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Organización de voluntariado juvenil

EL CORONAVIRUS Y EL REGRESO A CASA

Renzo Butrón Rivas

Estos dos últimos meses en nuestro país, todo se mueve según lo determina el famoso
covid – 19. Intentando aminorar o disminuir los efectos que provoca este virus en la salud
se han implementado un conjunto de medidas, la más conocida de todas, sin lugar a dudas,
es el “Estado de emergencia”. Prácticamente el país entero considera que esta medida es
bastante atinada si se toma en cuenta la dramática situación que están viviendo España,
Italia, Ecuador o más recientemente Estados Unidos. No obstante, lo que inicialmente se
pensaba iba a durar dos semanas ya lleva en tiempo más de treinta días. Esto ha traído
como consecuencia que hombres, mujeres y niños asentados en Lima y diversas capitales
de región comiencen a regresar a sus lugares de origen. Numerosas familias al verse
imposibilitadas de generar recursos económicos para costear diversas necesidades
básicas, como alimentación y vivienda, decidieron regresar bajo cualquier medio a sus
terruños. Desprendido de ello ¿Qué papel tiene el Estado rumbo a la ayuda, cuidado,
traslado y acceso a oportunidades para estas poblaciones? ¿Por qué huancavelicanos,
huancaínos, loretanos, entre otros tienen obligatoriamente que abandonar sus residencias
y con ello postergar o cancelar anhelos que tenían planeado conseguir en lugares en donde
inclusive radican por décadas?

Históricamente se conoce que el hombre siempre ha migrado, un sin número de


sociedades se han construido como consecuencia de las mismas. La última ola de
migración interna en el Perú se dio en la segunda mitad del siglo pasado. Cuestiones como
el acceso a trabajo, educación, salud o la demanda y solución de problemas particulares
por parte de los migrantes determinó y determina que Lima y diversas capitales de región
incrementen su población residente. Considerar este último punto es fundamental si se
intenta comprender el panorama que afrontan los migrantes, los cuales, en estos últimos
días, han sido empujados a elegir entre el hambre o el riesgo al contagio.

La llegada del coronavirus al Perú, y todo lo que ello implica, ha terminado de demostrar,
precisamente, lo vulnerable que son estas poblaciones. Históricamente relegadas, muchas
de estas familias no generan dinero para alimentarse y a su vez muchas de ellas no han
sido beneficiadas por las ayudas sociales que el gobierno está sacando adelante. Es
urgente que el Estado encuentre alternativas de solución para que estos peruanos y
peruanas, en su derecho de querer regresar a sus lugares de origen, puedan hacerlo sin

2020
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poner en riesgo su salud y la salud de sus paisanos. Es importante que el gobierno central
y los gobiernos regionales se puedan poner de acuerdo y asegurar que la salida y llegada
de estas personas cumpla con todas las exigencias que la situación requiere. Debemos de
tener en cuenta que, a medida que pasan los días, son mayores los petitorios para viajar
hacia diversas partes del país.

Por otro lado, es urgente que el grupo de migrantes que hayan decidido esperar en sus
actuales residencias puedan obtener ayuda sin necesidad de regresar a las localidades
donde nacieron. Es urgente que el Estado cavile planes inmediatos y también a futuro,
considerando que los rubros económicos vinculantes a estas poblaciones prácticamente
serán prohibidos todo el año. Si bien es cierto, apelar a la solidaridad puede representar
un alivio para estas familias, es conformista pensar que la solución sea entregar canastas
cada quincena y durante todo el año, y más aún si se tiene en cuenta que no están llegando
a todos los rincones de nuestro país.

Mención aparte merece la sociedad en su conjunto, aquellos que tenemos la suerte de no


tener que pagar un alquiler mensualmente o tener alimento mientras sobrellevamos está
cuarentena, tenemos que comprender que hay miles de peruanos y peruanas que por más
que quisieran respetar el aislamiento social obligatorio, no pueden acallar los suplicios de
sus hijos e hijas que les piden comida a diario, y en consecuencia se ven obligados a no
cumplir el “yo me quedo en casa”. Recordemos siempre que el Perú no son solo aquellos
o aquellas que pueden tener el refrigerador lleno todos los días, sino también aquellas y
aquellos que estuvieron dispuestos y dispuestas a dejar sus familias, amigos y muertos en
búsqueda de sus sueños, y con el ello, colaborar con el crecimiento y engrandecimiento
del país. Aprendamos a ser empáticos.

2020

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