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UN CEMENTERIO INDIGENA EN BAH IA

SALAD A
A unas 45 m illas al Sur de C ald era se encuentra la B ahía
S aiad a, una gran ensenada del m ar, cuya orillas han sido h abi­
tadas ‘en tiem pos pre-hispanos, por un pueblo que se ha dedi­
cado principalm ente a la pesca. T oda la costa desde C ald era hasta
Huasco y quizás m ás al Norte y al Sur debe haber estado muy
poblada^ en sus caletas y ensenadas que se prestaban para la
pesca, porque en todas partes se encuentran las huellas, entre
ellas sus cem enterios.
D esgraciadam ente es difícil hoy día, encontrar algún ce­
m enterio intacto, y a que en épocas anteriores han sido revueltos
casi todos,por los pescadores de la región, por aficionados, etc.
y a sea en busca de oro, que algunas sepulturas contenían en pe­
queñas joyas, y a sea por las enorm es piezas de alfarería, que
tenían muchos interesados en la 'entonces floreciente población
En B ah ía S alad a econtram os felizm ente todavía un peque­
ño cem enterio que constaba de unas doce sepulturas, de las cua­
les cuatro y a h ab ían sidn rem ovidas.
ILa región es com pletam ente deshabitada por la falta de
agu a dulce; una n o ria que se ha construido, cuando se llevab a
pescado directam ente de B ah ía S alad a a C opiapó, contiene agua
salobre, que nos produjo fuertes náuseas a l usarla par nues­
tras com idas. L lam a la atención que en estas tierras, en muchas
partes han existido poblaciones indígenas, en partes, donde hoy
día, falta el agu a, lo que hace pensar, que puede haber cam biado
las condiciones clim atéricas de esta región.
El cem enterio se encuentra en un pequeño plan arenoso,
cerca de la orilla, a un elevación de unos 20 metros sobre e!
nivel del m ar. El p aisaje es de suaves lom as arenosas, de las
cuales em ergen m uchas rocas de todos tam años y de form as ca­
prichosas. A l lado de cestas rocas se encuentran aun restos de
pircas, conc'hales y pedazos d e alfarería, h u ellas de los antiguos
pobladores, que han perdurado a través del tiempo.
42 B oletín del Museo N acional

L as sepulturas estaban señ alad as a veces por p edazo s de


roca, que so b resalían un poquito de la arena, pero tío siem p re
era una señ al segura, en cam bio hem os encontrado en casi to­
das las sepulturas, tapados con la aren a, restos de un b razo de
quisco, que p arece h ab er sido la v e rd a d e ra señal.
L a distancia entre las sep ulturas era de tres a cuatro m e­
tros, su profundidad de dos a dos y m edio m etros. P a ra h acei
un hoyo tan profundo :n la aren a, que no tiene n inguna firm eza,
tuvieron que h acerlo b astan te gran d e y en v a n a s sepulturas hem os
podido constatar que tenían como una b a ja d a late ral, in clin ad a
a m anera de escala.
■En algun as sep ulturas encontram os en el fondo una v e r ­
dadera cista de p iedras rocosas. En la sep ultura de un niño h a ­
b ía una de éstas, b astan te bien hecha, tom ando en cuenta el
m aterial poco adecuado. L a form a era- a la rg a d a de Este a O este,
tenía piedras late ra le s por" los cuatro lados y era ta p ad a con
tres planchas del mismo m aterial. Todo el m a terial eran pedazos
de los peñascos vecinos, escogiéndose los m ás adecuados.
En dos de las sep ulturas usaron grandes huesos de b a lle n a
p ara proteger la cab eza del cad áver, la a lfa re ría estab a p ro te­
gid a por un pedazo plano de roca inclinado contra la p ared de
la sepultura.
En tres ds las sep ulturas no 'encontram os a ju a r de ninguna
clase, las restantes tenían un to tal de ocho p iezas de a lfare ría,
de las cuales seis eran dibujadas.
C uatro de las piezas d ibu jad as eran fuentes, un a de form a
sem iglobular, (F ig. 1 ). E sta fuente es ro ja con d ib u ja negro, el
dibujo es igu al por adentro y por a fu e ra ; los m otivos de los
dibujos en>esta fuente son distintos a los usuales en las regiones
de m ás a l Sur, como Seren a y O valle, a l m enos el m otivo lateral
(F ig. 1 ( a ) . L as p aredes de esta fuente son d elgad as y la factura
es b astan te fina. L a fuente que m uestra la Fig. 2 estab a en lucida
por dentro de un color rojo a n a ra n ja d o ; el d ib u jo exterio r es
en dos colores, rojo, y negro, sobre fondo blanco, el bo rde in­
terior llev a una fran ja d ib u jad a en negro, sobre fondo blanco,
con un m otivo de cuadros rellen o s y ganchos. E sta fuente' fué
la ún ica que encontram os entera, las dem ás piezas p in tad as se
h ab ían quebrado con el peso de las p iedras que les d eb ían ser­
v ir de protección, las cu ales se h ab ían asentado en la aren a. L a
form a de esta fuente y de las dos restantes es típ ica de la Tegión
de C opiapó y C ald era y quizás de toda la región h asta el v a lle
de Elqui. En el v a lle de Elqui y m ás a l Sur h asta el C h o ap a
se en cuen tra esta fo rm a sólo por excepción, siendo re em p la­
zada por la fuente de p aredes rectas.
L as otras dos fuentes, com o tam bién la de la Fig. 2, están
d ib u jad as con m otivos y elem entos igu ales com o los que usa­
Ün C em enterio indigena en Bahia Salada 43

ban los indígenas de las regiones de Elqui, L im arí, hasta el


C hoapa.
A dem as de las cuatro fuentes encontram os una fuentecita
pequeña, dibu jad a en negro solam ente, es de un color am arillo
claro , los dibujos en el borde exterior constan de dos franjas
p aralelas de rom bos, co rtadas por dos cam pos punteados.
L a pieza m ás interesante fue un hermoso jarro pato (F ig. 4 ) ;
éste tiene un cuerpo cilindrico y está prim orosam ente dibujado
en los colores n egio y rojo sobre fondo b lan co ; sólo el asiento
está pintado de rojo. Esta pieza es m uy parecida- en su factura
y diseño, a otras que hem os visto, procedentes del v alle de Li­
m arí.
L a a lfa re ría rústica estab a representada por dos cantaritos
rectos de una asa, uno de color rojo pálido y el otro de color
gris-negro, am bos sin enlucir. Echamos de menos los cantaritos
cha-tos con el recip ien te alargad o hacia adelante, en form a de
zapato, que son tan característicos p ara la región Elqui - Lim arí.
Encontram os muchos objetos de hueso, de piedra y de me
tal, entre ellos un herm oso ejem p lar de aro de oro, con un m o­
tivo zoom orfo (F ig. 3 ) , los dem ás aros eran de cobre de forma
igual a los encontrados m ás al Sur. Todos los aros llevaron en­
sartados pequeños discos de piedra.
Los objetos de hueso consistían en agujas, punzones, dis­
cos planos perforados ¡en el centro y placas p lanas de diversas
form as unas en form a como lo dem uestra la Fig. 5, otras en for­
m a de lente o rectangulares, casi todas grab adas con pequeños
discos y otros d ibujo s; todos estos objetos estaban perforados
en el medio.
Los objetos de p iedra fueron puntas de flecha de diversas
form as, un pequeño objeto tallad o con m otivos antropom or­
fos (F ig. 6 ) y vario s de la form a de la Fig. 7 de diversos tam a­
ños, adem ás un co llar de barras y discos de un m ineral verde
(carbonato de c o b re ?) ( ? ) .
Sólo uno de los cráneos era deform ado artificialm ente, es­
taba aplastado de los lad o s; dos eran de paredes gruesas, el
resto era norm al del tipo braquicéfalo, las dentaduras no esta­
ban tan bien conservadas comoen los cem enterios de Serena y
O valle, aunque no hem os notado caries, pero faltaban dientes
y m uelas en varios cráneos
En dos sepulturas encontram os encim a del osam ento hum a­
no y un poco a un lado el osam ento de un cuadrúpedo carn í­
voro, que probablem ente corespondc al perro o zorro, uno de
éstos estaba cercado de piedras.
Los restos de com idas que encontram os eran de pescado;
en las sepulturas que no tenían alfarería, encontram os restos de
pescado un poco antes de lleg ar al osam ento y tam bién en gran-
des conchas. En una de las sepulturas encontram os en una con­
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cha de ostion algunos granos de una sem illa, que no hem os po­
dido iden tificar y que posiblem ente ha sido im p o rtad a del in te­
rior.
En casi todas las sepulturas, al m enos en las cu yas c a ra c ­
terísticas denotaban que eran de hombrets, encontram os una
piedra, p arecid a a un adoquín, que por un lado estab a pin tada
de rojo, gen eralm en te estaban al lado d t la m ano, creem os, que
puede h ab er sido un distintivo del clan, pues a algun o s k iló m e­
tros de distancia encontram os una piedra p arecid a, pero p in tada
por un lado de rojo y por el otro de am arillo .
L a m an era de sep u ltar los m uertos, p arece que era con las
piernas encogidas, no se encontraron restos d e tejid o s y sólo un
punzón de m adera.

L a S ire n a , Febrero de 1936.


L. F. Cornely.

E n c o n tr a m o s t a m b ié n u n c i n c e l d e c o b r e , c o m o los u s a d o s m ás al
S u r y un c u c h illo de co b r e con el m a n g o p a r a d o , e n e l m ed io
Lám. II

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