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PRINCIPALES PROBLEMAS QUE AFECTAN LA ENAJENACIÓN DE BIENES

DECOMISADOS.

El problema que sufre nuestro país en materias de bienes decomisados se debe


al olvido que sufrió el legislador al momento de diseñar el nuevo sistema
procesal penal, pues dejó sin regulación alguna las siguientes materias:

I.-El decomiso de bienes inmuebles;

II.-El derecho de los terceros de buena fe dentro del procedimiento penal (caso
de los vehículos embargados).

I.-INMUEBLES.

Para entender la problemática que se suscita con los bienes inmuebles es


necesario tener claro que la forma de traspasar el dominio de uno de estos
bienes (es decir para que el inmueble pase a ser mío, cuando yo lo compro o
cuando yo lo heredo) es totalmente distinta la forma de traspasar el dominio
de un bien mueble.

En efecto, la forma de traspasar el dominio de un bien mueble es sumamente


simple porque sólo requiere el título (por ejemplo, la compraventa que hago en
una casa comercial sobre un televisor) y la entrega material del mismo.

En cambio, para que un bien inmueble pase a ser de mi propiedad, primero


requiero lo que se denomina un “título traslaticio de dominio” (que
generalmente es la escritura de compraventa o el acta de remate en el caso de
las subastas de inmuebles en juicios hipotecarios) y en seguida es necesario
que ese título se inscriba en el Conservador de Bienes Raíces respectivo. Es
por esto que no basta la sentencia de decomiso, ya que dicha sentencia en
primer término no constituye un título traslaticio de dominio (sólo declara que
el condenado pierde la propiedad, pero no determina a quien “pasa” esa
propiedad)1

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Aunque por descarte debe ser al Fisco, ya que los bienes que “no son de nadie”, son fiscales.
1.-En resumen, respondiendo a la pregunta: ¿Por qué no se han
subastado los bienes inmuebles decomisados a partir de la reforma
procesal penal en nuestro país?:

1.1.-Conforme al a definición del Código Penal el comiso es una pena que


consiste en la pérdida de la propiedad del objeto o bien que ha sido
instrumento o efecto del delito. Conforme al artículo 45 de la Ley 20.000,
caben dentro de esta definición los bienes inmuebles.

1.2.-Ahora bien, en nuestro sistema, la sentencia de comiso sobre un


inmueble no produce por si sola la pérdida de la propiedad del mismo.
Esto por cuanto el sistema registral que opera en nuestro país hace necesario
que para que el condenado pierda la propiedad de su inmueble, que se inscriba
el bien raíz a nombre del nuevo propietario en el Conservador de Bienes Raíces
(sólo una nueva inscripción cancela la anterior).

1.3.-Por lo tanto, cabe concluir que la pena dictada en la sentencia, no


produce el comiso del bien inmueble, pues este sigue siendo de
propiedad del condenado. En ese sentido podemos señalar que si bien hay
varias sentencias ejecutoriadas que decretan el comiso de bienes inmuebles,
ninguna de esas propiedades han sido efectivamente decomisadas en los
términos del Código Penal, pues ninguno de los condenados ha perdido la
propiedad del inmueble.

Evidentemente, mientras el bien no este efectivamente decomisado, Dicrep no


tiene facultad, ni competencia para intervenir en su enajenación.

1.4.-Por otro lado cabe señalar que la sentencia de comiso no es un título


traslaticio de dominio que faculte al Conservador de Bienes Raíces
para inscribir la propiedad a nombre del nuevo dueño, porque se
requiere que el título conste en una escritura pública en que se individualice a
las partes: tradente (condenado) y adquirente (fisco). Pero aquí surgen otros
problemas: ¿Quién tiene la legitimación para representar al fisco para impetrar
la confección de esa escritura pública? (¿el juez?, ¿el ministerio de bienes
nacionales?, ¿el ministerio público?). Nada dice la Ley al respecto.
1.5.-Se suele preguntar en estos casos ¿cómo es que se rematan
frecuentemente bienes inmuebles por los juzgados civiles, por qué no usar ese
mismo procedimiento? Al respecto, cabe señalar que el remate de bienes
inmuebles por los tribunales civiles se da en el ámbito específico de los juicios
ejecutivos hipotecarios, que establecen una serie de normas que sólo son
aplicables en el caso de que un acreedor hipotecario y sólo son aplicables por
el juez civil (no por los jueces de garantía, ni por los tribunales orales en lo
penal).

También existe el remate de propiedades por el no pago de contribuciones que


se hace a instancias de la Tesorería a través de los juzgados civiles. A este
respecto, también se da la misma situación: su ámbito de aplicación está
circunscrito y no es posible legalmente extenderlo al caso de los bines
inmuebles decomisados.

II.-Vehículos embargados (Caso de los derechos de los terceros de


buena fe).

Otro olvido legislativo en la reforma procesal penal fue el regular qué pasa con
los terceros (es decir quienes no tienen arte, ni parte en el juicio penal) y que
tienen un derecho o interés comprometido en ese juicio. El caso típico es el de
los acreedores prendarios en vehículos incautados y finalmente decomisados.

Cuando el imputado o condenado deja de pagar las cuotas del vehículo, el


acreedor prendario (por ejemplo Forum o GMAC) inicia en su contra un juicio
civil para pagarse con la subasta del vehículo para lo cual solicita que se
“embargue” por parte del juez civil, pero como ese vehículo está ya incautado,
no pueden hacerse materialmente del mismo y tampoco se puede rematar por
parte de la Dicrep, como veremos a continuación:

2.-¿Por qué DICREP no puede subastar vehículos con embargo


judicial?

2.1.-De acuerdo al número 3 del art. 1464 del Código Civil adolecen de objeto
ilícito los bienes embargados por decreto judicial, a no ser que el juez lo
autorice o el a creedor consienta en ello. Luego, si DICREP subastara uno de
estos bienes, incurriría dicho acto en un vicio de nulidad absoluta que daría pie
a la nulidad de la subasta y la haría responsable de los perjuicios causados.

2.2.-Esta situación se da en aquellos casos en que el condenado penalmente, a


su vez es deudor de un crédito por su vehículo. Al dejar de pagarlo, el acreedor
inicia un juicio civil ejecutivo en su contra en el que el tribunal de dicha sede
decreta el embargo sobre dicho bien. Por otro lado, el juez penal decreta el
comiso sobre dicho bien, que al estar embargado no puede subastarse. Como
se observa, ambas resoluciones se obstruyen mutuamente, impidiendo una, el
cumplimiento de la otra.

2.3.-La solución en este caso podría pasar por que exista un diálogo más fluido
entre ambos tribunales, de manera que el tribunal civil le puede decir al penal
“está bien, yo alzo el embargo de este vehículo, pero tu tribunal penal, decreta
en la sentencia que el producto del remate será destinado a cubrir la acreencia
del tercero de buena fe”. Este diálogo en la práctica no existe, sino que la
mayoría de las veces ambos juicios jamás se enteran de la existencia del otro.

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