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La Experiencia Del Dolor PDF
La Experiencia Del Dolor PDF
del dolor
Mercedes Torres
Victoria Compañ
Diseño del libro, de la cubierta y de la colección: Editorial UOC
ISBN: 84-9788-536-8
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada,
reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste eléctrico,
químico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
de los titulares del copyright.
© Editorial UOC 3 Índice
Índice
Introducción ........................................................................................... 5
Introducción
Mercedes Torres
Victoria Compañ
© Editorial UOC 7 Capítulo I - Que es el dolor
Capítulo I
Qué es el dolor
son en parte debidas a los distintos significados que las diversas culturas
otorgan al dolor.
Francis J. Keefe (1982) estableció tres formas o fases del dolor: el dolor
agudo, el dolor precrónico y el dolor crónico. El dolor agudo se caracteriza por
tener un tiempo limitado de actividad y por estar relacionado directamente
con alguna alteración de tipo tisular, así pues, los golpes, quemaduras, cortes,
dolor dental, etc. son ejemplos de este tipo de dolor. El dolor precrónico es
una forma intermedia entre el dolor agudo y el crónico, hay autores como
Brannon L.(2001) que la consideran una fase crítica ya que si no se resuelve
convenientemente, puede convertirse en crónico. Finalmente, el dolor
crónico es el que tiene una permanencia constante y suele autoperpetuarse,
o sea, genera en el individuo un tipo de comportamientos mediante los que
espera encontrar alivio su sufrimiento lo que puede generar un sentimiento
de mayor dolor. Generalmente, en este tipo de dolor no hay constancia de
padecimiento tisular.
Clasificación Criterio
3.1. La cefalea
Existe un gran número de cefaleas pero las más frecuentes son la migraña y
las cefaleas de tensión (algunos autores no establecen diferencias entre ambas).
Todo este engranaje está concebido para resistir durante años. De hecho,
la propia articulación tiene sus mecanismos de recomposición cuando se
trata de un desgaste natural, pero existen circunstancias como el sobrepeso,
© Editorial UOC 16 La experiencia del dolor
3.3. Lumbalgia
3.4. La Fibromialgia
Capítulo II
Los receptores del dolor son terminales nerviosas libres de tipo mecánico,
termal y químico que se encuentran en la piel y en superficies internas, tales
como el periosteum y las articulaciones.
Las fibras A conducen los estímulos con rapidez, existen dos tipos de fibras
A, unas más grandes denominadas A-beta, que se encuentran recubiertas de
una capa de mielina, lo cual favorece la transmisión del impulso nervioso,
estas fibras conducen a velocidades entre 12 y 30 m./seg.; las fibras A-delta
son más pequeñas y conducen el impulso doloroso a una velocidad unas cien
veces menor que las anteriores. A ambas se las considera responsables del dolor
agudo y localizado. Las fibras C están desprovistas de mielina y requieren
una estimulación mayor que las fibras A. Las fibras C son responsables del
dolor difuso y lento. Estas fibras tienen una mayor presencia en el organismo
que las fibras A, de manera que el 60% de las neuronas sensoriales aferentes
son fibras de tipo C (Melzack y Wall, 1982). Una neurona aferente es la que
conduce el impulso nervioso desde cualquier punto de nuestro organismo
hasta el cerebro, toda la sensorialidad y el dolor como sensación es conducido
por este tipo de neuronas hasta el cerebro. Funcionalmente las neuronas
aferentes (sensoriales) se complementan con las neuronas eferentes (motoras)
que llevan el impulso nervioso desde determinadas zonas cerebrales a todo
el resto de nuestro organismo y que son responsables de la motricidad. Un
ejemplo claro de esta función complementaria podemos tenerlo cuando nos
© Editorial UOC 25 Capítulo II - Fisiología del dolor
Una vez ingresan las tres vías en el cerebro se reúne toda la información
en el tálamo y, desde esta estructura cerebral, las fibras se dirigen a la corteza
somatosensorial, en la circunvolución postrolándica del córtex. En la corteza
somatosensorial primaria hay una representación de todas las zonas cutáneas
y los grupos musculares de nuestro organismo, este nivel de representación no
© Editorial UOC 26 La experiencia del dolor
El tálamo es una estructura cerebral por la cual pasan todas las fibras
nerviosos sensoriales, es un centro de recogida y elaboración de toda la
información sensorial y es paso obligado de todos los nervios sensoriales
antes de llegar a las zonas corticales somatosensoriales. Las lesiones en los
núcleos talámicos parafascicular e intralaminar suprimen el dolor. En cambio
la destrucción del núcleo dorsomedial y anterior del tálamo dejan intacta la
percepción del dolor pero suprimen la percepción cutánea. Estos núcleos
están muy unidos al sistema límbico que, a su vez, está estrechamente
unido al comportamiento emocional del individuo y, de hecho, cuando
se investiga en personas que han sufrido una lobotomía prefrontal que
implica la supresión de esta región, se observa una reducción de los efectos
emocionales del dolor.
Las neuronas de esta zona están conectadas con las neuronas de una
estructura cerebral denominada núcleo del rafe mayor que, a su vez, conecta
© Editorial UOC 28 La experiencia del dolor
3. El dolor visceral
Capítulo III
una mejoría mayor. Para ello, es necesario emplear mediciones del dolor que
nos ayuden a determinar el nivel de mejoría que se ha logrado.
1. Evaluación fisiológica
2. Evaluación conductual
Nombre:________________________________ Fecha:____________
Tipo de actividad:
- Tumbado, recostado (T)
- Sentado (S)
- Andando, de pie (A)
Medicación:
- Indicar cantidad y tipo de medicación
0-1
1-2
2-3
3-4
4-5
5-6
6-7
7-8
8-9
9-10
10-11
11-12
12-13
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14-15
15-16
16-17
17-18
18-19
19-20
20-21
21-22
22-23
23-24
© Editorial UOC 37 Capítulo III - La medida del dolor
3. Evaluación cognitiva
frente y de espaldas y pedirle que señale en ese dibujo las zonas del cuerpo
donde tenga dolor. Esta forma de valorar la localización del dolor resulta más
adecuada que las preguntas directas acerca del dolor en una determinada
área, ya que la respuesta es menos dependiente de la percepción del área
corporal que tenga la persona y no se limita a un área concreta. Por otro
lado, resulta muy fácil de codificar. Se coloca justo encima una transparencia
con el mismo dibujo dividido en regiones corporales definidas y se puntúan
aquellas áreas que la persona haya marcado.
Una alternativa a estas escalas verbales, pueden ser las escalas que
utilizan expresiones faciales, para que la persona seleccione la expresión
que mejor representa su situación con respecto al dolor. Igual que en
el caso anterior, se asignaría un número en función de la posición
que ocupa la expresión, es decir, en función de su intensidad. Esta
alternativa puede ser aconsejable en niños o en personas que algún
tipo de problema de comprensión verbal. Por ejemplo:
- . /
(0) (1) (2)
dolor, desde “ningún dolor” hasta “el peor dolor posible”. Los pacientes
eligen el número que mejor represente la intensidad de su dolor.
Las EVA son escalas de razón, lo que supone una ventaja a nivel
estadístico a la hora de realizar comparaciones entre diferentes
momentos del tratamiento o entre diferentes sujetos. Sin embargo,
también cuentan con algunas limitaciones. En primer lugar, la
corrección implica algo más de tiempo, ya que es necesario medir con
regla la distancia hasta el punto indicado en la línea. No obstante,
se han diseñado algunos métodos para solucionar esta limitación,
por ejemplo, presentando en el anverso de la hoja la misma línea
pero con los milímetros marcados, de forma que sólo sea necesario
girar la hoja para ver en qué milímetro exacto se encuentra la marca.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que algunas personas tienen
dificultades en la comprensión de las instrucciones, especialmente los
niños y ancianos.
Dimensión Subgrupos
Afectiva - tensión
- signos vegetativos
- miedo
- castigo
Evaluativa - intensidad
Áreas Escalas
Capítulo IV
El dolor es, sin duda alguna, una de las vivencias más desagradables que
puede experimentar cualquier ser vivo, por lo que también es uno de los
motivos más frecuentes por los que una persona busca ayuda. En nuestro
contexto cultural, la ayuda que busca es generalmente de carácter médico,
aunque, como ya hemos comentado, esto no ha sido siempre así. Por ejemplo,
en las sociedades primitivas se consideraba al dolor como un castigo divino
relacionado con la retirada de la protección de los dioses particulares, con la
infracción de un tabú, con la posesión de un espíritu maligno, etc. Por tanto,
cuando aparecía el dolor, buscaban ayuda en el chamán, que actuaba como
sacerdote, hechicero y vidente. Para los estoicos, el dolor era una de las cuatro
pasiones básicas: dolor (ante un mal presente), temor (ante un mal futuro),
placer (ante un bien presente) y deseo sensual (ante un bien futuro). Sabio era
aquél que vivía ajeno a estas pasiones y la única forma de lograr este objetivo,
y por tanto de evitar el dolor, era el uso de la razón y la lógica. Desde otra
perspectiva, en el contexto clásico judeo-cristiano, se mantuvo la concepción
de castigo divino que unía la idea de pecado y dolor, pero asimismo también
coexiste la idea del dolor como prueba. En este contexto, el auxilio ante
la aparición del dolor provendrá de una “figura religiosa” que prescriba la
oración y el arrepentimiento y que ayude a sobrellevar la prueba.
Los masajes son otra forma de tratar ciertos dolores, la tensión muscular,
la dispersión de líquidos, etc. Consiste en la manipulación directa de los
tejidos blandos de forma que la inflamación se reduce. Los masajes se
alternan frecuentemente con actividades de tipo termal, como las duchas
a presión o las máscaras de barro que se aplican sobre la piel o los baños en
piscinas con aguas termales.
Estos son sólo unos ejemplos de las terapias que alivian el dolor. Debido
a su eficacia y a sus prácticamente nulas consecuencias secundarias, cada vez
más personas recurren a este tipo de terapias.
1.3. La cirugía
2.1. Psicoeducación
2.4. Relajación
2.5. Hipnosis
del dolor está cambiando, que está disminuyendo o que el área afectada se está
volviendo insensible. Por ejemplo, se le puede proponer que baje el “volumen”
del dolor. Una segunda forma de analgesia hipnótica se logra planteando
una sustitución de la sensación dolorosa por otra sensación diferente, menos
dolorosa y más fácil de tolerar. Por ejemplo, a una persona que sintiera un
dolor “punzante” se le podría sugerir que este dolor está empezando a cambiar
y que empieza a notarlo como una vibración. Un tercer método consiste en
sugerir que el dolor se desplaza a otra parte del cuerpo de forma que interfiera
menos en la vida de la persona o, incluso, sugerirle que el dolor se desplaza
a un lugar fuera del cuerpo. A la hora de elegir la zona a la que se desplazará
el dolor es necesario tener en cuenta su menor vulnerabilidad psicológica y,
en la situación ideal, es la propia persona la que elige qué zona le resultaría
menos vulnerable. Por último, en algunas ocasiones, es posible provocar una
disociación de la conciencia. Este último método sólo es aconsejable cuando
no es necesario que la persona tenga un nivel funcional elevado o cuando
las condiciones de la enfermedad lo mantienen prácticamente inmóvil, por
ejemplo, en los últimos momentos de una enfermedad terminal. La disociación
de la conciencia se logra enseñando al paciente a verse a sí mismo de forma
vívida en otro lugar, otra época u otro estado.
• La valoración de la situación.
4. Estrategias cognitivas
Así pues, desde esta perspectiva, en las condiciones de dolor sería necesario
identificar los “pensamientos irracionales” relacionados con el dolor,
como las causas originarias del problema (por ejemplo, “este dolor es algo
inmodificable”), posibles soluciones al problema (por ejemplo, “lo mejor es
no moverme para nada”), reacciones de otras personas próximas (por ejemplo,
“deben notar que me duele”), etc. Para modificar estos “pensamientos
irracionales” y sustituirlos por otros se utilizan diferentes técnicas, dentro de
lo que se denomina reestructuración cognitiva. A continuación se describen
algunas de estas técnicas adaptadas a las situaciones de dolor.
5. Estrategias emocionales
Técnicas de distracción del dolor. Pueden ser múltiples y cada persona tiene
que encontrar aquéllas que sean más adecuadas para su situación concreta.
Vamos a citar varios ejemplos:
Tener una actitud positiva hacia las situaciones placenteras. Cada uno de
nosotros tiene una serie de actividades que nos gusta especialmente llevar
a cabo. Por ejemplo, salir con los amigos, mirar un paisaje, disfrutar de una
buena comida, tomar un buen vino… Las personas que sufren dolor deben
esforzarse en realizar este tipo de comportamientos, aunque no les satisfagan
de la misma manera. Es una forma de no romper con su estilo de vida.
Ejercicio físico diario. Todas las personas debemos realizar un ejercicio físico
diario moderado, puede ser sencillamente caminar, nadar, hacer una tabla de
gimnasia, montar en bicicleta estática. Ejercicios factibles de llevar a cabo, que no
exijan un gran esfuerzo físico y que los realicemos de una manera moderada.
Capítulo V
• Sedestación prolongada.
identificar estos factores puede ofrecer una guía para diseñar la intervención
más adecuada. Parece que los factores psicológicos y sociales son más
relevantes con respecto a la aparición de dolor crónico o recurrente que los
propios parámetros físicos, como la magnitud de la lesión.
Capítulo VI
1. Caso a. M.
recuerda dolor en los pies. Recuerda épocas en las que ha tenido mucho
dolor durante toda su vida. En su primer embarazo este dolor se generaliza,
ya no son épocas de dolor, es un dolor constante. Cómo suele pasar en los
casos de fibromialgia, después de muchos años, muchas pruebas y mucha
incertidumbre le dieron el diagnóstico.
- Cansancio: 9,2
- Rigidez: 8
Podemos ver que los ítems en los que A.M. puntúa más son los que hacen
referencia al cansancio, más incluso que el dolor. También destaca el grado
en el que los síntomas de la fibromialgia le interfieren en el desempeño de su
trabajo, con un grado de afectación que equivaldría al 75%
Esta escala fue diseñada para valorar los síntomas ansiosos y depresivos
en contextos hospitalarios, sin que los síntomas “físicos” interfiriera en esta
valoración. A.M. obtuvo una puntuación de 5 para la depresión, lo que
estaría dentro del rango de la normalidad, y una puntuación de 14 para
la ansiedad, que según los baremos indica la presencia de ansiedad a nivel
clínico. Si observamos las puntuaciones del FIQ, comprobamos que el ítem
de ansiedad también puntúa relativamente alto y por encima del ítem de
depresión. Así pues, podríamos decir que A.M. presenta una sintomatología
de carácter ansioso y no tanto depresivo.
otras personas del entorno están muy alejadas del ideal puede suceder que la
persona “espere” que los otros cambien para ella encontrarse mejor. Es decir,
el tratamiento se podría convertir en una búsqueda del cambio en los otros
y sería necesario centrarlo en la búsqueda del cambio en sí misma, en los
aspectos que la pudieran ayudar a sentirse mejor.
Por otro lado, también puede llamar la atención que A.M. habla más de “las
fibromiálgicas” en general que de ella misma. Habla de “nosotras”. Este aspecto
puede tener una parte positiva de identificación, de sentimiento de pertenencia,
etc. que es muy importante en una enfermedad como la fibromialgia, en la
que las personas que la padecen suelen sentirse incomprendidas, “bichos
raros”, etc., pero también hay que tenerlo en cuenta para evitar en la medida
de lo posible la “identificación con el rol de enfermo”.
UN DOLOR DE RISA
Mi dolor me hace reír. Es tímido, introvertido y me inspira un sentimiento
tan íntimo y subjetivo...
Nadie lo entiende, nadie lo ve ni lo localiza. Cuando lo buscas se esconde.
Cuando menos lo esperas aparece y cuando piensas que su aparición es
inevitable te da plantón. Pero siempre se acuerda de ti. ¡Qué detalle!
Un dolor así (a mí, una fibromiálgica con sentido del humor), aunque
siendo a veces insoportable, me hace reír.
El peor dolor, el que me hace sufrir, es aquél que me produce no ser
comprendida ni creída. La mirada de aquellos facultativos que te hacen
sentir una histérica farsante. La de aquellos ignorantes involuntarios que
creen saber más qué uno mismo.
Me duele tanto que mi entorno, mi colectividad... no quiera reírse conmigo
de mi dolor, y que ¡SÍ SE RÍA DE MÍ Y DE ÉL!
MARÍA DOLORES
Mi marido ha leído mis pensamientos. Trataban del dolor. Y va y me
suelta que da la sensación de que me encuentro sola en el mundo. Da la
impresión de que se siente culpable de esa soledad. O de que no cuento
con él para superarla. Sigue sin entenderme. Creo que me quiere mucho
pero nunca o casi nunca me ha entendido. Quizás sea culpa mía pues
nunca he abierto demasiado esa puerta que hubiera permitido entrar y
conocerme mejor. Pero por otro lado, también tengo derecho a exigir un
poco de insistencia por parte de él para irrumpir en mi mundo y no dar todo
mascado como siempre.
Además, tal y como le he dicho, mi dolor es mío y no sé cómo hacerle
entender hasta qué punto puede ser insoportable o molesto. Si me quejo
mucho no va a poder quitármelo y además temo que se canse de oírme. ¡Si
© Editorial UOC 93 Capítulo VI - La experiencia del dolor: casos reales
es que me canso hasta yo! Tampoco me gusta que sufra viéndome encogida
y con las típicas bolsas en los ojos de falta de descanso, dolor y agotamiento.
Me escondo y busco esa soledad voluntariamente para recuperarme. Como
hacen a veces esos animalitos cuando se hacen daño. Se esconden, lamen
sus heridas y cuando están mejor vuelven a su lucha vital.
Esta es la otra cara de mi dolor. Debe de haberme bajado el nivel de la
maldita serotonina, porque antes me reía de mi dolor y ahora él se ríe de
mí y estoy con el bajón. Aunque sé que está a mi lado y seguiremos el viaje
juntos, mi maleta nunca contendrá lo mismo que la suya. Entre otras cosas
las maldita fibromialgia. Que además continúa jorobando cada vez más
a medida que pasan los años. Todo este rollo es dolor. Dolor de espalda,
dolor de pies, dolor de muñecas, dolor de párpados, dolor de corazón... y
encima empiezo a llorar. Y espera que me ponga de pie. Me río yo del tipo
que tenía King Kong. Solución: voy a comer algo de chocolate que me hace
falta y luego me voy a comprar para no perder la costumbre.
¿Pero cómo nos van a creer que sufrimos de dolor crónico, entre otras
cosas? ¡Qué ingenua soy!
Hoy no estoy de humor. Sólo lloro de rabia y dolor. Hace doce horas
sólo estaba cansada pero de reír, de llevar más de doce horas despierta,
de preparar picoteos, comida o cualquier otra cosa: pasaba un día en el
campo. Ahora estoy hastiada. Mi rostro está húmedo y mocoso. Es un
gran esfuerzo escribir. Escuece, quema, insiste. Nunca pensé que escribiría
esto: me doy pena. ¿Cómo siendo como soy puedo llegar a encontrarme
así? Y lo peor es que esto es para siempre. Me cuesta escribir porque el
dolor me causa debilidad e incluso temblores en las manos. La cintura se
rompe. Los párpados pesan y la vista se afloja. Las piernas se duermen
mientras están quietas. Luego dolerán. Me voy con disimulo a mi cama.
Antes pasaré por el cajón de mis pastillas. Algo tomaré. Me da igual qué,
pero que alivie un poco. Luego con disimulo me iré a mi cama e intentaré
engañar al pensamiento que sólo siente dolor. Adiós.
Con estos cuatro textos podemos ver cuatro momentos muy diferentes en
la vivencia del problema de dolor. Con ellos podemos ver la riqueza de matices
que hay en una experiencia tan compleja como el dolor crónico. Además,
tener esta comprensión nos ayuda a encontrar los recursos de la propia
persona, en su propio contexto, en sus propias palabras, lo que, en última
instancia, facilitará la aceptación y la implicación con el tratamiento.
¿Qué define a una artista como Frida Kahlo? Si las obras muestran, aunque
someramente, las vivencias de su creador, debemos considerar que en la artista
mejicana lo que más destaca en su obra, aparte de su frescura y originalidad,
es su plasmación del dolor. Frida Kahlo vivió y creó un complejo universo
personal enmarcado en su propio sufrimiento, debido a las circunstancias que
le tocaron vivir. Superando con una gran fuerza vital todos los obstáculos con
que se encontró: una familia conflictiva, un grave accidente, un matrimonio
tormentoso... emergió como una figura poderosa en el panorama cultural
de principios del siglo XX. El propio sufrimiento se integra en Frida como
una parte importante de su vida, pero es su forma de entenderlo, plasmarlo e
integrarlo en sus cuadros, escritos y pensamientos que le permiten dotar a su
obra de una expresividad emocional que puede resultar inabarcable, incluso
© Editorial UOC 95 Capítulo VI - La experiencia del dolor: casos reales
En 1931 la pareja regresa a Méjico por cinco meses, para ir más tarde
a Nueva York, ciudad que fascinará a la artista por su belleza, aunque
opinará de ella en cartas al doctor Eloesser que sus habitantes parecen
más tristes que en Méjico, y también criticará que en las fiestas que la
clase adinerada organiza, a las que asistirá acompañada de Diego, la gente
se comportará demasiado ostentosamente, mientras la población pasa
hambre, como consecuencia del crack de 1929. El cuadro Frida Kahlo y
Diego Rivera se expone en la Exposición Anual de Mujeres Artistas de San
Francisco. Es su primera exposición. En diciembre, se realiza en Nueva
York una exposición retrospectiva de la obra de Diego, donde Frida
conocerá a Georgia O’Keeffe. Pinta Luther Burbank (se trata del retrato de
un horticulturita de California).
© Editorial UOC 98 La experiencia del dolor
En marzo de 1933, llegan a Nueva York, para que Diego pinte un mural
en el Rockefeller Center, pero el contrato se rescinde el 9 de mayo porque
Rivera ha incluido el busto de Lenin en la obra. Días más tarde, la General
Motors cancelará su encargo para la obra que se debería realizar para la
Feria Mundial de Chicago. Frida pinta Autorretrato con collar; Autorretrato
“muy feo” y Mi vestido cuelga allá.
Otras obras que realiza el mismo año son Detrás de las cortinas (autorretrato
dedicado a Leon Trotsky); Autorretrato con cama; Mi enfermera y yo; Recuerdo;
Yo y mi muñeca; Memoria; Fulang-Cheng y yo (se trata de un cuadro donde
aparece Miguel N. Lira, su amigo de la infancia, apodado así).
Recuerdo haber tenido seis años cuando viví intensamente, la amistad imaginaria
con una niña... de mi misma edad, más o menos. En la vidriera, del que entonces
era mi cuarto, y que daba a la calle Allende, sobre uno de los primeros cristales de
© Editorial UOC 101 Capítulo VI - La experiencia del dolor: casos reales
la ventana, echaba vaho. Y con un dedo dibujaba una puerta... Por esa puerta,
salía en la imaginación, con una gran alegría y urgencia, atravesaba todo el llano
que se miraba hasta llegar a una lechería que se llamaba Pinzon... Por la O de
Pinzon entraba y bajaba intempestivamente al interior de la tierra, donde mi amiga
imaginaria me esperaba siempre, no recuerdo su imagen ni su color, pero si sé que era
alegre. Se reía mucho sin sonidos. Era ágil y bailaba como si tuviera peso ninguno. Yo
le seguía todos sus movimientos y le contaba mientras ella bailaba, mis problemas
secretos, ¿cuáles?no recuerdo, pero ella sabía por mi voz, todas mis cosas...
Otra obra realizada es mismo año que destaca por su crudeza visual es
El suicidio de Dorothy Hale. El cuadro, encargado por una amiga, representa
a la actriz, que era amiga suya, en diferentes momentos de su trágica
muerte: en el momento de precipitarse al vacío, y cuando yace muerta
en el suelo, con un brazo seccionado, del cual sale un reguero de sangre.
También aparece un ángel que porta una sucinta cartela en que se da
la fecha y el lugar de la muerte, como si se tratase de una esquela leída
en el diario. Cabe destacar que la amiga que hizo el encargo no quiso
aceptarlo, escandalizada, al ver la obra. Quizás era esa una manera de
enfocar la muerte de una amiga desde una postura fría, objetiva, para
desligarse de sus sentimientos.
La otra obra que realiza ese año es La Tierra misma (dos desnudos).
Epílogo
Con sus cuadros pide, quizás ayuda. Pero de una manera subconsciente,
ya que la impresión que de ellos se deriva es que no se sentía comprendida.
No entendía el sentido de tanto dolor. Se muestra al mundo tal y como es,
como en una autodiseccion. Su entrecejo sería una suerte de barrera para
defenderse del daño exterior, de la visión de los demás.
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