o procesos pre-psíqui-
cos: incluso en la concepción panpsiquista entra algo totalmente
nuevo en el mundo con la vida, y con la herencia, sólo que en va-
rios pasos. Sin embargo el principal motivo del panpsiquismo
post-darwiniano era evitar la necesidad de admitir la emergencia
de algo que fuera totalmente nuevo.
Decir esto no es, sin duda, negar el hecho de que existan
no sólo estados mentales inconscientes,sino también muchos gra-
dos diferentes de conciencia. Poca duda puede haber de que el
sueño es consciente, pero de un nivel de concienCiabastante bajo:
hay muchas leguasde distancia entre un sueño y una evaluacióny
revisión crítica de un argumento complicado.De modo similarun
niño recién nacido tiene, sin duda, un bajo nivel de conciencia.
Probablemente se necesitarán años, y la adquisición del lenguaje,

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10 Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenismo

como también quizá la del pensamiento crítico, antes de que co-


bre plena conciencia del yo.

(3) Aun cuando existe, indudablemente, algo que puede


ser descrito como memoria inconsciente -esto es, memoria de la
que no somos conscientes-, no puede haber, propongo, concien-
cia sin memoria.
Esto se puede explicar con la ayuda de un experimento
mental.
Es bien sabido que, como consecuencia de una lesión o
una descarga eléctrica, o una droga, una persona puede perder la
conciencia (y que puede extinguirsede su memoria un período de
tiempo anterior a ese suceso).
Supongamos ahora que, por ingerir una droga o por cual-
quier otro tratamiento, podemos extinguir el registro de la memo-
ria por varios minutos o segundos. Supongamosademás que so-
mos tratados de esta manera repetidamente -por ejemplo, tras
cada p segundos,extinguiéndosecada vez nuestra memoria duran-
te un breve lapso de amnesia de q segundos.(Suponemosp >q).
E imaginemos un experimento en el que los períodos p y q se
van haciendo más y más cortos. .

(a) Vemos al punto que si los períodos p se hicieran igua-


les a los períodos de extinción q, no quedaría en la memoria regis-
tro alguno de todo el período de duración del experimento.
(b) Puesto que los períodos p son algo más largos que los
períodos q, quedará una serie de registros de memoria, cada uno
de longitud p - q.
(e) Supóngaseahora (b); y ademásque p - q se ha reduci-
do mucho. Sugiero que en este caso habríamos perdido concien-
cia de la totalidad del período del experimento. Porque después
de cada pérdida de memoria (como al despertamos de un profun-
do sueño), se requiere un breve lapso de tiempo antes de que po-
damos, por así decido, re-organizamosy recobrar plena concien-
cia. Si este tiempo requerido para recobrar la plena conciencia
(por ejemplo, 0.5 segundos)excede a p - q, yo sugieroque no ha-
brá brevesmomentos de concienciacuya memoria se extinga, sino
que no habrá en absoluto momento alguno de conciencia.

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Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenismo 11

Por poner mi tesis de un modo diferente: se requiere un


cierto lapso mínimo de continuidad de memoria para que surjala
conciencia. Así, la atomización de memoria ha de destruir la ex-
periencia consciente, y por tanto toda forma de noticia conscien-
te de sí.
La conciencia de todo género relaciona ciertos de sus
constituyentes anteriores. Así, no puede ser concebida corno si se
compusiera de sucesos arbitrariamente cortos. No hay conciencia
sin una memoria que vincule los "actos conscientes" que la cons-
tituyen; y éstos, a su vez, no pueden existir a menos que estén
vinculadoscon muchos otros actos semejantes.
Estos resultados de un experimento mental puramente es-
peculativo son corroborados, en la medida de lo posible, por algu-
nos de los resultados de la fisiologíadel cerebro. Se sabe que algu-
nas drogas utilizadas como anestésico total -esto es, para produ-
cir inconsciencia- actúan de la manera descrita, es decir, corno
atomizadores más o menos radicales de las conexiones de la me-
moria, y por tanto de la conciencia. Algunas formas de epilepsia
parecen operar también de un modo similar.En todos estos casos,
partes de la memoria a largo plazo se conservanintactas, en el sen-
tido de que tras la recuperación de conciencia el paciente puede
recordar sucesos de su vida anterior o sucesosocurridos inmedia-
tamente antes de perder la conciencia;y es esta memoria pasada
(o así lo parece) lo que le hace posible al paciente preservar su
auto-identidad.2
Ahora bien, este experimento mental habla positivamente
en contra de la teoría del panpsiquismo, de acuerdo con la cual
los átomos, o las partículas elementales,tienen algo así como una
perspectiva interna; una perspectivainterna que constituye la uni-
dad, por así decido, a partir de la cual se forma la concienciade
animales y hombres. Porque, de acuerdo con la física moderna,
los átomos o partículas elementalesno tienen en absoluto memo-
ria: dos átomos del mismo isotopo son por completo idénticos
físicamente, cualquieraque seasu historiapasada.Por ejemplo,si
son radioactivos, su probabilidad o propensión a decaer es exacta-
2 Véanse especialmente las observaciones sabre el paciente H.M. en
Brenda Millner [1966].

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12 Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenismo

mente la núsma, cualquieraque pueda ser la diferenciaen su pasa-


da historia radioactiva. Pero esto significa que, físicamente, no
tienen memoria. Si se supone el paralelismopsico-físico,su "esta-
do interno" ha de ser también sin memoria. Pero entonces no
puede ser nada que se parezca a un estado interno: no puede ser
un estado de conciencia, ni siquiera de pre-conscienciaque fuese
a-modo-de-conciencia.
Estados a-modo-de-concienciaocurren en la materia inani-
mada; por ejemplo, en cristales. El acero "recuerda" que ha sido
magnetizado. Un cristal en expansión "recuerda" un defecto en
su estructura. Pero esto es algo nuevo, algo emergente: los áto-
mos y las partículas elementalesno "recuerdan", si la teoría física
actual es correcta.
Así pues, no deberíamos asignar a los átomos estados in-
ternos, o mentales, o conscientes: la emergenciade la conciencia
es un problema que no puede ser evitado o nútigado por una teo-
ría panpsiquista. El panpsiquismo carece de base, y la monadolo-
gía de Leibnizha de ser rechazada.

Pudiera añadirseque en la actualidad parece como si el co-


mienzo de la memoria animal o humana hubiera de hallarseen el
mecanismo genético; que la memoria en el sentido consciente es
un producto tardío de la memoria genética. La base física de la
memoria genética parece encontrarse dentro del ámbito de la
ciencia, y las explicacionesque se nos dan de dicha memoria no
tienen visos de justificar en ella relación algunacon ningún efecto
panpsiquista. Es decir, en lugar de una progresiónrectilínea desde
los átomos carentes-de-memoriaa la memoria del hierro magneti-
zado, y posteriormente a la memoria de las plantas ya la memoria
consciente, parece tener lugar una descomunaldesviaciónpor vir-
tud de la memoria genética. Así pues, los resultados de la moder-
na genética hablan positivamente en contra de la opinión de que
hay algún valor en el panpsiquismo -esto es, en contra de su po-
der explicativo o sus perspectivasde explicación,si bien es verdad
que la teoría en cuanto tal es tan metafísica (en el mal sentido de
la palabra), que difícilmente podemos hablar acerca de su valor
explicativo.
Observacionessobrepanpsiquismoy epi[enomenismo 13

2. Epi[enomenismo

WilliamKingdon Clifford fue un panpsiquista. Su amigo,


Thomas HuxIey, fue un epifenomenista. Ambos estuvieron de
acuerdo en adoptar el principio fisicalistade la clausuradel mun-
do físico. En palabras de Clifford ([1886], p. 260): "toda la evi-
dencia que poseemosmuestra que el mundo físico marcha entera-
mente por sí mismo ..."
La diferencia entre epifenomenismo y panpsiquismo es
principalmentela siguiente:
(1) El epifenomenismono afinna que todos los procesos
materialestienen un aspecto psíquico, y
(2) el epifenomenismo está muy lejos de considerarlos es-
tados o procesos conscientes como las cosasen sí, segúnhacen al
menos algunos de los panpsiquistas post-Ieibnizianosy post-kan-
tianos.
(3) El epifenomenismopuede estar vinculadocon un pun-
to de vista paralelista (como un panpsiquismo parcial), o puede
aceptar una acción causal unilateral del cuerpo sobre la mente.
(Este último punto de vista es susceptible de entrar en colisión
con la tercera ley de Newton -la igualdadde acción y reacción3).
Yo supondré aquí un epifenomenismo paralelista. Pero nada en
mi crítica depende de esta suposición.
HuxIey ([1898], p. 240; cfr. pp. 243 s.) expone muy bien
su epifenomenismo: "La conciencia ... al parecer, guardaría rela-
ción con el mecanismo del cuerpo, simplemente como un ... pro-
ducto [colateral] del funcionamiento de éste, y estaría tan com-
pletamente falta de poder alguno de modificar ese funcionamien-
to como el [sonido del] silbato que acompaña al funcionamiento
de una locomotora ... carecede influenciasobrela maquinariade
ésta" .
Thomas HuxIey fue un darwiniano -de hecho, el primero

3 Este principio es re-afirmado por Einstein ([1922]; [1956], capítu-


lo 3. p. 54) cuando dice: "... es contrario al modo de pensar en ciencia con-
cebir una cosa ... que actúa, pero sobre la que no se puede actuar".

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14 Observaciones sobre panpsiquismo y epifenomenismo

de todos los darwinianos. Pero pienso que su epifenomenismo en-


tra en colisión con el punto de vista darwiniano. Porque desde un
punto de vista darwiniano, nos vemos llevados a especular sobre el
valor de supervivencia de los procesos mentales. Por ejemplo, po-
demos considerar el dolor como una sefial de aviso. Más general-
mente, los darwinistas debieran considerar a "la mente", es decir,
a los procesos mentales y a las disposiciones para las acciones y
reacciones mentales, como una especie de órgano (estrechamente
vinculado con el cerebro, según es de presumir) que ha evolucio-
nado bajo la presión de la selección natural. Funciona ayudando a
la adaptación del organismo. El punto de vista darwiniano ha de
ser éste: la conciencia y, más generalmente, los procesos mentales
deben ser considerados (y, si es posible , explicados) como el pro-
ducto de la evolución por selección natural.
Ahora introduciré los ténninos técnicos "mundo 1",
"mundo 2" y "mundo 3". Por mundo 1 entiendo el mundo de los
procesos físicos y de las entidades físicas en general (átomos,
campos, etc.). Por mundo 2 entiendo el mundo de los procesos
mentales, de las experiencias subjetivas (incluyendo los procesos
inconscientes; y por mundo 3 entiendo el mundo de los produc-
tos de la mente humana, ordinariamente instrumentos, al igual
que libros y teorías abstractas; también obras de arte.4
Para explicar y entender la emergencia del mundo 2, el
mundo de procesos mentales intelectuales, se requiere irremedia-
blemente la concepción darwiniana. Las acciones inteligentes son
acciones adaptadas a sucesos previsibles. Están basad~ en la pre-
visión, en la expectación; por lo general, en expectación a corto
plazo y en expectación a largo plazo, y en la comparación de los
resultados esperados de varios posibles movimientos y contramo-
vimientos. Aquí tiene lugarla preferencia,y con ella, la toma de
decisiones, muchas de las cuales tienen una base instintiva. Este
puede ser el modo en que entran las emocionesen el mundo 2 de
los procesos y experiencias mentales; y aquí puede estribar la ra-
zón de que unas veces"se hagan conscientes", y otras no.

4 Para una discusión más a fondo del mundo 1, el mundo 2 y el mun-


do 3, véase mi [1972].
Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenismo 1S

La concepción darwiniana explica también, al menos en


parte, la primera emergenciade un mundo 3 de productos de la
mente humana: el mundo de herramientas, de instrumentos, de
lenguajes, de mitos y de teorías. (Mucho de esto puede ser admi-
tido también, sin duda, por aquellos que se sienten reluctantes, o
que vacilan en adscribir "realidad" a entidades tales como proble-
mas y teorías, y también por aquellosque consideranel mundo 3
como una parte del mundo 1 y/o del mundo 2). La existenciadel
mundo cultural 3 y de la evolucióncultural puede conducir nues-
tra atención sobre el hecho de que hay una buena dosis de cohe-
rencia sistemática entre el mundo 2 y el mundo 3; y de que esto
puede ser explicado -parcialmente- como el resultado sistemáti-
co de presionesde selección.Por ejemplo,la evolucióndel lengua-
je puede explicarse, al parecer, sólo si suponemos que inclusoun
lenguaje primitivo puede ser de ayuda en la lucha por la vida, y
que la emergenciadel lenguajetiene un efecto de realimentación:
las capacidadeslingüísticasentran ahora en competición, y son se-
leccionadas por sus efectos biológicos;lo cual conduce a niveles
superiores en la evolución del lenguaje .
Podemos resumir lo anterior en la .forma de los cuatro
principios siguientes, de los cuales los dos primeros, me parece,
han de ser aceptados especialmentepor aquellos que se inclinan
hacia el fisicalismoo el materialismo.
(1) La teoría de la selección natural es la única teoría co-
nocida al presente que pueda explicar la emergenciade procesos
conforme a un propósito en el mundo y, especialmente,la evolu-
ción de formas superioresde vida.
(2) La selección natural atañe a la supervivenciafisica
(con la distribución frecuencial de genes y estructuras genéticas
en competencia en una población). Por lo tanto atañe, esencial-
mente, a la explicaciónde efectos del mundo 1.
(3) Si la selección natural ha de dar cuenta de la emergen-
cia del mundo 2 de experiencias subjetivaso mentales, la teoría
ha de explicar la manera en que la evolución del mundo 2 (y del
mundo 3) nos provee sistemáticamentede instrumentos de super-
vivencia.
.-- ----------

16 Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenismo

(4) Cualquier explicación en términos de selección natural


es parcial e incompleta. Porque siempre debe suponer la existen-
cia de muchas (y de parcialmente desconocidas) mutaciones en
competencia, y de una variedad de (parcialmente desconocidas)
presiones de selección.
Estos cuatro principios pueden ser fonnulariamente eti-
quetados como el punto de vista darwiniano. Intentaré mostrar
aquí que el punto de vista darwiniano entra en colisión con la
doctrina usualmente denominada "epifenomenismo".
El epifenomenismo admite la existencia de sucesos o expe-
riencias mentales -esto es, de un mundo 2-, pero afirma que es-
tas experiencias mentales o subjetivas son sub-productos causal-
mente ineficientes de procesos fisiológicos, que son los únicos que
poseen eficacia causal. De este modo el epifenomenista acepta el
principio fisicalista de la clausura del mundo 1, junto con la exis-
tencia de un mundo 2.
Ahora bien, el epifenomenista ha de insistir en que el
mundo 2 es, ciertamente, irrelevante; que lo único que importan
son los procesos físicos: Si un hombre lee un libro, lo decisivo no
es que influya en sus opiniones y le suministre infonnación. To-
dos estos son epifenómenos irrelevantes. Lo que importa son sola-
mente los cambios en su estructura cerebral que afectan a sus dis-
posiciones para actuar. Esas disposiciones, dirá el epifenomenista,
son ciertamente de la mayor importancia para la supervivencia:
sólo aquí es donde entra el darwinismo. Las experiencias subjeti-
vas de leer y pensar existen, pero no juegan el papel que usual-
mente les atribuimos. Esta errónea atribución es, más bien, el re-
sultado de que no sepamos distinguir entre nuestras experiencias
y el impacto crucialmente importante de nuestra lectura sobre las
propiedades disposicionales de la estructura cerebral. Los aspectos
experienciales subjetivos de nuestras percepciones mientras lee-
mos no importan; ni tampoco los aspectos emocionales. Todo ello
es fortuito, casual más bien que causal.
Es claro que esta concepción epifenomenista es insatisfac-
toria. Admite la existencia de un mundo 2, pero le niega cualquier
función biológica. Por lo tanto no puede explicar, en términos
darwinianos, la evolución del mundo 2. Y está forzado a negar lo

-- - -- .."
Observacionessobrepanpsiquismoy epifenomenismo 17

que es claramente un hecho de la mayor importancia -el tremen.


do impacto de esta evolución sobre el mundo 1.
Pienso que este argumento es decisivo.
Para poner la cuestión en términos biológicos, hay varios
sistemas de control estrechamente relacionados en los organismos
superiores: el sistema inmune, el sistema endocrino, el sistema
nervioso central, y 10 que podemos denominar el "sistema men-
tal". Hay poca duda de que los dos últimos de esos sistemas están
estrechamente vinculados. Pero también 10 están los otros, aun-
que quizá no tanto. El sistema mental tiene, claramente, su histo-
ria evolucionaria y funcional, y sus funciones se han incrementa-
do con la evolución desde los organismos inferiores a los superio-
res. Ha de ser vinculado, por tanto, al punto de vista darwiniano.
Pero el epifenomenismo no hace así.

Traducción de Carmen García Trevijano

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NOT A. El original inglés del presente ensayo es propiedad de


Sir KarI R. Popper.

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