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LA CRISIS DE JUSTICIA EN COLOMBIA

Para nadie es un secreto que la justicia en Colombia afronta dificultades,


cuestionamientos y retos de diversa índole. Problemas de carácter estructural e
histórico que son recurrentemente señalados y que indican, ante todo, una
percepción y una realidad de un mal funcionamiento de la justicia, de una
insatisfacción amplia, y podría señalarse de creciente, de la ciudadanía frente al
ejercicio de la justicia como herramienta clave para la solución pacífica e
institucionalizada de los conflictos y las diferencias. La justicia Colombiana es
ambigua y paradójica, no es excelente, ni es tan buena. Tiene cosas que
funcionan perfectamente; sin embargo otras que son terribles. La justicia se
encuentra en deuda con las aspiraciones y necesidades de la sociedad. Las
normas constitucionales y legales se han caracterizado por fortalecer relaciones
de exclusión, explotación y discriminación, aunque su transformación se ha
realizado con pretexto de construir nación, orden, progreso y paz.

Pero… ¿Qué tenemos hoy en Colombia? Infortunadamente, tras una historia


respetable y por una cadena de acontecimientos bien conocidos por la opinión
pública, la administración de justicia colombiana ha caído en el desprestigio. ¿Qué
deja ver este panorama? Que, habiendo razón en algunos casos y simple
estrategia en otros, algo está muy mal en lo que respecta al funcionamiento de
nuestra administración de justicia. El conflicto armado interno colombiano es muy
complejo, no sólo por sus características específicas, sino también por los
elementos propios del contexto en el cual se desarrolla. El conflicto colombiano no
se desarrolla entre dos facciones como sucede usualmente, sino que incluye
varios actores: el Estado, los grupos guerrilleros y los grupos paramilitares, en el
país han existido varios grupos guerrilleros subversivos que han confrontado la
autoridad del Estado en el territorio nacional. Los narcotraficantes sostienen
complejas relaciones con los grupos armados, que van desde la financiación de
sus actividades hasta una participación más directa en ellas que en algunos casos
incluso ha implicado que los narcotraficantes se conviertan en líderes visibles de
los grupos armados. Esta intervención del narcotráfico en el conflicto armado ha
contribuido de manera significativa a su perpetuación. La magnitud y dramática
situación de las víctimas en Colombia añaden complejidad. En el conflicto hay
aproximadamente tres millones de víctimas de desplazamiento forzado interno,
que con frecuencia han sido también víctimas de otros crímenes y amenazas, y
que han perdido sus tierras y demás pertenencias. La situación de la población
desplazada constituye una verdadera tragedia humanitaria, ya que las víctimas del
conflicto colombiano tienden a ser uno de los sectores más vulnerables y
marginados de la sociedad, no sólo por los sufrimientos a los que se vieron
sometidas, sino también por la situación socio-económica a la que tales
sufrimientos las han empujado.

En conclusión el reconocimiento de la existencia de una situación crítica,


problemática, en la justicia en Colombia busca, sin duda, la adopción de reformas,
transformaciones que apunten a resolver los principales problemas y que en pocos
aspectos necesita de decisiones prontas y correctivos urgentes. Finalmente, la
necesidad de cambios y reformas a la justicia en Colombia sigue siendo muy
compleja, pero a su vez muy necesaria.

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