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Semana 1
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donde solamente tiene lugar como herramienta para algún resultado. La memorización no
puede sernos sinónimo de aprendizaje en sentido significativo, pues no nos significa nada
más que algo lejano de la vida, separado y hasta algo que no tiene relación con la
historia/contexto/política, es decir, no forma parte de la cultura social-pública-experiencial.
Hay en esto una razón instrumental, es sentido positivista, para entender esto Pérez Gómez
hace una selección de comportamiento que se ponderan: hay principal importancia en la
obsesión por la eficacia, es decir, que sólo importa conseguir el objetivo, no importa el
cómo, podemos pensar en robar las respuestas de un examen, o de copiar, eso no importa,
interesa alcanzar el objetivo sea de la manera que sea. La concepción ahistórica de la
realidad y el conocimiento, el mundo parece siempre haber sido descubierto o inventado
bajo la misma razón instrumental, no necesitamos interpretarlo ni comprenderlo, sino
medirlo; se presenta como la única realidad y como el pensamiento que rige el todo, es
decir, es dogmático. La reificación de la existencia individual y social, que en pocas
palabras puede significar el hecho de que esa misma razón se hace invisible al ser aceptada
irreflexivamente, al punto de no poder pensar las cosas de otra manera. Estos tres puntos
son principalmente los que componen los problemas del aprendizaje como mecanicismo.
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impactan de forma negativa a este modelo didáctico que dejaremos para la pregunta que
sigue. El modelo propone un saber sustantivo, ya realizado, separado de la experiencia del
alumno (cosa que no se pondera en ninguno de los tres textos), memorístico, un saber
verdadero, receptivo adoctrinador, que nos permite ver la relación con las críticas de la
cultura académica y de la razón instrumental. Pues en el caso de la filosofía, centrase en
solamente estos presupuestos no nos llevará a vivir la filosofía y verla en las diferentes
culturas, sino que la separa aún más.
El modelo pragmático, sí que podría ser útil, o por lo menos ayudar, a los propósitos de la
enculturación. Ya que intenta eliminar el dogmatismo, por un lado, y la vaciedad de
contenidos, por el otro, esto como crítica los ambos modelos anteriores, sin que por ello no
tome lo mejor y más útil de ellos. El modelo pragmático intenta clarificar los significados
con los que nos relacionamos todo el tiempo, sin descuidar su contextualización que le
permite tener un potencial crítico y transformador. Posee un carácter integrador, como ya se
mencionó; además de aquello se integran problemas, actitudes, valores, procedimientos que
lo hacen, no sólo más cercano al alumno y de su cultura experiencial, le permiten estar
cerca de una cultura social, ya a la vez estar en constante intercambio-contraste con la
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generalidad de la cultura público, rompiendo con esquemas cerrados, esotéricos y ‘puristas’
de la cultura escolar y académica. Sin embargo, resulta aún complicado pensar en que aquí
se encuentra una solución, pues aún hay que lidiar con aspectos que no tienen que ver con
el modelo pragmático de forma específica, pues el factor del alumno no se detiene en el
mero esperar el aprendizaje en la mejor disposición, y lo mismo del profesor, así como los
problemas/contextos de ambas partes; debo decir que son problemas de los que todavía no
tengo postura.
Hay una constate crítica que podemos ir siguiendo abiertamente en los textos de Revenga y
Gómez Pérez, pero que puede ser extendida sin mayor problema al texto de Miguel Gómez.
Tomando como punto de comparación a Gómez Pérez, dado que de él tomamos el termino
cultura académica, para contrastar con los otros dos autores. La cultura académica se
encuentra en extremo aislada, ese cumulo de pensamiento que se destila para hacer uso de
él en el mundo académico, aunque suene redundante tiene el sentido en que esa misma
cultura trata de desarrollarse en su mismo ámbito, que tratando de hablar de la vida en su
generalidad, se despeja de ella, se aísla. El saber filosófico dentro del aula, si seguimos a
Revenga, tiene diferentes problemas/críticas que actúan y que provocan esa misma
separación y distorsión de la cultura académica y escolar, con el resto de culturas. Sobre la
filosofía y la dificultad de decir qué es, o si quieras pensar en el intercambio de opiniones
sobre textos que son o nos filosofía, nos encontramos con pensamientos que hacen las cosas
aún más difíciles.
Que no se puede aprender a enseñar, que la actitud del filosofar no es
desarrollable, que el dominio de la una materia es suficiente para enseñar, que la
didáctica es algo perjudicial para la filosofía; en esta parte Revenga está tomando a la
didáctica como mediación de la filosofía, aunque no sea su principal intención es necesario
tener aquí atención. Esto se adhiere a la cultura académica, tampoco podemos negar la
función de mediación de la didáctica. Es parte de ésta cultura, y se ha mantenido al grado
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de ser un problema; son supuestos que se dejan ver y que el mismo Pérez Gómez trata, en
menor grado pues tampoco es su intención, sobre prejuicios que no son contradictorios
incluso con la cultura escolar con los ya mencionados que no podemos separar de la cultura
académica, pues también son parte de la misma vivencia del alumno-profesor, por ejemplo:
el aislamiento docente, la excesiva burocracia, su carácter conservador, de estos tres
puntos ya pueden encontrarse relación con los puntos de Revenga. Aunque en Pérez Gómez
vamos más allá con las señalizaciones de la dirección que toma la cultura: un pragmatismo
que intenta llevar las acciones de la escuela por la influencia del mercado, y derivado de la
misma la excesiva competitividad.
Con respecto a Miguel Gómez, la crítica puede mantenerse a la vista teniendo en
cuenta los objetivos reflexivos del curso, y tampoco resulta algo contradictorio. Si se sigue
teniendo a la vista lo planteado por Revenga con respecto a la didáctica como modo de
pensar la filosofía misma, y no como mero medio, entonces podemos extender al
pensamiento de Tozzi con el cual, la filosofía y la didáctica no pueden seguirse como
“normalmente” se piensa, la filosofía no podría no tener entonces una mediación como
cualquiera de las otras materias o disciplinas. Si bien, podemos entender o manejar la
cultura académica como pensamiento destilado, no podemos, por fuera, separarlo de las
criticas expuestas y acumuladas en una lectura de este tipo. La cultura académica en este
tercer texto, a mi parecer, no difiere de lo ya expuesto, dado que tampoco hay un lugar
exacto que tenga un trato o acercamiento certero o contradictorio con lo expuesto.
¿Cuáles son las condiciones desfavorables en las culturas social y escolar a las
que se enfrenta la enseñanza de la filosofía?
Peréz Gómez indica que dentro del ámbito social uno de los obstáculos a superar es la
propia concepción de las sociedades sobre el mundo y la priorización de ciertas
necesidades, así como los medios para satisfacerlas. La concepción del mundo en la
actualidad tiene su origen en la modernidad, por tanto, la relación entre el humano y el
mundo debe ser de carácter racional y objetivo, además de estar más preocupada por
disciplinas que involucren a la matemática; esto debido a la importancia de la industria.
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Esta forma de concebir el mundo y los diferentes aspectos que lo componen repercute en la
educación y formación de los estudiantes. Entre las enseñanzas que se imparten, a parte del
contenido académico, están ciertos comportamientos como por ejemplo, la
individualización; esta consiste en enseñar al alumno que lo que está aprendiendo le
compete sólo a él y que no necesita de la colaboración con el resto de sus compañeros, la
competencia; este aspecto genera en los estudiantes un sentimiento de rivalidad en el aula
de clase y con ello se perjudica a la convivencia de los alumnos. Otro aspecto que es
importante mencionar es la obsesión por la eficacia, este aspecto descuida la eficacia y la
calidad del aprendizaje del alumnado y sólo tiene en cuenta la reproductividad del
conocimiento como si se tratara de una doctrina. En lo que respecta a la cultura escolar,
Pérez Gómez advierte que hay diferente aspectos que influyen en la enseñanza de la
filosofía, por ejemplo el distanciamiento del docente respecto de los alumnos, el profesor es
asumido por sus discípulos como una persona que tiene en su poder todo el conocimiento
respecto de la materia que están aprendiendo. Lo anterior impide la aportación de nuevas
ideas por parte de los estudiantes, además que cierra el paso a la creatividad y sólo se
acepta una educación puramente convencional que consiste en memorizar lo que el profesor
explica. Otro carácter a mencionar es la burocratización de las escuelas, ésto quiere decir
que las escuelas y los conocimientos impartidos en la escuela son un simulacro mal logrado
de la realidad contextual que rodea a los alumnos, es decir, no hay cuestionamiento real del
contexto de los estudiantes y cuando éstos salen de la institución mucho de lo que
aprendieron no se corresponde con los problemas tienen que enfrentar en mundo El caso de
Miguel Gómez, en lo que respecta a la cultura académica es bastante claro lo que transmite
a través de su texto, Gómez menciona que algunos aspectos a considerar son importantes a
la hora de revisar la efectividad de los métodos de enseñanza. La distribución del tiempo de
las actividades que se imparten en la escuela, el tiempo no siempre es el suficiente para
conseguir el aprendizaje. Plantea también que muchas veces se acepta la concepción
didáctica de que esta consiste en la transmisión del conocimiento de alguien que sabe
(profesor) a alguien que no sabe (estudiantes). No hay una conciencia histórica en la
enseñanza, la tradición de muchas materias es ignorada y sólo es tomado en consideración
aquello que es considerado como logro, es decir, son dejados de lado textos, autores,
investigaciones que no compaginan con el discurso dominante actual.
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¿Qué significa transposición didáctica en sentido estricto y amplio?