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ANÁLISIS SOBRE EL CONTENIDO DE LA CONFERENCIA “CONTRA LA PERFECCIÓN

EL DILEMA ÉTICO DE LA INGENIERÍA GENÉTICA” DE MICHAEL SANDEL -


FOLÓSOFO DE MASAS Y CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE HARVARD.

En esta ocasión el prestigioso Doctor Michael Sandel, expone una serie de dilemas que la sociedad
actual afronta relacionadas con la búsqueda de la perfección a través de la Ingeniería Genética.

En primer lugar nos relata la historia de una pareja de lesbianas sordas que a través de un donante
lograron de tener un hijo también sordo. Aquí surge el primer dilema:

- Se considera la sordera una discapacidad?, o solo es una seña distinta de identidad.

Al respecto considero que ser sordo sí constituye una discapacidad que conlleva también a la
persona a ser muda, lo cual la limita en el libre desarrollo de su personalidad, dado que requiere
de condiciones especiales para lograr comunicarse, lo que hace más difícil que tenga acceso a la
educación, al trabajo, a la recreación, incluso a conformar su propia familia. El hecho de querer
concebir un nuevo ser que traiga consigo esta misma discapacidad, no me parece ético de parte
de los padres y menos aún de los profesionales de la medicina que tuvieron a cargo la
inseminación artificial, conocedores del defecto genético con que nacería este nuevo ser humano.
Porque de eso se trata, de seres humanos, que no pidieron venir al mundo en estas condiciones,
producto de una manipulación genética consentida, dirigida a obtener como resultado un bebé
sordo.

En segundo lugar se plantea el hecho de que en Los Estados Unidos existe una clínica en la cual los
padres pueden diseñar cómo quieren que sea su hijo; entonces pueden escoger el sexo, el color de
los ojos, del cabello, la piel, etc., y aquí surge otro dilema:

- Hasta dónde deben llegar los límites de la Ingeniería Genética y Biomédica?

Si bien es cierto todos estos adelantos científicos constituyen un gran aporte al desarrollo de la
humanidad, también es cierto que es necesario poner ciertos límites que impidan ir en contra de
la naturaleza; porque está bien cuando en un laboratorio se trabaja, por ejemplo, para desarrollar
una vacuna contra una enfermedad y de esta forma lograr salvar millones de vidas, pero otro es el
caso cuando se trabaja en la manipulación de los genes para lograr tal o cual color de ojos, cabello,
piel, etc., que en sí mismos no constituyen un problema de salud o una enfermedad, sino que se
hace solo para complacer, podríamos decir, “el capricho” de unos padres que desean un hijo de
diseño, como si se tratara de un objeto (un vestido, un joya, una vivienda), olvidando por
completo que se trata de un ser humano, que como tal siente, piensa, razona. En este caso se
recurre a la Tecnología Genética y a la Bioingeniería no por salud, sino, de un lado por preferencias
de rasgos físicos y genéticos, y por el otro con fines puramente lucrativos no eugenésicos.
Con esta manipulación se corre el riesgo no solo de producir más de una vida y que salgan seres
iguales, sino que es un peligro porque tanto los niños, como la maternidad se transforman en una
mercancía que se vende al mejor postor, atrás queda la ética, la moral, los principios, el amor con
el que debe ser concebido un nuevo ser, independientemente de cuales sean los rasgos físicos con
que nazca. De continuar con esta práctica los padres serían los responsables del diseño genético
de sus hijos, lo cual podría conllevar en el futuro, a dañar las relaciones entre padres e hijos,
cuando estos últimos no estén conformes, por ejemplo, con apariencia física o con su capacidad
intelectual, y sepan que fueron creados no de forma natural sino al gusto de sus padres. Esto,
ética y moralmente es inaceptable. De ahí la necesidad de desarrollar un debate en el cual la
sociedad reflexione para que no siga demandando estas prácticas y las instituciones asuman la
responsabilidad de diseñar políticas que pongan límites éticos a la biotecnología.

En tercer lugar se nos presenta un caso hipotético en el cual hay 5 pacientes que requieren el
trasplante de un órgano pero no existen donantes y pueden morir; se plantea la posibilidad de que
en un consultorio cercano hay un individuo que solo fue a hacerse un chequeo y al cual podrían
sacársele los 5 órganos que se necesitan, pero entonces sería él quien moriría.

- El dilema está en que si es éticamente correcto perder una vida para salvar 5?

A mi juicio toda vida humana es inmensamente valiosa, no se puede ni se debe quitar una, para
salvar 5, porque nadie es dueño de la vida de otro, ni se puede abrogar el derecho de decidir quien
vive y quién no. En este escenario es donde sería muy valiosa la Bioingeniería y la Tecnología
genética para desarrollar en el laboratorio órganos que puedan ser trasplantados y así lograr
salvar muchas vidas sin tener que recurrir a donantes.

En cuarto lugar el Doctor Michael Sandel indica que ……”Aunque parezcan atractivos los experimentos
para alterar y desarrollar genéticamente la mente humana, sus habilidades cognitivas o la memoria,
terminan siendo peligrosos porque la tecnología está lejos de encontrar modos de desarrollar la
inteligencia….” “…Las industrias farmacéuticas investigan nuevas drogas que probablemente mejoren la
memoria pero hay que tener cuidado. Si se usan para tratar la demencia o el alzhaimer serían una
bendición, pues estarían curado enfermedade;, pero cosa distinta sucede si estos medicamentos se los
venden a personas sanas que lo único que quieren es mejorar su memoria o capacidad cognitiva…”

Aquí surge otro dilema en cuanto al buen uso de los medicamentos.

- ¿Es correcto y ético suministrarle medicamento a un niño que según sus profesores sufre
de déficit de atención e hiperactividad?

Claro que no. El déficit de atención e hiperactividad, según los especialistas, no es una
enfermedad, es una conducta. Las enfermedades son disfunciones del cuerpo humano y en muy
pocos casos requieren de medicación. En la actualidad los padres se esmeran por estimular al
bebé incluso antes de nacer, con las nuevas tecnologías los niños tienen acceso a demasiada
información a muy temprana edad, lo cual los hace más despiertos e “inquietos” pero no quiere
esto decir que estén enfermos y que necesiten de medicamentos. No se puede caer en el error de
formular en exceso estos fármacos para controlar a niños inquietos pero sanos; lo que debe es
modificarse el modelo educativo, de tal manera que se adapte mejor al alumno y se pueda
encaminar esta desbordante energía de los niños en actividades lúdicas, proyectos creativos,
práctica de deportes, todo esto que redundará en el desarrollo integral de un individuo sano en
vez de aquietarlo con medicamentos.

El quinto dilema que se nos plantea es:

- Es correcto que en cierta medida los medios de comunicación estimulen el alto


rendimiento de deportistas que han usado medicamentos e ingenierías genéticas?

Es indudable el poder que tienen los medios de comunicación, con la transmisión de eventos
deportivos de alto rendimiento, hacen que figuras de talla mundial en diversas disciplinas se
conviertan en ídolos. Pero se han preguntado si esos deportistas que ensalzamos y aplaudimos
tienen tal desempeño porque ardua y naturalmente se han esforzado en entrenarse para llegar al
nivel que muestran? O son producto de alteraciones genéticas o han consumido drogas para
estimular su rendimiento. Las máximas autoridades deportivas luchan por controlar el doping,
pero más que normas que cumplir, se trata de valores que se deben inculcar en los deportistas
tales como la honestidad, el juego limpio, la disciplina, porque no resulta ético ni honesto que se le
conceda una medalla o un trofeo a un deportista, que para obtenerla acudió al consumo de
sustancias o a la ingeniería genética que le ayudaron a mejorar su rendimiento, frente a otro que
se sacrificó entrenando duro y compitió exigiéndose al máximo hasta llegar a su propio límite para
tratar de ganar pero no lo logró.

Por último decía la Filósofa Hannah Arend: “… Lo único que nos puede ayudar es la reflexión que
significa pensar de forma crítica. Pensar es peligroso pero NO hacerlo es todavía más peligroso….”

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