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CRISTOLOGÍA

Jesús no solo fue un hombre que impacto en su época y provoco grandes movimientos en
su época, sino que sigue presente en la nuestra y sigue causando movimientos en nuestros
tiempos, no es algo pasado, es presente y futuro. Debido a esto surge la gran pregunta sobre
la conciencia mesiánica de Jesús, mejor dicho en otras palabras ¿Jesús era consciente sobre
sobre su papel como mesías? Esta pregunta se plantea desde el punto de vista de la
modernidad.
Uno de los más grandes teólogos de la Iglesia, posiblemente el más grande de todos los
tiempos nos habla sobre la situacionalidad básica que hace referencia a un total e intuitivo
poseerse y conocerse a sí mismo, Rahner afirma que este especie de saber es
completamente cierto o verdadero aunque no sea objetual.
Baltazar realiza una reformulación y adaptación sobre la teoría de Rahner, donde nos
menciona que la propia conciencia de Jesús es su conciencia de ser enviado. Por lo tanto
afirma que su autoconciencia proviene de su relación con el Padre que lo ha enviado. Jesús
al igual que muchos de los hombres aprendió a conocerse a través de los demás seres, de las
situaciones y experiencias. Jesús conoce su misión y el camino que debe recorrer para
cumplirla, por lo tanto actúa como un verdadero hombre que cumple la voluntad del Padre
celestial y no solo se sabe enviado desde su posicionalidad básica como lo decía Rahner.
A lo largo de la historia siempre se ha cuestionado el asunto de la naturaleza de Jesús, de
las acciones y de la voluntad, La Iglesia ha abordado estos temas a través de distintos
concilios, de estos asuntos surge la pregunta sobre la voluntad de Jesús, ¿Qué tanto Jesús
actuaba como hombre y qué tanto actuaba por voluntad divina? Como se observa el
problema continuo ya que aún se sigue viendo esta dicotomía, esta doble naturaleza y se
retoman incluso las conclusiones y tratados de los concilios anteriores.
De dicha pregunta surgieron grandes corrientes de pensamiento y una de las más notorias
fue el monotelismo donde se afirmaba que en Jesús actuaba una solo voluntad y dicha
voluntad era la divina, por lo tanto no había cabida para la voluntad humana. Pero dicha
corriente fue condenada ya que era una herejía.
Maximino un gran Santo quien tuvo la iniciativa de condenar el monotelismo decía que lo
importante es el modo en que cooperan las voluntades en el obrar. Por lo tanto en Cristo se
encuentran juntos el obrar y querer divino y humano en una forma de interacción libre en
una mutua homogeneidad, dicho con otras palabras se le llama Perijóresis la cual descansa
en la persona de Cristo.

Marco Antonio Aguíñiga Campos 20 de abril del 2020

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