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Los límites entre las placas chocan, habrá placas que se separen y habrá que choquen. En las
que separan ocurre que sale nuevo material de magno de la tierra, que no es solidificado en
forma de lava que queda en la corteza que va separando las placas.
Los límites de las placas tectónicas son los bordes de una placa y es ahí donde se presenta la
mayor actividad tectónica (sismos, formación de montañas, actividad volcánica), ya que es
donde se produce la interacción entre placas. Hay tres clases de límite:
Divergentes: son límites en los que las placas se separan unas de otras y, por lo
tanto, emerge magma desde regiones más profundas.
Convergentes: son límites en los que una placa choca contra otra, formando una
zona de subducción o un cinturón orogénico (si las placas chocan y se comprimen).
Son también conocidos como "bordes activos".
Transformantes: son límites donde los bordes de las placas se deslizan una con
respecto a la otra a lo largo de una falla de transformación.
No son los límites entre placas iguales, pero nos dan una idea de por donde van pasando.
Cuando dos placas están juntas están en fricción constante hasta que se desplazan. Provocan
movimientos sísmicos. Los volcanes están situados en las uniones entre placas. Los
terremotos pueden estar más dispersos, o en su gran mayoria están frente a las placas.
El origen del movimiento de las placas está en unas corrientes de materiales que suceden en
el manto, las denominadas corrientes de convección, y sobre todo, en la fuerza de la
gravedad. Las corrientes de convección se producen por diferencias de temperatura y
densidad, de manera que los materiales más calientes pesan menos y ascienden, y los
materiales más fríos son más densos, pesados, y descienden.
En las zonas profundas el manto hace contacto con el núcleo, el calor es muy intenso, por
eso grandes masas de roca se funden parcialmente y al ser más ligeras ascienden lentamente
por el manto, produciendo unas corrientes ascendentes de materiales calientes, las plumas o
penachos térmicos. Algunos de ellos alcanzan la litosfera, la atraviesan y contribuyen a la
fragmentación de los continentes.
En las fosas oceánicas, grandes fragmentos de litósfera oceánica fría se hunden en el manto,
originando por tanto unas corrientes descendentes, que llegan hasta la base del manto.
Las corrientes ascendentes y descendientes del manto podrían explicar el movimiento de las
placas, al actuar como una especie de "rodillo" que las moviera.