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un clásico.
El diseño que ha llegado para quedarse muchos años.
Soy propietario de este Tudor Black Bay desde hace un año y ha sido una experiencia
extremadamente interesante: este es en realidad el primer reloj que he tenido en revisión,
donde el tubo de la corona fue la clave para comprender el atractivo del reloj en su
conjunto. Extraño pero cierto, el tubo de la corona me pareció encantador, convincente e
incluso romántico.
Como relatábamos con anterioridad, cuando vimos el reloj por primera allá por el año
2012, este reloj tenía un encanto que maravillaba pero al que costaba adaptarse. Su gran
corona adosada a un tubo pronunciado y de color se hacía un poco rara. No obstante, todo
comenzó hace muchos años cuando se lanzaron los primeros relojes de buceo Tudor
Submariner en 1954 (pisándole los talones a los mejores). recordó Rolex Sub y Blancpain
50 Fathoms; parece injusto dada su fecha de nacimiento temprana que el Tudor Sub no
se menciona con más frecuencia en el mismo aliento que los otros dos, como un reloj de
buceo pionero. De todos modos, ese reloj inspiró muchos elementos del Black Bay de
hoy en día: la configuración de las parcelas de lúmenes y el aspecto general de la caja y
la corona provienen de las líneas del antiguo Tudor Submariner, que a su vez deriva su
aspecto general del Rolex Submariner.
Rolex Ref. 5510, 1957; Tudor Black Bay, 2012
Un punto interesante a considerar es que el primer Submariner Tudor salió a laventa tan
solo solo un año después del Rolex Submariner; la referencia 7923 salió en 1954 y fue
equipada con un movimiento de cuerda manual. El primer Tudor Sub de cuerda
automática, con la leyenda “Rotor Self-Winding” en la esfera, salió en 1956, y en la
mayoría de los aspectos sus detalles se puede encontrar en Black Bay, incluida la gran
corona, y la ausencia de guardias de la corona.
Cuando salió Black Bay despertó cierto entusiasmo por parte de los entusiastas de los
relojes vintage; en este punto es bastante claro que nunca tuvo la intención de ser una
copia directa, sino más bien una encarnación moderna de su espíritu.