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Los coronavirus son una familia de virus que se descubrió en la década de los 60

pero cuyo origen es todavía desconocido. Sus diferentes tipos provocan distintas
enfermedades, desde un resfriado hasta un síndrome respiratorio grave, una forma
grave de neumonía.
Gran parte de los coronavirus no son peligrosos y se pueden tratar de forma
eficaz. De hecho, la mayoría de las personas contraen en algún momento de su
vida un coronavirus, generalmente durante su infancia. Aunque son más frecuentes
en otoño o invierno, se pueden adquirir en cualquier época del año.
El coronavirus debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a
una corona o un halo. Se trata de un tipo de virus presente tanto en humanos como
en animales.
En los últimos años se han descrito tres brotes epidémicos importantes causados
por coronavirus:
SRAS-CoV: El síndrome respiratorio agudo y grave (SRAS, también conocido como
SARS y SRAG) se inició en noviembre de 2002 en China, afectó a más de 8.000
personas en 37 países y provocó más de 700 muertes. La mortalidad del SRAS-
Cov se ha cifrado en el 10% aproximadamente.
MERS-CoV: El coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio
(MERS) fue detectado por primera vez en 2012 en Arabia Saudita. Se han
notificado hasta octubre de 2019 más de 2.400 casos de infección en distintos
países, con más de 800 muertes. La letalidad es, por tanto, del 35%.
COVID-19: A finales de diciembre de 2019 se notificaron los primeros casos de un
nuevo coronavirus en la ciudad de Wuhan (China). Desde entonces el goteo de
nuevos infectados por el virus SARS-CoV-2 (inicialmente llamado 2019nCoV), que
provoca el COVID-19, ha sido continuo y su transmisión de persona a persona se
ha acelerado. Los casos declarados de neumonía de Wuhan ya superan con creces
a los de la epidemia de SRAS, pero la tasa de letalidad es más baja.
El virus se transmite generalmente de una persona a otra por vía de las
pequeñas gotas (conocidas como microgotas de Flügge) que se emiten al
hablar, estornudar, toser o espirar. Se difunde principalmente cuando las
personas están en contacto cercano, pero también se puede difundir al tocar
una superficie contaminada y luego la propia cara. El periodo de
incubación suele ser de cinco días, pero puede variar de dos a catorce días.
Los síntomas más comunes son la fiebre, la tos y las dificultades para respirar.
Las complicaciones pueden incluir la neumonía, el síndrome respiratorio agudo
o la sepsis. No existe todavía una vacuna o un tratamiento antivírico específico.
El tratamiento principal es la terapia sintomática y de apoyo. Las medidas de
prevención recomendadas incluyen lavarse las manos, cubrirse la boca al
toser, la distancia física entre las personas y el uso de mascarillas, además del
autoaislamiento y el seguimiento para las personas que se sospecha que están
infectadas.

Para prevenir la expansión del virus, los gobiernos han impuesto restricciones
de viajes, cuarentenas, confinamientos, cancelación de eventos y el cierre de
establecimientos. La pandemia está teniendo un efecto socioeconómico
disruptivo. Se han cerrado colegios y universidades en más de 124 países, lo
que ha afectado a más de mil doscientos millones de escolares. Un tercio de la
población mundial se encuentra confinada, con fuertes restricciones de
movimientos. Ha habido desinformación y teorías conspirativas difundidas en
línea sobre el virus, e incidentes de xenofobia y racismo contra los ciudadanos
chinos y de otros países del este y sudeste asiático.

El nuevo coronavirus COVID-19 ha infectado a más de 823.000 personas en


todo el mundo, la mayoría en Estados Unidos, con más de 165.000 casos
diagnosticados. Italia es el segundo país más afectado del mundo y España, el
tercero con más de 94.400 positivos, que ya ha adelantado a China, el
epicentro original de la pandemia, con más de 82.000 casos, la gran mayoría
ya recuperados. La cifra de decesos en todo el mundo supera los 41.000 y la
de los recuperados, los 174.000.

Italia y España han superado las muertes de China este mes de marzo y ya


acumulan entre ambos países más de 20.000 fallecidos. La enfermedad tuvo
gran incidencia en Corea del Sur en febrero, pero logró contener la
propagación a mediados de marzo.

La rapidez con la que se extiende el virus ha llevado a varios países a


cerrar sus fronteras. La Unión Europea ha cerrado sus fronteras
exteriores hasta el 17 de abril y más de 85 países han prohibido la entrada de
viajeros países con una gran incidencia, como Italia o España. Es el caso de
Estados Unidos, que ha prohibido la entrada de vuelos europeos durante un
mes o Israel, Arabia Saudí, Malasia, Nepal, Italia o El Salvador. Otros
ciudadanos viven confinados o deben hacer cuarentena al viajar a otro país
mientras miles de vuelos en todo el mundo han sido cancelados, los negocios
se paralizan y la economía mundial se ralentiza.

Después del cierre de muchas fronteras y muchas medidas tomadas, por


primera vez desde el 14 de marzo, el día 30 de marzo hubo menos contagios
en el mundo (incluso excluyendo a China, donde la situación es ya de cierta
normalidad) que el día anterior. Puede ser algo prematuro, pero gran parte de
la mejora viene de Europa, lo que sugiere que las medidas tomadas funcionan.
Debemos diferenciar el pico de contagios del pico de enfermos y quedan aún
semanas difíciles pero cada vez hay más argumentos para poder afirmar que la
situación actual deberá comenzar a mejorar en unas pocas semanas.

A nadie sorprende a estas alturas, pero los datos macro que se irán
conociendo desde ahora ya incluyen el fuerte impacto del Covid-19, que
recordamos comenzó a impactar a Europa ya en febrero, pero es en marzo
cuando se ha ahondado en el coma inducido a la actividad económica. Esta
semana se han publicado los PMI de marzo, que son el primer indicador
adelantado relevante tras la propagación del covid-19 a Europa. Destaca sobre
todo el PMI de Servicios en Europa que cae hasta mínimos de la serie (desde
52,6 en febrero hasta 28,4, vs mínimo anterior de 39,2 en feb’09). Esta caída
estaría en línea con la vista en el PMI de China de febrero, más adelantada en
la propagación/contención del virus. En EE.UU, las peticiones semanales de
desempleo se dispararon hasta los 3,2 millones. Máximo histórico en línea con
la rapidez de esta crisis.

Las noticias empresariales y económicas a corto plazo van a ser muy malas, tal
y como hemos visto en China con el peor dato en los últimos 50 años. Por otra
parte, los mercados financieros han sufrido caídas de casi el 40% en el caso
europeo, lo que históricamente coloca esta crisis en una de las peores sufridas
jamás.

Está por ver si la situación actual daña la capacidad empresarial. Mucho de ello
tiene que ver con la duración de la pandemia y los daños irreparables que va a
hacer en la economía. La respuesta de los Gobiernos tendrá un papel
importante a la hora de limitar los efectos en la economía.

Entre las compañías más perjudicadas hay que señalar las empresas más
endeudadas y con mayor apalancamiento operativo. Otras compañías, con
poca deuda y un mejor posicionamiento, no deberían estar tan afectadas.

COVID-19 ya pesaba sobre las perspectivas de la demanda de petróleo y el


crecimiento global. La decisión de aumentar la producción de petróleo ha
aumentado la presión sobre el precio del petróleo, la renta variable y las
estimaciones de crecimiento mundial. Si bien el pasado jueves 19 de marzo
vimos un repunte en el precio del petróleo tras un estímulo adicional del banco
central después de la caída de los precios a su nivel más bajo de 20 años, una
caída continuada del precio del petróleo podría ser más desafiante para los
exportadores de petróleo, incluidos Rusia, Colombia, México, Brasil. Si bien, los
bajos precios del petróleo podrían ser más beneficiosos para los importadores
de petróleo de mercados emergentes, como India, Indonesia, Filipinas, Corea
del Sur, Turquía y Europa Central y del Este, los flujos de capital para cubrir los
déficits de cuenta corriente serán cruciales.
Si podemos hablar en cuanto al epicentro de esta enfermedad cambiamos
directamente hablar de la economía de China.
La economía de China será la más afectada. Fue en Wuhan donde comenzó el
brote y se fue extendiendo por todo el país. Sin embargo, el resto de Asia en
desarrollo y el mundo en general sufrirá también consecuencias.

Entre ellas, puede producirse una disminución brusca pero temporal en el


consumo interno en China y otras economías afectadas por el brote. También
puede calar en la inversión si afecta en las opiniones sobre la actividad
comercial futura. La caída del turismo y los viajes de negocio ya es una
realidad y los efectos sobre la salud, como el aumento de la enfermedad y la
mortalidad, son una consecuencia directa. Además, esto provoca cambios en el
gasto en atención de la salud.
Los miembros del BAsD que se verán significativamente afectados son
aquellos con fuertes vínculos comerciales y de producción con China. Aparte
de las economías que dependen del turismo, otras economías asiáticas en
desarrollo (Hong Kong, Mongolia, Filipinas, Singapur, Taipei y Vietnam)
también se verán afectadas al perder turismo chino.

La mayoría de las economías están respondiendo ya al brote de Covid-19.


Muchos gobiernos han movilizado grupos de trabajo interinstitucionales y otros
mecanismos de coordinación para garantizar una respuesta armonizada.

Para ayudar a proteger a sus ciudadanos, varios miembros del BAsD y distintos
líderes políticos de otros países han implementado diversas formas de
restricciones de viaje o advertencias, han fortalecido los procedimientos de
detección y las políticas de cuarentena, y han emprendido la repatriación de
sus nacionales de los países afectados por el brote.

Los países también están fortaleciendo sus sistemas de salud mediante la


implementación del rastreo de contactos cuando sea necesario, asegurando
suministros adecuados de equipo de protección personal, fortaleciendo las
capacidades de laboratorio y asegurando una comunicación adecuada de los
riesgos.

De los resultados de este informe se extrae que muchos países ya


están aplicando políticas macroeconómicas de apoyo. Muchos miembros en
desarrollo del BAsD han reducido las tasas de interés, continuando un ciclo de
relajación que comenzó en 2019, y otros están implementando medidas
fiscales de apoyo.

Las últimas semanas han empeorado considerablemente la brecha de


crecimiento/valor y, cuando la situación cambie un poco, podríamos ver un
cambio importante en el liderazgo del mercado. Los mercados emergentes
dependen del crecimiento y se esperaba este año que la prima de crecimiento
económico comience a volver a favorecer a los mercados emergentes frente a
los países desarrollados. Se retrasará hasta la segunda mitad de 2020 o
potencialmente 2021.

Hemos buscado oportunidades en empresas de alta calidad, particularmente


en India, aumentando la exposición de nuestras posiciones en servicios de
tecnología de la información, agroquímica, energía y servicios de
comunicación. También hemos recortado ligeramente las posiciones que han
tenido un rendimiento superior en el sector gaming e industrial de China, así
como en la industria coreana de semiconductores.

El impacto del virus ha avanzado rápidamente y ahora se espera que cause


una crisis global, pero la cuestión clave en esta recesión no es si las ganancias
de las empresas caerán, sino si necesitarán nuevo capital. Además, los
expertos señalan que la desaceleración ya está en las áreas más cíclicas del
mercado, algo que contrasta con la recesión de 2008/9 que pilló por sorpresa al
mercado.

El segundo punto clave es cómo tratarán los gobiernos de mitigar el impacto de


una crisis, ya que, en las más recientes, la respuesta ha sido recortar los tipos
de interés para ayudar a las empresas y a las personas a pagar sus deudas y
estimular la demanda, como ya hizo ayer el Banco de Inglaterra y que le deja
con muy poco espacio para recortar aún más. Así, los gobiernos tendrían que
abordar el impacto del coronavirus a través de la expansión fiscal, algo
totalmente diferente de todo lo visto en el pasado reciente, aunque no esta
claro cual sería el impacto.

El virus en sí será transitorio: alcanzará un pico y luego disminuirá, aunque es


imposible predecir cuándo. Pero el efecto secundario de una combinación de
diferentes respuestas políticas venidas de diferentes países ha producido
un impacto económico global que no se ha visto desde la crisis del petróleo de
la década de 1970. Esto se debe a que abarca simultáneamente tanto la
dislocación para el suministro de bienes y servicios como una fuerte reducción
en la actividad del consumidor, lo que obviamente ha tenido mayor impacto en
los sectores de viajes, eventos y ocio.

La crisis producida por el coronavirus también ha provocado un descenso en la


demanda de petróleo, ya que la actividad industrial y doméstica se ha
ralentizado en muchos países a causa de las medidas de control.

Además de consumir menos combustible por la situación de pandemia, hay


otro factor que influye en el precio del petróleo: la batalla interna entre Rusia y
Arabia Saudí, que son los dos mayores productores de petróleo del mundo.

El petróleo tiene una gran influencia en la economía mundial y estos


productores tenían un acuerdo para no perjudicarse: coordinaban la producción
y venta de barriles para no competir.

Sin embargo, en un contexto de crisis como la pandemia de coronavirus, Rusia


ha visto una oportunidad para avanzarse a los Estados Unidos (su eterno rival)
y ha decidido romper el acuerdo e ir por libre. Como respuesta, Arabia Saudita
ha decido bajar el precio de su petróleo para vender más.

Esta guerra comercial tiene efectos para la economía mundial. En las últimas
semanas, el precio del barril de Brent (el crudo de referencia en Europa) ha
caído más de un 9%: el precio actual es de unos 30 dólares por barril; unos
niveles que no se veían desde hace 16 años.

A manera de conclusión y de acuerdo a lo investigado, es evidente que el


impacto del corona virus, denominado científicamente como CONVID-19, ya es
significativo, tanto en el sector salud, como en el sector económico, que
afectaran la vida de las personas a nivel mundial, hemos visto en esta
investigación como los indicadores de los países más afectados han caído
brutalmente y sobre todo en las 2 grandes potencias económicas,
indudablemente esto traerá serias consecuencias en los países menos
desarrollados, por lo que estiman que aún no se puede predecir hasta donde
será el impacto.
Es evidente que esta pandemia, causada por el CONVID-19, será de grandes
dimensiones y sólo podemos registrar las consecuencias previas hasta ahora,
por lo que los señalamientos de la información obtenida, sólo se pueden
traducir en inimaginables, y tal como lo dicen irrecuperables, aun así, estas
predicciones están basadas en estadísticas con pocas variables, ya que las
pandemias no han sido tan frecuentes como para establecer un estándar de
ellas, igualmente hemos visto como se empiezan a dar las guerras
comerciales, como lo es el caso del petróleo, indudablemente es una
consecuencia predecible.
Así como todos debemos tener en cuenta combatir la propagación, los
gobiernos juegan un papel importante, tanto en la prevención, como en la
recuperación económica a nivel de cada país y por ende a nivel global, de ello
depende también la acción de las investigaciones científicas, de manera de
mitigar este impacto sin las consecuencias de las pandemias registradas
históricamente.

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