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reducción de sus materias primas oxidadas. Este es el caso, por ejemplo, del hierro,
manganeso, cromo y estaño, los cuales son extraídos, casi exclusivamente, a partir de
sus óxidos. En otros casos, como ocurre, por ejemplo, con el plomo y el zing, las
materias primas son sulfuros, pero estos antes de la obtención del metal, se tuestan para
obtener el correspondiente oxido, el cual posteriormente se reduce hasta obtener el
estado elemental.
A excepción de los metales poco reactivos; es decir, los metales nobles que se pueden
transformar en metal por simple acción de descomposición térmica; por ejemplo, el
óxido de plata se descompone a temperaturas mayores de 200 °C en sus elementos
formadores, el resto de los casos, el óxido se descompone por medio de agentes
reductores. Estos pueden ser el carbono, hidrogeno, dióxido de carbono y en algunos
casos especiales metales con una gran afinidad por el oxígeno. En este último caso el
proceso de reducción se denomina metalotemia. Finalmente, de las anteriores
posibilidades es factible a escala comercial, se utiliza la electrolisis, con esta
herramienta no hay limitación en cuanto al potencial de reductor empleado y el único
límite lo establece la posibilidad de disponer de la adecuada fuente de energía eléctrica.
En cualquier caso, monóxido de carbono e hidrógeno son los agentes reductores con un
interés industrial y una importancia económica más clara, siendo posible obtenerlos a
partir de materias primas naturales mas o menos accesibles y baratas: carbones petróleo
y gas natural.
MO + R = M + RO (1)