Año: 2011 Género: Aventura/Alpinismo Opinión: La lectura es recomendable y se hace amena, sobre todo si tienes un interés previo en escalada o alpinismo. A través de sus 180 páginas, Carlos Suárez hace un recorrido autobiográfico de su propia experiencia en montañas y paredes verticales, muchas veces en la voz de otros compañeros y amigos, ya que el protagonismo parece ser algo de lo que el autor no disfrute en exceso. Recorre sus inicios en la Pedriza madrileña, su asombro en el Naranjo, y su llegada a la meca del alpinismo, Yosemite. Desde la cima de las grandes paredes californianas, indaga posteriormente en la necesidad de nuevas aventuras, como lo fue el salto base. Al mismo tiempo que su destino le llevaba a actividades cada vez más arriesgadas y lejos del suelo, la maduración personal y la reflexión profunda de sus vivencias le llevan a preguntarse por el sino del riesgo. En una de sus últimas reflexiones, escribe lo siguiente: “Para ciertas personas, probablemente, el compromiso con el que he llevado mis ideas en torno a la montaña en inútil y vacío. El riesgo no merece la pena, dicen. No podría aceptar esa opinión de quien no sabe lo que es gobernar su propia vida. Lo inútil para mí es querer comprender la dejadez en la que se mueven algunos y aceptar veredictos faltos de argumentación.” En resumen, una lectura obligada para conocer los orígenes de la escalada en nuestro país, cómo se llega a vivir de ello, y, sobre todo, para comprender la fuerza poderosa e intangible que lleva a los alpinistas y escaladores a arriesgar su vida por las montañas. Reflexión personal: ¿Es la búsqueda del riesgo una actividad reprochable o esconde la esencia ancestral del hombre? Quizás el hecho de acudir a las montañas sea uno de los pocos testigos que quedan de un pasado en el que el contacto con la naturaleza era otro. Es probable que este riesgo tan solo se trate de un intento desesperado de encontrarnos con nosotros mismos. Y, para terminar, una frase…: “(…) De ahí la importancia de fortalecer el espíritu, de elegir lo que se quiere ser. Y, una vez elegida la dirección, se debe ser lo suficientemente fuerte para no sucumbir a la tentación de tomar otra.” Walter Bonatti (1930-2011), alpinista italiano