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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL SUJETO HUMANO

1.2 SUJETO, INDIVIDUO Y PERSONA (Ermitaño)


Colaboraciones - Escrito el 20 de enero de 2010

El Sujeto es aquél ente que se escinde de lo demás a través de su Razón crítica. Es llegar a la consideración de que somos autónomos
gracias a nuestra capacidad de discernir, de pensar de forma crítica. Ello tiene consecuencias en lo que refiere a Dios como Origen y con
respecto a lo que nos rodea. Aquél que se considera Sujeto entiende que el Mundo pasa por su Entendimiento hasta el punto de que si no
lo hace, ese Mundo no existe. O en otras palabras, las condiciones de posibilidad del Mundo pasan por mi Razón. Yo soy la Clave. No
está mal… ¿verdad? Su expresión filosófica es el cartesianismo y todo el racionalismo europeo de los siglos XVII y XVIII.

El Individuo es el Sujeto que asume su centralidad en el Mundo. La perspectiva individualista es aquella que entiende que todo lo que lo
existe tiene que ver con el Individuo, pasa por él y debe ser operado por él. Incluso entiende que las cosas son sólo desde su
entendimiento, el Individuo hace el mundo a través de su Mente/Razón -por ejemplo la mecánica cuántica considera que las cosas son lo
que son a través de nuestra mente, ahí le da la razón a algunas culturas orientales en la idea de que nuestra imaginación (nuestra
capacidad de pensar el Mundo) es creativa (en el sentido de que crea)-. El Individuo se registra fundamentalmente como voluntad. La
idea pura del yo quiero, del yo tomo.
Tal y como lo veo, la ética del Individuo es el Utilitarismo y no se expresa como necesidad –yo necesito- sino como deseo –yo quiero-.
La perspectiva radical del Individualismo nos lleva a negar la contingencia, lo que nos atrapa, pero a la larga también la Trascendencia, lo
que nos libera, de modo que el individualismo coherente termina en el solipsismo.
Nuestra Era es hija del Individualismo, como consecuencia lógica del Racionalismo subjetivista, con todo lo que ello implica, y se nota…
Partimos de la noción de Individuo como Ser, no ya como Ente-en-el-Mundo, sino como Ser único y posible –el dasein heideggeriano-.
Ello implica una libertad radical: libertad para considerarnos por encima de la Naturaleza, libertad para creernos Ser-escindido de lo que
nos rodea. Todo ello tiene dos consecuencias: la negación de aquello que se encuentra por encima de nosotros mismos –nihilismo- y el
rechazo a cualquier cosa que limite nuestra libertad radical, entendida como voluntad y deseo. Nosotros, dioses liberados, poseemos
aquello que queremos, en una carrera infatigable por dominar el Mundo en el que vivimos. Nada ni nadie tienen el derecho de decirnos
cómo, ni por qué. Estamos conclusos, todo lo que necesitamos se encuentra en nosotros, no hay nada que aprender…A eso los griegos le
llamaban hybris, orgullo. Ése quizás es el mayor mal del Individuo moderno. Podemos encontrar la idea de Individuo profusamente
anunciada en el Idealismo alemán, que es uno de sus precedentes, el Nihilismo de Nietzsche y en varias corrientes del siglo XX, como el
existencialismo o la fenomenología de autores como Brentano, Husserl o Stumpf.
La Persona, por el contrario, es algo mucho más cálido. La idea de Persona reconoce nuestra complejidad, pero también nuestra finitud.
La Persona no es un ente autónomo de todo, al que nada le afecta, de juicioso equilibrio trascendental. La Persona sufre. Padece. Siente.
La idea de Persona es mucho más humana que la de Sujeto o la de Individuo. Tomando la diferenciación que el Sujeto Racionalista hace
entre si-mismo y las cosas, la noción de Persona salva la cosificación que el Individualismo hace de los  otros, de aquellos otros
individuos a los que indefectiblemente mete en el saco de lo Ente, convirtiéndoles en poco menos que paisaje.
La noción de Persona necesita de la Comunidad para ser completa. La comunidad como conjunto de valores, como espacio común de
ayuda y apoyo, tanto en lo cotidiano como en lo trascendente.  La Familia no sólo como micro-comunidad, sino como abrigo espiritual de
la Persona, como cuna de nacimiento en la Existencia física, muy en la línea de la idea mística que la teoría de la reencarnación tiene del
grupo de almas. La comunicación de la Persona con la Unidad es directa, inevitable, porque se reconoce a sí misma como parte de un
todo, con el que además desea comunicarse. Llevado al extremo, el personalismo –entendido como en su día lo formularon los
personalistas cristianos- coloca a la Persona como centro de todo-lo-que-existe, en una dimensión que supera la idea del Ser-Humano
como objeto en el Mundo. Entendido con radicalidad, el Personalismo convierte al Sujeto racionalista en un mero objeto imaginario en el
Mundo, apenas más. Lo excede en todos los ámbitos, porque atañe a la potencia espiritual de Ser-humano. Aun reconociendo la
existencia de un yo –tal y como lo hace el Racionalismo- el Personalismo cristiano va mucho más allá, porque no cae en el subjetivismo.
¿Pero cuál es la ética del Personalismo? ¿Qué consecuencias tiene entendernos como personas y no como individuos o sujetos? Mounier
apuntó muchas y muy diversas. La primera de ellas es entender cuerpo y espíritu como unidad, es decir, salvando la distinción radical que
de ellos hace la tradición metafísica idealista. El cuerpo es importante, porque contiene nuestras percepciones, con lo que debe ser
preservado, protegido, cuidado. Por otra parte, al cuidado del cuerpo debe seguirle la potenciación de mi espíritu, buscando la cercanía en
Dios.

La segunda sería salir del si-mismo. Si se asume a la Persona como principio de lo que somos, estamos abandonando el egocentrismo, el
narcisismo, el egoísmo. La Persona lo es para otras, y lo es gracias a otras. Ello conlleva, lógicamente, la empatía con los demás. La
comprensión no como mero acto de generosidad, sino como camino de entendimiento de nosotros mismos y de acercamiento a la Unidad.

Asumir la labor de los otros, no en el sentido de compadecernos o alegrarnos sino en el de hacerla nuestra, propia, sería la tercera
consecuencia que se desprende de un modelo de sociedad basado en la Persona. Haciendo propia la labor social –en el sentido de la labor
propia de la Sociedad- el paso siguiente es actuar de forma desinteresada. Dar a los demás, en el sentido de prestar ayuda, de colaborar
sin interés particular.
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La última consecuencia que se sigue es la de ser fiel a una vida considerada como una aventura creadora. Ser fiel a la propia Persona, a lo
que nosotros somos y a lo que configuramos conjuntamente. Entender la comunidad como un espacio en el que el hombre se libera de sí
mismo para poder trascender a través del cuidado a los otros. A través de su colaboración con ellos.

Así como el liberalismo es hijo del Individualismo, el Comunitarismo lo es del Personalismo. El Estado no es la Comunidad. La
comunidad entendida como unión de personas en Armonía, no como organización política que hace el bloque, desplaza el colectivismo a
la dictadura de un Individualismo dominante, que cosifica a las personas y las oprime bajo un supuesto interés general de mayorías. Es en
ese contexto donde el AMOR  surge como principio de relación en el yo-tú que tenemos con la Comunidad y también con el Creador. Si
bien la relación con Él será intima, también tiene una base comunitaria. La Sociedad entera, como una gran autopista de Luz, se dirigirá
al Misterio de lo que es Uno y Múltiple, consiguiendo la paz. El concepto de Amistad, como base espiritual para la Comunidad –la vieja
idea de la Fraternidad humana- servirá para humillarnos y ascender.

1.3 NOCIÓN DE SUJETO

INDIVIDUO, INDIVIDUALISMO, PERSONA Y PERSONALISMO, COMUNIDAD Y COMUNITARISMO

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Abstract. En este artículo, se desarrollan estos conceptos, con el objeto de dilucidarlos y relacionarlos. Cuando hablamos de la persona
humana como individuo o “sustancia individual”, podemos afirmar que la dimensión material de la persona humana es el foco de la
definición.

El individualismo se plantea como una concepción que realza al individuo hasta el punto de reducir la sociedad a una suma de entes
individuales, despojándola del carácter de totalidad o unidad. Así, el derecho y la libertad de los individuos deben únicamente encontrar
sus límites en el derecho igual de los demás, pero no en obligaciones internas para con la comunidad. Frente a ello, se afirma que cada
uno, como sujeto, realiza la especie "hombre" de un modo irrepetible e irremplazable, el hombre es persona, entendiendo por tal, un ser
capaz de pensar y de obrar conscientemente y de decidir en forma autónoma. El hombre no solamente sabe (conoce), sino que "sabe que
sabe" (advierte que conoce). Se autoconoce se da cuenta de sí mismo y atribuye a su yo todas sus actividades, como asimismo reconoce la
entidades propias de las demás cosas frente a la suya. No obstante, el hecho de estar en sí no convierte al espíritu en una conciencia
cerrada, es un ser abierto a los demás seres y a las demás personas. Sobre el personalismo se señala que, a diferencia del individualismo,
éste enfatiza la naturaleza social del hombre, como consecuencia de la concepción de la persona, ente eminentemente dialogal. El
personalismo es una reacción histórica contra posiciones colectivistas totalizantes, por un lado, e individualistas, por otro. Pone a la
persona en el centro de la reflexión y, a partir de esa reflexión, establece una escala de valores, realiza proyecciones sociopolíticas y
establece criterios para evaluar la historia contemporánea. El enfatizar la naturaleza social del hombre, como consecuencia de la
concepción de la persona, ente eminentemente dialogal, nos conduce a la comunidad.

Finalmente, el comunitarismo se presenta como una posición que marca un carácter antiindividualista, que rescata las personas insertas en
comunidades, que se consideran como sujetos históricos con derechos y deberes.

INTRODUCCIÓN
Actualmente, dentro del proceso de globalización que presenciamos en Chile, se habla sobre las correcciones que habría que introducir al
modelo económico. Se trataría de pasar de un modelo de mercado a uno social de mercado.

Las siguientes reflexiones apuntan a los fundamentos últimos, que de manera consciente o inconsciente, se aceptan cuando se opta por
uno u otro de los modelos indicados.
Al respecto, cabe señalar que las reflexiones, que siguen a continuación, si bien frecuentemente están vinculadas con la economía, son
fundamento para todos los aspectos de la cultura. Así, es necesario ver la relación que parece existir entre el modelo de libre mercado
individualista, con la concepción del individualismo que la subyace y la de su fundamento, esto es, la concepción del hombre como
individuo.

"Los teóricos liberales asociaron la libertad humana a la falta de obstáculos externos. La libertad humana sería algo natural que sólo se
trunca cuando hay impedimentos exteriores. Como consecuencia de esta visión extrínseca, parece que la libertad se ejerce de forma
espontánea y que ser libre es algo que surge naturalmente, sin ningún tipo de aprendizaje ni exigencia de la persona.(...) El individuo
moderno, ..., se piensa como autosuficiente. Se considera una especie de mónada completa para la cual el otro ser humano es alguien
ontológicamente dispensable aunque existencialmente conveniente. Considera que su subjetividad nació de forma acabada, que él es el
único responsable de su personalidad y que tiene total independencia ontológica respecto a los otros. El otro es visto como un apéndice de
la relación. La influencia del otro es vista como secundaria, prescindible e incluso como perniciosa."

Asimismo, debemos hacer notar la relación entre el modelo social de mercado y la concepción de la persona y la comunidad y del
personalismo y el comunitarismo, que parecen estar en las raíces del modelo social de mercado.

"La gran diferencia antropológica que existe entre el paradigma de la persona y el del individuo reside en que la persona se comprende
siempre en relación con una alteridad en cuanto el individuo es pensado con referencia a sí mismo. La persona existe a partir de la
alteridad y en abertura para la alteridad, el individuo existe a partir de sí y para sí. Para la persona el otro es condición de posibilidad de
su existencia. Ella existe en abertura creativa; esa abertura requiere la alteridad del otro ser humano como necesidad ontológica y
existencial.(...) Para la persona, la autonomía sólo se realiza en abertura para la alteridad. No existe una contradicción entre autonomía y
alteridad. Al contrario existe una co-implicación necesaria de ambas dimensiones en la estructuración de la persona...en una interrelación
con el otro. La alteridad es la condición histórica de la realización de la autonomía del sujeto. La autonomía sólo existe dentro de las
condiciones históricas, no existe el mito de la autonomía pura formulado por el individualismo moderno."

En este trabajo, nos esforzaremos en promover la concepción de la persona y de luchar contra el individualismo. Este esfuerzo se ve
alentado por las siguientes palabras del Papa Juan Pablo II" Redescubrir y hacer redescubrir la dignidad inviolable de cada persona
humana constituye una tarea esencial; […] Entre todas las criaturas de la tierra, sólo el hombre es ‘persona’, sujeto consciente y libre y,
precisamente por eso, ‘centro y vértice’ de todo lo que existe sobre la tierra […] A causa de su dignidad personal, el ser humano es
siempre un valor en sí mismo y por sí mismo y como tal exige ser considerado y tratado. Y al contrario, jamás puede ser tratado y

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considerado como un objeto utilizable, un instrumento, una cosa. [...] La dignidad personal es propiedad indestructible de todo ser
humano…esta afirmación se basa en la unicidad y en la irrepetibilidad de cada persona.

En consecuencia, el individuo nunca puede quedar reducido a todo aquello que lo querría aplastar y anular en el anonimato de la
colectividad, delas instituciones, de las estructuras, del sistema. En su individualidad, la persona no es un número, no es un eslabón más
de una cadena, ni un engranaje del sistema".

Y Benedicto XVI nos confirma esta doctrina al afirmar que "el ser humano va colocado en el centro del orden social". "El concepto de
persona sigue ocasionando una comprensión profunda del carácter único y de la dimensión social de cada ser humano. Esto es
especialmente verdad en las instituciones jurídicas y sociales, donde la noción de 'persona' es fundamental", agregó.
Asimismo, el Papa advirtió de que a veces, aun cuando se reconoce en declaraciones internacionales y estatutos jurídicos, "algunas
culturas, especialmente cuando no están profundamente iluminadas por el Evangelio, se ven totalmente influenciadas por ideologías de
grupo o por una visión de la sociedad individualista y laicista".

"La doctrina social de la Iglesia Católica, que sitúa a la persona humana en el corazón y en el centro del orden social, puede ofrecer una
gran aportación a la reflexión actual sobre cuestiones sociales", afirmó.

En su mensaje, el Papa ilustró el concepto de 'persona' para el pensamiento cristiano, explicando que "los seres humanos forman parte de
la naturaleza y, sin embargo, como sujetos libres que poseen valores morales y espirituales, trascienden la naturaleza".

Finalmente debemos afirmar que "el grado de coherencia a priori de sistemas políticos y económicos con la doctrina social de la iglesia
radicará en el grado en que los principios filosóficos que fundamentan esos sistemas económicos y políticos sean coherentes con los
principios antropológicos de la doctrina social de la iglesia"..." Será éticamente coherente con la doctrina social de la iglesia todo
ordenamiento político y económico que se funde en la dignidad y primacía de la persona humana y deduzca sus principios de
ordenamiento político y económico de esa dignidad y del carácter comunitario y social de la persona y tenga como meta la realización
integral de las personas".

Este trabajo consta de seis capítulos:

I. Individuo, II. Individualismo, III. Persona, IV. Personalismo, V. Comunidad y VI. Comunitarismo.
__________________________________________________________________
1 Ataliva Amengual Chusmiza 1813 - Las Condes – Santiago CHILEFono: (56 2) 3254045Fax: (56-2) 3565125 E-mail:ataliva@vtr.net
2 Castor Ruiz, El poder de la virtud y de la alteridad frente a los dispositivos de control,
http://www.politicayespiritu.cl/modules/sections/index.php?op=viewarticle&artid=83
3 Ibid.
4 Joannes PauluS, PP. II, Christifideles Laici, Los fieles laicos. (Versión castellana de la Políglota Vaticana), Ed. San Pablo, Madrid, 1989, pp. 86-87.
5 Benedicto XVI afirma que "el ser humano va colocado en el centro del orden social",
Roma, 21 de noviembre de 2005, corresponsal de EUROPA PRESS C. Giles, UFM 5 de agosto de 1999,
http://www.europapress.es/europa2003/noticia.aspx?cod=20051121162144&tabID=1&ch=73
6 Comentario de M. A. Molina a la Conferencia de Gabriel Zanotti, http://www.economia.ufm.edu.gt/ProfesoresInvitados/Zanotti/Respuesta.htm,.

1ª Parte

I. INDIVIDUO

Vayamos primero a las raíces del individualismo y reflexionemos sobre el individuo.


Individuo supone que no puede ser dividido. Lo indiviso denota una unidad esencialmente indivisa e indivisible, porque este uno, en
cuanto tal, nunca puede existir multiplicado y por consiguiente, varias veces. Es cada ser organizado, animal o vegetal, respecto de la
especie a que pertenece.

Todo hombre es un individuo porque pertenece también a una especie. Se distingue por consiguiente de los demás individuos de la misma
especie por medio de ciertas características individuales, "caracteres individuantes": el peso, el color, la forma...
Podemos entender la persona fundamentándonos en su individualidad material y es entonces cuando cobra importancia la precisión que
hace Maritain: "En cuanto somos individuos, cada uno de nosotros es un fragmento de una especie, una parte de este universo, un puntito
de la inmensa red de fuerzas y influencias cósmicas, étnicas, históricas, por cuyas leyes está regido; puntito sometido al determinismo del
mundo físico. Cuando hablamos de la persona humana como individuo o "sustancia individual", podemos afirmar que la dimensión
material de la persona humana es el foco de la definición.

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Así, teniendo en cuenta que: "La filosofía consiste en distinguir, pero no con el propósito último de descomponer las cosas en fragmentos,
sino de apreciar más profundamente la diversidad dentro de la unidad, la multifacética constitución del ser, la manera en que el objeto de
la preocupación filosófica se integra. Maritain nos propone entender cómo la individualidad y la personalidad (que son principios y no
realidades independientes) se combinan, como el cuerpo y el alma, para formar la unidad singular del ser humano".

A continuación haremos una reflexión filosófica destinada a fundamentar la distinción entre individuo y persona y que a la vez a mostrar
la unidad indisoluble del hombre como persona.
Al respecto, tengamos en cuenta que los organismos vivos pueden explicarse filosóficamente mediante la teoría general del
hilemorfismo : todo ser material está compuesto de materia y de forma. La materia no existe nunca sin una forma determinada; la forma
no existe más que como forma de un determinado ser material. En vez de hablar de materia y de forma, se acude a hablar de cuerpo y
alma. La forma substancial de un organismo vivo se llama psiche o alma; el cuerpo es la materia viva e informada por la psiche.

Materia primera y forma sustancial no existen separadamente, son coprincipios, pues coexisten.
El hilemorfismo que admite la dimensión espiritual del hombre nos invita a no identificar cuerpo con materia, ni alma con espíritu, como
si fueran dos realidades que tuvieran consistencia en sí, aisladamente. No son dos cosas o seres yuxtapuestos, sino dos principios o raíces
metafísicas del ser humano único.

Nuestro cuerpo vivo no es pura materia, sino materia primera informada por la forma sustancial espiritual, por el alma. Esta, a su vez, no
es puro espíritu, sino espíritu destinado a "animar" la materia primera. A su vez, el alma, por ser forma, hace surgir al hombre, lo que le
hace ser lo que es y por eso se expresa en el cuerpo del hombre. La teoría de la unión sustancial explica el carácter "bifaz" de todas las
vivencias del hombre, pues ningún fenómeno espiritual se puede producir naturalmente sin la mediación de los sentidos y el cerebro.

Con referencia al principio de individuación con el cual fundamentamos al individuo, nos dice Maritain refiriéndose a su maestro Santo
Tomás: "Para Santo Tomás, la individualidad, o más exactamente, la individuación, es lo que hace que una cosa de la misma naturaleza
que otra difiera de esta otra en el seno de una misma especie y de un mismo género. Es lo que hace que una cosa difiera de otra cuya
naturaleza comparte. Vemos así de inmediato que la idea de división, de oposición, de separación está ligada a la de individualidad.
"Santo Tomás nos dice que el principio de individuación, la raíz primera de las diferenciaciones individuales en el mundo de los cuerpos,
es la materia. Podrá entonces haber muchas formas de la misma especie, que difieren individualmente las unas de las otras por su relación
con la materia actuada por ellas".

Por lo anterior se hace urgente propiciar "La distinción entre individuo y persona, o mejor entre individualidad y personalidad, cuya
esencial importancia está tan claramente subrayada en los principios de Santo Tomás de Aquino, es una de aquellas verdades de la que
necesita urgentemente el pensamiento contemporáneo y de la que puede sacar altos beneficios. Por desgracia, es una distinción a la que el
pensamiento contemporáneo está poco acostumbrado".
El hombre es un "individuo", pues pertenece a una especie determinada; como individuo forma número con los demás y se distingue de
los demás por el peso, el color, la forma, etc., esto es, por los "caracteres individuantes".

Sin embargo, porque no es sólo individuo, hay que añadir que es algo absolutamente diverso del individuo, irreductible a las cualidades
abstractas que puedo atribuirle: afirmo que cada uno, como sujeto, realiza la especie "hombre" de un modo irrepetible e irremplazable,
afirmo que el hombre es "persona". En efecto, no parece existir "el hombre", sino únicamente "hombres".
En la esfera humana cada uno es único, idéntico, diferente, inconfundible, no sumable dentro de una especie, no sustituible por ninguna
otra persona. Cada uno es igual a sí mismo y nada más. Yo soy yo y no puedo ser habitado por ningún otro, ni representado, ni sustituido
por nadie: soy el único en ser yo. Lo que tengo o hago, lo puede tener o hacer otro; pero lo que yo "soy", nadie más que yo puede serlo.
Sin embargo, hay que considerar que la unicidad de la persona no se revela más que en la comunión interpersonal.

El mundo moderno, nos dice Maritain, confunde individuo y persona. En efecto, el mundo moderno confunde sencillamente dos cosas
que la sabiduría antigua había ya distinguido: confunde individualidad y personalidad. "¿Qué es el individualismo moderno? Un mal
entendido: la exaltación de la individualidad disfrazada bajo las apariencias de la personalidad, y el envilecimiento correlativo de la
verdadera personalidad. "En el orden social, la ciudad moderna sacrifica la persona al individuo; concede al individuo el sufragio
universal, la igualdad de derechos, la libertad de opinión; y entrega la persona, aislada, despojada, sin ninguna armadura social que la
sostenga y la proteja, a todas las potencias devoradoras que amenazan la vida del alma, a las acciones y reacciones despiadadas de los
intereses y de los apetitos en pugna, a las exigencias ilimitadas de la materia de fabricar y utilizar. "A todas las avideces y a todas las
llagas que cada hombre lleva naturalmente en sí, añade excitaciones sensuales incesantes y el interminable alud de toda clase de errores
deslumbradores y sutiles a los cuales otorga libre circulación en el cielo de la inteligencia (...) "Y dice a los pobres hijos de los hombres
desde dentro de este torbellino: "eres un individuo libre, defiéndete, sálvate solo".

Y Maritain concluye con esta frase terrible por su verdad: "Es una civilización homicida".

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7 Jacques Maritain, La persona y el bien común [1947] Club de Lectores, Buenos Aires, 1981, Página 41.
8 Donald De Marco. El personalismo cristiano de Jacques Maritain,
http://www.humanismointegral.com/DOCS_3_La_Senda_de_Maritain/312_7_PersonalismoCR.html
9 Véase al respecto 3. La interpretación hilemórfica del hombre, monografías.com,
http://www.monografias.com/trabajos6/indix/indix.shtml#hile
10 J. J Maritain, Para una Filosofía de la Persona Humana [1936], Club de Lectores, Buenos Aires. 1984. Página 147)
11 J. J. Maritain, La Persona y el Bien Común. [1947], Club de Lectores, Buenos Aires, 1981, Página 9.
12 Guadalupe Demarchi, monografías.com, El misterio de la persona, http://www.monografias.com/trabajos6/indix/indix2.shtml
13 J. J. Maritain, Tres Reformadores. Lutero, Descartes, Rousseau’ [1925] Editorial Excelsa, Buenos Aires, 1945, Página 26

2ª Parte

II. INDIVIDUALISMO

"El individualismo es un sistema de costumbres, de ideas y de instituciones que organiza el individuo partiendo de actitudes de
aislamiento y de defensa. Fue la ideología y la estructura dominante de la sociedad burguesa occidental entre el siglo XVIII y el siglo
XIX".14
"Aquellos partidarios de un tipo de sociedad liberal-individualista ven la marca de la dignidad humana, primero y ante todo, en el poder
de cada persona de apropiarse individualmente los bienes de la naturaleza para hacer libremente cuanto les plazca". 15

El individualismo que caracteriza cada una de las relaciones humanas y sociales es una característica típica, sobre todo, de nuestra
sociedad occidental, donde la sociedad capitalista que trajo consigo el afán del ‘tener’ por sobre el del ‘ser’, en una competitividad
extrema que amenaza constantemente todas las relaciones, tiende a afirmar el primado del ‘individuo’ por sobre la ‘comunidad’, de lo
‘mío’ por sobre lo ‘nuestro’, del ‘bien privado’ por sobre el ‘bien común’, del individuo por sobre y separado del conjunto que lo rodea y
del cual inseparablemente es parte.

Vivimos en una sociedad de ‘mercado’ y de ‘mercado libre’ individualista, de demanda y oferta, donde todo, incluso las relaciones
humanas, se han transformado en un tener, poseer, gozar y desechar. El problema es que el individualismo de la economía de libre
mercado individualista, privilegió el interés de los privados por sobre el bien común, haciendo en muchos casos desaparecer el rol del
Estado como garante del bien común y de los derechos mínimos de los más necesitados.

"Así se viven muchas veces las relaciones, siempre centradas en uno mismo, siempre condicionadas a uno mismo y a su utilidad. El
‘Otro’ es visto casi siempre como una amenaza real al ‘Yo’, como alguien que me limita, me coarta, me condiciona, exige algo que me
pertenece, requiere mi atención, reclama su existencia y el reconocimiento de sus derechos y espacios. El ‘otro’ significa en definitiva
una amenaza, a veces la muerte de mi identidad, de mi personalidad: siempre pienso afirmar mi personalidad sobre los demás, casi en
contraposición a los demás, siempre en comparación con los demás". 16

El individualismo es una concepción que realza al individuo hasta el punto de reducir la sociedad a una suma de entes individuales,
despojándola del carácter de totalidad o unidad. Así, el derecho y la libertad de los individuos deben únicamente encontrar sus límites en
el derecho igual de los demás, pero no en obligaciones internas para con la comunidad. Sólo puede haber "orden" cuando el interés
particular individual conduce a una especie de "coordinación", a una armonía preestablecida. En realidad lo que sucede es que los más
fuertes subyugan a los más débiles y en lugar de una "muchedumbre" libre aparece el ejercicio despótico e irresponsable de poder bajo las
apariencias de libertad e igualdad.

En el individualismo acentuamos el ser como un "ser-junto-a-las-cosas". Es la concepción del yo solitario y autosuficiente, cerrado y
aislado de los demás. Para el individualismo, las relaciones humanas son "accidentales", dependen de la libertad del hombre, que puede
abstenerse de ellas. No son una dimensión constitutiva del hombre. El individualismo es una acentuación unilateral de la individualidad,
que no es un simple concepto, sino que crea una actitud un hábito existencial: los individualistas se creen siempre acreedores, nunca
deudores de los demás.
Podríamos decir que el individualismo es una actitud que lleva a actuar y pensar de modo independiente, con respecto a los demás o
frente a las normas establecidas. El individualismo da prioridad a los derechos del individuo en relación con las estructuras sociales. Se
señala pues, que el hombre tiene una tendencia a preocuparse por su propio interés y que ésta determina todas las acciones sociales. La
propia sociedad surge de la tendencia de los individuos a preocuparse por su propio interés.

Repetimos parte de la cita de Maritain: "¿Qué es el individualismo moderno? Un mal entendido: la exaltación de la individualidad
disfrazada bajo las apariencias de la personalidad, y el envilecimiento correlativo de la verdadera personalidad. "En el orden social, la
ciudad moderna sacrifica la persona al individuo; concede al individuo el sufragio universal, la igualdad de derechos, la libertad de
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opinión; y entrega la persona, aislada, despojada, sin ninguna armadura social que la sostenga y la proteja, a todas las potencias
devoradoras que amenazan la vida del alma, a las acciones y reacciones despiadadas de los intereses y de los apetitos en pugna, a las
exigencias ilimitadas de la materia de fabricar y utilizar.17
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14 Mounier, E. (1965), El personalismo, EUDEBA, 2a. ed., Buenos Aires,
Mounier, Enmanuel, O Personalismo, Santos, Martins Fontes (1964) 61.
15 Ángel Correa, SEGÚN J. MARITAIN: Los derechos del hombre,
http://www.politicayespiritu.cl/modules/sections/index.php?op=viewarticle&artid=63#
16 Simoné Malacchini Soto, El individualismo y el hombre contemporáneo,
http://reprofich.canadianwebs.com/El%20individualismo%20y%20el%20hombre%20contemporaneo.htm
17 Jacques Maritain, 'Tres Reformadores. Lutero, Descartes, Rousseau’ [1925], Editorial Excelsa, Buenos Aires, 1945, Página 26.
_______________________________________________________________

3ª Parte

III. PERSONA

Maritain recurre a la distinción entre "individuo" y "persona" (encontramos la misma distinción en Mounier). Describe al individuo como
"aquello que excluye de uno mismo a todos los demás hombres". 18

Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando hablamos del hombre nos estamos refiriendo a un organismo vivo. Un organismo vivo
se puede explicar filosóficamente mediante la teoría general del hilemorfismo y hemos visto que éste nos enseña que todo ser material
está compuesto de materia y de forma.

Repetimos pues, lo ya dicho anteriormente: la materia no existe nunca sin una forma determinada; la forma no existe más que como
forma de un determinado ser material. En vez de hablar de materia y de forma, se suele hablar de cuerpo y alma. La forma substancial de
un organismo vivo se llama alma, y el cuerpo es la materia viva e informada por el alma.

El hilemorfismo, que admite la dimensión espiritual del hombre, nos invita a no identificar cuerpo con materia, ni alma con espíritu,
como si fueran dos realidades que tuvieran consistencia en sí, aisladamente. En realidad, no son dos cosas o seres yuxtapuestos, sino dos
principios o raíces metafísicas del ser humano único. Materia primera y forma sustancial no existen separadamente; son coprincipios, es
decir coexisten.
En el hombre el cuerpo vivo es un compuesto de "materia primera" y "forma sustancial".
"Lo que llamamos "cuerpo" es ya materia animada. Nuestro cuerpo vivo no es pura materia, sino materia primera informada por la forma
sustancial espiritual, por el alma. Esta, a su vez, no es puro espíritu, sino espíritu destinado a "animar" la materia primera. El alma, por ser
forma, hace surgir al hombre, lo que le hace ser lo que es y por ello se expresa en el cuerpo del hombre.

Para existir y vivir el cuerpo, exige el alma, y el alma, para ejercer sus funciones, exige del cuerpo ya que tiene que "in-corporarse". La
teoría de la unión sustancial explica el carácter "bifaz" de todas las vivencias del hombre, pues ningún fenómeno espiritual se puede
producir naturalmente sin la mediación de los sentidos y el cerebro.

"Enseña Santo Tomás que el cuerpo humano subsiste gracias a la subsistencia del alma espiritual. La personalidad del alma impregna así
cada célula, cada elemento histológico del cuerpo humano, que existe por la existencia misma de su alma. 19Es por ello que al hombre se
lo llama persona, no por el cuerpo o el alma por separado sino en la unión substancial de cuerpo y alma.
Decíamos que todo hombre es también un individuo porque pertenece también a una especie. Se distingue por consiguiente de los demás
individuos de la misma especie por medio de ciertas características individuales: el peso, el color, la forma... Al afirmar que todo hombre
es persona se subraya que (por sobre las diferencias categoriales) es un ser singular inconfundible e insustituible: único. Al decir que el
hombre es "persona", afirmo algo distinto del individuo, simplemente no me reduzco a las cualidades abstractas que puedo atribuirle:
afirmo que cada uno, como sujeto, realiza la especie "hombre" de un modo irrepetible e irremplazable. [...] La dignidad personal es
propiedad indestructible de todo ser humano… esta afirmación se basa en la unicidad y en la irrepetibilidad de cada persona. En
consecuencia, el individuo nunca puede quedar reducido a todo aquello que lo querría aplastar y anular en el anonimato de la
colectividad, de las instituciones, de las estructuras, del sistema. En su individualidad, la persona no es un número, no es un eslabón más
de una cadena, ni un engranaje del sistema". 20 No parece existir "el hombre", sino únicamente "hombres". Santo Tomás también afirma
que por cuanto la persona tiene dominio sobre su propia acción, ella es un singular que recibe el nombre especial de persona. 21

Definimos a la persona como un ser capaz de pensar y obrar conscientemente y decidir en forma autónoma. El hombre no solamente sabe
(conoce), sino que "sabe que sabe" (advierte que conoce). Se autoconoce se da cuenta de sí mismo y atribuye a su yo todas sus
actividades, como asimismo reconoce la entidades propias de las demás cosas frente a la suya. En el hombre, se llega a la reflexión, a la
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL SUJETO HUMANO
autoconciencia: es un ser que goza de autopresencia y autodeterminación o libertad del propio obrar, que se percibe como fuente de sus
actividades, responsable de sus opciones libres, y como sujeto, centro consciente de atribución de todas las realidades que constituyen su
ser. A esa realidad la llamamos interioridad, sí mismo o conciencia. La interioridad fundamenta la unicidad del hombre, que no sea "un
ejemplar multicopiado" de una especie determinada, sino que cada uno tenga una manera rigurosamente singular de ser persona.
No obstante, el hecho de estar en sí no convierte al espíritu en una conciencia cerrada, es un ser abierto a los demás seres y a las demás
personas. "La conciencia es el puente entre el modo metafísico del ser persona y la experiencia del modo de lo personal. La conciencia es
irreductible a la mera función de las facultades de la voluntad y el intelecto, y juega "un papel clave y constitutivo en la formación de la
subjetividad personal humana (o sí-mismo humano)". Es el lugar en que "el suppositum humanum debe manifestarse de algún modo
como sí-mismo humano: la subjetividad metafísica ha de manifestarse como subjetividad personal" 22
Por medio de la experiencia, vivida conscientemente, de la persona. Es precisamente la vinculación de la concienciación del sí-mismo
humano como modo de ser metafísico, lo que aleja de toda tendencia subjetivista a este entendimiento y tratamiento de la persona
humana. Esto es lo que Karol Wojtyla quiere decir cuando habla de 23 "la objetivación del problema de la subjetividad humana". 24
Esclareciendo este punto nos dice Karol Wojtyla: "No se trata –afirma– de una disertación sobre la acción en la que se presupone a la
persona. Hemos seguido una línea distinta de experiencia y de entendimiento. Para nosotros, la acción revela a la persona, y miramos a la
persona a través de su acción […] La acción nos ofrece el mejor acceso para penetrar en la esencia intrínseca de la persona y nos permite
conseguir el mayor grado posible de conocimiento de la persona. Experimentamos al hombre en cuanto es persona, y
estamos convencidos de ello porque realiza acciones". 25

Es importante señalar que el ser de nuestro yo -el sí-mismo humano- se actualiza en la relación con el "otro", lo que nos hace considerar
la relación dialogal esencial del ser humano. 26
Citamos las magistrales palabras de Romano Guardini, sobre la materia: "En el encuentro con el otro, él (el sí-mismo humano) no
comienza a ser, pero es activado. Pero él (el sí-mismo humano) está en dependencia del hecho de que la otra persona exista"... "el hombre
es por su naturaleza un diálogo" ... "Así el habla completa, que se lleva a cabo en la responsabilidad común por la verdad y el vínculo del
destino humano común, tienden ambos a la realización de la relación yo-tú. De ese modo el habla se convierte en el plan objetivo para la
construcción del encuentro personal." 27

"La realización del sí-mismo humano subjetivo no solo requiere de otras personas sino, lo que es más importante, exige que se desarrolle
un diálogo con ellas... Sólo con este diálogo auténtico puede conseguirse una verdadera comunión con los demás y, además, sólo en esta
comunión lograda se actualiza y constituye el sí-mismo humano subjetivo... Esta actitud consiste en considerar a la otra persona como un
tú subjetivo que tiene su propio centro personal, y no como si fuera un mero objeto o "instrumento para el logro de los propósitos de uno
mismo". 28 Para tratar con el otro como un verdadero tú, uno ha de hacerle sitio mentalmente, dejarle espacio, considerando y afirmando
la realidad subjetiva propia de aquel otro... La comunión con los demás da lugar a la constitución de la dimensión subjetiva de la persona
humana". 29 De ahí que un verdadero entendimiento de la persona en su entera realidad sólo se puede encontrar al considerar la persona a
la vez como individuo y en comunión con otras personas.

El concepto de persona es un concepto relacional que se define en oposición a la idea de hombre como individualidad. Por ello
afirmamos que: "En la esfera humana cada uno es único, idéntico, diferente, inconfundible, no sumable dentro de una especie, no
sustituible por ninguna otra persona. Cada uno es igual a sí mismo y nada más. Yo soy yo y no puedo ser habitado por ningún otro, ni
representado, ni sustituido por nadie: soy el único en ser yo. Lo que tengo o hago, lo puede tener o hacer otro; pero lo que yo "soy", nadie
más que yo puede serlo. La unicidad de la persona no se revela más que en la comunión interpersonal. La persona es por excelencia el ser
de la palabra y del AMOR mientras que la cosa es la realidad sobre la que se habla y de la que se puede disponer". 30

Advirtamos de inmediato que no se debe caer en el error de entender esto como que la persona y el individuo son dos realidades
separadas. Nada de eso. Cada uno de nosotros es en un sentido un individuo y en otro una persona, pero conservando en todo caso una
unidad esencial.
"Todo yo soy individuo en razón de lo que poseo por la materia, y todo entero persona por lo que me viene del espíritu; del mismo modo
que un cuadro es todo él un complejo físico-químico por las materias y colorantes que lo componen, y a la vez todo entero es una obra
bella merced al arte del pintor." 31

____________________________________________________________
18 monografías.com Filosofía escolástica, 3 Maritain, Jacques,
http://www.monografias.com/trabajos10/fies/fies.shtml#mari.
19 Jacques Maritain, Para una Filosofía de la Persona Humana, [1936], Club de Lectores, Buenos Aires, 1984, Página 156.
20 Juan Pablo II, Exh. Ap., Christifideles laici (La participación de los fieles laicos en la Iglesia) (1988), Nº 37.
21 Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q 29, a 1
22 Karol Wojtyla, The Person: Subject and Community, citado por James Kaiser, La persona como individuo y como "perla de comunión",
http://www.pucpr.edu/hz/003.html
23 James Kaiser. La persona como individuo y como "perla de comunión", http://www.pucpr.edu/hz/003.html
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL SUJETO HUMANO
24 Karol Wojtyla, Subjectivity and the Irreducible in Man, citado por James Kaiser, La persona como individuo y como "perla de comunión",
http://www.pucpr.edu/hz/003.html
25 Wojtyla, Karol, Persona y acción , Madrid, BAC, 1982, pp. 12 - 13.
26 Véase al respecto: Ataliva Amengual. Pensamiento personalista-comunitario
y universidad, Corporación de Promoción Universitaria (CPU), Santiago, Chile, 1972.
Y en: http://www.ataliva.cl/, Publicaciones, Primera Parte, números 2 al 7 inclusive.
27 Romano Guardini, Mundo y persona, Encuentro, Madrid, 2000.
28 Guardini, op.cit.
29 James Kaiser, La persona como individuo y como "perla de comunión", http://www.pucpr.edu/hz/003.html
30 Guadalupe Demarchi. monografías.com, El misterio de la persona, http://www.monografias.com/trabajos6/indix/indix2.shtml
31 Maritain, Jacques, La persona y el bien común [1947], Club de Lectores, Buenos Aires, 1981, Página 40.

4ª Parte

IV. PERSONALISMO

"Los partidarios de un tipo de sociedad personalista ven la marca de la dignidad humana, primero y ante todo, en el poder de hacer servir
a esos mismos bienes de la naturaleza para la conquista común de los bienes intrínsecamente humanos, morales y espirituales, y de la
libertad de independencia o autonomía del hombre." 32 A diferencia del individualismo, se enfatiza la naturaleza social del hombre, como
consecuencia de la concepción de la persona, ente eminentemente dialogal 33. La verdad más profunda del hombre es su relación con los
otros. Existir es coexistir.

"si la percepción de sí está indisolublemente ligada a la persona, es también solidaria de la percepción del otro […] La relación del yo a
un tú es el hecho primitivo, la experiencia fundamental y fundante, a la que la conciencia no puede sustraerse sin tender a suprimirse […]
No hay, pues, un yo sin el nosotros y no se construye o se personaliza sino por medio del tú". 34

La idea de coexistencia implica que la existencia se desarrolla y se realiza junto con otros en el mundo. El personalismo es una reacción
histórica contra posiciones colectivistas totalizantes, por un lado, e individualistas, por otro. Pone a la persona en el centro de la reflexión
y, a partir de esa reflexión, establece una escala de valores, realiza proyecciones sociopolíticas y establece criterios para evaluar la
historia contemporánea.

Es una filosofía que se caracteriza fundamentalmente por concebir a la persona en el centro de su reflexión y de su estructura conceptual,
según lo afirma Maritain: "La persona humana tiene derechos por el mismo hecho de que es una persona, un todo dueño de sí mismo y de
sus actos, y que, por consiguiente, no es solamente un medio, sino un fin, un fin que debe ser tratado como tal. La dignidad de la persona
humana no querría decir nada si no significa que, a través de la ley natural, la persona tiene derecho a ser respetada y que es sujeto de
derecho, es decir, que posee derechos. La noción de derecho y la noción de obligación moral son correlativas, las dos reposan sobre la
libertad propia de los agentes espirituales: si el hombre está moralmente obligado a las cosas necesarias para el cumplimiento de su
destino, tiene por ello el derecho de realizar su destino y tiene derecho a las cosas que son necesarias para ello." 35

La dignidad de la persona tiene su fundamento más auténtico en la dignidad propia de cada ser humano por el hecho de haber sido creado
a imagen y semejanza de Dios (Cf. Génesis 1, 26).
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32 Maritain, Jacques, El hombre y el estado, Editorial Guillermo Kraft, 1956.
33 Véase al respecto trabajo ya citado: Ataliva Amengual. Pensamiento personalista-comunitario
y universidad, Corporación de Promoción Universitaria (CPU), Santiago, Chile, 1972.
Y en http://www.ataliva.cl/. Publicaciones. Primera Parte, de los números 2 al 7 inclusive.
34 Urdanoz, T, Historia de la Filosofía, vol. VIII, Madrid: BAC, 1985, pp. 399-400.
35 J. Jacques Maritain, Los derechos del hombre y la ley natural [1942], Ediciones Palabra, S.A. Madrid, 2001, Página 57.
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5ª. Parte

V. COMUNIDAD

El enfatizar la naturaleza social del hombre, como consecuencia de la concepción de la persona, ente eminentemente dialogal, nos
conduce a la comunidad. Es necesario señalar que Maritain " llega al concepto de comunidad luego de distinguir filosóficamente el
individuo de la persona, y de señalar que "por naturaleza" la persona exige vivir en sociedad. Pero, lo importante y sustancial de su
análisis es que el fin de esta sociedad no es el bien individual, sino el bien común; distanciándose por tanto de la visión individualista que

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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL SUJETO HUMANO
destruye la sociedad, y de la totalitaria que destruye la dimensión personalista. Llegamos entonces a una conceptualización de lo
comunitario como aquello relacionado al bien común, en el marco de un "humanismo integral". 36 El mismo Maritain al hablar sobre la
comunidad, nos recuerda a Santo Tomás, al citarlo: "Santo Tomás nos dice que, con respecto a la comunidad, cada persona humana es de
por sí como la parte con respecto al todo y que, por eso, está subordinada a toda la comunidad. "Ya señalamos la razón de esa
dependencia cuando dijimos que el hombre no es una pura persona, una persona divina. Lejos de serlo, su personalidad está, como su
intelectualidad, en el grado más bajo. El hombre no es solamente persona, su ser no subsiste sólo espiritualmente: es además individuo,
fragmento individuado de una especie. "Por eso es miembro de la sociedad, como parte del todo social; y las coerciones de la vida social
le son necesarias para alcanzar su vida misma de persona y para ser sostenido en su vida.2.- "Mas he aquí el complemento indispensable
del primer texto, que viene a poner las cosas en su lugar. El hombre, dice Santo Tomás de Aquino, tiene dentro de sí una vida y unos
bienes que trascienden el orden de la sociedad política. "¿Por qué? Porque es una persona. "La persona humana, miembro de la sociedad,
es en sí misma un todo que forma parte de un todo mayor: pero no es parte de la sociedad según todo su ser de persona, ni siquiera todas
sus potencias personales. 37

El propio Maritain, como señalamos más arriba "... llega al concepto de comunidad luego de distinguir filosóficamente el individuo de la
persona, y de señalar que "por naturaleza" la persona exige vivir en sociedad. Pero, lo importante y sustancial de su análisis es que el fin
de esta sociedad no es el bien individual, sino el bien común; distanciándose por tanto de la visión individualista que destruye la sociedad,
y de la totalitaria que destruye la dimensión personalista. Llegamos entonces a una conceptualización de lo comunitario como aquello
relacionado al bien común, en el marco de un "humanismo integral" 38

Por su parte Pablo Guerra, nos define la comunidad al escribir: "...consideraremos técnicamente comunidad, a aquella unidad de
organización social caracterizada por una unión basada en fundamentos afectivos, emotivos y tradicionales, en el marco de una relación
que pretende mediante relaciones consensuales legitimar las normas fundamentales de convivencia". 39
_______________________________________________________
36 Pablo Guerra, Comunitarismo en América Latina,www.dansocial.gov.co/admin/ files/Ane-Noticia_26112004103030.pdf 37 J. J. Maritain, Para una
Filosofía de la Persona Humana [1936], Club de Lectores, Buenos Aires, 1984, Página 197. 38 Pablo Guerra, Comunitarismo en América Latina,
www.dansocial.gov.co/admin/ files/Ane-Noticia_26112004103030.pdf
39 Pablo Guerra. Comunitarismo en América Latina,
www.comunitarismo.info/Guerra.doc
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6ª Parte

VI. COMUNITARISMO

La concepción de la comunidad es el fundamento del comunitarismo. Teniendo en cuenta la época crítica que vive el mundo, en el cual
hemos asistido hace unos años al desmoronamiento súbito del régimen marxista, en su cuna de la Unión Soviética y en los países satélites
europeos, presenciamos a la vez que perplejos y preocupados los avatares en que se desenvuelve el sistema neoliberal individualista.
Este sistema que lo describe el expresidente Patricio Aylwin al señalar: "El tipo de sociedad y de cultura que prevalece en nuestros días,
al menos en el mundo occidental, es un sistema de convivencia humana cuyo eje central es el mercado. De las "economías de mercado" –
sin duda las más eficientes para crear riqueza, pero injustas para distribuirla- estamos pasando a "sociedades de mercado", en las que
prevalece una cultura materialista y economicista en la que el "tener" vale más que el "ser" y, consiguientemente, las personas se
convierten en esclavas de las cosas.

Esto ocurre paralelamente a un proceso de creciente individualismo: de la afirmación de la libertad individual como el valor más
importante, que lleva a las personas a ser hostiles a cualquier clase de regulaciones –ya provengan del Estado, de tradiciones culturales y
aún de lazos familiares-, se pasa a una especie de egocentrismo que las induce a vivir preocupadas sólo de sí mismas y de su entorno más
cercano, indiferentes a lo que ocurra en el mundo y hasta en su propio país, a menos que afecte a sus intereses personales.

Consecuencia y expresión de este fenómeno son el egoísmo, el consumismo y la competitividad prevalecientes. La preocupación por
nuestra propia vida nos torna indiferente a los dolores ajenos. Aunque las noticias de catástrofes suelen conmovernos, rara vez nos
interesamos por la SUERTE de la gente pobre que vive en nuestras vecindades... No puedo ocultar que eso es algo que me escandaliza".

Consecuencia y expresión de este fenómeno son el egoísmo, el consumismo y la competitividad prevalecientes. La preocupación por
nuestra propia vida nos torna indiferente a los dolores ajenos. Aunque las noticias de catástrofes suelen conmovernos, rara vez nos
interesamos por la SUERTE de la gente pobre que vive en nuestras vecindades. En esta ciudad, la capital del mundo, el espectáculo de las
personas que se alojan en la calle –¡aquí, frente a este Banco!- no causa ninguna conmoción. No puedo ocultar que es algo que me
escandaliza...

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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL SUJETO HUMANO
Aunque la economía mundial crece a ritmos jamás antes imaginados, este crecimiento llega de manera abismantemente desigual a la
población del planeta. La economía de mercado libre en este mundo globalizado es muy eficiente para crear riqueza, pero muy injusta
para distribuirla. 40
Para superar esta injusticia en la distribución, consecuencia de una ética individualista, vamos a considerar los argumentos comunitarios
que representan una crítica muy profunda al individualismo y al contractualismo característicos del liberalismo. Los comunitarios se
orientan a la necesidad de valorar la convivencia y a buscar el bien común por sobre los intereses meramente individuales.

Pablo Guerra señala que "...el paradigma de lo comunitario implica entonces una delicada combinación de orden social y autonomía. Los
comunitaristas, de esta manera, se separan radicalmente de la concepción liberal acerca de los vínculos entre individuo y sociedad;
existiendo entonces un notable acercamiento teórico con ideas que tuvieron mucha influencia en los años de postguerra: nos referimos a
las contribuciones fundamentalmente, entre otros, de Mounier y Maritain, ambos de mucha influencia en Latinoamérica, continente
quizás más abierto entonces a las propuestas culturales francesas que a las propuestas surgidas en Norteamérica..." 41

Así, pues, los comunitaristas, marcan su carácter antiindividualista, rescatando las personas insertas en comunidades, que se consideran
como sujetos históricos con derechos y deberes. Así lo expresan el personalismo comunitario de Mounier, o el comunitarismo de Buber,
además del citado Maritain. Asimismo, Amitai Etzioni, en su libro "La tercera vía hacia una buena sociedad", desde una perspectiva
sociológica en que "comienza reconociendo su débito con Martin Buber al asumir la distinción entre las relaciones yo-tú y yo-cosas, para
asegurar que el fundamento de la "buena sociedad" es el principio de que las personas son fines y no medios para nada...
La buena sociedad es una sociedad equilibrada con tres puntos de apoyo: el Estado, la comunidad y el sector privado (el mercado). Es
necesario que los tres se coordinen (en el mundo occidental, el déficit más grande es el comunitario) mediante un acuerdo que Etzioni
llama el bagaje moral de la sociedad. 42
La propiedad comunitaria destaca la dignidad de la persona, el bien de la comunidad y la voluntad de servicio, porque aquí el sujeto de
derecho no es el individuo sino la comunidad. De ahí que nos pronunciemos por el «nosotros», miembro activo y solidario, la acción de
compartir con otros.
Aquí juega un papel determinante la justicia distributiva, dirigida a nivelar la situación de los hombres en la vida social. 43
La justicia distributiva está relacionada con los méritos de cada uno. Para distribuir justamente deben tenerse en cuenta los mérito de cada
uno. Por ello, en tal distribución, no deben recibir todos por igual sino de un modo proporcional a los méritos de cada uno. En la justicia
distributiva lo justo es lo proporcional y lo injusto lo que va en contra de lo proporcional. Así pues con respecto a los miembros de una
comunidad, hay que proteger la repartición de cargas y obligaciones así como la de los honores y las ventajas conforme a su situación,
aptitudes y fuerzas.

Para alcanzar la justicia es preciso crear estructuras comunitarias que nos impongan a todos ser justos, los unos con los otros, en una
sociedad justa. Para hacer justicia debemos rechazar la primacía de lo económico - como la defiende el neoliberalismo individualista-, por
sobre los valores espirituales del hombre, favoreciéndose exclusivamente un sector minoritario que, por lo general, actuando sin
escrúpulos, se ha enriquecido abriendo la brecha de las desigualdades sociales.
Asimismo, debemos pasar de la democracia representativa a la democracia participativa y comunitaria para construir valores compartidos
mediante el permanente diálogo, la mayor participación posible, y la mayor cantidad de información y medios de expresión para la
ciudadanía.
Hay que pronunciarse por la cooperación, la solidaridad, la subsidiaridad , la autoeducación y la participación. Se ha de entender a la
familia como la principal institución de la sociedad civil.

Es preciso promover el deber cívico de la participación política, revalorizando los espacios propiamente políticos y por sobre todo, luchar
por la justicia social.

"De esta manera, soslayamos el concepto individualista de la ética y le imprimimos una «dimensión social», con lo cual el principio de
«comunidad» penetra en su seno; por lo tanto, su normativa exige al hombre tenga en cuenta a sus semejantes, si es que quiere actuar
éticamente. Y, además, que subordine sus intereses económicos a los sociales de la comunidad. Por consiguiente, estamos en la
obligación de crear una economía solidaria, que consiste en la producción de los bienes que necesita el hombre para vivir una vida digna
y decorosa, y no, como sucede actualmente, que vive angustiado las más de las veces por alcanzar a precios desorbitados bienes
superfluo". Ello únicamente puede lograrse en una Sociedad Comunitaria, de profundos contenidos morales, sociales e institucionales, al
servicio de la persona humana y de las comunidades, mediante el reconocimiento de la libertad, de la solidaridad y de la justicia social".
44
Es preciso actualizar la potencia propia de cada hombre, de ser libre, pues no basta con que se pueda ser libre, cada hombre tiene que
vivir efectivamente liberado, ser libre actualmente ( en acto), para que pueda existir una sociedad buena, justa.

"Una buena sociedad para los comunitaristas supone equilibrio en tres puntos de apoyo cuyas magnitudes particulares dependerá de cada
caso: el estado, la comunidad, y el mercado (como lo señala Etzioni). Los comunitaristas rechazamos la idea de una sociedad de mercado,
y preferimos hablar de una economía con mercado. Asimismo, los comunitaristas creemos en la primacía de lo social sobre lo económico,
22
CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL SUJETO HUMANO
un dominio imprescindible desde el punto de vista de la sustentabilidad social de cualquier modelo, que como explica Polanyi se revierte
con los principios liberales de la economía pura de mercado. Para los comunitaristas, las diversas fórmulas de economía de la solidaridad
son desde muchos puntos de vista, superiores a las experiencias tantas veces alienantes que persiguen solo la maximización de
utilidades". 45

Es necesaria una sociedad comunitaria, de profundos contenidos morales, sociales e institucionales, al servicio de la persona humana y de
las comunidades, mediante el reconocimiento de la libertad, de la solidaridad y de la justicia social desde la perspectiva del bien común,
considerando los derechos, pero asimismo, haciendo hincapié en las responsabilidades, en los deberes, basándose en un correcto
equilibrio entre libertad y orden.

Se comprenderá que con indigencia y pobreza generalizada, no hay comunitarismo posible, razón por la cual es necesario garantizar un
nivel de vida mínimamente decoroso para todos.

Del mismo modo, es preciso luchar contra la segregación y la marginalidad de cualquier tipo, (vgr. en los barrios, en los colegios, en el
empleo, etc.).

Asimismo hay que luchar contra toda clase de corrupción, generando una nueva cultura del servicio público orientada al bien común. En
fin, debemos buscar, sin desfallecer, una sociedad con una economía de mercado en plena armonía con la dignidad humana y los
derechos humanos fundamentales. que supere al capitalismo liberal individualista 46. Una sociedad más igualitaria y justa, una sociedad
más participativa, una sociedad más integrada y más dialogante, una sociedad más preocupada por el bien común
_______________________________________________________________
40 Cfr. Aylwin, P., La realidad económico-social de América Latina y de los países en desarrollo y los desafíos éticos que plantea al mundo",
Disertación inaugural en el "Encuentro Internacional sobre Etica y Desarrollo", Washington, 7 de diciembre 2000.
http://www.iadb.org/etica/sp4321/DocHit.cfm?DocIndex=575
41 Pablo Guerra, Comunitarismo en América Latina, www.dansocial.gov.co/admin/ files/Ane-Noticia_26112004103030.pdf
42 Amitai Etzioni, La tercera vía hacia una buena sociedad. Traducción de José A. Ruiz San Román, Prólogo de José Pérez Adán, Editorial Trotta,
Madrid, 2001.
43 Lino Rodríguez-Arias Bustamante. El comunitarismo en el mundo de hoy. Dikaiosyne v.1
Mérida, 1998. Universidad de los Andes, Venezuela. 44 Ibid.
45 Dr. Pablo Guerra. El pensamiento comunitarista en el Siglo XXI. Conferencia, A cien años de la fundación de la Unión Democrática Cristiana y en
los albores de una era progresista
www.comunitarismo.info/archivos%20(preguntas%20y%20respuestas)/CONFERENCIA%20COMUNITARISMO.doc -
46Véase al respecto Gabriel Zanotti. Reflexiones sobre la Encíclica Sollicitudo Rei Socialis. En El Derecho, del 20/ 9/ 1988.
http://www.institutoacton.com.ar/artpublicados.htm

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