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La Pobreza Urbana y Las Condiciones de Vivienda 1 PDF
La Pobreza Urbana y Las Condiciones de Vivienda 1 PDF
1. ANTECEDENTES
De otra parte, y como se desarrolla con mayor profundidad en este documento, la existencia de
una relación entre la precariedad habitacional y la pobreza, constituye una condición de las
sociedades latinoamericanas que amerita un reconocimiento en lo que tiene que ver con su
impacto sobre la calidad de vida de la población y la competitividad de la región.
En términos más específicos, en América Latina se requiere con urgencia formular políticas
sectoriales que sean compatibles con las necesidades habitacionales de la población, sus
expectativas y sus condiciones socioeconómicas, en un contexto en el cual el Estado
1
Director Ejecutivo CENAC, Cra. 10 No. 19-65 Of. 804 – Bogotá D.C., Colombia, www.cenac.org.co, (57) 1 –
3423508, e-mail: cenac@cenac.org.co
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complemente la capacidad de pago de los hogares con ingresos insuficientes y promueva el
desarrollo de los mercados que presentan fallas críticas como el suelo urbano y la financiación
hipotecaria.
La acumulación de capital humano está relacionada con los activos de las personas y del hogar.
Dentro de este marco, la vivienda es un activo estratégico en la lucha contra la pobreza.
Actualmente las ciudades en América Latina registran, frente a sus respectivos países:
Pero las ciudades también presentan mayor desigualdad y segregación social, contienen un stock
habitacional deficiente en términos de calidad y dimensión y se evidencia la tendencia a la
concentración de una proporción creciente de hogares pobres.
2
Respecto del urbanismo es importante considerar los programas de mejoramiento integral de
barrios, como parte de las acciones requeridas para mejorar la calidad de los atributos del
entorno. Igualmente, trabajar con programas de seguridad en la tenencia y habitabilidad del stock.
Las reflexiones consignadas en este documento apuntan a constituir un aporte que contribuya al
proceso de sensibilización de los tomadores de decisiones en materia de política pública social y
habitacional sobre las profundas implicaciones que se derivan de la relación entre la pobreza y la
calidad habitacional de los hogares, de manera que se entienda que la lucha por la vivienda
adecuada es también la lucha contra la pobreza en América Latina.
Es necesario destacar que para el desarrollo de este trabajo se partió del valioso aporte contenido
en el documento elaborado para UN HÁBITAT por Brendan McBride, sobre el cual se hacen
varias referencias (McBride, 2009). De otra parte, además de la información regional, en el texto
se incluyen reflexiones inferidas de condiciones ilustrativas pertinentes a Colombia, dado que el
autor, en estos casos específicos, no contó con información disponible para otros países.
Básicamente se trata de análisis que relacionan las condiciones habitacionales de los hogares con
la pobreza, los cuales se realizaron en el marco de trabajos para la Misión para el Diseño de una
Estrategia para la Reducción de la Pobreza y la Desigualdad, MERPD, y la Comisión de
Seguimiento a la Política Pública sobre Desplazamiento Forzado en Colombia, entre otros. Sería
muy interesante para la región que esta información también se compile y se genere en otros
países, dado que las fuentes de información corresponden a las encuestas de calidad de vida, de
hogares o de ingresos y gastos.
De otra parte, el análisis se concentra en variables nacionales, escalas urbanas y, en una medida
menor a la deseada en ciudades, dada la baja disponibilidad de información consolidada
pertinente a este nivel territorial, situación que en la región también es extrema respecto de los
países y ciudades del Caribe.
Para finalizar, es pertinente plantear que la importancia de capitalizar los procesos de producción
regional de información también incluye la incorporación de las fuentes institucionales que están
produciendo información sobre aspectos centrales de la percepción ciudadana, relacionada con
las políticas locales, las cuales comprenden ahora un grupo de ciudades latinoamericanas.
3
2. MARCO MACROECONÓMICO Y SECTORIAL2
El análisis de la pobreza urbana y las condiciones de vivienda debe tener como referente principal
la política macroeconómica y su relación con la ciudad. A este respecto, aunque la lucha contra la
pobreza y la exclusión urbana constituyen factores a considerar en la definición de propuestas de
política de vivienda y hábitat, también debe considerarse que los logros en este campo son un
resultado indirecto del desempeño macroeconómico.
Las concepciones económicas que consideran a la construcción como sector líder mantienen
actualmente una importancia intermedia en América Latina, lo cual es determinante en la
asignación de recursos públicos a la política habitacional. Aunque esta interpretación de la
función de los sectores en los planes nacionales de desarrollo económico de los países se
relativizó a partir de los 80s, es interesante anotar que durante los dos últimos años se retomaron
medidas de política económica anti recesivas que enfatizaron en la inversión en el sector,
especialmente en programas dirigidos a incentivar la producción de vivienda y la construcción de
obras de infraestructura, en general para América Latina.
Durante el período 1997 – 2008 se observa un comportamiento muy inestable del sector, al
registrarse tanto variaciones negativas como tasas de crecimiento destacadas, en la mayoría de
países. Como se ilustra en la Tabla 1, los países que han reportado altas tasas de crecimiento
durante los últimos años son principalmente Perú, Costa Rica y Panamá.
Tabla 1
Tasa anual de crecimiento del sector de la construcción en los países de América Latina (%)
1997 – 2008*
País 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008*
Argentina 16.6 8.7 -7.9 -9.3 -11.6 -33.4 34.4 29.4 20.4 17.9 9.9 3.7
Bolivia 4.9 35.8 -16.8 -4.2 -7.0 16.2 -23.7 2.2 6.4 8.2 14.3 9.2
Brasil 8.5 1.1 -2.9 2.0 -2.1 -2.2 -3.3 6.6 1.8 4.7 5.0 3.2
Chile 6.3 1.9 -9.9 -0.7 4.1 2.5 4.3 3.2 10.1 4.0 5.4 9.7
Colombia 2.2 -7.2 -27.0 -3.9 1.6 3.2 14.7 13.4 12.8 13.5 11.5 2.8
Ecuador 2.7 -0.2 -24.9 18.3 19.7 20.0 -0.7 4.0 7.3 3.8 0.1 13.8
Paraguay -2.5 -0.7 -5.8 -7.8 -1.4 -8.9 14.4 2.1 4.5 -3.5 7.2 10.5
Perú 14.9 0.6 -10.5 -6.5 -6.5 7.7 4.5 4.7 8.4 14.8 16.6 16.5
Uruguay 2.4 9.8 8.9 -11.1 -8.7 -22.0 -7.1 7.5 4.2 14.0 5.5 9.0
Venezuela 17.2 1.4 -17.4 4.0 13.5 -8.4 -39.5 25.1 20.0 30.6 17.7 4.2
Costa Rica 6.1 17.4 -1.6 4.4 14.4 -1.5 4.8 6.3 -0.2 18.2 21.6 10.4
Cuba 3.0 -2.6 7.5 8.4 -5.3 -2.4 4.4 10.0 18.9 37.7 -8.6 3.3
El Salvador 6.2 8.5 -1.8 -3.4 9.6 6.7 3.2 -9.8 3.4 5.5 1.2 -6.0
Guatemala 10.0 9.3 7.8 -18.3 12.2 15.4 -3.7 -8.9 4.5 13.1 8.8 -3.6
Honduras -3.0 5.3 10.5 1.5 -7.8 -11.5 3.8 1.2 -2.3 9.4 9.7 6.3
México 9.3 4.2 5.0 4.2 -5.7 2.1 3.3 5.3 2.5 7.9 4.4 -0.6
Nicaragua -8.6 -1.4 36.4 -1.0 2.1 -13.3 2.7 12.1 7.3 -3.2 -2.6 -2.8
Panamá 6.7 11.9 36.0 1.3 -21.8 -7.1 32.5 13.9 1.0 18.4 20.3 30.0
Rep. Dominicana 3.5 16.7 12.9 -4.0 -3.9 4.6 -17.1 -2.3 9.2 24.6 3.2 -0.4
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL. Cepalstat – Badecon. * Datos preliminares
2
Este punto se relaciona principalmente con el sector de la construcción, dado que el análisis de los agregados
macroeconómicos, se trata en el capítulo “Importancia económica de las ciudades”, el cual se ocupa de manera más
profunda del tema.
4
La participación del sector de la construcción en el PIB en América Latina registra dos grupos de
países según el nivel de importancia o contribución dentro de la economía de cada nación. En
este sentido, los países en los cuales el sector ha representado más del 5% del PIB a partir de
2001 son: Chile, Ecuador, Perú, Uruguay, Venezuela, Cuba, México y Nicaragua. En el resto, el
sector ha reportado una participación generalmente inferior al 5% durante estos años. Tabla 2.
Tabla 2
Participación del sector de la construcción en el PIB en los países de América Latina (%)
1997 – 2008*
País 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008*
Argentina 5.1 5.4 5.1 4.7 4.3 3.2 4.0 4.7 5.2 5.7 5.7 5.6
Bolivia 3.0 3.9 3.2 3.0 2.8 3.1 2.3 2.3 2.3 2.4 2.6 2.7
Brasil 5.0 5.0 4.9 4.8 4.6 4.4 4.2 4.2 4.2 4.2 4.2 4.1
Chile 7.3 7.2 6.6 6.2 6.3 6.3 6.3 6.2 6.4 6.4 6.4 6.8
Colombia 5.7 5.2 4.0 3.7 3.7 3.7 4.1 4.4 4.7 5.0 5.2 5.2
Ecuador 7.8 7.7 6.1 7.1 8.0 9.3 8.9 8.5 8.7 8.6 8.4 9.0
Paraguay 5.1 5.0 4.8 4.6 4.4 4.0 4.4 4.4 4.4 4.1 4.1 4.3
Perú 6.6 6.6 5.9 5.3 5.0 5.1 5.1 5.1 5.2 5.5 5.9 6.3
Uruguay 7.7 8.1 9.1 8.2 7.8 6.8 6.2 6.0 5.8 6.2 6.1 6.1
Venezuela 8.7 8.8 7.7 7.7 8.5 8.5 5.6 5.9 6.4 7.6 8.3 8.2
Costa Rica 3.6 3.9 3.6 3.7 4.2 4.0 3.9 4.0 3.8 4.1 4.6 5.0
Cuba 5.7 5.6 5.6 5.8 5.3 5.1 5.1 5.3 5.7 7.0 6.0 5.9
El Salvador 4.6 4.9 4.6 4.4 4.7 4.9 4.9 4.4 4.4 4.4 4.3 3.9
Guatemala 4.2 4.4 4.6 3.6 3.9 4.4 4.1 3.6 3.7 3.9 4.0 3.7
Honduras 5.3 5.4 6.1 5.9 5.3 4.5 4.5 4.2 3.9 4.0 4.1 4.2
México 6.3 6.3 6.3 6.2 5.8 5.9 6.0 6.1 6.1 6.2 6.3 6.2
Nicaragua 5.4 5.1 6.5 6.2 6.1 5.3 5.3 5.6 5.8 5.4 5.1 4.8
Panamá 3.7 3.8 5.0 4.9 3.8 3.5 4.4 4.7 4.4 4.8 5.2 6.2
Rep. Dominicana 5.9 6.4 6.8 6.2 5.8 5.8 4.8 4.6 4.6 5.2 4.9 4.7
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL. Cepalstat – Badecon. * Datos preliminares.
Unos rasgos comunes del panorama general de América Latina a nivel macroeconómico y
sectorial son los siguientes:
• Ingreso per cápita bajo, comparado con las economías emergentes más dinámicas y los países
desarrollados. En el mismo marco comparativo, desempeño irregular del producto interno y,
con pocas excepciones, bajas tasas anuales de crecimiento
• Baja participación del producto interno del sector de la construcción en la economía nacional
y volatilidad en su comportamiento histórico. Una participación predominante del subsector
de edificaciones urbanas en la composición del producto sectorial, frente a la construcción de
infraestructura, la cual tiene la potencialidad de aportar una mayor participación
• Pérdida del reconocimiento de la construcción como sector líder de la economía.
Relativización de la importancia de la construcción de vivienda a nivel de la política
económica (generación de empleo), y la política social (mejoramiento de la calidad de vida)
• Consecuentemente, el gasto público en vivienda social no es considerado con la misma
importancia y prioridad del asignado a los sectores educación, salud y seguridad social
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3. CONDICIONES HABITACIONALES
Para presentar este tema, es pertinente llamar la atención acerca de algunos aspectos que no son
tratados directamente o con profundidad en el texto siguiente, dado que no están relacionados con
información cuantitativa disponible. Aquí es evidente, entonces, el problema de la producción y
el libre acceso a la información de interés de la región y la limitación que surge por la ausencia
crítica de instancias de validación de la misma, lo cual resalta la urgencia de avanzar en superar
los problemas del mal procesamiento de las estadísticas, los cuales afectan la validez y el alcance
de los análisis.
En primer lugar y como recurso precursor de los procesos habitacionales, las limitaciones que se
introducen a la política sectorial vía las fallas del mercado del suelo urbano, las cuales inciden
sobre el precio de la vivienda y la accesibilidad económica de los hogares, el tamaño y diversidad
de la oferta de vivienda social, etc. Otro tema pendiente es el relativo al stock vacante tanto de
vivienda como de otro tipo de edificaciones, el cual ofrece la potencialidad de renovación y
reconversión, aportando directamente al aumento de la oferta total de vivienda.
Finalmente, las ciudades de la región ofrecen una rica experiencia de buenas prácticas en materia
de la gestión pública del sector de la vivienda y el hábitat, algunas de las cuales se mencionan en
el texto. El llamado es a concentrar también la atención en estas enseñanzas.
Además de constituir la oferta total de vivienda, el stock habitacional es importante dado que su
calidad determina en buena parte el nivel de las condiciones habitacionales de la población y de
su calidad de vida. Respecto de su dimensión, el stock habitacional incide de manera significativa
sobre los precios de los servicios habitacionales (vivienda nueva, arrendamiento, etc.), variable
esta que es definitiva en el proceso de atención de las necesidades habitacionales de los hogares.
6
En América Latina el tamaño del stock habitacional está rezagado respecto del tamaño de la
población y el flujo de nuevas viviendas no tiene la dinámica requerida para superar esta
situación. En la Tabla 3 se presenta el stock habitacional por país.
Tabla 3
Stock de vivienda en América Latina
Viviendas Viviendas
País Año País Año
Ocupadas ocupadas
Antigua y Barbuda 2001 20.464 Haití 2003 153.208
Antillas Neerlandesas 2001 60.031 Honduras c/ 2001 1.211.307
Argentina b/ c/ 2001 10.073.625 Islas Vírgenes Británicas 1980 3.382
Barbados f/ 1980 67.387 Jamaica 1982 517.768
Belice f/ 2000 51.398 México 2000 21.732.079
Bolivia 2001 1.977.665 Nicaragua 2005 979.458
Brasil 2000 45.023.428 Panamá 2000 681.928
Chile 2002 3.899.448 Paraguay 2002 1.098.005
Colombia c/ g/ 2005 10.570.899 Perú 2007 6.400.131
Costa Rica 2000 935.289 República Dominicana 2002 2.193.848
Dominica 1980 17.343 Santa Lucía 2001 46.817
Ecuador 2001 2.879.935 Trinidad y Tobago f/ 2000 303.871
El Salvador f/ h/ 1992 1.236.937 Uruguay c/ 1996 970.037
Granada 1980 21.297 Venezuela 2001 5.261.202
Guatemala c/ 1994 1.591.823
a/ Incluye categoría no responde o no sabe; b/ Se excluyen los hogares censados que viven en la calle; c/ Número total
de hogares; d/ Corresponde a la población urbana de 2000 personas y más; e/ Corresponde a la población rural
agrupada de menos de 2000 personas y a la población rural dispersa; f/ Número total de viviendas; g/ Las estimaciones
tienen un error de muestreo que es importante evaluar para utilizar la información. Se recomienda remitirse a los
documentos metodológicos y tablas de frecuencias básica; h/ La suma de propietario, inquilino y otras formas no es
igual al total de viviendas ocupadas porque no se incluye la categoría "No responde".
Fuente: CEPAL. Pobreza y precariedad urbana en América Latina y el Caribe. Situación actual y financiamiento de
políticas y programas. 2009
En los Gráficos 1 y 2 se compara el número de viviendas por cada 1.000 habitantes de los países
de América Latina y de la Unión Europea, UE, con el objeto de ilustrar las diferencias sensibles
que presenta la región en esta proporción.
Tres países de Centro América se localizan dentro de las menores proporciones, serie que es
cerrada por Haití.
7
Gráfico 1
Número de viviendas por cada 1.000 habitantes en América Latina y el Caribe
700
600
500
No. Viviendas
400
299,4
271,1
257,7
247,5
242,9
242,7
237,6
235,4
230,8
229,4
229,3
300
218,0
212,6
197,2
200
100
17,0
0 Jamaica
Uruguay
Haití
Venezuela
Ecuador
Colombia
Paraguay
Brasil
Argentina
Chile
Dominicana
Dominica
Bolivia
Perú
México
Rep.
Gráfico 2
Número de viviendas por cada 1.000 habitantes en la Unión Europea
700
568,3
519,8
600
491,6
488,6
484,3
480,6
464,1
485
445,3
437,5
433,6
432,7
429,3
500
422
389,8
384,3
No. Viviendas
340,8
400 365
300
200
100
0
Suecia
Bulgaria
Eslovaquia
Bélgica
Irlanda
Holanda
Rumania
Portugal
Dinamarca
Alemania
Rep. Checa
Chipre
Lituania
Estonia
Letonia
Hungría
Polonia
España
Fuente: European Mortgage Federation National Experts, National Central Banks, National Statistics Offices,
Eurostat. En: A Review of Europe’s Mortgage and Housing Markets. Hypostat 2006; Cálculos y Elaboración:
CENAC. Datos del año 2007
La experiencia histórica evidencia cómo los hogares y las políticas públicas de vivienda han
privilegiado el acceso a la propiedad como el medio más indicado para atender las necesidades
habitacionales de la población, independientemente de la región del mundo y del estado de
desarrollo de la economía de cada país. De otra parte, mientras la preferencia de los hogares por
la propiedad es, en gran medida, indiferente al estado de la vivienda, nueva o usada, las políticas
sectoriales de vivienda social generalmente enfatizan en los programas de vivienda nueva.
No obstante esta tendencia, las estadísticas que se consignan en este documento evidencian que
no siempre existe una correspondencia directa entre el tamaño de la economía y la proporción de
hogares propietarios de la vivienda en la cual habitan. Es decir, los beneficios del crecimiento
económico no generan per se la atención mayoritaria de las necesidades habitacionales vía la
propiedad de la vivienda. En este sentido, es posible verificar que existen países desarrollados
con una muy alta proporción de arrendatarios, y países pobres con una composición de la
tenencia de vivienda fuertemente concentrada en propietarios (CENAC, 2007; Gilbert, 2003;
Jaramillo, 2002; McBride, 2009; Pérez, 2006; Torres, J.E., 2005; Pérez, Torres, J.E., 2008).
Estas consideraciones son pertinentes cuando se diseñan y formulan las políticas públicas del
sector habitacional. Lo importante es viabilizar el acceso de los hogares a viviendas adecuadas,
mediante la integración de programas de mercado para los grupos sociales con capacidad de pago
autónoma, y programas institucionales de vivienda dirigidos hacia la población con ingresos
insuficientes, con aplicación de subsidios que complementen su capacidad económica. En ambos
casos promoviendo el desarrollo de todos los mercados relacionados con la vivienda, como la
financiación hipotecaria de mercado y alternativa, suelo urbano, producción de unidades
habitacionales, circulación de las unidades del stock, principalmente.
Las necesidades habitacionales de los hogares son complejas y diversas y la forma como la
población resuelve atenderlas comprende, consecuentemente, una gran variedad de soluciones y
servicios de vivienda. En el proceso social de ocupación del territorio y de uso del stock se
combinan de manera sistémica los tipos de vivienda y las formas de tenencia, en un mercado en
el cual se enfrentan las unidades existentes y las viviendas generadas por diversas formas de
producción, del lado de la oferta, con la demanda de los hogares, la cual presenta una compleja
composición cultural y socioeconómica, con motivaciones heterogéneas en lo que tiene que ver
con el interés que determina el gasto en vivienda, es decir si éste se hace con la finalidad de uso,
sustitución, renta, etc.
En este proceso es importante reconocer, entonces, que la mayor parte de las necesidades
habitacionales se atiende con los servicios generados por el stock de vivienda constituido
históricamente y concentrado actualmente en las ciudades.
El arrendamiento es una forma de tenencia que no sólo es atractiva para los hogares que no se
interesan en la propiedad, independientemente de su nivel económico. El stock arrendado genera
rentas que se canalizan principalmente hacia los hogares propietarios de los estratos bajos y
medio bajos de la población y permite una alternativa para aquellos de su mismo nivel
socioeconómico que no tienen posibilidades de acumulación para la cuota inicial de una vivienda
nueva, o los ingresos para responder con suficiencia por un crédito hipotecario. Es una forma de
tenencia que en América Latina ha contribuido a desestimular los desarrollos urbanísticos
9
ilegales, los cuales en la actualidad son protagonizados por hogares que se encuentran
marginados tanto del mercado de compra de vivienda nueva (objeto principal de las políticas),
como del acceso al mercado de arrendamientos.
10
Sobre la composición de la tenencia de vivienda es pertinente comentar que la región presenta un
escenario general de cambio, dado que en los últimos quince años no se han registrado avances
generalizados y significativos en la proporción de propietarios y, como alternativa compensatoria,
otros tipos de tenencia como el arrendamiento y formas asociadas como el usufructo han ganado
participación. Es más, en este período ocho países presentan reducción en la proporción de
propietarios, tres han mantenido el mismo nivel y cuatro han incrementado el valor de este
indicador, los cuales corresponden a Chile y tres países de Centro América.
Este escenario de estancamiento se predica en tanto existe la paradoja de las políticas nacionales
que se han concentrado en la provisión de unidades de vivienda nueva, privilegiando la propiedad
como principal forma de tenencia. Desde otra mirada, es pertinente mencionar que los hogares
que se encuentran en condición de usufructo son los más afectados por condiciones de
precariedad habitacional y pobreza. (Torres, J.E., 2007)
Tabla 5
Colombia. Evolución del tipo de tenencia
Censo de población Encuestas
Tipo de tenencia 1964 1973 1985 1993 2005 (1) 2007 (2)
Viviendas Hogares Viviendas Hogares Hogares Hogares
Propia 61,3 53,2 67,7 63,5 54,0 49,9
Arriendo 24,4 31,1 23,5 27,7 31,0 33,4
Otro tipo 14,3 12,8 8,8 6,6 15,0 16,4
Sin información 0,0 2,9 0,0 2,1 0,0 0,4
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
(1) La desagregación “Otro tipo” incluye la proporción correspondiente a “sin información
(2) Estimación CENAC
Fuente: DANE – Censos de población y vivienda
11
Respecto del alcantarillado, el Gráfico 3 es claro en mostrar cómo en este campo existen las
mayores deficiencias, considerando que en la mitad de los países de la región, más del 50% de los
hogares están excluidos de la cobertura.
Gráfico 3
Disponibilidad de inodoro conectado a alcantarillado en los países de América Latina. 2007
100
90,6
90 82,5
80 74,5 73,5
70
62,0
60 55,8 55,2
% Hogares
51,2 50,9
50
40,3 39,8 37,7
40 33,0
30 26,4 25,6 23,2
20
9,7
10
0
Honduras
Uruguay
Ecuador
Venezuela
Colombia*
Paraguay
(Urbano, 2006)
Bolivia
Brasil
Chile (2006)
México (2006)
Perú (2005)
El Salvador
Nicaragua
Costa Rica
Guatemala
Rep. Dominicana
(2005)
(2006)
(2006)
Argentina
(2006)
Fuente: CEPAL. Anuario estadístico 2006
* Los datos se refieren al año más cercano al 2005
Para el caso del agua potable se evidencia un avance mayor en la región, aunque la precariedad
en la presencia de este atributo del hábitat y de la vivienda persiste en tres de cada cuatro hogares,
en ocho de los diecisiete países relacionados en el Gráfico 4.
Gráfico 4
Disponibilidad de acueducto por tubería en los países de América Latina. 2007
120
98,5
100 95,2 94,5 92,9 91,3 90,9
87,4
83,1 82,5
76,3 75,5 73,7
80 71,9
64,6 64,6 64,5 64,4
% Hogares
60
40
20
0
Uruguay
Honduras
Venezuela
Ecuador
Nicaragua (2005)
El Salvador
Guatemala
(Urbano, 2006)
Colombia*
Paraguay
Brasil
Chile (2006)
México (2006)
Perú (2005)
Bolivia
Rep. Dominicana
Costa Rica
(2006)
(2006)
Argentina
(2006)
12
Las mayores coberturas de los servicios públicos domiciliarios básicos se registran en energía
eléctrica, con niveles superiores al 95% de la población en diez países. Sin embargo, todavía
persisten porcentajes importantes de no cobertura en el conjunto restante de países (Gráfico 5).
Gráfico 5
Disponibilidad de energía eléctrica en los países de América Latina. 2007
120
99,6 99,5 99,1 99,0 98,5 98,2 97,9 96,8 96,5 96,4
100
88,5
81,8 81,0 80,2
80 73,9 73,9 72,4
% Hogares
60
40
20
0
Uruguay
Honduras
Venezuela
Ecuador
(Urbano, 2005)
Guatemala (2006)
Paraguay
Colombia*
Brasil
Rep. Dominicana
Bolivia
Chile (2006)
México (2006)
Perú (2005)
Costa Rica
Nicaragua
El Salvador
(2005)
(2006)
Argentina
(2005)
Fuente: CEPAL. Anuario estadístico 2006
* Los datos se refieren al año más cercano al 2005
13
Tabla 7
Población con acceso sostenible a mejores fuentes de abastecimiento de agua (%)
Área urbana y rural Área urbana Área rural
País
2006 2006 2006
Argentina 96 98 80
Bolivia 86 96 69
Brasil 91 97 58
Chile 95 98 72
Colombia 93 99 77
Costa Rica 98 99 96
Cuba 91 95 78
Ecuador 95 98 91
El Salvador 84 94 68
Guatemala 96 99 94
Honduras 84 95 74
México 95 98 85
Nicaragua 79 90 63
Panamá 92 96 81
Paraguay 77 94 52
Perú 84 92 63
República Dominicana - 97 91
Uruguay 100 100 100
América Latina y el Caribe 92 97 73
Fuentes: CEPAL-UNICEF
El estudio de las necesidades habitacionales presenta como uno de sus fundamentos básicos la
medición convencional del déficit de vivienda, la cual concierne dos enfoques o metodologías de
dimensionamiento, de tipo cuantitativo y cualitativo. La medición convencional correspondiente
al déficit habitacional en términos cuantitativos, aplicada desde comienzos de los años cincuenta,
indica un dimensionamiento basado en la diferencia resultante entre el número de hogares y de
viviendas bajo el supuesto que para determinado número de hogares, debe existir igual número de
viviendas independientes.
La metodología de cálculo intrínseca a cada una de estas limita el alcance de sus resultados
debido a las siguientes particularidades:
• El déficit de vivienda calculado de manera independiente para cada una de las categorías
(cuantitativa y cualitativa), no ofrece un dimensionamiento global del problema habitacional
que permita identificar la verdadera magnitud de los hogares afectados por carencias de esta
naturaleza. En este sentido:
14
- El déficit cuantitativo es indiferente al estado de las viviendas actuales en términos de su
estructura física
- El déficit cualitativo no considera la habitabilidad, la privacidad, etc., como carencias
habitacionales
• Las dos mediciones consideran como carencias habitacionales atributos concernientes
únicamente al interior de la casa sin tener en cuenta los problemas del entorno que afectan la
calidad de vida de los hogares
De acuerdo con lo anterior, la medición integral de las necesidades habitacionales reúne los
atributos de la casa y el entorno bajo la consideración que las condiciones propias de la
subnormalidad no se restringen al ámbito físico y del interior de la casa, sino que conciernen
igualmente las carencias del entorno. Los aspectos indicados anteriormente además de integrar el
concepto propio de la vivienda (casa y entorno), constituyen elementos fundamentales en la
15
construcción de indicadores sobre la calidad de vida. En este sentido, resulta pertinente resaltar la
importancia que representa el componente vivienda en el ámbito urbano al constituir uno de los
atributos de la ciudad (CENAC, 1993).
• Atributos de la casa
- Estructura
- Espacio
- Servicios Públicos
• Atributos del entorno
- Localización
- Infraestructura de servicios
- Ámbitos de participación y comunicación
- Seguridad y confianza
Esta medición hace referencia a las necesidades hábitat de los ciudadanos, conceptos que
aportan, además de un mayor nivel de integralidad, una dimensión política del diagnóstico
habitacional en los términos implícitos en los derechos económicos, sociales y culturales,
desarrollados en el marco del sistema de Naciones Unidas y reconocidos por los países de la
región. (UN-Hábitat, 2007).
16
3.4.4.Dimensión del déficit cuantitativo de vivienda
No obstante las anteriores reflexiones, en la región sólo existe información sobre estimaciones
del déficit convencional de vivienda, especialmente el cuantitativo. Contrastando la población de
hogares en América Latina a partir de la última estimación registrada a la fecha, se tiene que los
países que necesitan agregar la mayor cantidad de unidades habitacionales a su stock de vivienda,
con respecto a su población, son: Honduras, Nicaragua, Bolivia, El Salvador y República
Dominicana. El porcentaje que representa el déficit cuantitativo de vivienda sobre el total de
hogares latinoamericanos según país, se expone en la Tabla 8.
Tabla 8
Déficit cuantitativo de vivienda en algunos países de América Latina como
porcentaje del total de hogares
Déficit
País Hogares Año
No. %
Argentina 3,000,000 29.8 10,073,625 2001
Chile 450,000 11.3 4,000,000 2005
Colombia 1,307,757 12.4 10,570,899 2005
Venezuela 1,600,000 30.4 5,261,202 2001
Costa Rica 189,261 17.9 1,055,075 2004
El Salvador 545,000 33.5 1,626,036 2004
Guatemala 410,097 18.6 2,200,608 2002
Honduras 700,000 57.8 1,211,307 2001
México 4,290,665 17.3 24,803,625 2005
Bolivia** 855,000 34.8 2,457,000 2007
Brasil** 6,656,526 11.4 58,377,273 2007
Nicaragua** 550,000 50.4 1,091,400 2005
Paraguay** 400,000 26.8 1,492,683 2007
Perú** 1,010,878 16.7 6,050,227 2003
República Dominicana** 800,000 30.4 2,634,865 2007
Fuente: Cálculos a partir de datos CEPAL
* Fecha datos déficit: 2002 (Guatemala), 2004 (Costa Rica, El Salvador), 2005 (Chile,
Colombia, México). Datos hogares: 2001 (Argentina, Venezuela, Honduras), 2004 (El
Salvador), 2005 (Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México)
**El número de hogares corresponde a una estimación basada en la población total y el
tamaño promedio de los hogares
En Chile actualmente se aplica una estimación nueva del déficit habitacional que considera
aspectos relacionados con el potencial de recuperación de las viviendas y la necesidad de
sustitución, situaciones referenciales que definen un intervalo que comprende otras categorías del
déficit (McBride, 2009).
3.4.5.Otros indicadores
El seguimiento a los Objetivos del Milenio, ODM, aporta información a nivel de los países de
América Latina en materia de la calidad del hábitat, como es el caso de los asentamientos
precarios. Aunque este capítulo no aborda el tema de los ODM, los cuales serán tratados en otro
aparte del informe SOLACC, el Gráfico 6 compara la región con otras, observándose una mejor
posición relativa de América Latina.
17
Gráfico 6
Proporción de hogares en asentamientos precarios 2003
0,80 0,72
0,70
0,58
0,60
0,50
0,40
%
0,32
0,30
0,20
0,10
0,00
África Asia M eridional America Latina y el
Caribe
Otro indicador se relaciona con uno de los atributos más importantes del entorno, como lo es el
espacio público. En este caso, se compara el espacio público por habitante en dos ciudades de
países desarrollados, Singapur, dos capitales latinoamericanas y varias ciudades mayores e
intermedias de Colombia. El Gráfico 7 es elocuente en la marcada diferencia en esta proporción
en el caso de Colombia, no obstante los esfuerzos por mejorar la disponibilidad y disfrute de este
atributo.
Gráfico 7
Espacio público por habitante (m2/habitante). 2007
25
22 22
20
20 19
15
m2
10
6
4 4 4 4
5 3 3
2
1 1
0
Barranquilla
Valledupar
Medellin
Bucaramanga
Nueva York
Singapur
Bogotá
Armenia
Neiva
Pereira
Cúcuta
Buenos
Londres
Pasto
Aires
4. EL MERCADO DE VIVIENDA3
3
Los temas tratados sobre los modelos de gestión sectorial tienen como fuente de información la opinión de los
expertos regionales consultados en el marco de una investigación realizada por el CENAC para el Instituto
Colombiano de Productores de Cemento, ICPC (ICPC; CENAC, 2006)
18
actividades económicas de carácter formal y cuentan con condiciones para acceder al mercado de
créditos hipotecarios. No obstante, existen limitaciones pendientes de superar en la capacidad
económica de la demanda, la composición y características de la oferta, el acceso y costo del
crédito, principalmente.
Respecto de la población con menor capacidad económica, especialmente los hogares con
ingresos inferiores a 3 salarios mínimos nacionales y ocupaciones laborales informales e
inestables, las actuales políticas sectoriales no han reportado en la región resultados significativos
en la atención de sus necesidades habitacionales. Esta situación es atribuible en alta proporción a
la existencia de fallas en tres de los mercados que son estratégicos para el proceso de producción
y acceso a la vivienda social (Giraldo; García; Ferrari; Bateman, 2009):
Sin embargo, es pertinente comentar que en algunos países se han logado avances para
relativizar la incidencia de esta limitación del mercado financiero sobre la política sectorial.
Se pueden mencionar entre otros, los casos de Chile con el sistema de cooperativas abiertas,
Colombia con la Banca de Oportunidades y la Banca Capital de Bogotá, Brasil, con el
programa habitacional actual, etc. Brendan McBride, en su trabajo citado, presenta la
situación particular de financiación y microfinanciación para varios países (McBride, 2009).
Aún existiendo una oferta de vivienda aceptada por los hogares y una capacidad de pago
adecuada, en los niveles de bajos ingresos es difícil que estos gestionen completamente sus
ahorros y los integren con los subsidios y el crédito en la proporción y con la oportunidad
requerida para cerrar la operación de compra de una solución de vivienda social. Además, esta
situación se agudiza porque en América Latina se eliminaron los apoyos institucionales a los
19
procesos de organización de la demanda, sin los cuales es poco probable que la demanda de
vivienda de los hogares pobres se materialice.
El rezago del tamaño del stock habitacional de América Latina se confirma y adquiere mayor
complejidad en cuanto al alcance de sus implicaciones, si se examina la producción de vivienda
por cada 1.000 habitantes.
En la Tabla 9 se calcula el número de viviendas que se construyen por cada mil habitantes en
algunos países de América Latina, a partir de los datos de las unidades habitacionales aprobadas
para construcción en el 2005 y la población del mismo año. Como se observa, este indicador es
muy bajo en la región si se tiene en cuenta que la media internacional es de 6.5 viviendas por
cada mil habitantes y de 7 para países industrializados (DNP, 2005). Es pertinente reiterar que el
stock constituye la oferta total de vivienda, cuya dimensión y crecimiento determina, a su vez, el
precio de los servicios habitacionales.
Tabla 9
Número de viviendas en construcción por cada 1.000 habitantes en algunos países de América Latina
Unidades de Población (miles de No. de viviendas por
País
vivienda habitantes) cada 1.000 habitantes
Colombia* 28.278 41.242 0,69
Costa Rica 26.565 4.325 6,14
Guatemala 10.000 12.700 0,79
México 555.555 103.263 5,37
Honduras 7.975 7.197 1,11
*
Datos a 2005
Fuente: CENAC – Consulta a expertos
Tabla 10
Producción de vivienda por cada 1.000 habitantes
Bogotá Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Pereira, Armenia,
Año Cali, A.U.
D.C. A.M. A.U. A.M. A.U. A.U.
2005 4,84 4,55 3,35 2,99 3,76 5,32 2,69
2006 5,42 5,81 4,11 2,21 4,86 10,37 2,25
2007 5,19 4,54 5,18 2,69 3,78 5,98 3,03
2008 6,59 4,78 3,39 2,28 8,75 5,35 3,63
A.U.: Área urbana - A.M.: Área metropolitana
Fuente: DANE. Censo de edificaciones – Cálculos: CENAC
Sin embargo, tomando nuevamente a Colombia como caso ilustrativo, la anterior situación no ha
sido gratuita y los efectos se han sentido, entre otros, en el proceso de generación del stock de
20
vivienda. Como lo presenta el Gráfico 8, todavía no se ha logrado invertir la naturaleza del flujo
de incorporación de unidades habitacionales al stock, en lo que tiene que ver con sus formas de
producción. Durante el último período intercensal (1993-2005), la producción informal duplicó la
producción de origen legal, de forma que el 64.9% de las unidades de vivienda se construyó
mediante diversas formas de producción social. A su vez, esta participación es superior, según
estimación del CENAC, a la del período intercensal precedente (1985-1993). Reconociendo la
importancia de este aporte al stock, se debe resaltar que este tipo de viviendas generalmente
contiene problemas de calidad estructural, habitabilidad, etc. Para el caso de México la
producción social se estimó en 62,9%, sobre el total de unidades producidas, en el año 2003.
(Torres, R. 2003)
Gráfico 8
Producción de la oferta de vivienda según origen
Esta situación del mercado habitacional es la consecuencia principal de las fallas que
históricamente se han presentado en el nivel de operación de los mercados habitacionales y en la
política pública sectorial, las cuales han determinado un nivel importante de desatención de las
necesidades habitacionales de los hogares, especialmente los de ingresos medios y bajos. Una de
las consecuencias se materializa en la formación de estímulos para la autogestión de las
soluciones de vivienda. La falta de correspondencia entre el tamaño de la población en Colombia
y las dimensiones del stock y del flujo de producción de vivienda formal es uno de los factores
importantes de la acumulación e incremento del déficit de vivienda.
Con respecto a las variables de la oferta del mercado habitacional es pertinente concluir
reafirmando y planteando los siguientes aspectos:
• Predominio de los procesos de producción social, con incidencia sobre la calidad del stock
• Deficiencias críticas en la operación de los mercados de suelo urbano y financiero
• Rezago en la dimensión del stock habitacional, respecto del tamaño de la población de los
países
• Deficiencias cualitativas del stock de vivienda y significativo déficit cuantitativo acumulado
21
• Insuficiencia en la producción anual de nuevas viviendas de origen formal, comparativamente
frente a la formación anual de nuevos hogares
• Concentración de la producción de vivienda social en los rangos superiores de precios de este
segmento. Falta de diversidad en cuanto a precios y tipos de soluciones en la oferta de
vivienda social
• Predominio en la aplicación de sistemas constructivos tradicionales en el sector formal. Alta
proporción de proyectos habitacionales de pequeña escala
• Volatilidad en las empresas y concentración de la producción de vivienda en personas
naturales y sociedades limitadas constituidas para desarrollar solo un proyecto, en gran parte
de los casos
• Predominio de la producción social de vivienda frente a la producción formal, en la
composición del stock y en el flujo anual de unidades nuevas
Con respecto a la demanda del mercado habitacional, en la región se presentan, entre otras, las
siguientes condiciones:
4
Misma fuente de información que la señalada en la nota de pie de página No. 3: (ICPC; CENAC, 2006)
22
5.1. TIPO PREDOMINANTE DE MODELO DE GESTIÓN ESTATAL SOBRE EL
SECTOR VIVIENDA
Como premisa que se desprende de lo anterior, y de manera consecuente con el carácter holístico
que exige la formulación de lineamientos de política de vivienda, resulta igualmente necesario
trascender el simple diseño de instrumentos que desvíen la atención sobre el análisis y
tratamiento del problema de fondo, cual es la pobreza urbana. De igual forma, el reconocimiento
de los procesos sociales de ocupación del territorio y de manifestaciones del mismo como es el
caso de la producción social de vivienda y hábitat (en su carácter de oferta de espacio
habitacional desarrollado por la población), debe trascender su mirada desde el aporte que genera
en términos de contribución al crecimiento y mejoramiento del stock habitacional, hacia el
potencial que concentra en materia del desarrollo de experiencias de gestión social y
participación política local de importancia.
Considerando la política sectorial, es preciso anotar que los modelos de gestión pública
fundamentados en los subsidios directos a la demanda, dentro de los principios del Estado
facilitador, son los más comunes en la región, mientras que el correspondiente a la gestión directa
por parte del Estado ha dejado de aplicarse en la mayoría de países.
Sin embargo, como ya se anotó antes, las recientes medidas anti recesivas tomadas por gran parte
de los gobiernos de la región retomaron elementos del modelo anterior, especialmente
instrumentos orientados a estimular la producción de vivienda vía subsidios a la tasa de interés,
gestión pública de proyectos habitacionales y de infraestructura, etc.
23
En términos generales, actualmente la política sectorial en los países de la región se caracteriza
por:
• Participación inestable del gasto público en vivienda sobre el gasto público social y total, la
cual no siempre alcanza una participación cercana al 1% del PIB, proporción considerada
como apropiada para obtener resultados importantes sobre la solución del problema
habitacional
• Metas cuantitativas distantes de los requerimientos nacionales de producción habitacional
• Vulnerabilidad originada por la singularidad de la política, al concentrarse en pocos
programas (vivienda nueva), e instrumentos (subsidios directos y crédito hipotecario de
mercado)
Es decir, esta mutación descubrió la enorme diferencia entre las concepciones que plantean la
política de vivienda desde una perspectiva de mercado y las que se apoyan en una concepción de
derechos.
Los resultados de las políticas públicas de vivienda en América Latina están muy asociados al
modelo de gestión sectorial que la mayor parte de los gobiernos aplican desde 1990, el cual se
fundamenta en un sistema de subsidios directos a la demanda de los hogares con ingresos
insuficientes para atender directamente y de manera autónoma sus necesidades habitacionales. Es
necesario consignar primero que este modelo ha demostrado resultados muy destacados en Chile
y Costa Rica, en Colombia, donde ha incidido sobre el desarrollo de algunos de los mercados
habitacionales, existiendo otros países donde presenta potencialidades. Sin embargo, en la
actualidad en buena parte de los programas nacionales de vivienda social se presentan unas
condiciones complejas en lo que tiene que ver con la capacidad de respuesta de la población
objeto y el desempeño de los mercados que participan en la formación de la oferta de soluciones
habitacionales.
Uno de los problemas no resueltos actualmente radica en que los programas e instrumentos de las
políticas nacionales de vivienda, a excepción de Chile, prácticamente no han operado para la
24
población de menores ingresos. De otra parte, los hogares pobres que acceden a la asignación de
los subsidios generalmente desertan en el proceso por la dificultad de encontrar una oferta de
vivienda de precio y características consecuentes con sus expectativas e ingresos, y la
imposibilidad de gestionar los recursos propios y obtener el crédito complementario. Esto ha
generado una población beneficiaria que nunca pudo resolver realmente sus necesidades
habitacionales, en términos de acceder a las soluciones planteadas por la política nacional de
vivienda que, además, sean aceptadas por el hogar.
Las políticas nacionales de vivienda enfrentan una problemática compleja y profunda, dado que
han tenido como resultado visible y motivo de preocupación constante, la muy deficiente
atención de los hogares en condición de pobreza y de los hogares no pobres de bajos ingresos y
de ocupaciones informales de la población objeto.
De la situación descrita, es necesario excluir a Brasil, donde la creación del Ministerio de las
Ciudades y el proceso de los presupuestos participativos aportan elementos novedosos dentro de
los modelos de gestión sectorial.
5.2.2.Singularidad de la política
5.2.3.Recursos insuficientes
Los recursos de las políticas nacionales de vivienda social están distantes de los requeridos, de
acuerdo con la magnitud de las necesidades habitacionales críticas, represadas y marginales,
como las correspondientes al déficit de vivienda, y la formación de nuevos hogares, demanda
para cambio de tenencia, segunda vivienda, etc. Del análisis de la información que se presenta a
continuación se infiere la necesidad de realizar mayores transferencias de recursos para la
implementación de las políticas nacionales de vivienda.
25
5.2.4.Gasto público social en vivienda como porcentaje del PIB
El examen del gasto público en vivienda es importante en el análisis dado que éste constituye un
factor estratégico en la definición de la viabilidad de una alta proporción de los hogares para
atender sus necesidades habitacionales, tanto las extremas y acumuladas, como las que surgen del
crecimiento de la población y de su movilidad en cuanto a tenencia, tipo de vivienda, localización
residencial, etc.
De acuerdo con la información de la Tabla 11, se puede afirmar que, en términos generales, el
gasto público destinado a vivienda en América Latina es muy inestable y, además, bajo para
atender el déficit acumulado, ya que en el mejor de los casos se destina hasta el 3% del PIB,
como se registra en Cuba. Teniendo en cuenta lo anterior, es pertinente comentar que en 2005-
2006 solo diez países de América Latina invirtieron más del 1,5% del PIB en vivienda, de los
cuales tres pertenecen a Suramérica (Argentina, Bolivia, Uruguay, Costa Rica, Cuba, El
Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y República Dominicana).
Tabla 11
Gasto público en vivienda como porcentaje del PIB (Bienios)
País 1990/1991 1995/1996 2000/2001 2005/2006
Argentina (Urbano) 1,7 1,5 1,4 1,6
Bolivia ND 2,6 1,8 2,1
Brasil 1,5 0,7 0,9 1.0
Chile 0,2 0,2 0,3 0,2
Colombia 0,5 1 1,2 0,6
Ecuador (Urbano) 0 0,3 0,4 0,2
Paraguay 0,5 0,6 0,5 0,9
Perú ND ND 0,1 0,1
Uruguay (Urbano) 0,3 0,5 0,5 1,5
Venezuela 1,7 0,9 1,3 1,4
Costa Rica 1,9 1,8 1,6 1,7
Cuba 4,8 5,5 2,6 3.0
El Salvador ND 0,1 2,1 2,2
Guatemala 0,1 1 1,6 2,4
Honduras 0 0 0,2 0,1
México 0,9 1,2 1,3 1,9
Nicaragua 1,2 1,4 1,5 2,8
Panamá 1,1 1,7 1,3 1,1
República Dominicana 1,8 3,1 1,6 2,1
ND: No disponible
Fuente: CEPAL
Los recursos de las políticas nacionales de vivienda social están distantes de los requeridos de
acuerdo a la magnitud de las necesidades habitacionales de su población objeto. Aunque no se
han realizado estudios que permitan generalizar a toda la región, existe evidencia acerca de que
los países que han alcanzado resultados importantes respecto de las políticas nacionales de
vivienda son aquellos que han destinado más del 1% anual del PIB a esta categoría del gasto
social.
26
De otra parte, la participación del gasto en vivienda sobre el gasto público total también presenta
una situación heterogénea en la región, evidenciando seguramente las sensibles diferencias que
existen en el tamaño de la economía, las funciones y el tamaño del Estado, la profundidad de la
política social, etc. Esta información se presenta en el Gráfico 9.
Gráfico 9
Participación del gasto público social en vivienda en el gasto público total. Países de América Latina. 2006
4,0
3,4
3,5
3,0 2,9
2,6 2,6
2,5
2,0
2,0 1,8
%
0,0
Uruguay
Cuba
Venezuela
El Salvador
Ecuador
Guatemala
Colombia
Paraguay
Brasil
Rep. Dominicana
Argentina
Chile
Bolivia (2005)
México (2005)
Nicaragua
Costa Rica
(2005)
Panamá
(2004)
(2005)
(2005)
Una forma alternativa de medir la dimensión del gasto en vivienda de un país es recurriendo al
gasto per cápita, sobre el cual la Tabla 12 presenta información pertinente a los países de la
región.
Tabla 12
Gasto público social en vivienda por habitante
País Miles de US$ de 2000
Argentina-2003 76
Bolivia-2003 2
Brasil- 2004 7
Chile 2003 10
Colombia-2001 18
Ecuador 2004 2
Paraguay 2004 8
Perú -2001 3
Uruguay 2003 18
Venezuela 2004 27
Costa Rica-2004 80
Cuba-2004 78
El Salvador-2004 19
Guatemala-2004 28
Honduras-2004 17
México-2004 77
Nicaragua-2004 17
Panamá-2004 51
República Dominicana 2003 42
Fuente: CEPAL: Base de datos sobre gasto social
27
Haciendo la aclaración de que los datos remiten a diferentes años de referencia, se observa que
los mayores gastos por habitante corresponden en su orden a Costa Rica, Cuba, México,
Argentina, Panamá y República Dominicana, en un rango que va desde US$80.000 hasta
US$42.000. En el otro extremo, los menores gastos per cápita están muy distantes de los
anteriores, entre dos y tres mil dólares, correspondiendo en este caso a Bolivia, Ecuador y Perú.
En el medio se localizan la mayor parte de países, con gastos comprendidos entre siete mil y
US$28.000. Nuevamente, esta composición evidencia la notable diferencia que existe en los
países de la región respecto de la importancia que se asigna al sector habitacional y a la política
de vivienda y hábitat en los planes de desarrollo económico y en los programas de lucha contra la
pobreza. Esto es consecuencia, además de la restricción presupuestal, de las diferentes
concepciones que se aplican para promover el crecimiento de la economía.
Es necesario aclarar que en este caso también existen diferentes metodologías para definir el
gasto público sectorial, especialmente en la cobertura territorial y los tipos de gasto que se
imputan. En algunos casos, los datos corresponden al nivel central, en otros comprende el
anterior y el gasto público local. Se contabiliza el gasto en subsidios para adquisición de vivienda
solamente, y en otros se agregan el gasto en programas de subsidios a la tasa de interés,
titulación, arrendamientos temporales, etc. Esto destaca, nuevamente, la importancia de trabajar
las estadísticas de la región para superar estas limitaciones que afectan la validez y el alcance de
la información disponible.
El desarrollo de este tema al final del documento no es casual, dado que las condiciones de
pobreza y de distribución del ingreso de los hogares de América Latina constituyen un resultado
del conjunto de sus características socioeconómicas, las cuales son determinantes de la forma
28
como se atienden sus necesidades habitacionales, los consecuentes niveles de calidad
habitacional y de vida y de las posibilidades de los hogares de superarlas.
En la parte inicial del documento se mencionó que la lucha de largo plazo contra la pobreza se
concentra en programas sociales que aseguren la acumulación de capital humano, la cual está
relacionada con los activos de las personas y del hogar. Dentro de este marco, la vivienda es un
activo estratégico en la lucha contra la pobreza. Sin embargo, en la relación de los ciudadanos
con el hábitat existen condiciones que contribuyen a la creación de la pobreza y a su
realimentación, algunas de las cuales hacen parte del concepto que las define como trampas de
pobreza.
Una de ellas es la trampa física y geográfica, la cual se manifiesta a través de hechos generados
por las condiciones geográficas de la región en la que reside el hogar; y las oportunidades
laborales, de producción y de habitabilidad que ese territorio le puede ofrecer a esa familia. Otra,
es la trampa ambiental, expresada por degradación ambiental y muy relacionada con
asentamientos de vivienda en zonas de riesgo (López, Núñez, 2007).
Los indicadores que se comentan en este punto advierten con claridad sobre los desequilibrios
regionales y nacionales que existen en los países de América Latina, lo cual evidencia la
presencia de problemas críticos de pobreza y de distribución del ingreso, con los consecuentes
efectos negativos sobre la calidad de vida de la población, las limitaciones en su nivel de
desarrollo humano y las implicaciones sobre la integración económica y la competitividad global
de la región.
Se registra también que en la región existen cuatro grupos de países, según la proporción de
pobreza de su población. Los menos pobres, Chile, Uruguay, Costa Rica, Argentina, con un
máximo de 21%. Luego, Venezuela, Panamá, Brasil y México, hasta 31.7%. Un grupo de cinco
países se localiza entre 42.6% y 47.5% de pobreza. Los más pobres parten de 54%, Bolivia, hasta
68.9%, que corresponde a Honduras.
Aunque no fue posible disponer de información para el mismo año anterior, en la Tabla 13 se
presenta información sobre pobreza e indigencia, desagregada a nivel urbano y rural.
Nuevamente Nicaragua, Honduras y Paraguay presentan las mayores proporciones de pobreza
urbana (55% a 63.8%), a una distancia significativa de Chile, (18.5% en 2003). Es interesante
anotar también que este país también presenta la menor proporción de pobreza rural, con el 20%
de la población. La pobreza rural presenta una mayor incidencia, al punto que mientras solo
29
cuatro países tienen más de un 50% de su población en pobreza en la parte urbana, en la rural esta
proporción se presenta en diez de los dieciocho países.
Gráfico 10
Pobreza e indigencia en América Latina. 2006
80
68,9
70
61,9
60,5
54,8
54,0
60
47,5
46,8
45,6
44,5
44,5
42,6
50
% Hogares
34,1
40
31,6
31,9
31,7
31,2
30,3
29,1
29,0
28,5
30
21,0
21,0
20,2
19,0
18,6
18,1
16,0
16,1
13,7
12,6
20
12,0
8,5
8,5
8,7
7,2
5,3
10
3,2
3,1
0
Honduras (2007)
Nicaragua (2005)
El Salvador (2004)
Ecuador (2007)
Venezuela (2007)
Paraguay (2007)
Guatemala (2006)
Colombia (2005)
(Urbano, 2006)
(Urbano, 2007)
Bolivia (2007)
Perú (2006)
Dominicana (2007)
México (2006)
Brasil (2007)
Chile (2006)
América Latina
Panamá (2007)
Uruguay
(2007)
República
Pobreza* Indigencia**
* Porcentaje de personas cuyo ingreso es inferior al doble del costo de una canasta básica de alimentos. Incluye la
población en situación de indigencia
** Porcentaje de personas cuyo ingreso es inferior al costo de una canasta básica de alimentos
Fuente: CEPAL. Anuario estadístico 2006
Tabla 13
Porcentaje de la población en situación de pobreza e indigencia
Pobreza* Indigencia**
País
Urbano Rural Urbano Rural
Argentina*** 26,0 ND 9,1 ND
Bolivia (2003) 53,8 80,6 20,2 58,8
Brasil 32,8 53,2 8,2 22,1
Chile (2003) 18,5 20,0 4,4 6,2
Colombia 45,4 50,5 18,2 25,6
Ecuador 45,2 54,5 17,1 29,2
Paraguay 55,0 68,1 23,2 44,2
Uruguay*** 18,8 ND 4,1 ND
Costa Rica 20,0 22,7 5,6 9,0
El Salvador (2004) 41,2 56,8 13,8 26,6
Guatemala (2002) 45,3 68,0 18,1 37,6
Honduras (2003) 62,7 84,8 35,1 69,4
México 28,5 47,5 5,8 21,7
Nicaragua (2001) 63,8 76,9 33,2 54,9
Panamá 24,4 47,8 7,7 29,4
República Dominicana 45,4 51,4 22,3 28,8
ND: No disponible
* Porcentaje de personas cuyo ingreso es inferior al doble del costo de una canasta básica de
alimentos. Incluye la población en situación de indigencia
** Porcentaje de personas cuyo ingreso es inferior al costo de una canasta básica de alimentos.
Fuente: CEPAL. Anuario estadístico 2006
30
Respecto de la indigencia, en el sector urbano se presenta una distribución por países similar a la
comentada para la pobreza, en el sentido de coincidir los mismos con los mayores porcentajes, y
también el correspondiente a la menor proporción de la población en esta condición. La
indigencia rural tiene manifestaciones muy altas en Honduras, Nicaragua, Bolivia y Paraguay, en
un rango que va desde 69.4% hasta 44.2%.
La mejor situación se presenta en Venezuela (0.41), Uruguay (0.45), Costa Rica (0.47) y Perú
(0.48), destacándose que estas dimensiones de la desigualdad se encuentran próximas a la
estimada para Estados Unidos. En este marco, es importante destacar que cuatro países han
logrado reducciones importantes, como es el caso de Brasil y Nicaragua, con 0.5 en los últimos
diez años, y Perú y Venezuela, con 0.7 y 0.9, en el mismo período, respectivamente. Costa Rica
no ha presentado cambios, mientras que en tres países el coeficiente ha aumentado: Guatemala,
Honduras y Colombia, en orden de incremento. (Tabla 14)
Tabla 14
América Latina y el Caribe: Coeficiente de GINI. Total (valores entre 0 y 1)
País Año Coeficiente Año Coeficiente
Argentina 1999 0,54 2006 0,52
Bolivia (Estado Plurinacional de) 1999 0,59 2007 0,57
Brasil 1999 0,64 2008 0,59
Chile 1998 0,56 2007 0,52
Colombia 1999 0,57 2005 0,58
Costa Rica 1999 0,47 2008 0,47
Ecuador - - 2008 0,50
El Salvador 1999 0,52 - -
Guatemala 1998 0,56 2006 0,59
Honduras 1999 0,56 2007 0,58
México 1998 0,54 2008 0,52
Nicaragua 1998 0,58 2005 0,53
Panamá - - 2008 0,52
Paraguay 1999 0,57 2008 0,53
Perú 1999 0,55 2008 0,48
República Dominicana - - 2008 0,55
Uruguay - - 2008 0,45
Venezuela (República Bolivariana de) 1999 0,50 2008 0,41
Fuente: CEPAL
A nivel urbano, los menores coeficientes, como lo muestra la Tabla 15, se presentan en Perú con
0.42, Uruguay 0.45, y Costa Rica, Panamá y Paraguay con 0.47. La mayor desigualdad, como
para el total país, coincide en Brasil y Colombia, donde el coeficiente es de 0.59.
31
Tabla 15
América Latina y el Caribe: Coeficiente de GINI. Urbano (Valores entre 0 y 1)
País Año Coeficiente Año Coeficiente
Argentina 1999 0,54 2006 0,51
Bolivia (Estado Plurinacional de) 1999 0,50 2007 0,50
Brasil 1999 0,63 2008 0,59
Chile 1998 0,55 2006 0,52
Colombia 1999 0,56 2005 0,59
Costa Rica 1999 0,45 2008 0,47
Ecuador 1999 0,53 2008 0,48
El Salvador 1999 0,46 - -
Guatemala 1998 0,52 2006 0,55
Honduras 1999 0,52 2007 0,49
México 1998 0,50 2008 0,49
Nicaragua 1998 0,55 2005 0,50
Panamá 1999 0,50 2008 0,47
Paraguay 1999 0,50 2008 0,47
Perú 1999 0,50 2008 0,42
República Dominicana - - 2008 0,55
Uruguay 1999 0,44 2008 0,45
Fuente: CEPAL
En la parte rural de los países de América Latina se presenta una situación bien diferente, dado
que en este caso, las medidas menores del coeficiente de Gini se reportan en Paraguay, Uruguay
y Perú, con 0.28, 0.39 y 0.42, respectivamente, como se aprecia en la Tabla 16. La mayor
desigualdad corresponde a Bolivia (0.6) y Honduras (0.57).
Tabla 16
América Latina y el Caribe: Índice de concentración GINI. Rural (Valores entre 0 y 1)
País Año Coeficiente Año Coeficiente
Bolivia (Estado Plurinacional de) 1999 0,64 2007 0,60
Brasil 1999 0,58 2008 0,53
Chile 1998 0,49 2006 0,51
Colombia 1999 0,53 2005 0,50
Costa Rica 1999 0,46 2008 0,44
Ecuador - - 2008 0,46
El Salvador 1999 0,46 - -
Guatemala 1998 0,51 2006 0,53
Honduras 1999 0,51 2007 0,57
México 1998 0,48 2008 0,49
Nicaragua 1998 0,55 205 0,50
Panamá - - 2008 0,55
Paraguay 1999 0,57 2008 0,28
Perú 1999 0,43 2008 0,42
República Dominicana - - 2008 0,49
Uruguay - - 2008 0,39
Venezuela (República Bolivariana de) - - 2008 0,46
Fuente: CEPAL
En la Tabla 17 se presenta el coeficiente de Gini para las algunas de las principales ciudades de
América Latina, de la cual se puede concluir, a nivel general, que, si bien las grandes ciudades
son menos pobres que su país, también tienden a ser más desiguales.
Sobre las ciudades, es interesante advertir que estas registran un mayor ingreso per cápita que el
correspondiente al total de su país. En segundo lugar, se confirma que a nivel urbano y de las
ciudades mayores, la región también presenta diferencias significativas, al punto que la ciudad
con menor producto por habitante (La Paz), es superada en más de diez veces por la que reporta
el mayor PIB per cápita, en este caso, Brasilia. Once ciudades tienen un producto por habitante
superior a US$10.000 y una de ellas está por encima de US$20.000. Sin embargo, la distancia
respecto de los países desarrollados es enorme, si se considera que en estos casos el PIB por
habitante se concentra en el rango de US$40.00-50.000 (CEPAL). El PIB percápita de Miami es
del orden de US$28.000. La Tabla 18 presenta la información por ciudad para América Latina.
Tabla 18
PIB percápita de las principales ciudades de América Latina y el Caribe
PIB per cápita PIB per cápita
País Área urbana País Área urbana
2008 (Dólares) 2008 (Dólares)
Bolivia La Paz 2.057 Mexico Puebla 7.569
Paraguay Asuncion 2.078 Brasil Rio de Janeiro 8.489
Guatemala Ciudad de Guatemala 3.874 Colombia Bogota 9.106
Honduras Tegucigalpa 4.082 Mexico Guadalajara 9.254
Ecuador Quito 4.261 Colombia Medellín 9.779
El Salvador San Salvador 4.284 Brasil Curitiba 10.458
Peru Lima 4.678 Uruguay Montevideo 10.631
Brasil Campinas 4.687 Mexico Ciudad de Mexico 11.170
Brasil Salvador de Bahía 5.193 Venezuela Caracas 11.405
Brasil Fortaleza 5.372 Panamá Ciudad de Panamá 11.541
Ecuador Guayaquil 6.011 Brasil Porto Alegre 12.174
Colombia Cali 6.555 Argentina Buenos Aires 12.232
Costa Rica San José 6.882 Chile Santiago 12.243
Rep. Dominicana Santo Domingo 7.257 Brasil Sao Paulo 14.214
Brasil Recife 7.321 Mexico Monterrey 15.784
Brasil Belo Horizonte 7.438 Brasil Brasilia 20.708
Fuente: América Economía. Mejores ciudades para hacer negocios 2009
33
6.3. DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO POR DECILES DE INGRESO PER CÁPITA
Otra medida relacionada con la desigualdad es la distribución del ingreso per cápita, la cual está
asociada con la concentración del ingreso. En la Tabla 19 se confirma que este problema en la
región también muestra perfiles críticos, dado que, a excepción de Venezuela, Uruguay, Perú,
Costa Rica y El Salvador, en los demás países el 10% más rico de la población concentra entre el
40% y 50% del ingreso total, presentando Colombia la mayor proporción, con 49.09%. Sin
embargo, para toda la región este porcentaje es, desde todo punto de vista, extremo cuando se
contabiliza el 30% más rico de la población, es decir el ingreso de los deciles 8, 9 y 10.
En el otro extremo, el 10% más pobre de la población (por ingreso per cápita), recibe menos del
1% del ingreso total en Bolivia, Brasil, Colombia, El Salvador, Honduras, Panamá y República
Dominicana.
Tabla 19
Distribución del ingreso de las personas por deciles, según área geográfica 2008
(Porcentaje del ingreso nacional total)
País Decil 1 Decil 2 Decil 3 Decil 4 Decil 5 Decil 6 Decil 7 Decil 8 Decil 9 Decil 10
Bolivia-2007 0.39 1.6 2.62 3.59 4.87 6.6 8.53 11.28 17,00 43.51
Brasil 0.81 1.82 2.65 3.57 4.53 5.85 7.45 9.8 14.84 48.69
Chile- 2006 1.47 2.59 3.42 4.28 5.24 6.43 8.04 10.55 15.5 42.48
Colombia - 2005 0.85 1.97 2.8 3.6 4.5 5.66 7.23 9.66 14.64 49.09
Costa Rica 1.49 2.93 3.92 4.87 5.93 7.42 9.23 11.6 16.2 36.39
Ecuador 1.45 2.47 3.53 4.52 5.64 7.01 8.67 11.26 16.1 39.34
El Salvador- 2004 0.98 2.46 3.63 4.72 5.88 7.31 9.32 12.09 16.94 36.67
Guatemala - 2006 1.02 1.8 2.6 3.56 4.61 5.82 7.61 10.11 15.17 47.71
Honduras- 2007 0.59 1.33 2.17 3.31 4.71 6.43 8.59 11.72 17.41 43.74
México 1.45 2.56 3.47 4.42 5.48 6.75 8.46 10.86 15.3 41.24
Nicaragua 1.19 2.29 3.16 4.17 5.27 6.63 8.32 10.68 15.19 43.11
Panamá 0.89 1.95 3.11 4.22 5.54 7.13 9.14 11.9 16.85 39.28
Paraguay 1.16 2.29 3.28 4.29 5.38 6.79 8.61 11.14 15.7 41.37
Perú 1.43 2.6 3.68 4.82 6.08 7.65 9.58 12.07 16.33 35.76
Rep. Dominicana 0.95 1.98 2.85 3.87 5.04 6.51 8.43 11.3 16.73 42.35
Uruguay 1.83 3.12 4.15 5.19 6.36 7.72 9.51 11.95 16.36 33.81
Venezuela 1.82 3.41 4.55 5.69 6.92 8.31 10.05 12.42 16.39 30.44
Fuente: CEPAL. Anuario estadístico 2006
Una conclusión inmediata de la revisión general de estos indicadores permite confirmar que en la
región existe una condición crítica de inequidad que conforma un escenario complejo para la
efectiva atención de las necesidades y derechos de los ciudadanos, especialmente aquellas que
requieren el concurso del ingreso de los hogares, como es el caso de las necesidades
habitacionales.
34
Tabla 20
América Latina: Consumo total por habitante
US$ a precios US$ a precios
País * País *
constantes de 2000 constantes de 2000
Argentina (G) 7.699 Cuba (P)
3.613
México (G) 5.690 República Dominicana (P) 3.301
Brasil (G) 3.576 El Salvador (P) 2.364
Chile (M) 5.216 Guatemala (P) 1.592
Venezuela (M) 4.962 Honduras (P) 1.320
Colombia (M) 2.409 Ecuador (P) 1.318
Perú (M) 2.289 Paraguay (P) 1.307
Uruguay (P) 6.301 Bolivia (P) 978
Panamá (P) 4.081 Nicaragua (P) 875
Costa Rica (P) 3.765 América Latina 4.022
* (G): Países Grandes; (M): Países Medianos; (P): Países Pequeños
Fuente: CEPAL
“El desarrollo humano sitúa a las personas en el centro del desarrollo. Se trata, en este sentido, de
que las personas desarrollen su potencial, aumenten sus posibilidades y disfruten de la libertad
para vivir la vida que valoran” (PNUD, 2009). Esta medición considera una serie de indicadores
con los cuales se pretende hacer una lectura integral del desarrollo que trascienda el concepto de
crecimiento económico y los indicadores convencionales que relacionan la economía y la
población. Respecto de América Latina, hay que empezar por decir que ningún país clasifica
dentro de la categoría de Desarrollo Humano muy Alto (0.900 a 1.000) y los primeros países se
ubican a partir del puesto 44, en el rango correspondiente a Desarrollo Humano Alto (0.800-0-
900), donde se clasifican siete países del total analizado, como se observa en la Tabla 21. En la
región el mayor índice corresponde a Chile, con 0.878, frente a Noruega, que registra el valor
más alto con 0.971.
La mayor parte de los países se clasifica en la categoría Desarrollo Humano Medio (0.500-0.800),
siendo Nicaragua el país que registra el menor valor.
Tabla 21
Clasificación según el Índice de Desarrollo Humano, IDH
Clasificación 1980 2000 2005 2007
Desarrollo Humano Alto
44 Chile 0,743 0,845 0,867 0,878
49 Argentina 0,804 0,862 0,869 0,866
50 Uruguay 0,782 0,842 0,852 0,865
51 Cuba 0,838 0,863
53 México 0,739 0,814 0,829 0,854
54 Costa Rica 0,772 0,830 0,846 0,854
58 Venezuela 0,694 0,772 0,791 0,844
60 Panamá 0,737 0,797 0,812 0,840
75 Brasil 0,685 0,789 0,800 0,813
77 Colombia 0,795 0,807
78 Perú 0,712 0,795 0,778 0,806
80 Ecuador 0,777 0,806
Continúa
35
Tabla 21 (Continuación)
Clasificación según el Índice de Desarrollo Humano, IDH
Clasificación 1980 2000 2005 2007
Este tema se desarrolla tomando a Colombia como caso ilustrativo, dado que en la región no se
dispuso de información comparable para este trabajo. Los resultados que se presentan en los
primeros dos numerales, relacionados con la tenencia de vivienda y la pobreza, y la aplicación del
principio de gastos soportables, como atributo del concepto de vivienda adecuada, son tomados
de la investigación Lineamientos para la formulación de la política pública de vivienda para
población desplazada, realizada para la Comisión de Seguimiento a la Política Pública Sobre
Desplazamiento Forzado de Colombia (2009), en la cual participó el autor. El tercer numeral,
donde se trata la relación entre el déficit de vivienda, la tenencia y la probabilidad de pobreza de
los hogares, contiene algunos resultados que hacen parte del informe final de la investigación Las
condiciones habitacionales de los hogares y su relación con la pobreza, realizada por el autor
para la Misión para el Diseño de una Estrategia de Reducción de la Pobreza y la Desigualdad,
MERPD, de Colombia (Torres, 2007).
Esto, sin embargo, no significa que no existan estudios como estos en la región. Más bien,
implica la necesidad de realizar un mayor esfuerzo para localizar y compilar esta información,
dentro del desarrollo de iniciativas que viabilicen la estructuración de sistemas de información,
observatorios urbanos, etc.
La consecuencia social del rezago del tamaño del stock habitacional y del insuficiente flujo de
generación de unidades nuevas de origen formal con niveles apropiados de calidad, sumado a las
36
limitaciones de la capacidad económica de los hogares para atender sus necesidades
habitacionales, se expresa en manifestaciones críticas, entre ellas la relación de las formas de
tenencia y la pobreza. Esta relación reúne, desde la oferta, las fallas del mercado y los vacíos de
la política pública de vivienda, con las restricciones asociadas con los ingresos de los hogares,
desde la demanda.
En esta dirección y tomando a Colombia como ejemplo, la Tabla 22 evidencia cómo los
propietarios que llegaron a esa condición con base en sus propios recursos, al margen de la
política pública, sin asistencia técnica y marginados del circuito comercial del mercado
habitacional, constituyen la mayor proporción de hogares en condición de pobreza en el país,
cuando esta población se clasifica según tipo de tenencia de la vivienda.
Tabla 22
Colombia. Distribución de los hogares según tenencia de vivienda y condición de pobreza. 2007
Tipo de tenencia No pobre Pobre
Total 100 100
Propia 52.5 46.8
En arriendo o subarriendo 35.8 30.7
En usufructo 10.3 18.9
Otra 1.4 3.6
Fuente: DANE. Encuesta de Ingresos y Gastos
Sobre esta situación es pertinente predicar, al menos, las siguientes dos observaciones: El alto
costo de los alquileres es, proporcionalmente respecto del ingreso, más severo en los hogares
pobres, lo cual los induce a buscar soluciones en el espectro de las ofertas de la urbanización
ilegal, donde, vía la “propiedad”, aumentan el riesgo de caer en trampas de pobreza, en las cuales
esta condición se tornará crónica. En segundo lugar, llama la atención que en Estados Unidos
parte de las medidas para enfrentar la crisis económica y proteger a los deudores hipotecarios
tomaron como población objeto a los hogares cuyo gasto en vivienda representa más del 31% de
su ingreso. Esto, existiendo de por medio una distancia enorme en términos de ingreso per cápita.
(Wall Street Journal, febrero de 2009)
Esta problemática composición de la población pobre debe ser una prioridad de atención de la
política pública de vivienda social, confirmando la importancia de asociar los programas de
mejoramiento habitacional y de barrios con los programas de lucha contra la pobreza.
En la Tabla 23 se presenta la estructura del gasto de los hogares colombianos según tipo de
tenencia de la vivienda. Se observa que, para los hogares que están pagando la vivienda (a
bancos, el Fondo nacional de Ahorro, FNA, fondos de empleados, etc.), adquirida en los canales
comerciales del mercado, la proporción de gasto es menor en todas las categorías que la
correspondiente a la media del total de hogares, a excepción de los gastos en vehículo.
Esta situación tiene al menos dos lecturas, en el marco de este trabajo. En primera instancia, una
lectura económica que indica la existencia de un costo de oportunidad alto para los hogares que
invierten en vivienda. La aceptación de una menor proporción de gasto no es viable en una
37
población que sostiene niveles de consumo mínimos, como lo confirma la distribución del
ingreso per cápita, por salarios mínimo legales, y el 46% de la misma en condición de pobreza.
Tabla 23
Composición del gasto de los hogares según tenencia de vivienda. Participación %. Total nacional
Tipo de la tenencia de la vivienda
Componente del
Total Propia Propia Arriendo o
gasto Usufructo Otra
pagada pagando subarriendo
Gasto de vivienda 22,8 23,6 16,2 23,6 24,4 21,1
Alimentos 20,8 20,1 12,2 24,3 22,2 24,7
Gastos financieros 7,2 7,3 9,7 6,6 6,2 4,6
Vestuario 6,5 6,0 4,0 7,5 7,6 9,3
Inversión en vivienda 6,2 5,5 29,3 0,8 2,1 0,5
Electrodomésticos 5,8 5,9 4,5 6,0 6,3 6,6
Servicios públicos 5,7 6,2 3,4 5,6 6,0 5,6
Educación 5,5 5,8 4,7 5,7 4,6 4,4
Cuidado personal 5,4 5,2 3,2 6,2 6,4 6,8
Transporte 3,7 3,8 3,1 3,9 3,5 3,0
Gastos en vehículo 3,7 3,8 4,8 3,0 3,9 3,6
Recreación 3,0 2,8 2,4 3,5 2,9 3,5
Salud 2,6 2,9 1,7 2,3 3,0 5,4
Gastos varios 0,9 0,9 0,6 0,9 1,0 0,7
Alumbrado publico 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,2
Fuente: DANE. Encuesta de Ingresos y Gastos
En segundo lugar, esta situación no corresponde al atributo definido para la vivienda adecuada,
en términos de que la compra de vivienda social no debe implicar el sacrificio de otros gastos
importantes para el hogar. Es decir, es una transgresión de uno de los atributos que la Corte
Constitucional de Colombia ha acogido en desarrollo del concepto de vivienda digna.
Desde otro punto de vista, esta composición evidencia severas limitaciones para la
materialización de la demanda efectiva de los hogares objeto de la política pública sectorial y
amerita una reflexión cuidadosa acerca de la suficiencia del subsidio a la demanda, diseñado para
apalancar la capacidad de pago de los hogares con ingresos inferiores a cuatro salarios mínimos
mensuales legales, actualmente fijados en Colombia en US$261 (enero 30 de 2010).
La información que se ha comentado, también es posible construirla para los países de América
Latina, dado que en todos existe la misma fuente de información utilizada en este caso para
Colombia.
En lo que tiene que ver con la relación del déficit de vivienda con la pobreza, se observa que la
primera condición trasciende la pobreza misma, dado que el 14.1% de los hogares no pobres se
encuentra en situación deficitaria (Tabla 24).
De otra parte, dos de cada tres hogares en condición de déficit habitacional es pobre, situación
que de hecho los margina de la política pública sectorial, la cual se apoya en el mercado y
considera un cierre financiero individual, en el marco del cual los hogares deben obtener crédito
38
y ahorrar para materializar el acceso al subsidio familiar de vivienda, SFV, y el goce efectivo de
las soluciones habitacionales de vivienda social.
Tabla 24
Categorías del déficit habitacional según condición de pobreza. Cabecera 2003
No pobre Pobre
Componente
% %
Hogares 100,0 100,0
Hogares sin carencias 85,9 63,8
Total Déficit (1 + 2) 14,1 36,2
1 Déficit cuantitativo 7,2 16,5
1 Hogares que cohabitan 6,4 11,6
2 Hogares sin acueducto, sin alcantarillado y sin paredes adecuadas 0,2 1,3
3 Hogares sin acueducto, sin alcantarillado y con pisos en tierra 0,0 0,4
4 Hogares sin acueducto, sin alcantarillado, sin paredes adecuadas y con pisos en tierra 0,0 0,0
5 Hogares sin alcantarillado y sin paredes adecuadas 0,5 1,9
6 Hogares sin alcantarillado y con pisos en tierra 0,0 1,2
7 Hogares sin alcantarillado, sin paredes adecuadas y con pisos en tierra 0,0 0,0
2 Déficit cualitativo 6,9 19,8
1 Sin paredes o pisos (estructura) 0,7 1,9
2 Sin servicios (acueducto, alcantarillado, energía - basuras) 5,0 8,6
3 Hacinamiento 1,0 7,3
4 Sin estructura y sin servicios 0,0 0,0
5 Sin estructura y hacinamiento 0,1 0,7
6 Sin servicios y hacinamiento 0,1 1,1
Fuente: Encuesta de Calidad de Vida, ECV - DANE 2003. Cálculos Consultor
Tabla 25
Categorías del déficit habitacional según condición de pobreza. Cabecera 2003
No pobre Pobre Total
Componente
% % %
Hogares 57,1 42,9 100,0
Hogares sin carencias 64,2 35,8 100,0
Total Déficit (1 + 2) 34,1 65,9 100,0
1 Déficit cuantitativo 36,7 63,3 100,0
1 Hogares que cohabitan 42,3 57,7 100,0
2 Hogares sin acueducto, sin alcantarillado y sin paredes adecuadas 14,2 85,8 100,0
3 Hogares sin acueducto, sin alcantarillado y con pisos en tierra 2,7 97,3 100,0
4 Hogares sin acueducto, sin alcantarillado, sin paredes adecuadas y con 0,0 0,0 0,0
pisos en tierra
5 Hogares sin alcantarillado y sin paredes adecuadas 26,6 73,4 100,0
6 Hogares sin alcantarillado y con pisos en tierra 4,8 95,2 100,0
2 Déficit cualitativo 31,7 68,3 100,0
1 Sin paredes o pisos (estructura) 32,9 67,1 100,0
2 Sin servicios (acueducto, alcantarillado, energía - basuras) 43,4 56,6 100,0
3 Hacinamiento 15,6 84,4 100,0
4 Sin estructura y sin servicios 37,9 62,1 100,0
5 Sin estructura y hacinamiento 11,7 88,3 100,0
6 Sin servicios y hacinamiento 11,9 88,1 100,0
Fuente: Encuesta de Calidad de Vida, ECV - DANE 2003. Cálculos Consultor
Finalmente y para cerrar esta sección se examina la relación entre la condición de déficit
habitacional y la probabilidad de pobreza de los hogares en Colombia. En la Tabla 26 se observa
que los hogares afectados por las categorías del déficit cualitativo tienen el doble de probabilidad
de pobreza que los afectados por los tipos que conforman el déficit cuantitativo.
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Tabla 26
Colombia. Probabilidad que un hogar sea pobre según la condición de calidad habitacional
(Déficit de vivienda)
Tipo de déficit de vivienda Total Cabecera Resto
Sin déficit 0 0 0
Con déficit cualitativo 0.3844 0.6300 0.2926
Con déficit cuantitativo 0.1980 0.2041 0.1984
Fuente: Encuesta de calidad de Vida. ECV- DANE 2003. Cálculos Consultor
Este aspecto es importante para considerarlo en los procesos de formulación de la política pública
de vivienda y hábitat a nivel local y nacional, especialmente en la asignación de los recursos del
gasto social, dado que es pertinente inferir que es posible asociar los programas de la política de
vivienda social con los de la lucha contra la pobreza. Sin embargo, no obstante la mayor
probabilidad de pobreza de los hogares con carencias habitacionales cualitativas, los recursos del
subsidio se han direccionado principalmente hacia programas de vivienda nueva, con los cuales
se atiende el déficit cuantitativo y la formación anual de nuevos hogares demandantes de
vivienda social.
Con este punto concluye el contenido del documento. Para su desarrollo se realizó un esfuerzo
importante en materia de compilación de información, de la cual sólo una parte se incluye en este
texto. Consecuentemente, el CENAC amplió de manera significativa su base de datos de América
Latina, la cual se encuentra en proceso de organización para ponerla a disposición libre de los
usuarios del Centro en la página www.cenac.org.co, específicamente en el boletín estadístico
correspondiente a América Latina. Este producto constituye un importante valor agregado del
trabajo realizado para UN HÁBITAT-SOLACC, y será objeto de actualización permanente, de
acuerdo con la periodicidad de las series estadísticas.
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