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Sintetizar

Sobre la ley Tomás de Aquino la ubica como uno de los principios que rigen los actos
exteriores del hombre. La define como “cierta ordenación al bien común promulgada por
aquel que tiene a su cargo una comunidad”. La dicha definición se entiende por cuatro
elementos: 1- Es producto de la razón. 2- Está encaminada un bien común, 3- Promulgación,
4- Emanada de la voluntad de una autoridad.
Del primer elemento Santo Tomás nos dice que pertenece a la razón dado que una ley está
encaminada a producir en el hombre dos conductas: hacer algo o abstenerse, y la razón es
el primer mandato que rige la conducta del ser humano, por ende la razón es parte esencial
de la ley, es decir toda ley debe estar sujeta por la razón, de esto se concluye que si la razón
es parte de la ley y la ley prescribe una conducta de hacer o no hacer, la razón dirige a la
voluntad para orientarla a un fin, mismo que impone la razón. Del Segundo elemento, Santo
Tomás nos dice que la razón está encaminada a un fin en el hombre que es la felicidad, por
en ende la finalidad de toda la ley es la felicidad provocada un bien, pero no un buen
particular como a simple vista se puede dejar ver si no que el hombre al ser parte de un
sociedad no puede prevalecer el bien particular de uno solo de los individuos, si el bien
común, una felicidad perteneciente a todos los seres humanos, pero con el bien común se
tiene también un bien particular. Del tercer elemento, la promulgación, es muy sencilla su
explicación toda ley, como regladora de la conducta humana, para encaminarse la bien debe
ser llevada a cabo, es decir cumplirse por los hombres dicho cumplimiento solo se podrá
cumplir si el hombre la conoce por lo que para que una ley sea ley debe ser promulgada, es
decir conocida por los hombres, esto le da el carácter obligatorio, incluso más que el de ser
parte de la razón o de llevarnos al bien común. En cuanto al cuarto y último elemento
Tomás de Aquino nos dice que no toda voluntad puede constituir ley; al constituirse la ley
para el bien común, un particular no podría ver por el bien común, muy difícilmente lo haría,
pero una comunidad que es un todo, que es un cuerpo que también persigue la felicidad, un
bien, es el único que sabe qué puede ser bueno para él por lo tanto sólo la voluntad del
pueblo representada por su gobernante es la que puede constituirse en ley.

Critica
Estamos de acuerdo con la postura de Santo Tomas, ya que La ley es una cierta regla y
medida de los actos en cuanto alguien se mueve por ella a actuar, o por ella se abstiene de
una acción; pues la ley viene de “ligar”, porque obliga a actuar. As la regla y medida de los
actos humanos es la razón, que es el primer principio de los actos humanos, como es
evidente de lo antes dicho. Pues es propio de la razón ordenar a un fin, es el primer
principio de los actos. Y en todo género de cosas, aquello que es principio es la medida y
regla de tales cosas, así como por ejemplo la unidad en el género de los números y el primer
movimiento en el orden del movimiento. De ahí se sigue que la ley es algo que pertenece a
la razón, por tanto, habrá que responder que, siendo la ley una cierta regla y medida, puede
estar en algo de dos maneras: en primer lugar, como el principio que mide y regula. Y como
esto es propio de la razón, se dice que la ley está solo en la razón. En segundo lugar, como
en aquello que es regulado y medido. En esta forma la ley se encuentra en todos aquellos
que se inclinan hacia algo por alguna ley; en este sentido se dice ley no esencialmente, sino
por participación. Y en este sentido la misma inclinación de los miembros a la
concupiscencia se denomina “ley de los miembros”.
Además, que, así como en los actos externos se debe considerar la operación y lo operado,
por ejemplo, la edificación y el edificio, así en las obras de la razón se ha de considerar el
mismo acto de la razón, que es el entender y el raciocinar, y algo que es efecto de este acto.
Y este efecto en la razón especulativa es primeramente la definición; en segundo lugar, la
enunciación; en tercer lugar, el silogismo o argumentación. Por ello hemos de encontrar en
la razón práctica algo que se relacione con las operaciones, de la misma manera como en la
razón especulativa una proposición se relaciona con las conclusiones. Y tales proposiciones
universales de la razón práctica, ordenadas a las acciones, tienen razón de ley. Dichas
proposiciones son consideradas actualmente por la razón, y algunas veces se encuentran en
la misma sólo de manera habitual. Considerando que la razón tiene la capacidad de ser
movida por la voluntad, como ya antes se ha dicho. Puesto que, si alguien busca un fin, la
razón manda aquellas cosas necesarias para dicho fin. Pero la voluntad ha de estar regulada
por la razón, acerca de aquellas cosas que se mandan, para que lo mandado tenga razón de
ley. Y de este modo se entiende que la voluntad del príncipe tenga razón de ley: de otro
modo la voluntad del príncipe más sería inequidad que ley.”
Aplicar
Para contrarrestar los planteamientos de santo tomas de Aquino son muy válido y de gran
ayuda en la estructura de la ley en su ordenamiento, pero si llevamos estos planteamientos
a nuestra época actual, el día a día, nos damos cuenta como se ha perdido cierta parte de la
ley divina que es emanada por Dios, pues fieles creyentes ya casi no hay y basándome en
que Podemos afirmar que el pensamiento sobre los diferentes tipos de leyes que regulan al
mundo y a todos los que en el están, vivos o no vivos, racionales o no tiene tientes ius
naturalistas pues nos habla de la ley natural como aquella que nos individualiza como
especies dividiéndonos según nuestro proceder. Además, creo que la idea de darles un
concepto de leyes a la que regulan el mundo, las leyes físicas nos llevan a pensar en una
teoría de concepción del mundo en que la ciencia y la religión no están del todo peleadas
pues acepta la idea de la existencia de un Dios que creo dichas leyes, pero también que el
hombre, al ser un ser racional y a través de la ciencia puede encontrarlas y entenderlas.
Es cierto que debe existir una ley que nos regule y nos controle, pero esta no debe
someternos por medio del miedo y el temor a obtener ciertos castigos si se incumple, pues
para nadie es un secreto que cada individuo es libre y dueño de su propia voluntad, es decir
casa quien elige que camino desea tomar si el del bien o el del mal, por otra parte, Si no se
explica bien el pensamiento tomista —lo que en este punto sucede a menudo— se termina
viendo al derecho como un extraño bloque normativo que por el capricho divino cae del
cielo y termina vinculando, cuando no ahogando, al individuo. Entonces surgirá la necesidad
de "emancipar" al hombre de la ley opresora y se pasará de lo que algunos autores llaman
"iusnaturalismo teológico" que se justifica en el Dios creador, al "iusnaturalismo laico" cuyo
único fundamento se encuentra en la razón humana

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