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LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII

Es el siglo de la razón, con ella se intenta mejorar el país. En el siglo XVIII se difunden
las ideas ilustradas y revolucionarias que dieron lugar a enfrentamientos entre
liberales y absolutistas. Los liberales en poco tiempo consiguen grandes cambios en
una época en que la burguesía se está afianzando.

Sociedad y cultura
A pesar del movimiento crítico ilustrado, la sociedad del siglo XVIII, es parecida a la del
siglo anterior. En política, la monarquía absoluta se impone a la Iglesia; en lo social,
aunque crece la burguesía (más comercial), se mantienen los privilegios de la nobleza
y el clero.

En el pensamiento se produce la mayor renovación: la cultura valora la ciencia y la


filosofía, y se difunden las teorías sobre el bienestar social, el humanitarismo y el
deísmo (a partir de la razón pueden pensar que existe un Dios, pero éste no es
religioso, no es ni de unos ni de otros). Finalmente, se defiende un arte didáctico o
<<utilitario/utilitarismo>>.

La estética. El neoclasicismo
El estilo del siglo XVIII es el neoclasicismo, que se inspira en el modelo grecolatino y
renacentista, y pretende reflejar el buen gusto. El arte neoclásico aspira a ser
elegante, simple y razonable, presenta temas y personajes genéricos, es didáctico y
sigue las normas clásicas.

La España del siglo XVIII


Tras la guerra de Sucesión (1704-1714), se instaura la dinastía francesa de los
Borbones, partidaria del reformismo ilustrado, especialmente Carlos III, en la segunda
mitad de siglo. Pero a partir de la Revolución Francesa (1789), por miedo al fenómeno
revolucionario, se censura desde el poder cualquier tendencia racionalista y
reformista. Y por ello hay tensiones sociales y políticas.

En conjunto, el pensamiento ilustrado se difundió poco y tardíamente entre sectores


cultos de la nobleza, el clero y la burguesía.

Difusión del pensamiento ilustrado


En la propagación del pensamiento ilustrado colaboraron varios factores: los contactos
con el extranjero –viajes y traducciones-, los periódicos, las instituciones
gubernamentales (academias) y las asociaciones ciudadanas que aspiraban a
modernizar el país, como las tertulias y sociedades diversas.

La lengua
Las personas cultas del siglo XVIII defendían un lenguaje claro, conciso y sencillo, y
rechazaban con vehemencia las complicaciones barrocas, muy extendidas en algunos
ámbitos como en los sermones eclesiásticos.
La influencia francesa se refleja en la incorporación de numerosos galicismos, que
provocan la critica de los puristas de la lengua.

La literatura española en el siglo XVIII


La literatura del siglo XVIII no alcanza el esplendor del Barroco, que se mantiene hasta
bien entrado el siglo; se distinguen tres etapas: posbarroco, neoclasicismo y
prerromanticismo.
El neoclasicismo impone el buen gusto en temas y estilo, y supone el auge del ensayo;
en los últimos años del siglo, esta corriente deriva hacia el sentimentalismo
prerromántico.

La creación literaria del siglo XVIII es inferior a la del Barroco, el estilo que continúa
imitándose con gran éxito y que, a su vez, provoca el rechazo de la minoría ilustrada. El
neoclasicismo y la influencia del pensamiento ilustrado significan la renovación del
lenguaje literario y el auge de un genero poco cultivado hasta entonces, el ensayo. A
finales de siglo hace su aparición la sensibilidad prerromántica en los ambientes
ilustrados.
Se distinguen tres períodos:

 El posbarroco se desarrolla durante la primera mitad del siglo, pero no aporta


nada nuevo, ya que repite temas y formas del siglo anterior. Su influencia
alcanza todos los géneros, especialmente el teatro.
 El neoclasicismo se consolida en la época de Carlos III (1759-1788) con el auge
de las ideas ilustradas. Supone la uniformidad de estilo y el predominio de lo
racional, tal como exigen las normas clásicas. Pero también se desarrolla como
rococó, cuando predomina el tono sentimental y el formalismo preciosista.
 El prerromanticismo se insinúa en las dos ultimas décadas del siglo, con una
literatura que en su momento fue calificada de filosófica, pues su lenguaje
combina el racionalismo y la emotividad.

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