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LA CIUDADANÍA Y SUS MODELOS

Laura Ximena Manrique Florián


Cód. 1018492486
Formación Ciudadana y Cultura de Paz
Medicina Veterinaria
Universidad de Pamplona

Ensayo: La Ciudadanía y sus modelos


La ciudadanía consiste básicamente en la forma de pertenencia de los individuos a
una determinada comunidad política, siendo igualitaria y universalista (Horrach, 2009). El
concepto de ciudadanía se ha venido construyendo y reestructurando a través de la historia
de la humanidad hasta lo que conocemos hoy en día; vinculando diferentes esferas que
permitan encaminar la ciudadanía de una forma universal, y que trascienda diferencias
nacionales, religiosas o culturales (Horrach, 2009).
La idea de desarrollar este concepto radica en la necesidad de brindar un equilibrio
social para el hombre, que como ser social debe mantener unos estándares que permitan
relaciones y vínculos interindividuales de la manera más libre e igualitaria posible. Por lo
tanto, la interdependencia forma parte primordial de las interrelaciones en el medio social
como base de la ciudadanía, para así manejar una red interdisciplinaria que permita mitigar
el potencial de conflictividad y manejar las tenciones que se producen por todos los
individuos que forman parte de la sociedad y que tanto como derechos tienen deberes que
deben cumplir para mantener la armonía en la sociedad. Por ello, se habla de que la
ciudadanía está ligada a la democracia y que aunque no son conceptos sinónimos si se
desarrollan juntos construyendo un esquema civil donde el individuo ha dejado de depender
de otros para vincularse a todos los demás en condiciones de igualdad, que incluye poder
participativo a pesar de que se conserva estructuras jerárquicas jurídico-constitucional pero
que permiten establecer un control de la sociedad a partir del estado para el desenvolvimiento
de derechos y deberes cívicos.
En este sentido, se han establecido diferentes modelos ciudadanos que han sido
adoptados por los diferentes estados en el mundo en diferentes épocas; desde Grecia con el
modelo ateniense y el espartano donde nace el ser ciudadano bajo pilares de igualdad, libertad
y participación, pasando por Roma con el modelo romano que implicaba igualdad, pago de
impuestos, habeas corpus, etc.; posteriormente durante el cosmopolitismo estoico se
estableció la ciudadanía cosmopolita que engloba la ética y la política, luego se da una
transición hacia la modernidad luego del olvido de la democracia tras la caída del imperio
romano, la romanización de los pueblos barbaros y la adopción del cristianismo pudiendo
desarrollarse una estructura jerárquica donde los obispos toman el control político del estado
y se da la formación de ciudades-estado italianos que dan origen a estatutos de ciudadanía
independientes (Horrach, 2009). En la era de las revoluciones durante el siglo XVII se cambia
el principio ciudadano y por ende la política en general creándose dos escenarios principales,
el republicanismo y el liberalismo, y las desencadenadas revoluciones americana y francesa
que plasmaban esos cambios y lenguaje sobre los derechos que en esa época cobraban
relevancia y por consiguiente establecían sus modelos de estado ciudadano y político
(Horrach, 2009).
En la contemporaneidad se empieza a reconocer la relación entre ciudadanía y nación
a partir de la interpretación de las ideas desarrolladas en la revolución francesa y que tomaron
peso con la declaración de los derechos humanos permitiendo desarrollar políticas de
supremacía en las que se permitía o no ser ciudadanos nacionales de ciertas regiones como
el caso de EE. UU (Horrach, 2009). A mediados del siglo XIX en EE. UU no era ilegal la
esclavitud, pero el desarrollo de la guerra civil de secesión y la lucha reivindicativa cívica
permitió la eliminación de esas políticas que apoyaban la segregación racial haciendo de la
sociedad una estructura más justa e igualitaria (Horrach, 2009). A partir de entonces es
cuando se sistematiza como tal el termino de ciudadanía basados en los derechos civiles
políticos, sociales y económicos que los individuos adquieren cuando son reconocidos por el
estado y se implantan modelos a partir de los cuales se ha configurado la historia sociopolítica
moderna: ciudadanía liberal, republicana, comunitarista, diferenciada, multicultural,
postnacional y el cosmopolitismo cívico, de los cuales los 3 primeros son los principales
(Horrach, 2009).
El modelo liberal se caracteriza por defender la libertad del individuo como pilar
principal donde en la voluntad individual no interfiera la dominancia del estado (libertad
negativa), el uso de moralidad pública, el individualismo basado en que prime el bien
individual antes que el bien común, la participación política desarrollándose la figura
representacional de una elite política que defienda los intereses del ciudadano y por último
la neutralidad del estado frente cuestiones éticas y morales comprehensivas (Horrach, 2009).
El modelo republicano se establece como una reestructuración del modelo liberal; en este
modelo se afirma más la idea de libertad, pero en este caso el individuo puede desarrollar sus
fines propios siempre y cuando no entren en oposición con el principio de lo público,
considerándose también la participación política del ciudadano y su educación en virtudes
públicas (libertad positiva) (Horrach, 2009). Este modelo también exige igualdad siendo uno
de los pilares principales, considerándola un requisito para tener libertad como individuo,
adicionalmente el republicanismo se enfoca en la justicia hacia el ciudadano hincado hacia
los derechos ciudadanos antes que los derechos del hombre y se incentiva la discusión pública
con el fin de estimular la participación ciudadana como deber cívico y vinculando la idea del
“ciudadano demócrata” donde el individuo debe instruirse sobre sus derechos cívicos y
políticos (Horrach, 2009).
Por otra parte, el modelo de ciudadanía comunitarista privilegia la comunidad por
encima del individuo; este modelo no parte de principios definidos, sino que se establecen en
una dinámica grupal dando por sentado el razonamiento comunal por encima de la libertad
(Horrach, 2009). La idea de este modelo es la recuperación de valores y vínculos que se han
perdido, defendiendo una participación política activa a partir de una identidad colectiva y
sus intereses. El Estado interviene en defensa del bien común y preservar los valores y
principios comunitarios llevando al extremo el vínculo individuo-comunidad (Horrach,
2009). Este modelo como ya se había mencionado, se establece por dinámicas grupales lo
que ha permitido establecer diferentes formas de comunitarismo como lo son el nacionalismo
(donde el individuo es absorbido casi por completo por su comunidad de pertenencia y se
lesiona, de forma importante el desarrollo autónomo de los individuos particulares) y el
comunismo.
Teniendo en cuenta la trascendencia de la ciudadanía, su paso en cada época y su
acoplamiento a las mismas, es indispensable reconocer su importancia para la conformación
de una sociedad puesto que como se ha observado a través de la historia ella misma se impone
sin importar el régimen político, la religión o la cultura. Hoy en día es importante generar
nuevamente conciencia de lo que implica ser ciudadano, articular el concepto de manera tal
que podamos equiparnos en una sociedad tan degenerada que tal concepto no ejerce, y por lo
tanto se evidencian tantas circunstancias de intolerancia y que se atribuyen también al
multiculturalismo. La idea de estimular a los individuos a articular la ciudadana implica
también educar, establecer razonablemente esquemas que vinculen la ética, la moralidad, el
individuo como tal, para que se expanda el concepto y se enriquezca el individuo, abriendo
paso a una construcción cultural democrática más estable, capaz de solucionar problemas
como la eutanasia, el aborto, el abandono, la pobreza, etc. y esta educación debe ser como
menciona Horrach (2009), priorizando la explicación de principios antes que el fomento de
conductas, es decir, permitiendo que el individuo se construya a sí mismo, a su postura social,
política equipando principios básicos como el civismo, tolerancia, razonabilidad, sentido de
equidad, capacidad reflexiva, etc.
REFERENCIAS
Horrach, J. (2009). Sobre el concepto de ciudadanía: historia y modelos. Recuperado
de http://www.revistafactotum.com/revista/f_6/articulos/Factotum_6_1_JA_Horrach.pdf

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