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¿No es verdad que hace unos ocho o diez años a lo sumo a muy pocos se nos
hubiera pasado por la cabeza gastarnos 800 euros en un potenciómetro o varios
cientos de euros en un estudio de biomecánica completo similar al de la élite?
Entonces era cuestión de profesionales y de los que aspiraban a serlo. Hoy en
día los dos son productos y servicios extendidos y normalizados, de los que
muchos deportistas amateurs se benefician.
Este método se denomina hipóxico porque las presiones parciales de los gases
que componen el aire se ven disminuidas y, por tanto, la captación y procesos de
respiración pulmonar (alveolar) resultan obstaculizados. Este fenómeno
estimula un factor inducible por hipoxia en nuestro organismo (HIF-1) que
genera una reacción en cascada: aumento en número y actividad de
mitocondrias, mejora la eficiencia en el consumo de grasas – liposis –, mejora de
los procesos de limpieza del ácido láctico, incremento del número de capilares
sanguíneos, etcétera. Todo ello se traduce en última instancia en la mejora de
dichos procesos y, por ende, provoca un incremento del rendimiento deportivo.
Está claro que todos queremos mejorar nuestras prestaciones en carrera, pero
ante todo queremos asegurarnos de que esa mejora conlleve la mínima inversión
temporal, energética y económica. Es ahí donde puede entrar en juego un
método de entrenamiento como el que estamos tratando en este artículo.
Entrenamiento en hipoxia:
Consideraciones básicas
En primer lugar, aquí tienes algunas consideraciones básicas sobre el
entrenamiento en hipoxia, fruto de investigaciones actuales, fiables,
contrastadas y siguiendo el método científico al detalle según los modelos de
investigación más estrictos:
– El umbral de altura que hay que superar para que el entrenamiento hipóxico
surta efecto son los 2.200 metros.
– No por usar los métodos hipóxicos a más altura se consiguen mayores
mejoras. No hay una relación proporcional.
– La mejora de la capilarización sanguínea.
– Calidad del sueño.
– Peso.
– Saturación de oxígeno.
– Hidratación mínima.